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Signo y Pensamiento

versão impressa ISSN 0120-4823

Signo pensam. vol.31 no.61 Bogotá jul./dez. 2012

 

Aproximación a la situación actual del bibliotecario público municipal en Colombia

Approach to the Working Conditions of Public Librarians in Colombian Municipalities

Uma aproximação à situação atual do bibliotecário público municipal na Colômbia

Fanny Yanet Cuesta Olivos *

Carolina Rozo Higuera **

* Especialista en Gestión Tecnológica, de la Pontificia Universidad Javeriana. Actualmente, trabaja con la División de Bibliotecas, sede Bogotá, de la Universidad Nacional de Colombia. Correspondencia: calle 12C No. 71B- 40, Bogotá D. C., Colombia. Correo electrónico: fycuestao@unal.edu.co.

** Magíster en Información y Tecnología, Universidad del Este de Londres, Reino Unido. Profesora de tiempo completo del Departamento de Ciencia de la Información de la Pontificia Universidad Javeriana. Correspondencia: carrera 68A No. 24B-51. Correo electrónico: crozo@javeriana.edu.co.

Recibido: Marzo 29 de 2012 Aceptado: Junio 13 de 2012
Submission Date: March 29th, 2012 Acceptance Date: June 13th, 2012


Resumen

En cada municipio colombiano existe al menos una biblioteca pública que presta servicios a la comunidad. Cada una de ellas es administrada por un bibliotecario, el cual ejerce su profesión en la medida de sus capacidades y posibilidades. El presente artículo pretende mostrar la situación actual de los bibliotecarios públicos municipales en Colombia, a partir de un estudio realizado a lio bibliotecarios escogidos aleatoriamente.

Palabras clave: Bibliotecario municipal en Colombia, perfil del bibliotecario, Plan Nacional de Bibliotecas Públicas (PNBP), Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP), políticas nacionales de bibliotecas públicas en Colombia.

Descriptores: Bibliotecarios — Perfil profesional — Bibliotecas municipales, Colombia.


Abstract

There is at least one public library in each Colombian municipality offering services to the community. The librarians working in such libraries develop their professions according to their skills and resources. The following article shows some features of the working conditions of the Colombian public librarians, based on a survey of iio librarians chosen randomly.

Keywords: Public Librarian in Colombia, Public Librarians' Profile, National Plan for Public Libraries, National Network of Public Libraries, Public Policy on National Public Libraries in Colombia.

Search Tags: Librarians — Professional profile — Municipal libraries, Colombia.


Resumo

Em cada município colombiano há pelo menos uma biblioteca pública servindo a comunidade. Cada uma delas é administrada por um bibliotecário, que exerce a sua profissão na medida das suas capacidades e possibilidades. Este artigo tem como objetivo mostrar a situação atual do bibliotecário público municipal na Colômbia, a partir de um estudo de iio bibliotecários selecionados aleatoriamente.

Palavras-chave: CBibliotecário municipal na Colômbia, perfil do bibliotecário, Plano Nacional de Bibliotecas Públicas (PNBP), Rede Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP), políticas nacionais de bibliotecas públicas na Colômbia.

Search Tags: Bibliotecários — Perfil profissional — Bibliotecas municipais, Colômbia.


Origen del artículo

Este artículo presenta los resultados de la investigación, llevado a cabo por las autoras. El estudio se realizó entre 2010 y 2011, sin registro formal o financiación por parte de sus respectivas instituciones o de otras.


Sigo aquí a pesar de todo pues quiero esta biblioteca y mi comunidad la necesita, y mientras yo siga al pie, no dejaré que se caiga aunque me toque seguir trabajando sin apoyo de la Alcaldía y el Ministerio, y aun así para mí, es la mejor biblioteca del mundo.
(Alfredo José Laguna Chadid, bibliotecario público municipal, San Onofre, Sucre)

Introducción

Actualmente, en Colombia 1.336 bibliotecas (Biblioteca Nacional de Colombia, 2011) componen la Red Nacional de Bibliotecas Públicas (RNBP)1, de carácter municipal, departamental, rural, y otras, las cuales cuentan con infraestructura, presupuesto y materiales que permiten a sus usuarios acceder al conocimiento, la información y la cultura.

A marzo de 2012, el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas, programa del Gobierno nacional coordinado por el Ministerio de Cultura a través de la Biblioteca Nacional de Colombia, ha entregado colecciones a todas las bibliotecas públicas de la RNBP. De estas bibliotecas beneficiadas, 1.036 recibieron una dotación compuesta por libros (entre 2.200 y 2.500 cuidadosamente seleccionados por un comité de expertos), equipos (un televisor, un DVD, una radiograbadora, un computador) y un software para la automatización de bibliotecas, llamado SIABUC. Así mismo, cada coordinador de una biblioteca beneficiada recibió formación básica en gestión bibliotecaria y promoción de la lectura.

No obstante, son varios los obstáculos que la RNBP como beneficiaría del Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas (PNLB) ha venido enfrentando y analizando, con el fin de proponer soluciones a los conflictos a las que se ven abocadas las bibliotecas públicas del país. Uno de los problemas que más se presentan es la inestabilidad laboral de las personas encargadas de las bibliotecas, los bibliotecarios. "El problema son los bibliotecarios: con contratos laborales por tres meses, sin el apoyo de la administración municipal, ni la retribución económica suficiente, estos no pueden hacer mucho, incluso si cuentan con la mejor infraestructura o una excelente colección" (Amanda Millán, 2010, entrevista personal con los autores).

En este marco, y con el propósito de subsanar esta y otras dificultades, en el 2010 se crea la Ley 1379 "por la cual se organiza la red nacional de bibliotecas públicas y se dictan otras disposiciones", que busca forzar a las entidades territoriales a cumplir con los requerimientos mínimos para dar sostenibilidad a las bibliotecas públicas y garantizar la prestación de servicios para toda la comunidad sin distinción alguna.

El recurso humano de las bibliotecas públicas es abordado tanto por el PNLB, por medio del Conpes 3222, como por la Ley 1379 de 2010, la cual menciona en su artículo 16 lo siguiente:

Quienes sean empleados públicos al servicio de las bibliotecas de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas deberán cumplir con las competencias laborales y requisitos para el ejercicio de los empleos, de acuerdo con la categorización establecida para los departamentos, distritos y municipios, de conformidad con la legislación vigente. Dependiendo de la categorización territorial, quien dirija y administre la biblioteca pública deberá acreditar el título profesional, técnico o tecnológico, de formación en bibliotecología, o acreditar experiencia o capacitación en el área, que permitan el desempeño de las funciones relativas a la biblioteca.

Lo anterior indica que el perfil para coordinar una biblioteca pública municipal depende de la categoría que les da el Estado2, donde los municipios que no cuentan con mucho dinero para cubrir sus necesidades pueden contratar a una persona para desempeñar las funciones de la biblioteca, sin que sea profesional o técnico en el área. Para los municipios que estén en un nivel medio, el responsable de la biblioteca deberá contar como mínimo con un nivel técnico o tecnológico en bibliotecología, y los municipios con categoría 1 y 2, que hace referencia a aquellos que cuentan buenos presupuestos, deberán contratar a profesionales (bibliotecólogos) para coordinar las bibliotecas públicas.

De acuerdo con lo anterior, el presente artículo pretende dar a conocer la realidad que viven hoy

en día los bibliotecarios públicos municipales del país, al analizar aspectos como: nivel de estudios, experiencia laboral, motivaciones y reconocimiento por su trabajo, a partir de un estudio realizado a través de encuestas y entrevistas a 110 bibliotecarios, quienes tienen la labor social de prestar servicios de calidad y lograr el principal objetivo del PNLB: hacer de Colombia un país de lectores.

Algunas definiciones para tener en cuenta

Una biblioteca pública es una organización establecida, respaldada y financiada por la comunidad [...] los principales objetivos [...] son facilitar recursos informativos y prestar servicios [...], con el fin de cubrir las necesidades de las personas [...] en materia de instrucción, información y perfeccionamiento personal.
IFLA/UNESCO (2004, pp. 9,10)

El concepto de biblioteca pública que promueve la Biblioteca Nacional de Colombia como ente coordinador de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas es el de bibliotecas vivas, haciendo referencia a la interacción de la comunidad frente a sus servicios. No se trata de que las bibliotecas sean depósitos de libros, revistas o material audiovisual sin sentido, lo que buscan es que impacten positivamente en las comunidades, al ofrecer servicios de información que respondan a sus intereses.

Por ello, desde la RNBP se busca que cada actividad o servicio esté pensado a partir de los requerimientos y expectativas de la comunidad, teniendo en cuenta que es ella la razón de ser de las bibliotecas.

La Ley 1379 de 2010 establece la definición de biblioteca pública estatal haciendo especial énfasis en su carácter local y/o regional, y en su dependencia del Estado. En este marco, al ser esta una definición general, es importante caracterizar los diferentes tipos de bibliotecas estatales existentes en Colombia, así:

  • Biblioteca rural: se encuentran ubicadas en las zonas rurales de los municipios, como veredas, corregimientos e inspecciones. Por lo general, son administradas por la misma comunidad dentro de los salones comunales o colegios. El presupuesto para su funcionamiento debe ser otorgado por la administración municipal. El material que la compone tiene un énfasis en temas propios de la región (como agricultura, ganadería, fauna y flora de la región, entre otros).
  • Biblioteca de resguardos indígenas: son bibliotecas ubicadas dentro de las comunidades indígenas que contienen información de conocimiento general, pero su principal objetivo es recuperar su memoria ancestral.
  • Biblioteca de consejos comunitarios afrocolom-bianos: bibliotecas ubicadas en las comunidades afrocolombianas constituidas legalmente como consejos comunitarios, los cuales buscan preservar las tradiciones históricas y las expresiones artísticas y culturales de la comunidad.
  • Biblioteca departamental: prestan atención a toda la comunidad, al igual que las distritales, pero su razón de ser es preservar el patrimonio bibliográfico y audiovisual de las regiones (departamentos). Una de sus tareas es rescatar la cultura plasmada en documentos (libros, fotos, periódicos, etc.) publicada por la región.
  • Biblioteca distrital: hace referencia a las bibliotecas de las ciudades distritales del país. Sus colecciones no hacen énfasis en comunidades o regiones específicas del país, pero sí se centran en la atención a la población que habita en la ciudad. Se caracterizan por ser administradas por profesionales en ciencia de la información-bibliotecología y ser modelos para otras bibliotecas, por su infraestructura y la calidad de sus colecciones, servicios y actividades culturales.
  • Biblioteca municipal: sus usuarios inmediatos son la población urbana de las cabeceras municipales del país. Su enfoque es el desarrollo local de la población, con el principal objetivo de promocionar la lectura como medio para estimular una autofor-mación con criterio y así ejercer ciudadanía. Dado que estas corresponden al 80% de las bibliotecas públicas que componen la RNBP, este artículo se centra en estudiar las principales características de los bibliotecarios que las administran, con el propósito de dar a conocer su situación actual.

De las bibliotecas municipales en Colombia

Las iniciativas del gobierno nacional por promover la lectura en los colombianos han llevado a generar programas de dotación y creación de bibliotecas. Es así como en 1990, bajo el gobierno del expresidente César Gaviria (1990-1994), se puso en marcha por primera vez un 'Plan Nacional de Lectura', bajo el lema "Es rico leer", el cual pretendía "facilitar el acceso a la población colombiana al libro y la lectura; convertir las bibliotecas públicas en centros de desarrollo cultural de las comunidades y transformar sustancialmente los comportamientos de lectura de los colombianos" (Álvarez & Gómez, 2002, p. 25).

En 1996, Colcultura, en alianza con la Fundación para el Fomento de la Lectura en Colombia (Fundalectura), se unieron para lanzar el programa de 'Colombia crece leyendo'. Posteriormente, y teniendo como parámetro los resultados estadísticos de lectura en los colombianos, la encuesta realizada en el 2000 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) arrojó que el 67,9% de los colombianos leían algo, pero solo el 48,3% de estos lo hacían habitualmente. Elementos que dieron pie para que bajo el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez naciera el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas.

En este marco, las bibliotecas han contado con apoyo y capacitación desde hace más de 30 años, con la creación de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, y desde hace 22 años, con la puesta en marcha de planes de gobierno que han invertido en su desarrollo. Actualmente, se encuentra vigente el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas, programa creado en el 2003 y con el cual se han entregado más de 22 millones de libros a bibliotecas públicas en todo el país.

En el 2010, el Ministerio de Cultura anuncia que todos los municipios en Colombia cuentan como mínimo con una biblioteca pública; este es uno de los logros más importantes del PNLB. Ello significaba que en cada uno de los 1.102 municipios del país se ubicó una biblioteca pública al servicio de la comunidad. Sin embargo, con la llegada de la ola invernal de finales del 2010 y principios del 2011, cuatro3 de ellas fueron devastadas por las aguas; así, quedaron 1.098 bibliotecas públicas municipales, objeto de esta investigación.

Es así como el PNLB (programa creado para fortalecer la RNBP) invierte recursos para dinamizar las bibliotecas, brindando beneficios a manera de estímulos a aquellas que presenten una buena gestión, una buena programación cultural y de promoción de lectura. Aunque este programa es líder, se continúan evidenciando los mismos problemas mencionados en el Conpes

3222 frente a la inestabilidad y calidad del recurso humano:

Uno de los factores que ha afectado en forma más seria la calidad de los servicios de las bibliotecas públicas es la elevada rotación del personal que las atiende, por razones políticas o administrativas. Esto destruye la eficacia de los programas de formación de personal emprendidos por algunas instancias y hace imposible que los encargados tengan el conocimiento indispensable y detallado de las colecciones que tienen a su cargo. (Conpes 3222, 2003, p. 9)

Metodología

El estudio realizado corresponde a una investigación de tipo cuantitativo descriptivo, pues permite identificar (medir) las características de una población en particular, y analizar cada variable de forma independiente. En este caso, se identificaron conceptos bajo los cuales se establecieron las categorías que serían representadas en cada una de las preguntas incluidas en el formato de recolección de información. El instrumento contó con un total de 16 preguntas, y se abordaron diversos aspectos relacionados con los bibliotecarios o coordinadores de las bibliotecas municipales del país, como se muestra en la tabla 1.

De las 1.098 bibliotecas públicas municipales que componen la RNBP, se tomaron del Directorio Nacional de Bibliotecas Públicas 450 bibliotecarios que contaban con correo electrónico. Del 100% de bibliotecarios invitados a diligenciar la encuesta vía electrónica, 110 la respondieron, como se muestra en la tabla 2.

Por otra parte, y como complemento, se realizó una serie de entrevistas aleatorias vía telefónica a seis bibliotecarios de los departamentos que no respondieron la encuesta, con el propósito de complementar la información y tener un panorama general de todo el país.

Resultados: el bibliotecario público municipal

Una biblioteca la hace la gestión del bibliotecario y no el tamaño del edificio ni la cantidad de material que tenga su colección.
Prieto (2008, p. 235)

La totalidad de bibliotecas poseen un coordinador o responsable de su servicio. La ley 1379 habla del "personal bibliotecario", comúnmente conocidos como bibliotecarios, quienes son nombrados por las alcaldías municipales. Ellos ejecutan su labor a partir de la experiencia; algunos de ellos solo han recibido capacitaciones de no más de dos semanas en gestión bibliotecaria y promoción de lectura por entidades del Estado, como la Biblioteca Nacional de Colombia y el área cultural del Banco de la República (Marín García, 2011). En este punto, es importante mencionar que en Colombia se diferencia a los bibliotecarios de los bibliotecólogos, pues estos últimos son personas que han cursado un programa de pregrado para lograr un título profesional de educación superior en el área.

La experiencia como coordinadores de bibliotecas públicas les ha enseñado las "leyes de la biblioteconomía" de Ranganathan4, mucho antes de recibir cualquier capacitación o formación en el área: "La realidad colombiana muestra que en la mayoría de los casos los bibliotecarios que llegan a ejercer su labor, llegan a este cargo sin haber tenido ninguna relación con la biblioteca y carecen de formación específica" (Prieto, 2008 p. 235).

Es así como el bibliotecario, además de ser un mediador entre los usuarios y los recursos que tiene la biblioteca pública, comienza a darse cuenta de que cumple una función social, no solo de facilitar el acceso a la información, al conocimiento y la cultura, sino, además, de guiar y fomentar los procesos que garantizan el desarrollo de las comunidades. Por ello, y con el propósito de dar a conocer uno de los trabajos más gratificantes, que contribuye a formar ciudadanos para construir un país de oportunidades, se presentan algunos aspectos que dejan ver la realidad de esta profesión en Colombia.

Nivel educativo

Soto (2007) habla en su artículo sobre la "inexistencia de bibliotecarios públicos con un perfil formal establecido". En este sentido, vemos que el 37% de los bibliotecarios públicos municipales encuestados cuentan con un título universitario, de los cuales solo el 10 % tienen título de bibliotecólogos. Un porcentaje mayor ha cursado estudios técnicos o educación básica secundaria como últimos niveles académicos adelantados (figura 1).

Si bien es cierto que en su mayoría los bibliotecarios han adquirido un saber a partir de la experiencia, son muy pocas las bibliotecas que cuentan con bibliotecólogos. Según los datos obtenidos, 3 de 110 bibliotecarios tienen un título de pregrado en bibliotecología, otros son profesionales de otras áreas, como administración, sociología y educación. Algunos de ellos han realizado diplomados o cursos en bibliotecología o archivística. Así mismo, y de acuerdo con la información obtenida, el 7% de los bibliotecarios desempeñaban esta misma labor antes de ser contratados en el cargo actual (figura 2).

Los cargos más recurrentes a los que se dedicaban los bibliotecarios son, principalmente, secretarias, docentes y auxiliares administrativos. En el grupo 'otros' se incluyen personas que trabajaban como independientes, choferes, comunicadores culturales, conserjes, animadores juveniles. De acuerdo con la figura 2, se puede inferir que la mayoría de las administraciones municipales no contratan personas con perfil profesional, tecnó-logo, técnico o con experiencia en el área. Esto significa que aún se sigue pensando que las bibliotecas son espacios para conservar libros y los bibliotecarios solo prestan libros y no requieren formación especial para prestar servicios. En este punto sería importante reflexionar quienes son los más perjudicados con esta percepción; ¿la comunidad, los bibliotecarios o las administraciones gubernamentales?

Por otra parte, se puede cuestionar por qué la mayoría de bibliotecarios, aun con más de dos años en el cargo, no han iniciado su proceso de formación académica formal en el área. ¿ Se debe a la falta de recursos económicos?, ¿o será posible que no vean la bibliotecología como una opción de vida? En este sentido, el Ministerio de Cultura, por medio de la Biblioteca Nacional de Colombia, en convenio con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), iniciaron en el 2011 el proceso de formación tecnológica en gestión de bibliotecas públicas en modalidad semipresencial, y con una duración de 18 meses, con la opción de desarrollar su práctica directamente en su trabajo.

Por otra parte, al preguntar qué opinaban sobre su labor como bibliotecarios, los encuestados confirmaron que, aunque es una labor gratificante, es poco valorada. Las administraciones municipales y en algunos casos la comunidad brindan poco apoyo y desconocen su labor como bibliotecarios.

A continuación, algunos de los comentarios recibidos: "es una profesión que muchas veces no es reconocida por las comunidades, a pesar de que esta es uno de los mejores servicios que se puede prestar a la comunidad". "Hay que dedicarle mucho tiempo para atender tantos usuarios". Sin embargo, ellos destacan su labor: "Me parece un oficio importante, pues se trata de acercar el conocimiento a las personas y estar actualizado en materiales y tecnologías que posibiliten esto".

Labor del bibliotecario

Desde hace seis años estoy comprando el agua para asear el local, pues no tengo servicio de agua, además estoy pagando un ayudante (de mi bolsillo), pues entenderán que mi labor no es estar sentado todo el día atendiendo usuarios, a mí me toca moverme haciendo actividades (con recursos de este servidor), visitar escuelas entre otras actividades, y cada vez que hago esto, que es con mucha frecuencia, me toca cerrar la biblioteca.
Bibliotecario de San Onofre, 2011

El bibliotecario colombiano que trabaja en las cabeceras municipales del país y en las bibliotecas públicas del área rural es la persona encargada de prestar los servicios bibliotecarios, de acuerdo con las políticas del Estado. La Ley 1379 de 2010, en el artículo 20, menciona diez servicios básicos que tienen que prestar las bibliotecas públicas para cumplir con la labor social de la biblioteca pública frente al desarrollo del país. Estos son: consulta, préstamo externo, referencia, formación de usuarios, servicio de información local, programación cultural propia de la biblioteca, servicios de extensión a la comunidad, acceso a internet, promoción de lectura y alfabetización digital, así como los demás que reglamente el Ministerio de Cultura.

La realidad muestra que la mayoría de las bibliotecas públicas solo cuenta con una persona para prestar todos estos servicios. ¿Una sola persona puede responder por la totalidad de servicios que dicta la ley? ¿Cómo puede un bibliotecario responder eficientemente a sus usuarios, conocer la colección, entregar informes e incluso hacer el aseo de la biblioteca? De los encuestados, el 59% trabajan solos; el 16 %, con más de dos personas como auxiliares; el 13 %, solo con una persona, y el 13 % restante, con voluntarios (estudiantes de colegio). Del total de los encuestados, solo uno dijo tener una persona encargada del aseo y un vigilante.

El trabajo que demanda una biblioteca pública convencional no solo incluye la atención a distintos públicos (cada uno de ellos con un problema de información diferente), sino el necesario mantenimiento y organización de la colección. Todos los días se deben organizar las colecciones, al menos las que fueron consultadas por los usuarios. Igualmente, la biblioteca debe tener programas que fomenten la lectura y, si es posible, ofrecer actividades culturales propias de la biblioteca, lo cual requiere una labor logística, de consecución de materiales y de realización de convocatorias, además de su ejecución.

Por otro lado, y para demostrar que la biblioteca es importante para la comunidad y que está cumpliendo sus funciones, debe recopilar toda la información de sus actividades y presentar reportes continuos. Pero si la biblioteca no cuenta con los recursos suficientes para realizar las actividades que la comunidad necesita o no tiene presupuesto para mejoras y mantenimiento, el bibliotecario, además, debe gestionar proyectos de apoyo y conseguir recursos. Este hecho invita a cuestionarse si realmente es posible que una sola persona pueda llevar a cabo las actividades mencionadas anteriormente, además de los servicios que menciona la ley.

Para ahondar en el trabajo del bibliotecario, a los encuestados se les solicitó seleccionar las actividades a las que dedicaban un mayor y menor tiempo. Como resultado, el servicio al que más dedican tiempo los bibliotecarios es el de referencia5 (resolver tareas escolares), en segundo lugar se encuentra el préstamo de libros, y en tercer lugar, las actividades de promoción de lectura.

Las tareas a las que dedican menos tiempo son: la gestión de recursos para las actividades propias de la biblioteca, los informes estadísticos y la formación de usuarios. Curiosamente, uno de los encuestados a la pregunta de qué otros servicios maneja y qué tiempo les dedica, respondió: "colaborar con el archivo de la Alcaldía". Otro bibliotecario mencionó que es más reconocido por su labor de "coordinador de actividades culturales" que de bibliotecario.

Esto demuestra que algunos de los bibliotecarios municipales no solo tienen como responsabilidad la biblioteca, sino otras labores designadas por la administración central, algunas con mayor dedicación de tiempo que el mismo cargo de bibliotecario.

Respecto a los informes, algunos bibliotecarios señalaron que prefieren no enviar estadísticas a tener que inventárselas, según ellos, como lo hacen otros bibliotecarios. En este sentido, cabe preguntarse si algunos de los bibliotecarios elevan las estadísticas que reportan a la RNBP. Entonces, ¿qué veracidad tiene la información que maneja el PNLB y la RNBP? Por otro lado, ¿qué impacto pueden tener las decisiones tomadas a partir del análisis de información inexacta?

No es sencillo evaluar la calidad de los servicios que prestan los bibliotecarios, sin embargo, se les preguntó si los programas y servicios que ofrecían en sus bibliotecas eran suficientes. Como respuesta, un 55% manifestó que los programas y servicios ofrecidos eran los adecuados, dada su variedad, según los diferentes tipos de usuarios (niños, jóvenes, adulto mayor, enfermos, madres, entre otros). Por otro lado, el 7% declaró que eran suficientes, y el 38 % opinaron que eran insuficientes, por la falta de recursos para la compra de materiales.

Permanencia, horario y tipo de contratación

En cuanto a los cargos que ocupan los bibliotecarios en los entes territoriales, el 48% de los encuestados confirman haber firmado su contrato laboral bajo el nombre de bibliotecario, y un 52%, bajo otros nombres, de los cuales los más comunes son técnico administrativo y auxiliar administrativo. La gran mayoría informa que se encuentra haciendo una carrera administrativa con la posibilidad de cambio en cualquier momento, ya que el cargo no es propiamente de bibliotecario.

En concordancia con lo anterior, se logró constatar que un 77% de los encuestados llevan más de dos años en el cargo. La permanencia y continuidad del bibliotecario no solo beneficia al PNLB (que requiere que los bibliotecarios capacitados continúen prestando servicios de "calidad" y que estén en continuo contacto por medio del envío de informes estadísticos), también a la comunidad, que ve cómo el bibliotecario hace de sus necesidades, oportunidades de aprendizaje. Sin embargo, el 83% de los bibliotecarios encuestados manifestaron su preocupación por el cambio de administración y que requieren apoyo para que la nueva administración municipal les permita continuar.

Esto ratifica lo mencionado por Melo, quien señala: "La falta de un compromiso mayor de las autoridades locales, que se manifestaba en la alta rotación de los bibliotecarios [...]. Además, un bibliotecario comienza a ser eficaz cuando, después de varios meses de trabajo diario, se familiariza y conoce realmente su colección" (2011, p. 11).

Para subsanar estos inconvenientes, la Ley 1379 de 2010 hace un llamado a las administraciones municipales para lograr esta necesaria permanencia, de forma que garantice la prestación de servicios de calidad a partir de bibliotecarios formados en el área; de lo contrario, las bibliotecas se verán afectadas por los pocos conocimientos y competencias de sus coordinadores.

En cuanto a la jornada laboral de los bibliotecarios, la Ley establece, en el artículo 11, que el horario de las bibliotecas "no podrá ser inferior a 40 horas semanales, y debe incluir los sábados y, en lo posible, los días domingos y festivos" (Ley 1379, 2010, p. 11). Así mismo, invita a que los horarios de las bibliotecas se ajusten a la disponibilidad de tiempo de la comunidad y los grupos escolares. Es decir, las bibliotecas públicas deberán estar abiertas en los horarios en que la comunidad no esté trabajando o estudiando.

En este sentido, un número representativo de los encuestados tiene un horario de oficina de lunes a viernes. Por tanto, los periodos de apertura coinciden con las actividades laborales o académicas de la comunidad, contradiciendo la invitación que hace la Ley al respecto. Solo un 25% reportó abrir la biblioteca al menos un día del fin de semana, principalmente los sábados.

En contraste con los tipos de contrato que existen, el 91% de los bibliotecarios tienen contrato de tiempo completo en horario de oficina (máximo 48 horas semanales por ley), mientras que el 2% tiene establecido dentro de su contrato trabajar por medio tiempo (24 horas semanales) y el 7% trabaja por horas con jornadas amplias, y en algunos casos se incluyen los sábados (figura 3). Esto significa que son muy pocas las bibliotecas que ofrecen servicios en horarios flexibles.

El horario debería corresponder con el tipo de contratación. Siendo así, no se puede esperar que una persona contratada por orden de prestación de servicios (OPS) trabaje las 40 horas semanales que establece la ley, debido a que este tipo de contratacion no obliga a cumplir un horario. Esta situación corresponde al 48% de los encuestados, lo que claramente va en contra de la ley.

Si bien es cierto que los bibliotecarios cumplen una función social muy importante para el desarrollo del país, esto no se refleja en la contraprestación económica que reciben. El 57 % de los bibliotecarios encuestados no se sienten bien remunerados, lo cual significaría que las bibliotecas no están funcionando de acuerdo con las políticas nacionales que las regulan (figura 4).

Reconocimiento y apoyo

[...] Esto ha hecho que se entienda el trabajo del bibliotecario como puramente funcional, mecánico, un trabajo operativo, y no se conoce, no se valora el rol ni la función social que tiene en la comunidad. Prieto (2008 p. 235)

Ser reconocido por la comunidad no solo es cuestión de lo que el nombre bibliotecario representa para ella. El reconocimiento puede darse de muchas formas, y se refuerza a través del tiempo. La comunidad reconocerá claramente al bibliotecario en la medida en que este perdure en su oficio y logre día a día construir una reputación sólida.

En la literatura académica se hace énfasis en la labor social y educativa que desempeña el bibliotecario. No obstante, el bibliotecario también necesita ser y sentirse reconocido. Un 95% de los encuestados afirmó sentirse valorado por la comunidad y un 5% hizo énfasis en que no ocurre lo mismo por parte de la Administración central. En algunos casos, los bibliotecarios son importantes para la comunidad por realizar actividades diferentes a la de bibliotecario.

El reconocimiento también es una motivación para que el bibliotecario trabaje disfrutando lo que hace. Aunque un 67% manifestó sentirse "a gusto" trabajando en la biblioteca, un 5% dijo sentirse "aburrido" y otro 5% hizo claridad en la falta de apoyo y la poca remuneración que reciben, reiterando lo mencionado anteriormente. A continuación, algunos comentarios recibidos: "A gusto con lo que hago, pero decepcionado por la falta de apoyo", "Trabajo sola, no tengo apoyo ni de la Alcaldía ni de la comunidad. Realizo sin su apoyo los programas y hago con mis propios medios y métodos promoción de lectura", "La biblioteca aún no tiene la importancia que debiera en la comunidad, empezando por las instituciones educativas y la misma Administración central".

Las cifras confirman que el bibliotecario se siente más reconocido por la misma comunidad que por la administración central (figura 5).

A manera de conclusión

Ser bibliotecario público municipal es una profesión que requiere conocimiento, dedicación, esfuerzo y amor por lo que se hace. Son muy pocas las personas que reconocen esta labor como un servicio básico que busca beneficiar a todo el país, entendiendo la información y el conocimiento como elemento esencial de participación e inclusión para la toma de decisiones.

Los bibliotecarios son personas que dedican la mayor parte del tiempo en orientar a sus usuarios para que puedan encontrar la información que les servirá para su vida. Por tanto, no son personas aisladas que se sientan a esperar a que los usuarios lleguen. Todo lo contrario, son personas que trabajan con y para la comunidad, la acercan a la información y al conocimiento; la llevan a conocer culturas (la propia y otras), le brindan espacios para el libre esparcimiento. Sin embargo, el bibliotecario necesita ser reconocido y valorado, necesita ser remunerado de acuerdo con su labor. En este sentido, no deberían existir bibliotecarios remunerados con menos de un salario y medio del mínimo legal vigente, según lo sugirió el Colegio Colombiano de Bibliotecología ASCOLBI, en el 2007.

A partir de los resultados del estudio, se hace evidente la necesidad de que el bibliotecario municipal sea posicionado y reconocido no solo por su labor, sino por su aporte al desarrollo de las comunidades en Colombia, especialmente por parte de la administración central. El apoyo de los dirigentes municipales frente a la labor del bibliotecario facilitará que la comunidad valore mucho más las bibliotecas, la información, el conocimiento, la cultura y el esparcimiento como uno de los ejes principales de la sociedad para la vida y para que existan opciones de crecimiento para todos los colombianos.

Los bibliotecarios constituyen un gremio amplio y con perfiles muy similares. Si los bibliotecarios aunaran esfuerzos y se unieran para mejorar sus condiciones por medio de una agremiación, podrían canalizar esfuerzos y realizar proyectos en conjunto. Podrían crear una figura que los representara en diferentes reuniones a escalas nacional, departamental y hasta municipal para exigir sus derechos, pero también para controlar que sus deberes se cumplan. Que haya bibliotecó-logos como coordinadores de algunas bibliotecas supone una ventaja a la hora de entregar responsabilidades. La red podría identificar a esas personas para potenciar su labor e incluso para coordinar el trabajo de otras bibliotecas municipales cercanas, brindar apoyo y asesoría a quienes no cuentan con la misma experiencia y/o formación. En este sentido, se podría promover más el trabajo en red, desde el punto de vista de la cooperación.

También es importante reconocer y resaltar el trabajo realizado desde el ámbito nacional para impulsar el desarrollo de las bibliotecas en el país. Sin embargo, esto no es suficiente, los bibliotecarios esperan que se continúe con el desarrollo de estrategias para lograr dignificar el trabajo de los bibliotecarios. Así mismo, es necesaria la reglamentación de la ley y la sensibilización de gobernantes y alcaldes frente al trabajo social de las bibliotecas y los bibliotecarios.

Son diversos los aspectos que influyen para que los actores involucrados en procesos de lectura y escritura de las comunidades logren una verdadera participación de ciudadanos conocedores de sus propias necesidades, y, por tanto, sean partícipes de las agendas culturales y de educación de los departamentos y municipios.

En cuanto al desarrollo de la investigación, se evidenciaron algunas limitaciones, como:

  • La desactualización del Directorio Nacional de Bibliotecas Públicas, el cual presentaba inconsistencias frente a los correos o datos de contacto que proporcionaba sobre los bibliotecarios del país y los datos reales. Este aspecto igualmente afectó metodológicamente el proceso de recolección de información, pues se esperaba lograr una muestra mayor al 10 %, que fue la muestra final analizada.
  • La inexistencia de servicios de conectividad (internet) en ciertos municipios retrasó el diligenciamiento de la encuesta, ya que según algunos bibliotecarios, debían trasladarse a otros municipios para responderla.
  • La poca alfabetización informacional con la que cuentan los bibliotecarios, reflejada en la forma como algunos de ellos diligencia ron la encuesta en línea, así como el formato en el que la enviaron (un par de bibliotecarios decidieron rehacerla o trasladarla a un programa de procesamiento de texto como Microsoft Word).

Por otra parte, y con el fin de apoyar teóricamente la investigación en fuentes bibliográficas confiables, se confirmó la escasa producción documental relacionada con los bibliotecarios públicos municipales del país y la falta de publicaciones actualizadas por parte del Gobierno nacional, especialmente por los organismos directamente responsables, como el Ministerio de Cultura o la Biblioteca Nacional de Colombia. Esto influyó en que la investigación no contara con datos estadísticos actualizados por parte de instituciones públicas gubernamentales frente al perfil del bibliotecario público, principal tema de interés de esta investigación.

Finalmente, otro de los obstáculos relacionados con la metodología utilizada en la elaboración de la encuesta en línea fue la dificultad posterior enfrentada a la hora de tabular ciertos resultados. Algunas preguntas de carácter abierto fueron (en algunos casos) interpretadas de diversas maneras por parte de los bibliotecarios, lo que dio como resultado respuestas de difícil categorización. Este hecho igualmente contribuyó a concluir que para futuras investigaciones es necesario realizar una serie de visitas de campo o la intensificación de llamadas, incluso para apoyar el diligenciamiento de las encuestas.

Continuando con las futuras contribuciones que pueden aportar otras investigaciones en el área, sería interesante indagar las causas y consecuencias de la permanencia o no de los bibliotecarios en sus cargos, pues es bien sabido que el bibliotecario municipal es una cuota política que cambia según las decisiones de los alcaldes que se posicionan tras las elecciones. Relacionado con este tema, y con base en el nivel de rotación del cargo de bibliotecario municipal, sería conveniente medir el impacto de dichas remociones en la continuidad de los planes y proyectos de lectura y escritura de los municipios, y en la comunidad a la cual la biblioteca le presta sus servicios.

Por otra parte, y pensando en esta problemática, otras investigaciones podrían igualmente formular estrategias específicas que el gobierno debería implementar para dar continuidad a proyectos en curso que actualmente se ven afectados por decisiones de carácter político y económico. Más específicamente, sería importante indagar por ejemplo sobre ¿cuál es el proceso que realizan las administraciones municipales para la selección de bibliotecarios? ¿Los dirigentes municipales ven la biblioteca pública como un servicio público básico para la comunidad? ¿Los bibliotecarios ven la profesionalización como una opción de vida a largo plazo? ¿Cuál es el nivel de rotación que tienen los bibliotecarios públicos en este país? Inquietudes importantes que podrían apoyar el desarrollo de políticas concretas frente a las bibliotecas públicas municipales.


Notas

1Bibliotecas que hacen parte de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. Por tanto, no se tienen en cuenta aquí, las bibliotecas de redes públicas administradas por otros organismos no gubernamentales, como las bibliotecas del Banco de la República y cajas de compensación familiar (Colsubsidio, Comfenalco, entre otros).
2Categoría Dane (Departamento Administrativo Nacional de Estadística). Los municipios en Colombia se clasifican atendiendo su población y recursos fiscales como indicadores de sus condiciones socioeconómicas (Ley 136 de 1994).
3Informe de municipios afectados por el invierno de la RNBP, Biblioteca Nacional de Colombia. Bibliotecas destruidas por el invierno: Gramalote, Norte de Santander; Campo de la Cruz y Santa Lucía, Atlántico; Pedraza, Magdalena.
4Solo conociendo al usuario (en este caso, la comunidad donde el bibliotecario municipal de desempeña como tal) es posible aplicar las cinco leyes de Ranganathan: 1. los libros están para usarse; 2. a cada lector su libro; 3. a cada libro su lector; 4. hay que ahorrar tiempo al lector; 5. la biblioteca es un organismo en crecimiento.
5Entendida como la ayuda que se les brinda a los usuarios para resolver sus necesidades de información.


Referencias

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