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Universitas Philosophica

versão impressa ISSN 0120-5323

Univ. philos. vol.33 no.66 Bogotá jan./jun. 2016

https://doi.org/10.11l44/Javeriana.uph33-6é.pstc 

PRESENTACIÓN

doi:10.11l44/Javeriana.uph33-6é.pstc

Nos complace entregar AL LECTOR el primer número del trigésimo tercer año de publicación continua de Universitas Philosophica, así como agradecer su fiel acogida durante este tiempo. Las cuatro primeras contribuciones de esta edición se enmarcan en la ya muy rica tradición de la filosofía analítica. Para comenzar, el profesor Miguel Ángel Pérez Jiménez, de la Pontificia Universidad Javeriana, centra su reflexión en el monismo anómalo y en la analogía de la triangulación propuesta por Donald Davidson, para someter a examen su explicación de cómo la razón emerge del mundo natural. Pérez sostiene que la descripción del mundo que desde la analogía de la triangulación ofrece la empresa genética de la naturalización de la razón, supone una metafísica asimétrica, según la cual no somos imparciales con respecto a la naturaleza y a la racionalidad porque definimos la naturaleza desde la racionalidad. Ello dificulta la inteligibilidad de preguntas genéticas del tipo: ¿Cómo la causalidad engendra normatividad?, ¿cómo se deriva la razón de la naturaleza?, en la medida en que en estas se asume que la extensión es previa a la intensión, que la causalidad es previa a la normatividad, y que esa concepción extensional y causal de la naturaleza precede a la razón, olvidando que son términos definidos recíprocamente y de modo excluyente. En definitiva, la empresa naturalista tendría que, o bien modificar el contenido que le asigna al monismo, o corregir la asimetría metafísica analizada, o justificarse solo a partir de dicha asimetría. Enseguida, el profesor José Tomás Alvarado Marambio, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, prueba de qué manera resulta insostenible fundar la identidad personal en la continuidad psicológica, pues esta no basta ni es necesaria a este propósito. A cambio, las condiciones de la identidad de una persona remiten a sus aspectos modal y de enduración (no perduración) temporal e involucran toda su ontología, si bien no en una relación biunívoca. Solo así es posible hacer inteligibles algunas de nuestras intuiciones normativas (derechos y deberes) acerca de las personas y su existencia idéntica en el tiempo. Alvarado concluye que, una vez rechazada la teoría de la continuidad psicológica, solo quedan dos opciones teóricas para la identidad personal: el animalismo o alguna concepción en la que las personas serían sustancias primitivas. Con esto, el debate sobre la identidad no se cierra por completo y, sin duda, se robustece con esta crítica.

La tercera colaboración para este número está a cargo de la profesora Susana Gómez, de la Corporación Universitaria Minuto de Dios. La autora establece un diálogo entre Hegel y Russell en torno a la cuestión de los deícticos. Para Gómez, Russell no puede escapar de lo que, hegelianamente hablando, se denomina auto-engaño de la certeza sensible, ya que el británico, en tanto realista, rechaza la idea hegeliana de que la realidad es una sola y sostiene que el mundo se concibe como un compuesto de entidades independientes desde las cuales es posible apercibir los universales, pues aquellas recogen la idea abstracta de estos. Por su parte, para Hegel los particulares no solo se refieren a un individuo, sino a una multiplicidad, tal como lo hacen los términos universales. En consecuencia, la distinta concepción que sobre los deícticos tienen Hegel y Russell, radica en que cada uno adopta una ontología diferente y mutuamente excluyente. Gómez insiste en que el diálogo ha de ser de corte ontológico, con lo que el autoengaño de la certeza sensible atribuido a Russell, no consiste en su manera de concebir los deícticos, sino en su manera de concebir la realidad. Esto muestra que la pregunta sobre cómo realmente sea la realidad es una cuestión aún abierta a discusión. A continuación, el artículo del P. Fredy Humberto Castañeda Vargas, S.J, de la Pontificia Universidad Javeriana, clausura este grupo de colaboraciones enmarcadas en la filosofía analítica, ofreciéndonos un examen acerca del sentido que podría tener el lenguaje religioso. Para tal fin, Castañeda se adentra en la cuestión de la razonabilidad de las creencias religiosas, un debate que se mantiene actual tanto en la filosofía de la religión como en la filosofía de la ciencia y del lenguaje. "La prueba del ateísmo" o el desafío de Anthony Flew, desarrollado al final del artículo, es el medio por el que el autor inspecciona la creencia en general, en tanto acto u ocurrencia mental, o como una disposición formulada hipotéticamente, o bien, como una disposición adquirida. Tras exponer estas diferentes perspectivas, Castañeda concluye que no es posible responder categóricamente con un sí o un no a la pregunta sobre la razonabilidad de las creencias religiosas. A lo sumo, se podría afirmar que estas son razonables solo en parte porque cada lenguaje, incluido el religioso, tendría su propia lógica. En esta forma, la relación entre fe y razón es otro más de los diálogos filosóficos actuales inacabados.

Un segundo grupo temático de tres colaboraciones de esta edición, gira en torno a distintas perspectivas de la antropología filosófica. En primer lugar, la profesora Anna Maria Brigante, de la Pontificia Universidad Javeriana, expone los dos usos que tiene el término poética en la filosofía de Giambattista Vico, a saber: uno, en tanto adjetivo de la palabra sabiduría (sabiduría poética); otro, en tanto sustantivo (la poética). Así, partiendo de la sabiduría poética de los primeros pobladores del mundo, es decir del despliegue de los llamados saberes propios del mundo gentil y de la experiencia y la explicación inicial del cosmos y del ser, Brigante pasa a examinar la poética como sustantivo que remite ya no a una red de diferentes saberes, sino que versa sobre la poesía; un saber de segundo nivel, un discurso acerca de otro discurso; en últimas, la expresión de una época de reflexión y no de mito. Esto no quiere decir que la postura de Vico tienda hacia la idea del progreso sin más, y tampoco muestra que el napolitano sea un nostálgico de la época de la sabiduría poética. Antes bien, encontramos que Vico se propone re-pensar la sabiduría en una época determinada por la filosofía racionalista, empresa que hace necesaria la figura del héroe: un personaje capaz de ilustrar en todos los asuntos de la vida común y, a la vez, de proporcionar el placer propio de un discurso adornado. Así, aún nos podemos preguntar si en nuestra época, que no se escapa del eslogan del desarrollo y del progreso, es posible encontrar héroes que resignifiquen el término poética; es más, que resignifiquen la poética de la existencia humana, declara finalmente la autora. A su turno, las relaciones de amistad, como respuesta al mundo de la vida determinado por la tecnificación, denunciado por Gadamer, constituye el horizonte en el que César Augusto Delgado Lombana, doctorando de nuestra Facultad, arremete contra el aislamiento y la autoenajenación. De este modo, ante los padecimientos de la sociedad que muestra el filósofo de Marburgo, la única cura implica reasumir el vínculo de la amistad desde su sentido griego, pues solo así seremos capaces no solo de amarnos a nosotros mismos, sino de autorrealizarnos en tanto seres finitos y vinculados con los otros. Que la amistad sea la cura para el aislamiento se debe a que esta nos invita a que seamos para cada uno nuestra propia morada, un espacio siempre abierto al otro porque este puede saber de nosotros e, igualmente, abierto a lo sorprendente, a lo inesperado, a lo que compartimos y a lo que deseamos abrazar en nuestra experiencia cotidiana. Como cierre de esta temática antropológica, Alicia Natali Chamorro, doctoranda de la Pontificia Universidad Javeriana, y Manuel Darío Palacio, de la Universidad de los Andes, nos traen una exposición minuciosa de la comprensión del ser humano como Homo Compensator, propuesta por el filósofo alemán Odo Marquard. Según esta perspectiva, que los autores desarrollan después de hacer un recorrido por la teodicea a partir de la pregunta por el mal, la compensación como condición antropológica implica descargarse de absolutos y deberes, para hacer solo 'lo que se puede' desde la contingencia diaria, en sus dinámicas de prestaciones y contraprestaciones, hallando así un sentido sucedáneo. Asumir la estructura básica de esta finitud conlleva la necesidad de hacer historias y narrarlas, teniendo en cuenta que del éxito de ello depende el éxito vital de la misma especie humana. Por esto, gracias a la compensación de lo incompensable, todo sentido es un sentido vicario y toda felicidad, una felicidad en la infelicidad.

La sección de artículos culmina con dos contribuciones acerca del modo como se configura el pensamiento filosófico en los ambientes académicos. En la primera, el profesor Luciano Arcella, de la Universidad del Valle, muestra cómo a partir de los primeros años del siglo pasado Fráncfort se convirtió en un epicentro cultural y científico de Europa. Al respecto, Arcella recrea los casos de Leo Frobenius, etnólogo y arqueólogo alemán, y de Walter F. Otto, filólogo alemán, decisivos para la significación de la sociedad, de la civilización y del otro, en perspectivas cada vez más abiertas a la comprensión de las diferencias culturales, despojadas de toda voluntad de jerarquización, y convencidas de una ética de la alteridad. En la segunda, Claudia Arias, Gina Carreño y Liliana Mariño, profesoras del Jardín Infantil de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, exponen sus experiencias en la implementación del programa de Filosofía para niños en sus clases. Narran cómo se hace evidente el deseo por el conocimiento y el surgimiento de intelecciones cada vez más complejas gracias a la Comunidad de Indagación, que fomenta y despliega la imaginación en los niños. A lo largo de su exposición, las autoras argumentan que la relación pedagógica jamás es unidireccional sino que, al contrario, involucra a tal punto al maestro que lo hace parte constitutiva del concepto de infancia.

La sección Lectio Inauguralis, correspondiente al primer semestre de 2016, reproduce la intervención: "La moralidad de la apariencia: buenas maneras e inclusión social en David Hume", a cargo del profesor Juan Samuel Santos Castro, de esta Facultad de Filosofía. La Lección desarrolla la manera como David Hume reivindica, contrario a lo que hacen sus contemporáneos, el sutil mecanismo de inclusión social que son las buenas maneras. Para ello, siguiendo el argumento de Hume, Santos se detiene en la galantería para mostrar cómo esta, más que ser un modo insincero e hipócrita respecto del otro, en especial ante las mujeres, se convierte en el paradigma que permite disminuir la distancia social que la mayoría de las desigualdades sociales, económicas y políticas de la sociedad en la que acontece la conversación, trasladan a esta. No obstante, Santos es enfático en que este argumento es aplicable solo si las buenas maneras se despliegan en un contexto social, económico y político específico.

Para concluir, informamos a nuestros lectores que en este número abrimos la sección: Libros en acogida, cuya finalidad es compartir con Ustedes, anualmente, la recepción crítica de obras filosóficas innovadoras y recientes. En esta oportunidad, presentamos los comentarios de los profesores Héctor Salinas y Francisco Sierra, de la Pontificia Universidad Javeriana, al libro póstumo de Jaime Rubio Angulo, titulado: Hacia una hermenéutica de nuestra conciencia histórica (2015). Cerramos esta edición con la sección usual de reseñas dedicada ahora a los libros: Introductions to Nietzsche (2012) y Orden y tiempo en la filosofía de Foucault (2014).

El editor

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