INTRODUCCIÓN
"Me llamo Breinier Stiven Merchán, tengo 10 años, cursaba cuarto año de primaria y quería ser futbolista y soñaba con hacer videos de YouTube. Hoy decidí contar mi historia, fallecí un 21 de septiembre de 2017 en Bogotá. Cuando iba transitando en bicicleta dirigiéndome a mi casa, perdí el equilibro por las malas condiciones de la vía; fui golpeado, arrastrado y terminé debajo de las llantas de un camión ¿La culpa la tuvo el conductor del camión?" 1.
De acuerdo con el informe sobre la situación global de la seguridad vial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año cerca de 1,3 millones de personas fallecen a raíz de un accidente de tránsito. Esto da una tasa de más de 3000 defunciones diarias; de ellas, más de la mitad no viajaban en automóvil. Entre 20 y 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales provocados por accidentes de tránsito; tales traumatismos constituyen una causa importante de discapacidad en todo el mundo 2.
Según el informe mundial de la (OMS) sobre la prevención de lesiones en niños (2012) en América Latina, en comparación con los países desarrollados, los niños menores de 15 años tienen cinco veces más probabilidades de morir por las lesiones ocasionadas en accidentes de tránsito. Por tanto, esta es una de las poblaciones más vulnerables y expuestas a sufrir las consecuencias del desconocimiento e irresponsabilidad en las vías, lo cual constituye un delicado problema de salud pública que exige la atención del Estado, pero, sobre todo, la concientización de la sociedad 3.
Planzer 4 presentó en un documento de la Cepal las cifras asociadas con accidentes de tránsito para América Latina y el Caribe, que establecía que para 2005 diez países latinoamericanos tuvieron más del 90 % de las muertes asociadas al tránsito de vehículos. Más específicamente, Venezuela tenía el primer lugar en muertes por esta causa, con un 58,4 %, y Colombia se encontraba en el segundo puesto, con un 54,9 %. Las menores cifras las presentaron las Bahamas y Barbados, con un 3,9 %. Actualmente el 91 % de las víctimas mortales causadas por el tránsito corresponden a países de ingresos bajos y medianos.
En Colombia, durante la última década, los accidentes de tránsito se han constituido en la segunda causa de morbi-mortalidad, con mayor prevalencia en los territorios urbanos. Las estadísticas señalan que el 90 % de las lesiones suceden en estos territorios y el 10 % restante en áreas rurales. Cerca de 7000 personas mueren cada año por cuenta de los accidentes de tránsito 5, siendo la capital del país donde se concentra la mayoría de los accidentes. Además, para 2018 se reportaron más de 30 000 heridos 6,7.
Por otro lado, entre enero y julio de 2018 en Bogotá se presentaron 6023 choques y 3645 colisiones en el Valle del Cauca, identificándose como el segundo departamento de mayor accidentalidad. Así mismo, Antioquia es el tercero en cantidad de accidentes de tránsito, con 2681, y Santander aparece como la cuarta región a nivel nacional con más choques de autos, con 1329 personas accidentadas en la zona. Atlántico, por su parte, es el quinto departamento con más accidentes en el país, con alrededor de 1281 casos 8.
Estos datos han motivado a organismos internacionales como la Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial a realizar un llamado de atención sobre lo que está ocurriendo y comenzar a actuar. De hecho, la ONU, mediante Resolución A / Res/ 255, aprobada por asamblea general convocada el 2 de marzo de 2010, lanzó el inicio del Decenio de acción para la Seguridad Vial 2011- 2020 9.
Colombia se ha unido a estos propósitos y ha comenzado a trabajar con base en los parámetros establecidos por tales disposiciones supranacionales; por ello se comprometió en la reducción de víctimas fatales a causa de eventos viales, incrementando sus acciones preventivas en este espacio de tiempo, y así apoyar el desarrollo de estrategias que permitan salvar vidas en las carreteras del país 10.
Estas preocupaciones no solo existen en el país; cada vez más gobiernos y organizaciones se están uniendo y están adoptando medidas para garantizar la seguridad de todas las personas en el aspecto vial. Por ejemplo, en Francia, la Dirección de Seguridad y Circulación por Carretera (ICSD) cuenta con un portal en internet donde se explica a los usuarios todo tipo de temas relacionados con su seguridad. Allí se pueden consultar consejos, testimonios, así como los derechos de las víctimas, peligros en la carretera, entre otros temas. Desde este organismo también se realizaron campañas de conciencia social para los peatones, ya que los conductores no son los únicos responsables de evitar tragedias en las vías 11,12.
De igual manera, una iniciativa para disminuir los accidentes por siniestros viales, en especial en los infantes y jóvenes, es el pacto acordado entre el Gobierno nacional y la ONU, llamado "Pacto por la Seguridad Vial de los Niños, Niñas y Adolescentes de Colombia", con el propósito de prevenir y mitigar accidentes de tránsito con menores de edad en el país. En este pacto la nación se comprometió a adoptar y ejecutar planes, políticas y programas que garanticen la seguridad de los desplazamientos de los niños y trabajar incluso por la seguridad de los vehículos 13.
De hecho, la ministra de Trasporte (2018-2022), Ángela María Orozco Gómez, manifestó que:
En los primeros seis meses del año 2019, las muertes por siniestros viales bajaron 2,33 % en comparación con el mismo periodo de 2018 y si hablamos de niños menores de 15 años, la reducción fue de 7,2 %; mientras que las cifras de lesionados descendieron 6,5 %. Además, durante los primeros seis meses del año no se presentaron siniestros fatales con menores de 15 años en 1.034 municipios del país 14.
Por lo tanto, es evidente que el Gobierno está implementando estrategias con respecto a la seguridad vial. Sin embargo, no es suficiente; entre otras cosas, se necesita más conciencia social y más compromiso de todos los colombianos y de todos los gremios: instituciones educativas, empresa privada, organizaciones territoriales.
Si se compara a Colombia con otros países desarrollados, se notan grandes diferencias, pues los ciudadanos de estos últimos toman la seguridad vial como un tema de gran relevancia; en cambio, a los colombianos, tal vez como la mayoría de ciudadanos de América Latina, les parece intrascendente adquirir conocimientos relacionados con el tránsito y tener comportamientos viales seguros, aun sabiendo que las cifras de accidentes son alarmantes y ponen de manifiesto que es necesario tomar acciones y lograr un cambio en el pensamiento de la sociedad que se refleje en las calles y carreteras del país.
Todas estas consideraciones deben ser tenidas en cuenta no solamente desde la óptica del conductor, sino también de todos los actores que interactúan en las calles, incluyendo peatones 15,16 y pasajeros, los cuales cometen muchas imprudencias que provocan lesiones, graves accidentes o la muerte.
Es de suma importancia que los ciudadanos tengan una actitud de respeto hacia lo que significa conducir un vehículo, comportarse con prudencia cuando se es pasajero y transitar en las vías respetando las señalizaciones. Los programas de concientización 17 ofrecen educación y formación como el camino más expedito para que las personas adquieran conocimientos acerca de las normas de tránsito y pautas de comportamiento en los roles que asuman como peatón, pasajero y, en términos generales, como ciudadano.
La educación vial 18 es la disciplina que estudia y aplica las acciones y mecanismos para garantizar el buen funcionamiento de la circulación en la vía pública, previniendo los accidentes de tránsito. Es una herramienta para incorporar hábitos que le permiten al ciudadano adaptar su conducta a normas y principios del tránsito y de la seguridad peatonal, siendo uno de los grandes retos de las sociedades posmodernas, caracterizadas por el desarrollo de ciudades y metrópolis, y aún de los sectores rurales, donde los vehículos tienen primacía, incluso sobre las personas 19.
Por su parte, Dextre 20 indica que la educación vial brinda seguridad en caminos, calles, pistas o carreteras; teniendo como fin concientizar a las personas en atender las señalizaciones y en mantener responsabilidad al momento de asumir lo que se le ordene. La educación vial tiene como objetivo crear conciencia en peatones y conductores y reducir accidentes de tránsito, aunque desafortunadamente este concepto y estrategia es tan importante como ignorado 21.
Cabe resaltar que esta educación no solo debe ser propiciada por parte de instituciones, pues desde los núcleos familiares se debe impulsar esta tarea de socialización en materia de seguridad vial. Esta debe ser enseñada a todos los miembros de una comunidad por igual. Sin embargo, es primordial que se imparta a los más pequeños, ya que es desde la infancia que el niño comienza la adquisición de información y la formación de esquemas, y es en el núcleo familiar en el que aprende lo básico y se deben forjar estas actitudes y comportamientos que aumenten la seguridad vial 22,23; De acuerdo con ello, es en la familia donde se inicia el desarrollo del ser humano como individuo social.
Ahora bien, la educación vial como herramienta para mejorar la movilidad y la reducción de accidentes de tránsito puede ser fomentada desde diferentes modelos y perspectivas teóricas. Uno de los más usados viene de la teoría de las actitudes, cuyo eje principal se fundamenta en la trasfor-mación del comportamiento partiendo de modificar las bases cognitivas y afectivas que tiene la actitud hacia el hecho social particular que se está tratando 25,26.
El propósito de esta investigación es generar conductas viales seguras a partir de la construcción de esquemas cognitivos y sistemas afectivos de respeto hacia los vehículos y el flujo vial. Por consiguiente, es relevante que las personas tengan una suficiente y adecuada información y conocimientos sobre seguridad vial, pautas de comportamiento vial para lograr que el sistema funcione de manera integral y segura, demostrando una adecuada cultura ciudadana.
La cultura vial en Barranquilla (Colombia) es un tema complejo y controversial; esta se caracteriza por contar con actores que no suelen cumplir las normas, ya sea por desconocimiento de ellas o simplemente porque no es de su interés acatarlas, lo que ocasiona desorden en las vías y un sinnúmero de accidentes lamentables. De esta manera, cada vez más crece el número de accidentes causados por imprudencias de conductores y peatones que no respetan las normas y arriesgan su vida y la de las demás personas al transitar por la ciudad sin un adecuado conocimiento del tema y con una actitud desfavorable hacia el tránsito y la cultura ciudadana.
Desde las escuelas se deben implementar políticas de seguridad en materia de tránsito y movilidad, como lo establece el Plan de Seguridad Vial 27; pero para ello hay que trascender en las acciones y lograr superar el desconocimiento de los administradores de los colegios por su falta de formación y por contar con infraestructura del entorno poco favorable.
Partiendo del hecho de que la vía más confiable para producir cambios en la sociedad es la educación, la aplicación de un programa educativo basado en metodologías colaborativas sobre comportamientos seguros en las vías podrá aportar una solución práctica a la promoción y prevención de los accidentes de tránsito. El programa está dirigido inicialmente a niños entre 11 y 14 años y lleva por nombre MICOVI (Mis Conocimientos Viales).
Existen múltiples modelos que han impulsado la creación de programas de educación vial 28. El que aquí se presenta es un instrumento original adaptado al contexto, que pretende observar sus efectos en la adquisición de actitudes y de conocimientos viales seguros. El diseño de investigación adoptado, es un diseño antes y después con grupo de comparación para observar si se presentan diferencias significativas entre los grupos control y experimental en relación con las actitudes y los conocimientos de los niños sobre las normas de tránsito y el comportamiento vial.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño y tipo de investigación: El tipo de investigación responde a un diseño cuasiexperimental pretest-postest y grupo control que se lleva a cabo para determinar una relación causa-efecto entre dos o más variables 29,30. Las comparaciones entre el grupo experimental y el grupo control, según Montero y León 31, permiten determinar diferencias en la variable numérica, mientras la comparación entre las mediciones antes y después en el grupo experimental corrobora la existencia de diferencias.
Participantes: La muestra estuvo integrada por jóvenes estudiantes de básica secundaria, con edades entre 11 y 14 años. La muestra se tomó de dos instituciones educativas mediante un muestreo no probabilístico o dirigido, en la que la elección de los elementos no depende de la probabilidad, sino de causas relacionadas con las características de la investigación o los propósitos del investigador 32.
De la totalidad de los niños se determinaron los grupos control y experimental, no siendo necesario utilizar una técnica de muestreo para conformar los grupos. En total la muestra fue de 107 niños, de los cuales 55 pertenecieron al grupo control y 52 al grupo experimental.
Mediciones e instrumentos
Programa psicoeducativo en educación vial: Se empleó el programa psicoeducativo MICOVI, que sigue la metodología utilizada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar de acuerdo con el modelo propuesto por Meriño 33 denominado Aprender a Enseñar. Por ello, MICOVI se desarrolla en cuatro momentos: Reflexionemos, Consultemos-Debatamos, Instruyéndonos y, finalmente, Evaluémonos-Comprometámonos. Tiene tres temáticas principales: peatones, pasajeros y señales de tránsito. Cada una de ellas es abordada en tres sesiones de trabajo de aproximadamente una hora de duración cada una.
Escala de actitud hacia la seguridad vial: Se construyó una escala de actitudes hacia la seguridad vial; para ello se siguió el modelo ofrecido por Prieto et al. 34. El instrumento está conformado por 26 reactivos, cada uno de los cuales presenta dos opciones de respuesta: "de acuerdo" y en "desacuerdo". Se asigna dos puntos a las respuestas indicativas de una actitud positiva, un punto a las indicativas de una actitud negativa y cero cuando no eligen una de las dos opciones. fue validado por expertos, se hizo prueba piloto y se obtuvo un Alfa de Cronbach de.0.87.
Escala de conocimientos relacionados con el tránsito y la seguridad vial: Conformado por 21 ítems que evalúan conceptos sobre peatones, pasajeros, acompañantes y señales de tránsito. La escala ofrece dos opciones de respuesta (de acuerdo-desacuerdo) y se califica de manera similar a la escala de actitudes. Igualmente, este instrumento fue evaluado por jueces expertos, se realizó con una prueba piloto y tuvo un Alfa de Cronbach de 0.634.
Recolección y análisis de datos: Luego de la aprobación de las directivas de las instituciones educativas y de los maestros, se aplicó el cuestionario, la escala de actitudes y el programa psicoeducativo de acuerdo con el diseño utilizado en esta investigación. A partir de allí y utilizando el programa estadístico SPSS versión 24 se realizó la diferencia de medias para muestras relacionadas e independientes mediante el estadígrafo T de Student.
Consideraciones éticas: este estudio hace parte del Proyecto de Educación Vial y tuvo consentimiento informado de los padres de los niños participantes.
RESULTADOS
De acuerdo con los objetivos del estudio, se muestran las medidas de tendencia central y de dispersión de los grupos control y experimental, tanto de la escala de actitudes como del cuestionario de conocimiento respecto a las señales y normas de tránsito. Así mismo, se presenta la prueba de hipótesis de diferencia de medias para grupos relacionados e independientes a través del estadígrafo ya referenciado.
En cuanto al análisis de los grupos independientes, el promedio en la escala de actitudes en el grupo control equivale a 45.9, con una desviación típica de 5.6. Mientras la escala de conocimiento para este mismo grupo alcanzó un promedio de 33.9 y desviación típica de 3.5. El grupo experimental, por su parte, obtuvo en promedio 49.5 en la medición de la variable actitudes hacia el tránsito y 37.7 en la escala de conocimientos (ver tabla 1).
Variable | Grupo control | Grupo experimental | ||
---|---|---|---|---|
Media | Desviación típica | Media | Desviación típica | |
Actitudes | 45.9 | 5.6 | 49.5 | 1.8 |
Conocimiento vial | 33.9 | 3.5 | 37.7 | 2.6 |
Fuente: elaboración propia, 2020.
En cuanto al análisis de los grupos relacionados, en la evaluación pretest, los niños participantes del estudio obtuvieron 47.3 en la escala de actitudes y 34.9 en la prueba de conocimientos, con una desviación típica de 3.5 y 3.8, respectivamente. En tanto los resultados obtenidos después del tratamiento registraron 49.5 para la prueba de actitudes y 37. 7 para la evaluación de conocimientos viales, con una desviación típica de 1.8 y 2.6 para cada una de las pruebas aplicadas.
Se observaron diferencias en las mediciones entre el grupo control y el experimental (p = 0.000, con nivel de significación p< 0.005) y entre las mediciones antes y después en el grupo experimental, tanto en la variable actitudes hacia el tránsito como en la variable nivel de conocimientos viales. Mientras que efectuando comparaciones mediante el estadígrafo t de Student para muestras relacionadas se obtiene un p valor de 0.002 (p < 0.005) en la escala de actitudes y un p valor de 0.000 (p < 0.005) en la escala de conocimiento.
Lo que establece diferencias significativas entre los grupos control y experimental y entre el grupo experimental antes y después de aplicado el programa de educación vial en las variables actitudes hacia el tránsito y nivel de conocimientos viales. Sin embargo, el estudio no logró demostrar diferencias significativas en los grupos conformados en relación con el género, p valor 0.009 (p > 0.005).
DISCUSIÓN
El objetivo de este estudio fue determinar el impacto de un programa educativo en conocimiento vial y en la adopción de actitudes seguras hacia el tránsito y la movilidad en escolares de 11 a 14 años de Barranquilla.
De acuerdo con los resultados encontrados en esta investigación, se estableció que la implementación de un programa de educación influye favorablemente en el cambio de actitudes y de comportamientos frente a la seguridad vial. Por consiguiente, haber utilizado un programa en el que se propicien conocimientos sobre las normas básicas de los peatones, conductores y señalizaciones muestra diferencias significativas en cuanto a la concientización de las normas de tránsito, lo cual genera efectos positivos como la transformación o modificación en actitudes y produce comportamientos más seguros en las vías por parte de los niños.
Hay estudios relacionados con la seguridad vial, donde se evidencia la importancia de implementar la educación vial para el cambio de actitudes en los niños e incluso reducir los accidentes de tránsito, lesiones o la muerte. Por ejemplo, en el estudio de Moya Reinoso 35 se concluyó que es de suma importancia la educación vial en la prevención de accidentes de tránsito en los niños. Se encontró que el 84 % de los padres manifestó que es importante abordar temas relacionados con la educación vial en el aula de clases para disminuir los accidentes de tránsito, y también se evidenció que el 51 % de los estudiantes no tiene conocimiento y no practican la educación vial, lo cual pone de manifiesto la necesidad de capacitar sobre este tema.
Así mismo, en el estudio de Angulo et al. 36 se encontró que el diseño de materiales de información con técnicas de animación e ilustración sobre leyes de tránsito permite educar sobre normas de tránsito desde la más temprana edad. Este proyecto demostró que, por medio de herramientas didácticas de tipo tecnológico, el 75 % de los niños participantes consiguió el objetivo propuesto para fomentar el aprendizaje de las normas viales y de la cultura de seguridad vial.
Igualmente, en diversas aproximaciones a comunidades y contextos específicos se establece la prioridad de diseñar estrategias de sensibilización y promoción vial para crear ambientes seguros. Por ejemplo, Vera Lucas 28, gracias a sus observaciones y sistematizaciones, pudo constatar la falta de señalizaciones alrededor del lugar y la ausencia de campañas de educación vial para salvaguardar la seguridad de los estudiantes. Por lo que estableció que es necesario elaborar planes de educación vial para los infantes. Este autor diseñó un programa llamado "Aprendiendo a caminar seguros" con el fin de promover las normativas de tránsito y, en general, sigue las pautas presentadas en este trabajo.
En otro estudio, realizado por García et al. 37, en el que los estudiantes universitarios prepararon material didáctico y lo utilizaron para dar clases sobre seguridad vial, fue notable la gran acogida por parte de los niños y el personal docente de la escuela, quienes catalogaron los temas tratados como "importantes" para la seguridad de los niños en las calles y carreteras. Mencionaron que la metodología utilizada fue "innovadora", pues los recursos utilizados, tales como cartas, rompecabezas o juegos de mesa, fueron muy "creativos", los cuales hicieron más interesantes los aprendizajes y experiencias.
En el trabajo elaborado por García 38, en el que se registra la eficacia de los cursos de seguridad vial basados en el cambio de actitud, también se realizó una comparación de medias entre un grupo control y uno experimental. Aunque los dos grupos mejoraron las puntuaciones obtenidas en el Cuestionario de Evaluación del Riesgo de Sufrir un Accidente de Tráfico, el grupo experimental después de la intervención obtuvo una elevada mejora frente al grupo control en todos los factores de riesgo evaluados (consumo de alcohol, velocidad y tendencia al riesgo, con más incidencia en los jóvenes).
En otra investigación, realizada por la Institución Educativa Compartir, con la ayuda de docentes del área de matemáticas, López et al. 39 demostraron que, al socializar el proyecto de tránsito y seguridad vial, se logró sensibilizar no solo a los miembros de la institución, sino también al personal visitante. Este trabajo se realizó con una metodología personalizada en las aulas de clase.
En Ecuador, Ibarra et al. 40) demostraron que por medio de un sistema multimedia para la enseñanza de educación vial en niños se puede lograr la creación de hábitos que disminuyan el riesgo de accidentes, accediendo al sistema de manera gratuita y aprendiendo lúdicamente.
Asimismo, un grupo de investigación de Andalucía (España), pudo establecer que la aplicación de programas en diferentes contextos asociados a problemas ambientales, de participación y de movilidad y seguridad vial sentó las bases para la adquisición y desarrollo de valores ciudadanos planetarios; siendo de gran valor didáctico y pedagógico para desarrollar una educación ciudadana, favorecer el aprendizaje de aquellos elementos o aspectos de la ciudadanía más vinculados con el compromiso y con la acción de transformación social. 41.
Según estos autores, sería muy importante combinar y articular acciones locales y globales para el logro de estos propósitos. Para ello, si fuera necesario, se deben acoger diversos modelos y estrategias, pues como se ha visto, la casuística de muertes y lesiones graves asociadas con el manejo de vehículos y el comportamiento vial es dramática, no solo para los conductores, sino también para los peatones y pasajeros.
En España, por ejemplo, la educación vial es considerada un elemento esencial desde el mismo comienzo de la educación primaria. Casos similares se reportan en países como Francia, Holanda, Bélgica, Austria, entre otros 42.
Limitaciones y fortalezas
La principal fortaleza de este estudio es que se pudo demostrar que al aplicar un programa educativo en el que se propicien actitudes, comportamientos y conocimientos sobre las normas básicas de los peatones, los conductores y las señalizaciones, se generan cambios significativos en la con-cientización de los participantes con respecto a las normas de tránsito y cambios en los comportamientos de los niños hacia la seguridad vial.
Una de las limitaciones de este estudio consiste en que no logró demostrar diferencias significativas en los grupos conformados en relación con el género
CONCLUSIONES
A raíz de las diversas investigaciones que se han realizado sobre la educación vial enfocadas en niños y adolescentes, se concluye que la implementación de proyectos psicoeducativos, actividades lúdicas, programas, entre otros materiales educativos, tienen efectos positivos, pues evidencian diferencias significativas en relación con la concientización de la importancia de la seguridad vial, cambios en las actitudes y en los comportamientos y, por supuesto, en los conocimientos relacionados.
Por lo tanto, emplear proyectos psicoeducativos (lúdicos, didácticos, dinámicos, interactivos y atractivos) es una de las formas de enseñarles a los niños las normas básicas del tránsito y desarrollar en los infantes el respeto hacia la propia vida y la de los demás. Es esencial que se implemente desde las edades más tempranas, pues es allí donde se produce la adquisición de hábitos que perdurarán en el tiempo.