SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue67"FAZME AVER MALA FIN": THE DEATH OF MERLIN IN THE BALADRO DEL SABIO MERLÍN FROM THE PERSPECTIVE OF ARS MORIENDITHE DUEÑA DOLORIDA'S EPISODE FROM THE PERSPECTIVE OF CHIVALRY TALES GENRE author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Lingüística y Literatura

Print version ISSN 0120-5587

Linguist.lit.  no.67 Medellìn Jan./June 2015

 

ARTÍCULOS

LA CONEXIÓN ITALIANA: NOTAS PARA UN ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE EL LEANDRO EL BEL Y LA CRÓNICA DO IMPERADOR BELIANDRO*

THE ITALIAN CONNECTION: NOTES FOR A COMPARATIVE ANALYSIS BETWEEN THE LEANDRO EL BEL AND THE CRÓNICA DO IMPERADOR BELIANDRO

Pedro Álvarez Cifuentes

Universidad de Oviedo, España, pedroalcif@hotmail.com

Recibido: 31/08/2014 –Aceptado: 04/10/2014


 

RESUMEN

El análisis de la novela inédita Crónica do Imperador Beliandro –datada a inicios del siglo xvii y atribuida por la tradición bibliográfica portuguesa a la pluma de D. Leonor Coutinho de Távora, condesa de Vidigueira– revela la existencia de una notable serie de puntos de conexión con el libro de caballerías Leandro el Bel (Toledo, Miguel Ferrer, 1563), generalmente atribuido al castellano Pedro de Luján, pero posible traducción de un original italiano de Pietro Lauro (1560), y segunda parte del exitoso Lepolemo o el Caballero de la Cruz (1521). La influencia del Leandro el Bel sobre la Crónica do Imperador Beliandro podría abrir una nueva línea de investigación acerca de la presencia de la literatura caballeresca italiana en la península ibérica.

Palabras clave: literatura de caballerías, literatura italiana, literatura portuguesa, intertextualidad, imitación.


 

ABSTRACT

The analysis of the unpublished Crónica do Imperador Beliandro –dated at the beginning of the 17th century and claimed by the Portuguese bibliographical tradition to have been written by the Countess of Vidigueira, D. Leonor Coutinho de Távora– reveals the existence of a remarkable series of points of connection with the chivalric romance Leandro el Bel (Toledo, Miguel Ferrer, 1563), which is usually attributed to the Spaniard Pedro de Luján, but it may likely be a translation of an Italian original by Pietro Lauro (1560), the second part of the successful Lepolemo o el Caballero de la Cruz (1521). The influence of the Leandro el Bel on the Crónica do Imperador Beliandro could open a new line of research into the presence of the Italian chivalric literature on the Iberian Peninsula.

Keywords: chivalric romance, Italian literature, Portuguese literature, intertextuality, imitation.


 

–A tia Arminda? Boa, da escaldadela? Já voltou às façanhas de Leandro o Belo?

José Maria Eça de Queirós, A ilustre Casa de Ramires, cap. 6.

 

Leandro el Bel, intitulado el Caballero de Cupido, venció al gigante Fornafeo, y yendo sobre él le cortó los lazos del yelmo y tras dél la cabeza: e hincando los hinojos en el suelo, dio muchas gracias a Dios por la victoria.

Diego Clemencín, anotación a la segunda parte de Don Quijote de la Mancha.

1. Introducción: el Beliandro y los Palmerines

La intertextualidad –sea entendida como mera apropiación o adaptación de motivos, como imitatio o como descarado plagio–es un fenómeno frecuente y bien conocido en el ámbito de la literatura caballeresca peninsular, pero que ha sido poco estudiado en lo que concierne a las novelas portuguesas. En este sentido, el estudio del caso de la Crónica do Imperador Beliandro –escrita a inicios del siglo xvii y atribuida por la tradición bibliográfica lusitana a la pluma de D. Leonor Coutinho de Távora, la condesa de Vidigueira, muerta en 1648–se reviste de gran interés.1 Las cuatro entregas del Beliandro, de datación y desarrollo divergentes, despliegan un cuadro cronológico que abarca –según las diferentes versiones conservadas–2 desde la llegada del emperador Beliandro al trono de Constantinopla, su matrimonio y el nacimiento de sus hijos mellizos Belifloro y Beliandra, hasta las bodas de estos y otros caballeros y damas de su generación, entre las que cobran especial importancia los esponsales del melancólico príncipe D. Belindo de Portugal con su amada, la princesa Leridonia de Francia. Tras analizar el argumento de la Crónica do Imperador Beliandro, el estudioso Aurelio Vargas Díaz-Toledo (2012, p. 144) concluye que las cuatro partes de la novela "integram [...] um ciclo independente sem qualquer relação com outras sagas cavaleirescas". No compartimos esta afirmación, ya que consideramos que la novela atribuida a la condesa de Vidigueira supone el epígono del dilatado ciclo hispanoportugués de los Palmerines. En efecto, la tendencia general registrada entre los autores de libros de caballerías del siglo xvii consiste en enlazar las sagas novelescas mediante nexos genealógicos, al modo de las antiguas sagas germánicas de la Edad Media.3

La génesis del ciclo de los Palmerines –o "dos Palmeirins", en portugués– se remonta a la publicación en Salamanca del exitoso Palmerín de Oliva en 1511, seguido rápidamente por la del Primaleón (1512), apenas unos meses después. La serie se convirtió en una de las más populares y apreciadas por los lectores de la época, como evidencian las múltiples impresiones, traducciones y copias manuscritas que han sobrevivido, no solo en la península ibérica sino también en el resto de Europa.4 La saga continúa con el Platir castellano (1533), el Flortir del italiano Mambrino Roseo (1554) y, definitivamente, con la aparición de las dos partes del célebre Palmeirim de Inglaterra, compuesto por el portugués Francisco de Moraes en torno a 1544, que supone el afianzamiento de la serie en Portugal y abre la senda de nuevas secuelas que siguieron gozando del favor del público más entusiasta5 (Romero, 2012, pp. 14- 19). Su inmensa popularidad viene demostrada por anécdotas cortesanas como la que hace referencia al hidalgo D. Simão da Silveira y a cómo "na primeira noite do dia de suas vodas, em se lançando na cama ambos [ele e a esposa por quem tanto esperara, D. Guiomar Henriques], pedio D. Simão huma vella, e se pos a ler por Palmeirim de Inglaterra" (Osório, 2001, p. 15).

Así, varios de los muchos personajes que aparecen en la Crónica do Imperador Beliandro podrían no ser producto exclusivo de la fantasía de su autor, sino que remontarían su origen a la tradición caballeresca ligada al ciclo de los Palmerines. Un joven príncipe llamado precisamente Beliandro –bisnieto del primer Primaleón y aparente heredero al trono de Constantinopla–6 es mencionado, por ejemplo, entre los caballeros que protagonizan la quinta y sexta partes del Palmeirim de Inglaterra, publicadas por un tal Baltazar Gonçalves Lobato7 en 1602 bajo el título Clarisol de Bretanha, que concluyen anunciando una séptima parte que nunca llegó a ser escrita. No hay que descartar, siguiendo la propuesta de Ramos-Coelho (1903, p. 18), la remota posibilidad de que hubiera existido una novela anterior al Beliandro, que funcionara de eslabón entre este y el Clarisol y que narrara las "mocedades" del emperador Beliandro y el cortejo de la princesa Lusbea de Polonia –su futura mujer y madre de los mellizos Belifloro y Beliandra, que en el relato de D. Leonor Coutinho aparece como una venerable matrona–. El primer capítulo de la novela que estudiamos resume a grandes rasgos estas hazañas de juventud:

Depois de passar os primeiros anos correndo o mundo, desfazendo agravos, livrando donzelas, descativando cavaleiros, vencendo gigantes, conquistando reinos, veio a casar obrigado de perseguições de seus vassalos com a princeza Lusbea, filha unica de el-Rei de Polónia, tão fermosa, e tão discreta, como afirmão os estremos com que foi amada do emperador. (Beliandro, I, cap. 1)

En el Clarisol de Bretanha, este joven príncipe Beliandro comparte sus aventuras con otros personajes cuyos nombres y apelativos reaparecen en la novela atribuida a la condesa de Vidigueira, tales como el sarraceno Haliadux y el príncipe Clarifebo, nieto del emperador de Mesopotamia. Cabe destacar que en el Clarisol también figura un personaje llamado Belindo, pero en este caso no tiene ninguna relación con Portugal –como el protagonista del Beliandro, hijo único y heredero del anciano rey portugués– sino que se trata del príncipe de Lacedemonia.

Asimismo, en la segunda parte del Beliandro, durante la aventura de los protagonistas en la Casa de los Premiados por el Amor –conjurada por la sabia Godumena para paliar las penas amorosas de su sobrino, el príncipe Florimán de Cerdeña–, se mencionan varios personajes caballerescos –procedentes del ciclo de los Palmerines pero también del Amadís de Gaula–, que, una vez más, revelarían el buen conocimiento del género por parte del autor de la novela:

Nos assentos de marfim da parte dereita se vião assentados todos os cavaleiros que no mundo forão mais favorecidos do Amor e, da esquerda, todas as damas que com maior agradecimento lhes pagarão. E porque tinhão os seus nomes escritos com letras de ouro, leo Belifloro que erão Palmeirim de Inglaterra, D. Duardos seu filho, Belflorão, D. Belianis de Grécia, Amadis de Gaula, e os mais de que as cronicas antigas nos têm dado tão larga rezão. As damas julgou por muito fermosas, principalmente huma cujo letreiro dizia Belianiza. Não tinha menos que ver o que dizia Niquea e os de Carmélia, Oriana, e outras muitas que as histórias antigas contão por mais fermosas. (Beliandro, II, cap. 17)
A continuación, un catálogo similar de personajes –esta vez caracterizados por su destino desgraciado, que se equipara al sufrimiento de D. Belindo de Portugal– comparece en la alternativa Casa de la Tristeza:

Era a casa pintada de huns brutescos negros com os remates pardos, cercada em roda de assentos de pao negro em que se vião cavaleiros pela parte dereita e damas pela parte esquerda, todos de morta cor, tão tristes e tão suspensos que parecia que naquela hora estavão padecendo o que ainda choravão, tendo os rostos cubertos de lágrimas e huns letreiros que dizião seus nomes. Era o primeiro da parte dereita, que dizia Floramão, Príncipe de Serdenha, e logo abaixo Perianeo, Príncipe da Pérsia, e outros muitos que por não se fazer a História cançada se não nomeão, não faltando D. Guilhão o Cuidador. Das damas, dizia a primeira Luzela, Princeza de França, Paudrisa, e outras, com que os assentos estavão todos ocupados. (Beliandro, II, cap. 17)

Como podemos ver, aparte de la pareja formada por Amadís y Oriana y de su coetáneo don Guilán el Cuidador, cabe destacar la mención a Palmerín de Inglaterra y su hijo D. Duardos, a las bellas Niquea –la novia de Amadís de Grecia– y Paudricia de Niquea, Lusbela de Francia y Carmelia de Tracia, así como a Belianís de Grecia y su rival Perianeo de Persia, su hijo Belflorán y su enamorada Belianisa. En el mismo sentido, tampoco podemos olvidar las frecuentes alusiones del narrador de la Crónica do Imperador Beliandro a hechiceros del pasado como el emperador Apolidón de Grecia8 –artífice del Castillo de la Crueldad, "tão grande mágico que fez ventagem a todos os do seu tempo e a todos os que depois ouve, e tão afeiçoado aos gregos que gastava os dias em estudos pelos acontecimentos que averia em Grécia e que emperadores averia naquele Império, e assi tereis achado em muitas crónicas dos antigos emperadores os encantamentos que ele deixou feitos" (Beliandro, I, cap. 24)–, la maga Urganda la Desconocida y el propio mago Arideo, benefactor del emperador Beliandro y sus caballeros en el relato atribuido a la condesa de Vidigueira y uno de los protagonistas de la Argonáutica da Cavalaria, una novela anterior del madeirense Tristão Gomes de Castro.

En la misma línea, Vargas Díaz-Toledo (2012, p. 144) apunta otros nombres de personajes del Beliandro que, casualmente o no, ya habían aparecido en libros anteriores, como pueden ser: Aliaduz, Clarifebo, Clarimundo y Clarinda –que tienen su origen, sin duda, de la Crónica do Imperador Clarimundo de João de Barros–, Doriclea –procedente también del Clarisol de Bretanha–, Lindaraxa –una hechicera en el Espejo de príncipes y caballeros–, Olinda y Enil –infanta de Noruega y escudero, respectivamente, en el Amadís–, etc. Si bien no se trata exactamente de los mismos personajes, los ecos onomásticos a la hora de bautizar sus creaciones servirían para revelar las lecturas previas y las preferencias del autor de la Crónica do Imperador Beliandro.

A partir de todos estos datos podríamos aventurar la hipótesis de que, además del clásico Amadís de Gaula y el inmediato Clarisol de Bretanha, el autor del Beliandro habría disfrutado la lectura –fuera en versión castellana o portuguesa, impresa o manuscrita– de otros libros de caballerías contemporáneos como el Amadís de Grecia de Feliciano de Silva, el Palmeirim de Inglaterra de Francisco de Moraes, la Crónica de D. Duardos de Gonçalo Coutinho y el Belianís de Grecia de Jerónimo Fernández, etc.

2. El Beliandro y el Leandro el Bel

Utilizando una óptica semejante, el examen del argumento de la Crónica do Imperador Beliandro revela la existencia de una llamativa serie de puntos de conexión con el libro de caballerías Leandro el Bel (1563) –la secuela del exitoso Lepolemo o el Caballero de la Cruz (1521), de autor desconocido, que contó con hasta once reimpresiones a lo largo del siglo xvi (Roubaud, 1990 y Bognolo, 2002)–. El título completo de la novela resume, de manera elocuente, su argumento:

Libro Segundo del esforzado Caballero de la Cruz, Lepolemo, príncipe de Alemaña. Que trata de los grandes hechos en armas del alto príncipe y temido caballero Leandro el Bel su hijo, y del valiente caballero Floramor su hermano, y de los maravillosos amores que tuvieron con la muy hermosa princesa Cupidea de Constantinopla, y de las peligrosas batallas que no conociéndose ovieron; y de las extrañas aventuras y maravillosos encantamientos que andando por el mundo acabaron, junto con el fin que sus extraños amores ovieron. Según lo compuso el sabio rey Artidoro en lengua griega.
Claramente diferente en estilo y argumento al Lepolemo, el Leandro el Bel salió a la luz en 1563 en las prensas de Miguel Ferrer, en Toledo. Esta edición, la primera conservada en castellano, apareció acompañada de una epístola preliminar que atribuye la novela a la pluma del autor de los Coloquios matrimoniales, el humanista Pedro de Luján9 –que en su juventud también había pergeñado otra novela de caballerías titulada Don Silves de la Selva (1546), la duodécima entrega de la saga del Amadís de Gaula–. Al estudiar las interrelaciones entre la literatura española y la literatura italiana del siglo xvi, Henry Thomas10 estimó que el Leandro castellano era en realidad la traducción de un original italiano escrito por un tal Pietro Lauro, que efectivamente había sido publicado en Venecia bajo el título Leandro il Bello (Michele Tramezzino, 1560):
Se puede demostrar de manera muy convincente que, en vez de ser la novela italiana una traducción de la española, en realidad fue la española la traducida del italiano, no habiendo existido, por consiguiente, anteriormente a 1560, una edición de este libro de caballería. (Thomas, 1952, p. 230)

Thomas basó su teoría en el análisis de las numerosas erratas y desajustes argumentales que refleja la apresurada edición castellana, que sin embargo no constan en la italiana.11 Siguiendo su propuesta sobre el origen italiano de la novela, el Leandro el Bel no consta en el amplio corpus de Eisenberg y Marín Pina (2000). Recientes investigaciones de Anna Bognolo (2002 y 2008a), no obstante, han vuelto a postular el probable origen castellano del Leandro el Bel, una novela que, a pesar de haber sido prácticamente olvidada en la actualidad, gozó de cierta celebridad en su época. Entre otros, Miguel de Cervantes rememora al Caballero de las Doncellas –esto es, Floramor, el hermano y rival de Leandro– como fuente de inspiración de don Quijote a la hora de adoptar el sobrenombre del Caballero de la Triste Figura. Diego Clemencín advirtió esta referencia y citó el Leandro con frecuencia en su edición comentada (1833-1839), "hecho que confirma la cercanía de la obra a los estándares que constituían el objeto de la parodia cervantina" (Bognolo, 2008a, p. 8).

Las concomitancias existentes entre el Leandro y el Beliandro son numerosas y muy llamativas, incluso en el contexto de la frecuente reiteración de motivos que afecta a todas las novelas caballerescas del Siglo de Oro. En primer lugar, la similitud entre los títulos Leandro el Bel y Beliandro supone ya un primer equívoco en el que confluyen hipótesis muy sugestivas.12

Las dos novelas, la italocastellana y la portuguesa, están ambientadas en la corte de Constantinopla, que es "la más sublimada del mundo y el emperador el más alegre d'el, viéndose acompañado de tan noble cavallería" (Leandro, cap. 42). El narrador ficticio que presenta el Leandro el Bel es el sabio Artidoro de la Isla Bella –también denominada "la Encubierta"–, un papel muy semejante al desempeñado en el Beliandro por el sabio Arideo como principal testigo y fuente del historiador Cornelio Faquião, "cronista de nação inglês que foi o que dos Anaes Gregos tirou esta História que nós fielmente trasladamos" (Beliandro, I, cap. 23). Se trata del viejo juego del autor fingido, un procedimiento metaficcional muy característico de los libros de caballerías de la Edad de Oro, que tiene su primer origen en las historias troyanas de Dares el Frigio y Dictis de Creta (Thomas, 1952, pp. 15-16) y que ha sido bien estudiado a través de la figura del árabe Cide Hamete Benengeli referido por Cervantes en el Quijote.13 Ambas novelas empiezan con el misterioso secuestro de un recién nacido –los mellizos Belifloro y Beliandra, hijos de los emperadores de Grecia, en el Beliandro; el príncipe Leandro, hijo del emperador Lepolemo de Alemania, en la novela homónima–14 y, en ambos casos, los desesperados padres son consolados por una carta del benefactor que les trae una doncella mensajera.

En las dos novelas, el rapto aparece justificado por un especial interés del hechicero en cuestión, que desea encargarse personalmente de la crianza de los infantes en una isla maravillosa.15 Así lo expresará, en términos enigmáticos, la misiva del sabio Arideo al emperador Beliandro:

Senhor, o Sábio Arideo, servo dos soberanos Deozes, a Vós, Excelentíssimo Emperador de Grécia, saúde.

A tristeza em que oje está a vossa Corte será em breves tempos convertida na maior alegria, porque os vossos filhos estão em parte onde serão tão bem servidos como o podião ser em vossa Casa, e quando os virdes será a tempo em que o leão mais feroz sahirá da mais escondida cova e com o primeiro bramido chegará ao último da vida a real onça, que livre pelos bravos leões ficará essa Corte na maior alteza, e o que aqui digo sucederá sem faltar nada.

Os Deozes sejão em vossa guarda e vos deem os aumentos que este servo dezeja. (Beliandro, I, cap. 1)

En el marco de la constante amenaza a la que se ve sometido el Imperio de Constantinopla por parte del Gran Turco, el principal nudo argumental del Leandro el Bel es "el cruce entre el tema del amor no correspondido e infeliz, y el tema de la rivalidad entre hermanos" (Bognolo, 2008a, p. 7). En efecto, de forma similar al enfrentamiento entre los caballeros Belifloro de Grecia y D. Belindo de Portugal por el amor de la princesa Leridonia, en la novela castellana son los hermanos Leandro y Floramor los que se disputan el amor de la bellísima Cupidea de Constantinopla –que, a pesar del designio de las estrellas, también tiende a despreciar al protagonista con una frialdad parecida a la que demuestra Leridonia por el portugués, lo que condena a ambos caballeros a una desesperada penitencia de amor–. En último término, el conflicto se verá solucionado por la aparición inesperada de la princesa Clavelinda de Hungría, con la que acabará casándose Floramor –al igual que la llegada de la emperatriz Gracelinda de Niquea resuelve el triángulo amoroso dispuesto en el Beliandro, de manera un tanto imprevista–.16 El odio mortal demostrado por la señora de Delfos –la principal antagonista del Leandro– tras la muerte de su hijo Moribel es equiparable a la venganza de la sabia Grifonia tras el derrocamiento de su hermano Deucalionte, el usurpador del trono imperial de Trapisonda en el Beliandro. Las dos hechiceras utilizan un maravilloso carro conducido por animales míticos para desplazarse y dictar sus encantamientos, lo que nos recuerda a la fábula grecolatina de Medea. Existen muchos paralelismos entre los personajes de ambas novelas: por ejemplo, los gigantes Argomeno Sin Piedad, Moronte y Fornafeo –"adorador de ídolos [...], el más espantable del mundo" (Leandro, cap. 24)– podrían haber sido un modelo para Tramorlante, Brandarte y Ariondante el Temido en la Crónica do Imperador Beliandro. Hasta el bondadoso mestizo Californio de la isla de Roca Partida tiene también su correlato en el galante caballero jayán Floribelo de Creta que acompaña a Leandro el Bel en sus aventuras.

El cotejo de muchos otros pasajes revela nuevas semejanzas: el funcionamiento de la Esfera del Mundo17 –que el sabio Artidoro utiliza para contemplar las hazañas de los caballeros en el Leandro el Bel– es muy similar al prodigio del Globo Cristalino conjurado por Arideo en la novela portuguesa, cuya prueba requiere las mismas condiciones de fin'amors que el Arca del Amor en el Leandro. La petición de socorro de la duquesa de Mantua en Constantinopla es una aventura casi calcada de la solicitud de Belia, señora de la Isla Nueva, como también los frecuentes intentos de secuestro a los que se ve sometida la familia imperial y el paso propuesto por el gigante Ariondante el Cruel en el Castillo del Puente Peligroso con respecto al reto de Moronte el Malo en el Leandro –que también se ha valido de la traición para aprisionar a los caballeros amigos del protagonista–, entre muchos otros ejemplos de aventuras paralelas.

Asimismo, en ambos textos se narran con cierto detalle los festejos organizados en la víspera de San Juan y las arquitecturas maravillosas de los palacios visitados por los caballeros y sus damas. Los prodigios que se describen en el Castillo de Torino y de Arcaleo –en el caso del Leandro– y en la Isla Desierta, la Torre del Engaño y el Palacio de las Maravillas –en el Beliandro– son muy similares. A modo de ejemplo, destacamos la presencia de golpes en la oscuridad que tratan de hacer desistir a los caballeros de proseguir su aventura, letreros con profecías y mensajes misteriosos, ordalías de animales salvajes y enanos mensajeros armados con trompetas de oro. De igual modo, la aventura de la Fortaleza de los Secretos del Amor de la novela castellana –"donde aquel que ama siente alivio de su pena, y el que no á hasta entonces amado, gusta los tragos del amor" (Leandro, cap. 13)– podría ser la fuente de inspiración de la peripecia de la Casa de los Premiados del Amor. Lo mismo ocurre con la magnificencia de los torneos y las fiestas cortesanas y las descripciones de amaneceres con una considerable elegancia y erudición mitológica. En este sentido, citamos el siguiente pasaje de la segunda parte del Beliandro, donde se puede apreciar la utilización de símbolos vinculados al campo semántico del bordado y la costura:

À primeira e mais duvidosa luz do dia, quando começava a manhã a vestir de nova e rica tela de resplandor o alto dos montes, quando começava a luzir a Aurora aquela vistosa gala de neve prateada que, guarnecida do aljôfar do orvalho, a bordou a vigilante Lua no bastidor do seu estendido horizonte, quando começava a encrespar a Alva os seus dourados cabelos e a acender a alvura do seu rosto com as cores vivas do encendido nacar das nuvens, toucando-se com tantos alfenetes como o Sol tem de raios para alegrar o mundo, quando a alvorada precursora do Sol vezinho despertava as aves que, despegando as azas esquecidas do seu repouzo, entoavão dulcíssimas melodias fazendo salva ao Pai Universal da Terra e maior planeta do céo, e finalmente quando todos os nacidos começavão a rodear o brazeiro de ouro do Sol, sahirão as princesas. (Beliandro, II, cap. 21)

La belleza del amanecer en Constantinopla es evocada en un estilo sublime y muy elaborado, lo que demuestra que la repetición de motivos en las novelas de caballerías no es óbice para que sus autores aspiren a escribir pasajes de inspiración poética y detalle.18 Por otra parte, como rasgo innovador del Leandro el Bel, Bognolo (2008a, p. 8) destaca la escena del encuentro nocturno de los dos pretendientes bajo la ventana de la princesa Cupidea, "motivo algo burgués e inédito en un libro de caballerías". Sorprendentemente, el pasaje parece haber sido imitado en la Crónica do Imperador Beliandro en la "historia contada" de Felismino de Roma –durante el galanteo de su prima Doribea y su enfrentamiento con el príncipe Arnesto de Sicilia– y también en la de Florimante de Persia –en este caso la dama es la princesa Claricia de Mauritania y, el rival, Estanislao de Fenicia–. Las escenas culminan con una prosaica riña callejera y la persecución de la guardia urbana, un desenlace bastante alejado del paradigma idealista que subyace generalmente a los textos caballerescos.

Começou o Príncipe a fazer tantos serviços por ela, que se me não pôde ocultar a sua pretenção nem que a minha prima lhe não pezava de ser servida dele. Comecei eu com os olhos dos ciúmes a ver o que não cria, até ver o que me matava. De noite guardava as janelas de Palácio, de dia não sahía donde podesse ver se se falavão. A última noite das minhas diligências, vim a encontrar-me com Arnesto em huma rua que era de pouco concurso por ser nas costas de Palácio, em que cahia huma janela do quarto de Doribea. Ambos a hum tempo levamos das espadas, e depois de huma batalha que durou mais de duas horas, veio a ficar Arnesto no campo, ou morto ou muito mal ferido.

Aos golpes acudio minha prima a janela a tempo que ele acabava de dizer que o matarão. Rompeo ela os ares com exclamações de sua desgraça e com maldições contra o homicida, e entendendo que devia de ser eu, fazia grandes votos de me não ver em quanto vivesse. (Beliandro, II, cap. 10)

3. Conclusiones: ¿una imitación portuguesa?

La introducción de numerosas referencias a novelas de caballerías anteriores en la Crónica do Imperador Beliandro quizá se deba al deseo de su autor de homenajear los textos precursores y demostrar su buen conocimiento del género, al mismo tiempo que realizaba un guiño a sus lectores. Sin embargo, al comparar detenidamente el Beliandro con el Leandro el Bel, descubrimos que las concomitancias argumentales entre ambas novelas son más que notables y merecerían un estudio más pormenorizado en el futuro, que permitiera averiguar si realmente la edición castellana del Leandro el Bel circuló por tierras portuguesas a inicios del siglo xvii y si, en caso afirmativo, pudo llegar a manos de la condesa de Vidigueira, que tal vez se habría propuesto redactar una imitación del admirado texto en su lengua materna.19 En realidad, no hemos verificado una adaptación directa del argumento ni el plagio de pasajes concretos, sino una serie de puntos comunes, algunos de carácter muy llamativo. El cotejo argumental podría indicar que el Leandro el Bel –"un libro de entretenimiento, de amor y de aventura con gran despliegue de medios mágicos" (Bognolo, 2008a, p. 12)– formaría parte del horizonte de lecturas del autor de la Crónica do Imperador Beliandro, quien –como apuntamos– podría haber imitado la versión castellana del texto de manera más o menos consciente.

Para Bognolo (2002, p. 287), el Leandro es "un libro de caballerías de la época de la madurez, cuando ya los autores tienen una clara conciencia de los recursos del género y pueden componer nuevas tramas eligiendo materiales de un repertorio de motivos rico y bien establecido".20 Podemos aplicar las mismas observaciones a la Crónica do Imperador Beliandro. En definitiva, es evidente que la novela atribuida a D. Leonor Coutinho se adscribe al género caballeresco y que cumple de manera palpable sus principales convenciones, muchas veces basadas en la repetición de elementos tópicos y frecuentemente estereotipados por la tradición anterior, que bebe directamente del modelo ancestral del Amadís de Gaula.21 En cualquier caso, la muy probable influencia del Leandro el Bel sobre la Crónica do Imperador Beliandro –y, en un sentido más extenso, sobre la literatura portuguesa del Seiscentismo– podría abrir una nueva línea de investigación acerca de la presencia de la literatura caballeresca de inspiración italiana en la península ibérica.


 

NOTAS

* El presente artículo se deriva de la tesis doctoral "La Crónica do Imperador Beliandro: edición y estudio del ms. ANTT 875", defendida en el Departamento de Filología Clásica y Románica de la Universidad de Oviedo (España) en 2014. Dicha tesis fue elaborada en el marco de una ayuda del programa de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de España (referencia AP2009-0908).

1 Las dos primeras partes de la Crónica do Imperador Beliandro han sido editadas recientemente (Álvarez Cifuentes, 2014) a partir de la lectura del texto base ANTT 875, de donde tomamos el texto citado en el presente artículo.

2 Sobre las distintas versiones de la novela –la Versión Primitiva o Truncada, la Versión Ampliada y la Versión Refundida–, véase la tesis doctoral de Álvarez Cifuentes (2014).

3 Para Brandenberger (2012, p. 241), "la técnica del entrelazamiento de diversas peripecias paralelas permite, junto con el principio genealógico que preside el argumento, la prolongación (en teoría ilimitada) de los diferentes textos en ciclos que pasan de una generación de héroes a otra". Sobre los procedimientos de la literatura cíclica, véase también Moral Cañete (2008).

4 Existen versiones italianas (de Mambrino Roseo y, en octava rima, de Ludovico Dolce), francesas (de Jean Mauguin), inglesas (Anthony Munday), etc. Según Mary Patchell (1947, p. XII), por ejemplo, "the Palmerin romances in English translation were among the most popular books of their time and [...] they contributed to the cultural history of our ancestors and to the tradition of English fiction". La fortuna del ciclo de los Palmerines y su impronta en la literatura hispánica posterior es revisada por Marín Pina (1998b, pp. XXI-XXII).

5 En su tesis doctoral, Fernandes (2006, p. 32) considera el Palmeirim de Inglaterra "o exemplar mais bem acabado dentre os livros de cavalaria em língua portuguesa" y ofrece un cuadro detallado de la evolución del ciclo de los Palmerines en Portugal, en versión impresa y manuscrita, que revisa Romero (2012). En su edición de la versión castellana de la novela de Moraes (2006), Vargas Díaz-Toledo aborda la polémica sobre el origen del Palmeirim de Inglaterra, sobre la que ya habían escrito Mendes (1860) y Díaz de Benjumea (1876), Pinto (1949) y Goertz (1969). Sobre las conexiones entre versiones españolas y portuguesas, véase también Marín Pina (2007), quien afirma que Francisco de Moraes "hermana ambas tradiciones con su propia historia palmeriniana a partir de un original tratamiento del cronotopo, del tiempo y del espacio, y de los personajes". Del ciclo beberá también Gil Vicente al componer su Tragicomedia de Don Duardos (Almeida, 1996).

6 "La política de anexiones territoriales practicada por los Reyes Católicos y basada en los derechos dinásticos", sostiene Marín Pina (1998b, pp. XI-XII), "pudo determinar la concepción de unos héroes legítimos al trono bizantino, Palmerín y su hijo Primaleón, como protagonistas de la serie".

7 Baltazar Gonçalves Lobato era natural de Tavira y dedicó su obra al quinto conde de Portalegre, D. Diogo da Silva (1579-1640), mayordomo mayor del rey Felipe III en Portugal y viejo amigo del cuarto conde de Vidigueira. El título completo del Clarisol, muy similar al del Beliandro, es Quinta & Sexta Parte de Palmeirim de Inglaterra. Chronica do famoso Principe Dom Clarisol de Bretanha, filho do Principe Dom Duardos de Bretanha, na qual se contão as suas grandes cavallarias, & dos Principes Lindamor, Clarifebo & Beliandro de Grecia, filhos de Vasperaldo, Laudimante & Primalião, & de outros muitos Principes & Cavalleiros famosos de seu tempo. Palma-Ferreira (1983, p. 65) no duda en considerar la novela atribuida a D. Leonor Coutinho la "provável continuação" de este Clarisol de Bretanha. Fernandes (2006, p. 48), con más timidez, sugiere que el Beliandro "prende-se de alguma forma ao ciclo dos Palmeirins, pois entre seus personagens figura D. Beliandro, filho do príncipe Primaleão".

8 En la saga amadisiana, el Sabio Apolidón, único heredero de un emperador de Grecia en el pasado, habría renunciado al trono por amor al estudio de los libros y se habría retirado en la Ínsula Firme con su esposa Grimanesa. Sobre la importancia de la formación y el aprendizaje libresco de la magia de Apolidón –que inspiran los conjuros de los hechiceros Arideo, Dorcina y Grifonia en el Beliandro–pueden consultarse Avalle-Arce (1952) y Mérida Jiménez (2001).

9 La epístola va dirigida a su protector Juan Claros Pérez de Guzmán y Aragón (1519-1556), noveno conde de Niebla y padre del séptimo duque de Medina Sidonia, Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor (1550-1619). La dedicatoria permite a Bognolo (2008a, pp. 10-11) estimar una fecha ante-quem (en torno a 1556), que refuerza la teoría sobre la autoría de Pedro de Luján, sobrino y administrador de la imprenta sevillana de Dominico de Robertis, quien habría escrito la novela "en los ratos que pudo hurtar a sus estudios" (Gayangos, 1857, p. LII). Sobre la vida y la obra de Luján véase la monografía de Romero Tabares (1998).

10 "La verdadera invasión del mundo de las letras italianas por una horda de novelas caballerescas de origen o inspiración española empezó con la publicación de las traducciones italianas de Palmerín de Oliva y Lepolemo en 1544. Las traducciones italianas de los libros pertenecientes a la serie de los Amadises y los Palmerines y de algunas otras novelas, junto con las continuaciones italianas, llovieron unas sobre otras, en un frenesí editorial, durante la segunda mitad del siglo xvi" (Thomas, 1952, p. 140). Sobre el éxito de los libros de caballerías en Italia, véase también Bognolo (2008b). Por otra parte, la monografía de Gómez-Montero (1992) constituye un trabajo clave sobre la recepción en España de los poemas épico-novelescos italianos.

11 Puede consultarse también Neri (2006). No existe una edición actual del Leandro el Bel, ni en versión italiana ni española, motivo por el cual en el presente trabajo nos servimos de la excelente guía de lectura elaborada por la profesora Anna Bognolo (2008a).

12 En un pasaje de A ilustre Casa de Ramires, Eça de Queirós se hace eco de una novela titulada Leandro o Belo, que sospechamos puede hacer una especie de referencia oblicua al libro atribuido a la condesa de Vidigueira: "Quando regressou a Coimbra deixou Gracinha em Oliveira, em casa de uma prima, D. Arminda Nunes Viegas, senhora muito abastada, muito bondosa, que habitava no Terreiro da Louça um imenso casarão cheio de retratos de avoengos e de árvores de costado, onde ela, vestida de veludo preto, pousada num canapé de damasco, entre aias que fiavam, perpetuamente relia os seus livros de cavalaria, o Amadis, Leandro o Belo, Tristão e Brancaflor, as Crónicas do Imperador Clarimundo..." (Eça de Queirós, 1995, p. 65). En algunas fuentes, la novela aparece consignada como Crónica do Imperador Beleandro, una grafía alternativa del nombre propio del emperador que vuelve a sugerir una cierta conexión con el Leandro el Bel. La problemática del título es analizada en el artículo de Álvarez Cifuentes (2012).

13 Véanse, por ejemplo, el atinado análisis de Jesús G. Maestro (2001) y los trabajos de Mª Carmen Marín Pina (1994 y 1998a).

14 En el Leandro el Bel también hay una pareja de mellizos: se trata de los príncipes Floramor y Florimena, los hermanos menores del protagonista homónimo.

15 Será la Isla Bella o "Encubierta" del sabio Artidoro la que dé al joven Leandro su sobrenombre de "el Bel" o "el Bello". Por su parte, Belifloro y Beliandra serán acogidos por la sabia Dorcina en la Isla de las Palmeras. También en la Crónica de D. Duardos de Gonçalo Coutinho el sabio Daliarte cría a los futuros paladines de la cristiandad en la Isla Desierta. Sobre la educación del héroe en los libros de caballerías, véase Campos García-Rojas (2012).

16 Como ocurre en el Leandro, también en la Crónica do Imperador Beliandro será una ampolla de licor encantado la que consiga aplacar de forma definitiva el odio entre rivales.

17 En el Rogel de Grecia –tercer libro del ciclo de Florisel de Niquea–ya aparece una maravillosa Esfera del Mundo, que a su vez se inspira en el Castillo del Universo construido por la maga Zirfea en el Amadís de Grecia.

18 El buen conocimiento e interés que manifiesta el narrador del Beliandro por las tareas textiles y la indumentaria es otro aspecto que merecerá un estudio más pormenorizado en el futuro.

19 Lamentablemente, hasta la fecha no hemos conseguido verificar la circulación de copias impresas o manuscritas del Leandro el Bel en territorio portugués.

20 En opinión de Gayangos (1857, p. LII), en el Leandro "vemos reproducidos [...] aquellos incidentes maravillosos, aquellas fantásticas visiones y temibles aventuras de que echaron mano Feliciano de Silva y otros escritores del mismo jaez". La novela termina con el anuncio de una tercera parte, que al parecer nunca llegó a ser escrita.

21 En el Amadís "se ponen las bases de la estructura y técnicas narrativas de las novelas caballerescas posteriores: desarrollo simétrico de aventuras; creación de "suspense" por la demora en la consecución de los deseos del héroe, mediante la inserción de episodios que retardan dicha consecución; relato de narrador omnisciente, contrapesado por los puntos de vista de determinados personajes, desde cuya óptica se cuentan ciertas aventuras; y, sobre todo, configuración del protagonista como símbolo del caballero andante" (Estébanez Calderón, 2002, p. 110). Considera Finazzi-Agrò (1978, p. 27), recurriendo a la terminología de los formalistas rusos, que "a fábula, no modo como se configura no Amadis, se mantém quase invariável em todos os romances posteriores. Isto é: algumas personagens (entendidas aqui como unidades semânticas da narrativa e definidas pela crítica estrutural como "actuantes") e certas situações ou motivos do arquétipo regressam com uma regularidade quase obsessiva".


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS  

Almeida, I. A. Penha Dinis de Lima e (1996). Frágua de amor: do Libro que trata de los valerosos y esforçados hechos en armas de Primaleón [...] ao auto de Dom Duardos. En Vicente, G. Tragicomédia de Dom Duardos (pp. 111-124). Lisboa: Teatro Nacional São João.         [ Links ]

Álvarez Cifuentes, P. (2012). ¿Belindo o Beliandro? La fijación del título de la Crónica do Imperador Beliandro. Tirant: Butlletí informatiu i bibliogràfic de literatura de cavalleries, 15, 33-46.         [ Links ]

Álvarez Cifuentes, P. (2014). La Crónica do Imperador Beliandro: edición y estudio del ms. ANTT 875. Tesis de doctorado: Universidad de Oviedo.         [ Links ]

Avalle-Arce, J. B. (1952). El arco de los leales amadores en el Amadís. Nueva Revista de Filología Hispánica, VI, 149-156.         [ Links ]

Bognolo, A. (2002). El Lepolemo, Caballero de la Cruz y el Leandro el Bel. Edad de Oro, 21, 271-288.         [ Links ]

Bognolo, A. (2008a). Leandro el Bel (Toledo, Miguel Ferrer, 1563): Guía de lectura. Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos.         [ Links ]

Bognolo, A. (2008b). Libros de caballerías en Italia. En Amadís de Gaula: 1508, Quinientos años de libros de caballerías (pp. 333-341). Madrid: Biblioteca Nacional de España / Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.         [ Links ]

Brandenberger, T. (2012). La muerte de la ficción sentimental. Transformaciones de un género iberorrománico. Madrid: Verbum.         [ Links ]

Campos García-Rojas, A. (2005). La educación del héroe en los libros de caballerías: Amadís en la corte y Esplandián en el bosque. En Company, C.; González, A. & von der Walde, L. (Eds.). Textos medievales: recursos, pensamiento e influencia. Trabajos de las IX Jornadas Medievales (pp. 51-76). México: Colegio de México / Universidad Autónoma Metropolitana / Universidad Nacional Autónoma de México.         [ Links ]

Díaz de Benjumea, N. (1876). Discurso sobre el Palmerín de Inglaterra y su verdadero autor. Lisboa: Imprensa da Real Academia de Sciencias.         [ Links ]

Eça de Queirós, J. M. (1995). A ilustre Casa de Ramires, M. I. Leitão e F. Santana (Eds.), Lisboa: Ulisseia.         [ Links ]

Eisenberg, D. y Marín Pina, M. C. (2000). Bibliografía de los libros de caballerías castellanos. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.         [ Links ]

Estébanez Calderón, D. (2002). Diccionario de términos literarios. Madrid: Alianza.         [ Links ]

Fernandes, R. C. Gouveia (2006). Crônica de D. Duardos (Primeira Parte), cód. BNL 12904: edição e estudo. Tesis de doctorado: Universidade de São Paulo.         [ Links ]

Finazzi-Agrò, E. (1978). A Novelística Portuguesa do Século xvi, C. Moura (Trad.), Lisboa: Instituto de Cultura Portuguesa.         [ Links ]

Gayangos, P. de (1857). Catálogo razonado de los libros de caballerías que hay en lengua portuguesa, hasta el año 1800. Madrid: Manuel Rivadeneyra.         [ Links ]

Goertz, W. (1969). Strukturelle und thematische Unterschungen zum Palmeirim de Inglaterra. Lisboa: Rosenthal.         [ Links ]

Gómez-Montero, J. (1992). Literatura cavalleresca en España e Italia (1483- 1542). El Espejo de cavallerías (deconstrucción textual y creación literaria). Tübingen: Niemeyer.         [ Links ]

Maestro, J. G. (2001). Cide Hamete Benengeli y los narradores del Quijote. En Sánchez, J.-P (Ed.). Lectures d'une oeuvre. Don Quichotte de Cervantes (pp. 96-127). Paris: Éditions du Temps.         [ Links ]

Marín Pina, M. C. (1994). El tópico de la falsa traducción en los libros de caballerías españoles. En Toro Pascua, M. I. (Ed.). Actas del III Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval. (pp. 541-548). Salamanca: Universidad de Salamanca.         [ Links ]

Marín Pina, M. C. (1998a). Motivos y tópicos caballerescos. En F, Rico (Ed.) Don Quijote de la Mancha, t. II, (pp. 857-902). Barcelona: Instituto Cervantes / Crítica.         [ Links ]

Marín Pina, M. C. (Ed.). (1998b). Primaleón: Salamanca, 1512. Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos.         [ Links ]

Marín Pina, M. C. (2007). Palmerín de Inglaterra: una encrucijada intertextual. Península. Revista de Estudios Ibéricos, 4, 79-94.         [ Links ]

Mendes, M. O. (1860). Opusculo acerca do Palmeirim de Inglaterra e do seu autor no qual se prova haver sido a referida obra composta originalmente em portuguez. Lisboa: Typographia do Panorama.         [ Links ]

Mérida Jiménez, R. (2001). "Fuera de orden de natura": Magias, milagros y maravillas en el Amadís de Gaula. Kassel: Reichenberg.         [ Links ]

Moraes, F. de (2006). Palmerín de Inglaterra (Libro I), A. Vargas Díaz-Toledo (Ed.), Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos.         [ Links ]

Moral Cañete, F. (2008). Los libros de caballerías y la literatura cíclica. Las continuaciones de Feliciano de Silva del Amadís de Gaula. Analecta malacitana, 31 (2), 565-579.         [ Links ]

Neri, S. (2006). Le due edizioni del Leandro el Bel (Libro Segundo del Caballero de la Cruz) alla luce di un nuovo esemplare. Quaderni di lingue e letterature, 139-153.         [ Links ]

Osório, J. A. (2001). Um género menosprezado: a narrativa de cavalaria do século xvi. Máthesis, 10, 9-34.         [ Links ]

Palma-Ferreira, J. (1983). Temas de Literatura Portuguesa. Lisboa: Verbo.         [ Links ]

Patchell, M. (1947). The Palmerin romances in Elizabethan prose fiction. New York: Columbia University Press.         [ Links ]

Pinto, C. F. Souto. (1949). Ensaio sobre o Palmeirim de Inglaterra. Coimbra: Faculdade de Letras.         [ Links ]

Ramos-Coelho, J. (1903). O Primeiro Marquez de Niza. Lisboa: Typographia Calçada do Cabra.         [ Links ]

Romero, N. (2012). Edição da Crónica de D. Duardos (Segunda e Terceira Partes). Tesis de doctorado: Universidade de São Paulo.         [ Links ]

Romero Tabares, M. I. (1998). La mujer casada y la amazona. Un modelo femenino renacentista en la obra de Pedro de Luján. Sevilla: Universidad de Sevilla.         [ Links ]

Roubaud, S. (1990). Cervantes y el Caballero de la Cruz. Nueva Revista de Filología Hispánica, 38, 525-566.         [ Links ]

Thomas, H. (1952). Las novelas de caballerías españolas y portuguesas, E. Pujals (Trad.), Madrid: Centro Superior de Investigaciones Científicas.         [ Links ]

Vargas Díaz-Toledo, A. (2012). Os livros de cavalarias portugueses dos séculos xvi-xviii. Lisboa: Pearlbooks.         [ Links ]