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Lingüística y Literatura

Print version ISSN 0120-5587

Linguist.lit.  no.74 Medellìn July/Dec. 2018

 

EDITORIAL

FICCIONES ACADÉMICAS

Selnich Vivas Hurtado1 

1Universidad de Antioquia, Colombia. Editor - Director Revista Lingüística y Literatura


Las obras literarias conservan su dimensión estética y ensanchan su repercusión cognitiva gracias al entusiasmo académico. El apasionamiento de profesoras y profesores por los fenómenos literarios más disímiles hace posible que obras de épocas, lenguas y geografías dispares entren en un diálogo inusitado. Ese diálogo es, en el mejor de los casos, consigna de pluralidad y vuelo imaginativo; en el peor: dogmatismo y esquema.

Tan reconfortante y doloroso como el acto creativo es el acto crítico. El uno visiona y arma; el otro, desarma y visiona. Las ficciones académicas son funciones del sentir, del pensar. Conversaciones con los muertos y los vivos ausentes. Allí también afloran las apuestas límites, donde los deseos de comprender una frase, un personaje, un género, un estilo se juntan con los de co-crear y, por supuesto, revolucionar. La teoría literaria fantasea nuevos dioses y augura seguidores.

Conceptualizar una obra es re-crearla. La lectura de una obra, su puesta en contexto, bien sea desde los hechos históricos que le son propios y ajenos, bien sea desde su apertura a teorías y métodos ulteriores, hacen de la crítica literaria académica un ejercicio hermenéutico transgresor de disciplinas y credos. La crítica se hace a destiempo. Para leer se necesita un oscilar de aquí para allá, de allá para acá, a la espera del enigma, que es lo resuelto, lo comprendido.

El acto crítico aspira, por naturaleza, a la literatura fantástica. La fe en las palabras nos ha educado en el esoterismo. La crítica hace hablar al texto del pasado con las voces y las lenguas del futuro. Y al texto de hoy con los vocablos de ayer. Hay en la crítica necesidad vitalista por aclarar e interrogar conceptos y problemas como si estos fueran el mensaje secreto de la botella arrojada al mar. El concepto se vuelve personaje de las investigaciones; sus características y acciones, las numerosas definiciones que han encontrado en las fuentes y en los estudios secundarios. El narrar del texto crítico se acelera y desacelera con definiciones, repeticiones, ejemplos. Allí donde otros verían detenimiento de la acción, o inacción, hay en verdad muchos actores, movimientos perpetuos.

Los estudios literarios, al igual que otras ciencias, se reinventan constantemente, porque son sueños del lenguaje. En el recurrir a tradiciones antiguas y formular nuevas tradiciones, las ciencias literarias se aventuran por caminos zigzagueantes del mundo onírico. Citar es dar la palabra a quienes nos apoyan, aunque ya fallecieron o viven solo dentro de la ficción, o a aquellos con quienes no estamos de acuerdo, aunque jamás hemos conocido. Esta es otra forma del diálogo escénico. Habla tú, luego hablo yo, luego habla ella, luego, más tarde, ella y tú discuten, yo escucho, espero el momento de disentir, de asentir, de admirar, de celebrar. Al final, somos muchas voces que se tejen para dar forma a un argumento, a una cadena de ejemplos y suscitaciones.

El texto crítico es una provocación, una invitación a seguir platicando. No se trata de saber quién tiene la razón; más bien, de convivir, aunque no tengamos la razón, aunque no estemos de acuerdo.

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