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Signo y Pensamiento

Print version ISSN 0120-4823

Signo pensam. vol.32 no.62 Bogotá Jan./June 2013

 

La alimentación como problema en el espacio mediático: análisis de editoriales de la prensa gráfica argentina, 2002-2008

Food as a News Media Issue: An Analysis of the Argentinian Graphic Press Editorials, 2002-2008

Alimentação como problema no espaço mediático: análise de editoriais da imprensa gráfica argentina, 2002-2008

Flavia Demonte

Doctoranda en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA). Becaria doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con sede en el Instituto de Altos Estudios en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de San Martín. Correspondencia: Tandil 3339 Departamento 3. CP 1407, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: flaviademonte@yahoo.com.ar

Recibido: Marzo 30 de 2012 Aceptado: Septiembre 12 de 2012
Submission date:
March 30, 2012 Acceptance date: September 12, 2012


Resumen

En los últimos años en Argentina se ha venido debatiendo en diferentes ámbitos la matriz productiva y alimentaria, y sus principales consecuencias. El objetivo del artículo es analizar el proceso de construcción de la problemática alimentaria luego de la crisis de 2001 hasta 2008, al identificar y analizar las representaciones asociadas con ella en los discursos de la prensa gráfica desde un enfoque cualitativo. Para ello, se seleccionaron dos medios gráficos nacionales y se analizaron sus editoriales, apelando a la metodología del análisis del discurso. El propósito fue analizar esos debates en el ámbito mediático, considerado actor clave del espacio público y lugar donde se construyen temas y problemas en los que subyacen diversas representaciones sociales a partir de las cuales se disputan posicionamientos sobre la matriz alimentaria, sus consecuencias, los actores involucrados, el rol del Estado y las políticas públicas.

Palabras clave: Alimentación, representaciones sociales, discursos, medios de comunicación, prensa gráfica.

Descriptores: Alimentos, medios de comunicación, prensa (gráfica), análisis del discurso.


Abstract

In recent years Argentina has been debating in different areas the food and productive matrix, and its main consequences. The aim of this article is to analyze the construction of the food problem as a public issue after the crisis of 2001-2008, by identifying and analyzing the representations associated with it in the graphic press. To this end, we selected two national print media and analyzed their editorials, appealing to the methodology of discourse analysis. The purpose was to analyze these debates in the media field, which is considered as a key player of the public space and a place where topics and problems are constructed. In addition we assume media as a space for diverse social representations, from which the positioning of the food matrix as an issue, its consequences, the actors involved, the role of the state and public policies are disputed.

Keywords: Feeding, Social Representations, Discourses, Media, Graphic Press.

Keywords plus: Food, means of communication, Graphic Press, Discourse Analysis.


Resumo

Nos últimos anos na Argentina tem se debatido em diferentes âmbitos a matriz produtiva e alimentar, e suas principais consequências. O objetivo do artigo é analisar o processo de construção de a problemática alimentar depois da crise de 2001 até 2008, ao identificar e analisar as representações associadas com ela nos discursos da imprensa gráfica desde um enfoque qualitativo. Para isso, selecionaram-se dois médios gráficos nacionais e analisaram-se suas editoriais, apelando à metodologia de análise do discurso. O propósito foi o de analisar esses debates no âmbito mediático, considerado ator-chave do espaço público e lugar onde são construidos temas e problemas nos que subjazem diversas representações sociais a partir das quais são disputados posicionamentos sobre a matriz alimentar, suas consequências, os atores envolvidos, o papel do Estado e as políticas públicas.

Palavras-chave: Alimentação, representações sociais, discursos, mídia, imprensa gráfica.

Palavras-chave descritores: Alimentação, meios de comunicação, imprensa gráfica, análise do discurso.


Origen del artículo

El artículo se enmarca en el proyecto de tesis doctoral Entre el granero, la góndola, la mesa y la balanza: la construcción de la problemática alimentaria en la prensa gráfica y el Estado, Argentina (2001-2008). Directora: Patricia Aguirre, programa de Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA), con beca del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El proyecto inició en 2009 y se encuentra en curso.


Introducción

En un contexto en el que la producción agroalimentaria se va transformando en un eje estratégico para Argentina, desde la crisis de 2001 se ha venido debatiendo en diferentes espacios (político-técnicos, mediáticos, académicos, empresariales, y organizaciones y movimientos sociales) la matriz productiva y alimentaria, y las consecuencias económicas, sociales, políticas, culturales, sanitarias y ambientales que conllevan determinados modos de producir, distribuir, acceder y consumir los alimentos. Estos debates involucran la alimentación como fenómeno social complejo, a la vez que lo introducen como objeto de análisis múltiple que comprende diferentes componentes (producción, distribución, consumo, problemáticas nutricionales y alimentarias). A lo debatido por diversos actores sobre los componentes de la alimentación en un periodo histórico determinado, lo circunscribiremos en este artículo al espacio discursivo de la prensa gráfica.

Enmarcado en este contexto particular, el objetivo es analizar el proceso de construcción de la problemática alimentaria en Argentina luego de la crisis de 2001 hasta 2008, identificando y analizando las representaciones asociadas con ella en los discursos de la prensa gráfica, considerada actor clave del espacio público y lugar donde se construyen y circulan temas y problemas.

El punto de mira: perspectivas

¿Cómo integrar diferentes partes que hacen al mismo objeto, en este caso la alimentación? Si bien el espectro es amplio y heterogéneo, buscamos reconstruir una suerte de panorama que sea capaz de representar el campo alimentario en su conjunto, pero sin olvidarnos de lo singular de cada componente o problema. Así mismo, y aunque nuestro objeto puede ser analizado desde diversas disciplinas y especialidades (sociología rural, economía política, sociología y antropología alimentaria, enfoques médico-nutricionales, entre otros), en este trabajo apelamos a un enfoque comunicativo y, específicamente, al análisis del discurso de los medios. No pretendimos corroborar lo que se dice y construye en el espacio mediático con lo que sucede en la realidad, sino cómo se construye esa realidad y las estrategias desplegadas en esa construcción.

Un concepto fundamental para analizar estos procesos es el de representaciones sociales. Bourdieu postula: "las representaciones de los agentes varían según su posición (y los intereses asociados) y sus esquemas de percepción y de apreciación, como estructuras cognitivas y evaluativas que adquieren a través de la experiencia duradera de una posición en el mundo social" (1988, p. 134). De acuerdo con el autor, los objetos pueden ser percibidos y expresados de diversas maneras, según esquemas de percepción y de apreciación, que se cristalizan en prácticas y representaciones expuestas como naturales, aunque sean producto de una construcción social. Este elemento contingente provee una base a la pluralidad de visiones del mundo, ligada con la pluralidad de puntos de vista, y al mismo tiempo una base para las luchas simbólicas por el poder de producir y de imponer la visión del mundo legítima (o modificarla).

Así, las relaciones sociales asumen una dimensión simbólica y las relaciones de comunicación son relaciones de poder simbólico en las que se actualizan esas relaciones de fuerza (Bourdieu, 2008). También, Bajtin (2008) postula que un punto de vista o una opinión poseen una expresión verbal, ubicando las disputas por las definiciones en el plano simbólico. Por lo tanto, a partir del objeto, se discute, se generan acuerdos, se dialoga, se cruzan y reactualizan representaciones que se reproducen o transforman, tanto en la comunicación cotidiana como en la mediática. Los medios de comunicación, a través de sus discursos, constituyen una esfera de manifestación de representaciones sociales, un espacio singular de producción, circulación y disputa de diferentes puntos de vista sobre diversos temas y problemas.

En cada coyuntura seleccionan una agenda de temas que va a ser ubicada en el centro del debate público y en torno a la cual se organiza un campo de tomas de posición de una pluralidad de actores, cuya apuesta es la imposición de determinados esquemas de interpretación y apreciación (Freytes Frey, 2008).

Nos interesa particularmente identificar estos puntos de vista, estas diferentes maneras de hablar sobre el campo alimentario y sobre los problemas y dilemas que lo atraviesan (nuestro objeto) desde la perspectiva de la prensa gráfica.

El punto de partida

La alimentación constituye un objeto de conocimiento complejo, porque es un fenómeno social complejo (Aguirre, 2004). Por ello mismo, constituye una especie de ventana con vistas a través de la cual conocer la articulación de un entramado cultural amplio, erigiéndose en objeto de análisis que comprende diferentes componentes, aspectos y problemas (producción, distribución, consumo, y las consecuencias de este consumo). Cada componente de lo que Teubal y Rodríguez (2002) denominan el sistema agroalimentario argentino se ha venido debatiendo desde diversos espacios (político-técnicos, mediáticos, académicos, empresariales, y desde organizaciones y movimientos sociales) en Argentina.

Durante el periodo que transcurre desde la poscrisis en 2001 hasta 2008, la alimentación como tema ingresa y se consolida en la agenda social, mediática y política, visualizando algunos de esos componentes y las cuestiones asociadas con ellos. Si bien todos los aspectos se han venido debatiendo (como lo evidencia nuestro análisis), dos han sido los más sobresalientes dentro del periodo analizado: el primero, luego de la crisis de 2001, la cuestión del acceso a los alimentos y sus principales consecuencias (desnutrición infantil) se escenificaron en el espacio mediático y político, y se desplegaron diferentes estrategias de intervención. En el periodo 2003-2008, la cuestión del acceso siguió estando presente en la agenda, a partir, fundamentalmente, del aumento de los precios de los alimentos y de las medidas implementadas tendientes a evitar sus impactos.

En ese marco, el conflicto desatado en marzo de 2008 por la modificación del esquema de los derechos o impuestos de exportación (retenciones)1 entre el gobierno nacional de Cristina F. de Kirchner y entidades del sector agropecuario (Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, Federación Agraria Argentina, Confederación Intercooperativa Agropecuaria), fue proyectándose sobre otros aspectos y cuestiones; se debatieron aspectos relativos a la producción, al tipo de productos, a las modalidades de producción, a los actores involucrados y al rol del Estado en la matriz productiva (Giarracca, 2010), y con menor intensidad, a las consecuencias económicas, sociales, políticas, culturales, sanitarias y ambientales del modelo agroalimentario vigente (Teubal y Palmisano, 2010). Este singular contexto despertó algunos de nuestros interrogantes.

Las herramientas metodológicas

Nuestro objetivo fue analizar el proceso de construcción de la problemática alimentaria luego de la crisis de 2001 hasta 2008, al identificar y analizar las representaciones asociadas con ella en los discursos de la prensa gráfica, utilizando un enfoque cualitativo con un tipo de diseño exploratorio-descriptivo. Dentro del universo mediático, seleccionamos la prensa gráfica porque consideramos que aún define la agenda de temas que luego son retomados por otros medios, y porque, por sus propias características estilísticas, el tratamiento que realiza de estos ofrece información ampliada y un mayor nivel de contextualización y argumentación. Por lo tanto, los textos de la prensa gráfica son más pertinentes para lograr los objetivos que nos planteamos.

Dentro del universo de los periódicos argentinos, seleccionamos dos. Los criterios de inclusión para dicha selección fueron: que los periódicos fueran de circulación nacional y frecuencia diaria; que tuvieran el mayor tiraje; que tuvieran perfiles editoriales diferenciados y, por ende, que estuvieran dirigidos a diferentes públicos, buscando la mayor heterogeneidad posible. Los diarios que simultáneamente cumplieron estos criterios fueron La Nación y Clarín2. Debido a la gran cantidad de información publicada sobre el tema en todo el periodo, realizamos otro recorte: de la diversidad de artículos publicados (notas, crónicas, columnas de opinión, editoriales), seleccionamos el género "editorial", ya que es el espacio que los periódicos se reservan para difundir sus posicionamientos político-ideológicos respecto a una determinada agenda de temas, brindando análisis y argumentos, y proponiendo determinadas acciones.

La técnica de recolección de la información fue la documental, por lo cual el corpus estuvo construido a partir de fuentes secundarias dadas por los editoriales, en cuanto se producen con objetivos diferentes a los de la investigación, pero susceptibles de ser analizadas con fines investigativos.

Realizamos una reconstrucción del campo alimentario en relación con los temas y aspectos tratados por los medios seleccionados, con el propósito de tener un acercamiento panorámico de nuestro objeto. Intentamos responder a la pregunta: ¿qué temas vinculados con el campo alimentario estuvieron en la agenda mediática y merecieron un espacio en el género editorial en el periodo que analizamos ? Procedimos agrupando en los diferentes aspectos o núcleos temáticos los diversos subtemas, y luego analizamos los aspectos y problemas sobresalientes dentro del periodo.

Las categorías y los antecedentes mencionados nos suministraron datos imprescindibles para el análisis de los documentos, pero es también aquello que fue construido por el discurso. La lectura sincrónica de los editoriales nos permitió una evaluación comparativa de las diversas modalidades de esa construcción y la lectura diacrónica nos permitió la aprehensión del tema de una forma del relato específica para cada uno de los medios.

Los supuestos que guiaron nuestra reconstrucción fueron los siguientes:

  • Durante el periodo, la cuestión alimentaria ingresa y se consolida en la agenda mediática (también social y política), visualizando algunos de sus componentes y los problemas asociados. En esta visualización, se muestran diversas representaciones sociales, a partir de las cuales se piensan y se disputan posicionamientos en relación con las características de la matriz productiva y alimentaria, y sus consecuencias, los actores involucrados y el rol del Estado en la formulación de las políticas.
  • Los medios de comunicación, especialmente la prensa gráfica, fueron actores protagónicos para difundir o tratar de imponer las diversas representaciones sociales, y como tales han sido actores protagónicos en la construcción de la problemática alimentaria, que intentan incidir en las políticas públicas.

Teniendo en cuenta lo dicho, analizamos los editoriales de los diarios La Nación y Clarín desde 2002 hasta fines de 2008, en relación con los componentes del campo alimentario. Apelamos a una unidad de tiempo extensa, con el propósito de reconstruir los aspectos y temas que mayor cobertura han tenido en los diferentes contextos socioeconómicos, las principales tendencias y los posicionamientos respecto a estos. Para ello, recolectamos y clasificamos el material según los meses y años; identificamos los núcleos temáticos y los relacionamos con el contexto social, económico y político; comparamos los temas abordados en cada uno de los medios e identificamos luego los posicionamientos de cada uno de ellos.

En los siguientes apartados, presentamos los principales resultados. En primer lugar, describimos el corpus analizado especificando las singularidades que ha adquirido el tratamiento del tema como objeto de interés por parte de los medios analizados, así como las modalidades y posicionamientos respecto a los diferentes aspectos de la cuestión alimentaria durante el periodo seleccionado para el análisis. En segundo lugar, nos enfocamos en el análisis de dos momentos dentro de ese periodo: cómo se construyó la problemática alimentaria luego de la crisis de 2001, y durante el conflicto entre el gobierno y entidades del sector agropecuario desatado en marzo de 2008.

La alimentación en el espacio de la prensa gráfica

Los medios analizados han publicado una significativa cantidad de editoriales sobre el tema alimentario desde 2002 hasta fines de 2008: 446 del diario La Nación; 160 del diario Clarín (tablas 1 y 2). Aun teniendo en cuenta las diferencias entre uno y otro, el tema en todos sus aspectos estuvo dentro de la "agenda mediática" y despertó la necesidad por parte de ambos de tomar posición respecto a algunos de ellos. Esta cantidad también evidencia cierta continuidad de algunos aspectos a lo largo de todo el periodo analizado. Ello nos permitió reconstruir unas tendencias que se mantuvieron en el tiempo. Pero, junto con la recurrencia en la cobertura, cabe señalar la singularidad que adquirió su tratamiento, lo cual nos da pistas sobre cómo se construye y se difunden las ideas respecto a la alimentación en relación no solo con el contexto social, económico y político, sino también con los perfiles editoriales.

Si tuviéramos que definir en pocas palabras cómo se tematizó la alimentación, debemos recurrir a calificativos como contradictoria y fragmentada. En lo que sigue, intentaremos ejemplificar estas maneras singulares de construcción mediática. Para ello, partiremos de la pregunta que nos guió: ¿ qué temas vinculados con el campo alimentario estuvieron en la agenda mediática, específicamente en los editoriales, en el periodo consignado para el análisis? La revisión del corpus y las lecturas bibliográficas nos permitieron construir los núcleos temáticos que se relacionan con los diferentes aspectos/fases del campo alimentario. Producción alimentaria; distribución/comercialización de alimentos; acceso a los alimentos; consumo alimentario y, finalmente, consecuencias del consumo alimentario (problemáticas nutricionales como desnutrición y obesidad), fueron los cinco núcleos identificados.

En todos los años nos encontramos con editoriales relativos a la producción agroalimentaria. En este núcleo encontramos editoriales ligados con la evolución de los complejos agroindustriales que integran el sector agrícola-ganadero (oleaginoso, cerealero, cárnico, lácteo, avícola, pesquero, fruti-hortícola) respecto a la evolución de la producción, de la exportación y del consumo interno, de las políticas gubernamentales implementadas y, finalmente, de las ventajas y desventajas que conllevan tanto su evolución positiva como negativa. Ello no es casual, ya que los tres primeros son los complejos exportadores más sobresalientes que definen a Argentina como un nuevo país agroalimentario (Teubal y Rodríguez, 2002).

Una ocasión para presentar la situación del sector y sus potencialidades lo constituyó la difusión de las exposiciones que se organizan desde el sector agropecuario. Constituyó la ocasión para presentar el "campo" con sus logros, sus desdichas y sus demandas, enfatizando siempre los cambios tecnológicos operados a pesar de las políticas gubernamentales que desde 2002 serán nombradas por el diario La Nación como políticas antiagro, que agreden al sector calificado como el más productivo y competitivo de la economía. A su vez, constituyeron la ocasión para que La Nación presente al empresario rural como un hombre nuevo, asceta, sacrificado y emprendedor, que requiere una amplia formación e información. Signo y motor del progreso serán tanto para Clarín, pero especialmente para La Nación, la siembra directa, la utilización de agroquímicos y fertilizantes, la mecanización, los avances en la genética. Aspectos negativos de este progreso serán la descontrolada expansión de la frontera agrícola y el desplazamiento de la ganadería hacia otras regiones, las desventajas económicas y ambientales del monocultivo, y la cuestión ambiental (erosión de los suelos, desmontes, pesca indiscriminada, etc.).

Según ambos medios, todos estos peligros deberán ser sorteados con mayor planificación de las políticas vinculadas con el desarrollo. Por lo tanto, los agronegocios serán, especialmente para La Nación, una oportunidad histórica para el crecimiento de Argentina. Relacionado con ello, la comercialización/distribución alimentaria ha tenido también un lugar como tema en los editoriales de ambos medios. La evolución de los precios internacionales de los productos que exporta Argentina ha sido una información constante, al igual que la evolución de las exportaciones de cada uno de los productos de los complejos, considerándolos una salvaguarda para la situación económica en general. A tal punto ha sido importante para La Nación, que en 2005, frente a los aumentos de precios de la carne vacuna, principal componente de la dieta de la población argentina, ha criticado las medidas gubernamentales respecto a los acuerdos de precios, los impuestos a las exportaciones, los cupos o suspensión de las exportaciones, promoviendo la liberación de los mercados, la producción para la exportación y la diversificación de la dieta proteínica, para morigerar el alto consumo y evitar el destino de la producción al mercado interno.

El país necesita hoy invertir, producir más y exportar más. [...] el consumo interno requiere también atención que deberá darse en un marco de diversificación de la dieta [...] Y si fuera necesario, con programas alimentarios que atiendan a los sectores más desprotegidos y la contención de la desnutrición infantil en esas áreas socioeconómicas. (La Nación, 26 de noviembre de 2005).

El supermercadismo3, factor esencial que ha modificado la estructura de cada uno de los complejos aludidos (Teubal y Rodríguez, 2002), también ha tenido su espacio, fundamentalmente a partir de 2005, cuando comienzan los acuerdos de precios promovidos por el gobierno nacional con diferentes eslabones de la producción y comercialización agroalimentaria, para morigerar el efecto inflacionario en los alimentos de consumo básico. Clarín, pero más La Nación, se encargarán de discutir su impacto, asumiendo las medidas como populistas, erradas y persecutorias, que no intervienen sobre las "verdaderas" causas del problema, sino sobre sus efectos.

En relación con ello, el acceso a los alimentos también ha sido un tema ampliamente tratado a partir de la evolución de los precios de los alimentos y de los ingresos de la población que fueron afectando la capacidad de compra de vastos sectores sociales, constituyéndose en el puntapié para tratar no solo el tipo de alimentos que se consumen, sino la evolución de la desocupación y subocupación, de la pobreza y la indigencia, y las consecuencias que traen aparejadas en la situación nutricional. No obstante, cabe señalar que otros temas vinculados con el campo alimentario han sido objeto de tratamiento esporádico en los editoriales conforme la situación social iba mejorando (por ejemplo, otras manifestaciones de malnutrición, como la desnutrición por deficiencia de micronutrientes, la obesidad y el sobrepeso, dando cuenta también de la complejidad y de las contradicciones que asume el patrón nutricional en Argentina).

Así como han descrito e identificado los diferentes núcleos temáticos, también los medios han realizado articulaciones entre cada uno de ellos. Aun teniendo en cuenta que la distinción en núcleos o subtemas es meramente analítica, la producción agroalimentaria, así como la situación nutricional, han sido las grandes cuestiones problematizadas a lo largo de todo el periodo analizado. A pesar de constituirse en los extremos de las diferentes fases del campo alimentario, tal como lo plantean Goody (1995), desde la sociología alimentaria, o Teubal y Rodríguez (2002) desde la economía política, en el tratamiento mediático pueden encontrarse articulaciones que nos reenvían a cada una de ellas.

La capacidad potencial de Argentina como productora y exportadora de alimentos ha sido presentada a lo largo de todo el periodo, pero su escenificación adquirió matices diferentes en la crisis de 2001-2002, que trajo aparejada también la visibilización social, mediática y política de la situación nutricional, y en el conflicto desatado en 2008 entre el gobierno nacional de Cristina F. de Kirchner y entidades del sector agropecuario. A estos dos aspectos nos referiremos en los siguientes apartados.

El granero, la mesa y la balanza: tensiones y contradicciones

El 2002 y aún el 2003 estuvieron signados por la crisis social, política y económica que atravesó Argentina. El desempleo, la caída de ingresos, el aumento de los precios de los alimentos, la pobreza y la indigencia hicieron que la situación nutricional de la población fuera un tema ampliamente debatido en diferentes ámbitos, incluido el mediático. Como hemos afirmado, el acceso a los alimentos, el consumo y las consecuencias del consumo han sido temas protagónicos en ambos medios. En este contexto, comenzó la amplia difusión de los casos de desnutrición infantil y se publicaron editoriales referidos a sus causas (socioeconómicas, políticas, culturales); consecuencias (biológicas, sociales, políticas); a la población afectada, y a los actores involucrados. También, ambos medios se hicieron eco de los intensos debates acerca de los programas alimentarios vigentes y de las diferentes estrategias de intervención (programas alimentarios estatales, acciones de organizaciones sociales y comunitarias, proyectos de ley y la sanción de la Ley de Seguridad Alimentaria 25.724 de 2002).

En este contexto, la construcción de Argentina como país productor de alimentos se disputaba con la existencia de casos de hambre y desnutrición infantil que se difundían (Demonte, 2011). Los editoriales problematizaron esta aparente contradicción, aunque dos cuestiones se dieron por sentado: que el problema no era una cuestión de alimentos disponibles, sino de alimentos accesibles; y que la crisis y su principal efecto, el empobrecimiento, constituían la explicación de la mayoría de los casos difundidos (Demonte, 2011). Si el problema radicaba en la accesibilidad a los alimentos, la explicación sobre las causas de la desnutrición se asoció con la situación de pobreza y de indigencia, y como un padecimiento inconcebible en un país productor de alimentos cuya resolución no debía esperar.

No obstante, cabe señalar que para La Nación, ya en este momento el problema de los impuestos a las exportaciones será un obstáculo para el aumento de la capacidad productora de Argentina, principal solución para la cuestión alimentaria, tal como se la visualizaba en ese contexto.

[...] nuestro país tiene un gran potencial no aprovechado, que de ponerse en ejecución permitiría aumentar la producción en un 30% o 40% en los próximos io años [...] siempre y cuando —claro está— se remuevan los múltiples obstáculos que se levantan actualmente a su paso, entre los cuales se cuentan, en primer lugar, los impuestos a las exportaciones [...]. (La Nación, 22 de noviembre de 2003)

En otro orden, también el problema se explicó en función de causas políticas. Estas se asociaron con el deficiente accionar del Estado y de la dirigencia: los funcionarios fueron caracterizados como incapaces, corruptos, demagogos o indolentes, y la acción estatal, como ineficaz, ineficiente y negligente. Las acciones que llevaron a cabo en ese contexto organizaciones de la sociedad civil, eclesiásticas y empresariales se presentaron como ejemplos de solidaridad, de eficiencia, de transparencia en la gestión; atributos de los que carecían las políticas y medidas del Estado (Demonte, 2011).

La fecundidad del territorio argentino siempre ha permitido producir una alta cantidad de granos, carnes y otros alimentos capaces de cubrir las necesidades de una población diez veces superior a la nuestra. Sin embargo, con dolor y estupor hemos visto cómo la desnutrición y el hambre castigan a un número significativo de integrantes de la población infantil [...] Siendo nuestro país rico en recursos naturales, no resulta fácil comprender el por qué de ciertos padecimientos. No es la escasez de alimentos, sino la falta de trabajo; no es la ausencia de herramientas sociales, sino su uso ineficiente; no se trata, entonces, de una condena de la naturaleza, y la responsabilidad de que haya chicos desnutridos en el país, debe buscarse en la crisis económica y en las deficiencias políticas. (Clarín, 19 de noviembre de 2002).
[...]
El solo hecho de que el problema del hambre esté hoy instalado en la sociedad argentina y amenace con agravarse y expandirse constituye un verdadero escándalo. En un país que fue conocido con razón como el "granero del mundo" y que aún hoy produce anualmente 70 millones de toneladas de granos resulta inaceptable que vastos sectores de la población carezcan de alimentos. (La Nación, 22 de septiembre de 2002).

Relacionado con lo anterior, y como componente central del género editorial, la propuesta de acción constituyó un elemento ineludible, en el que se plasmó el posicionamiento de los medios frente al problema.

Resulta imprescindible articular (...) políticas públicas destinadas a promover la vuelta al trabajo de los desocupados. Pero, mientras eso se logra, son indispensables medidas para evitar que los chicos sigan privados de los alimentos básicos (Clarín, 16 de mayo de 2003).
Así como la mera distribución de alimentos no solucionará los problemas de desnutrición infantil si no es acompañada por un profundo esfuerzo tendiente a la educación de los padres, tampoco el mero asistencialismo paliará la grave emergencia laboral. El gerenciamiento de los programas sociales exige un profesionalismo a prueba de sospechas vinculadas con el clientelismo y el prebendarismo (...) (La Nación, 05 de enero de 2003).

A diferencia de las proposiciones más generales del diario Clarín, La Nación no solo ha planteado cuestiones y las ha sostenido en el tiempo, sino que además ha asumido una posición sumamente activa en relación con diversas acciones para la resolución del problema del hambre y la desnutrición (Demonte, 2011). Dos fueron las propuestas de acción más importantes que el diario difundió y promovió desde sus páginas: la campaña "El hambre más urgente", en el 2002, cuyo objetivo consistía en lograr el tratamiento legislativo de un proyecto de ley impulsado por organizaciones sociales, que establecía la creación de un programa dedicado a la atención de la salud y la nutrición de niños en situación de pobreza; y la campaña por la promulgación de una Ley de Régimen Especial para la Donación de Alimentos, Comidas y Productos de Almacén, que también comenzó en el 2002 y que continuó hasta el 2008, informando sobre sus avatares (la Ley fue sancionada por el poder legislativo en el 2004, pero el poder ejecutivo vetó uno de sus artículos, lo cual mereció para La Nación la crítica en más de uno de sus editoriales).

Aun cuando ambos medios han tenido diferentes actitudes, han compartido un núcleo común respecto al espíritu que debiera guiar las medidas para resolver el problema: alimentos en el corto plazo para atender la urgencia; trabajo en el largo plazo para promover la "cultura del esfuerzo". Ambos medios calificarán la asistencia directa de alimentos no solo como medida insuficiente, sino, además, como medida potencialmente promotora del clientelismo político, a la vez que incompatible con la cultura del trabajo.

Los planes sociales [...] han cumplido una importante función humanitaria y política [...] No obstante, no puede perderse de vista que [...] deben concebirse como recursos transitorios de crisis y que no deben utilizarse con propósitos clientelistas ni para desalentar la cultura del trabajo. (Clarín, 20 de mayo de 2003).
[...]
Es cierto que, frente a situaciones de emergencia, la transferencia directa de dinero o la entrega de alimentos es una de las vías más ágiles para llegar a los más necesitados. No obstante, a la hora de planificar las políticas sociales, será imprescindible poner un mayor énfasis en la capacitación y en la reinserción laboral de la población careciente. En otras palabras, se requiere volver a la cultura del trabajo. (La Nación, 05 de enero de 2003).

Por ello han saludado los cambios operados en las políticas sociales alimentarias con el paso de los años, especialmente los vinculados con el tipo de prestaciones alimentarias (desde la asistencia alimentaria directa a la transferencia de dinero), asumiendo mayor eficiencia y transparencia. No obstante, vale aclarar que si para Clarín las políticas sociales (tanto laborales como alimentarias) debían formularse e implementarse desde el Estado, La Nación fue virando desde un clásico enfoque filantrópico en el que las organizaciones sociales y eclesiásticas debían ser quienes implementaran las medidas, hasta un esquema mixto donde la asignación y administración de los beneficios sociales estuvieran en manos de organizaciones no gubernamentales desvinculadas de intereses político-partidarios, de acuerdo con reglas fijadas por el poder legislativo.

El granero se rebela: conflictos y dilemas

Superpuestos con los editoriales sobre la crisis socioeconómica y sus principales consecuencias en la situación nutricional de vastos sectores sociales, Clarín, pero con mayor frecuencia La Nación, han publicado editoriales respecto a la situación de los diferentes complejos que integran el sector agrícola-ganadero, sus principales demandas y las medidas gubernamentales. Como hemos visto en los apartados precedentes, estas fueron poniéndose de relieve desde el 2003 y adquiriendo mayor intensidad en los años subsiguientes, con el aumento de los precios de los alimentos y las diversas medidas que el gobierno nacional fue implementando: acuerdos de precios con actores de la cadena agroalimentaria, aumentos de las retenciones y apertura y/o cierre de las exportaciones, otorgamiento de cupos de exportaciones para determinados productos.

Estas medidas han sido discutidas por el diario La Nación, que defiende su postura sobre la no intervención del Estado en la economía y discute todo proyecto de ley o medida que implique nuevas regulaciones por parte del Estado respecto a los mercados agrícolas y ganaderos.

El campo no necesita que le den una mano. Por el contrario, requiere que le saquen de encima la pesada mano del Estado. (La Nación, 29 de julio de 2006).
[...]
El dilema que presenta hoy el Gobierno en el sentido de que "exportamos lo que comemos" podrá ser resuelto con ventaja si se otorgan vales alimentarios u otras compensaciones a la fracción de la población de menores ingresos. Ello ha de ser mucho más eficaz y recomendable que la aplicación de la compleja, arbitraria y burocrática madeja de subsidios [...]. (La Nación, 29 de diciembre de 2007).

Como hemos afirmado en el apartado precedente, La Nación ha criticado las retenciones desde su reimplantación en 2002, calificándolas como impuestos distorsivos, regresivos y discriminatorios. Con el paso de los meses los asumirá como confiscatorios e inconstitucionales. Por lo tanto, cuando en marzo de 2008 se anunció la Resolución 125 /o8 que intentaba modificar el esquema de derechos de exportación de un subconjunto de cereales y oleaginosas, aumentando las retenciones especialmente de soja y girasol, el medio tuvo un rol central en la defensa de los intereses del sector agrícola. Así, la medida gubernamental fue la caja de resonancia que desató un conflicto que fue llenándose de argumentos y proyectándose sobre otros aspectos, impactando en los ámbitos político, económico, social y hasta cultural, desnudando las relaciones conflictivas entre gobierno y medios de comunicación, y mostrando sus esquemas de apreciación y evaluación.

La rentabilidad de los productores agrícola-ganaderos y la equidad distributiva se erigieron en los temas presentados por La Nación. Es decir, se pusieron en el centro del debate las ganancias en un contexto de crecimiento económico, cómo se distribuye esa ganancia, cuánto debe aportar un sector y cuánto debe exigir el Estado, pero también, aunque menos insistentemente, el tipo de productos producidos (forrajes para animales o alimentos para personas).

Así mismo, la cuestión de la producción alimentaria adquirió otro cariz: como oportunidad histórica desaprovechada.

Entre las naciones más beneficiadas por los altos precios mundiales de los productos del campo se encuentra la Argentina [...] Todos ellos están sacando buen partido de la situación, con excepción de nuestro país, que no ahorra medidas destinadas a reducir sus exportaciones [...] que han llevado a un enfrentamiento con el sector más sano, eficiente y competitivo de la economía [...] Abrir la economía dando mejor curso a las exportaciones del campo no significa de ninguna manera olvidar las necesidades de un importante número de compatriotas para quienes los mayores precios de los alimentos representan una carga imposible de llevar. (La Nación, 24 de mayo de 2008).

Las entidades del sector agropecuario rechazaron la medida que intentaba implementar el gobierno, por considerarla recaudatoria y confiscatoria, movilizándose y realizando diferentes medidas de protesta. Aun cuando ambos medios hayan acordado con las razones de las sucesivas protestas, no apoyaron ni justificaron las principales modalidades que fueron adquiriendo (especialmente los cortes de rutas nacionales).

Luego de cierres y aperturas al diálogo, el gobierno anunció un plan de medidas y compensaciones para los pequeños y medianos productores del sector, pero no logró destrabar el conflicto. Claramente había un tejido de intereses divergentes que, sin embargo, y por efecto de la coyuntura, los actores habían logrado presentar como intereses comunes, tanto en el sector agrario como en la sociedad en general. En este sentido, para La Nación, la división entre grandes y pequeños productores constituía una gran simplificación, a la vez que respondía a un objetivo político más que económico, una estrategia divisionista.

De un marcado sesgo político, más que económico, parecen estar impregnadas las compensaciones que el Gobierno ofreció a las entidades agropecuarias para que desistieran de las medidas de fuerza que mantuvieron en vilo al país durante veinte días [...] Estas propuestas, así como los discursos de la presidenta [...] demuestran que existe una intención política de dividir al campo. Los productores grandes, así como algunos medianos y chicos, integran un todo armónico e interactivo favorable a la productividad [...]. (La Nación, 4 de abril de 2008).

Clarín no discutirá ni problematizará la división del campo entre grandes y pequeños. Por el contrario, la heterogeneidad del sector será una realidad cristalizada en las protestas. En otras palabras, se posicionó como "nuevo en la materia", como un testigo objetivo y no comprometido.

[...] la composición social de las protestas rurales mostró que el campo no es un conjunto homogéneo, y que cualquier política pública debería tener en cuenta las diferencias de situación y posibilidades de los destinatarios. (Clarín, 30 de marzo de 2008).

No obstante las diferencias entre una y otra estrategia, La Nación y Clarín cooperaron en la difusión de los valores defendidos por el "campo", construyéndolo como "motor de la riqueza nacional, de la economía, el empleo y las exportaciones"; como "actor clave en la recuperación de la economía"; como "factor de crecimiento"; como "símbolo de su identidad cultural". Ya en 2004, La Nación bregaba por la unión del "campo" a partir de una entidad unificadora de la voz de todas las entidades para defender los intereses del sector. También en 2007 volverá sobre el mismo tema y presentará la agenda de temas del sector, congruente con su agenda.

[...] poseen una marcada identidad en todo cuanto se refiere a su implacable reclamo sobre la seguridad jurídica, la seguridad de personas y bienes, el repudio por los impuestos a las exportaciones y la discriminación económica y social respecto de otras actividades, el desempeño sin trabas estatales de los mercados, manifestaciones que excluyen populismos y demostraciones demagógicas tan frecuentes no solo ahora sino desde hace medio siglo [...] son muchas más, y sobre todo más importantes, las coincidencias que las divergencias [...]. (La Nación, 4 de agosto de 2007)

A medida que fue transcurriendo el conflicto, se fue configurando al gobierno y al campo como bandos antitéticos en el marco de una "guerra" política y simbólica que invisibilizó aspectos importantes de la problemática agroalimentaria. La Nación apeló a la calificación del primero como promotor de la confrontación, la provocación, la irresponsabilidad cívica y hasta el desconocimiento técnico del sector agrícola-ganadero; mientras que al segundo lo calificó como promotor de la reflexión, el trabajo y la perseverancia. Clarín mostró una actitud menos contemplativa con los productores e identificó también estrategias confrontativas en algunos sectores del agro. Así mismo, apeló a la responsabilidad del gobierno como representante del Estado para desactivar el conflicto. La actitud que tomarán ambos medios en cada una de las protestas será la de demandar diálogo y negociación sin confrontaciones, y abandonando las antinomias.

El Gobierno ha buscado denigrarlos [a los productores], sin ahorrar calificaciones maliciosas: por la supuesta pretensión de vender sus productos al exterior en detrimento de los consumidores argentinos, los ha tildado de egoístas y oligarcas, cuando no de golpistas [...] El discurso oficial, basado en la descalificación, tiene su explicación en el fracaso de la estrategia gubernamental para dividir y cooptar con dádivas a un sector que hoy está más unido que nunca [...]. (La Nación, 10 de mayo de 2008).
[...]
[...] Tanto el Gobierno como los dirigentes del campo tienen la responsabilidad de desactivar la espiral del conflicto para volver a la mesa de negociaciones [...]. (Clarín, 1 de junio de 2008).

En un escenario conflictivo, donde los alimentos escaseaban, la presidenta de la nación envió el proyecto de modificación del esquema de derechos de exportación al ámbito legislativo. Ambos medios saludaron esta iniciativa, presentando el espacio legislativo como espacio de diálogo, argumentación y deliberación, pero especialmente como el apropiado para discutir modificaciones en el régimen impositivo. Este posicionamiento se contraponía a la consideración de la medida como arbitraria, unilateral e "injusta".

Finalmente, el proyecto no fue aprobado por el poder legislativo y luego se derogó la Resolución 125/08. Los medios analizados no dudaron en calificar lo sucedido como una derrota política para el poder ejecutivo de la que era muy difícil salir con esa manera de "gestionar la política" y con esa visión conspirativa que, según ellos, adolecía el gobierno nacional. Con la derogación, los actores del sector agropecuario intentaron sumar adhesiones para seguir debatiendo sobre aspectos inherentes al sector. Ambos medios aprovecharon el contexto para intentar incidir en la formulación de una política agraria nacional. Pero el escenario había cambiado y los primeros síntomas de la crisis internacional concentraron mayor atención, ingresando nuevos temas a la agenda mediática.

Entre el granero, la góndola, la mesa y la balanza: dilemas de la alimentación de nuestro tiempo

¿Por qué analizar los discursos y posicionamientos de los medios en un tema como el alimentario? Porque, aunque nos parezca obvio y natural, el tema es relevante, en cuanto opera sobre nuestras condiciones de existencia. Pero lejos estamos de considerarlo únicamente desde su dimensión biológica. Aunque ella está presente, la alimentación es un fenómeno sociocultural y, por ende, condicionado por la sociedad en la que vivimos. Cuando analizamos sus diferentes componentes y el modo en que diferentes actores (en este caso el mediático) la problematizan, también comprendemos la sociedad en la que vivimos.

Nos dedicamos en este artículo a reconstruir la problemática alimentaria en la prensa gráfica, especialmente en los editoriales de dos medios argentinos, ya que si bien es posible la reconstrucción de los posicionamientos político-ideológicos a partir del análisis de otros géneros, es en los editoriales donde podemos observar la asunción explícita de determinada posición, por las características propias del género. Pero, a partir del análisis de los editoriales de la prensa gráfica, asumimos a los medios no solamente como escenarios de difusión de determinados posicionamientos político-ideológicos sobre la cuestión alimentaria en función de sus intereses, sino también con capacidad potencial para aliarse con determinados actores político-económicos, difundir "ideas" sobre el rol del Estado, crear agendas de problemas e incidir en las políticas alimentarias. Así, en la reconstrucción de los componentes del campo alimentario y el análisis de tensiones, contradicciones y conflictos que realizamos en esos singulares textos mediáticos, identificamos ciertas representaciones vinculadas con las características de la matriz productiva y alimentaria, sus dilemas y propuestas de acción.

Sostenemos que fueron dos los aspectos críticos más difundidos y problematizados: la cuestión de la producción y de la inaccesibilidad a los alimentos, y sus consecuencias en la situación nutricional. Sostenemos también que el dilema escenificado por medio de la posibilidad de volver a ser el granero o la góndola del mundo e intervenir en las contradicciones que nos muestran la mesa y la balanza (que evidencian las dificultades para el acceso a los alimentos de vastos sectores sociales y las consecuencias en sus cuerpos), se resuelve de manera diferencial según el medio. La Nación, desde su posición del saber, se erigió como portavoz en relación con la instalación y discusión de la agenda de temas que interesan al sector más concentrado del sector agroalimentario: remover toda medida de intervención estatal en los mercados que lo integran y promover las exportaciones agroalimentarias (aun a costa de cambiar la dieta de la población). Por lo tanto, promover la capacidad de Argentina como productora de alimentos y alentar su imagen como granero o góndola del mundo.

El aprovechamiento de una oportunidad presentada como histórica para producir y exportar alimentos redundaría en un "natural" bienestar colectivo, y con la "ayuda" alimentaria destinada a sectores en situación de pobreza se resolvería el dilema. Clarín, menos activo en la difusión de los intereses del sector agroalimentario, evitó tener que tomar posición, hasta que, por las derivaciones del conflicto de 2008, se transformó en objeto y parte del debate. Así, intentó mostrar cierta actitud no comprometida leyendo la iniciativa gubernamental (Resolución 125 /08) como medida para detener la subida de precios en los alimentos y aumentar la recaudación de impuestos. En este equilibrio intentó mantenerse, pero su preocupación fue la producción de bienes con alto valor agregado para ofrecer al mundo y el acceso a los alimentos de los sectores medios y bajos, solicitando la intervención del Estado para mejorar la accesibilidad alimentaria.

Para ninguno de los medios, los dilemas se resuelven bregando por una mayor soberanía alimentaria, organizando la producción y el consumo de alimentos, de acuerdo con las necesidades locales, para garantizar el derecho a una alimentación saludable y culturalmente apropiada. Sin embargo, estas representaciones no son patrimonio exclusivo de la prensa gráfica.

Argentina ha atravesado diferentes contextos socioeconómicos, y la cuestión alimentaria fue debatida en múltiples escenarios, producto de profundas crisis y dilemas. Los más visibles, no los únicos, nos muestran la complejidad que asume en nuestro tiempo. Asumimos, entonces, que la escenificación de ciertos aspectos ha opacado la crisis y los cambios que se dan simultáneamente en todos los componentes de la alimentación: respecto a la producción agroalimentaria, se vislumbra una crisis de sustentabilidad; respecto a la distribución, se enfrenta una crisis de equidad fundada en la lógica de la ganancia, y desde el punto de vista del consumo, se sufre una crisis de comensalidad (Aguirre, 2007, 2010).

Para concluir, debemos señalar que estas últimas afirmaciones nos interpelan para reconocer las limitaciones e identificar los nuevos desafíos que se nos presentan. Al centrarnos en cómo los editoriales "construyen" la problemática alimentaria y qué tipo de representaciones sobre la alimentación se ponen en juego, la limitación con la que nos encontramos cuando realizamos la indagación que presentamos en este artículo es la de una mirada que recorta sobre un actor y un género (la prensa gráfica y sus editoriales), sin detenernos en la relación que se establece con otros actores políticos, sociales o académicos. No obstante, contribuye en el conocimiento respecto a cuáles son los aspectos problematizados de nuestro objeto y los posicionamientos político-ideológicos de dos medios importantes en relación con este, vislumbrando sus implicancias. Por lo tanto, permite comenzar a reconstruir algunos debates y procesos políticos, económicos, sociales y culturales vinculados no solamente con el ámbito mediático.

Nuestras afirmaciones apuntan a la necesidad de continuar investigando para responder preguntas nodales sobre el rol que desempeñan los medios de comunicación. El desafío, entonces, es reconstruir los procesos mediáticos, ahondando en el análisis de los discursos de los medios, y en la relación que se establece entre ellos y determinados actores y prácticas vinculados con la alimentación de nuestro tiempo. En otras palabras, líneas de investigación que contribuyan a brindarnos conocimiento sobre la incidencia político-cultural que tienen los medios para explicar y proponer soluciones a la problemática alimentaria, en el marco de procesos y relaciones más amplios.


Notas

1El conflicto se desató a partir del intento de modificar el esquema de derechos de exportación (en adelante retenciones), bajo la Resolución 125/08 del Ministerio de Economía y Producción. La modificación de una alícuota fija (como la que se venía imponiendo) a una móvil tenía el propósito de adecuar el pago del derecho a la exportación a la variación de las cotizaciones internacionales, en el marco del aumento de los precios internacionales de los commodities que se venía produciendo desde el 2002. El nuevo esquema implicaba el aumento de los derechos de exportación para la soja y el girasol, y una disminución para el trigo y el maíz.
2El diario La Nación ha sido tradicionalmente el órgano difusor de las ideas representativas de los sectores de clase alta y media alta argentinos: defensores de los intereses del sector agroexportador, conservadores en lo político y liberales en lo económico. El diario Clarín ha sido tradicionalmente el órgano difusor de las ideas representativas de los sectores de clase media urbana, bregando por los intereses de la burguesía nacional.
3Nos referimos a la modalidad que ha adquirido la distribución final de alimentos en los últimos 30 años, a partir del ingreso de los grandes híper- y supermercados de capital extranjero al país, y la incidencia que tienen estos nuevos actores sobre los complejos agroindustriales, al modificar el perfil de la distribución y comercialización, y establecer nuevas relaciones entre la industria y la distribución (Teubal y Rodríguez, 2002).


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