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Lingüística y Literatura

versión impresa ISSN 0120-5587versión On-line ISSN 2422-3174

Linguist.lit.  no.79 Medellìn jene./un. 2021  Epub 23-Nov-2022

https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n79a34 

Reseñas

Faúndez Valenzuela, E. (2019). Bajo la piel de tu capa. Concepción: Ediciones LAR, 92 pp.

David García-Reyes1 

1 Universidad Complutense de Madrid (España) davgarciareyes@gmail.com

Faúndez Valenzuela, E.. (, 2019. )., Bajo la piel de tu capa. ., Concepción: :, Ediciones LAR, , 92 pp.


En este texto se habla de poesía sin antes tener presente el periplo del profesor e investigador chileno Edson Faúndez, quien se ha destacado en su importante labor como editor del Sello Editorial Universidad de Concepción, como director de la prestigiosa revista académica Atenea y de una prolífica producción ensayística, además de desarrollar actividades complementarias a sus invaluables aportaciones en el ámbito de los estudios literarios latinoamericanos. Específicamente, Faúndez se ha dedicado a aquellos tránsitos investigativos que abordan la lírica de creadores como César Vallejo y Oliverio Girondo, pero también en instancias vinculadas a la literatura chilena contemporánea. Retomando algunos de los versos finales de este poemario, se encuentra el corolario de un conjunto que anuncia el porvenir y esa querencia por la búsqueda desde el lugar del que surge la obra presentada y que, en cierto modo, retrata fragmentariamente a su autor: «en la historieta de mi memoria / convertida en carta / que volará desde el tercer piso / bajo la piel de tu capa» (p. 91).

No es por tanto una sorpresa encontrar un poemario tan sugerente como Bajo la piel de tu capa, firmado por Edson Faúndez. Su debut con este libro de creación parece una postergación, puesto que su primera obra poética editada manifiesta una profunda madurez y la decantación de una pulsión que no se ha manifestado con anterioridad por la voluntad y otras razones o prescripciones que pudiera albergar su responsable: «sobre las palabras escritas / beber a solas con el reflejo que repite / es tarde / pronto se hará profunda la llanura» (p. 9).

Por ello se aprecia, tanto en el fondo como en la forma, un volumen hondamente meditado, reflexivo y con el afán minimalista de los creadores que no temen proyectar de tal manera en un espacio finito. Desde una lectura estructurada, la obra está compuesta por tres partes marcadas por un leitmotiv que traspasa una voz poética personal, inundada a su vez de un universalismo que entronca con lo mejor del costumbrismo nerudiano y sobre todo se emparenta con algunas de las mejores imágenes ideadas por Gonzalo Rojas. La mención a Rojas no es gratuita, dado que Faúndez también es un creador literario mecido por el salvaje océano Pacífico, ambos están insertos en la irónica analogía del espacio urbano y la orografía del centro sur chileno que comparten tanto el militante creador nacido en la localidad de Lebu como el propio Faúndez, los dos poetas se encuentran irremisiblemente signados por la ciudad de Concepción y manifiestan esa vinculación a lo largo de sus versos: pero tenía algo / de grito y frontera / que me sigue obligando aún por ejemplo / cuando inmóvil en las calles / no quiero recordar (pp. 81-82).

De esta forma, la ciudad chilena se enuncia como el lugar que comparten ambos creadores, espacio para la mitificación de los paisanos y τόπος o topos fecundos donde se da voz o pábulo a los más variados mixtificadores. La más variada fauna, desde el execrable piloto lírico Carlos Wieder de Estrella distante (1996) de Roberto Bolaño a un sinfín de irrelevantes nombres que pueblan los imaginarios letrados de Concepción. No es el caso de esta notable novedad poética, pues entronca de muchas maneras con una plétora de nombres que conducen a los hijos de la leyenda penquista , que conforman una larga lista con nombres como Thomas Harris, Enrique Giordano, Egor Mardones u Omar Lara por citar a algunos de los poetas surgidos en torno a los bosques de Arauco y las orillas del río Biobío, al que hoy se debe incluir al artífice del presente poemario.

La causalidad de estos deudos, nos señalan al propio Omar Lara como editor del volumen y no es azaroso que los tres libros que componen el poemario sean: i. Residuos de un libro inexistente, a su vez integrado por los segmentos «Descargas del siglo xx», «Una radio de otro siglo» y «Arritmias»; ii. Supervivientes de un libro malogrado, que se compone de media docena de segmentos; y iii. Cartas en un buzón oxidado. A lo largo de los más de sesenta poemas se puede advertir la presencia sutil de lo urbano como parte de la piel oculta que recubre y a la que alude el poeta, también la activación del recuerdo melancólico que evocan: «en el pasillo de las vanidades / a este lado del mundo / dijeron que no / que era una estrella apagada / una mueca imposible del amor» (p. 47).

Por otra parte, en medio de ese juego de veladuras y metáforas también se intuye la musicalidad de una obra que se ejecuta y desarrolla en la capital del rock chileno: «refúgiame púa dolorosa y todo / porque me endiablan los pasados / debajo y a la sombra / donde lengua es la tristeza» (p. 35).

E incluso aparecen imágenes que tienen como protagonista al futbol, y el poeta lo destiló en su esencia de juego colectivo y universal, el que se desarrolla en los eriazos y en los solares. Así, se proyecta una metáfora del juego perpetuo que es el balompié y que en el sur chileno cobra mayor significado cuando no llueve, pues puede rodar la bola y la imaginación por el pasto mojado: «la pelota de trapo y cuatro piedras los arcos porque no llueve / [...] / y cuando la pelota sea pequeña / el último gol gana» (p. 67).

Versos como los anteriores reflejan cómo las esencias de lo popular se configuran en el poemario como el dios de las pequeñas cosas, pues los detalles cobran una especial significación y los significantes se van erigiendo como sólidas columnas y aullidos que se doblegan desde el universo íntimo de Faúndez. En algunas de las más poderosas imágenes de la obra ocupan silenciosamente el lugar que les corresponde dentro de ese particular panteón, que no sólo abriga su condición de periferia sino el orgulloso estatuto de saber interpelar al ser para cuestionar aquello que lo somete y que evidencia el valor social y de resistencia del que se suele ocupar la mejor poesía, como en «Cosas del recolector»: «Las humildes cosas / me persiguen / reclaman su animal de compañía» (p. 63).

Los viajes y los itinerarios que se encuentra en Bajo la piel de tu capa llevan a pensar en que el trayecto más profundo es aquel que se emprende hacia el interior de uno mismo. La poesía de Edson Faúndez habla de ese viaje y del poder de la palabra como exordio para repeler a fantasmas, pero también como oráculo de anticipación frente al mal. La voz lírica del poemario provoca en el lector una profunda sensación de abrigo, como un espejo de reconocimiento en el que, narcisistas todos, se refugian las palabras terapéuticas que nos alejan de las tinieblas:

te basta la deriva de una jornada para vencer a tus perseguidores

y con las trazas de los sitios caminados

y muchas fotografías te sientas junto a mí y salen palabras

promesas de las palabras que guardas en la servilleta de los trayectos

que mañana

salvarán nuestras vidas

lo que hay de ciudad (p. 89).

De este modo, en Bajo la piel de tu capa puede apreciarse el acto poético que trae a los lectores la providencia de esas palabras que deletrean lo invisible e invitan a pensar de lo particular a lo colectivo, de lo insignificante a lo universal. Por eso resulta tan provechoso dejarse cubrir por esta capa en el tiempo y en el espacio, y sentirse a resguardo, por un instante, de casi todo.

Recibido: 13 de Julio de 2020; Aprobado: 17 de Noviembre de 2020

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