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Investigación y Educación en Enfermería

Print version ISSN 0120-5307On-line version ISSN 2216-0280

Invest. educ. enferm vol.25 no.2 Medellín July/Dec. 2007

 

Para sobrevivir en la calle hay que tener miedoa

To survive on the street there must be fear

Constanza Forero Pulidob, Álvaro Giraldo Pinedac, Alejandra Valencia Gonzálezd, Mario Hurtado Gutiérreze, Biviana Montoya Giraldoe

a) Artículo derivado de la investigación “Vivir en la calle, violencia y consumo de drogas: Una mirada etnográfica desde la Salud Pública”, apoyada por COLCIENCIAS y la Universidad de Antioquia, con niños en situación de calle en Medellín, Colombia, entre febrero de 2005 y abril de 2007, a cargo de profesores y estudiantes del grupo Cultura y Salud, de las Facultades Nacional de Salud Pública y Enfermería.

b) Enfermera, Magíster en Salud Pública, Profesora de la Facultad de Enfermería, Universidad de Antioquia. Correo electrónico: cforero@tone.udea.edu.co

c) Sociólogo, Magíster en Salud Pública, Profesor de la Facultad Nacional de Salud Pública, Universidad de Antioquia Correo electrónico: algipi@guajiros.udea.edu.co

d) Enfermera Estudiante de Maestría en Salud Colectiva, Universidad de Antioquia Correo electrónico: aleja_43@yahoo.com.mx

e) Estudiantes de Administración en Salud - Gestión de servicios de salud, Universidad de Antioquia.

Cómo citar este artículo: Forero Pulido C, Giraldo Pineda A, Valencia González A, Hurtado Gutiérrez M, Montoya Giraldo B. Para sobrevivir en la calle hay que tener miedo. Invest Educ Enferm. 2007; 25(2): 28-35.

Recibido: 12 de marzo de 2007. Envío para correcciones: 30 de agosto de 2007. Aprobado: 4 de septiembre de 2007.


RESUMEN

Objetivo: Comprender, a partir de la mirada de los participantes, el significado del miedo y el proceso de afrontarlo. Metodología: Estudio cualitativo etnográfico, realizado con niños en situación de calle de la ciudad de Medellín, Colombia, durante el período de febrero de 2005 a abril de 2007. Se aplican las técnicas de observación, entrevista y diario de campo. Resultados y Discusión: El miedo en la calle es fundamentalmente el miedo al otro, a perder los seres queridos, a las agresiones, a ser asesinados, al dolor producido por las heridas, a quedarse en la droga, a perder la libertad y al SIDA. Al miedo le dan las denominaciones de “adrenalina” o “enemigo”; el primero permite enfrentar y salir de las situaciones y el segundo paraliza y congela, lo que puede llevarlos a ser capturados, heridos o asesinados. Conclusiones: Para los participantes en el estudio, el miedo tiene dos significados: el miedo-enemigo, que es el que paraliza y no les permite llevar a cabo lo que se han propuesto, y el miedo-adrenalina, que les facilita actuar y salir adelante en lo que planean, por lo tanto, sobrevivir. Lo que los niños buscan es convertir el miedo-enemigo en adrenalina, utilizando estrategias como observar, prepararse psicológicamente y adoptar comportamientos que les den valor.

Palabras clave: Adrenalina, enemigo, miedo, niños en situación de calle, significados.

ABSTRACT

Objective: To understand the meaning of fear and how to face it, from the participant point of view. Methodology: Ethnographic qualitative research was made with children living on the street in Medellín city from 2005 to 2007. It was an apply observation, interviews and field book technics. Results and Discussion: The fear on the street is based on the fear to the other one, to lose the beloved one, to aggression, to be killed, to the pain caused by injuries, to be a drug addict, to lose freedom and to AIDS. The fear has several meanings “adrenalin” and “enemy”; the former allows the street people to run away and face some situations, and the latter paralyses and freezes them, so they can be caught, hurt or even killed. Conclusions: Fear is a survive strategy, which tries to change the enemy as fear into adrenalin, to protect themselves, using strategies like psychological training.

Key words: Adrenalin, enemy, fear, children living on the street, meaning.

INTRODUCCIÓN

Acercarse al tema de vivir en la calle a partir de la interacción con los niños que la habitan, es un reto para la investigación, considerando lo susceptible del asunto y su influencia en lo global y lo local. Se trata de una problemática creciente, en la que los esfuerzos gubernamentales e institucionales no han sido suficientes ni impactantes, precisamente porque se han fundamentado en principios asistencialistas1.

Hay una variada gama de trabajos en referencia a la niñez en situación de calle, que abordan esencialmente el consumo de drogas, la mendicidad, el trabajo infantil y las intervenciones institucionales, en su mayoría realizadas desde la mirada de los investigadores. Con respecto al miedo se encuentran trabajos que van desde su construcción social, cultural2 e histórica3, hasta la individual.

En el proceso de indagación sólo se encontró un trabajo, realizado en Vallejuelos4, sobre los miedos de niños desplazados, donde se tiene en cuenta su mirada.

En la medida que las sociedades se urbanizan y se tornan complejas, los miedos cambian o desaparecen y surgen otros. En esto influye también el sistema social y económico que impere en ese momento. En Medellín, Colombia, cada vez el sistema capitalista neoliberal profundiza más la brecha entre quienes tienen dinero y aquellos que carecen de él y de oportunidades para lograr una vida digna. Fenómenos como la violencia producen desplazamientos forzados que, a su vez, generan más niños en situación de calle. Ellos serán tildados de delincuentes y drogadictos y producirán miedo en las otras personas o “personas de bien”, para quienes “la forma en que viven [los niños] es inconcebible”5 o, como lo asevera el estudio sobre los miedos sociales y urbanos en Medellín, se plantea la estigmatización de los pobres como peligrosos6.

Dentro del material revisado no se encontraron investigaciones que tuvieran en cuenta la mirada de los niños en situación de calle, razón principal de esta investigación.

METODOLOGÍA

En el proceso de investigación, el miedo emergió como categoría importante. Se utilizó el enfoque cualitativo etnográfico, con el fin de comprender, a partir de la mirada de los participantes, el significado del miedo y el proceso de afrontarlo.

Este trabajo se inscribe en la investigación cualitativa, cuyo objetivo es la comprensión de los fenómenos a partir de la mirada de los participantes, lo que se logra, según Galeano7, al penetrar los contextos de significación en los que éstos operan.

La investigación cualitativa es inductiva y procura que la comprensión de los fenómenos sea integral, por la interrelación que supone entre el fenómeno de estudio y el contexto en el que se desarrolla8.

Se empleó la perspectiva etnográfica, en la que el investigador participa de la cotidianidad de los participantes, es decir, “observa lo que pasa, escucha, pregunta, registra y recoge todo tipo de datos que orientan sobre el tema”9, para analizar y describir los procesos culturales en el contexto determinado en el que se desarrollan10, y se partió de la definición de Geertz, quien afirma que la cultura corresponde a las “estructuras de significación socialmente establecidas”11 que son tejidas por el hombre, se caracterizan por ser complejas, extrañas, contradictorias y se captan para interpretarse. Este proceso, que se ha denominado “descripción densa”11, pretende desentrañar esas estructuras significativas.

De la interacción con los participantes surgen dos miradas, “Etic” y “Emic”, la primera desde los investigadores y la segunda desde los participantes; esta última es la que se pretende captar en el presente trabajo, al tratar de comprender los significados que los niños en situación de calle (participantes), le atribuyen al miedo y el proceso de afrontarlo.

Las técnicas empleadas fueron las de la etnografía: observación, entrevista y diario de campo.

Observaciones: Se realizaron en los lugares donde se desenvuelven normalmente los niños y en algunas ocasiones en sus hogares.

Entrevistas: Se realizaron 28 entrevistas, para las que previamente se solicitó permiso, y en las cuales se les preguntó sobre su vida y se profundizaron algunos aspectos como: vivir en la calle, significados y experiencias en relación con el miedo. Las preguntas fueron muy amplias, con el fin de obtener el máximo de información con el menor número de preguntas. Cada entrevista tuvo una duración aproximada de 50 minutos y se realizaron varias entrevistas a cada persona en diferentes momentos. Se usó la modalidad de dos entrevistadores: el primero realizaba la entrevista en su totalidad y el segundo, una vez concluía el anterior, formulaba preguntas que complementaran y se consideraran de importancia. La mayoría de las entrevistas se grabaron en audio y video.

Diario de campo: Cada uno de los integrantes del grupo de investigación llevó un diario de campo donde se describieron reuniones, comentarios sobre las actividades realizadas, registros de las entrevistas, impresiones, observaciones y demás aspectos personales, metodológicos y conceptuales.

Participantes: Se invitó a niños que han vivido en la calle, y a otras personas que han tenido esta experiencia, para que relataran sus miedos; algunos niños participaron del grupo de investigación durante el proceso de codificación, análisis y discusión de la información.

Análisis de la información: Con las observaciones, el diario de campo y las entrevistas, se realizaron dos lecturas: una individual y otra colectiva, en la que se encontraron códigos que fueron agrupados en subcategorías alrededor de la categoría miedo, siendo representadas en mapas mentales. En la medida que se recolectaba la información, se realizaba el análisis con la presencia de los participantes, lo que garantizó que los datos expresaran su mirada.

Dificultades y aciertos: Algunas de las dificultades en el proceso de investigación fueron: el acercamiento inicial, por la prevención de los niños hacia los desconocidos; la diferencia de ritmos de trabajo, teniendo en cuenta que los niños viven el ahora y no programan su vida en relación con el tiempo; y la pérdida de contacto con algunos de ellos por períodos en los cuales estaban fuera de la ciudad o detenidos. Además, los niños utilizaban algunos términos que no entendían los investigadores, lo que obligó a recopilar un glosario.

En los logros se destacan: haber ganado la confianza de los participantes y la vinculación de algunos de ellos al grupo investigador, lo que permitió, durante las discusiones, garantizar la comprensión del miedo a partir de su visión.

La ética: En las entrevistas, mediante participación voluntaria y en la observación y el diario de campo, se recolectósólo la información necesaria. Los nombres se omitieron, garantizando así la confidencialidad pactada.

Se adoptaron como condiciones del trabajo de campo, el reconocimiento y respeto por todas las personas, lo que permitióuna participación abierta, basada en la confianza, y la posibilidad de compartir aspectos de vida más allá de los intereses de la investigación.

HALLAZGOS Y DISCUSIÓN

El presente trabajo evidencia cómo los niños en situación de calle construyen sus miedos en interacción con otros niños y personas ajenas a ellos. Les temen a los otros, al dolor ocasionado por las heridas, al SIDA, a perder la libertad, a ser “matados”, a quedarse en la droga y perder a sus seres queridos.

Además, se describe la forma en que actúan según el significado que le dan al miedo, como enemigo que los paraliza, congela y les impide actuar, o como adrenalina que les permite defenderse; ellos hacen lo posible por convertir el miedo-enemigo en adrenalina, para lograr la sobrevivencia en la calle.

La idea que podamos formarnos al echar una mirada desprevenida a la forma como se desenvuelven los niños en situación de calle, es que carecen de miedo y se arriesgan enfrentando todos los peligros. Pero, al igual que cualquiera de nosotros, sienten miedo, según afirman en las entrevistas realizadas, y lo aprenden y construyen socialmente12.

Los niños conciben el miedo como “una emoción pasajera, un sentimiento oscuro que sale en momentos de impacto” (DC). Lo aprenden por experiencia, observación e información que reciben de otros y lo denominan “susto”, “azare”, “fobia” o “nervios”.

En el hogar, los miedos son similares a los que sienten todos los niños: al “Chucho”, al “Coco”, a la “oscuridad” y a los “espantos”, y son producto del proceso de socialización que realizan padres y hermanos mayores, coincidiendo con lo planteado por Riaño13 sobre narrativas e historias de miedo en pobladores urbanos de Medellín, donde se afirma que los miedos son representativos de cada cultura y, específicamente para esta ciudad, están relacionados con el diablo, la noche y los fantasmas. En el hogar se pretende que los niños hagan o dejen de hacer cosas, según lo requiera la figura de quien representa la autoridad.

P: cuando eras niño ¿a qué otras cosas le tenías miedo?

R: a la oscuridad,... y al Chucho (E15–361).

...había un sótano y a mi me daba mucho miedo meterme allá, porque de pronto me espantaban (E14–227).

También le tienen miedo a la madre, por los golpes y castigos que pueda impartir. Ella desempeña un papel importante en el proceso de formación de sus hijos al prodigarles afecto, pero también, en la mayor parte de los casos, es la que impone los castigos, pues el padre está ausente14.

… a que mi mamá me diera una pela … y que mi mamá llegara con la correa. Ese era mi mayor miedo (E7–182).

… a mi mamá, a ella sí le tenía miedo (E23–537).

… el primer guascazo aquí. Eso ahí mismo levanta ronchas a uno, una verbena y mi mamá era asfixiada dándome … eso si me dio miedo (E23-539).

Se le tiene miedo al padre cuando es violento y agrede a la madre, a sus hermanos o a ellos mismos.

Cuando lo veía violento, sí, yo le tenía miedo cuando le pegaba a mi mamá (E15–361)

Al abandonar sus hogares y convertirse en niños en situación de calle, se enfrentan a una realidad diferente a la que han vivido: una sociedad hostil que los amenaza y en la cual no sólo deben defenderse, sino tratar de sobrevivir. Algunos de los miedos que vivieron en sus hogares desaparecen y son suplidos con otros, producto de las experiencias; es decir, el miedo evidencia una percepción social de lo que es amenazante y las maneras de responder a partir de relaciones sociales y culturales15.

El miedo al otro

A lo largo de la historia, “los extraños”, “los otros”, han sido acusados de causar daños y han generado miedos. Ese miedo es suscitado por la gente desconocida, mal conocida, que no vive del mismo modo y tiene códigos distintos, cuya significación no se entiende16. La forma de vestirse, de comportarse y de relacionarse de los otros, o la expresión de rostros, producen miedo a los niños en situación de calle.

Mucho miedo de él por la cara, solamente por la cara (E14–309).

Los integrantes de determinados grupos también les producen miedo.

… a mi me daba mucho miedo de los punkeros (E8–192).

La policía, y en general las personas que representan la “autoridad”, les producen miedo porque los pueden detener y por las agresiones que les infligen.

¿ Miedo? Claro, de la policía, de los del F2, del CTI (E23-527).

Me asusté mucho, me asusté demasiado y dije: no, esto no es conmigo. Los policías le echaron sacol en la cabeza y la prendieron (E13-499).

Les da miedo de aquellos a quienes no les pueden ver el rostro, por las experiencias vividas y los imaginarios construidos en épocas de “limpieza social”5, donde la modalidad es el asesinato selectivo, previo aviso, en los que se cubrían los rostros para no ser reconocidos.

Le tengo miedo a los encapuchados, es que para mí ver un encapuchado, ya uno sabe que va a matar, y si no, no se encapucharía (E8–190).

Les temen también a los enemigos que consiguen en la interacción en la calle.

A unos enemigos que tengo por ahí, de pronto me da miedo que me atrapen (E23–536).

Miedo a las agresiones

En el proceso de vida en la calle, los niños están expuestos a ser heridos por arma de fuego (“bala”), armas cortopunzantes y otros objetos. Algunos afirman tener miedo de una puñalada o de un disparo, lo que está en concordancia con Niño17, quien plantea que el miedo se concentra en factores relacionados con la violencia, es decir, agresiones, lesiones, violaciones y atracos.

He sentido miedo de que de pronto me vayan a dar una puñalada (E20–254)

… cuando le están disparando a uno con una escopeta que le vayan a dar a uno… siente miedo (E20–455)

Otros le temen al dolor causado por puñaladas, porque ya han recibido heridas de este tipo, lo que concuerda con lo hallado por Auger18: que el sufrimiento físico se asocia con la experiencia previa.

[Miedo] al dolor de una puñalada (E16–374)

En relación con el cuerpo, “las marcas en la piel sirven como prueba de que no se miente... mantienen el recuerdo vivo de aquello que pasó”5; aunque el número de cicatrices puede representar poder14, cuidan mucho su rostro, en especial las niñas, que temen que les corten o les dañen la cara.

a mí lo que me daba miedo era que me dañara la cara, porque tenía la lata así .. que te movés y te la entierro (E21–482).

En la calle, los niños se enfrentan a múltiples agresiones, una de las que más temor les causa es la violación, especialmente cuando no están drogados. … y es uno con ese miedo que lo cojan a uno y lo violen porque uno está en sano juicio (E21-485).

También les tienen miedo a las violaciones provenientes de los parceros del combo, por la posibilidad de que éstos se dejen llevar de la droga y los puedan dañar.

Cuando me tocaba andar sola... me daba miedo que de pronto ellos, todos colinos, los del combo, salieran de pronto a hacerme la vaca muerta (E4–96).

Una situación diferente se presenta cuando han consumido droga, pues afirman no tener miedo a nadie ni a nada.

… pero así, pues, consumida, no. No le temo a nada (E21–485).

Miedo a la muerte

Para los niños en situación de calle, el concepto de la muerte se acerca al propuesto por Franco, quien dice: “la muerte hace parte de esta dialéctica de la vida”19, es una continuación de la vida; por ello no le temen a la muerte, pues la consideran natural y de mandato divino.

Yo no le tengo miedo a la muerte. Qué le va a tener uno miedo a lo que es natural, sabiendo que Dios la manda (E23–534)

Aunque no le temen a la muerte, sí le temen al proceso de morir y a que los “maten”. Como lo expresa Uribe20, el miedo a que se interrumpa abruptamente la vida hace parte de la condición humana. Además, temen que después de la muerte la otra vida sea más dura que ésta que conocen y han aprendido a sortear.

Yo no le tengo miedo a la muerte, le tengo miedo a lo que dicen, que la oscuridá (E10–211).

He sentido miedo… de pronto que me vayan a coger por ahí, me den duro, me maten, me tiren por ahí, siento miedo de eso (E23–520).

Claro [el miedo] se siente fuerte, porque uno cree que ya lo están siguiendo, que lo van a matar por ahí (E23–520).

Miedo porque puede haber una vida más dura después de la muerte (DC).

La ausencia de miedo ante la muerte presenta variaciones cuando hay hijos de por medio. Ellos representan una responsabilidad y una razón para vivir. Esa nueva persona potencia el miedo a la muerte y se establece como motivo de cambio en la vida, para buscar preservarla en pro de su bienestar.

… yo era una que decía que no tenía miedo a la muerte, pero digamos, antes de tener a mis hijos… ahora ya no, ahora a mí me interesa vivir mucho (E3-66)

Miedo a quedarse en la droga

Los niños en situación de calle consideran que existen drogas que ellos pueden controlar y son amigas, y drogas que les hacen perder el control y a las que consideran enemigas. De estas últimas sienten miedo por la posibilidad de ser dominados y no poder salir.

… me han dicho muchas veces que si uno se da un plon, uno se queda en eso, uno no es casi capaz de salir… a mí me da miedo quedarme en eso (E21-492)

Miedo a sentirse solos

Éste se da cuando llegan a la calle y encuentran un espacio desconocido, por ello buscan compañía en las drogas y los combos. Según Sánchez2, el estar acompañados, “ estar juntos”, asegura un espacio de certeza o de liberación del miedo. La compañía en la calle es necesaria y es la posibilidad de compartir y tejer relaciones que ayudan a sobrevivir.

La soledad produce miedo al no tener la oportunidad de compartir y tener compañía (DC)

Tanto las personas del hogar, como las que encuentran en la calle y que son significativas, representan para ellos compañía y apoyo. Por esta razón sienten miedo de perderlas, de no poder superar su falta o de no poder vivir sin ellas y no verlas:

Miedo. Miedo de no volver a verla, porque yo siempre he estado con mi mamá; todo el tiempo ha sido mi mamá mi apoyo (E1–72)

Miedo a la pérdida de la libertad

La libertad en el espacio de la calle está dada por el deseo de conservar la independencia en la toma de decisiones, por la posibilidad de movilizarse sin límites y sentirse adultos. El miedo a perder estas opciones se siente ante el riesgo de ser llevados a la cárcel o a correccionales, ser dominado por otros y no tener la capacidad física o mental para tomar decisiones.

Miedo sentí de pronto, en ocasiones, cuando caí por hurto (E23–521)

Miedo al SIDA

En la calle las relaciones sexuales son “un acto de vida y de sobrevivencia”5, razón por la cual las infecciones de transmisión sexual son frecuentes en los niños en situación de calle. No obstante, le tienen miedo al SIDA.

… quién sabe que aparezca uno con un SIDA y yo a eso sí le he tenido mucho miedo, sí le he tenido mucho miedo (E6–135)

El miedo como adrenalina y como enemigo

Quizás el hallazgo más importante en esta investigación tiene que ver con los significados que los niños en situación de calle le dan al miedo, estrechamente vinculados con la cotidianidad de la vida en la calle. Para ellos, el miedo es un frío que calienta o congela. Cuando calienta se considera adrenalina, y si congela, enemigo.

El miedo como adrenalina

El miedo significa adrenalina cuando produce una sensación “bacana”, cuando les da energía y los impulsa a actuar y a enfrentar situaciones, ya sea defendiéndose, caminando rápido, huyendo, escondiéndose o en todo caso buscando la forma de protegerse.

El susto, que uno se iba más rápido… entonces uno empieza a caminar más rápido, pues a uno le da su fobia (E21–486)

La adrenalina se convierte en la aliada que hace posible salir bien librado de las adversidades

… he sentido la muerte de cerquita y así, en ocasiones, cuando me han atentado a mí, claro está, sí es como más emocionante; no emocionante, sino que uno siente mucha adrenalina (E3–68)

… el carro lo estábamos, pues, desvalijando, cuando el tipo desde por allá, desde una ventana, nos vio… nos encendió a bala… entonces como que uno siente una adrenalina y la sangre como que te camina más rápido… es más bacano… sentir eso es muy bueno

Cuando el miedo es adrenalina, se convierte en amigo que impulsa y acompaña

… para mí el miedo ha sido como un amigo porque el miedo me ha sacado de muchas cosas… casi imposibles (E23–527)

Uno, con el miedo, puede hacer cosas anormales… una persona con miedo se puede salir de donde sea, de estar al borde de la muerte (E23–535)

El miedo como enemigo

Cuando el miedo no les permite actuar, se convierte en enemigo que paraliza y congela, y puede traer consecuencias negativas

Le sacó un arma a mi mamá y le dijo que si seguía chimbiando, que entonces que se lo estallaba, entonces yo qué podía hacer, yo muerta de miedo (E13-281)

Lo que robé fue unas cajitas de chicles para ir a trabajar… yo tenía mucho miedo, uff, muchísimo miedo… y me pillaron (E1-70)

Estrategias para enfrentar el miedo

Un reto que enfrentan los niños en situación de calle es lograr que siempre el miedo sea un aliado, por lo que buscan convertir los miedos enemigos en adrenalina.

Las estrategias que utilizan para enfrentar el miedo son variadas y surgen de sus experiencias en la interrelación con los otros niños, con las demás personas y con su entorno. Uno de los principios que sustentan estas estrategias es que no hay que mostrar miedo, acción esencialmente racional y elaborada con la que buscan domesticarlo. 20

… si usted les demuestra miedo, entonces más fácil la matan, si usted demuestra que usted también es capaz de hacer lo que ellos están haciendo, la dejan quieta (E17-414)

Observar atentamente las acciones o situaciones peligrosas que les causan miedo, les permite reconocer en el otro la forma de reaccionar, lo que aprenden y reproducen en respuestas que los protejan.

Piensan, además, que “mostrar finura” o carácter, es no demostrar el miedo, lo que se refleja en actuar con seguridad.

Siempre que uno va a robar, uno igual tiembla, ¿cierto? Siente ese miedo, ¿cierto? Pero uno debe ir con la seguridad de lo que va a hacer y que lo que va a hacer le va a salir bien (E1-70)

Otra estrategia para enfrentar el miedo es prepararse psicológicamente, por ejemplo, al repetirse que la bala no le entra mientras está en un enfrentamiento y le están disparando.

Uno sabe que cuando uno va a robar, está expuesto a que lo cojan, a que lo atarbaneen también… uno debe ir preparado psicológicamente, porque en el momento que uno está haciendo lo que va a hacer, siente miedo, entonces el miedo hace que caiga, que lo pillen, que falle en lo que está haciendo y que se acobarde… entonces la idea es ir enfrentando ese miedo, digamos, antes de la situación, para cuando ya llegue la situación, uno ya está preparado psicológicamente, para que el miedo no lo pasme a uno (E1-69-70)

CONCLUSIONES

El miedo tiene dos significados para los niños en situación de calle: miedo-adrenalina y miedo-enemigo. El primero les posibilita enfrentar las situaciones, o huir si es necesario, evitando el riesgo para su vida, y el segundo los acobarda y no les permite actuar.

Interactuar con los niños en situación de calle permitió comprender que el miedo para ellos es una estrategia de sobrevivencia; por eso hacen lo posible para transformar el miedo, enemigo en adrenalina. De no lograr transformarlo, pueden ser víctimas de agresiones, encierros o muerte.

Las estrategias que utilizan para que el miedo sea adrenalina son: observar el entorno, prepararse psicológicamente repitiéndose expresiones como: “la bala no me entra” y “no como de nada”; además de comportamientos como “mostrar finura” y “no mostrar miedo”.

Cuando salen a la calle, los niños modifican los miedos que tienen en el hogar, adquiriendo otros, de acuerdo con sus experiencias y la información que reciben. Centran sus miedos en el otro por los daños que les pueda causar.

COLABORADORES

En diferentes fases del trabajo contamos con la participación de Luz Mary Suárez, estudiante de Salud Pública; Jamileth Ochoa Ochoa, estudiante de Enfermería; Lina Marcela López, trabajadora social; Sandra Liliana Ramírez, Leidy Tabares y Luis Fernando Abril, quienes además de ser participantes hicieron parte del proceso de análisis.

AGRADECIMIENTOS A COLCIENCIAS

y la Universidad de Antioquia por el apoyo económico. A Adrián Buzzaki, de la Universidad de Alicante, por las orientaciones en el proceso de análisis de las entrevistas. A las Facultades de Enfermería y Salud Pública de la Universidad de Antioquia. A las directivas y niños del Centro de Acogida.

GLOSARIO

Caer: Ser detenidos en una cárcel o correccional.

Colino: Estar bajo el efecto de la droga.

CTI: Cuerpo Técnico de Investigaciones, dependencia de la policía.

Chimbiar: Causar molestias.

Desvalijar Extraer piezas de un automóvil, para comercializarlas de forma ilegal.

Encender a garrote: Golpear

Entoes: Entonces

Estallar: Disparar

Guascazo: Golpe

Man: Hombre, persona

Lata: Cuchillo, navaja, arma cortopunzante

Oscurida: Oscuridad

Plon: Una aspirada de cigarrillo

Roncha: Erupción en la piel

Sacol: Pegante que causa alucinaciones al ser inhalado

Estar en sano juicio: No estar bajo el efecto de las drogas psicoactivas

Vaca muerta: Violación cometida por varias personas

Verbena: Planta con la que se golpea a los niños para “quitarles la rebeldía”

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