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Ingeniería e Investigación

versão impressa ISSN 0120-5609

Ing. Investig. v.31 n.1 Bogotá jan./abr. 2011

 

Hacia la parametrización sistémica de la dimensión ambiental

Towards a systemic parameterisa- parameterisation of the environmental dimen- tion dimension

Leonel Vega Mora1

1 Ingeniero Agrícola., M.Sc., Ph.D., Profesor Asociado, Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. lvegamora@unal.edu.co


RESUMEN

El presente artículo constituye una síntesis del resultado y producto final de la fase I del proyecto de investigación "Parametrización sistémica de la dimensión ambiental", cuyo objetivo fundamental consistió en generar y plantear los fundamentos teóricos, así como el marco conceptual y metodológico, para el desarrollo de la propuesta. El proceso de parametrización sistémica permitirá contar con información ambiental suficiente y de calidad, debidamente recolectada, organizada, agregada, sistematizada, almacenada y dispuesta para el desarrollo de cualquier actividad antrópica. Será fundamental en la formulación, seguimiento y evaluación de políticas, planes, programas y proyectos en el desarrollo de procesos productivos sostenibles, en el mejoramiento de la calidad de vida de la población y, particularmente, en la gestión del desarrollo sostenible.

Palabras clave: enfoque sistémico, política, información y gestión ambiental.

ABSTRACT

Information, particularly environmental information, constitutes a valuable asset which is fundamental in formulating, implementing and controlling environmental policy and management aimed at environmental sustainability. The systemic parameterisation of the so-called "environmental dimension" will lead to having enough, top-quality environmental information which has been duly collected, processed and prepared for developing any anthropic activity. The present article synthesises the results of a research project entitled, "A Systemic Parameterisation of the Environmental Dimension- Phase I," carried out by the Policy, Information and Environmental Management (PIGA) research group; its main objective consisted of producing and proposing a theoretical basis and conceptual and methodological framework for developing such parameterisation.

Keywords: parameterisation, dimension, systemic approach, policy, information, environmental management.


Recibido: mayo 29 de 2009. Aceptado: abril 22 de 2010


Introducción

La información, particularmente la ambiental, se constituye en un "valioso activo", esencial no sólo en la formulación, implementación y control de las políticas y la gestión pública, sino también en el desarrollo de procesos productivos sostenibles y en el mejoramiento de la calidad de vida de la población y, muy particularmente, en los procesos de gestión del desarrollo sostenible. En definitiva, es absolutamente indispensable contar con información ambiental de calidad, debidamente recolectada, organizada, agregada, sistematizada, almacenada y dispuesta, como elemento esencial para el cambio y mejoramiento de los Estados y para el logro del desarrollo sostenible de cada nación, lo que justifica a todas luces avanzar en el proceso de parametrización sistémica de la dimensión ambiental que aquí se propone. Los fundamentos teóricos y el marco conceptual y metodológico para la parametrización sistémica de la dimensión ambiental se realizan a la luz de las propuestas "Gestión ambiental sistémica" (Vega, 2001) y "Hacia la sostenibilidad ambiental del desarrollo" (Vega, 2005), y se despliega a través de los siguientes ítems:

­Definición de un marco conceptual válido para la dimensión ambiental, que oriente la discusión y el consenso hacia los conceptos de desarrollo sostenible y sostenibilidad ambiental del desarrollo.

­Adopción de un marco ordenador para la información ambiental, como enfoque mental de la información que permita articular y establecer relaciones de causalidad adecuadas entre la sociedad y el medio ambiente.

­Diseño de un mapa-matriz de integración ambiental como herramienta lógica que además de vislumbrar e integrar el espectro general de la información, permita relacionar los bienes y servicios ambientales de los ecosistemas con cada uno de los sectores del desarrollo, orientando de paso el almacenamiento y sistematización de la información ambiental.

­Agregación y diseño de indicadores ambientales tipo que involucren y reflejen tipológicamente el comportamiento en tiempo y espacio de los bienes y servicios de cada sector del desarrollo, incluidos los bienes y servicios ambientales de los ecosistemas.

­Configuración de líneas base de información ambiental como esquema espacio-temporal de organización y sistematización de información ambiental que caracterice adecuadamente la dimensión ambiental de cualquier entidad territorial.

Marco conceptual de la dimensión ambiental

Los paradigmas y modelos de desarrollo del mundo actual, y en particular las políticas públicas que los permiten o motivan, están íntimamente ligados al devenir de la naturaleza y son consecuencia directa de la cosmovisión que sobre ella, su creación y evolución, van teniendo los seres humanos en el transcurso del tiempo. En consecuencia, la definición de un marco conceptual válido para la dimensión ambiental implicará hacerlo desde la opción epistemológica que permita entender a la naturaleza como un gran macrosistema en continua evolución.

Según Angel Maya (1999), a través de lentos procesos de transformación energética en cumplimiento de las denominadas leyes naturales (primera y segunda ley de la termodinámica), todo este gran macroproceso de la naturaleza ha posibilitado la ocurrencia de cuatro grandes emergencias evolutivas como sistemas o formas organizativas que emergen a partir de niveles energéticos básicos y donde el nuevo sistema se comporta de manera independiente y diferente de sus elementos constitutivos iniciales, trayendo consigo niveles de complejidad cada vez mayores y donde cada nuevo nivel establece sus propias reglas de juego y subordina sus elementos a reglas comunes. En la figura 1 se esquematizan las cuatro emergencias evolutivas consideradas por la comunidad científica, las cuales se describen brevemente a continuación.

Materia simple. Se inicia a partir del Big Bang o gran estallido, con el paso de la energía sin materia a la energía con materia simple. Emergen los 92 elementos químicos de la naturaleza.Cada elemento existe por separado, sin relacionarse.

Materia compleja. Los 92 elementos químicos comienzan a unirse y relacionarse, creando compuestos, con un fluir funcional diferente y un existir diferenciado, individualizado y autónomo en su proceder. Por ejemplo, hidrógeno y oxígeno producen agua. Estas dos primeras emergencias se denominan biotopo, es decir, lo inorgánico.

Vida. En la cual se pasa de la energía compleja al bioma. Consta de dos fases: la flora y la fauna. Con la aparición de la primera célula viva en el biotopo aparecen los ecosistemas.

Cultura. En la cual aparece el ser humano y se pasa de la vida a la cultura, esto es, a la energía como conciencia.

Cultura como emergencia evolutiva actual

La cosmovisión evolutiva y sistémica permite entender la "cultura" como la emergencia evolutiva actual, caracterizada por la presencia y experiencia humana en la naturaleza desde hace unos dos millones de años. Constituye un sistema especial de la naturaleza, ya que en la integración e interacción del ser humano y sus posibilidades de pensamiento y autoconciencia con el ecosistema se marca un hito muy importante en el proceso evolutivo y en la concepción misma de la "dimensión ambiental". Así las cosas, la cultura se caracteriza igualmente por desarrollar un importante paradigma instrumental y por involucrar un conjunto de elementos o presupuestos que evolucionan juntos en íntima interdependencia e interrelación con el ecosistema, como son: la población y su mundo simbólico, el Estado como marco institucional de políticas públicas, y los paradigmas científicos, tecnológicos y productivos (Vega, 2005), tal como se esquematiza en la figura 2.

Para comprender con claridad la verdadera importancia e incidencia de la cultura como proceso evolutivo actual, resulta adecuado hacerlo desde la óptica sistémica, pues aunque los mencionados elementos o presupuestos resulten apropiados en términos descriptivos, su interpretación como elementos que conforman el sistema cultural resulta deficiente y superficial, ya que introducen serios problemas de hermenéutica que se traducen en confusión al ser interpretados y caracterizados de manera aislada e independiente, sin mucha consideración sobre los procesos, actividades e interrelaciones que existen entre ellos y mucho menos sobre la misión, función y organización que deben cumplir y tener cada uno en el logro de la finalidad o pro-pósito común del sistema. Es evidente que la determinación de dichos procesos, actividades e interrelaciones, así como la misión, función y organización de cada uno de los elementos considerados, debe hacerse a partir de la determinación de la finalidad o propósito común del sistema cultural, como se explica a continuación.

Desarrollo como finalidad del sistema cultural

Hay motivaciones de orden teórico y práctico que ameritan el análisis sereno y detenido de la finalidad de la cultura, toda vez que su comprensión y determinación como emergencia y sistema evolutivo actual sería defectuosa sin la consideración de una finalidad inherente a su naturaleza sistémica.

Bajo un orden teórico, por definición los elementos, procesos y actividades de todo sistema se relacionan y orientan siempre hacia el logro de una finalidad. En consecuencia, la finalidad de la cultura como experiencia humana en la naturaleza corresponderá con la finalidad del ser humano; etológicamente, con la finalidad de todo ser vivo, cual es la de garantizar su inmortalidad como especie, y la de su ADN, por supuesto, por medio del proceso de reproducción. Bajo esta premisa, y ante la finitud de nuestro sistema solar, es evidente que la inmortalidad de la especie humana y la de su ADN estará supeditada a la posibilidad real de que el ser humano, en algún momento futuro, logre migrar y desplazarse hacia otros planetas, mediante la evolución o desarrollo de un adecuado paradigma instrumental lo suficientemente avanzado que le permita renacer en el universo.

Bajo un orden práctico, la supervivencia del ser humano estará supeditada a la supervivencia en tiempo y espacio de nuestro sistema solar, y muy particularmente de nuestro ecosistema Tierra. En tal sentido el ser humano, a diferencia de los demás seres vivos que habitan el planeta, como consecuencia de sus posibilidades de pensamiento y autoconciencia, tiene la oportunidad, el deber, el derecho y además la responsabilidad, de orientar, motivar y articular el proceso evolutivo de cada uno de los elementos o presupuestos culturales mencionados (población y su mundo simbólico, Estado como marco institucional de políticas públicas, y paradigmas científicos, tecnológicos y productivos), de manera armónica con las leyes que rigen los flujos de materia y energía en la naturaleza, de modo que le permitan preservar el ecosistema Tierra y garantizar la supervivencia de la vida y de la especie humana, por lo menos durante los próximos cuatro mil millones de años que se calcula le quedan de vida a nuestro sistema solar (Hacyan, 1996).

En el desarrollo y evolución de cada uno de los elementos o presupuestos culturales resulta indispensable identificar sus propósitos o fines particulares, los cuales deben ser determinados por cada grupo poblacional de acuerdo con su cosmovisión respectiva. A efectos prácticos, resulta interesante aproximarse a la determinación de dichos fines a través de la figura organizacional de las naciones (Mantilla, 1996) como organizaciones sociales humanas por excelencia, que han desarrollado todo un cuerpo doctrinal que contempla, entre otros, los siguientes fines: individuales o limitados, como la libertad, la seguridad jurídica y el derecho; colectivos o Ilimitados, como la justicia, la felicidad y el bien común; exclusivos del Estado, como el mantenimiento del poder, la conservación del orden jurídico y la protección de la sociedad; y concurrentes del Estado, como son la seguridad alimentaria, la salud, la educación, la economía, los transportes y comunicaciones, la formación y organización profesional, etcétera.

Como se puede observar, los anteriores fines están relacionados directamente con "derechos" generales de la población, sin ninguna referencia general ni particular a fines o derechos del ecosistema Tierra, como base natural de soporte y sustentación de la población. Esto obliga a considerar algún tipo de fin o derecho concurrente para los ecosistemas, que obviamente deberá estar relacionado directamente con su supervivencia frente a la amenaza antrópica, lo que impone concebir la cultura como un gran conglomerado unificado de factores sociales y naturales. En conclusión, es posible inferirle a la cultura una finalidad común, que integra en un todo los fines o propósitos de cada uno de los elementos o presupuestos culturales, incluido, claro está, el de la supervivencia y preservación ecosistémica. Esta finalidad integral se denominará simplemente desarrollo cultural. No obstante, si la cultura es en sí misma un proceso evolutivo, es decir, un desarrollo, la expresión "desarrollo cultural" constituye un pleonasmo y por lo tanto se puede asumir, sin temor a equívocos, que la finalidad de la cultura y por ende de cada nación, será simplemente el desarrollo.

Desarrollo sostenible y sostenibilidad ambiental del desarrollo

En la consideración de la cultura como sistema emergente evolutivo actual no basta con determinar al desarrollo como finalidad integral de la cultura y por ende, de cada nación. Es necesario ahondar mucho más en el concepto de desarrollo y lo que significa en términos reales en la cultura como experiencia humana e instrumental en la naturaleza.

Así las cosas, bien vale preguntarse si el desarrollo será simplemente la expresión predominante del paradigma economicista actual que se mide y evalúa básicamente en términos de crecimiento económico y acumulación de riqueza, con consideraciones mínimas sobre el bienestar y calidad de vida de los seres humanos y mucho menos sobre la base natural sobre la cual sustenta dicho paradigma, o un concepto mucho más integral y complejo, que involucra principios como el de "respeto y responsabilidad ambiental", y fines como el de "sostenibilidad ambiental", o mejor aún, retos como el de la comunidad internacional actual que reclama: "los seres humanos constituyen el centro y la razón de ser de los procesos de desarrollo y establecen que los objetivos de crecimiento económico deberán estar subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales y a los criterios de respeto a la dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida de las personas" (Cnumad, 1992). Las respuestas a los anteriores interrogantes deberán buscarse en la misión, función y organización de cada uno de los elementos o presupuestos de la cultura, así como en los procesos, actividades e interrelaciones implícitas en la búsqueda del desarrollo. Con este propósito, resulta adecuado integrar sistémicamente dichos elementos o presupuestos en términos de "dimensiones del desarrollo" mediante la asignación de su correspondiente misión, función y organización hacia la finalidad del desarrollo, como se esquematiza en la figura 3:

La dimensión social, conformada por los seres humanos y los recursos simbólicos, culturales y políticos de la población. Como quiera que las reflexiones filosóficas llevan a comprender que la gente constituye el principio y el fin de toda nación, la misión fundamental de la dimensión social en su finalidad hacia el desarrollo será la de participar, hacer terruño y ser feliz.

La dimensión institucional o pública, conformada por los recursos institucionales para la gestión pública y los bienes y servicios creados y construidos con fines de convivencia. Su misión fundamental como finalidad de la nación será regular, fomentar y controlar el marco institucional de políticas públicas, estrategias e instrumentos que la constituyen.

La dimensión económica, conformada tanto por los paradigmas científicos, tecnológicos y productivos como por las infraestructuras productiva, energética, científico-tecnológica y financiera. Su misión en la finalidad de la nación será básicamente la producción de bienes y servicios.

La dimensión ambiental, transversal a las mencionadas dimensiones antrópicas, está conformada por la integración e interacción del ser humano con el ecosistema, y será entendida como las posibilidades ecosistémicas para generar bienes y servicios ambientales y las posibilidades culturales que protejan, es decir, recuperen, usen sosteniblemente y conserven el medio ambiente. Su misión será la de garantizar la sostenibilidad ambiental del desarrollo.

Esta integración a nivel de dimensiones permite dilucidar mucho más el concepto de desarrollo y por lo tanto diferenciar claramente los conceptos de desarrollo sostenible y sostenibilidad ambiental del desarrollo, de la siguiente manera:

El desarrollo sostenible, además de permanencia en tiempo y espacio, y de realimentación y mejoramiento continuo, implicarála búsqueda continua de un adecuado equilibrio equitativo entre cada una de las dimensiones del desarrollo, que no permita la evolución de una en detrimento de las demás, y viceversa. Constituye una responsabilidad integral de toda nación y por ende de todas las políticas públicas que conformen el Estado.

La sostenibilidad ambiental del desarrollo, por su parte, constituye el propósito fundamental de la dimensión ambiental para garantizar en tiempo y espacio, por un lado, la dotación de recursos naturales y de servicios ambientales, y por otro, que las actividades humanas sean realizadas en armonía con las leyes de los sistemas naturales, de tal manera que se preserve la integridad de los procesos que rigen los flujos de energía, materia y biodiversidad de los ecosistemas, todo ello realizado a través de políticas de gestión ambiental.

Marco ordenador para la información ambiental

La información ambiental, o sea aquella que representa cuantitativa y cualitativamente la dimensión ambiental del desarrollo, implica un elevado grado de complejidad, toda vez que no puede retrotraerse a una ley ni reducirse a una idea simple, y por el contrario, expresa en cierto modo confusión e incapacidad para caracterizar, definir y nombrar de manera simple, clara y en orden, dicha dimensión. Con el fin de obviar lo anterior es necesario definir un marco ordenador para la información ambiental, como marco lógico mental que permita articular y establecer relaciones de causalidad adecuadas entre la sociedad y el medio ambiente. Por su simpleza, facilidad de uso y posibilidades de aplicación a diferentes niveles, escalas y actividades humanas, se propone como marco ordenador para la organización y manejo de la información ambiental el modelo de Estado-presióngestión (EPG) desarrollado por el autor a partir del modelo de presión-Estado-respuesta (PER), inicialmente planteado por la OCDE (1993). Este nuevo modelo comprende tres categorías de información: la información de Estado, referida a toda aquella información relacionada con la cantidad, calidad y disponibilidad de los bienes y servicios del patrimonio natural de cada nación; la información de presión, que corresponde a toda aquella información relacionada con los factores o agentes de uso o deterioro de los bienes y servicios del patrimonio natural de cada nación; y la información de gestión, que alude a toda aquella información relacionada con los procesos de recuperación, uso sostenible y conservación adelantados por la sociedad en general en la búsqueda de la sostenibilidad ambiental del desarrollo de cada nación.

Mapa-matriz EPG de integración ambiental

Saber y medir lo que pasa en la dimensión ambiental es muy importante porque en ella se genera y sustenta el total de bienes y servicio ambientales, y de no contar con mediciones podríamos sólo tene aproximaciones cualitativas sobre lo que está ocurriendo con el patrimonio natural. Con tal propósito, se renombran las dimensiones en términos de sectores del desarrollo, como se esquematiza en la figura4.

Complementariamente a la necesidad de establecer mecanismos de coordinación que permitan acuerdos o convenios para la toma, recolección, almacenamiento, procesamiento y disposición adecuada de la información ambiental, es fundamental disponer de herramientas adecuadas que lo faciliten, para lo cual se diseña y propone el "Mapa-matriz EPG de integración ambiental" como una herramienta lógica que además de vislumbrar las relaciones de causalidad en el espectro general de la información ambiental posibilite relacionar e integrar los sectores del desarrollo con el ecosistema, según se indica en la tabla 1.

Como se puede apreciar, el mapa-matriz EPG de integración ambiental se estructura a partir del estado de los bienes o servicios ambientales del medio ambiente y sus entradas están relacionadas directamente con la presión y gestión ambiental que realiza cada sector del desarrollo (sector público, sector económico y sociedad civil) sobre los bienes y servicios ambientales de los ecosistemas.

Agregación, definición y diseño de indicadores ambientales

El nivel de agregación de los indicadores dependerá, en principio, de la cantidad y calidad de la información disponible (Quiroga, 2001). En cualquier caso, deberá permitir disponer de indicadores ambientales que involucren y reflejen el comportamiento en tiempo y espacio de los bienes y servicios ambientales de los ecosistemas y de los bienes y servicios de cada sector del desarrollo. El carácter tipológico de la información ambiental, independientemente de la jurisdicción territorial o sectorial para la que sean diseñados o utilizados, permite el uso de indicadores ambientales EGP tipo que indiquen o reflejen en alto grado las racterísticas esenciales de cada bien o servicio ambiental.

Configuración de líneas base de información ambiental

La parametrización ambiental podrá ser registrada espacial y temporalmente a través de la configuración de líneas base de información ambiental —LBIA—, las cuales se definen genéricamente como "esquema espacio-temporal de organización y siste -matización de la información ambiental que caracteriza la dimensión ambiental" (Vega, 2005), tal como se esquematiza en la figura 5.

Como se aprecia en la figura 5, las LBIA se configuran indicativamente según el esquema Estado-presión-gestión para cada período de tiempo a partir de los bienes y servicios de los ecosistemas y de cada sector del desarrollo. Permitirán prospectar a futuro indicadores de Estado, presión y gestión, siendo de gran utilidad en la formulación de políticas, planes estratégicos, programas y proyectos específicos.

Conclusiones

La parametrización sistémica de la dimensión ambiental posibilita contar con información ambiental de calidad, debidamente recolectada, organizada, agregada, sistematizada, almacenada y dispuesta, para el desarrollo de cualquier actividad antrópica, en el marco de la sostenibilidad ambiental del desarrollo, siendo fundamental en la formulación, seguimiento y evaluación de políticas, planes, programas y proyectos.

Además, tiene usos prácticos en el desarrollo de procesos productivos sostenibles, en el mejoramiento de la calidad de vida de la población y, particularmente, en los procesos de gestión para el desarrollo sostenible, tales como la elaboración de diagnósticos ambientales; el diseño de sistemas de información; la ordenación y planeación del desarrollo territorial y sectorial; el ordenamiento y planificación de cuencas hidrográficas; el desarrollo de la contabilidad ambiental; la gestión del riesgo ante amenazas naturales y antrópicas; los procesos de evaluación de impacto ambiental y evaluación ambiental estratégica, y en general, en los procesos de toma de decisiones.


Referencias

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