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Revista Colombiana de Cardiología

versión impresa ISSN 0120-5633

Rev. Colomb. Cardiol. v.19 n.2 Bogota mar./abr. 2012

 

Revista Colombiana de Cardiología:
Pasado, presente y futuro

Colombian Journal of Cardiology:
Past, present and future

Jorge León Galindo, MD., FACC.

Editor Revista Colombiana de Cardiología

Recibido: 08/04/2012. Aceptado: 09/04/2012


Tengo mucho gusto de iniciar este Simposio de la Revista Colombiana de Cardiología titulado "El arte de publicar" y al mismo tiempo conmemorar los casi 27 años de existencia de nuestra publicación.

La palabra arte viene del latín "ars", "artis", y se refiere a cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con finalidad estética o comunicativa a través del cual se expresan ideas, emociones, o nos da una visión del mundo mediante recursos como los plásticos, lingüísticos, sonoros o escritos. El arte es un componente de la cultura. Es la transmisión de ideas y valores inherentes a cualquier cultura humana a lo largo del espacio y el tiempo. Comúnmente el arte se suele considerar como una actividad creadora del ser humano como medio expresivo. Según Aristóteles el arte es "la permanente disposición del ser humano a producir cosas de un modo racional", para Quintiliano "está basada en un método y un orden"; para Platón "es la capacidad de hacer cosas por medio de la inteligencia, a través del aprendizaje; es la capacidad creadora del ser humano". Casiodoro señaló tres objetivos del arte: enseñar, conmover y complacer. El arte desde siempre ha sido uno de los principales medios de expresión del hombre a través del cual se relaciona con el mundo; por esto publicar, incluyendo temas científicos, es arte.

Personalmente, quien me acercó al arte de la publicación científica fue el Dr. George E. Burch por allá en 1973 durante mi especialización en Medicina Interna y Cardiología en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans. Me contagió al entregarme artículos para revisarlos luego de ser arbitrados para darle un concepto antes de ser publicados en el American Heart Journal donde el Dr. Burch era el editor. Fue así que al regresar a Bogotá en 1976 luego de completar mi entrenamiento, tenía la idea casi obsesiva y algo compulsiva de crear una publicación en cardiología en la cual quedara impresa la investigación realizada en nuestro país. Me motivó también la frustración que viví luego de presentar trabajos en los Congresos de la Sociedad Colombiana de Cardiología; éstos quedaban almacenados en los archivos del viento y en la misma forma como éste se dispersa en el infinito, nuestros trabajos lo seguían con fidelidad.

No quedaba evidencia alguna en la historia de la cardiología colombiana de los documentos de los trabajos realizados, excepto los títulos grabados que permanecían como testigos mudos en el folleto del programa del Congreso. Sin la historia el pasado se desvanece, el presente se convierte en una tramoya en la cual no hay certeza si lo que existe sea real y verdadero, y con la ausencia de cimientos sería difícil construir un futuro promisorio. Ante esta realidad trágico cómica nos pusimos en el trabajo de crear una publicación en la cual quedara plasmado para la posteridad nuestro devenir científico y así nosotros y el mundo entero podríamos y podría conocer y reconocer nuestra especialidad y nuestra realidad. Fue así que luego de muchas pruebas de ensayo y error logramos, en noviembre de 1985 durante el XI Congreso Colombiano de Cardiología, publicar el primer número de nuestra Revista Colombiana de Cardiología. Este propósito se logró con la ayuda incondicional del Director Médico del Laboratorio Farmacéutico Knoll de esa época, el Dr. Humberto Marín, psiquiatra de profesión, quien creyó en el proyecto. Él percibió nuestra ansiedad en el pensamiento y tal vez quiso evitarnos la frustración si no se dieran las cosas. Inicialmente sacamos un número cada seis meses durante los primeros casi cinco años, periodo durante el cual la publicación recibió soporte económico del Laboratorio Farmacéutico. Después de ese periodo se dio cumplimiento a un trato verbal de "abrir" la revista a toda la industria farmacéutica que tuviera interés en anunciar en sus páginas. En esta etapa aumentamos la frecuencia de la publicación a cada tres meses y luego, desde 1990, a cada dos meses, que es la frecuencia en que hoy en día se publica. El "destete" con Knoll trajo la necesidad de autofinanciarnos y urgíamos de alguien que nos ayudara a administrar y mercadear la revista. Fue así como, utilizando un lenguaje coloquial, "sonsacamos" a María Eugenia Calderón de Knoll, quien desde entonces ha sido el alma y guía de nuestra publicación.

Durante todos estos casi veintisiete años fuimos adquiriendo experiencia en el proceso editorial como también comercial con la industria farmacéutica. Experiencia obtenida a través del ensayo y error, de éxitos y fracasos, de alegrías y tristezas, de logros y frustraciones. Considero que uno de los principales éxitos de la Revista Colombiana de Cardiología está en el hecho de haber logrado conformar un Comité Editorial de la talla científica que la publicación tiene en la actualidad. En mi corazón de cardiólogo guardo y recuerdo con gran cariño, agradecimiento y respeto, y deseo hacer un homenaje especial al Comité Editorial inicial compuesto por mi gran amigo el Dr. Héctor González Recamán, ya fallecido, quien junto con los Drs. Hernando del Portillo y Alberto Barón creyeron en la revista y de quienes recibí un apoyo total e incondicional en todo momento. Su soporte, junto con el de María Eugenia Calderón, en compañía de Terry Stelle y Adriana Cortés, han sido vitales para la supervivencia de la publicación.

Desde el punto de vista metodológico y organizacional editorial, el logro que considero de mayor significancia fue el crear un programa de sistematización del proceso. En determinado momento el Editor sintió gran preocupación y frustración al no sentirse capaz de tener control sobre los artículos recibidos y los publicados, al no tener certeza sobre la fase del proceso editorial en que se encontraba tal o cual artículo. El seguimiento y control se llevaba manualmente; gran descontento y desconfianza posiblemente vivieron los autores por dicha metodología arcaica. Entonces, decidimos, con el Comité Editorial y con la ayuda del Ing. Jorge Sánchez, diseñar un programa para la sistematización del proceso editorial -antes de lanzarnos en esta aventura averiguamos sobre el costo de programas similares hechos en el exterior los cuales subían de varios miles de dólares, inalcanzable para nuestras posibilidades- de manera que iniciamos el proceso comenzando desde la recepción del artículo hasta su publicación. Se diseñó la capacidad de conocer en qué etapa del camino se encontraba el artículo y cuánto tiempo permanecería en cada estadio, esto para garantizarles a los autores que su trabajo estaba siempre en movimiento en el devenir editorial y así acortar el tiempo del proceso. Luego de la implementación del sistema el tiempo se redujo en casi un sesenta por ciento.

En el trabajo editorial, la etapa más difícil y complicada en mi experiencia, es el proceso de "peer review" o de arbitraje. Toda publicación científica debe crear la cultura del arbitraje, de un arbitraje objetivo, imparcial, justo y sobretodo respetuoso con los conceptos y las ideas de los autores. Tarea no fácil y que toma tiempo. El crear un equipo de árbitros con las características descritas, que esté motivado para colaborar y aportar su tiempo a tan extenuante y valiosa labor no se logra en la primera instancia. Como lo hemos discutido en este foro anteriormente, no existe unanimidad en la forma ni en la metodología de hacer un arbitraje científico. El concepto se encuentra en constante discusión y la metodología ideal no se ha encontrado. El genio de la lámpara no se ha manifestado. La mayoría de las revistas científicas, en las cuales nos incluimos, lo hacen en la forma en que el árbitro sea anónimo y los autores no, otras, en las que ambas partes son anónimas, otras en las que el arbitramiento se debe hacer abiertamente, o sea que ambas partes conocen sus nombres. Actualmente existe una tendencia en que el arbitraje lo hacen los lectores del artículo en la revista luego de ser publicado sin arbitraje. Después la revista lo publica nuevamente con las críticas o sugerencias de los lectores.

El arbitramiento de los artículos enviados a la Revista Colombiana de Cardiología ha progresado positivamente, actividad que se hace en forma cuidadosa y profesional. El grupo de árbitros se ha identificado y se ha logrado hacerlo por subespecializaciones en el campo de la cardiología. De la calidad de estos árbitros depende en gran parte la calidad de la publicación. Es el filtro científico de las revistas. Para ingresar y ser admitida una publicación científica en los índices internacionales, la calidad y la forma como se realiza el proceso de arbitraje es fundamental para calificarla. Hemos avanzado pero somos conscientes de que esta labor es ardua y tomará tiempo en llegar a la meta que queremos. El crear una cultura es una labor humana que toma tiempo para alcanzar una madurez en sus miembros. También somos conscientes de que la calidad de la publicación se retroalimenta con la calidad del arbitraje; cuanto más reconocida sea una publicación más "fácil" será el motivar y conseguir árbitros de altas cualidades científicas, y mientras el arbitraje sea más objetivo, profesional y especializado la afluencia de artículos de alta calidad será mayor y la publicación será de mejor calidad y su visibilidad e impacto aumentarán.

Finalmente la Revista tiene su página web independiente. En ella se encuentran los artículos publicados desde hace 14 años. La búsqueda del artículo se puede realizar mediante el nombre de éste o a través del nombre de los autores. Estamos organizando los links para tener comunicación con otras revistas importantes nacionales e internacionales. A través de esta página lograremos completar el círculo editorial virtual de los artículos enviados a la Revista. Todo el proceso se podrá hacer virtualmente vía Internet, desde el envío del artículo a la Revista, el dirigírselo al Editor, éste a los Jefes de Sección de las subespecialidades, de aquí a los árbitros, de ellos nuevamente a los Jefes de Sección, ellos al Editor y su presentación al final ante el Comité Editorial para su publicación, todo vía Internet.

La Revista Colombiana de Cardiología siente gran orgullo por haber logrado la meta que se fijó desde un comienzo y que fue el crear la cultura de publicar nuestra investigación científica y que quedara impresa. De hacer esa transmisión del conocimiento y dejar la evidencia escrita de nuestra investigación sobre las enfermedades cardiovasculares a través de la Revista Colombiana de Cardiología para los médicos y demás profesionales de la salud en el ámbito nacional e internacional. El motivo de este orgullo se evidenció con la investigación que realizó el Dr. Libardo Medina quien analizó los artículos publicados entre los años 2000 y 2010. Comprobó que el tema más publicado fue sobre Cardiología clínica (14,4%), seguido de Cirugía cardiovascular en el adulto (11,1%) y Hemodinamia y Cuidados intensivos (10,8%); que la patología de la cual se publicaron más artículos en este periodo de tiempo fue sobre la enfermedad arterioesclerótica (21%) y que los tipos de trabajos más publicados fueron los trabajos originales de investigación (37,5%), seguidos de los observacionales y descriptivos (24,9%), y finalmente por los artículos de revisión de temas (18,9%). El haber logrado doblar la cantidad de trabajos originales en relación a los de la revisión de temas demuestra la inquietud científica que reina en el ambiente de la cardiología en Colombia. Por observación propia conozco que en el país probablemente no existe otra revista médica de otras especialidades médicas que tenga este porcentaje de trabajos científicos originales en su publicación. Esto demuestra que nuestra especialidad es de las más inquietas intelectualmente en el país.

Alguien me preguntará acerca de la visión que tengo sobre el futuro de la Revista Colombiana de Cardiología y le contestaría que lo veo claro. Vislumbro un gran porvenir pues se ha preparado para los avances tecnológicos que vendrán. ¿Desaparecerá la versión impresa? No lo sé, no lo creo, pero puede suceder. La Revista está preparada para existir virtualmente. ¿Que si podremos tener imágenes animadas en la versión escrita? Creo que sí; conocemos y hemos empleado la realidad aumentada y será sencillo implementar el "scan", ambas tecnologías ya se están utilizando en los medio escritos incluyendo los periódicos. Se pueden generar espacios de visualización interactiva digital con modelos en 3D, textos, videos, audio y en general la multimedia. En la versión por Internet ya podemos introducir videos en los artículos.

Debemos mejorar la visibilidad, debemos ingresar a más índices científicos médicos a nivel internacional. Ya pertenecemos a nivel nacional a Publindex de Colciencias y a Licocs (Literatura Colombiana en Ciencias de la Salud). Internacionalmente estamos en SciELO (Scientific Electronic Library on Line), Lilacs (Literatura Latinoamericana en Ciencias de la Salud) y fuimos invitados a ingresar a la plataforma WoK, (Web of Knowledge) que incluye el Journal Citation Index. Nuestro sueño es ingresar al Index Medicus, a PubMed, y creemos que estamos listos. Con ello podremos soñar con medir algún día el impacto de la Revista Colombiana de Cardiología a nivel internacional. Para tener una penetración y visibilidad significativa en el ámbito internacional será necesario tener toda nuestra publicación tanto en idioma español como en inglés. Lo tratamos pero todavía no estamos preparados para lograrlo completamente, es un objetivo por alcanzar.

Por medio de estas cuatro páginas quise, y ojalá lo haya logrado, motivarlos para que piensen en lo que puede ser y se puede convertir en un futuro nuestra revista. Que sientan que ella le pertenece a los miembros de la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, sentirla como propia y luchar para mejorar la calidad científica de su contenido. Sentir que nos representa y representa la cardiología colombiana ante el mundo. Ya comenzamos; miren el último número y observen que hay dos artículos enviados por autores de otros países.
El futuro de Colombia es grande y promisorio al igual que el de nuestra cardiología, especialmente por su gente joven que se encuentra en formación. Los hemos estructurado desde el punto de vista académico, ético y profesional pero los debemos fortalecer y motivar desde el punto de vista investigativo, contagiarlos con el espíritu de la duda y mostrarles la metodología científica en la investigación.

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