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Investigación y Educación en Enfermería

Print version ISSN 0120-5307On-line version ISSN 2216-0280

Invest. educ. enferm vol.24 no.2 Medellín Jul./Dec. 2006

 

El baile: representación social y práctica saludable

Verónica Ochoa Patiñoa

Este artículo es derivado de la investigación: Representaciones sociales del baile y su relación con la promoción de la salud, realizado durante enero – noviembre de 2004, con financiación de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia COMFAMA.

a Docente Universidad de Antioquia. Licenciada en Educación: Educación Física. Especialista en la Planeación de la Participación Comunitaria. Magíster en Salud Colectiva. Correo electrónico: verosdance02@yahoo.es

Cómo citar este artículo: Ochoa V. El baile: representación social y práctica saludable. Invest. educ. enferm. 2006; (24)2: 54-63.

Recibido: 31 de mayo de 2005. Envío para correcciones: 22 de agosto de 2006. Aprobado: 6 de septiembre de 2006


RESUMEN

OBJETIVO: comprender las representaciones sociales del baile en un grupo de practicantes de una academia de la ciudad de Medellin. METODOLOGÍA: estudio cualitativo basado en la teoria del Interaccionismo Simbólico. Se entrevistaron 12 usuarios del programa de baile de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia-Comfama. RESULTADOS Y DISCUSIÓN: para las personas del estudio, el baile pasa de ser una necesidad social, expresada en la necesidad de interacción social y reconocimiento, a entenderse y asumirse como un comportamiento saludable. Los testimonios evidencian cómo en esta transición de sentido, de necesidad social a comportamiento saludable, juegan un papel determinante las instituciones que ofrecen el servicio de enseñanza del baile, los profesores de baile, y las relaciones que se suceden en los grupos y en los lugares de clase, práctica y baile. CONCLUSIONES: existen tres agentes de mediación: la institución, la clase y los sitios de baile y práctica, los cuales se mueven en una trama ineludiblemente social, compuesta por procesos psicosociales y determinantes provenientes del contexto social, que hicieron que los participantes cambiaran las maneras de pensar y actuar con respecto al baile: de rumba, cigarrillo y licor a una práctica de promoción de la salud y de bienestar

PALABRAS CLAVES: baile, representaciones sociales, promoción de la salud.

Dancing: social representation and healthy behaviour

ABSTRACT

Objective: of this article is to make understandable how dancing academies transform the representation of dancing from social intercourse to health behavior. Methodology: qualitative study following a theoretical perspective, interactive symbolism and analytical strategy based on grounded theory. Twelve participants in the Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama sponsored dance program were interviewed. Results and discussion: for the surveyed people dance changes from social rewarding intercourse into healthy behavior. Significant roles are performed by dancing sponsors and dancing teachers and new relationships arise in groups, classrooms and when dancing. Conclusions: there are three mediation agents: the sponsoring institution, the classroom and training time and through them determinant social psycho processes are interwoven. Accordingly the participants left behind their ways of thinking about dance, parties, cigarette and booze and began considering dance as a beneficial health activity.

Key words: dance, social representations, health promotion.

INTRODUCCIÓN

Los estudios antropológicos de la danza han podido dar cuenta de cómo son las personas al ver sus bailes, cuáles son sus creencias, sus ideas, sus símbolos, cómo consideran su propio cuerpo y qué lugar ocupan en sus vidas el sexo, la muerte, el amor o el poder1.

El baile responde a la necesidad de los seres humanos de crear con su cuerpo una serie de imágenes y percepciones en sí mismos y en los demás para dar a entender una idea. Al conservar la intención de comunicar, el baile se convierte en una acción cargada de sentido, mediante la cual se expresa algo ante los demás: la forma de vida, los pensamientos y las emociones; las costumbres y saberes de los antepasados, o, simplemente, la expresión de una necesidad lúdica2.

Algunos investigadores2, aunque reconocen la intención comunicativa e intencionada del baile, consideran que éste también puede darse de forma no intencionada, especialmente cuando se trata de la expresión de las emociones, como cuando la persona baila por alegría, por diversión o por desfogue de energía.

Para los jóvenes, el baile es un vehículo de sueños, emociones y sentimientos, que hace posible el encuentro con un proyecto tangible, no ausente ni alejado de la realidad2. Los ancianos lo asumen como una forma de estar activos físicamente: al sentir mejoría en su salud física y mental, consideran el baile una actividad de placer importante en medio de su cotidianidad3. La danza aparece como vehículo de identidad y reconocimiento dentro de la comunidad4.

En este sentido, durante los últimos 20 años, en la ciudad de Medellín se ha observado un creciente interés por la práctica del baile; los lugares dispuestos para practicarlo son cada vez más numerosos y concurridos. Con frecuencia son espacios para el consumo de cigarrillos, licor y sustancias psicoactivas. Concomitante con esto, se observa un aumento considerable de instituciones que ofrecen la enseñanza del baile: en 1990 los lugares dispuestos para ello eran pocos y funcionaban en casas; para el 2003 hay registradas en la ciudad de Medellín más de 50 academias de baile, las cuales impulsan el montaje de grupos, ofrecen espectáculos de alto nivel, crean lo que se ha denominado bailarines “profesionales”, la mayoría de los cuales son contratados por las mismas academias como profesores, se esfuerzan por encontrar nuevos talentos, apoyan la competencia y responden al creciente número de personas que buscan aprender la técnica, adquirir las habilidades necesarias o mejorar su desempeño.

Como fenómeno sociocultural y colectivo que tiene funciones específicas dentro de un sistema social particular, es importante entender el lugar y el sentido que el baile ocupa dentro de la sociedad contemporánea, el papel que juega dentro de la construcción de la realidad social de sus practicantes y su influencia en el bienestar de las personas. Por ello, entendiendo el baile como la manifestación sociocultural y teniendo en cuenta que en él se puede percibir una intención de tipo comunicativa en torno a los modos de vida, creencias y valores, esta investigación se propuso la comprensión de las representaciones sociales que se construyen alrededor de esta práctica en una academia de la ciudad de Medellín.

El modelo es el de las representaciones sociales: "aprehender las formas y los contenidos de la construcción colectiva de la realidad5-7". Desde esta perspectiva se pretende llegar al objetivo de esta investigación.

Las preguntas sobre las opiniones, ideas, valores, pensamientos, imágenes, creencias, significados, estereotipos y actitudes que las personas poseen del baile, es decir, la pregunta por las representaciones sociales del baile, pretendió ser resuelta a partir de un estudio de tipo cualitativo. Este enfoque plantea que la realidad es plural y construida socialmente, busca hacer lecturas del contexto donde sucede esa realidad y se interesa por el fenómeno de la experiencia humana y los significados que le son atribuidos8-10.

El trabajo se apoya en el Interaccionismo Simbólico11-13, teoría que afirma que el pensamiento está moldeado por la interacción social, en la que las personas aprehenden los significados que la sociedad les da a las acciones. Esto les permite actuar e interactuar, modificando los mismos y las respuestas, de acuerdo con su interpretación de las acciones, los acontecimientos y situaciones.

Se seleccionaron personas mayores de 30 años de ambos sexos, los cuales debían llevar en la práctica institucionalizada del baile mínimo un año, ser practicantes regulares y participar de manera voluntaria en la investigación. La selección de los participantes se realizó mediante invitación salón por salón, se explicaba el objetivo, la metodología y el perfil del participante, y de manera libre las personas expresaban el deseo de ser entrevistadas.

Con la entrevista se busca entrar al mundo interior de la persona “(...) para vivir como él su propia experiencia (...)” 14, para comprender el fenómeno. La información se recolectó entre el 31 de octubre y el 29 de noviembre del 2003, siguiendo los lineamientos de la entrevista semiestructurada 12-16, la cual se puso a prueba en un estudio exploratorio. Se obtuvo de los participantes, por escrito, el consentimiento informado; las entrevistas fueron grabadas en su totalidad y luego transcritas para su codificación. Para la presentación de los hallazgos se cambiaron los nombres de los participantes por códigos, lo cual permite mantener el criterio y compromiso de guardar la confidencialidad y anonimato de los participantes17.

La recolección de los datos estuvo orientada por el muestreo teórico, centro de la teoría fundamentada18, 19, es decir, por aquel ejercicio de hacer preguntas analíticas, comparaciones entre los datos y búsqueda de asuntos clave para ser indagados posteriormente con otros participantes, acudiendo a personas que maximicen las oportunidades de descubrir variaciones entre los conceptos y que hagan más densas las categorías en términos de sus propiedades y dimensiones. Esto implicó ir realizando el análisis de la información de manera paralela a la recolección de los datos.

El estudio utilizó como herramienta de análisis la teoría fundamentada18, 19 , y su procedimiento básico, la codificación20, en sus tres fases: descriptiva o de codificación abierta, axial y selectiva. Se tuvieron en cuenta las diferentes estrategias propuestas desde el método: conceptualización, elaboración de memos, y diagramas. La recolección de la información se realizó hasta cuando se obtuvo la saturación teórica de las categorías (12ª entrevista), es decir, cuando no aparecen datos nuevos que realimenten los ya encontrados21. La validez del estudio se sustenta en el uso riguroso de las técnicas que se recomiendan para el análisis de datos cualitativos, además del compromiso de la investigadora con el manejo estricto de los datos. Fue posible así garantizar una descripción amplia de las categorías emergentes.

RESULTADOS

Las personas de este estudio fueron 6 hombres y 6 mujeres, alumnos de baile de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia, COMFAMA, de edades entre 33 y 54 años. Una persona era de estrato 1, dos de estrato 2, seis de estrato 3 y tres de estrato 4. Cinco tenían 2 años de práctica de baile, tres llevaban 3 años y cuatro personas tenían de práctica entre 5 y 9 años. Todos eran alumnos de las diferentes sedes de COMFAMA.

Una de las categorías que emergen de esta investigación es la práctica del baile como un comportamiento saludable, la cual se sustenta en tres agentes de mediación: las academias de baile, las clases de baile y los sitios de baile y práctica.

LA PRÁCTICA DEL BAILE COMO COMPORTAMIENTO SALUDABLE

Creen que el baile va unido a la pachanga, a la rumba, al trago, a emborracharnos, y es totalmente diferente. A medida que vos vas estando dentro del baile, se te va quitando la necesidad de emborracharte, de tomar trago.

Lorenza b

La práctica del baile, tan cercana en nuestro medio a una actividad de riesgo, porque se asocia con consumo de licor, droga y prácticas sexuales inseguras, pasa a ser entendida y asumida por los participantes como un comportamiento saludable digno de ser incorporado al estilo de vida.

Los datos evidencian cómo en esta transición de sentido juegan un papel determinante las instituciones que ofrecen el servicio de enseñanza del baile, los profesores de baile y los pequeños grupos que se conforman alrededor de su práctica.

El encuentro con la institución

(...) fui e investigue cuándo había cursos, y sin ningún problema pregunté, hice la solicitud, pagué la matrícula e inicié el curso (...) Donde yo inicié quedaba cerca de mi casa (...) podía escoger un horario cuando terminara mi trabajo, o sea, tenía el tiempo, tenía disponibilidad, económicamente no era ningún problema y lo más importante, que a mi me fue agradando la cosa. Eso facilitó que me quedara todo ese tiempo en esa actividad, como te digo, pienso que voy a estar muchísimo tiempo en eso
Robertoc

Una vez que las personas deciden aprender a bailar, comienzan a seleccionar el lugar donde tomarán las clases. Este debe brindar la posibilidad de articular su oferta de servicios con las condiciones del usuario, regularmente representadas en poca disponibilidad de tiempo, dinero, y búsqueda de facilidades de acceso.

Lograr esta articulación entre las condiciones objetivas de uno y otro es uno de los factores más importantes en la configuración del bienestar y en la intención de hacer de un comportamiento, un hábito dentro del estilo de vida de una persona. Las investigaciones en salud muestran que asumir un comportamiento saludable implica un esfuerzo y por eso sólo se da cuando las personas ven, entre otras cosas, pocas dificultades para la puesta en práctica de la conducta22.

Pero además de las condiciones objetivas, la institución debe favorecer la articulación entre elementos culturales y sociales que den sentido a la práctica. En este caso, la institucionalización del baile implica un encuentro con un espacio físico aceptado socialmente, en el que tiene lugar su normatización y regulación. En él se reproduce un cierto orden social, que aunque puede ser trasformado23, informa a las personas sobre si están en el lugar adecuado para lo que buscan. Así, ellos evalúan las características del servicio y la manera como éste llena sus expectativas.

Estas apreciaciones tienen que ver con la concepción tradicional de la enseñanza como un proceso de dosificación de la información y de conocimiento, que debe ser supervisado en aras del éxito. Cuando en el proceso de enseñanza no se da una lógica que guíe el aprendizaje, éste tiende a ser desvirtuado y descalificado.

Para completar el ciclo, además de evaluar, los practicantes también buscan ser evaluados. Ello se percibe como un componente más del proceso de aprendizaje que lo realimenta y direcciona. En este sentido, la administración de sanciones por no aprender los pasos y ritmos del baile y las respuestas ante el propio fracaso son formas de regulación y autorregulación, que ponen de manifiesto la importancia de los controles sociales para cada actividad. Es decir, la certificación del aprendizaje exige el cumplimiento de unos requisitos, al final de los cuales se puede asumir con propiedad un lugar en el mundo.

(...) yo me doy cuenta de que cada vez que estoy cambiando de estado de ánimo el baile se me dificulta o se me facilita. De eso me hizo caer mucho en cuenta mi profesor, porque él nos evalúa constantemente, y me dice ¿Por qué té estas devolviendo en un proceso que ya tenías dominado? Eso se veía más que todo cuando estaba el en Porro II, cuando ya había pasado el Porro I y me había ido bien en el dominio de los pasos y del ritmo, pero llegué al Porro II y no sé en que momento mi estado de ánimo volvió y bajó y fue como si yo no hubiera pasado por Porro I, como que yo no hubiera tenido la experiencia
Lorenzad

A la luz de estos testimonios se observa que la práctica del baile trasciende la experiencia del movimiento. Los practicantes están tras una experiencia que armoniza lo físico y lo mental con elementos de orden estético, musical y creativo, que contribuye a configurar la sensación de bienestar. La cual, además de la articulación de condiciones objetivas, requiere una combinación de dominio, disfrute, conocimiento y obtención de resultados prácticos.

En general, la mediatización de la institución que tiene lugar en la práctica del baile, muestra que para que las instituciones puedan ser consideradas marcos de articulación para la experiencia humana, deben satisfacer tanto expectativas objetivas como subjetivas de los usuarios, lo cual es posible a partir de su participación en contextos culturales y sociales comunes.

(…) en los mismos cursos de COMFAMA normalmente se están programando algunas actividades extraclases, básicamente con el ánimo de practicar, entonces hay salidas a determinadas discotecas, hay reuniones en determinadas casas, hay programaciones de fin de nivel o de curso que las hacemos en alguna finca, en algún estadero fuera de la ciudad, bueno hay un poco de actividades que normalmente hacemos
Robertoe

El encuentro con el profesor

A mí lo que más nervios me da es bailar con el profesor, él sabe que con él yo lo voy a hacer un poquito acomplejada, que yo lo voy a hacer mal y que él me va a regañar o me va a decir tal cosa; a mí me da ese susto porque yo lo respeto; es que él es muy profesional en su baile
Ceciliaf

En el marco de las instituciones educativas, y como tales las que ofrecen el servicio de enseñanza del baile, la transmisión de ideologías tiene lugar a partir de la ejecución del rol del profesor. Él, como figura central dentro del aula, es quien orienta el proceso del alumno. En ese sentido es inevitable mirar al profesor, como tradicionalmente se ha hecho, desde una relación de poder, jerarquía, conocimiento, mitificación y modelo a imitar. El profesor de baile es la persona a quien se admira, a la que se quiere imitar por sus atributos físicos y técnicos pero también por su personalidad.

Los alumnos son convocados por los profesores no sólo a cumplir las normas institucionales sino los parámetros socialmente definidos que los catalogan como bailarines: postura, manera de tomar a la pareja, los esquemas, figuras, vueltas y pasos. Es decir, que tanto norma como estereotipos son reproducidos e impulsados por la figura “suprema” del profesor, figura que está dada por dos asuntos, el primero su dominio “pedagógico”, y el segundo su dominio técnico, ambos en completa interacción y celosamente demandados por los alumnos.

El discurso del profesor frente al alumno tiene dos caras, una de ellas orienta, aconseja, brinda afecto, apoyo, comprensión, protege, se preocupa, le presenta estrategias de acercamiento a la técnica que facilita su compresión y adquisición, e impulsa la socialización; la otra cara estimula transformaciones del orden actitudinal y comportamental, convocando al alumno a otras formas de pensarse. La primera cara hace una convergencia de tipo afectiva, la segunda una convergencia de tipo ideológica, en la medida en que comparte e imparte al alumno una idea de cómo ha de asumirse la vida y las relaciones con el entorno, las cosas y las personas. El papel del profesor en este sentido ha sido el de consejero, animador y orientador para el alumno, pero también instigador del cambio, lo que representa significancia en tanto ha permitido el acercamiento profesor - alumno, estableciendo lazos de amistad, en algunos casos muy fuertes.

En su rol, el profesor sugiere estrategias, modos de actuación y maneras de hacer frente a experiencias estresantes como la soledad, la falta de un compañero afectivo, sentirse menos que otro, tener una figura poco llamativa, encontrarse con una persona que no maneje el ritmo o presente dificultades en la ejecución del baile o con una que sencillamente no se interese en bailar.

“ (...) ella [se refiere a la profesora] nos decía: ‘escondan el abdomen y que no se vean con tanta barriga. La espalda, bien derecha’ Entonces tuve que entrar a una gimnasia pasiva, porque yo tenía barriga” (Rosa)g

Según los participantes, hay varias cualidades que parecen poseer sus profesores y que han afectado la representación social que sobre el baile se tiene, por un lado conocimiento, experticia, creatividad, flexibilidad, convicción, compromiso, sensibilidad, vocación, altos niveles de exigencia y perfección, y por el otro lado, el énfasis que los profesores hacen en los beneficios que trae no sólo la práctica del baile, sino los cambios en hábitos como fumar, comer en exceso y beber, y la importancia de preocuparse por mejorar la apariencia física y cambiar la actitud hacia la vida. Con ello los profesores tratan de superar la inactividad, el tabaquismo, el alcoholismo, la obesidad, el estrés, y a la vez están incentivando la autonomía, la libertad, la creatividad y la autoestima en sus alumnos.

Los profesores en su acción, ya sea consciente o inconscientemente, han hecho que en las personas se desarrollen actitudes positivas con respecto a ellos mismos y los otros, han hecho que puedan expresar sus emociones y sentimientos de una manera más tranquila y sin culpas, han logrado que puedan interrelacionarse de una manera más asertiva con los demás, han hecho posible que se integren a estas prácticas y observen que pueden lograr resultados sin un esfuerzo muy alto.

El encuentro con el grupo

“ Se forman amistades, grupos muy acogedores, grupos muy especiales para distracción; se van conociendo muchas personas, se van realizando con eso del baile, se forman relaciones muy estrechas, uno lo toma como una distracción muy sana” (Rubén)h

Los medios de comunicación, las condiciones de circulación y las funciones sociales son los elementos que dan sentido al carácter histórico y social de la representación24. Dichas condiciones sólo se conciben en ámbitos colectivos y grupales, es decir en situaciones que reúnen a dos o más individuos. Es así como el grupo cobra relevancia a la hora de configurar la representación social sobre el baile.

Al observar los distintos grupos y al escuchar a los participantes de la investigación referirse a ellos, no es difícil concluir que estos grupos cumplen con cada una de las categorías expresadas por Pardo25 , como compartir una actividad (el baile), vivir colectivamente otras actividades, espacios y situaciones; reconocer y validar la existencia de otros grupos que, al igual que ellos, se mueven en el espacio del baile, reconociendo las posibles dinámicas que en su interior se dan; se sienten pertenecientes al grupo y comparten sus creencias, valores y costumbres; actúan conforme al valor de solidaridad y al principio de la técnica como máximo ideal. Estos grupos constituyen y reproducen en el discurso intergrupal del baile, su unidad.

El espacio para la vivencia y el encuentro con el grupo es la clase. En la clase, la persona se ve abocada a acatar las normas establecidas, relacionadas con hora de ingreso y salida, las formas de vestir, el tipo de compañeros, la actitud en clase, debe acatar la estandarización de elementos de orden técnico y estético, estrategias metodológicas de “obligatorio” cumplimiento como son bailar con quien el profesor determine, ser monitor, salir al frente de todos los compañeros, mostrar sus avances y participar en las actividades organizadas por el grupo: celebraciones, clausuras, presentaciones.

La comunicación – forma del discurso – entre los miembros del grupo se presenta como una poderosa herramienta con la cual reconocen, conocen, aprenden y trasforman su realidad mediante la representación simbólica de todos los actos colectivos relacionados con el baile, dándoles un significado, cargándolos de sentido y autoafirmándose como sujetos, es decir transformando su identidad. A través del acto de la comunicación el grupo se consolida con un lazo de cohesión poderoso. Con el lenguaje las representaciones sociales adquieren una forma material perceptible, pasando del dominio individual al colectivo.

En la clase se van constituyendo los diferentes círculos de amigos cuyo parámetro de selección tiene que ver más que todo con el hecho de compartir el mismo gusto; en estos círculos de amigos se abren los espacios de interacción a través, entre otras cosas, de actividades, fiestas y salidas a lugares de baile. Los participantes manifiestan en su mayoría que “no ven la hora” de que se llegue la clase para ir a disfrutar del espacio que brindan los compañeros de clase, éstos representan la posibilidad de salir a bailar y disfrutar de la música en la compañía de otras personas.

Las representaciones sociales que asume un grupo reflejan las características del mismo, haciéndolo particular y único con respecto a otro; de esta manera, los grupos construyen una identidad que los hace diferentes (la identidad de un grupo no puede definirse si no es por su diferencia con otros grupos) 26. Para los grupos de personas practicantes, el baile en sí mismo los hace diferentes de muchos otros, los particulariza y los adorna con unas propiedades poco alcanzadas por los demás, lo que brinda una sensación de satisfacción que alimenta el ego de quienes se encuentran inmersos en ese mundo y necesariamente los hace aferrarse aún más a él.

La conformación de estos grupos de baile sigue los lineamientos de Pardo25, en el sentido que los grupos se definen en términos de representaciones socialmente compartidas, las cuales determinan su valor social, ya sea por acceso a recursos simbólicos, a condiciones socioeconómicas o a recursos materiales. No todos necesitan desarrollar una ideología, puede ser suficiente un conocimiento y algunas opiniones comunes para que se den muchas formas de acciones y metas colectivas; en su definición se concretan criterios como pertenencia, organización o institucionalización, reproducción sociocognitiva a través de la admisión de miembros basándose en su identificación con un conjunto más o menos permanente de propiedades, actividades, metas compartidas, valores, y posición frente a otros grupos.

El encuentro con los sitios de baile

Los criterios de pertenencia, organización o institucionalización y los procesos de identificación que el sujeto establece con otros en la práctica del baile tienen su campo de acción en los sitios privados o públicos diferentes a su academia, donde se da la práctica del baile. En estos espacios se establecen intercambios conversacionales entre las personas a través de los cuales salen a flote los valores, creencias, comportamientos que son característicos del grupo que asiste a él y que de una u otra manera afectan, refuerzan y hasta modifican los valores personales de unos y otros, colectivizando otras formas de ver el mundo, permitiendo que se produzcan y reproduzcan actitudes, hábitos y comportamientos.

“ Son sitios donde rara vez se toma; donde él estuvo la primera vez, nadie tomaba, él se quedó impresionado, se consume en una forma moderada, porque la gente va es a bailar, es cheverísimo, la gente va es a bailar, no a beber ni a emborracharse. Y muy sanos, muy de amigos, prácticamente todos nos conocemos con todos y si no, mínimo, alguien te conoce de los que están ahí y los ritmos de salón que son muy alegres, el bolero, el porro, el tropical, el fox, el merengue, son ciento por ciento recomendables; inclusive encuentra uno niños, porque a veces los shows los hacen niños, adolescentes de 10, 11, 12 años; son ambientes muy sanos, muy naturales, muy ricos, “deberías ir” (Carmen)i

Los datos evidencian el impacto que sobre los participantes genera el frecuentar los sitios de baile y hacen énfasis en lo que significa para ellos el tipo de personas que encuentran en dichos lugares.

La casa del compañero como sitio de práctica

“ Nosotros practicamos en la casa de una compañera que vive por Guayabal, más o menos por ahí cada 15 ó 20 días, los sábados. .... y con mi pareja en la casa de él. Hablamos de muchos temas; constantemente de baile, de los problemas laborales, de los problemas afectivos; a eso es a lo que me refiero cuando digo que uno va creando un vínculo, como algo familiar con la gente que está alrededor”(Lorenza) j

El lugar para la práctica con otros integrantes del grupo, con un carácter no tan formal, permite desprenderse de muchas normas y pautas de comportamiento que se dan en la clase, sin embargo se define como institucionalizado en tanto se instituye, rutiniza y ritualiza.

Los alumnos, por insinuación del profesor, estrategia de aprendizaje, necesidad o motivación, conforman grupos de cuatro a seis personas para encontrarse y practicar lo aprendido, instituyen un día y una hora, por lo general fines de semana, viernes o sábado. Alrededor de esa práctica hay todo un ritual de arreglo personal como ropa, zapatos y aderezos que le confiera elegancia a la práctica del baile, además de la organización del espacio y disponibilidad de insumos que acompañan la práctica, bebidas: usualmente agua o gaseosa y algo de comida.

“ Bueno, yo te explicaba que para mí esto se ha vuelto realmente importante, y no sólo para mí sino que he coincidido con muchas personas a quienes les parece interesante y les gusta; nosotros tenemos, digámoslo, equipo de trabajo y nos reunimos, una vez en la semana, con el ánimo de practicar y compartir experiencias. Muchas de estas personas ya no estamos en el mismo curso, otras están en otras instituciones, sin embargo nos reunimos a compartir lo nuevo que estamos aprendiendo, entonces simplemente en esa reunión nos mostramos lo nuevo, repasamos lo viejo, esa reunión la hacemos normalmente en la casa de alguno de nosotros o en algún caso, salimos a una discoteca que ya tenemos establecida, hay semanas que salimos a prácticar a una discoteca, más o menos un grupo puede variar entre unas 4, 10, 12 personas, hay semanas que vamos a discoteca, pasamos un rato agradable, hay otras semanas que nos reunimos en la casa de alguno de nosotros, más con el ánimo pues de estudio ¿cierto?, de analizar, de recordar y aprender cosas nuevas (Roberto) k

Los grupos se van configurando como círculos de amigos que comparten no sólo el espacio de la práctica sino tambien otras actividades como salidas a sitos de baile y paseos; en muchos casos la amistad trasciende y se establecen relaciones afectivas entre parejas. Es un lugar de encuentro entre los discursos que van configurando la nueva representación social; allí se sucede un intercambio no sólo técnico, sino conceptual y de lenguajes simbólicos.

Al interior de la práctica, aun sin la presencia del profesor y un poco más “sueltos” de los elementos coercitivos que él representa, siguen conservando el deseo de perfección y el manejo limpio de la técnica como fin explícito de la práctica del baile.

Los sitios públicos de baile

“ (...) entonces se vuelve como una rutina, algo muy especial saber que el próximo viernes voy a ir a tal sitio, que ese sitio es de tal y tal forma(...) inclusive hasta la ropa uno la selecciona, eso es algo muy simpático, porque hasta la ropa se programa y compartiendo con la gente; no solamente yo lo he sentido así, otras personas también, uno dice ‘bueno pa ese viernes me voy a ir vestido de tal y tal forma, me voy a poner tales zapatos, tal camisa y así’, se vuelve algo muy especial el salir a bailar”. (Antonio) l

“Sí, uno llega el momento en el que al haber aprendido, ya todos los sitios no son los más indicados, si usted va un sitio popular la música que se va escuchar siempre va a ser a que todo el mundo sepa, entonces eso ya no es para uno, a uno le gusta es ir donde haya gente como uno, que sepa más, entonces uno escoge sitios más avanzados (…)” (Rubén)m

Salir a bailar es parte del estilo de vida de muchos de los que lo han bailado por más de un año. Todos los alumnos se refirieron a los mismos sitios, no sólo lo concerniente a la ubicación sino a las razones de preferencia, escogen los mismos días para salir y conocen los programas que ofrecen los lugares. Para ellos, frecuentar estos sitos se ha convertido en algo muy importante en sus vidas y muy especial: “no pasa un viernes o un sábado sin salir a bailar”, esas salidas son ya una rutina o una costumbre, por ello se elige con anticipación el lugar, la compañía y la vestimenta. Usualmente buscan estos lugares porque encuentran en ellos un ambiente de alegría, lleno de camaradería, solidaridad y ayuda ausente de egoísmo.

Un parámetro de preferencia es que el sitio sea”sano” en consideración del grupo, entre otras cosas porque, a pesar de que se tomen unas copas, las personas que los frecuentan no son “problemáticas”, van es a bailar, a disfrutar el baile, a estar juntos y a pasar un rato sabroso.

Los participantes de la investigación que frecuentan estos sitios tienen en sus armarios los vestidos, trajes y calzado propios para salir a bailar, y recurren a un maquillaje y un peinado acordes a la ocasión. Los sitios de baile aportan elementos simbólicos como traje, tipo de música y estilo de baile, elementos todos sometidos a presiones de grupo, publicidad, recursos económicos y otros que fomentan a menudo la normalización más que la diferencia individual27, y son puestos a circular en espacios de vinculación cognitiva y de configuración de estilos de vida, de estéticas y de gustos.

Los participantes del estudio prefieren estos lugares porque la mayoría de los que los frecuentan saben bailar. Son personas más armónicas y discretas para bailar, saben más que ellos, son más profesionales. Son sitios que frecuenta la gente que práctica estos ritmos. Allí no va cualquier tipo de personas, va gente que baila muy bien.

En palabras de los participantes, los sitios de baile son asumidos como lugares para la práctica, en tanto se aprovecha la asistencia de personas que saben bailar muy bien. En cada salida se va aprendiendo más, se observan las fallas a través de la propia ejecución o la de otras parejas de baile, se afianzan el ritmo y la técnica. Se tiene la oportunidad de ver a otras parejas o personas que están más avanzadas, con mejor manejo de la técnica. Los participantes prefieren ir a sitios donde puedan observar lo que han aprendido y practicar. Es un espacio que se presta para corregir las cosas, conversar y compartir. Cuando los compañeros de clase invitan a practicar, están invitando a salir a un lugar de baile. Lo que esperan los invitados es que estas personas les enseñen lo que saben.

CONCLUSIONES

En el contexto institucionalizado de la práctica del baile, este estudio permitió constatar la existencia de tres agentes de mediación: la institución, la clase y los sitios de baile y práctica. Dichos agentes se mueven en una trama ineludiblemente social compuesta por procesos psicosociales y determinantes procedentes del contexto social28, que hicieron que los participantes cambiaran sus maneras de pensar y actuar con respecto al baile, modificando en todos los casos comportamientos relacionados con su salud en una perspectiva de bienestar como estar atento a su aspecto personal: lo que implica cuidarse en el consumo de alimentos, tratar de rebajar de peso, vestirse y maquillarse para sentirse bien, socializar, buscar apoyo en sus cuestiones personales y aumentar su autoestima. Se evidencia por tanto, la emergencia de los atributos propios de las personas físicamente activas: armonía, elegancia, buena postura, coordinación, equilibrio, buena apariencia y flexibilidad29.

“ ..Sí, ya que usted me dice, (risas) que elegante, no, pero lo que hace que aprendí a bailar, eso sí me fascina “¡que voy a mandar a hacer este vestido, que un par de zapatos para bailar!” yo tengo mi ropa para bailar ¡que un peinado, que un motilado! A mí me dicen para la edad que tiene por qué no se motila. Mis hijos: ‘mami, por qué no te motilás’; no, porque me fascina tener mis peinados para mis bailes, ¡que una moña, que de puntas, que ya para ponerme un moño o para cogerme todo el cabello. Cuando usted sale a bailar, no se van a fijar tanto en la ropa, sino en los pies, entonces me fascinan los zapatos bonitos y elegantes y mi ropa bien bonita. Cuando yo cuando aprendí a bailar ella(la profesora) nos decía: ‘escondan el abdomen y que no se vean con tanta barriga. La espalda, bien derechas’. Entonces tuve que entrar a gimnasia pasiva, porque yo tenía barriga y entonces no era como estoy ahora, no, yo era más torcida, no sabía caminar; ahora imagínense, yo voy por algún sitio y me dicen: ‘oiga señora, usted camina tan bonito, usted qué es’ y yo: ‘no, yo no soy nada’ y me dicen: ‘no es por burlarme de usted, sino que sí, en realidad camina muy bonito’; pero yo lo aprendí ahora que aprendí a bailar; o sea que uno aprende muchas cosas. Antes no, yo caminaba así, con la cabeza agachada, con maleta ‘qué importa, pa los años que yo tengo y con la vida que vivo que importa que yo camine como sea, ¡que los zapatos se me pelaron en la punta, qué importa!, a mi quién me va a ver, quién se va a fijar en mí’, ahora no, ¡la ropa bonita! Me fascina’” (Rosa)n

Es posible afirmar que la transformación de la representación social del baile se da, no por los espacios en si mismos sino por lo que se sucede en su interior, es decir, en el intercambio conversacional, en las imágenes observadas y en las interrelaciones sociales, las cuales hicieron que en la estructura mental de los practicantes de baile se sucedieran cambios significativos que implicaron modificaciones en sus costumbres, hábitos, comportamientos y conductas y, por ende, en sus estilos de vida.

En la configuración de esa nueva representación social jugó y sigue jugando un papel muy importante, el sistema social conformado por el grupo en general y los compañeros más cercanos, el profesor y los otros que frecuentan los lugares de baile en particular, los valores, normas, roles, posiciones y relaciones están definiendo constantemente la identidad social de los grupos que practican dicha actividad.

La investigación genera interrogantes alrededor de un asunto que tienen en alta estima los participantes: la aprobación del grupo social. Los datos presentados no evidencian dificultades en este sentido, pero existen otros que dan a entender que a la hora de ratificar a un miembro del grupo existen visos de competencia y discriminación, además de un aumento en los cánones de aceptación, los cuales son cada vez más exigentes, asuntos que podrían ser indagados y que hipotéticamente hablando mostrarían los posibles ínterflujos que detrás de la práctica del baile existen y de lo cuales los participantes son víctimas y victimarios.

Los espacios institucionalizados se perfilan como pequeños poderes de saberes organizados y especializados30, del mismo modo se ha observado, primero, que la clase, las prácticas en las casas y los sitios de baile son espacios donde las habilidades, el talento y el manejo de la técnica constituyen el valor máximo y quienes los posean son quienes ejercen la mayor influencia en los demás sujetos. Y, segundo, cómo el profesor y los grupos en la construcción de la representación social acercan a los sujetos a asuntos que tienen que ver con la ideología alrededor del baile.

Profundizar en el papel de las instituciones que ofrecen programas de baile, y en especial en los diferentes espacios y agentes de mediación, para conocer las influencias que unos y otros tienen en las actitudes, normas, prácticas y estilos de vida en materia de Promoción de la Salud es una pregunta interesante que amerita seguir siendo resuelta.

Finalmente, de máxima importancia resulta para quienes se interesan por la educación en salud, en especial cuando se trate de la implementación de acciones bajo la perspectiva de la Promoción de la Salud a través de la práctica del baile, reflexionar sobre el rol, los modos de interacción social y el impacto del profesor, como otro significativo en la configuración de comportamientos saludables. Los profesionales promotores de salud, no importando su disciplina, deben asumirse como un otro significativo dentro de las interacciones sociales, y ofrecer la posibilidad de articular elementos sociales y culturales dotadores de sentido para las prácticas cotidianas, entre ellas las relacionadas con la salud, igual como sucede con el profesor de baile.

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