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Lingüística y Literatura

Print version ISSN 0120-5587On-line version ISSN 2422-3174

Linguist.lit.  no.83 Medellìn Jan./June 2023  Epub June 09, 2023

https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n83a01 

Dossier

Acentos nucleares de los enunciados aseverativos en el español de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Estudio en tiempo real1 *

Nuclear Pitch Accents of Statements in the Spanish of Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Approach in Real Time

Erika Mendoza Vázquez1  * 

1Universidad Nacional Autónoma de México, México. email: emvazquez_03@comunidad.unam.mx


Resumen

En este artículo se describen los acentos nucleares de los enunciados aseverativos en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, desde la perspectiva de tiempo real, a partir de datos de los períodos 1970 y 2010. La descripción prosódica se basa en el modelo métrico-autosegmental, con apoyo de variables sociolingüísticas. Los resultados muestran que el acento nuclear L+¡H* es el más documentado en ambos períodos. En los datos actuales ocurre una disminución de L+¡H* y un moderado aumento en el uso de L+H*, con ascenso menor a 3 semitonos. Así, se observan indicios de retracción del acento bitonal en enunciados aseverativos de foco amplio.

Palabras clave: prosodia; acento nuclear; sociolingüística; cambio lingüístico; español mexicano

Abstract

This paper describes the nuclear pitch accents of the statements in Tuxtla Gutierrez, Chiapas, from the perspective of real time, in the decades 1970 and 2010. The prosodic description is based on the autosegmental metrical model, with the support of sociolinguistic factors. The findings show that L+¡H* nuclear pitch accent is the most documented in both periods. In the current data there is a decrease in L+¡H* and a moderate increase in the use of L+H*, with rise less than 3 semitones. Thus, indications of retraction of the bitonal nuclear accents are observed in broad focus statements.

Keywords: prosody; nuclear pitch accent; sociolinguistics; linguistic change; Mexican Spanish

1. Introducción

En este trabajo se presenta la descripción, desde la perspectiva de tiempo real, de los acentos nucleares de los enunciados aseverativos registrados en la variedad del español de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (México)2. Para tal fin, se establece la comparación de una muestra de datos de las décadas de 1970 y 2010. El análisis prosódico se lleva a cabo a la luz del modelo métrico-autosegmental (Pierrehumbert, 1980; Ladd, 2008) y el sistema de notación Sp_ToBI (Hualde & Prieto, 2015). La comparación de acentos nucleares en ambos períodos busca dar cuenta de la manera en la cual el componente prosódico puede aportar datos de procesos de cambio lingüístico.

Una de las cuestiones que se plantea en sociolingüística variacionista acerca del estudio del cambio en curso es la posibilidad de observar el cambio fónico por medio del análisis en tiempo aparente y tiempo real (Labov, 1994; Bailey, 2003). En el análisis de tiempo aparente se observa la distribución de una variable lingüística por niveles de edad en un determinado período. Por otro lado, la perspectiva de análisis en tiempo real se relaciona con la comparación de la distribución de una variable lingüística en dos períodos (Labov, 1994). Para este tipo de estudios se ha planteado un umbral de diferencia de diez años o más entre cada estado de comparación (Díaz-Campos, 2014).

En el nivel fónico segmental para el español, el trabajo pionero de Cedergren (1987) acerca del debilitamiento de /t͡ʃ/ en Panamá ha dado cuenta del alcance explicativo del análisis en tiempo real para el cambio lingüístico. Desde la misma perspectiva, en datos del español mexicano -en muestreos de los años 1970 y 2000 en la Ciudad de México- se ha analizado la evolución del debilitamiento vocálico (Serrano, 2014) y procesos de asibilación de las consonantes róticas /r/ y /ɾ/ (Serrano, 2014; Martín Butragueño, 2014). En el ámbito de estudio de la prosodia, Michnowicz y Hyler (2020) comparan datos de los años 2005 y 2016 en español yucateco, considerando tres grupos de edad: i) mayores y jóvenes en 2005 y ii) jóvenes en la muestra de 2016. Los autores observan que los hablantes más jóvenes se están apartando de los rasgos que caracterizan el ritmo en esta variedad del español y adoptan un patrón similar al de la variedad de la Ciudad de México. En esta línea de ideas, los estudios en tiempo aparente también han sugerido procesos de cambio en el nivel prosódico. Con base en modelos de análisis multivariables, Martín Butragueño (2011; 2019a) observa en datos de la Ciudad de México una tendencia de retracción del patrón circunflejo L+¡H* L% -con un marcado ascenso tonal- en los hombres de nivel de instrucción medio y alto.

Un punto relevante para la descripción desde la perspectiva de tiempo real es la contextualización histórica y social de cada período. A partir del estudio de diferentes variables fónicas segmentales, Martín Butragueño (2014) señala que la década de 1970 es un período importante en la historia lingüística de México, debido a los procesos de variación y cambio que se producen en este tiempo. Entre los factores que pueden explicar el cambio a favor de variantes fónicas consideradas con mayor prestigio se menciona el desarrollo en las vías de comunicación, la ampliación de los medios de comunicación y el incremento en los años de escolarización. En ese sentido, el autor también menciona que «este patrón general no es incompatible con el desarrollo de identidades locales, como parece ocurrir, por ejemplo, en Mérida [Yucatán] y en algunas ciudades septentrionales» (Martín Butragueño, 2014, p. 72).

El interés en la descripción prosódica de la variedad de Tuxtla Gutiérrez atiende a la caracterización dialectal de Chiapas, como una zona aislada (Lope Blanch, 1996), y por su afinidad con el español yucateco (Moreno Fernández, 2009; Martín Butragueño, 2014), que en años recientes ha registrado un cambio en el ritmo prosódico (Michnowicz & Hyler, 2020). Así, en este trabajo se presenta un análisis en tiempo real, con el fin de aportar datos acerca de posibles procesos de cambio lingüístico en la prosodia de una comunidad de habla. El artículo se organiza de la siguiente manera: en primer lugar, se exponen las características dialectales y prosódicas de la zona de Chiapas. Enseguida, en el apartado de metodología, se describe la muestra de datos, la delimitación de variables y se especifican los criterios de transcripción prosódica y análisis instrumental. Posteriormente, se muestran los resultados de la comparación de acentos nucleares en los dos períodos y su distribución en función de factores sociales. En el último apartado se presentan las conclusiones y líneas de trabajo a futuro.

2. Antecedentes

2.1. El estado de Chiapas. Ubicación y demografía

El estado de Chiapas se ubica en el sureste de México; colinda al norte con el estado de Tabasco, al noroeste con Veracruz; en el oeste con Oaxaca, al sur con el océano Pacífico y al este con Guatemala. Además de la cercanía geográfica, el estado se vincula históricamente con la zona de Centroamérica, pues hasta el año 1824 formó parte de la Capitanía General de Guatemala. La capital de Chiapas es Tuxtla Gutiérrez, que limita con el río Grijalva y los municipios de Chiapa de Corzo, Suchiapa y Ocozocoautla de Espinosa (ver Figura 1).

Figura 1 Ubicación geográfica de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Elaborado por Diego Mendoza. 

Respecto a la demografía, en el año 2020 el estado de Chiapas contaba con 5 543 828 habitantes3, en tanto que para Tuxtla Gutiérrez, se reportaron 604 147 habitantes (inegi, 2020). De acuerdo con los datos de 1900 a 2020 en los Censos de Población y Vivienda (inegi, 2020), la dinámica de la población en el estado muestra un crecimiento constante a partir del año 1930 -con un conteo de 500 mil habitantes aproximadamente-, y en 1960 se alcanzó la cifra de 1 millón de habitantes. El aumento de la población que se observó en este transcurso de 30 años ocurrió de manera más rápida entre las décadas de 1960, 1970 y 1980, con el reporte en estas últimas dos décadas de 1.6 millones y 2.1 millones de habitantes, respectivamente. Durante la década de 1990, se registró una población de 3.2 millones, que representa un incremento de 1 millón de habitantes, respecto a la década precedente.

2.2. Apuntes dialectales del estado de Chiapas

La cercanía geográfica e histórica de Chiapas con la región de Centroamérica tiene una proyección en el nivel lingüístico. En el ámbito hispánico, distintas propuestas de clasificación dialectal señalan la semejanza de rasgos lingüísticos -fónicos, léxicos y morfosintácticos- entre ambas zonas (Henríquez Ureña, 1921; 1938; Lope Blanch, 1979; Moreno Fernández, 2009). La documentación del voseo en Chiapas ha dado lugar a su caracterización como una zona dialectal aislada, pues se ha definido como un rasgo lingüístico que distingue a esta variedad del español mexicano (Lope Blanch, 1996; Serrano, 2019). Para la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, desde la perspectiva sociolingüística, Oseguera (2013) menciona que las personas mayores a 50 años y los jóvenes menores a 30 años favorecen el uso de este rasgo.

En el nivel fónico segmental, Martín Butragueño (2014) expone la discusión acerca de los modelos para la zonificación de áreas dialectales del español mexicano. Con base en un modelo de cinco zonas, se distingue la agrupación de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán como una zona sureste. El análisis multivariable de distintos procesos fónicos muestra que el debilitamiento vocálico -con las variantes fuertemente debilitadas y la elisión- se favorecen en esta zona y en el centro-este -Ciudad de México, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Veracruz-. En relación con las consonantes, el debilitamiento y elisión de /ʝ/, se favorece en el sureste y noroeste, en tanto que la realización de las variantes faríngeas y laríngeas de /x/ muestran la mayor diferencia de la zona sureste respecto a las otras regiones de México.

2.3. Características prosódicas de la variedad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

En el ámbito de estudio prosódico, en años recientes se han observado características de la variedad del español de Tuxtla Gutiérrez. Gil Burgoin (2017) analiza datos obtenidos en una tarea de completamiento discursivo, y señala que los enunciados aseverativos se producen con un tonema !H*L% y una configuración global descendente -de entre 5 y 6 semitonos (en adelante st)-. Este movimiento prominente se distingue de las variedades de La Paz (Baja California Sur) y Monterrey, en el norte de México, que registran una trayectoria global con ascenso menor a 1 st. En esta línea de comparación, Gil Burgoin (2017) reporta en datos de la Ciudad de México, un patrón descendente de entre 3 y 4 st, que son valores cercanos a los que se registran en Tuxtla Gutiérrez. La semejanza en la configuración global, aunada a la realización del tonema L+¡H* L % (Mendoza, 2019) -característico de la zona de hablas centrales (Martín Butragueño (2017; 2019a)- sugieren la afinidad de ambas variedades en el nivel prosódico4. Sin embargo, el alineamiento temprano del primer pico tonal (L+H*) y el valor del descenso que se produce entre este punto y el resto del material prenuclear, aportan características propias de la variedad de Tuxtla (Mendoza, 2019), e incluso guardan mayor similitud con los rasgos prosódicos de la variedad de Mérida, Yucatán (Martín Butragueño, Mendoza & Orozco, 2016). Cabe mencionar que el tonema L+H* L% también se ha registrado en el español de Guatemala (Utgård, 2014); de tal manera que la semejanza de rasgos lingüísticos en la región se podría extender también al nivel prosódico -específicamente en los acentos nucleares-.

Desde la perspectiva sociolingüística, Mendoza (2019) indica que en la variedad de Tuxtla Gutiérrez, la realización del acento nuclear L+¡H* -con ascenso superior a 3 st- en los enunciados aseverativos se favorece en datos de hombres y en entrevistas sociolingüísticas, en tanto que los acentos nucleares L* se favorecen en pruebas con mayor grado de control sobre los datos. Si bien el factor de grupo etario no resulta estadísticamente significativo para la realización del acento nuclear L+¡H*, se nota un mayor número y porcentaje de casos en los hablantes mayores de 55 años y el grupo de edad de adultos (35-54 años), al igual que una disminución de la forma bitonal en los datos de jóvenes (Mendoza, 2019, p. 62). En este sentido, la significatividad estadística del acento nuclear L+¡H* en datos obtenidos en contextos más cercanos a la espontaneidad -en comparación con una prueba de lectura- y su mayor recurrencia en datos de hablantes mayores sugiere la vernacularidad de dicho rasgo prosódico. Al respecto, la perspectiva de tiempo aparente aporta indicios de un patrón de retracción de la forma bitonal con ascenso prominente L+ ¡H*, en función de la variable edad.

Con base en el panorama referido, el objetivo del presente trabajo es describir, desde la perspectiva de tiempo real, el repertorio de acentos nucleares de los enunciados aseverativos registrados en la variedad del español de Tuxtla Gutiérrez. Para tal fin, se establece la comparación entre dos períodos correspondientes a las décadas de 1970 y 2010. Considerando las observaciones en la prosodia de esta variedad del español en datos recientes, las preguntas que guían este trabajo son: i) ¿Hay diferencias en el repertorio de acentos nucleares en los dos períodos?, ii) ¿Se puede observar un proceso de cambio lingüístico o la distribución sociolingüística de la variable prosódica puede atribuirse a cambios generacionales? Las hipótesis vinculadas con estas cuestiones son: i) el acento nuclear L+¡H*, visto como un rasgo vernáculo, se registrará con mayor frecuencia en los datos de 1973; ii) se observará un proceso de retracción del acento nuclear L+¡H* en el grupo de edad más joven. Esta hipótesis se basa en las tendencias reportadas en los cambios documentados en el ritmo en español yucateco (Michnowicz & Hyler, 2020) y en la configuración circunfleja L+¡H* L% en la Ciudad de México (Martín Butragueño, 2011; 2019).

3. Metodología

3.1. La muestra de datos y delimitación de variables

El corpus que se analiza en este trabajo se integra por datos de dos períodos. Los datos del período más reciente corresponden a entrevistas semidirigidas que se realizaron entre los años 2012 y 2015, y forman parte del Corpus Oral del Español de México (Martín Butragueño, Mendoza & Orozco, en preparación). La muestra está conformada por 12 hablantes monolingües originarios de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, atendiendo a tres variables preestratificatorias: edad, sexo y nivel de instrucción, según se muestra en la Tabla 1. Para plantear el análisis en tiempo real, se seleccionó una muestra de datos del año 1973, correspondientes a las grabaciones del corpus Habla de la República Mexicana (1967-1980), y que actualmente forman parte del Corpus lingüístico oral Juan M. Lope Blanch del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México (Martín Butragueño & Pozas Loyo, en preparación). Como se puede notar en la Tabla 2, no hay una correspondencia precisa con la distribución de la muestra del período 2012-2015, pues en este caso los hablantes entrevistados contaban con nivel de instrucción bajo (educación básica primaria). También es pertinente señalar que en la muestra de 1973 solo se disponía de datos de 3 hablantes de Tuxtla Gutiérrez; por lo tanto, se incluyeron 3 hablantes de Chiapa de Corzo, considerando que actualmente este municipio forma parte de la zona metropolitana de Tuxtla Gutiérrez.

Tabla 1 Distribución de la muestra tomada en Tuxtla Gutiérrez entre 2012 y2015 

Hombres Mujeres
Grupo Edad Nivel de instrucción Nivel de instrucción
Alto Bajo Alto Bajo
Jóvenes 20-34 1 1 1 1
Adultos 35-54 1 1 1 1
Mayores 55 o más 1 1 1 1

Tabla 2 Distribución de la muestra tomada en Tuxtla Gutiérrez y Chiapa de Corzo en 1973 

Grupo Edad Hombres Mujeres
Jóvenes 20-34 1 1
Adultos 35-54 2 1
Mayores 55 años o más 1 0

La conformación de las muestras expone uno de los problemas que se ha planteado para el análisis en tiempo real, a saber, la dificultad para conformar muestras idénticas en los períodos de comparación (Labov, 1994; Chambers & Trudgill, 1994). Si bien en el presente trabajo no hay una distribución idéntica respecto al número de hablantes y nivel de instrucción, se puede plantear que, en términos metodológicos, las muestras son comparables, debido a que los datos de ambos períodos se elicitaron por medio de un mismo instrumento, la entrevista semidirigida5. Además, en ambos casos se cuenta con representantes para cada grupo de edad.

Respecto al número de enunciados, el corpus está integrado por 360 enunciados aseverativos (20 x 18 hablantes) y para su análisis se toma como base el enfoque de prosodia basada en el uso (Martín Butragueño, 2019), en el cual se asume la importancia de trabajar, en la medida de lo posible, con fuentes de datos obtenidos en contextos con realismo social y discursivo; además, se tiene en cuenta la conveniencia de establecer parámetros cuantitativos en el análisis de los datos.

Para la descripción prosódica se plantea como variable dependiente el acento nuclear. En cuanto a la delimitación de la variable lingüística independiente, se considera la función informativa de los enunciados aseverativos. Atendiendo al contexto de enunciación y pares adyacentes, se identifica la información nueva y conocida -elementos mencionados previamente o relevantes en el discurso, siguiendo el concepto de givenness (Féry, 2016)-. Así, se distinguen dos funciones principales: i) foco amplio, en el cual todos los constituyentes del enunciado tienen el mismo estatus informativo (Gutiérrez-Bravo, 2008; Krifka, 2007) y, por lo tanto, no se realza prosódicamente un determinado elemento; y ii) foco estrecho, que implica el énfasis de un constituyente por su relevancia informativa. Ambas funciones se ejemplifican en (1) y (2):

  1. E: y ¿creció mucho la ciudad?

  2. I: sí/ creció mucho la ciudad/ ha venido mucha gente de fuera a vivir (COEM; TU-008-C11-2AM-17).

  3. E: y ¿ese de dónde lo consiguen?

  4. I: eh <~e::> lo venden los <~lo> lienzos bordados aquí en Chiapa de Corzo/ uno va lo compra los <~lo> lienzos y ya manda a hacer el vestido y le pega los <~lo> lienzos (COEM; TU-008-C11-2AM-17).

En el ejemplo de (1), en el turno de habla de I, la primera parte incluye información mencionada previamente -en este caso por E-, y enseguida, el enunciado ha venido mucha gente de fuera a vivir constituye la información nueva. Una prueba para determinar el tipo de foco es que el enunciado puede responder a la pregunta ¿Qué pasó?, con la que se espera una respuesta de foco amplio, debido a que el ámbito del foco abarca todo el enunciado (Gutiérrez-Bravo, 2008). Por otro lado, en (2) el tema de conversación es acerca de los lienzos bordados para la elaboración de vestidos tradicionales, como se menciona en el inicio del turno de habla de I, y el constituyente aquí en Chiapa de Corzo se marca como la información relevante dentro del enunciado porque es la información nueva que responde a la variable de la pregunta planteada por E; por lo tanto, se identifica como un foco estrecho.

3.2. Transcripción y análisis acústico

El análisis prosódico se basa en los postulados del modelo métrico-autosegmental (Pierrehumbert, 1980; Ladd, 2008) y la versión del sistema de notación prosódica Sp_ToBI propuesta por Hualde y Prieto (2015). De acuerdo con las convenciones del sistema de transcripción, se utilizan tres gradas: i) ortográfica -con división silábica-, ii) separación prosódica o cesuras, en la cual se marcan con índices de 0 a 4 los lindes entre constituyentes prosódicos6; y iii) nivel tonal, con la notación de acentos tonales y tonos de juntura.

Para el análisis acústico se utilizó el programa Praat (Boersma & Weenink, 1992-2021). En el tonema del enunciado se midió en hercios (Hz) el inicio, centro y final de la sílaba pretónica, tónica -nuclear- y postónica. Dichas medidas se tomaron como base para el cálculo en semitonos (st) de los tramos entre cada punto de medición; de tal manera que se estandarizaron los valores en st para neutralizar las diferencias motivadas por el rango de voz -hombre o mujer- y los efectos microprosódicos de las consonantes (Nooteboom, 1997).

En relación con la base fonética de la transcripción, la asignación de acentos tonales y tonos de juntura se apoya del umbral de percepción entonativa de 1.5 st registrados en el español peninsular y en el español mexicano central (Pamies, Fernández Planas, Martínez Celdrán, Ortega Escandell & Amorós Céspedes, 2001; Murrieta, 2016). Así, este parámetro es un recurso que sustenta la diferencia entre un acento monotonal H* y el bitonal L+H*. Además, se utiliza el diacrítico de upstep (¡) para los casos de ascensos mayores a 3 st (Martín Butragueño, 2011; 2019a) y el diacrítico de downstep (!) en el acento tonal alto H* para representar descensos en el nivel tonal en el cuerpo del enunciado y para indicar ascensos menores a un tono H* en la sílaba nuclear. En la representación de acentos bitonales, se utiliza el símbolo (<) para indicar un pico tonal desplazado y (>) para uno prealineado. De esta manera, los diacríticos permiten dar cuenta de movimientos melódicos locales y globales en la configuración del enunciado.

4. Resultados y discusión

4.1. Descripción prosódica

El repertorio de acentos nucleares y tonos de juntura no muestra diferencias en los dos períodos. Se documentan los acentos nucleares monotonales L* y !H*; el segundo representa una realización en un nivel alto, similar al acento tonal anterior. Además, se registran los acentos nucleares ascendentes L+H*, L+¡H* -con movimiento superior a 3 st- y una realización con alineamiento antes del linde derecho de la sílaba tónica, representado con la notación L+>¡H*. Con menor recurrencia, y solo en los datos de 1973, se documenta el acento nuclear bitonal H+L*, con un descenso al interior de la sílaba tónica.

La distribución del inventario de acentos nucleares que se observa en la Tabla 3 muestra dos columnas para cada período: la primera se refiere a la frecuencia y porcentaje en el acento nuclear, mientras que la segunda especifica el porcentaje dentro del período. Con excepción de los casos de H+L*, se aprecia una tendencia estable en el transcurso de 40 años, con el mayor número de acentos bitonales L+¡H* en ambos períodos. La diferencia se podrá notar en la distribución en cada etapa. En el caso del acento monotonal bajo L* -que se asocia con el patrón menos marcado prosódicamente para un enunciado aseverativo7-, es la segunda realización más registrada en la muestra de 1973, seguida del acento bitonal L+H*. En tanto que para el período más reciente se observa una ligera disminución en la realización del acento bitonal con ascenso prominente L+¡H*, al igual que un aumento en el uso de la forma bitonal con ascenso moderado L+H* como la segunda más documentada. La prueba de chi-cuadrado muestra la significatividad del período para la realización de los acentos nucleares (p =.006). Debido a que no se reportan casos de H +L* en la década de 2010 -y considerando el objetivo tonal-, se agruparon con el acento nuclear L* y también resultó significativo el cruce de variables (p =.047).

Tabla 3 Inventario de acentos nucleares en los corpus de 1973 y 2013-2015 (N = 367) 

Acento nuclear 1973 2012-2015
F y % acento % período F y % acento % período
L* 23 (37 %) 18.1 % 40 (63 %) 16.3 %
!H* 8 (23 %) 6.3 % 27 (77 %) 10.8 %
H+L* 4 (100 %) 3.2 % 0 (0 %) 0.0 %
L+H* 20 (25 %) 15.7 % 61 (75 %) 26.3 %
L+¡H* 64 (38 %) 50.4 % 104 (62 %) 43.3 %
L+<¡H* 8 (50 %) 6.3 % 8 (50 %) 3.3 %
Total 127 (35 %) / (100 %) 240 (65 %) / (100 %)

χ2 (5 gl, N = 367) = 16.203, p = .006

χ2 (4 gl, N = 367) = 9.632, p = .047 (agrupando H+L* y L*)

Respecto a la realización de los acentos nucleares, los enunciados con la forma monotonal L* y H+L* se producen con una configuración global descendente, de manera similar a la que se ha reportado para la variedad de la Ciudad de México (De-la-Mota, Prieto & Martín Butragueño, 2010) y en un ámbito hispánico más amplio (Prieto & Roseano, 2010; Dorta, 2018). Los rasgos que distinguen a la variedad de Tuxtla Gutiérrez pueden observarse en las realizaciones con un descenso prominente a partir del primer pico tonal del enunciado, como se muestra en el enunciado de la Figura 2.

Figura 2 Oscilograma, espectrograma y curva melódica del enunciado «En algún momento de mi vida dejé de fumar» (Hombre joven, nivel de instrucción alto, 2012). 

La curva melódica del enunciado de la Figura 2 se produce con un ascenso de 6 st en el primer acento tonal L+¡H*, y a partir de la culminación del pico tonal ocurre un descenso de 5 st hacia el segundo acento tonal. En el tonema, el acento nuclear L* y la juntura final L% se producen en el piso tonal del enunciado. La configuración global de la emisión registra una diferencia de 15 st entre el techo tonal -primer pico- y el acento nuclear. Si bien el tonema L* L% muestra semejanza con la variedad del altiplano central (De-la-Mota, Prieto & Martín Butragueño, 2010), el prominente descenso a partir del primer acento tonal es un rasgo que coincide con la variedad de Mérida, Yucatán (Martín Butragueño, Mendoza & Orozco, 2016). En este sentido, es posible plantear la relevancia de los elementos locales y globales del enunciado para la caracterización prosódica de una variedad del español.

El acento nuclear H+L* se realiza con un movimiento descendente mayor a 1.5 st en el interior de la sílaba tónica. La Figura 3 ejemplifica el tonema H+L* L%, con un descenso de 2.3 st en la sílaba nuclear. Por otra parte, la trayectoria de F0 muestra un movimiento ascendente en el linde izquierdo de esta sílaba, pero no se considera para la medición realizada, pues la señal se observa en la fase de silencio del segmento obstruyente sordo [t], además de no ser un movimiento tonal perceptible. En la sílaba final del enunciado se aprecia un marcado descenso, que en este caso se motiva por la modificación en la actividad fonatoria -voz laringizada-. La configuración global del enunciado tiene una forma descendente, similar a la que se observa en la Figura 2. En este caso, hay una diferencia de 10 semitonos entre el primer pico tonal y el acento nuclear. Como se puede notar, en los enunciados con tonema L* L% y H+L%, la curva melódica global se realiza con una trayectoria descendente; es decir, que el acento nuclear H+L* no origina un ascenso en la sílaba tónica, sino que da cuenta de un movimiento más prominente -en comparación con un acento tonal bajo L*-. Por lo tanto, para la descripción cuantitativa, ambos tonemas se agrupan en función del objetivo tonal bajo.

Figura 3 Oscilograma, espectrograma y curva melódica del enunciado «Sapolín es el que venden en las tiendas» (Mujer joven, 1973) 

Una configuración global que difiere de la forma descendente se produce con la secuencia de acentos monotonales en el cuerpo del enunciado, que se extiende hasta el tonema, con la forma !H* L%. El enunciado de la Figura 4 muestra un ejemplo de este patrón sin movimientos prominentes en el cuerpo y tonema del enunciado. En este caso la enunciación responde a la pregunta ¿Y hay transporte público por acá?, cuya única forma bitonal L+¡H* se produce en la afirmación, que constituye la información relevante. Las pistas prosódicas de este énfasis son el acento bitonal, el tono de juntura y la pausa, que contribuyen con la formación de una frase entonativa intermedia. En el segundo grupo melódico, el primer acento tonal H* tiene un ascenso de 1 st, por lo que se representa con la forma monotonal H*. Respecto a este punto y el segundo acento tonal, ocurre un descenso de 2.4 st; posteriormente, la curva melódica se mantiene en un nivel sostenido, con una diferencia de 0.5 st entre el acento nuclear y el cuerpo del enunciado. En la configuración global se observa una diferencia de 9 st entre el primer constituyente -la afirmación- y la última sílaba tónica del enunciado, pero si se considera solo el segundo grupo melódico, la diferencia entre el primer acento tonal y el nuclear es de 2 st. Dicho valor supera el umbral de percepción entonativa, en este caso, en el ámbito de la frase entonativa, por lo que puede caracterizarse como una configuración global descendente. Con la notación !H* se especifica la diferencia de estas configuraciones respecto a las realizaciones con acento nuclear L*, que alcanzan el piso tonal del enunciado. En cuanto a la función informativa, se podría proponer como hipótesis que los patrones globales sin movimientos prominentes se producen en contextos de información conocida o con menor relevancia comunicativa.

Figura 4 Oscilograma, espectrograma y curva melódica del enunciado «Sí, hay transporte público» (Mujer joven, nivel de instrucción bajo, 2012) 

Por otro lado, el repertorio de acentos nucleares bitonales incluye: i) las formas ascendentes L+H* y L+¡H* -con ascenso mayor a 3 st-, ambos con alineamiento en el linde derecho de la sílaba tónica, ii) la forma con prealineamiento L+>H*, y iii) con ascenso prominente L+>¡H*. Estos últimos indican que el pico tonal se alinea antes del linde de la sílaba tónica -en la parte media o a partir de -40 % de la sílaba considerando el linde derecho-.

La configuración global del enunciado puede modificarse en función del valor del ascenso en el acento nuclear bitonal. Por ejemplo, en la Figura 5 se observa el tonema L+ H* L%, con un ascenso de 2 st en la sílaba tónica, seguido de un tono bajo, con debilitamiento de la sílaba final. La curva melódica se produce con un descenso progresivo desde la culminación del primer acento tonal L+<¡H*, y la diferencia entre este punto y el acento nuclear es de 9 st. Una diferencia de este enunciado respecto al de la Figura 4 es la realización de acentos bitonales en toda la unidad melódica, que da cuenta de una estructura prosódica con un mayor macrorritmo (Jun, 2014).

Figura 5 Oscilograma, espectrograma y curva melódica del enunciado «Eso es lo que usamos nosotros en el campo» (Hombre joven, 1973) 

Como se mencionó en líneas anteriores, el acento nuclear L + ¡H* es el más recurrente en los datos de los dos períodos (véase Tabla 3). La frecuencia de uso, en conjunto con los factores sociolingüísticos que favorecen su realización, podría sugerir su valor como rasgo vernáculo en esta variedad del español. La Figura 6 muestra un ejemplo del acento nuclear L+¡H*, con un movimiento ascendente de 5.6 st, que se extiende 2 st en la sílaba postónica, seguido de un descenso; por lo tanto, se representa con un tono de juntura complejo HL%. El enunciado está formado por dos frases entonativas, ambas con un acento bitonal ascendente; con la diferencia de que en el primer grupo fónico, el alineamiento del pico tonal se produce antes del linde derecho de la sílaba tónica, con un ascenso de 8 st, que constituye el techo tonal del enunciado. En el ejemplo, los ascensos más prominentes se producen en los acentos nucleares de la frase entonativa intermedia y final. La configuración global difiere del descenso que se observa en los acentos nucleares monotonales (véase Figura 5), y con este enunciado, el hablante presenta información nueva en relación con las preguntas ¿Usted sabe algo del campo?, ¿Trabajó en el campo?, planteadas por su interlocutor en turnos de habla anteriores. De esta manera, la realización con acentos bitonales puede asociarse con la expresión de información nueva en el discurso.

Figura 6 Oscilograma, espectrograma y curva melódica del enunciado «Yo viví en una finca, ahí me crie» (Hombre adulto, 1973) 

La configuración global de los enunciados con ascenso prominente en el acento nuclear no se produce de manera general con la mayor prominencia a la derecha de las unidades melódicas. En el enunciado de la Figura 7 (Hay artesanía) (pero no es muy grande), se produce un acento nuclear bitonal -con ascensos de 3 st y 4.5 st, respectivamente- en las dos frases entonativas de la emisión. El primer acento tonal tiene la forma L+<H*, con pico tonal desplazado a la sílaba postónica, y enseguida se observa un descenso de la F0, motivado por el debilitamiento de la sílaba /te/. El nivel del segundo pico tonal tiene una diferencia de 1 st respecto al primer acento tonal. En el segundo grupo melódico se puede apreciar una secuencia de tres acentos monotonales H* asociados con el choque tonal de las palabras no, es y muy. Considerando la tendencia en las lenguas románicas acerca de la reparación de secuencias con prominencias adyacentes -o choques tonales- (Prieto, 2003), se nota que en este ejemplo se conservan los tres acentos tonales, lo que sugiere una manifestación del fuerte macro-ritmo en la variedad del español de Tuxtla Gutiérrez.

Figura 7 Oscilograma, espectrograma y curva melódica del enunciado «Hay artesanía, pero no es muy grande» (Mujer joven, 1973) 

Como se puede apreciar, el acento nuclear de la Figura 7 difiere de la forma que se observa en los enunciados de las figuras 5 y 6, pues en este caso, el alineamiento del pico tonal culmina antes del linde derecho de la sílaba tónica -específicamente al final de la vocal-. Además, la configuración global no presenta una declinación progresiva, sino que el pico tonal del acento nuclear se produce en un nivel tonal similar al de los dos acentos bitonales en el pretonema (aproximadamente en 99 st). De esta manera, la explicación del acento nuclear prealineado y la preservación de prominencias contiguas podría atribuirse a la semántica del enunciado, con el intensificador muy en conjunto con la función informativa. En el par adyacente, el turno de habla previo de (E) señala que en la localidad hay «mucha industria, mucha artesanía», y busca la confirmación con la pregunta ¿Verdad? De modo que (I), en la primera parte del enunciado, el constituyente (Hay artesanía) confirma la aserción del interlocutor; en tanto que en la segunda unidad prosódica (pero no es muy grande) se proporciona la información nueva.

Otra realización del acento nuclear bitonal con prealineamiento se muestra en la Figura 8, en un enunciado de foco amplio. El ejemplo muestra un primer acento monotonal, cuya frecuencia fundamental constituye el punto más alto del enunciado, seguido de dos acentos bitonales; el primero con un ascenso de 2 st, y el acento nuclear L+<¡H* con un ascenso de 4 st, además de un tono de juntura L%, que se realiza como un prominente descenso de 8 st desde la culminación del pico tonal antes del linde derecho de la sílaba tónica. La curva melódica tiene una diferencia de 2 st entre el primer acento tonal y el nuclear; de esta forma, se produce un descenso progresivo moderado, diferente al que se registra en las figuras 2 a 4. Nótese también la diferencia entre la configuración tonal del enunciado de la Figura 8 y el de la Figura 4, ambos con el elemento de afirmación en el inicio de la emisión. En el caso del enunciado de la Figura 4, la realización de acentos monotonales corresponde con información dada textualmente -mencionada previamente en el discurso-, en contraste con la configuración de acento bitonal en la Figura 8, vinculada con información nueva y, por lo tanto, con mayor relevancia comunicativa. El tema de la conversación es acerca de la integración de puestos de autoridad en la comunidad; en el turno de habla de (E) se menciona una suposición con el enunciado «además de eso [cargos mencionados anteriormente] creo que hay una / digamos una junta ¿no? / en la presidencia / el presidente tiene…» y en su intervención, el hablante (I) presenta un enunciado donde todos los constituyentes corresponden a información nueva.

Figura 8 Oscilograma, espectrograma y curva melódica del enunciado «Sí, sesionamos los lunes» (Hombre adulto, 1973) 

Aunque en ambos períodos la realización L+<¡H* no se documenta con frecuencia, se resalta su relevancia cualitativa, pues para variedades del español mexicano central se ha asociado con factores pragmáticos, con patrones prosódicos vernáculos y como un rasgo de indización (en términos de Eckert, 2008) en la comunidad de habla (Martín Butragueño & Mendoza, 2018). Así, en investigaciones posteriores se puede plantear un estudio más detallado acerca de las variables lingüísticas y sociales que favorecen el prealineamiento en la variedad de Tuxtla Gutiérrez.

4.2. Descripción cuantitativa

Con base en la forma de los acentos tonales -específicamente del objetivo tonal (target)- y en la configuración global del enunciado, para la descripción cuantitativa se considera una distribución en dos grupos: i) acentos nucleares monotonales/descendentes, L*, !H* y H+L*; y ii) acentos nucleares bitonales ascendentes, con las formas L+H*, L+ ¡H* -con ascenso superior a 3 st- y con prealineamiento y ascenso prominente L+>¡H*. En la Tabla 3 se observa que no hay una diferencia en el repertorio de acentos nucleares en los dos períodos que se comparan, pero sí en su distribución. En este sentido, es posible preguntarse si los factores sociolingüísticos han tenido influencia en dicha distribución a lo largo de 40 años, como se ha reportado en procesos fónicos segmentales en el español mexicano (Serrano, 2014; Martín Butragueño, 2014). Para responder a esta cuestión, en primer lugar, se comparan las variables grupo de edad, sexo y tipo de foco en los dos períodos; posteriormente, para obtener un panorama de la evolución de los acentos bitonales, se expone su distribución en función de la década de nacimiento de los hablantes en ambas muestras de datos.

Como se mencionó en el apartado 2.3, el análisis desde la perspectiva de tiempo aparente ha sugerido indicios de un patrón de retracción del acento nuclear bitonal ascendente, debido a un mayor uso de acentos nucleares bitonales por parte de los hablantes mayores de 55 años y los adultos (35-54 años), y la disminución de este rasgo prosódico en el grupo de edad menor a 35 años (Mendoza, 2019). En los datos que se analizan en el presente trabajo, para el período 2012 la frecuencia y porcentaje confirman la tendencia en el uso de formas bitonales y monotonales según el grupo de edad, como se aprecia en la Tabla 4. En contraste, en el período de 1973 el porcentaje de acentos bitonales disminuye en los datos de los hablantes mayores, frente a un aumento del uso de esta forma en el grupo de adultos y jóvenes.

Cabe mencionar que, para ninguno de los dos períodos, la prueba de chi-cuadrado muestra significatividad estadística en el cruce de las variables forma del acento nuclear y edad. No obstante, la comparación entre períodos muestra que los hablantes del grupo de adultos mantienen una tendencia estable -porcentajes similares-, lo que podría apuntar a una estratificación por edad del acento bitonal. Sin embargo, la distribución de acentos nucleares en los otros grupos de edad permite notar diferencias que dan cuenta de la evolución de este rasgo prosódico. Así, es posible plantear que, en la década de 1970, la realización del acento bitonal se extiende desde el grupo de adultos al de jóvenes -ambos con mayor movilidad e interacción en la comunidad y con personas externas a esta-. Este grupo de jóvenes, que integra el de mayor edad en el período de 2012, mantiene la tendencia de mayor uso de la forma bitonal ascendente, que disminuye en los datos de la generación más joven. La diferencia entre los grupos de menor y mayor edad en ambas muestras indica que el uso del acento bitonal no es un patrón que se repita en cada generación.

Tabla 4 Distribución de acentos nucleares por grupo de edad en los corpus de 1973 y 2012 (N = 367) 

Grupo 1973 2012
Bitonal Monotonal Bitonal Monotonal
Jóvenes 30 (71.4 %) 12 (28.6 %) 51 (64 %) 29 (36 %)
Adultos 48 (76.2 %) 15 (23.8 %) 60 (75 %) 20 (25 %)
Mayores 14 (63.6 %) 8 (36.4 %) 64 (80 %) 16 (20 %)
Total 92 (72.4 %) 35 (27.6 %) 175 (73 %) 65 (27 %)

1973: χ2 (2 gl, N = 127) = 1.310, p = .517

2012: χ2 (2 gl, N = 240) = 5.612, p = .060

Siguiendo con los factores sociales, la Tabla 5 expone la distribución de acentos nucleares en función de la variable sexo. En ambos períodos se registra una mayor frecuencia y porcentaje de acentos bitonales ascendentes en el grupo de hombres. Respecto a cada muestra, en los datos más recientes se nota una diferencia de 12.5 % entre los acentos bitonales de hombres y mujeres, siendo este un valor más amplio que en el período de 1973, con el 6.1 %. La prueba de chi-cuadrado demuestra la significatividad de la variable sexo en el período de 2012, como se había reportado previamente -con base en un análisis estadístico multivariable (Mendoza, 2019)- para la variedad de Tuxtla Gutiérrez. Considerando los datos en conjunto, se observa el incremento en las realizaciones del acento bitonal y la disminución de la forma monotonal en los datos de hombres en 2012. La tendencia opuesta ocurre en los datos de mujeres en el mismo período -aunque con valores mínimos-, con una diferencia del 2 % aproximadamente en comparación con los datos de 1973. Los resultados sugieren la influencia de esta variable para la realización de los acentos tonales, y que los hombres favorecen el contorno tonal asociado al vernáculo; sin embargo, la frecuencia y el porcentaje de formas bitonales registradas en datos de mujeres demuestran el uso productivo de este contorno prosódico.

Tabla 5 Distribución de acentos nucleares en la variable sexo de los corpus de 1973 y 2012 (N = 367) 

Grupo 1973 2012
Bitonal Monotonal Bitonal Monotonal
Hombres 64 (74.4 %) 22 (25.6 %) 95 (79.2 %) 25 (20.8 %)
Mujeres 28 (68.3 %) 13 (31.7 %) 80 (66.7 %) 40 (33.3 %)
Total 92 (72.4 %) 35 (27.6 %) 175 (73 %) 65 (27 %)

1973: χ2 (1 gl, N = 127) = .522, p = .470

2012: χ2 (1 gl, N = 240) = 4.747, p = .029

En relación con la estructura de información como variable lingüística, cabe recordar que el acento bitonal ascendente L + H* se ha documentado en enunciados de foco estrecho en distintas variedades del español (Prieto & Roseano, 2010). La realización de L+H* como pista prosódica de la focalización se puede vincular con el código de esfuerzo (Gussenhoven, 2004), que se refiere al apoyo de pistas fónicas -mayor precisión articulatoria y movimientos tonales más amplios- para la expresión de la información relevante. En el español mexicano central, se ha reportado una tendencia -basada en un análisis de pesos probabilísticos- en la realización del acento nuclear L+¡H* en enunciados aseverativos de foco estrecho, en contraste con formas no ascendentes en foco amplio (Martín Butragueño & Mendoza, 2018, p. 142). Si bien no son hechos categóricos, la realización del acento nuclear bitonal en enunciados aseverativos de foco amplio se consideraría un rasgo prosódico marcado frente a la configuración monotonal/descendente, asociada con este tipo enunciativo en distintas variedades del español (Prieto & Roseano, 2010; Dorta, 2018).

La Tabla 6 muestra los resultados de la variable lingüística tipo de foco. En ambos períodos, el mayor porcentaje de acentos nucleares bitonales se concentra en los enunciados de foco estrecho, en consonancia con la tendencia reportada en español mexicano central y en un ámbito hispánico más amplio. Para los datos de 1973, la prueba de chi-cuadrado y el estadístico exacto de Fisher muestran la significatividad del tipo de foco en la realización de los acentos nucleares. Para la función de foco estrecho hay un predominio de acentos bitonales; en tanto que para los enunciados de foco amplio hay una diferencia de 13 % entre las formas monotonales y bitonales. En el período de 2012 se advierte un incremento en el uso del acento nuclear bitonal en enunciados de foco amplio, que mantiene una diferencia de 39 % respecto a la forma monotonal. En este caso, estadísticamente, la tendencia es menos definida que en la muestra de 1973, pues los resultados de las pruebas se establecen en el umbral de significatividad, excepto para p = .031 (unilateral) en el estadístico exacto de Fisher.

Tabla 6 Distribución de acentos nucleares por tipo de foco en los corpus de 1973 y 2012 (N = 367) 

Foco 1973 2012
Bitonal Monotonal Bitonal Monotonal
Amplio 39 (56.5 %) 30 (43.5 %) 120 (69.4 %) 53 (30.6 %)
Estrecho 53 (91.4 %) 5 (8.6 %) 55 (82.1 %) 12 (17.9 %)
Total 92 (72.4 %) 35 (27.6 %) 175 (73 %) 65 (27 %)

1973: χ2 (1 gl, N = 127) = 19.179, p = .000. Fisher, p = .000 (bilateral), p = .000 (unilateral).

2012: χ2 (1 gl, N = 240) = 3.960, p = .047. Fisher, p = .053 (bilateral), p = .031 (unilateral).

La descripción cuantitativa por períodos permite plantear la evolución del acento nuclear bitonal, como un rasgo prosódico característico de la variedad de Tuxtla Gutiérrez. La distribución de acentos nucleares muestra que la forma bitonal es la más recurrente en la comunidad; sin embargo, hay una pequeña disminución del acento bitonal con ascenso prominente en los datos de 2012, frente a un aumento en la forma con ascenso moderado (véase Tabla 3). De manera complementaria, la observación de las variables sociolingüísticas muestra su influencia en la distribución de los acentos nucleares en ambos períodos.

Ahora bien, si se contempla la variable prosódica en función de la década de nacimiento de los hablantes, es posible obtener un panorama más amplio de la evolución del acento nuclear. En la gráfica de la Figura 9 se compara el porcentaje de formas bitonales en los dos períodos que integran la muestra. Los datos de 1973 muestran una tendencia similar en el uso del acento nuclear bitonal por parte de los hablantes que nacieron en la década de 1920 -que constituyen el grupo de adultos, con un rango de edad de 45 a 53 años- y el hablante más joven, nacido en la década de 1950. Una posible explicación del descenso que se observa en el decenio 1940 puede atribuirse a factores individuales, pues los datos corresponden a una mujer, comerciante de artesanías, con vínculos sociales dentro y fuera de la localidad e interacción cotidiana con turistas; sumado a que su esposo se desempeñaba como profesor. Aunque hay un descenso en el porcentaje de acentos nucleares, el promedio es de 62 % y, por lo tanto, tampoco favorece el uso de formas menos marcadas prosódicamente.

Los datos acerca del mayor uso del acento nuclear bitonal que se observa en las décadas de 1910 a 1950 se complementan con los porcentajes obtenidos en la muestra de 2012. En este período, los hablantes nacidos en la década de 1940 confirman el mayor uso de acentos nucleares bitonales (80 %), mientras que el porcentaje máximo (95 %) se registra en las emisiones de los hablantes de la década de 1950. El descenso en el uso de este rasgo prosódico comienza a observarse en los hablantes nacidos en la década de 1960 y se extiende de manera progresiva hasta la generación más joven en el decenio de 1990. Cabe señalar que, aunque se observa una tendencia que apunta al menor uso de la forma bitonal, incluso en su nivel más bajo se mantiene en un 50 %; de tal manera que este descenso sigue emergiendo como un rasgo prosódico que distingue a la variedad del español de Tuxtla Gutiérrez.

Figura 9 Distribución de acentos nucleares bitonales por década de nacimiento a partir de los corpus de 1973 y 2012 

Por otro lado, la gráfica de la Figura 10 muestra con una línea azul la distribución de acentos bitonales en función de la década de nacimiento -con independencia del período en el que se elicitaron- de manera general, sin diferenciar la función informativa. Los porcentajes que se registran en los hablantes nacidos en la década de 1920 a 1950 muestran un ascenso progresivo en el uso del acento bitonal -con excepción de 1940-, con valores cercanos al 90 % en 1950.

Aunque en los datos de la década de 1960 se comienza a observar un descenso en el uso de este rasgo prosódico, el porcentaje se encuentra en 80 %, y se marca una diferencia notable del 20% respecto al decenio de 1970. Enseguida, se observa un ascenso al 68 % en los datos de los hablantes de la década de 1980; en este caso, se podrían considerar dos aspectos: i) una división temporal y ii) nivel de instrucción. De los tres hablantes que integran este grupo, dos nacieron entre 1980 y 1985, y son quienes aportan el mayor número de casos de acentos bitonales para este período; en tanto que el otro hablante nació en 1989 y sus rasgos prosódicos están más vinculados con la tendencia que se observa en la siguiente década. Aunado a este aspecto, los hablantes -hombre y mujer- que nacieron en los primeros años de la década, cuentan con escolaridad básica, en tanto que el hablante más joven tiene un nivel de instrucción alto. En este sentido, se puede reflexionar acerca de la influencia de este factor para la realización de configuraciones tonales en la generación más joven, pues en el caso de los hablantes nacidos entre 1950 y 1960, el nivel de instrucción alto no propicia una disminución sustancial del acento bitonal ascendente.

Un punto que se señaló en líneas anteriores es la pertinencia de vincular el acento nuclear bitonal con la función de foco estrecho, de manera que su realización en enunciados de foco amplio resultaría un rasgo prosódico marcado frente al acento nuclear L*, el cual se encuentra asociado con este tipo enunciativo. Atendiendo a esta cuestión, en la Figura 10 se representa -con línea roja- los porcentajes de acentos bitonales en enunciados de foco amplio, un rasgo que se consideraría característico de la variedad de Tuxtla Gutiérrez. En los datos de los hablantes nacidos entre 1910 a 1950 se puede observar una tendencia similar al patrón general, la diferencia en el mayor uso de esta forma se reporta en la década de 1960. Nótese que, para esta función informativa, sí se presenta un descenso en los datos de los hablantes más jóvenes, nacidos entre 1980 y 1990; de este modo, se tendrían indicios de la retracción del uso del acento nuclear bitonal asociado con los enunciados de foco amplio.

Figura 10 Distribución de acentos nucleares bitonales por década de nacimiento en la muestra general y en enunciados de foco amplio 

Cabe recordar que, para el español de México, se ha hecho referencia a la influencia de los cambios sociales ocurridos en la década de 1970 y 1980 para los procesos de variación y cambio lingüístico (Martín Butragueño 2014). En el caso de Tuxtla Gutiérrez, durante la década de 1970 el desarrollo de obras de construcción motivó la movilidad de habitantes de localidades rurales hacia la ciudad (Martínez, 2014). Si bien los hablantes que integran la muestra del período 1973 son originarios de Tuxtla Gutiérrez y de Chiapa de Corzo, cabe preguntarse si los rasgos prosódicos que se registran en los grupos de adultos y jóvenes tienen influencia de los cambios que ocurrieron como consecuencia del crecimiento de la ciudad durante esta década. Por otro lado, el elevado incremento de la población del estado en la década de 1990 -1 millón de habitantes respecto a la década de 1980-, que también ocurrió en Tuxtla Gutiérrez -con el paso de una población de 131 096 habitantes en 1980 a 289 626 en 1990 (inegi, 2020)-, puede marcar otro período de cambio en la comunidad, sumado al apogeo del turismo (Oseguera, 2013). Así, cabe preguntarse si el descenso en el uso del acento bitonal -como rasgo vernáculo- en los hablantes más jóvenes tiene relación con este cambio en la dinámica de la población. Sin embargo, es pertinente señalar que el rasgo prosódico se sigue registrando de manera productiva, con porcentajes de 50 % en este grupo de edad. En este sentido, además de analizar otras variables prosódicas -primer acento tonal, duración, campo tonal, etc. - se tendrán que contemplar otros factores diferentes a la edad para explicar esta tendencia. Una hipótesis se puede vincular con la indización del acento nuclear bitonal (Eckert, 2008) como marca de pertenencia a la comunidad, pues en el cuestionario sociológico el grupo de jóvenes identificó en el rubro de «Actitudes e integración» una valoración positiva y de defensa de los valores locales con apertura al exterior8. Dicha valoración y apertura puede dar lugar a que los jóvenes no se desvinculen totalmente de la forma bitonal, pero a diferencia de las generaciones precedentes, comienzan a favorecer acentos nucleares menos marcados prosódicamente para los enunciados aseverativos.

5. Conclusiones

En este trabajo se ha explorado el alcance del análisis prosódico para la observación del cambio lingüístico en el español de México. Se llevó a cabo una aproximación a los datos de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, desde la perspectiva de tiempo real, con base en un estudio de tendencia, comparando dos períodos con una diferencia cercana a 40 años. Los resultados que se exponen permiten establecer una proyección de la evolución de los patrones entonativos en una comunidad de habla; no obstante, en futuras investigaciones se podrá ampliar la muestra en términos de tipos enunciativos, número de hablantes, etc.

La descripción prosódica mostró el mismo repertorio de acentos nucleares en las dos muestras: i) acentos monotonales L*, !H* y ii) bitonales ascendentes -L+H*, L+¡H* (con ascenso superior a 3 st) y L+>¡H*, con prealineamiento y ascenso prominente. Además, se registraron cuatro casos del acento nuclear bitonal H+L*, asociado a una configuración global descendente en el período de 1973. Si bien no se registra un cambio en el inventario de acentos nucleares, las diferencias se observan en su distribución en función de variables sociales y lingüísticas. Una de las hipótesis que se planteó señalaba que el acento nuclear L+¡H*, visto como un rasgo vernáculo, se registraría con mayor frecuencia en los datos de 1973. Los resultados muestran una diferencia de 7 % entre los dos períodos, con un porcentaje más alto de este acento nuclear en los datos de 1973. Cabe señalar que, para ambos períodos, el acento nuclear L+¡H* es el más recurrente, pero hay una disminución en el porcentaje de formas bitonales con movimientos prominentes a favor de un moderado aumento en el uso de acentos bitonales con ascenso menor a 3 st y de formas monotonales.

Respecto a los procesos de cambio fónico, la definición de la variable lingüística «Estructura de la información» proporciona indicios de la retracción del acento bitonal, pues para los enunciados aseverativos de foco amplio, el grupo de edad más joven muestra un menor uso de la forma bitonal, en tanto que los hablantes nacidos en la década de 1960 -que constituyen el grupo de adultos en 2012- muestran el mayor porcentaje de acentos bitonales para este tipo enunciativo.

En relación con el eje de la geoprosodia, la realización del acento nuclear L+¡H* -en términos de forma, frecuencia y porcentaje- constituye un apoyo para la agrupación de la variedad del español de Tuxtla Gutiérrez como parte de la zona de hablas centrales, de acuerdo con la hipótesis geoprosódica sobre las hablas mexicanas (Martín Butragueño 2017; 2019a). Sin embargo, la percepción de dicho acento nuclear difiere de la configuración circunfleja del altiplano central; por lo tanto, una de las tareas que se tendrán que realizar en un futuro es el análisis de otros recursos prosódicos que contribuyen con la caracterización de esta variedad del español, a saber, el primer acento tonal, la configuración global del enunciado y la velocidad de habla.

En el aspecto metodológico, una de las limitaciones de este trabajo es la disparidad respecto al nivel de instrucción en ambas muestras, por lo que no se consideró esta variable para la descripción cuantitativa. Los hablantes de la muestra de 1973 cuentan con escolaridad básica, pero en tres de los seis casos las labores que desempeñaban al momento de ser entrevistados se vinculaban con cargos públicos, prestadores de servicios o comerciantes con interacción cotidiana con personas dentro y fuera de la comunidad. Por lo tanto, en una investigación posterior se podría plantear un índice que considere estas variables individuales para establecer la comparación con los datos más recientes.

En este acercamiento a los datos desde la perspectiva de tiempo real se ha buscado contribuir con los estudios prosódicos del español mexicano. Los datos de 1973 proveen una valiosa fuente documental para el análisis del cambio lingüístico, pues en el caso del grupo de mayor edad se cuenta con grabaciones de una persona que nació alrededor del año 1910. En este sentido, la comparación de datos en distintos períodos y el análisis de variedades en contacto permitirá trazar la evolución de los rasgos prosódicos y plantear cuestiones acerca de los factores vinculados con la preservación o cambio en distintas comunidades de habla.

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1. Artículo producto de la ponencia presentada en el Tercer Encuentro del Seminario de Prosodia, organizado por el Laboratorio de Fonética de la Universidad de Antioquia y la Universidad Autónoma de Querétaro, realizado en los días 7 y 8 de octubre de 2021.

2. Quiero expresar mis agradecimientos a los evaluadores por los valiosos comentarios y observaciones para este artículo. Cualquier omisión o error en el texto es responsabilidad de la autora. Asimismo, agradezco el apoyo de Diego Mendoza para la elaboración del mapa de la Figura 1.

3. Un aspecto demográfico relevante para la caracterización lingüística de Chiapas es la vitalidad de las lenguas originarias. El censo del inegi (2020) reporta que en el estado hay un total de 1 459 648 hablantes (mayores de 5 años) de alguna lengua indígena. Entre las que cuentan con un mayor número de hablantes están el tzeltal (562 120), tzotzil (531 662), chol (210 771) y tojolabal (66 092).

4. Martín Butragueño (2019b) también registra el tonema L+¡H*L% en enunciados aseverativos en la capital de Oaxaca. La cercanía geográfica con el estado de Chiapas podría apoyar la propuesta de una zona geoprosódica de hablas centrales, que complementaría las observaciones en el nivel segmental, con el favorecimiento de procesos de debilitamiento vocálico en la zona sureste y centro-este.

5. Las entrevistas de ambos períodos abarcan temas como historias de vida, ámbito laboral, tradiciones de la comunidad, pero en la muestra más reciente se considera también la temática de los cambios en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.

6. Para la transcripción en esta grada se sigue la teoría de la jerarquía prosódica (Nespor & Vogel 1994) y la propuesta de Martín Butragueño (2019a) para datos del español mexicano. Se asigna un índice 0 para los casos de ausencia de linde, 1 para palabras prosódicas, 2 indica frase fonológica, 3 delimita un linde de frase entonativa —intermedia— y el linde final del enunciado se marca con 4.

7. Véase código biológico propuesto por Gussenhoven (2004) y las tendencias reportadas para distintas variedades del español (Prieto & Roseano, 2010; Dorta, 2018).

8. Resulta muy valiosa la observación de uno de los dictaminadores acerca de la posible influencia de la apertura a un mercado global y el uso de tecnologías como factores para el cambio prosódico. Este aspecto tendrá que desarrollarse posteriormente con mayor profundidad con las respuestas del cuestionario sociológico.

*Cómo citar: Mendoza Vázquez, E. (2023). Acentos nucleares de los enunciados aseverativos en el español de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Estudio en tiempo real. Lingüística Y Literatura, 44(83), 16-42. https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n83a01.

Recibido: 20 de Abril de 2022; Aprobado: 30 de Septiembre de 2022

*Autora para correspondencia: Erika Mendoza Vázquez1, email: emvazquez_03@comunidad.unam.mx

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