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Lingüística y Literatura

versión impresa ISSN 0120-5587versión On-line ISSN 2422-3174

Linguist.lit.  no.84 Medellìn jul./dic. 2023  Epub 04-Dic-2023

https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n84a15 

Reseñas

Vassallo, I. (2022) Clases de teoría literaria. Huellas de una experiencia. Paidós, 308 pp.*

Jhonatan Fabián Gómez Rodríguez1  * 

1Universidad Nacional de Rosario (Argentina), email: jgomez133@unab.edu.co

Vassallo, I.. (, 2022. ), Clases de teoría literaria. Huellas de una experiencia. ., Paidós, , 308 pp.


Transitaba por la calle Corrientes, en Buenos Aires, Argentina, cuadra caracterizada por sus librerías de segunda y primera mano con buenos precios. Ya había finalizado mis clases doctorales y me dirigía al hospedaje donde estaba instalado, cuando vi en la vitrina de una las tantas libreras Clases de teoría literaria, de Isabel Vassallo. Estaba marcado como novedad -y lo es-, pues esta primera edición, con mil ejemplares, data de octubre de 2022. El libro es publicado por la editorial Paidós, la cual hace parte a su vez del grupo Planeta Editores.

Ya en el escritorio del diminuto departamento tomo el libro y comienzo a ojearlo de manera general. Es entonces en donde me doy cuenta de que el volumen está divido en dos partes: la primera se denomina «Aproximaciones conceptuales y herramientas» y está compuesta por siete capítulos; la segunda, «Algunas corrientes de la teoría literaria. Lectores y lectura en el contexto de estas perspectivas» contiene seis capítulos, para un total de trece apartados, sin mencionar las palabras preliminares, de cierre y bibliografía general. Ambas partes recogen no solo conceptos fundamentales, tanto especializados como básicos dentro del quehacer docente al momento de enseñar literatura, sino que exponen las corrientes literarias más reconocidas y utilizadas por los maestros y críticos literarios, al tiempo que pregunta, problematiza y señala algunas de las cuestiones en relación con las categorías de lectura, lector, literatura, ficción, lenguaje poético, entre otras. También leo que la obra en sí tiene el propósito, señala la misma autora, de «dar cierta perdurabilidad al acto docente que puse en juego cuando enseñé teoría de la literatura, que es también enseñar literatura» (p. 20). Pienso entonces que aunque el libro tiene como destinatarios ideales estudiantes de literatura que luego esperan ser profesores en esta área, también se considera posible que la obra esté dirigida a docentes que, luego de haber culminado su formación, requieren de un panorama global para tomar alguna decisión metodológica, teórica y conceptual con respecto a alguno de sus cursos. Además, les sirve para poder fundamentar o replantear su labor.

Cierro el libro. El reloj marca las 8:17 p.m., - 6:17 p.m., en Colombia - pero aún el sol hace parte del día. Está finalizando la primavera y en dos días es verano. Mientras me alisto para dormir me trazo como meta leer un capítulo diario. Lo pongo sobre la mesa de noche, en señal de mi nuevo texto de cabecera, así los otros libros vean esto con recelo.

Con este breve preámbulo narrativo, presento a continuación la siguiente reseña, la cual estará divida en dos partes: en la primera, realizaré una mención breve al contenido de cada uno de los capítulos que componen las partes del libro. Intentaré aquí ser lo más preciso posible, sin perder de vista lo esencial y la rigurosidad de la autora. En la segunda parte, haré un comentario general sobre el libro conforme a su composición y su contenido.

Primera parte del texto: aproximaciones conceptuales y herramientas. Los tres primeros capítulos del libro, «Lectura, crítica, teorías, Teoría», «La pregunta por la literatura» y «Literatura y ficción», vienen siendo tres apartados de concepciones básicas y que se deben dominar dentro de la teoría literaria. En el primer capítulo, la autora presenta algunas definiciones acerca del término lectura, pues tal como lo afirma, no hay literatura sin lectura, ni libros sin lectores; dentro de este mismo apartado entra en juego el concepto de interpretación basado en Paul Ricoeur. En este punto, Vassallo logra articular lectura e interpretación en un solo camino cuyo fin es la crítica. Para poner en práctica lo anterior, la autora deja el análisis de «El cautivo» de Jorge Luis Borges. El capítulo termina con la distinción entre teoría y teorías, sin descalificar ninguno de los dos términos, pero sí señalando cuándo es posible y pertinente hablar de uno u otro. Seguidamente, el segundo capítulo, es un reencuentro con la vieja pregunta: ¿qué es la literatura?, o ¿qué es literatura?, sin artículo determinado y tomándola más como objeto de estudio en sí. La autora menciona lo difícil que es dar una definición unívoca, por lo que muestra algunas definiciones universales tomadas desde la historia, la filosofía y hasta la semiótica, lo que hace que el término sea polisémico, según cada disciplina. Posterior al panorama general en la que enmarcan fuertes aportes para su definición, también menciona perplejidades y desconciertos que, a lo largo de los años, han tenido que sortear los académicos con respecto a la pregunta inicial. En este capítulo, así como en todos los demás, Vassallo toma como piedra angular al crítico literario Terry Eagleton para definir, exponer y comentar sobre el concepto de literatura -y otros-. En ese sentido, también formula preguntas: «¿Qué se incluye dentro del rubro literatura? ¿Y qué se excluye? ¿Cuál es el criterio para decir qué es y qué no es literatura?» (p. 43). Con esta y otras interrogantes avanza el capítulo, invitando siempre al lector a pensar sobre el objeto y no solamente a esperar una respuesta por parte de la profesora. Ya para el tercer capítulo, la profesora se concentra en definir la ficción, para lo cual hace un recorrido del concepto según cuatro diferentes corrientes teóricas: la ficcionalidad desde los postulados de Émile Benveniste con la teoría de enunciación; la ficcionalidad desde la hermenéutica de Paul Ricoeur; la ficción desde los estudios cognitivos de Jerome Bruner y sus mundos posibles; y, por último, la ficción desde la mirada de Wolfgang Iser con su texto la «La ficcionalización: Dimensión antropológica de las ficciones literarias».

Ahora bien, en cuanto a los capítulos cuarto y quinto, «Narratología: estructura y procedimientos del relato» y «Literatura y poeticidad», Vassallo realiza una exposición en la que parte del estructuralismo francés para adentrarnos en los diferentes niveles de análisis narratológico, enfatizado en el capítulo cuarto, y de análisis poético, en el quinto. En el primero parte del clásico texto de Roland Barthes, Introducción al análisis estructural de los relatos (1966), en que explica cada una de las etapas en que el relato puede describirse: el de las funciones -núcleos narrativos, pausas, indicios-, el de las acciones -modelo actancial- y el de la narración -voz, modo, tiempo, visiones-. En el capítulo siguiente, la autora concentra sus energías en el tratamiento de la literatura desde lo poético. Aquí, por supuesto, parte de las funciones del lenguaje de Roman Jakobson y la distinción entre función poética y el lenguaje poético, así como los modos de operar este último. En suma, escribe un breve apartado con algunas sugerencias para llevar a cabo estrategias para la enseñanza de la lectura de poesía en cualquier nivel educativo.

En el capítulo sexto, «La literatura, discurso no pragmático», se intenta responder a la pregunta por la función de la literatura. Para esto, la autora manifiesta que el sujeto es quien está entre textos pragmáticos y no pragmáticos. Un libro de primeros auxilios supone un quehacer mientras llegan los profesionales de la salud; del mismo modo, los manuales de autoayuda tienen un carácter pragmático, así sea disfrazándose de literatura, y proponiendo un «deber ser»; en cambio, en una obra literaria como La Odisea el lector no está obligado a hacer nada con aquello que lee. En este sentido, se plantean entonces ambigüedades, pues «en muchos casos es el modo de leer […] lo que determina si el texto tiene por objetivo, en sí mismo, enseñar ciertos valores, o si son quienes lo leen los/as que se encargan de encontrar un en él un fin didáctico» (p. 127). No obstante, Vassallo apela y desarrolla las ideas relacionadas a la incidencia de la literatura en la vida de los lectores a partir de los postulados de Michael Petit, así como a la función social de la literatura a través del teórico Hans Robert Jauss. Finalmente, la primera parte del libro culmina con el séptimo capítulo, titulado «Los géneros literarios», sección que inicialmente se desarrolla desde los postulados de Mijaíl Bajtín, pero que luego recorre de la mano de otros teóricos y filósofos. Así pues, el recorrido inicia con Platón y Aristóteles; continúa con Jakobson y explica cómo los géneros terminan por ser una extensión de las funciones del lenguaje; pasa después a las conceptualizaciones de G. W. F. Hegel de acuerdo con el historicismo; y termina con el debate sobre la existencia y clasificación de los géneros a hoy. Aquí, no solo la autora señala la importancia de enseñar los géneros discursivos, sino también de desarrollar algunos de estos conforme las esferas en donde los estudiantes tienen un mayor desenvolvimiento.

Segunda parte del texto: Algunas corrientes de la teoría literaria. Lectores y lectura en el contexto de estas perspectivas: esta nueva sección despega con la presentación de diferentes escuelas teóricas. Los capítulos octavo y noveno, «La literatura como hecho de lenguaje. El formalismo ruso (i)» y «El formalismo (ii): críticas y herederos», parten de la explicación detallada del formalismo ruso desde un primer momento histórico, y más adelante desde sus dos precursores más importantes: Emil Volek y Tzvetan Todorov. A partir de ellos, se muestra la delimitación y aportes al objeto -la literatura-, pues «lo que caracteriza a una escuela crítica es la manera de construir su objeto de estudio» (p. 183). Así, se mencionan los tres principales aportes de esta escuela a la crítica literaria: i) la literatura como lenguaje poético, opuesto al lenguaje práctico; ii) la literatura como lenguaje, que desautomatiza la percepción y produce extrañamiento; y iii) la literatura como hecho literario, concepción ligada a la figura de Yuri Tiniánov. Luego, estos tres elementos son explicados uno a uno por parte de la autora de forma minuciosa.

Y mientras en el capítulo octavo se muestra en qué consistió el formalismo ruso y se explicaron sus principales aportes dentro del análisis literario, en el capítulo noveno se señalan sus principales falencias, pues el formalismo nunca tuvo en cuenta al lector como piedra angular para «entender la literatura, sus procedimientos, y sus relaciones con los sistemas de significación no literarios» (p. 195). La anterior crítica se consolida desde la teoría de la recepción. Sin embargo, la autora sostiene que su tendencia crítica parte de algunos representantes del marxismo contemporáneo. En este sentido, la profesora presenta las principales críticas a partir de marxistas como León Trotsky -autor del texto Literatura y revolución-, Boris Arvatov -gran representante del movimiento productivista, tendencia teórica y estética que se opone a la separación entre arte y vida- y Pavel Medvedev -miembro del grupo de Mijaíl Bajtín-. Posterior a la explicación crítica de los autores antes mencionados, Vassallo termina este capítulo hablando de los herederos del formalismo a partir del nacimiento de la Escuela de Praga. De este apartado, se destacan dos autores respectivamente: por un lado i) Jan Mukařovský, de la Escuela de Praga, con «El arte como hecho semiológico», «Función, norma y valor estético como hechos sociales» y «La denominación poética y la función estética de la lengua»; y por el otro ii) Yuri Lotman a través de Estructura del texto artístico, del cual la profesora toma y explica tres aportes fundamentales: «1) la idea del arte como sistema de modelación secundario; 2) la relación que se da en la obra de arte entre estructura e información; y 3) los problemas que surgen de separar el contenido de las particularidades artísticas en la obra de arte, gesto que frecuentemente se desliza en el ámbito escolar» (p. 207).

Posterior a lo anterior, el libro continúa con los capítulos décimo y undécimo, «El texto y lo social (i). El círculo de Bajtín: una poética sociológica y una estética fundamentada en el diálogo» y «El texto y lo social (ii). Dos teorías de la novela y el arte como impugnación de lo dado». El primero de ellos inicia con las dos posturas principales de Bajtín: por un lado, la semiología, desde la cual se lee todo bajo la forma del signo; y por otro, las relaciones entre palabra, discurso e ideología, dando lugar a una sociología de la literatura. A partir de ello, la profesora presenta en este apartado los aportes más relevantes tanto de Mijaíl Bajtín como de uno de sus discípulos: Valentín Volóshinov. En este punto, el lector encontrará las ideas de la poética; la sociología del arte; y el psicologismo; además, se presenta el discurso en la vida a partir de lo sobreentendido o lo no dicho; el discurso en la poesía como forma de ideología; y la función del lector en el primer plano. Todo este primer bloque corresponde a Volóshinov. En cuanto a Bajtín, la autora expone los tres primeros capítulos de Los problemas de la poética de Dostoievski. Teniendo en cuenta esto, analiza y explica asuntos como la polifonía textual en la obra de Dostoievski, el héroe y su relación con el autor y la idea como un acontecimiento vivo. En el siguiente capítulo, cual la profesora se dedica a enfocar, de forma parcial, la producción de ciertos teóricos de la literatura. Basándose en ello, habla sobre la Teoría de la novela, de Georg Lukács, texto que enfatiza en exponer las oposiciones entre arte épico y dramático y entre épica y novela, así como en dar cuenta de la historización de las categorías estéticas. Posterior a esto, la autora vuelve a los postulados de Bajtín y su concepto de novela desde la manifestación plena de su carácter dialógico del enunciado, su carácter inconcluso, los términos de carnavalización y el cronotopo. Este capítulo finaliza con un acercamiento al concepto del arte y el artista desde su función y su valor, con base en Theodor Adorno y su texto «El artista como lugar teniente».

El capítulo duodécimo está dedicado a «Roland Barthes y su teoría del texto: del trabajo del sueño al trabajo del texto». Aquí, la autora hace un breve recorrido de las ideas más importantes del teórico francés, moviéndose entre la relación del psicoanálisis y la literatura, el análisis textual, el texto como producción, entre otros aspectos. Finalmente, el libro culmina con el capítulo titulado «Las teorías de la lectura», en el que hace una exposición de los principales precursores de la teoría de la recepción estética literaria: Wolfang Iser con el carácter apelativo del texto y la idea del lector implícito; Hans Robert Jauss y la historia de la literatura como acto provocativo; y Umberto Eco y su concepto de lector modelo.

Han trascurrido trece días desde que inicié la lectura de este libro. Siento un montón de sabores encontrados producto del deleite en cada una de sus páginas. Pienso que el lector, con cada capítulo, seguramente clarificará, como quien ahora escribe estos párrafos, algunas corrientes literarias y los aportes de grandes teóricos tratados en las aulas universitarias. También creo firmemente que el lenguaje con el que está escrito el libro es muy claro, al tiempo que se evidencia una rigurosidad por parte de la autora al momento de seleccionar y jerarquizar los más valiosos aportes de cada teórico expuesto. Además, la bibliografía presentada a lo largo de la obra es pertinente y precisa; considero, pues, que esta nos permitirá profundizar en los autores que más nos resulten interesantes y pertinentes para la orientación y consolidación de un seminario.

Pero, así como se encuentran sabores dulces y cremosos entre cada capítulo, también hay un aspecto del libro que lo hace agrio y no precisamente por la autora, sino por parte de la editorial Paidós -a mi juicio-. Hacia el final de cada uno de los capítulos, Vassallo deja un texto para aplicar lo visto. Finaliza, por ejemplo, el apartado de la teoría de la recepción en el capítulo decimotercero y nos invita a leer y analizar el texto «Partir» de Alejandra Kamiya, el cual se encuentra en una extensión digital del libro y al cual se accede a través de un código QR que debería aparecer al final de la obra. Sin embargo, no se encuentra tal código QR, aunque la profesora lo menciona en sus palabras preliminares, así:

«[…] cada capítulo se cierra con la lectura/análisis de un texto en el que se pone en juego los conceptos o categorías teóricas trabajadas en el cuerpo del capítulo. A este análisis se accede, en forma gratuita, escaneando con la cámara del celular el código QR que figura al final del libro» (p. 22).

No se sabe si trata de un descuido de la editorial, de la profesora Vasallo o de ambos. Total, sin querer convertir esta reseña en la búsqueda de un culpable, sí me parece preciso decir que el libro queda incompleto, pues son estos complementos los que terminan por aclararle al lector algunas categorías revisadas en cada capítulo.

Finalmente, esta publicación aún no ha llegado a ninguna librería de Colombia para la fecha en que postulé la publicación de esta reseña. Sin embargo, es posible solicitarlo en algunos portales web para adquirirlo importado, pero sugiero al lector interesado que espere la segunda edición -si se llega a publicar-, con el fin de que agreguen el código QR que hace falta en la primera o que la editorial Paidós proporcione algún reparo en la actual edición. Mientras esto ocurre, no queda otra cosa que esperar, aunque si yo fuera estudiante o profesor de literatura sabría que la espera no es opcional, porque cuando lo vi en esa vitrina de la librería, le pregunté a la vendedora «A modo de disculpa (…) si creía en los amores a primera vista. “Claro que sí”, me dijo. ‘Los imposibles son los otros» (García Márquez, 2015 p. 223), y entonces lo adquirí, así esto me implicara no volver a tomar café en el London City, mientras releo a Cortázar.

Referencias bibliográficas

García-Márquez, G. (2015). El avión de la bella durmiente. Todos los cuentos. Penguin Random House. [ Links ]

Vassallo, I. (2022). Clases de teoría literaria. Huellas de una experiencia. Paidós. [ Links ]

*Cómo citar: Gómez Rodríguez, J. F. (2023). Vassallo, I. (2022) Clases de teoría literaria. Huellas de una experiencia. Paidós, 308 pp. Lingüística Y Literatura, 44(84), 328-333. https://doi.org/10.17533/udea.lyl.n84a15

Recibido: 24 de Enero de 2023; Aprobado: 03 de Abril de 2023

*Autor para correspondencia: Jhonatan Fabián Gómez Rodríguez, email: jgomez133@unab.edu.co

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