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Revista Salud Uninorte

versión impresa ISSN 0120-5552versión On-line ISSN 2011-7531

Salud, Barranquilla v.23 n.2 Barranquilla jul./dic. 2007

 

Artículo original / ORIGINAL ARTICLE


Promoviendo la inclusión social en los primeros años

Promoting social inclusion in the first years of life

José Amar Amar1, Diana Tirado García2

1 Psicólogo, Sociólogo e Historiador. Ph.D con grado de mayor en psicología social de Columbia Pacific University. Director del Centro de Investigaciones en Desarrollo Humano (CIDHUM) de la Universidad del Norte. Correspondencia: Universidad del Norte Km 5 vía a Puerto Colombia 3er piso bloque D. Barranquilla, (Colombia) (jamar@uninorte.edu.co).
2 Psicologa, Universidad del Norte. Investigadora adscrita al Centro de Investigaciones en Desarrollo Humano (CIDHUM).



Resumen

En América Latina y el Caribe millones de niños viven una situación de pobreza que los excluye de toda posibilidad de una vida digna. Este artículo presenta resultados de investigaciones sobre programas dirigidos a la infancia que vive en contextos de pobreza.
Objetivo:Conocer el impacto del Programa Hogares Comunitarios de Bienestar en el desarrollo de los niños que han participado en estos programas.
Materiales y métodos: Se trabajó con un diseño de comparación entre tres grupos, un grupo experimental (niños que asistieron al Programa Hogares de bienestar) y dos grupos control (niños que asistieron a programas convencionales del Estado y niños que no asistieron a ningún tipo de programa). Se utilizó la tabla de parámetros para talla y peso del ICBF, la Escala Abreviada de Desarrollo y el registro de calificaciones.
Resultados: Los niños que participan en el Programa Hogares Comunitarios presentan un desarrollo superior a nivel cognitivo y personal social.
Conclusiones: La Universidad del Norte a través del Programa Hogares Comunitarios de Bienestar muestra que la inclusión social a partir de los primeros años, implica darles la responsabilidad de la atención del niño a sus familias y comunidades locales.


Palabras claves: Pobreza, niñez, inclusión social, atención integral.

Abstract

In Latin America and the Caribbean millions of children live in poverty which excludes them from any possibility of a dignified life. This article presents results of investigations on programs directed towards the infancy that live in contexts of poverty.
Objective: Knowing the impact of the Program Communitarian Homes of Welfare in the development of the children that have participated in these programs.
Material and methods: It was worked with a design of comparison among three groups, an experimental group (children that attended the welfare Homes Program) and two groups control (children that attended conventional programs of the State and children that did not attend any type of program). The board of parameters was used for size and weight of the ICBF, the Abbreviated Scale of Development and the registration of qualifications.
Results: The children that participate in the Program Communitarian Homes present a supirior development at a cognitive level and social personnel.
Conclusions: The Universidad del Norte through the Program Communitarian Homes of Welfare shows that the social inclusion from the first years, implies to give them the responsibility of the attention of the child to its families and local communities.


Key words: Poverty, childhood, social inclusion, integral attention.

Fecha de recepción: 10 de septiembre de 2007
Fecha de aceptación: 24 de octubre de 2007



INTRODUCCIÓN

Según Consuelo Corredor (1), "en la actualidad, la idea más generalizada de pobreza es aquella que asocia la pobreza con carencia, escasez y privación de bienes materiales que impiden la satisfacción de las necesidades fundamentales a importantes núcleos de población".

El caso de América Latina representa la realidad que viven más del 45% de sus habitantes. De esos 200 millones de pobres, la mayoría son niños.

En los estudios que Corredor ha realizado sobre pobreza han prevalecido dos enfoques: El primero atribuye la situación de pobreza a condiciones inherentes a las personas, a sus formas de vida, a sus valores, omitiendo el entorno en el cual se ubican. Es la llamada "cultura de la pobreza". El otro entiende la pobreza como un problema social causado por las relaciones económicas, sociales y políticas de la sociedad. Así, se da origen a una visión dualista de la sociedad en la que se identifican dos polos diferenciados: Un sector incorporado a las dinámicas económica, social y política prevalecientes. Otro sector excluido de esas dinámicas. Este dualismo alimentó la visión de la pobreza como un problema de Marginalidad, surgido de los procesos de urbanización e industrialización, dando paso a la idea de que este era un problema derivado del escaso desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, su superación pasaba por la promoción del crecimiento económico sustentado en el desarrollo de relaciones de producción capitalista. En el caso de América Latina se puede afirmar categóricamente la existencia de una estrecha relación entre inequidad y pobreza. De hecho, el 30% más pobre de América Latina es el que menos ingreso recibe en comparación con otras regiones del mundo; y el 5% más rico recibe el porcentaje de ingreso total más alto del mundo. Así nos encontramos viviendo en una Latinoamérica caracterizada por la mayor desigualdad mundial (2).

Según algunos autores, el origen de la pobreza hay que vincularlo al análisis de los factores estructurales y de conflicto que limitan o impiden a un pueblo la utilización de su potencial económico y la movilización de su esfuerzo interno en dirección de un cierto tipo de proyecto de vida (3, 4, 5, 6x). El mayor esfuerzo de los científicos sociales de la región, con un enfoque positivista, se ha orientado a querer demostrar que no podemos encontrar salidas porque vivimos en una especie de círculo vicioso, llegando a conclusiones tales como que "los pobres son ignorantes porque son pobres, y son pobres porque son ignorantes. Que el Estado democrático no funciona porque los pueblos no están organizados ni capacitados para la participación democrática, y los pueblos no están capacitados ni organizados para la participación democrática porque no funciona el Estado de representación popular." (7).

De acuerdo con esto, para García (7) la pobreza es consecuencia "de una estructura y un proceso cuya dinámica se orienta en un sentido de desarticulación de las tendencias del crecimiento y se origina en las formas operativas de las grandes estructuras de dominación: una externa, articulada a la estructura supranacional determinada por los grandes centros mundiales de poder, y otra interna, determinada por las contradicciones existentes en la dinámica de la vida de cada nación".

Aunque la tradición en Latinoamérica, después de la llegada de los españoles está enraizada en la ética cristiana y en la filosofía clásica, lo que viven principalmente la mayoría de los hombres de América Latina son los problemas cotidianos, y como sostienen Brandt, W; Kreisky, B y Palme, O (1977) "para lograr el compromiso de la gente no basta con ideas abstractas; la estrecha relación entre ideas y cuestiones prácticas debe ser explicada, hay que indicar caminos para resolver esas cuestiones" (8). Si nuestra meta es crear una sociedad que permita liberarnos de la pobreza, no basta decir que hay que cambiar el sistema o hay que hacer reformas progresivas o esperar las regulaciones propias que se derivan de un modelo económico de mercado. La necesidad de seguridad, de progreso y de desarrollo debe estar basada en una filosofía política, pero especialmente en la capacidad de aglutinar todo el esfuerzo interno en la solución de los problemas humanos.

El gran desafío para los países de Latinoamérica es cómo disminuir al máximo la condición de pobreza de su población, y dentro de ella, cómo generar modelos de superación de la pobreza. Aunque existen experiencias como los casos de Chile y Brasil, que en los últimos años, mediante ambiciosos programas sociales, están logrando disminuir los niveles de personas que viven en condiciones de pobreza, en el resto de la región el panorama es desolador.

Uno de los elementos claves presente en las experiencias exitosas de superación de la pobreza en América Latina es cuando se hacen programas de alto impacto que garanticen la inclusión social. Ejemplos como el "Programa Puente" en Chile, el programa "Hambre Cero" en Brasil y el programa "Un compromiso social contra la pobreza" en Bogotá, son demostraciones de que cuando hay voluntad política es posible disminuir el número de personas que viven bajo condiciones de pobreza, creando los espacios de inclusión social adecuados. También se destacan diversos proyectos en Brasil, Burkina Faso, Indonesia, Uzbekistán, los cuales manejan como factor clave para su trabajo con la infancia, la participación de la familia, la comunidad y la cultura (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ‘UNICEF', la Fundación Bernard Van Leer y el Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas, 2007) (9).

La inclusión social tiene que ver con la ciudadanía, el estatus y los derechos; pero también implica la eliminación de ciertas formas estructurales de discriminación que conlleva a eliminar las barreras basadas en condiciones socioeconómicas, en creencias políticas, étnicas o religiosas.

Quienes padecen más dramáticamente la condición de pobreza y exclusión social son los niños. Todos los años en América Latina mueren 9.3 millones de menores de 5 años por causas que, de disponerse de los medios adecuados, serían técnicamente evitables. Según Michel Vandenbroeck (10) muchos estudios han demostrado que las oportunidades de los niños para lograr su pleno potencial se distribuyen de forma desigual y que estas desigualdades están profundamente enraizadas en los factores socioeconómicos. Otros factores que están directamente relacionados con la gran exclusión social que sufren los niños están relacionados con las políticas gubernamentales cuando éstas asumen el tema de la infancia como parte de la agenda de políticas de Estado. Michel Vandenbroeck sostiene que los estudios demuestran que la política importa; la medida en que las desigualdades económicas afectan a la vida familiar y a las oportunidades de los niños depende, en gran parte, de la política social, que incluye el estado de bienestar (10).

Es de sobra conocido que la pobreza y la exclusión social afectan al desarrollo de los niños y que la falta de acceso a una atención infantil temprana de calidad es un factor que contribuye a ello (p.ej., Duncan y Brooks-Gunn 2000, Phillips y Adams 2001, Pungello y Kurtz-Costes 1999 citados por Vanderbroeck). La mayoría de los estudios de investigación se llevan a cabo en EE.UU., pero existe cierta documentación sobre cómo se producen las desigualdades en los estados de bienestar social tradicionales de Europa (p.ej. Vanderbroeck 2003, Wall y Jose 2004). El estudio en curso EPPE (Effective Provision of Pre-School Education o Provisión Eficaz de Educación Preescolar) llevado a cabo en el Reino Unido (Siraj-Blatchford 2006) demuestra que los logros académicos de los niños se ven afectados por el origen étnico de la familia, pero también que las variaciones en el origen étnico tienden a ser menos importantes en comparación con la variación socioeconómica. De manera más significativa, el estudio demuestra que dichas variaciones se pueden reducir enormemente mediante la educación infantil temprana, siempre que sea de calidad, con el personal adecuadamente cualificado que mantenga un respeto por la diversidad (10).

Uno de los retos más difíciles es el tema de la eficacia, la eficiencia y la evidencia de que los programas de intervención para niños vulnerables y sus familias deben ser apropiados a los entornos socio-culturales en los cuales ellos se desenvuelven.

Podríamos preguntarnos ¿qué es un resultado deseable cuando se implementan programas a favor de los niños? Al respecto, podemos referir importantes esfuerzos que se han hecho en Colombia por mejorar los mecanismos de inclusión social a partir de la atención integral a los niños.

La Universidad del Norte desde 1977 ha desarrollado un programa a la infancia en contextos de pobreza, con el apoyo económico de la Fundación Bernard Van Leer de Holanda y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), cuyos resultados más significativos se pueden plasmar en la estrategia de atención integral a la niñez marginal denominada el "Hogar Comunal del Niño". Los resultados de esta estrategia se difundieron de forma masiva, lo cual permitió que el gobierno nacional asumiera esta estrategia como la modalidad de atención para sectores con alto nivel de pobreza, la cual es conocida hoy en día como Hogares Comunitarios de Bienestar.

El programa ‘Hogares Comunitarios del Niño', es un referente empírico donde se instrumentaliza un conjunto de actividades tendiente a brindarle a los niños, menores de siete años, unas condiciones necesarias y suficientes para asegurar su desarrollo. En estos Hogares comunitarios, la Familia desempeñaba un papel crucial en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje del niño. Para ello fue requerido la capacitación de las madres y padres de los niños que asistían al Hogar, además, de la participación de los líderes locales, que finalmente fueron esenciales en todo el proceso de concientización y aceptación del proyecto por parte de los miembros de la comunidad (11).

En el hogar comunitario se les brinda a los niños todas las atenciones que la Ley 27 de 1974 reglamenta. Además con el apoyo de la Universidad del Norte y la Fundación Bernard Van Leer se extendieron otros servicios que la ley no alcanzaba a cubrir. Los niños recibieron por medio del Hogar comunitario los siguientes servicios (12) (13).

  1. Atención educativa. En virtud de un programa curricular diseñado especialmente para los niños.

  2. Nutricional. Mediante pautas establecidas por el ICBF Regional Atlántico.

  3. Servicio médico permanente. En las instalaciones del Hogar Infantil funcionó un servicio médico periódico que atendió a todos los niños del corregimiento. Además, en forma permanente, se organizó un servicio de enfermería y una joven de la misma comunidad que fue becada para estudiar Licenciatura en Enfermería en la Universidad del Norte, coordinó las actividades en el área de la salud.

  4. Psicología. El servicio de psicología funcionó en forma permanente y se extendió a todos los niños del corregimiento. También brindaba asesoría a los padres de familia.

Para la Universidad del Norte, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Fundación Bernard Van Leer, su mayor logro es garantizar que estos programas, no solo tengan un impacto inmediato en la vida de sus niños y sus familias, impacto que fue demostrado en investigaciones realizadas una vez los niños terminaban su participación en el programa (13), sino que también haya sostenibilidad de los efectos del programa en el desarrollo del niño, al pasar del tiempo.

De esta manera, tomando como base la teoría de Weikart (14), la cual sustenta que el verdadero impacto de los programas dirigidos a la infancia tiene un valor muy relativo cuando se hacen durante y al término inmediato de la intervención, la Universidad del Norte, inicio investigaciones para conocer el impacto en el desarrollo físico, cognitivo, personal social y en el rendimiento académico de los niños tres y seis años después de haber egresado del programa especial de atención a la infancia: Hogar comunitario



MATERIALES Y MÉTODOS

Se trabajó con un diseño ex post-facto de comparación estadística con tres grupos para la prueba de hipótesis evaluativa que orienta la investigación y la cual asume que es posible encontrar diferencias significativas en el desarrollo físico, cognitivo, personal-social y en el rendimiento académico de tres grupos de niños, se utilizó la prueba ANOVA. Uno de estos grupos está conformado por niños que hace tres años egresaron de los Hogares Comunitarios (modalidad 1) el segundo grupo estuvo conformado por niños que asistieron a programas convencionales o programas tradicionales del Estado (modalidad 2) y un último grupo de niños que no participaron de ninguna de las dos modalidades anteriores y se quedaron en sus casas (modalidad 3).

El mismo diseño metodológico fue empleado para evaluar el impacto del Programa en los niños, seis años después de haber egresado.

Los Instrumentos de evaluación fueron: Tabla de parámetro para talla y peso del ICBF, Escala Abreviada de Desarrollo 2 para evaluar desarrollo cognitivo y desarrollo personal social y registro de calificaciones en la escuela para evaluar rendimiento académico.



RESULTADOS

Los principales resultados arrojados por estas investigaciones, indican que tres años después, en la variable desarrollo físico (medida por talla y peso), no se hallaron diferencias significativas entre ninguna de las tres modalidades. Con respeto al desarrollo cognitivo y personal social, los niños que egresaron de los Hogares comunitarios obtuvieron un desempeño significativamente superior a la de los niños de la modalidad 2 y los de la modalidad 3. Finalmente en el rendimiento académico, los niños de la modalidad 1 fueron superiores a los niños de la modalidad 3.

Los resultados de la investigación para determinar el impacto seis años después, indican que la talla promedio de los niños que egresaron de los Hogares Comunitarios es significativamente menor que la de los niños egresados de los programas Convencionales del Estado y la de los niños que no fueron a la escuela. En cuanto al promedio del peso, no hubo diferencias significativas entre las modalidades. En el desarrollo cognitivo y el desarrollo personal social, los niños que egresaron de los Hogares Comunitarios obtuvieron un desempeño significativamente superior a la de los niños de la modalidad 2 y los de la modalidad 3. Y en cuanto al rendimiento académico, los niños de la modalidad 1 fueron superiores a los niños de la modalidad 3.



PRINCIPALES CONCLUSIONES

  1. El factor básico que contribuye a la inclusión social y asegura un presente y futuro adecuado a los niños, está en gran medida determinado por la edad de inicio de la intervención. Entre más temprano se inicia una intervención integral a los niños, mejores resultados se obtendrán.

  2. Los programas dirigidos a la infancia tienen sentido si desde el comienzo se involucra a la familia y la realidad del niño. La atención al niño aislado, carece de relevancia, por esto es fundamental en la atención un enfoque de derecho que permita a los niños disfrutar a plenitud de buenas condiciones de salud, nutrición, un óptimo desarrollo psicosocial, que sea respetado y protegido por padres y adultos y con derechos reconocidos por la legislación, de tal manera que garantice efectos positivos sostenibles para la plena realización como ser humano.

  3. Otro elemento importante de nuestras investigaciones es el papel de la familia, Glen Nimnicht (15), plantea que "al fin y al cabo en al mayoría de los casos, la familia es la única influencia educativa permanente en la vida del niño; los maestros van y vienen, el niño puede ser cambiado de escuela, pero la familia permanece". Los padres son portadores de la cultura, de las pautas de conducta, de los medios instrumentales para la realización de la persona. Es por esto que las estructuras familiares deben ser consideradas en relación con el grupo donde vive la familia, pues de aquí se desprende su aprendizaje para vivir en un grupo cultural más extenso. Si las costumbres resultan muy inadecuadas o desadaptadas éstas repercuten de manera negativa sobre los hijos, quienes se encontrarán inadaptados frente al mundo externo, no pudiendo entender los signos y señales que en él se dan, presentándose distorsiones en la interposición a un nivel simbólico.

  4. Cualquier programa dirigido hacia los niños debe tener en consideración el papel de la comunidad y su desarrollo, se trata de lograr el devenir comunitario desde las personas o protagonistas involucrados. El desarrollo comunitario "un fenómeno o hecho de la realidad social que cuenta con una dinámica evolutiva propia, que lo hace patente por sí mismo". Por lo tanto los procesos técnicos o los que expresan la acción de intervención estatal condicionan, pero no determinan, el avance del asentamiento humano a la vida comunitaria. La determinación de tal desarrollo está en las contradicciones sociales al interior del asentamiento y no fuera de él. Efectivamente la sistematización de la experiencia del Proyecto Costa Atlántica reveló que el desarrollo comunitario no es simplemente un instrumento o metodología; tampoco es, apenas, una opción de gobierno o el resultado o estado final del desarrollo de un sentamiento humano como producto de la intervención estatal. En realidad, "el desarrollo comunitario es un complejo de procesos sociales mediante los cuales un colectivo de pobladores, a la vez que luchan por el mejoramiento de las condiciones materiales de existencia y de reproducción social de todos y cada uno de los miembros del asentamiento humano, van creando nuevas formas de relación social ­ en lo político, lo económico y lo cultural- avanzando paulatinamente hacia la configuración de una vida social superior como lo es la COMUNIDAD" (16).

  5. La importancia de la creación y el fortalecimiento de ambientes de cuidado para la infancia, mediante el paradigma de las alianzas, es clave para proteger a la infancia. Mediante este paradigma, la tarea de sacar de la pobreza a los niños no depende de la familia y la comunidad local, sino que el Estado tiene un papel protagónico que permite fortalecer el tejido social. La familia, la comunidad, el Estado, y todas las formas de sociedad civil, contribuye a combinar esfuerzos, hacer un uso de los recursos más eficientes y potenciar las fortalezas de las familias pobres y sus comunidades para obtener resultados concretos y significativos.

Los niños son los mejores aglutinadores y los que más favorecen la cohesión social y el vínculo social entre los miembros de una comunidad. La ética que los miembros de la comunidad tienen sobre derechos a la infancia, son los que permiten muchas veces, luchar por cambiar situaciones adversas de vida. Los niños son catalizadores de la sociedad porque la dinamizan, y esa energía es fundamental cuando de transformar la condición de vida se trata.

Finalmente, queremos resaltar que las razones para intervenir en la primera infancia son variadas, y estas incluyen razones de salud, razones económicas y sociales. Tal como lo sostienen Torrado, Reyes y Durán (17), hay razones de índole económica y social para justificar la intervención en el desarrollo de la primera infancia, dado su impacto en la dinámica de las sociedades; este impacto, puede ser analizado desde la perspectiva del desarrollo humano, en términos de calidad de vida y equidad social, y desde enfoques más centrados en beneficios económicos, que valoran la productividad y el ingreso. En el primer caso, se establece una relación clara entre la promoción del desarrollo de la primera infancia y el desarrollo humano, entendido en el sentido definido por Amartya Sen: como la ampliación de las oportunidades y capacidades de las personas conducente a la ampliación de las opciones de que disponen las personas. Así cabe anotar que cuando el desarrollo humano, y no sólo el desarrollo económico, se convierte en la meta que busca la sociedad, surgen como propósitos la superación de la desigualdad y la exclusión social por medio de la búsqueda del bienestar (17).



REFERENCIAS

(1) Corredor C. Pobreza urbana: Problemas de orden conceptual e implicaciones de política. Universidad Nacional de Colombia. Ponencia presentada en el congreso de trabajo social ­ Cartagena agosto 29 de 2000.         [ Links ]

(2) Corredor C, Misas G, Gonzalez I, Machado C, Absalón J, Kalmanovitz S. Desarrollo económico y social en Colombia, siglo XX.1 ed. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2000.         [ Links ]

(3) Pérez G. Dimensión espacial de la pobreza en Colombia, 2005. En: http://www.banrep.gov.co/docum/Pdf-econom-region/Documentos/DTSER-54.pdf        [ Links ]

(4) Botero J. En: Crecimiento, pobreza y redistribución. En: http://www.banrep.gov.co/documentos/conferencias/medellin/2006/CrecimientoPobreza.doc        [ Links ]

(5) Nuñez J. Pobreza y desigualdad resultados a 2006. En: http://www.dnp.gov.co/archivos/documentos/GCRP_presenta_Renteria/Cifras_pobreza_2002_2006.pdf         [ Links ]

(6) Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en: www.pnud.org.co         [ Links ]

(7) García A. Atraso y Dependencia en América Latina: hacia una teoría latinoamericana del desarrollo. Buenos Aires, El Ateneo, 1972. p. 109-110.         [ Links ]

(8) Brandt W, Kreisky B, Palme O. La Alternativa Socialdemócrata. Barcelona: Editorial Blume, 1977. p. 31         [ Links ]

(9) Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Fundación Bernard van Leer & Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas (2007). Guía a la observación general N° 7: "Realización de los derechos del niño en la primera infancia".         [ Links ]

(10) Vandenbroeck M. La desculturación de la inclusión social y la reculturación de los resultados. Universidad de Gante, Bélgica. En: Revista Espacio para la infancia de la Fundación Bernard Van Leer de Holanda 2007.         [ Links ]

(11) Amar J. Los hogares comunales del niño Teoría y experiencias. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 1986.         [ Links ]

(12) Amar J, Abello R, Tirado D. Desarrollo infantil y construcción del mundo social. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2004.         [ Links ]

(13) Amar J. Educación infantil y desarrollo social. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 1994.         [ Links ]

(14) Weikart D, Hohmann M, Banet B, Corona de Alba C, Barocio R. Niños pequeños en acción: manual para educadores. 3edic. México, D.F: Trillas, 1997.         [ Links ]

(15) Fundación Bernard van Leer. Educación infantil: el papel de la familia y la comunidad. Cali ­ Colombia, 1979.         [ Links ]

(16) Macías A. Desarrollo comunitario y atención comunal de la infancia. Sistematización de la experiencia del Proyecto Costa Atlántica. Anuario Científico. Universidad del Norte. Barranquilla, 1989.         [ Links ]

(17) Torrado M, Reyes M, Durán E. Bases para la formulación de un plan nacional para el desarrollo de la primera infancia. En Revista: Infancia, adolescencia y familia. Vol. 1. N° 1. Bogotá, 2006.        [ Links ]

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