SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número63ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS QUE ANTECEDIERON LAS TEORÍAS DEL DISCURSO LITERARIO*SEMÁNTICA EN LA FASE DE INICIO DE CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL DE MARIO VARGAS LLOSA índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Lingüística y Literatura

versión impresa ISSN 0120-5587

Linguist.lit.  no.63 Medellìn ene./jun. 2013

 

ANÁLISIS DEL SISTEMA VERBAL EN EL CUENTO "¡DILES QUE NO ME MATEN!" DE JUAN RULFO*

ANALYSIS OF THE VERB SYSTEM IN JUAN RULFO'S SHORT STORY "¡DILES QUE NO ME MATEN!"

 

Sara Quintero Ramírez

Universidad de Guadalajara, México.

Recibido: 03/11/2012 - Aceptado: 26/03/2013


 

Resumen

El propósito del presente artículo consiste en determinar las formas, los modos y los tiempos verbales que constituyen el cuento "¡Diles que no me maten!", a fin de identificar el sistema verbal al que recurre Rulfo en esta obra. A lo largo de este cuento, observamos las tres formas no finitas (infinitivos, participios y gerundios), los tiempos verbales del modo indicativo (presente, pretérito, copretérito, futuro y pospretérito), dos de los tres tiempos del modo subjuntivo (presente y pretérito) así como el modo imperativo. De las formas verbales antes aludidas, Rulfo utiliza mayormente los infinitivos que, aunados con complementos típicos del verbo, conforman sintagmas que se encargan de desempeñar diferentes funciones sintácticas a lo largo del texto. Entre otras formas verbales recurrentes en la obra, encontramos las formas de pretérito y copretérito de indicativo, así como participios que forman la diversidad de tiempos compuestos.

Palabras clave: Juan Rulfo, sistema verbal, formas no finitas, infinitivos.


 

Abstract

The purpose of this article is to discover the forms, moods and tenses used to construct the short story "¡Diles que no me maten!" in order to identify the verb system used by Rulfo in this text. Throughout the short story, the three non-finite forms (infinitive, participle and gerund), indicative tenses (present, perfective past, imperfective past, conditional and future), two subjunctive tenses (present and past), and finally the imperative tense are distinguished. Among the above mentioned verb forms, Rulfo uses mostly the infinitive with typical verbal complements in order to constitute syntagms displaying different syntactic functions throughout the text. Among other recurring verb forms in the story, both the past tense of the indicative mood and the past participle forming different compound tenses are found.

Keywords: Juan Rulfo, verbal system, non-finite forms, infinitives.


 

1. Introducción

En este artículo nos encargaremos de determinar las formas, modos y tiempos verbales que se utilizan en el cuento "¡Diles que no me maten!" de Juan Rulfo con la finalidad de identificar el sistema verbal que emplea el autor en esta obra. El tema resulta significativo en el rubro de la forma de una obra literaria, ya sea porque hay carencia de ciertos tiempos y modos verbales, por un uso excesivo de algunos de estos o, incluso, por su acomodo en la estructura sintáctica. Originalmente este cuento fue publicado en la revista América, N.º 66, de agosto de 1951; en 1953, el Fondo de Cultura Económica lo publicó en el libro de cuentos El llano en llamas.

En primer lugar, consideramos apropiado comenzar este artículo dilucidando de forma global la historia de este texto. "¡Diles que no me maten!" se centra en narrar ciertos pasajes claves de la vida de Juvencio Nava, quien debe huir durante gran parte de su existencia por haber asesinado a su compadre don Lupe Terreros. Juvencio comete este asesinato porque don Lupe les había prohibido el paso a los animales de Juvencio a su terreno y que se alimentaran de sus pasturas. De esta manera, Juvencio tiene que esconderse y vivir en la desdicha. Lo anterior principalmente a causa del abuso de las autoridades hacia él, del desasosiego y la aflicción que lo embargaron toda la vida por el asesinato cometido y, por último, del temor de que alguien llegara a ajusticiarlo. Finalmente, cuando cree que ya no peligra por ser anciano, aparece en la historia un hijo de don Lupe que es coronel y lo manda capturar para posteriormente fusilarlo. De hecho, el cuento comienza justamente cuando Juvencio se encuentra prisionero atado a un horcón y manda a su hijo Justino a pedirle piedad al coronel. Sin embargo, las gestiones de Justino se dan en vano y Juvencio inevitablemente debe enfrentar su destino: la muerte.

"La causa más evidente de una obra de arte es su creador, el autor" (Wellek y Warren, 1974: 90). Por ello, es importante inspeccionar la vida del escritor, porque esta puede representar un material significativo para la elaboración de sus obras. Este es el caso de Rulfo en la totalidad de su obra literaria, y el cuento "¡Diles que no me maten!" no es la excepción. Según Blanco Aguinaga (1969: 113), "[los cuentos] se dan en una tierra concreta, donde la situación de los personajes adquiere un muy particular cariz porque sobre ella pesa una muy particular condición histórica." En efecto, en este cuento se narra el asesinato del padre de Juan Rulfo. En 1925, don Juan Nepomuceno Pérez Rulfo, dueño de San Pedro y padre de Juan Rulfo, tuvo una disputa con otro terrateniente. El hijo de este último, Guadalupe Nava, se puso a beber por aquel altercado, y cuando vio pasar a don Juan Nepomuceno, quiso ter minar con la querella disparándole en la nuca a don Juan. Así pues, los personajes del relato comparten el nombre del asesino del padre de Rulfo: el protagonista con el nombre de Juvencio Nava y la víctima con el de Guadalupe Terreros.

No obstante, como bien señalan Wellek y Warren (1974), el autor de una obra literaria es experto en asociar, disociar y recombinar, de tal suerte que Rulfo modifica muchas cosas en el cuento a fin de ofrecer detalles cruentos y, así, hacer hincapié en el suplicio sufrido tanto por el personaje del coronel Terreros como por el personaje de Juvencio Nava. De esta manera, los lectores logran experimentar también un abanico de sentimientos. Con lo anterior, advertimos que Rulfo no se queda en lo estrictamente anecdótico, sino que recurre a ello para llegar hasta la cuestión emocional.

 

2. El tiempo verbal

Después de elucidar la trama esencial del cuento "¡Diles que no me maten!", creemos conveniente dar paso al tema que nos ocupa en el presente estudio: ¿cuál es el sistema verbal que constituye este texto? Antes de adentrarnos en las formas, modos y tiempos verbales que emplea Rulfo en su obra, hemos de señalar que un sinnúmero de problemas se presenta en el marco del tiempo verbal en la gramática clásica. En efecto, existen confusiones entre las nociones respecto del tiempo, a pesar de las diferencias referentes a cómo se lo concibe de forma abstracta y cómo se lo categoriza lingüísticamente en la lengua concreta. Y es que resulta fácil confundir los elementos pertenecientes a distintas esferas conceptuales.

Es por lo anterior por lo que nos parece conveniente recurrir a Benveniste (1965), para quien resulta esencial hacer una diferencia entre tiempo físico, tiempo cronológico y tiempo lingüístico. Según este autor, el primero es un continuo uniforme, infinito y lineal exterior al hombre. El tiempo cronológico es el tiempo de los acontecimientos, de tal suerte que los hechos se sitúan unos con respecto a otros, a fin de establecer relaciones de anterioridad, simultaneidad y posterioridad entre ellos. Finalmente, el tiempo lingüístico se basa en el cronológico, pero no coincide en su totalidad con este, pues se fundamenta en el establecimiento de un punto cero que, por lo general, coincide con el momento de enunciación, de tal manera que cada acto lingüístico se convierte en su centro de referencia temporal con respecto al cual los acontecimientos pueden ser anteriores, simultáneos o posteriores.

Rojo y Veiga (1999: 2874) señalan que en el marco de las clases de palabras, es al verbo al que se le atribuye fundamentalmente la expresión del tiempo lingüístico, aunque existen otras clases de palabras o de sus combinaciones que también colaboran. Podríamos pensar que a fin de establecer las relaciones de anterioridad, simultaneidad o posterioridad, la lengua necesitaría únicamente de tres formas ver bales: presente, pasado y futuro. No obstante, un número considerable de lenguas, entre ellas el español, presentan más de tres formas verbales para dar cuenta de las relaciones antes aludidas. Y es que la categoría verbo no solo se encarga de expresar tiempo, sino que también se ocupa de indicar aspecto, modo, número y persona. De esta manera, en español contamos con ocho tiempos verbales simples y, aunados a estos, ubicamos el modo imperativo y las tres formas no finitas o verboides.

 

3. Formas verbales en la obra

Luego de presentar de manera general qué es el tiempo lingüístico y cómo el verbo es la clase de palabra que se encarga principalmente de expresarlo, daremos paso al análisis del sistema verbal en la obra de Rulfo.

Comprendemos por sistema verbal de una obra literaria el conjunto de formas verbales que constituyen el texto, porque todas ellas se interrelacionan para hacer de este una entidad unitaria coherente y cohesiva. Así pues, en el sistema verbal de cualquier obra literaria podemos observar formas no finitas y formas finitas. Entra las primeras situamos verbos en infinitivo, participio y gerundio; estas formas se aúnan a determinantes nominales y a complementos verbales para constituir sintagmas que despliegan diversidad de funciones sintácticas en el marco del texto. Entre las formas finitas, localizamos verbos conjugados en los diversos tiempos y modos del español, de tal suerte que podemos encontrar verbos en primera, segunda o tercera persona del singular o del plural, en presente, pretérito, copretérito, futuro y pospretérito del modo indicativo; en presente, pretérito y futuro1 del modo subjuntivo, así como en imperativo. Estimamos que a través del sistema verbal de una obra, podemos descifrar ciertos rasgos característicos del estilo de los autores.

Con base en las propuestas de Togeby (1953) y Hernández Alonso (1984), el presente artículo considera, en el marco del sistema verbal, los elementos expresados mediante formas verbales simples y formas no finitas, pues ambas constituyen la base de las demás formas, ya sean perifrásticas o compuestas.

En el cuento "¡Diles que no me maten!", el autor utiliza frases cortas con una gran cantidad de verbos, tal como podemos constatar en el siguiente pasaje en que hemos puesto en negritas las formas verbales, a fin de resaltarlas.

-No. No tengo ganas de ir. Según eso, yo soy tu hijo. Y, si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soy y les dará por afusilarme a mí también...

-Anda, Justino. Diles que tengan tantita lástima de mí. Nomás eso diles.

Justino apretó los dientes y movió la cabeza diciendo: -No.

(Rulfo, 1953/2005: 89)

A través de la tabla 1, observamos la distribución de los tiempos y formas verbales en el pasaje anterior en el que Justino interviene para responder a la súplica de Juvencio.

A fin de comentar el análisis de las diferentes formas verbales que componen la obra, hemos decidido presentar ejemplos de diversos pasajes del cuento. Comenzamos con dos segmentos mayormente dialogados, el primero entre Juvencio Nava y su hijo Justino; el segundo, entre el coronel Terreros y Juvencio. Continuamos con dos pasajes monologados: uno expresado por el narrador y el otro, por el personaje de Juvencio Nava.

En el primer diálogo, el presente de indicativo es la forma más empleada con 20 recurrencias. Lo siguen el imperativo, con 17, y el infinitivo, con 16. Por supuesto, se dejan ver otras formas, modos y tiempos verbales, como el presente de subjuntivo, el participio, el pretérito de indicativo y el futuro, aunque menos recurrentemente. Abajo contamos con un extracto del texto en el que, como en el resto de los extractos que comentamos a lo largo del análisis, hemos resaltado en negritas las diferentes formas verbales y, entre paréntesis, hemos abreviado en cursivas la forma no finita o el tiempo y el modo verbales.2

El cuento comienza con un imperativo de un verbo comunicativo pronunciado por el personaje Juvencio Nava, dirigido hacia su hijo Justino; el verbo es decir, y presenta el clítico de tercera persona del plural les pospuesto. Dicho clítico se refiere a los hombres del coronel Terreros. El segundo verbo se encuentra en presente de subjuntivo en forma negativa, y presenta el clítico de primera persona del singular me antepuesto; este clítico se refiere a Juvencio. Enseguida, ubicamos una vez más dos verbos en imperativo dirigidos de nuevo a Justino; el segundo imperativo es una construcción constituida por el verbo irse a + infinitivo: vete a decirles. Posteriormente, encontramos dos imperativos del verbo decir, ambos dirigidos de nueva cuenta a Justino y ambos con el clítico les pospuesto para hacer referencia a los hombres del coronel. Luego, localizamos el verbo hacer conjugado en tercera persona del plural en presente de subjuntivo; este verbo lleva el clítico lo antepuesto. Dicho clítico no tiene como referente a una persona, sino a una situación: la de no matar a Juvencio. Más adelante, apreciamos tres verbos conjugados en presente de indicativo: el primero, en primera persona del singular en forma negativa; el segundo y el tercero, en tercera persona del singular; el último en forma negativa. El verbo es querer, y se aúna con dos infinitivos: oír y hablar. El primero constituye el complemento directo del verbo querer, mientras que el segundo es el complemento directo del infinitivo de percepción oír.

DILES (imp) QUE NO me maten (pres-sub), Justino! Anda (imp), vete (imp) a decirles (inf) eso. Que por caridad. Así diles (imp). Diles (imp) que lo hagan (pressub) por caridad.

-No puedo (pres-ind). Hay (pres-ind) allí un sargento que no quiere (pres-ind) oír (inf) hablar (inf) nada de ti... (Rulfo, 1953/2005: 89)

En la tabla 2 se aprecia de mejor manera la frecuencia de los tiempos y las formas verbales en el pasaje antes referido, en el que Juvencio le pide encarecidamente a Justino que acuda con el Coronel Terreros y le suplique a este último que le perdone la vida a su padre.

Ahora bien, en el diálogo entre el coronel Terreros y Juvencio, el pretérito de indicativo es la forma verbal más frecuente, con 30 apariciones. Lo siguen el presente de indicativo, con 22; el infinitivo y el participio, con 19 cada uno;3 y el imperativo, con 15. Asimismo, hay otras formas verbales menos recurrentes. Consideramos que el pretérito no solo es el tiempo más recurrente, sino que además funge como el hilo conductor del pasaje, pues aunque el diálogo entre el coronel y Juvencio se produce mayormente en presente, las acotaciones sobre las intervenciones y los diferentes detalles sobre estas se proporcionan en pretérito de indicativo.

En el fragmento que vemos a continuación, apreciamos en primer lugar un presente de indicativo del verbo estar que enuncian los hombres del coronel para comenzar este pasaje, en el que llevan a Juvencio ante el coronel. Enseguida, distinguimos una construcción con tiempo compuesto, constituido del verbo haber en copretérito de indicativo y el participio de detenerse. Ubicamos el clítico se antepuesto al auxiliar; y la construcción está conjugada en tercera persona del plural. La construcción en antecopretérito se utiliza para marcar la anterioridad respecto de la acción comunicativa realizada por los hombres del coronel. Más adelante, localizamos una construcción constituida por un gerundio y dos infinitivos: el gerundio rige al primer infinitivo y este último, a su vez, rige al segundo infinitivo. Luego, advertimos el verbo salir en pretérito de indicativo en tercera persona del singular para referirse a la voz del coronel. Posteriormente, observamos otro pretérito de indicativo, pero ahora en tercera persona del plural, a pesar de que se hace referencia a la misma voz del coronel. Enseguida, aparece una construcción conformada por un pretérito de indicativo y un infinitivo. El clítico nos antecede la construcción expresada por los hombres del coronel. Inmediatamente después, aparece el imperativo del verbo preguntar, con el clítico le pospuesto para aludir a Juvencio; este imperativo antecede una cláusula en antepresente conformada por el verbo haber en presente de indicativo y el participio del verbo vivir en tercera persona del singular. A continuación, hallamos una construcción perifrástica compuesta por el verbo volver a + infinitivo. El auxiliar está conjugado en pretérito de indicativo. Enseguida, notamos un enunciado interrogativo en antepresente conformado por el verbo haber, conjugado en presente de indicativo en la segunda persona del singular y el participio del verbo habitar. Por último, encontramos el verbo repetir en pretérito de indicativo y el verbo estar en copretérito de indicativo, estos dos últimos verbos se encuentran conjugados en tercera persona del singular, pues el agente sujeto de dichas construcciones es el sargento.

-MI CORONEL, AQUÍ está (pres-ind) el hombre.

Se habían (cop-ind) detenido (part) delante del boquete de la puerta. Él con el sombrero en la mano, por respeto, esperando (ger) ver (inf) salir (inf) a alguien. Pero solo salió (pret-ind) la voz:

-¿Cuál hombre? -preguntaron (pret-ind).

-El de Palo de Venado, mi coronel. El que usted nos mandó (pret-ind) traer (inf).

-Pregúntale (imp) que si ha (z) vivido (part) alguna vez en Alima -volvió (pretind) a decir (inf) la voz de allá adentro.

-¡Ey, tú! ¿Que si has (pres-ind) habitado (part) en Alima? -repitió (pret-ind) la pregunta el sargento que estaba (cop-ind) frente a él. (Rulfo, 1953/2005: 95)

Mediante la tabla 3 advertimos cómo están distribuidos los tiempos y las formas verbales en el pasaje anterior, en el que los hombres del coronel llevan ante este último a Juvencio para que ambos establezcan un diálogo.

En el marco de las partes monologadas, comenzamos con el monólogo del narrador y seguimos con el de Juvencio. El narrador cuenta la historia en pasado, haciendo uso especialmente de copretérito y pretérito de indicativo, acompañados de infinitivos y participios. Si partimos de la distinción que hace Valenzuela (1980) entre el primero y el segundo planos formales del relato, entonces veremos que los pretéritos del modo indicativo se organizan en secuencia temporal bien delimitada en sucesión y encadenamiento; esto es, por el aspecto perfectivo, y estos constituyen el primer plano formal. Los copretéritos, por su parte, constituyen la estructura del segundo plano; a través de ellos se introducen elementos descriptivos y acciones habituales, así como acotaciones por parte del narrador en el marco del relato.

El fragmento que se transcribe a continuación constituye el pasaje final del cuento de Rulfo. Dicho pasaje comienza con dos pretéritos de indicativo en tercera persona del singular, pues el narrador relata lo hecho por Justino una vez que fusilan a su padre. Enseguida, apreciamos un participio en una función totalmente adjetival. Posteriormente, ubicamos una perífrasis verbal constituida por el verbo ir a + infinitivo en pretérito de subjuntivo, en el marco de una cláusula de finalidad. Inmediatamente después, situamos otro pretérito de indicativo, que rige una vez más una cláusula de finalidad en pretérito de subjuntivo. Posteriormente, localizamos dos pretéritos de indicativo y un participio con función adjetival en masculino plural. Inmediatamente después, vemos dos infinitivos en dos cláusulas de finalidad, el primero llegar, el segundo arreglar. A continuación, advertimos un futuro de indicativo en tercera persona del plural, pues el agente sujeto de dicho verbo lo constituyen la nuera y los nietos de Juvencio. Luego, tenemos una perífrasis verbal constituida por el verbo ir + gerundio en copretérito de indicativo; el clítico le se encuentra pospuesto a la perífrasis Enseguida, aparecen dos futuros de indicativo, una vez más en tercera persona del plural. A continuación, observamos un presente de indicativo en segunda persona del singular. Más adelante, encontramos un futuro de indicativo en tercera del singular; los clíticos se y les se encuentran antepuestos a dicho tiempo; esta construcción rige una cláusula en antepresente, esta última constituida del auxiliar haber en presente de indicativo y el participio comido. Finalmente, notamos una oración compuesta de dos formas verbales: la primera se encuentra en presente de subjuntivo y la segunda, en pretérito de indicativo, ambas en tercera persona del plural.

Lo echó (pret-ind) encima del burro. Lo apretaló (pret-ind) bien apretado (part) al aparejo para que no fuese (pret-sub) a caer (inf) por el camino. Le metió (pret-ind) su cabeza dentro de un costal para que no diera (pret-sub) mala impresión. Y luego le hizo (pret-ind) pelos al burro y se fueron (pret-ind), arrebiatados (part), de prisa, para llegar (inf) a Palo de Venado todavía con tiempo para arreglar (inf) el velorio del difunto.

-Tu nuera y los nietos te extrañarán (fut-ind) -iba (cop-ind) diciéndole (ger)-. Te mirarán (fut-ind) a la cara y creerán (fut-ind) que no eres (pres-ind) tú. Se les afigurará (fut-ind) que te ha (pres-ind) comido (part) el coyote, cuando te vean (pres-sub) con esa cara tan llena de boquetes por tanto tiro de gracia como te dieron (pret-ind). (Rulfo, 1953/2005: 97)

A través de la tabla 4, observamos de manera más clara la distribución de los tiempos y las formas verbales del pasaje anterior, en el que el narrador nos ubica en el final de la historia; y posteriormente interviene Justino dirigiéndose al cadáver de Juvencio.

Como se advierte con el pasaje anterior, el narrador utiliza el pretérito como hilo conductor del relato. Y es que justamente este tiempo verbal es el que ayuda al lector a obtener la macroestructura4 del cuento. El presente de indicativo, por su parte, solo aparece en tres ocasiones durante toda la intervención del narrador, pero la función de dicho tiempo verbal es la de un presente "permanente" (Riegel et al., 1994), y no para designar algo que sucede en la actualidad. Igualmente, aunque se nos habla de un ahora, se emplea el copretérito y no el presente: "Lo habían traído de madrugada. Y ahora era ya entrada la mañana y él seguía todavía allí, amarrado a un horcón, esperando".

Finalmente, en el fragmento monologado por parte de Juvencio, este personaje relata su historia usando esencialmente pretéritos, pues se recurre a este tiempo verbal en 16 ocasiones. En el siguiente pasaje se aprecia esta forma verbal, aunque también otras, como el copretérito, el presente, el infinitivo, el participio y el gerundio.

El pasaje inicia con una oración en pretérito de indicativo. Enseguida, apreciamos una construcción en pretérito de indicativo seguida por una cláusula causativa en copretérito y un gerundio que funge como circunstancial de modo. Posteriormente, vemos otra construcción con dos pretéritos de indicativo: uno en tercera persona del plural y el otro en primera del singular. Inmediatamente después aparece una cláusula de infinitivo con función de finalidad. A continuación, distinguimos una construcción que inicia de nueva cuenta con un pretérito de indicativo, seguido de un copretérito y una cláusula infinitiva final en forma negativa. Enseguida, vemos una oración concesiva en copretérito de indicativo. Posteriormente, notamos otra construcción que inicia con un pretérito de indicativo y una cláusula de infinitivo con función de lugar. Enseguida, ubicamos un copretérito y un presente de indicativo. Luego, aparecen tres pretéritos de indicativo seguidos. Después, advertimos un presente de indicativo aunado a una perífrasis verbal constituida del verbo deber en pospretérito, el verbo estar en infinitivo y el verbo olvidar en participio, aunque este último funge como un adjetivo en singular femenino. Finalmente, encontramos un presente de indicativo.

Y ME MATÓ (pret-ind) un novillo.

Esto pasó (pret-ind) hace treinta y cinco años, por marzo, porque ya en abril andaba (cop-ind) yo en el monte, corriendo (ger) del exhorto. No me valieron (pret-ind) ni las diez vacas que le di (pret-ind) al juez, ni el embargo de mi casa para pagarle (inf) la salida de la cárcel. Todavía después se pagaron (pret-ind) con lo que quedaba (cop-ind) nomás por no perseguirme (inf), aunque de todos modos me perseguían (cop-ind). Por eso me vine (pret-ind) a vivir (inf) junto con mi hijo a ese otro terrenito que yo tenía (cop-ind) y que se nombra (pres-ind) Palo de Venado. Y mi hijo creció (pret-ind) y se casó (pret-ind) con la nuera Ignacia y tuvo (pret-ind) ya ocho hijos. Así que la cosa ya va (pres-ind) para viejo, y según eso debería (pos-ind) estar (inf) olvidada (part). Pero, según eso, no lo está (pres-ind). (Rulfo, 1953/ 2005: 91)

La tabla 5 distingue más claramente con qué frecuencia se presentan los tiempos y las formas verbales en el pasaje que hemos citado previamente, en el que Juvencio relata lo sucedido entre él y don Lupe hace más de treinta años.

Si bien con lo anterior se podría suponer que las formas verbales más frecuentes en el cuento son el pretérito y el copretérito, esto resulta falso. A pesar de que el pretérito de indicativo constituye el hilo conductor de los pasajes relatados por el narrador, y de que el copretérito presenta todos los detalles y acotaciones respecto de las acciones expresadas en pretérito, la forma verbal más solicitada es el infinitivo, con 125 recurrencias, de un total de 614 apariciones de formas verbales, como lo confirma la tabla:

 

4. El infinitivo en la obra

Ahora bien, analizaremos las funciones de la forma verbal más asidua en el cuento que nos ocupa: el infinitivo. Este se concibe como una forma no finita que despliega rasgos tanto verbales como nominales. Es por eso por lo que Sasse (2001: 495) afirma que es difícil ubicar las formas no finitas en una sola categoría léxica.

Ylikoski (2003: 190) asevera que las formas no finitas despliegan con gran frecuencia funciones sintácticas atípicas de los verbos finitos. Por lo anterior, podemos comprender que dichas formas se acompañan de determinantes nominales, así como de complementos típicamente verbales. De acuerdo con las clasificaciones de las gramáticas clásicas, expertos de las formas no finitas, como Raible (2001), Ylikoski (2003), Gawelko (2005), entre otros, distinguen tres formas no finitas principales: participio, gerundio e infinitivo.

Rémi-Giraud (1988: 28) define el infinitivo como una forma verbal que, a diferencia de las otras formas plenamente verbales, únicamente posee las categorías de aspecto y voz, pero pierde las de modo, tiempo y persona. No obstante, Mayerthaler et al. (1993) señalan que los valores modales, temporales y personales habitualmente los adquiere el infinitivo de forma tanto cotextual como contextual. Rémi-Giraud (1988), Mayerthaler et al. (1993) y Gawelko (2005) coinciden en definir el infinitivo de acuerdo con las características verbales que conserva; de tal suerte que desde una perspectiva verbal, el infinitivo expresa las categorías de aspecto y voz, puede combinarse con un auxiliar para formar tiempos compuestos y perífrasis, además de poseer la capacidad de llevar adjuntos y argumentos.

Aparte de los rasgos verbales antes esclarecidos, el infinitivo, desde una perspectiva nominal, tiene la posibilidad de acompañarse de determinantes como artículos, posesivos, demostrativos y algunos adjetivos evaluativos y afectivos.

Así, pues, el infinitivo se hace acompañar de determinantes nominales y de complementos verbales para constituirse como sintagma y de tal suerte, desempeñar una diversidad de funciones sintácticas. En efecto, los sintagmas de infinitivo pueden desempeñar funciones de sujeto, predicado nominal, complemento directo, complemento de régimen, complemento del nombre, complemento de relativo, complemento del adjetivo, circunstanciales de causa, tiempo, modo, finalidad, entre otros. De igual manera, los sintagmas de infinitivo pueden figurar en construcciones lexicalizadas y aparecer en construcción coordinada.

Con la tabla 7 se observa que en el cuento de Rulfo el infinitivo cumple con todas las funciones sintácticas antes mencionadas, salvo la de complemento de adjetivo.

En la tabla 7 se advierten las diversas funciones sintácticas que cumple el infinitivo a lo largo del cuento "¡Diles que no me maten!". La función más frecuente fue la de perífrasis verbal (con 49 recurrencias). Con base en la propuesta de Gómez Torrego (1999), en el cuento se registraron perífrasis a) modotemporales y b) aspectuales temporales con diversos valores : a) de futuro: "te van a matar de a de veras", b) terminativa: "acabarán por saber quién soy", c) aproximativa: "Al fin y al cabo él debe de tener un alma", d) de capacidad: "le habían entrado unas ganas tan grandes de vivir como solo las puede sentir un recién resucitado.", e) obligativa: "Aquel asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe" y f) reiterativa: "Así, de noche se volvía a abrir".

Cabe señalar aquí que, tal como aseveran Mayerthaler et al. (1993), el valor temporal lo adquiere el infinitivo a nivel cotextual. Así pues, en el marco de su funcionamiento verbal y, específicamente, en las construcciones perifrásticas, el infinitivo adquiere el valor temporal a través de los verbos auxiliares que lo preceden. En la obra que nos ocupa hemos ubicado verbos auxiliares en presente, futuro y pospretérito de indicativo, así como en imperativo y gerundio; sin embargo, la mayoría de los verbos auxiliares se encuentran conjugados esencialmente en copretérito y pretérito de indicativo, pues localizamos 17 auxiliares conjugados en el primero y 11 en el último, de tal suerte que el tiempo pasado es el tiempo al que remite el infinitivo en la mayoría de las perífrasis de este cuento.

Los infinitivos utilizados por Rulfo en la obra aquí estudiada también se desempeñaron en función de complemento directo (en 17 ocasiones), como en "no merezco morir así"; en función de complemento del nombre (con 16 frecuencias): "no tengo ganas de ir", así como en circunstanciales finales (con 16 recurrencias): "luego se dio vuelta para decir..."

Con menor frecuencia, Rulfo utiliza sintagmas de infinitivo en función de sujeto: "es mejor dejar las cosas de ese tamaño"; en función de predicado nominal: "lo que no se olvida es llegar a saber que el que hizo aquello está aún vivo", en función de complemento de régimen, como en "entonces fue cuando se puso a romper la cerca y a arrear la bola de animales flacos hasta las paraneras para que se hartaran de comer"; y como complemento de relativo: "pensó que no tenía nada más que decir".

Asimismo, encontramos algunas cláusulas de infinitivo fungiendo como circunstanciales de tiempo, como en "por eso era que le costaba trabajo imaginar morir así, de repente, después de tanto pelear para librarse de la muerte"; de modo: "aquel ganado suyo que antes nomás se vivía oliendo el pasto sin poder probarlo"; y de causa: "Don Lupe... al que él, Juvencio Nava, tuvo que matar por eso; por ser el dueño de la Puerta Piedra".

Finalmente, fueron solo dos los infinitivos que se encontraron en coordinación: "ocúpate de ir allá y ver qué cosas haces por mí"; y un solo infinitivo lexicalizado: "dejó caer otra vez los brazos".

Es importante comentar que el tiempo verbal de referencia de los infinitivos con funciones nominales fue esencialmente el pasado, pues en las construcciones principales que regían el sintagma de infinitivo ubicamos 10 verbos conjugados en copretérito y otros siete conjugados en pretérito de indicativo. Asimismo, en el marco de las cláusulas de infinitivo que desempeñaron funciones circunstanciales, el tiempo verbal de referencia continuó siendo el pasado, pues ubicamos 10 verbos conjugados en copretérito y otros ocho, en pretérito de indicativo, en las construcciones que regían las cláusulas infinitivas. Así, pues, lo anterior nos lleva a concluir que, de acuerdo con la consecutio temporum, el infinitivo despliega un valor temporal de pasado en la obra de Rulfo.

 

5. Conclusiones

Después de haber examinado la obra "¡Diles que no me maten!", podemos concluir que el estudio biográfico del autor resulta de gran utilidad para entender su expresión literaria. El cuento que hemos examinado nos muestra evidencia de dicha relación, pues la muerte del padre de Rulfo sin duda alguna influyó para que el autor creara una historia tan emotiva. Tal como hemos visto a lo largo de este artículo, las formas verbales cumplen un rol esencial en cualquier obra literaria, y este relato no es la excepción. Los modos, tiempos y formas verbales se interrelacionan para hacer del texto una entidad unitaria coherente y cohesiva. A través del análisis de las formas verbales, podemos descubrir rasgos esenciales del estilo literario del autor, de tal suerte que luego de examinar el sistema verbal del cuento de Rulfo, pudimos observar que el texto está constituido por frases cortas con un gran número de formas verbales. En efecto, Rulfo echa mano de once de las doce formas que constituyen el sistema verbal del español; la única forma que no emplea el autor es el futuro de subjuntivo, tiempo que si bien aparece todavía en los cuadros de conjugación, en realidad es una forma verbal considerada afuncional en el español moderno (Rojo y Veiga, 1999).

Con base en los extractos comentados en este artículo, pudimos apreciar, por un lado, que los fragmentos del narrador recurrieron más a las formas de pasado: copretérito y pretérito de indicativo. Por otro lado, en el primer diálogo se usó más el presente de indicativo y en el segundo diálogo se empleó más el pretérito de indicativo. Finalmente, en el monólogo de Juvencio fue una vez más el pretérito de indicativo el tiempo más frecuente.

La forma verbal más asidua en todo el texto fue el infinitivo. Y es que, aunque esta forma carezca de matices morfológicos, cuenta con toda una gama de funciones nominales y verbales sumamente variada. En efecto, los infinitivos en esta obra rigen complementos verbales directos, de régimen prepositivo, circunstanciales de tiempo, modo, causa y finalidad para constituirse como sintagmas de infinitivo. Ya conformados en sintagmas, los infinitivos se desempeñaron como perífrasis verbales, sujetos, predicados nominales, complementos directos, complementos de régimen, complementos del nombre, complementos de relativo, circunstanciales de tiempo, modo, causa y finalidad, así como sintagmas de infinitivo coordinados y un solo sintagma lexicalizado. De acuerdo con la consecutio temporum, el infinitivo despliega un valor temporal de pasado en la obra de Rulfo, pues el tiempo verbal en las construcciones que regían el sintagma de infinitivo fue esencialmente el pasado.

Finalmente, tal como lo hemos señalado en otros artículos que hemos redactado respecto de este y otros cuentos del autor, consideramos que las obras literarias de Juan Rulfo resultan totalmente idóneas para realizar un sinfín de estudios de índole lingüística, social y, desde luego, literaria. Estamos conscientes de que este estudio representa únicamente una pequeña manifestación de la riqueza y complejidad lingüísticas que muestra Rulfo en tan solo una de sus obras.

 

_____________________________
Notas
* Este artículo se enmarca dentro de las actividades del grupo de investigación UDG-CA-560, Traducción y lingüística aplicada a la enseñanza de las lenguas, de la Universidad de Guadalajara, México.
1 Según Rojo y Veiga (1999: 2922), el futuro de subjuntivo no debería considerarse, con excepciones geográficas específicas, parte de la conjugación española actual, pues en realidad, "es un arcaísmo gramatical que hoy día apenas sí aparece residualmente en el lenguaje jurídico, en alguna construcción fija tipo sea lo que fuere o en estilos deliberadamente solemnes o arcaizantes, donde no es infrecuente encontrar usos erróneos de estas formas, lo que prueba su afuncionalidad en la lengua moderna".
2 Las abreviaciones son las siguientes: inf: infinitivo, ger: gerundio, part: participio, imp: imperativo, pres-ind: presente de indicativo, pret-ind: pretérito de indicativo, cop-ind: copretérito de indicativo, fut-ind: futuro de indicativo, pos-ind: pospretérito de indicativo, pres-sub: presente de subjuntivo, pret-sub: pretérito de subjuntivo, fut-sub: futuro de subjuntivo.
3 Tal como ya hemos señalado en este estudio, no hemos considerado los tiempos compuestos como unidades de análisis, sino que hemos tomado en cuenta los tiempos simples que componen dichos tiempos; esto facilita la contabilidad de los participios.
4 La macroestructura es definida como "la reconstrucción teórica de nociones como tema o asunto del discurso" (Van Dijk, 1980: 43).
5 Es importante señalar que para la elaboración de este cuadro hemos adaptado las propuestas de Arjona y Luna (1989), Hernanz (1999) y Gómez Torrego (1999).

 

Bibliografía citada

1. Arjona Iglesias, Marina y Luna Traill, Elizabeth. (1989). El infinitivo en el español hablado de la Ciudad de México. México: UNAM.         [ Links ]

2. Benveniste, Émile. (1966). Problèmes de linguistique générale. París: Gallimard.         [ Links ]

3. Blanco Aguinaga, Carlos. (1969). Realidad y estilo de Juan Rulfo. Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

4. Gawelko, Marek. (2005). "Quelques particularités de l'infinitif en espagnol et en portugais", Estudios Hispánicos, 13: 167-176.         [ Links ]

5. Gómez Torrego, Leonardo. (1999). "Los verbos auxiliares. Las perífrasis verbales de infinitivo". En: Ignacio Bosque y Violeta Demonte (eds.). Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa, 3323-3389.         [ Links ]

6. Hernández Alonso, César. (1984). Gramática funcional del español. Madrid: Gredos.         [ Links ]

7. Mayerthaler, Willi et al. (2001). Infinitivprominenz in Europäischen Sprachen. Alemania: Projektbericht.         [ Links ]

8. Raible, Wolfgang. (2001). "Linking clauses". En: Haspelmath, Martin et al. (eds.). Language typology and language universals: an international handbook. Berlín: De Gruyter, 590-617.         [ Links ]

9. Rémi-Giraud, Sylvianne. (1988). L'infinitif. Lyon: Presses Universitaires de Lyon.         [ Links ]

10. Riegel, Martin et al. (1994). Grammaire méthodique du français. París: Presses Universitaires de France.         [ Links ]

11. Rojo, Guillermo y Alexandre Veiga. (1999). "El tiempo verbal. Los tiempos simples". En: Ignacio Bosque y Violeta Demonte (eds.). Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa, 2867-2934.         [ Links ]

12. Rulfo, J. (2005). El llano en llamas. México: RM. (La edición original se publicó en 1953).         [ Links ]

13. Sasse, Hans-Jürgen. (2001). "Scales between nouniness and verbiness". En: Haspelmath, Martin et al. (eds.). Language typology and language universals: an international handbook. Berlín: De Gruyter, 495-509.         [ Links ]

14. Togeby, Knud. (1953). Mode, aspect et temps en espagnol. Copenague: Munksgaard.         [ Links ]

15. Valenzuela Cervera, José Antonio. (1980). Estructura de la comunicación narrativa. Murcia: SPUM.         [ Links ]

16. Van Dijk, Teun. (1980). Estructuras y funciones del discurso. México: Siglo XXI.         [ Links ]

17. Wellek René y Austin Warren. (1974). Teoría literaria. Madrid: Gredos.         [ Links ]

18. Ylikoski, Jussi. (2003). "Defining non-finites: action nominals, converbs and infinitives". SKY Journal of Linguistics, 16, 185-237.         [ Links ]