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Lingüística y Literatura

Print version ISSN 0120-5587

Linguist.lit.  no.69 Medellìn Jan./June 2016

https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n69a07 

ARTÍCULO LINGÜÍSTICA

DINÁMICA SOCIAL EN LA EXPRESIÓN DE IMPERSONALIDAD EN BOGOTÁ: UN CAMBIO LINGÜÍSTICO EVIDENTE EN TRES PERIODOS

SOCIAL DYNAMICS IN THE EXPRESSION OF IMPERSONALITY IN BOGOTÁ: A LINGUISTIC CHANGE VISIBLE IN THREE PERIODS

Luz Marcela Hurtado** 

1Central Michigan University, Estados Unidos hurta1lm@cmich.edu


Resumen

Este trabajo examina el efecto de variables sociales en el predominio de uno para expresar impersonalidad. Con el fin de evidenciar un posible cambio lingüístico, se analizan muestras recogidas en Bogotá, Colombia, en tres periodos. Los resultados revelan la importancia de la ocupación, edad y sexo del hablante: el avance de uno desde los años noventa, procedente de los grupos de ocupación más bajos y liderado por los jóvenes y las mujeres. Por haberse utilizado principalmente para referir la experiencia del hablante y de nosotros, se sugiere que un futuro análisis semántico-pragmático indague si se trata de una individualización del discurso.

Palabras clave: uno; impersonalización; cambio lingüístico; ocupación; variación temporal.

Abstract

This paper examines the effect of social variables in the predominant use of uno to express impersonality. In order to evidence a possible linguistic change, we analyse interviews collected in Bogotá, Colombia, in three periods. The results reveal the importance of the level of occupation, age and sex of the speaker: the advance of the use of uno in the 1990s, coming from low levels of occupation and led by the youngest and women. Because this form is mainly used to refer to the speaker and group experiences, it is suggested that future semantic-pragmatic analysis investigate if this is a sign of the individualisation of discourse.

Keywords: uno; impersonalisation; linguistic change; occupation; temporal variation.

1. Introducción

a expresión de generalidad o impersonalidad se logra mediante la construcción con se, uno y el empleo no deíctico de y usted, entre otros mecanismos. Estos usos se consideran desde dos perspectivas: una comunicativa-funcional, en la cual se examinan como desfocalizadores (Haverkate, 1985, 1987) los que refieren a cualquier persona, a un grupo, o no hacen referencia concreta a una persona; y una estructural, en la que se asocian con la falta de un sujeto referencial (Siewierska, 2008). Este tema ha motivado interés, pues se ha percibido un incremento de uno y en ciertas variedades de español (Fernández, 2013, p. 94). Aunque algunos estudios han intentado determinar qué factores influyen en la selección de un impersonal, han arrojado resultados muy variados. Por un lado, advierten un desplazamiento de las formas uno y se por el impersonal en el habla de España (Lorenzo, 1984; Hidalgo Navarro, 1996) y Puerto Rico (Morales, 1995). Por el otro, evidencian un predominio de uno en el habla de los colombianos de Miami y Bogotá (Hurtado, 2012) y de los venezolanos de Caracas (Guirado, 2011a). Como explicación a dichos fenómenos, mencionan el posible efecto del estilo, la ocupación y edad del hablante, las formas pronominales de tratamiento y las situaciones de contacto de lenguas.

Ya que en el habla de los colombianos sometidos a situaciones de contacto prevalece uno (Hurtado, 2012), nuestro objetivo es explorar si en Bogotá (específicamente con hablantes de la variedad andina oriental) se detecta un cambio sintáctico-semántico. Por medio del análisis multivariable de entrevistas recogidas en tres periodos distintos, intentamos establecer qué factores sociales influyen en la preferencia y el avance de uno. Nos enfocamos en las variables sociales, pues en los estudios de comunidades monolingües se ha demostrado la importancia de factores como el sexo y la clase social en la explicación del cambio lingüístico (Company, 2008, p. 33). A través del análisis de las variables de ocupación, género y edad relacionadas con la variable de interpretación semántica, este trabajo se propone establecer qué factores inciden en la difusión de este impersonal.

Basados en Company (2008, p. 22), organizaremos los siguientes apartados según algunas variables que han podido contribuir a la difusión de una forma impersonal, tales como la profundidad histórica o antigüedad del cambio, su frecuencia de empleo en las variedades de español y el tipo de sociedad usuaria en situaciones de contacto.

2. Marco teórico

2.1. Profundidad histórica o antigüedad del cambio

Los trabajos existentes han señalado la preferencia de unos impersonales por otros, pero no ha habido un estudio con la suficiente profundidad histórica para delimitar cuándo ocurrió el desplazamiento de una forma, y si se produjo un cambio o un proceso de gramaticalización. Sin embargo, algunos análisis de textos literarios de los siglos xv y xvi han establecido que el mantenimiento o la desaparición de ciertos impersonales ha dependido tanto de su prestigio social como del surgimiento de otros con funciones específicas, algunas de las cuales han logrado conservar hasta el presente. En el caso de uno, Carrasco (1988, p. 322) documenta su aparición en el siglo xv y su avance en el siglo xvi: en la lengua literaria se utilizaba uno de manera progresiva para expresar la indeterminación previamente indicada con hombre.

En estos siglos se registra también la aparición de se impersonal. Según el análisis de Ricós Vidal (2002, pp. 946-956), esta forma (tanto pasiva como impersonal) se utilizaba principalmente con sujetos que referían a seres inanimados: lo encontró principalmente en textos legales y expositivos en que se expresaba objetividad y distanciamiento entre los interlocutores y el enunciado. En cambio, uno se utilizaba tanto para impersonalizar o desfocalizar el sujeto de verbos reflejos y pronominales, como para lograr un acercamiento a los interlocutores en los discursos argumentativos y doctrinales. Según su estudio, uno adquirió la función de ocultamiento del yo en el periodo clásico. Es decir, desde esta época se y uno ya tenían funciones diferenciadas que en general se mantienen hasta hoy. Precisamente esta es la idea planteada por Carrasco (1988), acerca de cómo "el subsistema de la persona indeterminada actual, se habría plasmado en sus grandes líneas en ese periodo de la historia de nuestra lengua en que se plasmaron las grandes transformaciones del español, es decir, en el siglo xvi" (p. 327).

En cuanto al uso impersonal de , Carrasco (1988, p. 319) e Hidalgo Navarro (1996, p. 170) señalan que formaba parte de los procedimientos latinos de impersonalización, especialmente en el subjuntivo potencial. Este empleo de es un fenómeno común en las lenguas germánicas, románicas y eslavas (Kluge, 2010, p. 1114), el cual, según Carrasco, pervive en español con algunos reajustes. Es posible que se trate de un caso de reactivación de una antigua estructura, "como consecuencia de la convivencia interétnica y el contacto cultural en una determinada comunidad" (Company, 2008, p. 36). Para Hidalgo Navarro (1996, p. 170) la novedad de su uso radica en su alta frecuencia en el habla cotidiana.

Acerca del avance de esta forma en el español, Lorenzo (1984) menciona que, en los años cuarenta, se utilizaba entre los jóvenes valencianos de clase media culta, estudiantes de nivel medio y superior, y cómo su propagación había ocasionado el detrimento de uno/una en toda España y principalmente en Madrid. Seco (1989, p. 163), por su parte, afirma que el uso impersonal de desplazó a uno en el uso coloquial, debido a la importancia de la segunda persona en la lengua hablada.

Fernández (2013, pp. 94-95) observa que, a través de los años, ha venido ocurriendo un aumento en el uso de construcciones impersonales. La comparación de dos muestras de 1980 y 2006 revela un incremento de la segunda persona singular (de 196 a 589) y un uso de uno que se mantiene bajo en los dos años (once casos). En general, la autora sugiere que este fenómeno es principalmente social: parece haber ocurrido un fenómeno de individualización de la sociedad, pues se le presta mayor atención a las experiencias del yo hablante y a lograr la empatía del receptor.

2.2. Frecuencia de empleo en las variedades de español: ¿relación con los pronombres de tratamiento típicos de la región?

Algunos autores han señalado la posibilidad de que las estrategias de generalización se encuentren vinculadas al sistema de formas y fórmulas de tratamiento. Para analizar la alta incidencia del uso impersonal de en la lengua coloquial y en la literaria, DeMello (2000, p. 365) realizó un estudio comparativo del habla de Buenos Aires, Caracas, La Habana, La Paz, Lima, Madrid, México, San Juan, Santiago de Chile y Sevilla, con base en las entrevistas del proyecto "Estudio de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Iberoamérica y de la Península Ibérica", recogidas a finales de los años setenta y comienzos de los ochenta. Sus porcentajes evidencian la conexión entre el impersonal y las formas de tratamiento típicas del hablante: el usted impersonal se encontró casi exclusivamente en los hablantes que se tratan de usted, y el impersonal principalmente en las variedades tuteadoras. No obstante, fue más frecuente el impersonal en hablantes cuya variedad ustedeaba que el usted impersonal entre quienes tuteaban.

Guirado (2011a, pp. 21-22) propone la relación de dialectos de fuerte ustedeo (zonas andinas y Cono Sur) con la frecuencia de uno, y dialectos de fuerte tuteo (Madrid y ciudades caribeñas) con la frecuencia del impersonal . Su análisis del "Corpus sociolingüístico de Caracas" de 1987 indica que, aunque en esta ciudad predomina el uso de uno (66%), existe un empleo innovador de (34%).

Los resultados del análisis multivariable de Hurtado (2012) también revelan la complejidad del efecto del factor dialectal: a pesar de que los impersonales más frecuentes en Bogotá fueron uno y se, los hablantes de origen costeño fueron aquellos que utilizaron más el impersonal, y los andinos occidentales, el usted impersonal. Se apunta así a una correspondencia con las formas pronominales de tratamiento de cada región, ya que los costeños son predominantemente tuteadores, y los andinos occidentales, ustedeadores.

En el caso del español de Chile, la relación con la forma de tratamiento no resulta suficiente, pues parece que ha asumido las antiguas funciones de uno. El trabajo de Oroz (1966, p. 137) sugiere la funcionalidad de uno tanto en la lengua oral como en la literatura nacional chilena. Sin embargo, el estudio posterior de González Vergara y Hugo Rojas (2012, p. 650), basado en la frecuencia de uno y tú en el corpus CODICACH del español de Chile, registra un incremento considerable de impersonal (4 988 casos) frente a uno (168 casos). De acuerdo con Kluge (2010, p. 1131), aquí entra en juego un factor más: la procedencia del hablante, pues la generalización mediante uno se encuentra más arraigada en el sur, mientras que en Santiago se prefiere impersonalizar mediante y vos.

2.3. Desplazamiento de pronombres impersonales en sociedades monolingües y en situaciones de contacto lingüístico

Los factores sociales desempeñan un papel fundamental en la velocidad con la que ocurre el cambio lingüístico y los procesos de gramaticalización. Para Company (2008, p. 36), entre más innovadora sea una sociedad mayor será la aceptación y el avance de formas innovadoras. En lo que concierne a la influencia de dichos factores, estudios como los de Guantiva Acosta (2000), Rodríguez (1996), Rodríguez Alfano (2004) y Guirado (2011b) han indicado cómo el sexo, la edad y el nivel educativo y socioeconómico del hablante condicionan la selección de un impersonal dado. Guantiva Acosta (2000, p. 259) observa la utilización de uno, en el habla bogotana, en situaciones de desigualdad entre el hablante y el oyente: principalmente entre los informantes de estrato sociocultural bajo con un nivel educativo de primaria. Rodríguez Alfano (2004) detecta la preferencia de uno por los grupos socioeconómicos más bajos de Monterrey. Por último, en los estudios de Rodríguez (1996) y Guirado (2011b) también se halló un predominio de uno entre los caraqueños de nivel socioeconómico más bajo. Además, los resultados de Guirado (2011b, p. 46) señalaron una diferenciación según la variable de sexo: altos porcentajes de uno entre las mujeres de clase baja (88%).

En relación con la influencia de fenómenos de contacto lingüístico en la difusión de estructuras de una lengua, encontramos análisis contradictorios. En España, por ejemplo, Lorenzo (1984, p. 286) sugiere -mas no lo comprueba- que el predominio de impersonal es un calco del inglés, lengua cuya segunda persona del singular se utiliza considerablemente para generalizar. Por el contrario, Vila (1990) advierte la tendencia a usar en vez de uno entre los jóvenes españoles de comunidades sin contacto con el inglés.

Uno de los primeros trabajos cuantitativos en el que se demostró la influencia de variables sociolingüísticas en los procedimientos de impersonalización es el de Morales (1995). La autora analizó 47 entrevistas informales (narraciones de experiencias personales) recogidas en Puerto Rico. Sus resultados apuntan hacia el influjo de factores como el nivel de bilingüismo y la edad del hablante, pues los más jóvenes y bilingües favorecieron uno y impersonal en detrimento de se (pp. 155-156). De igual manera, sugieren la relación entre la interpretación referencial y la selección del pronombre impersonal: el declive de se ocurría entre los bilingües sin importar que el referente incluyera o no al hablante, situación contraria a los monolingües quienes favorecían el uso de se con referencias más generales, es decir, un empleo predominantemente excluyente. La relación entre la referencia y el uso de uno también fue observada en el estudio posterior de Bassa Vanrell (2013). Los puertorriqueños y los dominicanos empleaban uno principalmente cuando el hablante estaba refiriendo su propia experiencia (60% Puerto Rico, 68% República Dominicana), tanto en discursos orales como escritos.

Otro estudio que destaca la relación de uno con referencias a la situación del hablante y sugiere el desplazamiento de se es el de Ramírez (2007), realizado a través del análisis de narraciones de eventos personales por parte de inmigrantes colombianos residentes de Westchester (nueve), Nueva York (diez) y Albany (once), procedentes de Bogotá, Valle, Antioquia y Quindío. En el grupo colombiano bilingüe registra una alta frecuencia de uno (62.6%) seguida por se (25.5%) y el empleo impersonal de tú (11.9%). Conforme a sus resultados, el referente de uno siempre estaba asociado al hablante, y el uso incluyente de se solo ocurrió en un 49.8% de los casos. Tras el contraste con diez hablantes monolingües residentes de Armenia y Bogotá, quienes favorecieron principalmente el uso de se (61.6%), la autora sugiere que el predominio de uno en los bilingües se debe a la situación de contacto con el inglés, es decir, una transferencia indirecta de one. No obstante, este estudio no ofrece bases suficientes para sustentar la influencia de la situación de contacto con el inglés, pues, además de tratar principalmente a participantes de la variedad andina, no incluye un análisis de su grado de bilingüismo y contrasta al grupo bilingüe con solo diez monolingües de dos ciudades.

Hurtado (2012, pp. 149-152), por su parte, no apoya la idea de la influencia del contacto con el inglés sino del contacto entre diversos grupos hispanos. Al comparar la frecuencia de los impersonales en Bogotá y en Miami, también comprueba que el pronombre impersonal más utilizado por los colombianos es uno (52% del total de las dos muestras, 54.9% en Bogotá y 38.2% en Miami).

El análisis de 43 entrevistas con colombianos y colomboamericanos residentes del área metropolitana de Miami y de 77 entrevistas recogidas en Bogotá reveló la complejidad del efecto de las variables de ocupación, educación, variedad dialectal y edad, al igual que la posible influencia de la situación de contacto con la misma comunidad colombiana de otras regiones y con otros grupos hispanos lingüísticamente afines. Aunque en las dos ciudades predominó el uso de uno, los pesos probabilísticos indicaron que los residentes de Miami favorecieron más el impersonal (0.84). A pesar de que disminuyó la frecuencia de se y uno, no ocurrió un desplazamiento sino la ampliación de las variantes con el incremento del impersonal . El factor de mayor influencia lo constituyó la ocupación del hablante: la dirección de la innovación provenía de las clases trabajadora-alta y media-baja. La interacción con la variable de nivel educativo reveló que aquellos que han experimentado descenso social favorecen más este impersonal. En cuanto a uno y se, se demostró que el factor más importante entre sus usuarios es la falta de presión social.

Si bien existen los estudios hasta aquí reseñados, aún queda por delimitar qué factores influyen en la impersonalización, por resolver si existe una oposición entre los usos de las variedades andinas y caribeñas, o si los hablantes se están acercando a la norma de un grupo mayoritario o a una norma panhispánica. Los trabajos previos han registrado bastante variación dialectal y han sugerido cómo el mantenimiento de los impersonales depende de factores sociales como qué sector de la sociedad los utiliza. Por ello, y por qué se ha detectado un predominio de uno en el uso actual de Bogotá (Hurtado, 2012), explorar la situación en esta ciudad, donde se utilizan las formas de tratamiento usted y en situaciones de confianza y condescendencia, contribuirá a determinar si el favorecer uno es un uso innovador. Intentamos indagar si el predominio de uno es reciente, con qué formas compite a través de los años y qué sectores de la sociedad lideran el cambio.

El objetivo primordial es analizar qué factores extralingüísticos han operado en la expresión de impersonalidad con uno, si este impersonal ha mantenido el mismo tipo de interpretación semántico-pragmática a través de los años y qué contextos de uso abarca: puede tratarse de un proceso de gramaticalización condicionado por factores no estrictamente gramaticales, en el cual se favorece una forma considerada típica del sector popular/clase baja y se disminuye el uso de la forma no marcada con se.

3. Metodología

El trabajo incluye tres grupos de entrevistas que concuerdan con los tres estadios temporales que comparamos en este trabajo:

- Sesenta diálogos recogidos de 1972 a 1984 y publicados por el Instituto Caro y Cuervo (Otálora de Fernández y González, 1990), como parte del proyecto "Estudio de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Iberoamérica y de la Península Ibérica". De esta muestra incluimos tres modalidades: diálogos entre informante y encuestador, diálogos entre dos informantes y conversaciones espontáneas.

- Treinta relatos semilibres recolectados entre 1990 y 1992 por el Instituto Caro y Cuervo para el proyecto "Estudio del habla de Bogotá" (Montes Giraldo et al., 1997). Relatos y conversaciones de diferente grado de formalidad fueron recogidos a través de métodos sociolingüísticos.

- Treinta conversaciones recopiladas de 2005 a 2009. La mayoría de las interacciones fueron grupales, en las que participaron el investigador y dos entrevistados.

La muestra 1 se enfoca en la norma culta de Bogotá, pues los entrevistados son profesionales pertenecientes a las clases media y alta. Las muestras 2 y 3 cuentan con participantes de estratos bajo, medio y alto. Las edades de los participantes oscilaban entre los 18 y los 80 años en el momento de la entrevista. Aunque la mayoría de ellos había nacido en Bogotá, aquellos que llegaron a la ciudad durante su infancia procedían principalmente de zonas rurales próximas, específicamente de los departamentos de Cundinamarca y Boyacá.

El presente análisis multivariable incluye el factor interno de interpretación semántica y los factores sociales de fecha de entrevista, edad, sexo y ocupación. Como punto de partida consideramos dentro de la variable dependiente la expresión de impersonalidad mediante uno, se, tú y usted. Seleccionamos y codificamos 4 792 oraciones cuyo sujeto podía interpretarse con diversos grados de generalización (yo oculto, nosotros, referencia general). De acuerdo con la tasa pronominal del primer cómputo, se corroboró la tendencia del estudio de Hurtado (2012), es decir, tanto el predominio de las formas uno (51.1%) y se (43.5%) como los bajos porcentajes de (2.4%) y usted (3%) impersonales. Estos primeros resultados indican que no es una forma innovadora en Bogotá.

Puesto que de los 4 792 ejemplos solo 258 eran de casos de y usted generalizadores, se realizaron los cómputos con el programa estadístico de regresión múltiple Goldvarb X, únicamente con se y uno como variables dependientes, a fin de averiguar qué factores condicionaron su uso. Goldvarb X suministra evidencia en tres niveles: la relevancia estadística del efecto (significance): qué variables son significativas al nivel 0.05; la magnitud del efecto (range): qué variable es más o menos determinante; y la jerarquía de la influencia, precisada por el orden de los pesos Goldvarb dentro de cada grupo de variables (Tagliamonte, 2006, p. 235). Asimismo, provee los pesos de relevancia probabilística para cada factor comprendido en las variables independientes: entre más influyente, más cercano estará el número a 0.99.

4. Resultados y análisis

El programa eligió todas las variables como significativas (Tabla 1). Según la magnitud de su efecto, las de mayor alcance fueron las de ocupación (range 41) y fecha de entrevista (range 28). La variable de ocupación sigue siendo la variable social más determinante en el uso de los impersonales uno y se. Según la jerarquía de los factores de este grupo, existe una relación entre los niveles de ocupación más altos (profesionales de mando bajo, medio y alto) con el empleo del impersonal se (peso probabilístico 0.59 y 0.63), y entre el nivel más bajo con la utilización de uno (peso 0.78). Este resultado corrobora la idea de que el sobreuso proviene de las clases bajas.

En cuanto a la variable de fecha de entrevista, se observa la pérdida de terreno de se durante los años setenta, el comienzo de la tendencia a favorecer uno en los noventa y su difusión en los años dos mil. Los pesos probabilísticos confirman el cambio de se a uno en los años noventa y dos mil: según la jerarquía de la influencia de cada factor, los hablantes favorecieron se en el primer periodo (0.55) y lo desfavorecieron paulatinamente hasta los años dos mil (0.27), años en los que encontramos el peso más alto de uno (0.73).

Para establecer la relación de los impersonales y su interpretación semántica en cada periodo de tiempo, consideramos los diferentes grados de impersonalización que se encuentran en la Tabla 2. El primero, cuando era posible identificar el referente con el hablante (yo). El segundo, cuando el hablante aludía a su experiencia y la de otros, entre quienes podía incluir implícitamente al interlocutor (nosotros). El tercero, cuando mencionaba situaciones generales y hasta referencias aplicables a cualquiera o a un grupo de individuos que excluía al hablante y al oyente. Los porcentajes permiten notar la utilización de se y uno con funciones referenciales diferenciadas en el primer periodo (generales-se, 94%; yo-uno, 83%). Uno aumenta su frecuencia en el segundo periodo y avanza hacia la función referencial de nosotros (89%) en el tercero, aunque se prevalece en las alusiones más generalizadoras (80%).

En cuanto a la interpretación semántica por parte de cada grupo de ocupación, en la Tabla 3 apreciamos que, para todos los grupos, la conexión principal es la del uso de uno con la experiencia del hablante y se con la referencia más general. Sin embargo, los hablantes de nivel de ocupación más alto, que ostentan un nivel educativo mayor, mantienen la referencia a nosotros con se. En cambio, los individuos de niveles de ocupación más bajos y los estudiantes son aquellos que también poseen un alto porcentaje de uno con referencias a nosotros (73, 56 y 63%).

Tabla 1 Influencia de los factores sociales en la selección de los pronombres impersonales uno y se. Resultados del análisis de regla variable, Goldvarb X 

Tabla 2 Relación de la variable de referencia con respecto a la fecha de entrevista 

Tabla 3 Interpretación semántica según el grupo de ocupación 

Por último, a pesar de que los pesos probabilísticos de las variables de edad y sexo indicaron que los mayores de 55 y las mujeres favorecen el empleo de uno (Tabla 1), cuando realizamos una tabla cruzada de la fecha de entrevista y la edad del hablante (Tabla 4) encontramos los porcentajes de uno más altos entre los mayores de 55 años del primer periodo (56%), los jóvenes de 18 a 34 años y los mayores de 55 del segundo periodo (67% y 60%), y los tres grupos etarios del tercer periodo (70%, 65% y 67%). Observamos que los más jóvenes lideran la difusión de uno en los años noventa y dos mil.

En cuanto al factor de sexo, advertimos un uso diferenciador de las mujeres, las cuales favorecen uno desde el primer periodo (Tabla 5). Es evidente que las mujeres han liderado este cambio: la preferencia de una forma, al parecer, estigmatizada por ser típica de los grupos de ocupación bajos. Así se confirma, en términos de Labov (2001, p. 321), que las mujeres responden más rápidamente que los hombres a los cambios del estatus social de las variables lingüísticas.

Tabla 4 Porcentajes de se y uno según la fecha de entrevista y la edad del hablante 

Tabla 5 Porcentajes de se y uno según la fecha de entrevista y el sexo 

5. Conclusión

El análisis multivariable nos permitió comprobar que, desde los años noventa, ha venido ocurriendo un cambio en la utilización de los impersonales singulares en Bogotá. Uno comienza gradualmente a cubrir funciones que, en los años setenta, eran propias de se: avanza hacia la referencia a nosotros en los años noventa y se generaliza en el último periodo.

Según los resultados, la ocupación fue la variable determinante: los hablantes de nivel más bajo favorecen considerablemente uno, en especial cuando refieren a su propia experiencia y la de un nosotros. En oposición, aquellos del grupo de ocupación más alto (mando medio-alto) continúan favoreciendo se principalmente para referencias generales y nosotros.

La difusión de uno a otros grupos ocupacionales apunta a una pérdida de su antiguo significado social, es decir, a su asociación con un origen rural y con las clases populares. Además, los resultados demuestran que las mujeres han liderado este uso desde los años setenta, y posiblemente sea el sector que responda de manera más eficaz a los cambios de la sociedad bogotana. De acuerdo con Company (2008, pp. 17-18), el avance gradual de una forma innovadora a otros contextos y la pérdida de las restricciones de empleo apuntan hacia un proceso de desmarcación.

Para determinar aún más por qué ha ocurrido la desmarcación de uno, será necesario considerar el papel desempeñado por la cortesía y su relación con los valores socioculturales de los bogotanos. El retroceso de se en el último periodo puede constituir un índice de una actitud menos conservadora de la sociedad bogotana, de apertura ante los cambios sociales, culturales y políticos. En Bogotá (ciudad de gran heterogeneidad étnica, lingüística y cultural, y centro de la vida socioeconómica del país) han ocurrido rápidas transformaciones sociales. Según Company (2008, p. 34), estos factores promueven cambios y la instalación de construcciones innovadoras.

Es importante seguir indagando las motivaciones pragmáticas del predominio de uno en el español colombiano y la influencia de factores situacionales como las relaciones entre los interlocutores (por ejemplo, mediante el análisis del uso pronominal empleado en el momento de la interacción). Asimismo, un trabajo que incorpore otros tipos de discurso podrá encarar de manera más precisa la relación de la interpretación semántica de uno con la situación del hablante y nosotros. El hecho de que las muestras de Morales (1995) y Ramírez (2007) consistieran solamente en narraciones de experiencias personales pudo haber contribuido a que se observara un desplazamiento de se, pues comúnmente se registra su uso en otros tipos de discurso como los expositivos y argumentativos. Por último, es fundamental explorar si con uno se está tendiendo a la individualización del discurso, por medio de la cual el hablante intenta enfatizar su experiencia y hacerla aplicable a otros, como propone Fernández (2013, p. 95) para el caso del impersonal .

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Recibido: 09 de Marzo de 2015; Aprobado: 19 de Junio de 2015

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