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Revista Salud Uninorte

Print version ISSN 0120-5552On-line version ISSN 2011-7531

Salud, Barranquilla vol.23 no.1 Barranquilla July 2007

 

ARTÍCULO ESPECIAL / SPECIAL ARTICLE

 

Hospital Universidad del Norte: Historia de un sueño hecho realidad


Hospital Universidad del Norte: A dream come true

Carlos Malabet Santoro*

* Maestro de la ginecobstetricia latinoamericana. Correspondencia: Hospital Universidad del Norte, Calle 30 vía al aeropuerto, Barranquilla (Colombia). cmalabet@uninorte.edu.co

 

Al mismo tiempo del inicio de las labores académicas de la División Ciencias de la Salud, las directivas de la Universidad del Norte comenzaron a soñar en el proyecto de un hospital universitario propio que diera soporte al programa académico.

La primera acción que tomaron las directivas para empezar a pensar en dicho proyecto fue la creación en 1982 de la Fundación Centro Médico del Norte con el objetivo principal de apoyar los programas de medicina y enfermería con instrucciones precisas de promover las condiciones necesarias para realizarlo y posteriormente administrarlo.

Desde esa época fueron varias las propuestas y consultorías que se llevaron a cabo. Recuerdo, entre otras, las asesorías de un grupo de expertos americanos a finales de la década de los ochenta, quienes recomendaron que se debería pensar en un hospital con un número de camas no mayor de 60, dándole mucho énfasis a los tratamientos ambulatorios, debido a que su administración sería mucho más viable y efectiva y que por los adelantos de la tecnología para diagnóstico y tratamiento quirúrgico, hacia el futuro un porcentaje significativo de los pacientes no necesitaría hospitalización.

El doctor Jaime Caballero Corbacho como decano presentó al rector y posteriormente a la comisión encargada por el consejo directivo, un proyecto de un gran hospital realizado por estudiantes de arquitectura de la Universidad del Atlántico, proyecto muy bien concebido, pero por el costo, en ese momento muy significativo, en relación con lo proyectado por la Universidad, no era viable.

Otra opción fue que la Universidad del Norte adquiriera el Hospital Infantil. Después de varias reuniones con el director, en ese momento el doctor Libardo Diago, la familia Roncallo y los trabajadores de dicho centro se realizó el estudio de factibilidad que fue presentado a la comisión designada por el consejo directivo, que lo consideró no viable para las posibilidades de la Universidad y recomendó seguir pensando en un centro propio.

Las Damas Voluntarias de la Liga Antituberculosa, por intermedio de su presidenta, la señora Alba de Alvarez, a principios de los noventa hicieron la propuesta para que la Universidad del Norte se hiciera cargo en su totalidad del Hospital del Niño Jesús.

Una comisión designada por el doctor Jesús Ferro Bayona hizo el estudio correspondiente, pero la inversión necesaria para remodelar dicho centro hospitalario en ese momento no era consecuente con el proyecto hospitalario que requería la Universidad y los programas académicos.

Otra propuesta a principios de los noventa sobre la participación de la Universidad en un complejo hospitalario sobre la vía al mar fue presentada por los doctores Humberto Caiaffa y Juan Issac Nader, en representación de un grupo de profesionales médicos, a la comisión designada por el consejo directivo, entre los que recuerdo a los doctores Diego De la Peña y Luis Eduardo Pochet.

El proyecto de la reforma de salud iniciado en 1991, difundido y discutido en 1992 en diferentes foros académicos y gremiales, hizo que las directivas universitarias fueran cautas para tomar una decisión sin antes conocer la futura Ley y su reglamentación, ya que su puesta en marcha incidiría significativamente en las entidades prestadoras de servicios de salud y se pensó que su localización en el norte de la ciudad no era la más adecuada para el futuro hospital.
El doctor Hugo Flórez Moreno, decano de la División Ciencias de la Salud, sugirió en su momento que el Centro de Salud San Camilo, localizado en el suroccidente de la ciudad, reunía las condiciones para que la Universidad pensara en asociarse para dar comienzo al futuro hospital.

Con el doctor Jesús Ferro Bayona visitamos la Clínica Mayo de Jacksonville y el hospital St Thomas, que ofrecieron su colaboración e hicieron algunas sugerencias para el futuro proyecto.

Haciendo un análisis de todas las posibilidades que se habían presentado, se pensó que lo más indicado era presentar un anteproyecto de un centro docente asistencial de primero y segundo nivel y buscar posteriormente la localización más adecuada. Fue así como solicité a los doctores Rodrigo Barceló Martínez y José Cervantes Fonseca, jefe del departamento de medicina preventiva y social y profesor, respectivamente, para que lo realizaran.

Hablamos con el doctor Luis Alberto Tarazona, director administrativo de la Universidad, quien sugirió que era indispensable reunir toda la información necesaria para poder hacerlo, pero era tal la cantidad de datos sugeridos que realmente no fue posible cumplir con dicho objetivo.

Pasado un tiempo solicité nuevamente a los doctores Barceló y Cervantes que hicieran el anteproyecto de construcción del centro docente asistencial de acuerdo con la experiencia que ellos tenían, para luego presentarlo a las directivas administrativas.

Presentamos el proyecto en 1993 al doctor Tarazona, quien le encomendó a la ingeniera Alma Lucía Diazgranados, jefe de planeación, que hiciera el estudio respectivo.

Una vez revisado y haciéndole las observaciones pertinentes, le fue presentado al doctor Jesús Ferro Bayona, quien dio el visto bueno para su presentación en el consejo directivo de la Universidad.

Deseo resaltar la extraordinaria labor y el apoyo constante de Alma Lucía Diazgranados durante todo el proceso.

Recuerdo en dicha reunión el apoyo decidido del doctor Jesús Ferro Bayona al proyecto y las palabras del presidente del consejo, doctor álvaro Jaramillo Vengochea: "Queremos un hospital sin ánimo de lucro pero sin ánimo de pérdida, que sirva para la formación de los profesionales de la salud y cumplir el compromiso social que la Universidad tiene claramente establecido, expresado en su misión y en su mandato". Y terminó diciendo que "lo necesario desde este momento es empezar a vender la idea del proyecto".

A mediados del año 91 el doctor Jorge Daza en una conversación que sostuvimos me esbozó la idea de una unión entre el Club Rotario y la Universidad para que el Instituto Neurológico del Caribe se convirtiera en nuestro hospital universitario. Realmente no me pareció en ese momento que era el sitio indicado, teniendo en cuenta que para ese entonces no existía la Ley 100.

El doctor Jorge Daza a finales de 1994, como presidente del Instituto Neurológico, volvió a presentar la idea al doctor Jesús Ferro Bayona, quien se interesó y ordenó que se hicieran los contactos necesarios para poner en marcha un estudio sobre la viabilidad del hospital.

Tres años después de la primera propuesta del doctor Daza y por la implementación de la Ley 100, se consideró que era el sitio indicado para que el hospital universitario cumpliera su misión de fortalecer la academia y ofrecer una atención en salud de calidad integral a los habitantes del suroriente.

El doctor Jorge Daza lo presentó a la junta directiva del Club Rotario, presidida por el doctor Eduardo Arango, y luego a la Fundación Rotaria, presidida por el doctor Abraham Milyes. En 1996 se hizo un amplio debate en los salones del Country Club, en donde el doctor Ernesto Cortizoss dio un decidido apoyo al proyecto, y la idea fue respaldada por la mayoría de los participantes, quienes consideraron que la Universidad era la institución indicada para sacarlo adelante.
Posteriormente y durante el transcurso de las negociaciones participaron en forma activa en el proceso por parte del Club Rotario y la Fundación Rotaria los doctores Manuel Sánchez, Tomás Romero Joller, Eduardo Arango, Abraham Milyes, Marina Sanmiguel, entre otros.

Es necesario resaltar el decisivo apoyo del doctor Elías Muvdi y su familia para que se legalizara un contrato de comodato del inmueble en que encontraba ubicado el Instituto Neurológico a favor de la Universidad.

En agosto de 1996, superadas las dificultades legales y financieras mayores, se suscribieron la autorización y el comodato por parte de las personas y entidades participantes: El doctor Elías Muvdi, la Gobernación del Atlántico, la Fundación Rotaria de Barranquilla y la Fundación Centro Médico del Norte.

En varias reuniones del consejo directivo de la Fundación presididas por el doctor Jesús Ferro Bayona en el año 1996 se estudió la posibilidad de formalizar un convenio con Combarranquilla para que la Fundación Centro Médico del Norte utilizara en arrendamiento el espacio físico y algunos equipos para prestar los servicios de salud en forma directa al público y a la vez le sirviera de experiencia en la administración directa de una entidad prestadora de servicios de salud. Dicho convenio fue autorizado.

Teniendo en cuenta que el convenio anterior no era la solución para resolver los problemas académicos de los estudiantes en relación con sus rotaciones, el doctor Jesús Ferro Bayona recomendó al consejo aprobar la solicitud de un préstamo por una línea IFI con destinación específica para la remodelación y dotación del Centro de Medicina Familiar (antiguo Instituto Neurológico). Realmente, con esa determinación del rector se hace realidad el Hospital de nuestra Universidad.
Una vez tomada la decisión de comenzar el proyecto, se conformó un equipo de trabajo multidisciplinario, en el que participaron Jenny Peñuela, Joachin Hahn, Carlos Rosado, Carlos Clavijo, entre otros, quienes dieron comienzo al proceso.

La primera etapa, que consistió en la remodelación de los consultorios, el laboratorio clínico y el área académica, entró en funcionamiento en 1997, siendo la doctora Jenny Peñuela la primera directora.

Con la segunda etapa, terminada en el año 2001, se inició el funcionamiento de las salas de cirugía y radiología, y en 2003, con el funcionamiento de hospitalización, unidades de cuidados intensivos de adultos y neonatal, se concluyó la tercera etapa, siendo director el doctor Diego Castresana Díaz.
Actualmente, además de residentes de pediatría, oftalmología y medicina interna, un número significativo de estudiantes e internos de medicina y de enfermería rotan por el hospital.

Desde el 2005 se lleva a cabo un programa de educación médica continua con la participación activa de la comunidad académica de la División Ciencias de la Salud y con el apoyo de la Clínica Mayo de Jacksonville a través de videoconferencias.

Podemos decir con orgullo que el sueño se hizo realidad, que ya tenemos hospital y podemos mirar con tranquilidad hacia el futuro y cumplir el objetivo de la Universidad de formar profesionales de alta calidad científica y humana.

 

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