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Universitas Philosophica

Print version ISSN 0120-5323

Univ. philos. vol.27 no.55 Bogotá July/Dec. 2010

 

LA INTERPRETACIÓN FILOSÓFICA Y POLÍTICA DE LA VIOLENCIA Y LO SAGRADO DE RENÉ GIRARD, Y SU INFLUENCIA EN LA ANTROPOLOGÍA LATINOAMERICANA

A PHILOSOPHICAL AND POLITICAL INTERPRETATION OF GIRARD'S VIOLENCE AND THE SACRED. ITS IMPACT ON LATINAMERICAN ANTHROPOLOGY

Michele Rozzi*

* Universidad Nacional de Colombia.

Recibido: 05.10.10 Aceptado: 25.11.10


RESUMEN

Este artículo interpreta en tres planos la tesis de Girard de que el sacrificio está en el origen de todas las sociedades, expuesta en su La violencia y lo Sagrado. El primer plano enfatiza la contradicción inherente a la naturaleza social del hombre, que tiene que construir un sistema civilizatorio y ritual para poder dar curso a esa violencia de una forma socialmente aceptada y que la mantenga hasta cierto punto oculta en su forma más cruda. El segundo, insiste en la especificidad de la instancia ritual como un mecanismo de competición violento que acalla la violencia originaria, ritual presente en las instituciones económico-políticas, como la capitalista contemporánea. El tercero, analiza cómo, mientras el capitalismo instauró su rito sacrificial en la lucha económica por el éxito laboral; el comunismo buscó un enemigo externo —otra víctima sacrificial— que unificara a las repúblicas socialistas contra él. En ambos, como en toda sociedad, el ejercicio de la violencia sagrada es realizado por un representante autorizado, con un afán preventivo y también penalizador. El problema es que esta violencia sagrada no logra romper con el círculo de la violencia sino que lo reinicia, dando así lugar a una crisis sacrificial recurrente que lleva a la sociedad a la destrucción total de sí misma.

Palabras clave: Girard, violencia sagrada, crisis sacrificial, capitalismo, antropología.


ABSTRACT

This article explores a three plateaus interpretation of Girard's thesis that sacrifice is at the root of all societies, expressed in his Violence and the Sacred. The first one highlights the contradiction inherent in the social nature of mankind, because it has to build a civilization and a ritual to give effect to such violence in a socially accepted way and keeping it in some way hidden in its crudest form. The second emphasizes the ritual instance as a violent competition mechanism that silences original violence throughout the ritual inherent to economic and political institutions such as the current capitalism. The third, examines how, as capitalism established its ritual sacrifice in the economic struggle for job success, communism sought an external enemy -another scapegoat- which would unify socialist republics against it. In both, as in every society, the exercise of sacred violence is performed by an authorized representative with a preventive and punitive intention. The problem appears when sacred violence does not break the cycle of violence but restarts it, thus giving rise to a recurrent sacrificial crisis leading society to its self-destruction.

Key words: Girard, sacred violence, sacrificial crisis, capitalism, anthropology.


Nuestra intención es ofrecer un análisis de uno de los textos más relevantes del pensamiento de René Girard desde un punto de vista político y antropológico. Se trata de saber si su texto nos proporciona la posibilidad de plantear una filosofía política con bases antropológicas.

La sociedad política tiene su origen en la competencia y en la lucha o, incluso, en la opresión. Como ejemplo de esto podemos considerar, a nivel histórico, la división del trabajo. Ahora bien, Girard plantea la teoría del origen de la sociedad a partir de la violencia y, en particular desde el sacrificio como medio de unión de una civilización primordial. En La violencia y lo sagrado (1985), el autor comienza su análisis tratando el argumento principal: el sacrificio como origen de todas las sociedades.

De hecho, el carácter sagrado de la víctima revela la ambivalencia del ritual sagrado, pues en esta figura se identifica una imagen pura e inocente y, a su vez, la víctima es de por sí el ser en el que la sociedad desahoga toda su violencia.

La verdad del sacrificio está escondida en muchos niveles: (a) La racionalidad intervino en la naturaleza del hombre para esconder su naturaleza violenta. Las religiones, la Ilustración, el positivismo e, incluso, el comunismo no hicieron más que cubrir la verdad sobre el origen de la civilización humana y sobre las implicaciones que la convivencia lleva consigo. (b) Este —el sacrificio— revela la violencia del ser humano. (c) A través del estudio del sacrificio podemos entender nuevamente esta naturaleza que, de otra forma, permanecerá escondida. (d) Esta naturaleza, de la que hablamos, no es otra cosa sino la esencia de las estructuras sociales humanas.

La verdad de la que habla Girard es el estudio de los métodos mediante los cuales el hombre desahoga su violencia en formas socialmente aceptables. En este momento, se vuelve fundamental el rol de la víctima sacrificada, es decir, de aquel ser cuyo sufrimiento satisface la necesidad de agresividad de la comunidad. Pero si dicho fenómeno no es controlado — en otras palabras, la agresividad del hombre y sus formas de manifestarla— se puede comprometer la vida de toda la sociedad.

El hombre, para poder vivir en su sociedad, afirma Girard, necesita construir un sistema muy equilibrado para desahogar su violencia y su agresividad en una forma socialmente aceptada. Aún así, no podemos esconderle al lector que este sistema del que estamos hablando incluye en sí mismo manifestaciones muy distintas: desde el sacrificio humano hasta el deporte, y, pasando por el ejemplo magistral de la tragedia clásica griega: bajo la máscara del actor encontramos todos los personajes que actúan en un complejo ritual de sacrificio.

Por ejemplo, Girard se refiere a un cierto tipo de pez que no puede ser privado de sus adversarios: los machos de su misma raza. Efectivamente, él compite contra ellos para obtener el control del territorio. Si esta lucha no se verifica, como cuando el pez es llevado en cautiverio, entonces, necesariamente éste canaliza sus tendencias agresivas contra su misma familia terminando por destruirla. De esta forma, él intenta eliminar la razón por la que la naturaleza le concedió su violencia. Si, como creemos, Girard cita esta historia para describir la naturaleza humana, podemos establecer diversas interpretaciones:

1. Primer nivel interpretativo

  1. Girard nos sugiere que la violencia es parte fundamental de la naturaleza humana y que el hombre no puede ser considerado necesariamente un ser social, porque, de otra forma, no se podría explicar su agresividad contra sus semejantes, contra aquellos que hacen parte de su misma comunidad e, inclusive, contra sus familiares. El hombre como animal social esconde una profunda contradicción.
  2. Para constituir una sociedad y una civilización el hombre debe haber sacrificado, si no por completo, por lo menos en gran parte, su lado agresivo y violento. Este sacrificio quedó, naturalmente, incompleto.
  3. Para vivir junto con los demás o para vivir mejor, dejando de lado su parte primitiva, el hombre tiene que desahogar su violencia natural en rituales socialmente aceptables. Entonces, podemos suponer que sin esta violencia aceptada y ritualizada no sería posible una sociedad y todos los alcances de la civilización no existirían.
  4. En consecuencia, y aquí estamos en un nivel de suposición, la violencia y la necesidad de esconderla, existen hoy como fundamento de la sociedad, y hay rituales para salvar al hombre de sí mismo.

2. Segundo nivel interpretativo

  1. Llegando más allá de la interpretación literal del texto de Girard, podemos suponer una teoría sociopolítica partiendo del cuento citado anteriormente.
  2. Podemos suponer que la civilización está fundada inicialmente en la violencia y en la agresividad; la sociedad encuentra, entonces, formas aceptables de competición y de violencia para callar el instinto agresivo, ya que sin estas manifestaciones se pondría en riesgo la existencia de la comunidad.
  3. Girard individua estas formas en los ritos sacrificiales, reales como los pueblos antiguos o imaginarios como en las sociedades más avanzadas. Se puede deducir que una de las formas contemporáneas de estos ritos que permite desahogar la violencia, sea la competencia económica, señalando así a la base principal del capitalismo.
  4. d. Después del nacimiento de la ciudad y con ella de la división del trabajo, que permitió un desarrollo más organizado de la comunidad, prevaleció entre los hombres la competencia económica o la competencia laboral como formas socialmente aceptadas de desahogo de la violencia.
  5. e. Pensamos, entonces, que la competencia económica y por ende el capitalismo como tal, constituyen una especie de substrato religioso de la vida religiosa del hombre. De hecho, la rivalidad económica sustituyó algunos rituales religiosos.
  6. f. ¿Cuál es entonces la idea misma del comunismo? ¿Qué es?, ¿qué lo diferencia conceptualmente del capitalismo? Es el hecho de querer eliminar la injusticia social entre los hombres: el dinero, la propiedad, que implica la eliminación de la competencia económica, de la lucha social y de la violencia que ésta lleva consigo.
  7. En consecuencia, partiendo del texto de Girard, se infieren numerosos análisis que no yacen en las palabras mismas y literales del autor. Por ejemplo, se puede decir que el comunismo, en sus principios fundamentales, niega ese acuerdo secreto y tácito entre los hombres que permite un nivel socialmente aceptable de violencia y, por lo tanto, impide que una comunidad se autodestruya. Por ende, se puede suponer que el comunismo no puede funcionar en su estructura general hasta que no admita una forma de violencia y de competencia aceptable entre los hombres, que sustituya la rivalidad económica y la lucha de clases. O, el comunismo no es apto para la naturaleza misma del hombre, o tenemos que suponer que para superar los defectos actuales de la sociedad, tenemos que esperar una evolución estructural de la naturaleza y la psicología del hombre.

3. Tercer nivel interpretativo

Damos un paso adelante y vemos qué pasa cuando unimos lo que acabamos de tematizar con uno de los textos más inteligentes sobre la dictadura mundial, y que permite hacer un análisis de las sociedades contemporáneas, estamos hablando del 1984 de George Orwell.

  1. Si retomamos el discurso sobre el comunismo, entonces tenemos que ver que, según la teoría girardiana, ese sistema económico, el comunismo por supuesto, puede resistir o podemos suponer que pudo resistir gracias a la presencia de un enemigo externo real o imaginario.
  2. Gracias a este enemigo, el régimen comunista pudo involucrar la violencia colectiva en contra de alguien, sin que esa agresividad pudiera ser desahogada en contra de los mismos ciudadanos, poniendo así en riesgo la estructura misma de la sociedad. De esta forma, en la historia alcanzaron a mantenerse en vida la mayoría de las dictaduras y de las tiranías pasadas. Podemos afirmar que en realidad este complejo del enemigo exterior es una parte verdadera de todas las estructuras sociales, políticas y económicas. Ahora bien, los otros sistemas colectivos, tal como el capitalismo, aunque admitieron una forma interna de desahogar la naturaleza del hombre a partir de la lucha económica por el éxito laboral, tienen el destino de fallecer sin admitir una víctima sacrificial externa, es decir, sin un enemigo exterior en contra del cual se puedan unir todas las fuerzas del país.
  3. Retomando lo que Girard expone, sabemos que la víctima establecida para el sacrificio tiene que parecer humana porque si no guarda esa semejanza, no podría permitir el desahogo verdadero del ser humano. Por ejemplo, si un hombre tiene una ira incontenible y asesina a una hormiga, esto no aplacaría su violencia porque la comunidad tiene que escoger muy bien a su víctima para que el sacrificio sea eficiente. El sacrificio sirve para engañar la violencia, dado que si la ilusión no está bien construida no puede apagar un deseo real, exactamente como el hambre no puede satisfacerse sin comer. El rito tiene que ser practicado por una persona reconocida como el representante de toda la sociedad: un juez, un sacerdote o el rey; alguien que a través de su brazo pueda actuar como si fuera toda la sociedad.
  4. La violencia sagrada actúa en dos niveles: (i) El nivel preventivo, en el que por medio de un ritual se satisface la violencia que de otra forma quedaría insatisfecha; y (ii) el nivel penalizador, es decir, que actúa como creación de una estructura social, como el tribunal, la religión y hasta el mismo Estado, que no solamente previene la violencia a través del sacrificio, sino que al mismo tiempo castiga la eventual violencia de los demás.

De un lado, entonces, el rito sacrificial brinda una satisfacción aparente que permite desahogar la violencia de la sociedad. Del otro, esta violencia sagrada permite la creación de un complejo al mismo tiempo religioso y jurídico, en torno al sacerdote rey, quien actuando solo la agresividad y teniendo en su mano todo el poder decisivo, se hace responsable de toda la violencia. Podemos ver cómo Girard profetiza que como fundamento de cualquier orden social, de cualquier estructura comunitaria, ciudad o Estado, está la violencia misma.

Esto permite que no nazca ese círculo vicioso que una violencia no sagrada provocaría, hasta poner en riesgo la existencia misma del hombre. El juez o sacerdote está reconocido como tercero imparcial entre todos los demás, lo que le permite ejercer la violencia sin que esto constituya la razón para crear un círculo de violencia interminable. El tercero imparcial, el Estado o el rey sacerdote, puede ejercer la violencia sin que esto justifique la venganza de los demás.

La tragedia griega nos brinda un ejemplo formidable de esta ilusión cuando, en Esquilo, el Ajax, el guerrero con el gran escudo, deja ver qué es lo que sucede cuando la violencia no se puede desahogar de forma directa. En ese relato, de hecho, Esquilo nos dice que Ajax, cuando Agamenón quiso dar las armas de Aquiles, nuestro héroe enloqueció y salió de su campamento para matar a los reyes Menelao y Agamenón, pero los dioses, con el fin de protegerlos, hicieron que Ajax viera a unos rebaños como si éstos fuesen los reyes, matándolos con brutalidad.

Ese relato, según Girard, es un ejemplo de cómo se puede substituir una violencia verdadera con una imaginaria; la tragedia griega toma de hecho el lugar de un ritual sagrado.

El sacrificio es considerado por Girard como un pharmakos, que significa al mismo tiempo veneno y cura. En efecto, la violencia es una enfermedad que provoca contagio en la sociedad, pero, al mismo tiempo, en su forma sacrificial, la violencia puede ser la cura de sí misma. Naturalmente, hay un peligro muy evidente que a Girard no le hace falta indicar: el peligro de la crisis sacrificial. La violencia, según Girard, efectivamente, constituye un círculo: el círculo de la violencia, este círculo puede ser interrumpido por la violencia sagrada misma. La crisis sacrificial llega en el momento en el que la violencia sagrada no interrumpe el círculo de la violencia sino que le da su inicio. En efecto, el rito sacrificial sigue algunas reglas fundamentales. Ya hemos hablado del papel del rey sacerdote, que tiene que ser reconocido por toda la sociedad como brazo de toda la comunidad entera. Al lado contrario del sacrificio se encuentra la víctima que tiene que ser externa a la comunidad, por eso, como víctima sacrificial, normalmente son elegidos los marginados, los enemigos, los esclavos, los huérfanos, las viudas; en otras palabras, las personas que viven al margen de la sociedad, dado que ellos no pueden suscitar el deseo de venganza porque están solos.

  1. El sacrificio implica una continuidad y una distancia con la violencia que debe satisfacer. En esta forma: (a) la continuidad tiene como objetivo permitir que la ilusión de la violencia sustituta sea eficiente y aplaque la energía agresiva y vengativa de la comunidad. (b) La distancia: si la violencia es demasiado evidente, si la víctima es exageradamente humana, entonces la agresividad no se reduce sino que se revive.
  2. Este es el caso de la crisis sacrificial. (c) El autor trae el ejemplo de la tragedia de la furia de Heracles. (d) Podemos afirmar que, si el rito sacrificial no tiene el efecto esperado y no respeta todas las categorías, puede producir el efecto contrario, eliminando la posibilidad de la salvación y generando el final de la sociedad.

Para concluir, podemos afirmar que a partir de Girard, es posible emprender una interpretación muy interesante y profunda de la psicología de la sociedad humana, hasta entender sus más profundos y recónditos niveles.

Queremos agradecer a todos los que hicieron posible este lindo encuentro sobre las diferentes interpretaciones de René Girard en América Latina.


Referencia

Girard, R. (1985). La violencia y lo sagrado. Barcelona: Anagrama.         [ Links ]