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Semestre Económico

versão impressa ISSN 0120-6346

Semest. Econ. vol.17 no.36 Medellín jul./dez. 2014

 

ARTÍCULOS

 

CARACTERIZACIÓN DE UNIDADES PRODUCTIVAS ASOCIATIVAS DEL PROGRAMA DE ECONOMÍA SOLIDARIA DE LA ALCALDÍA DE MEDELLÍN*

 

CHARACTERIZATION OF ASSOCIATIVE PRODUCTIVE UNITS, IN MEDELLIN MAYOR'S OFFICE SOLIDARITY ECONOMY PROGRAM

 

CARACTERIZAÇÃO DE UNIDADES PRODUTIVAS ASSOCIATIVAS NO PROGRAMA DE ECONOMIA SOLIDARIA DA PREFEITURA DE MEDELLÍN

 

 

Martha del Socorro Álzate Cárdenas**; Jorge Andrés Betancur Castaño***

 

** Economista, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. Especialista en Alta Gerencia, Fundación Universitaria María Cano, Medellín, Colombia. Magíster en Educación, Universidad Católica de Manizales, Manizales, Colombia. Docente tiempo completo, Facultad de Ciencias Administrativas Económicas y Contables, Programa de Administración, Fundación Universitaria Luis Amigó, Transversal 51A #67B 90 Medellín, Colombia. Tel 448 76 66 Ext 9658. Correo electrónico martha.alzateca@amigo.edu.co.

*** Administrador de Empresas, Fundación Universitaria Luis Amigó, Medellín, Colombia. Transversal 51A #67B 90 Medellín, Colombia. Tel 448 76 66. Correo electrónico jorge.betancurca@amigo.edu.co.

 

Recibido: 13 de diciembre de 2013
Aceptado: 13 de agosto 2015

 


RESUMEN

El objetivo del artículo es caracterizar las unidades productivas asociativas (UPA), apoyadas por la Alcaldía de Medellín, a través del programa Economía Solidaria, contenido en la línea tres de los dos últimos planes de desarrollo de la ciudad. La metodología utilizada se apoya en la aplicación de una encuesta a 73 de ellas, donde se establecieron variables fundamentales a partir de bloques de preguntas relacionadas con origen, situación actual y valoración que hacen del apoyo recibido por parte de la Alcaldía de Medellín, con respecto al mejoramiento de condiciones de vida en los integrantes de la base asociativa y emprendimientos sociales y solidarios. Los resultados muestran que es posible crear y fortalecer este tipo de iniciativas para que sean sostenibles en el tiempo, con premisas de autogestión y solidaridad, hacia el desarrollo integral de quienes las conforman.

PALABRAS CLAVE: Unidades productivas asociativas, economía de la solidaridad, emprendimientos sociales y solidarios

CLASIFICACIÓN JEL: J54, L22.

CONTENIDO: Introducción; 1. Metodología; 2. Hallazgos y Discusión; 3. Conclusiones; Bibliografía.


ABSTRACT

The objective of the article is to characterize successful associative productive Units (UPAs abbreviation in Spanish) supported by Medellin Mayor's office through the "Solidarity Economy" program, included in the third line of the two latest development plans of the city. The applied methodology is based on a survey applied to 73 Associative Productive Units, considering key variables related to origin, current situation, and valuation of the support provided by Medellin Mayor's office, regarding the improvement of life conditions for both, the associative base and the social entrepreneurship itself. The results show that it is possible to create and strengthen this kind of initiatives in order to make them sustainable though time, based on premises related to self-management and solidarity, looking for the integral development of their associates.

KEY WORDS: Associative productive Units, solidarity economy, social and solidary entrepreneurship

JEL CLASSIFICATION: J54, L22.

CONTENT: Introduction; 1. Methodology; 2. Findings and Discussion; 3. Conclusions, Bibliography.


RESUMO

O objetivo do artigo é o de caracterizar as unidades produtivas associativas (UPA) bem-sucedida, apoiado pela Prefeitura de Medellín, por meio do programa economia solidária, o conteúdo na linha três dos dois últimos planos de desenvolvimento da cidade. A metodologia utilizada é compatível com a aplicação de uma pesquisa de 73 deles, onde eles se estabeleceram os fundamentos dos blocos de questões relacionadas à origem, situação atual e a valorização que o apoio recebido por parte da cidade de Medellín, no que diz respeito à melhoria das condições de vida, os membros da associativo, o empreendedorismo social e a solidariedade. Os resultados mostram que é possível criar e reforçar este tipo de iniciativas para ser sustentável a longo prazo, a auto-gestão das instalações e da solidariedade, para o desenvolvimento integral das pessoas que a compõem.

PALAVRAS CHAVE: Unidades produtivas associativas, economia solidária, o empreendedorismo social e a solidariedade.

CLASIFICAÇÃO JEL: J54, L22.

CONTEÚDO: Introdução; 1. Metodologia; 2. Descobertas e Discussão; 3. Conclusões; Referencias bibliográficas.


 

 

INTRODUCCIÓN

En la investigación, el concepto de unidad productiva asociativa está acuñado con el concepto de empresas de base social o emprendimientos sociales y solidarios, establecido por Alcaldía de Medellín (2008a, p. 1), empresas conformadas por grupos de personas que se unen para

[...] desarrollar una actividad económica empresarial sin ánimo de lucro, a través de la producción de bienes y servicios competitivos en el mercado, que permitan la generación de ingresos para la reinversión o la distribución equitativa de los excedentes económicos generados y la creación de empleos dignos, buscando la auto sostenibilidad, la sustentabilidad de la misma y el beneficio para sus asociados y la comunidad de la cual hacen parte.

Desde la revisión conceptual, Alcaldía de Medellín y Comfama (2012a, p. 4) dicen que el emprendimiento social y solidario, "suele darse y tener éxito, en los sectores de la economía donde el mercado ha fallado y la acción del Estado es inexistente o ineficaz" y que en todo caso deben considerarse "tres elementos clave: un objetivo social, una innovación transformadora y un modelo de negocios sostenible"; aspectos que propicien un trabajo conjunto y no individual donde se proyectan iniciativas de carácter social. Además, el emprendimiento social debe generar mejoramiento en las condiciones de vida de las personas que hacen parte de la base asociativa, a partir del desarrollo de capacidades y potencialidades, que contribuyan en la creación de valor social, a la vez que se hacen aportes a la mejora de la humanidad, en un contexto determinado.

Las empresas de base social o emprendimientos solidarios como los llama la Alcaldía, no deben denominarse Organizaciones Sociales en sí mismas, sino empresas sociales, haciendo claridad que estos dos conceptos difieren en la forma como obtienen la sostenibilidad. Las organizaciones sociales dependen en gran medida de la inyección y/o donación de capitales externos, mientras las empresas sociales obtienen ingresos a partir de una actividad económica desarrollada por integrantes, con la finalidad de obtener beneficios económicos que les permitan generar cambios profundos y duraderos de índole colectiva. Al respecto Arboleda y Zabala (2011, p. 80), precisan el emprendimiento social y solidario como "aquella modalidad de organización económica y de trabajo, a la cual, y guiados por los principios de autogestión, eficiencia y viabilidad, acuden los sujetos sociales que tienen como única herramienta, (...) fuerza de trabajo."

De lo anterior puede concluirse que las empresas de base social o emprendimientos solidarios tienen, como fin último, la generación de beneficios sociales para los integrantes y las comunidades que impactan; por tanto, se originan bajo la posibilidad de solucionar un problema social y mejorar las condiciones de vida de un grupo social, lo que incide en el desarrollo y sostenibilidad de un territorio. Por tanto, desde la argumentación conceptual de esta investigación ha de tenerse presente que este tipo de iniciativas se soportan en formas de asociación que se comprenden desde la economía solidaria.

Para hacer la articulación con la economía solidaria, el equipo investigador del semillero decidió estudiar la economía de la solidaridad que se hace visible en la obra de Razeto (1993), autor ampliamente estudiado en los cursos del énfasis del programa de Administración de Empresas de la Fundación Universitaria Luis Amigó, a lo largo de 21 años de existencia del mismo.

Razeto (1993) plantea cómo la dinámica económica de los últimos años, marcada por una desmesurada concentración de capitales y vertiginoso desarrollo tecnológico, ha acentuado el protagonismo del mercado de intercambios en la asignación y distribución de los recursos, en detrimento de la capacidad del Estado para proveer soluciones sociales, situación que ha propiciado el surgimiento, entre la masa social, de diversas iniciativas y organizaciones económicas como el trabajo por cuenta propia, las microempresas familiares y las organizaciones económicas populares que esbozan un primer acercamiento a la consolidación del concepto de economía de la solidaridad.

Respecto a lo anterior, cabe anotar que esa dinámica económica a la que hace referencia Razeto (1993), en auge desde la Revolución Industrial, genera en el interior de las comunidades procesos de marginación social que obedecen, en gran parte, a la saturación del mercado laboral y la tecnificación de los procesos productivos, lo que genera, como consecuencia, un remanente de personas que se ven obligadas a buscar formas alternativas de ocupación para asegurar la subsistencia, al acudir a la solidaridad.

De igual manera, la economía de la solidaridad se presenta como un escenario donde el trabajo recupera la dimensión como actividad que dignifica al ser humano, y permite desarrollar potencialidades, apropiarse de la realidad, concebir transformaciones y generar ingresos que satisfagan necesidades, al tiempo que les da la oportunidad de saberse útiles y sentirse estimados por contribución al logro de objetivos comunes; esta premisa dista de las condiciones de los trabajadores en la economía capitalista, potencia más el trabajo que el empleo, y a la persona, más que el sujeto instrumental en la ejecución de tareas.

Por tanto, en el marco de economía de la solidaridad, se gestan y desarrollan formas de trabajo autónomo en las que, ante la carencia de otros recursos, el trabajo tiene un rol preponderante para ser sostenibles, así como formas de trabajo asociado que responden a los principios de autogestión y cooperación que permiten a las comunidades participar en la toma de decisiones y empoderarse de las responsabilidades conjuntas, lo que valora la condición de dignidad y realización humana en el trabajo.

En tal sentido, es importante resaltar que las características de la economía de la solidaridad no solo contribuyen al surgimiento de empresas de base social o emprendimientos solidarios sino que también permiten que estas se vinculen a la generación de desarrollo para las comunidades donde funcionan de manera autogestionaria.

Lo anterior expresa, en cierto sentido, una forma de legitimación que trasciende la concepción tradicional del poder, basada en una relación de dominación-subordinación, en la cual todos los integrantes participan en la dirección y gestión, para fortalecer capacidades, conciencia, voluntad y libertad de ejercer una participación entendida como un esfuerzo por la descentralización de dicho poder social que permita formular y desarrollar iniciativas efectivas para mejorar las condiciones de vida de la población.

La investigación se concentra en la teoría de la solidaridad de Razeto (1993), por cuanto las unidades productivas asociativas fueron apoyadas en el programa de la Alcaldía de Medellín denominado Economía Solidaria, programa contemplado en los dos últimos planes de desarrollo de la ciudad; por tanto, sus variables de caracterización se enmarcan dentro de los planteamientos de la Alcaldía de Medellín (2008b, p.159):

Fortalecimiento a la cultura del emprendimiento solidario mediante el desarrollo de iniciativas vinculadas al fomento de buenas prácticas de la economía asociativa y solidaria; la vinculación de iniciativas de economía solidaria al desarrollo local; la educación alrededor de la economía solidaria; el fortalecimiento de unidades de economía solidaria, el desarrollo e implementación de nuevas formas asociativas.

Debe tenerse presente, además, que el Acuerdo 41 de 2011, citado por la Alcaldía de Medellín (2012, p. 493) define la Economía Solidaria, como el

[...] sistema socioeconómico, cultural y ambiental conformado por el conjunto de fuerzas sociales organizadas en formas asociativas, identificadas por prácticas autogestionarias solidarias, democráticas y humanísticas, sin ánimo de lucro para el desarrollo integral del ser humano como sujeto actor y fin de la economía.

El Programa comprende un conjunto de acciones y proyectos para el fomento de emprendimientos de organizaciones sociales, autosostenibles y competitivas, cuya finalidad es el bienestar de las comunidades en los ámbitos urbano y rural, con el fin de promover el desarrollo en contextos locales.

El Semillero de Investigación en Emprendimiento ha reflexionado sobre estas apuestas y acciones de la economía solidaria en la ciudad, toda vez que según la misma Alcaldía (2008b), y sus corregimientos se presentan capacidades insuficientes de los sectores productivos para generar fuentes de trabajo de calidad. Además de eso, una buena parte de la población económicamente activa aún no está formada en competencias para la vida y el desempeño laboral.

Inquieta el reconocimiento de las características de esas unidades productivas asociativas, cómo proceden desde el accionar comunitario, autogestionario, solidario, productivo y social, cómo eran antes y después de acceder a recursos del plan de desarrollo; también inquieta a cuáles de esas personas que conforman la base asociativa de las UPA, el programa de Economía Solidaria de la Alcaldía les ha entregado aportes significativos en cuanto a su desarrollo humano integral y al territorial de los grupos sociales a los que pertenecen, y a cuáles les ha potenciado capacidades y capitales propios para constituirse en plataforma de oportunidades de emprendimientos solidarios.

Para el equipo investigador es muy inquietante reconocer si las unidades productivas asociativas, Empresas de base social o emprendimiento solidario, han generado fuentes de trabajo de calidad y si esas organizaciones han apropiado la cultura emprendedora y el desarrollo empresarial con objetos de trabajo que sirvan de aporte a transformaciones sociales con modelos de negocios novedosos, viables y sostenibles en el tiempo, y si efectivamente han generado competencias de participación en la construcción de ciudad.

Este trabajo se desarrolla en cuatro secciones, incluyendo la introducción. En la primera se hace una contextualización en el tema de economía solidaria. En un segundo momento, se describe de forma sucinta la metodología empleada para dar cumplimiento al objetivo planteado. En tercer lugar, se presentan los resultados asociados al origen, crecimiento, formalización, sostenibilidad, objeto productivo, estructura organizacional de las UPA, entre otras. Por último se presentan las conclusiones de la investigación.

 

1. METODOLOGÍA

La investigación tiene origen en las reflexiones llevadas a cabo por un grupo de estudiantes y una docente del programa Administración de Empresas-Fundación Universitaria Luis Amigó, en los cursos Desarrollo Comunitario, Creatividad empresarial y Mentalidad Empresarial. Estas personas se inquietaron por estudiar la Economía Solidaria y la aplicación en emprendimientos sociales y solidarios a partir de las intervenciones realizadas por la Alcaldía de Medellín en los dos últimos planes de desarrollo de la ciudad.

El proceso requirió la definición conceptual de economía solidaria. Se utilizaron fuentes secundarias procedentes de la obra de Luis Razeto (1993,1994 y 2000), que sirve de soporte bibliográfico en los cursos del énfasis social solidario en el programa Administración de Empresas de la Fundación Universitaria Luis amigó, así como el análisis en la percepción de la Alcaldía de Medellín, sobre el mismo concepto. Las actividades investigativas fueron un pretexto de formación de comunidad académica, a la vez que se produjeron estrategias para incentivar a los interesados en dar respuesta a los interrogantes planteados en el aula de clase.

Una vez se comprende en qué consiste la economía de la solidaridad planteada por Razeto y la aplicación en el programa de la Alcaldía de Medellín, se hace indispensable un instrumento para validar la información que permitiera la caracterización de las unidades productivas asociativas (UPA), apoyadas en dicho programa durante los últimos años, para lo cual se solicitó, a la Secretaría de Desarrollo Económico, la base de datos de 486 proyectos asociativos en creación y fortalecimiento, que estaban contemplados en el Plan de Desarrollo del 2008 como meta; sin embargo, solo se obtuvo una lista con 195 de ellos, de los cuales, se tomó una muestra de 73, considerados viables por la misma Secretaría y que cumplían con los criterios de trabajo conjunto e iniciativas con proyección social.

La investigación realizada es de carácter descriptivo puesto que pretende establecer las principales características de las unidades productivas asociativas exitosas, desde el punto de vista de la economía de la solidaridad, con enfoque mixto por la vinculación de datos de origen cuantitativo y cualitativo para el cumplimiento del propósito de investigación.

El instrumento seleccionado para la recolección de la información fue una encuesta (ver anexos 1 y 2) diseñada a partir de tres grandes bloques de preguntas, asociadas: con el origen de los emprendimientos solidarios, la situación en la que se encuentran en la actualidad y la valoración que hacen del programa en términos del impacto generado para el crecimiento de la empresa social, y el aporte al mejoramiento de la condición de vida de la base asociativa. Además, en la aplicación del instrumento, se dejó un espacio para observaciones, tratando de buscar categorías de análisis emergentes, en términos de las características propias del funcionamiento de las UPA.

El trabajo de campo en la aplicación de la encuesta estuvo a cargo de integrantes del semillero; la tabulación de los datos y el respectivo análisis de variables relacionadas con cada uno de los componentes, similitudes y diferencias entre las unidades productivas asociativas UPA, como los denomina la Alcaldía, se presentan en los hallazgos y las conclusiones que se describen en los ítems siguientes.

 

2. HALLAZGOS Y DISCUSIÓN

2.1. Origen de las Unidades Productivas Asociativas

En relación con este bloque de preguntas, se consideró pertinente indagar por la situación de la base asociativa con anterioridad a la conformación de la unidad productiva asociativa, con el propósito de identificar si para ese momento ya se encontraban agrupados en torno a algún tipo de actividad u organización social; se indagó, además, en caso de que la respuesta fuese positiva, el tiempo de conformación del emprendimiento social o solidario.

Se tienen entonces dos variables fundamentales para este primer componente de la investigación que comprenden la forma asociativa que dio origen a la unidad productiva asociativa, y los años de existencia de la misma, sobre las cuales se pudo establecer lo siguiente:

En lo que tiene que ver con el origen, como lo muestra la gráfica 1, en el 57 % de los casos, las personas que conformaron la base asociativa no se encontraban organizadas en torno a ninguna forma asociativa con anterioridad a la conformación de la unidad productiva asociativa, 18 % expresaron haber dado origen a partir de una corporación; 11 %, de una Junta de Acción Comunal; 8 %, de una asociación, y el 6 %, que la iniciativa surgió de una cooperativa.

 

Estos resultados evidencian que en su mayor parte, las unidades productivas asociativas encuestadas fueron conformadas por personas naturales que encontraron una forma de unir esfuerzos para la generación de ingresos y 47 % restante se identifican por su origen con organizaciones que tienen su objeto social en situaciones que propician un trabajo conjunto (corporaciones, juntas de acción comunal, asociaciones y cooperativas) para el mejoramiento de las condiciones de vida de un grupo social, alrededor de la realización de una actividad productiva o de prestación de servicios.

El proceso asociativo, que se hace visible a la luz de los resultados obtenidos, coincide en gran parte con lo expuesto por Razeto (2000) respecto a la economía popular como uno de los caminos que conducen hacia el surgimiento y consolidación de la economía de la solidaridad, en tanto se comienzan a gestar en el constructo social, diversas iniciativas que comprenden el trabajo por cuenta propia, organizaciones económicas populares conformadas por grupos de personas que ingresan a las lógicas del sistema capitalista dominante y se ven excluidas y obligadas a buscar nuevas alternativas de ocupación que les permitan generar ingresos.

A propósito de los orígenes de las unidades productivas asociativas, otro aspecto que se tuvo en cuenta es la antigüedad de las organizaciones sociales que les dieron origen, respecto a lo cual, como se aprecia en la gráfica 2, se pudo determinar que 86 % fueron conformadas hace cinco o menos años, mientras que el 14 % restante se divide entre aquellas cuya conformación se dio entre 6 y 10 años atrás, las cuales representan un 3 %, igual porcentaje que para aquellas que tienen una antigüedad de entre 16 y 20 años; un 1 % que existen hace un período de entre 11 y 15 años, y un 7 %, con más de 21 años de existencia.

 

Para hacer mayor claridad respecto a este apartado en particular, vale la pena destacar que el 58 % de las UPA encuestadas que tienen cinco o menos años de existencia fueron conformadas por personas que antes no se encontraban asociadas bajo ninguna forma, lo cual denota una correlación entre ambos aspectos y reafirma lo expuesto respecto al aporte de esta modalidad de empresa social a la creación de nuevas empresas de base social, en la construcción de ciudad.

2.2 Situación actual

Para efectuar el análisis referente a este componente se tuvieron en cuenta variables que comprenden el estado de la UPA, en términos de si está o no en funcionamiento actualmente, el objeto social, el tipo de propiedad, si habían recibido apoyo para la etapa de creación o la etapa de fortalecimiento, sobre el inmueble en donde desempeñan actividades, el estado de formalización legal y el número de asociados que la conforman.

En relación con cada una de las variables expuestas que hacen parte de este bloque de preguntas, los resultados obtenidos reflejan lo siguiente:

El 60 % de UPA, que recibieron apoyo para creación se encuentran activas, y el 97 % que recibieron apoyo para fortalecimiento también se encuentran activas, como lo muestra la gráfica 3, lo que deja un balance significativo en relación con el criterio de selección en términos de viabilidad y apoyo recibido, ya que la totalidad de las unidades productivas asociativas incluidas en el estudio, manifestaron haber recibido algún tipo de ayuda en aspectos como aporte de maquinaria, equipos e insumos, apoyo en acondicionamiento del local, diseño, lanzamiento del producto y publicidad, así como capacitación en temáticas de cooperativismo, administrativas, contables, costos, técnicas, legales, mercadeo y ventas.

 

Cabe anotar que aunque el porcentaje de UPA que se mantiene activa es muy superior al que por algún motivo ha cesado actividad, para el caso de las unidades productivas asociativas que se encuentran en etapa de creación es más notoria la diferencia con las que están inactivas (40 %), lo que lleva a pensar que posiblemente el apoyo que se otorga a este tipo de emprendimientos desde la Alcaldía de Medellín debe contemplar, además del apoyo en términos de formulación y diseño del proyecto de emprendimiento social y solidario, una intervención más profunda enfocada a la base social donde se gesta la mayor parte de estas iniciativas, de modo que pueda generarse un cambio de pensamiento respecto a la pertinencia y conveniencia de apostar por este tipo de empresas de base social para la generación de ingresos y mejoramiento de las condiciones de vida, es decir, hacer un proceso más riguroso en cuanto a la modalidad de creación en términos de viabilidad y aspectos que demuestren una posible transformación y trabajo conjunto.

Para ahondar en este aspecto y en la forma como podría abordarse dicha transformación, vale la pena retomar uno de los conceptos expuestos por el mismo Razeto (1993) en torno a la proyección de la economía de la solidaridad, donde expresa la dificultad al iniciar un camino nuevo, comparado con el darle continuidad al que otros han explorado con éxito. Esto resalta la importancia y necesidad de reflexión en el interior de los emprendimientos sociales y solidarios en el hecho de promover canales de comunicación abiertos y fluidos donde se favorezca la realimentación con quienes ya han recorrido por las sendas de este nuevo modelo y quienes están prestos a hacerlo, donde puedan intercambiar experiencias y generar sinergias que permitan, además, alcanzar ese mayor nivel de integración al cual se ha referenciado para la consolidación de esta nueva concepción de la racionalidad económica.

Acerca del objeto social de las UPA que hicieron parte de la investigación, los resultados obtenidos demuestran que el 54 % de ellas concentra su actividad en el sector productivo, y el 46 % restante, en la actividad económica de comercialización de bienes, como se aprecia en la gráfica 4; no obstante, es importante mencionar que dicha tendencia presentó variaciones significativas en relación con la etapa en la cual se encuentra la unidad productiva asociativa, ya que en el caso de las UPA que se encuentran en etapa de creación, prima el sector terciario de la economía; contrario a lo que sucede para aquellas UPA que se encuentran en etapa de fortalecimiento.

 

Al desagregar la información referente a este punto, se tiene que en el ámbito de la producción y comercialización, priman los alimentos y las bebidas con el 34 %, seguido de cerca por los textiles que representan un 29 %; en menor proporción, se encuentran el calzado y los productos de aseo, con un 8 %; luego, las artesanías, los bolsos y el material de empaque y embalaje, todos con un 5%, y los muebles y productos metalmecánicos que acumulan un 3 % cada uno.

Las UPA dedicadas a la prestación de servicios se catalogan de la siguiente manera: los servicios de formación y capacitación encabezan la lista con un 24 %; el turismo se ubica en segundo lugar con el 18 %, seguido por las UPA dedicadas a la organización de eventos que representan el 12 %; los servicios de mantenimiento, el 9 %; los servicios logísticos, culturales, estéticos y los relacionados con las tecnologías de la información y comunicación, todos con el 6 %, y por último, los servicios deportivos, de transporte, comunicación e impresión con 3 %.

Sin lugar a dudas, el hecho de que las unidades productivas asociativas estén en efecto dedicadas a la realización de algún tipo de actividad económica resulta coherente con la concepción de la Alcaldía en términos de la creación de empresas de base social que busquen la auto-sostenibilidad, la sustentabilidad en beneficio para sus asociados, lo que también es coherente con la teoría de la solidaridad expresada en la obra de Razeto (1993). Como se dijo en la introducción, la creación de empresas sociales hace necesario que la autosostenibilidad en el tiempo, no dependa del aporte de recursos económicos externos, sino que, producto del funcionamiento, logren generar capital propio a partir del cual puedan desarrollarse.

No obstante, es menester tener presente un segundo componente de este tipo de emprendimientos, que hace referencia al carácter social, el cual exige que tanto desde la concepción como en la forma en la que desempeñan la actividad económica, estos emprendimientos evidencien características distintivas frente al modelo de empresa tradicional, dentro de las cuales, para el caso de la economía de la solidaridad, deben tenerse en cuenta los elementos diferenciadores planteados por Razeto (1994) que comprenden, en primer lugar, un tipo de empresa que trasciende la visión capitalista centrada en lo económico, hacia el desarrollo de actividades de tipo social, político y cultural; en segundo lugar, una nueva racionalidad económica en donde prima el trabajo, concebido como un espacio de dignificación del ser humano, en procura permanente por el desarrollo de prácticas participativas, en contraposición al individualismo; además, deben ser empresas con tamaño a escala humana, donde las personas tienen un mayor control sobre las condiciones de vida, que funcionan bajo un modelo de autogestión y participación democrática para la toma de decisiones, en las que se hace una distribución equitativa de la riqueza, el poder y el conocimiento, y se cuenta con una mayor conciencia ecológica, de equidad de género y de respeto por la diversidad; finalmente, este tipo de emprendimientos deben fortalecer la dimensión espiritual, de tal manera que brinden a las personas un mayor sentido con respecto a lo que hacen y viven y deben asumir procesos de desarrollo y cambio social.

Lo anterior plantea un gran desafío para el caso de las unidades productivas asociativas, que hace referencia a la incorporación de estos elementos en el funcionamiento de estas iniciativas, de forma que se diferencien de las empresas tradicionales y, a partir de allí puedan, efectivamente, generar realidades transformadoras que contribuyan al mejoramiento de las condiciones de vida en las comunidades donde ejercen actividades.

Para dar continuidad al análisis de este componente, en relación con el tipo de propiedad del inmueble en el que funcionan las UPA, los resultados obtenidos se muestran en la gráfica 5, donde el 46 % de ellas operan en instalaciones por las cuales pagan un canon de arrendamiento, mientras que existe paridad respecto a las UPA que poseen instalaciones propias y las que operan en locaciones bajo la figura de comodato, un 21 % en ambos casos; por último se encuentran las UPA que llevan a cabo actividades en la vivienda de uno de los socios, las cuales representan el 13 %.

 

Otro de los aspectos que se tuvieron en cuenta está relacionado con la situación legal de las UPA en la actualidad en términos de formalización. Sobre este tema se encontró, como se observa en la gráfica 6, que la mayor parte de ellas, un 71 %, está formalizada y cuenta con toda la papelería requerida en regla, mientras que las restantes se dividen en aquellas que están en proceso de legalización, que representan un 13 %, y las que no se encuentran constituidas de manera legal, ni tienen papelería en regla que corresponden al 17 %. Es importante anotar que una cuarta parte de estas últimas funciona con la personería jurídica de la Junta de Acción Comunal que dio origen a la UPA.

 

En este último aspecto, luego de desagregar los resultados según la etapa en la cual se encuentran las UPA encuestadas, se determinó que la tendencia presenta variaciones, ya que en el caso de las que se encuentran en etapa de creación, la mayoría (60 %) se encuentra en proceso de legalización, mientras que en el caso de las UPA que reciben apoyo en etapa de fortalecimiento, 75 % de ellas ya se encuentran legalizadas.

Dicha situación revela una relación directa entre el desarrollo de estas empresas de base social y la formalización, puesto que, como muestran los datos, la mayoría de las UPA que reciben fortalecimiento ya se encuentran legalizadas. Son emprendimientos que coinciden en cuanto al crecimiento ordenado y la posibilidad de generar datos estadísticos y estudios sobre ese tipo de empresas como lo expresa la OIM (2008). También, existe una proporción significativa de las que están en etapa de creación que ya se encuentran en proceso de formalización, lo cual reviste gran relevancia, si se tiene en cuenta que este es uno de los factores de los que depende el desarrollo futuro de este tipo de iniciativas asociativas, en tanto permite o restringe posibilidades de expansión y por tanto de generación de empleo, aumento de ingresos y mejoramiento de condiciones de vida para los asociados y trabajadores.

Finalmente, en lo que tiene que ver con este bloque de la investigación relacionado con la situación actual de las UPA encuestadas, se hace referencia al número de socios que las integran, y que hacen parte de la actividad económica que identifica la empresa de base social o emprendimiento solidario, punto sobre el cual, como se detalla en la gráfica 7, de acuerdo con los resultados obtenidos puede decirse que la mayor parte de estas, 50 % tienen entre 1 y 5 asociados; el 38 %, entre 6 y 10; el 4 % están conformadas por un número de integrantes comprendido entre 16 y 20 personas, mientras que solo en el 1 % de los casos el número de integrantes está entre 11 y 15, igual porcentaje que para el rango comprendido entre 21 y 25 socios; por último, es importante anotar que el 6 % restante corresponde a las UPA que no se encuentran activas en la actualidad y que por tal motivo no les es aplicable esta pregunta.

 

De lo anterior se desprende una interpretación que resulta positiva con respecto a las unidades productivas asociativas y sus prácticas solidarias y democráticas en función del crecimiento del emprendimiento social y solidario, más aún si se aborda el análisis de este aspecto al considerar que solo el 12 % de las UPA encuestadas tienen en la actualidad un número de integrantes menor al mínimo exigido por la Alcaldía de Medellín para conformarse, mientras que el 41 % se mantiene en ese número de miembros y el 47 % ya cuenta con 6 o más asociados; es decir, la proporción de las UPA exitosas, que han logrado incorporar más asociados desde que fueron conformadas, es superior a las que se mantienen iguales o han reducido esta cifra con respecto a la base asociativa. De lo anterior se deduce que existen coincidencias en cuanto a la motivación y continuidad de la base asociativa en muchas de las unidades productivas asociativas que están activas.

Esta situación demuestra un aumento de la credibilidad por parte de la comunidad, así como una recepción positiva de las mismas como una alternativa viable para la generación de empleo y el mejoramiento de las condiciones de vida, factores que motivan a nuevas personas a formar parte de las UPA y vincularse a la generación de desarrollo a través de esta modalidad de empresa social, a pesar de que estas tienen una existencia corta en relación con otras formas asociativas y empresariales.

2.3 Valoración del aporte recibido

El objetivo perseguido con este último bloque de preguntas está orientado a determinar coincidencias entre los modelos de operación del programa de Economía solidaria, de la Alcaldía de Medellín, con la opinión de los beneficiarios del mismo programa, frente a la intervención recibida, en términos de generación de ingresos y empleos que buscan no solo el desarrollo de la base asociativa de la empresa social o emprendimiento solidario, sino también el beneficio de la comunidad. La intención también se centró en determinar, a la vez, cómo ha incidido el programa en el desarrollo de las personas y de la UPA en la cual están inmersos.

Para este bloque de preguntas, se establecieron cuatro variables, así: el número de años durante las cuales las UPA han recibido apoyo proveniente de la Alcaldía; la valoración que hacen estas del apoyo recibido; la contribución al crecimiento de la organización social que dio origen a la UPA, y el aporte al mejoramiento de la calidad de vida de los participantes del proyecto.

Cabe anotar que, como ya se ha mencionado, el 100 % de las UPA encuestadas manifestaron haber recibido algún tipo de apoyo por parte de la Alcaldía mediante aportes y capacitación en los ítems expuestos; en este sentido también se pudo establecer que tales contribuciones se han realizado en el marco del Presupuesto Participativo que se desarrolla en las dos últimas administraciones de la ciudad.

Cuantitativamente, como se observa en la gráfica 8, los resultados muestran que el número de años por las cuales las UPA encuestadas han recibido apoyo del presupuesto participativo es de 4, en el 13 % de los casos; 32 %, durante 3; la mitad lo han recibido durante 2, y el 6 %, para uno solo.

 

Al contrastar este aspecto con el estado actual de las UPA fue posible establecer proporcionalidad entre ambas variables, en tanto a medida que se recibe apoyo por más años el número de UPA que dejan de funcionar se reduce; se encontró que el 50 % de las que han recibido apoyo por 1 solo año se encuentran inactivas actualmente, mientras que en el caso de las que lo han recibido por 2 años, el porcentaje es de solo 5 %, y todas las UPA que han sido apoyadas por 3 o 4 años permanecen activas en la actualidad.

Este hallazgo aporta elementos significativos para hacer una aproximación al análisis de la incidencia generada a través del apoyo brindado por la Alcaldía de Medellín para el desarrollo de las unidades productivas asociativas en la ciudad, al dejar entrever una relación directa entre el apoyo y el acompañamiento de la entidad con la continuidad de estas empresas sociales.

Por otro lado, los resultados de la valoración, por parte de las UPA, del apoyo brindado por la Alcaldía de Medellín, cuyo balance, como se puede ver en la gráfica 9, muestra una tendencia positiva, si se tiene en cuenta que el 31 % de las UPA encuestadas lo califican como muy bueno y el 36 % como bueno, mientras que el 25 % del total consideran que dicho aporte fue regular y solo un 8 % lo cataloga como malo. Cabe destacar que la mitad de estas últimas representan el 75 % de las UPA que no se encuentran en actividad en la actualidad.

 

De igual manera, al indagar por el crecimiento obtenido por las organizaciones sociales que dieron origen a las UPA como resultado del apoyo recibido, se estableció, como se muestra en la gráfica 10, que el 7 % de estas cataloga el crecimiento logrado por la organización como demasiado; el 22 % manifiesta que ha logrado mucho crecimiento; el 32 % expresa que el crecimiento ha sido poco, y en esa misma línea el 38 % denota inconformidad al plantear que se ha logrado muy poco crecimiento de la organización social que sirvió de origen a la UPA, mientras que solo el 1 % dice que no ha habido crecimiento alguno.

 

En referencia a lo anterior y desde un punto de vista cualitativo, puede decirse que las personas encuestadas que manifestaron crecimiento demasiado o mucho lo atribuyen a la contribución de los recursos y capacitaciones que han recibido, los cuales les han permitido mejorar la perspectiva de la empresa social, generar empleo y mejores condiciones de vida, al igual que ha mejorado la credibilidad por parte de la comunidad en la labor que viene desarrollando la UPA.

En tanto, quienes expresan que el crecimiento obtenido gracias al apoyo de la Alcaldía ha sido poco, muy poco o nulo hablan de que el crecimiento que han logrado se ha debido más al interés, el liderazgo y la dedicación de los asociados que al aporte de la entidad municipal y en otros casos manifiestan que el apoyo no ha repercutido en forma significativa porque se han presentado retrasos e inconvenientes con los cooperantes1.

En este punto en particular resulta interesante que, aunque el 71 % de las UPA encuestadas expresaron que el crecimiento del emprendimiento surgió a partir de la intervención, el apoyo de la Alcaldía no fue definitivo, siendo más importante el empuje propiciado por las personas que están al frente de la actividad.

El 55 % de estas calificaron el apoyo de la Alcaldía como muy bueno y bueno; por tanto, hay coincidencias que llevan a deducir, que si bien la percepción del apoyo recibido es positiva, este no ha sido aspecto determinante en todas las UPA exitosas, y son más importantes en la percepción otros aspectos inherentes a las personas que lideran los procesos en las UPA.

Al respecto, es preciso retomar lo expuesto por Razeto (1993) en la concepción de que si bien existen diversos caminos que conducen a la economía de la solidaridad, es preciso que de la interacción entre todos estos se genere una identidad propia que los incluya a todos en torno a la misma.

En este caso, no solo hablamos de diversos caminos sino de diversos tipos de organizaciones sociales que a partir de la experiencia acumulada en realidades distintas se han vinculado a un mismo concepto que es el de la unidad productiva asociativa; sin embargo, hace falta que los beneficios individuales de los miembros de la UPA, como los colectivos, tengan una mayor proyección y puntos de encuentro comunes, es decir, que contribuyan a reforzar una idea compartida por todos, para lo cual es necesario que el desarrollo de las UPA esté articulado a una postura de ciudad más amplia, comprometida con la consolidación de una cultura de la economía de la solidaridad, como lo expone Razeto (1993), donde primen el trabajo y la cooperación, y en la cual sea posible la generación de sinergias basadas en esos mismos conceptos básicos.

Para concluir, se presentan los resultados en cuanto a la apreciación del aporte generado al mejoramiento de la calidad de vida de los asociados de las UPA, aspecto para el cual se estableció una escala numérica de 1 a 5, en donde 5 es la mejor valoración. Como se detalla en la gráfica 11, el 7 % le otorga un valor de cinco; el 22 % lo califica con cuatro; el 36 %, con tres; el 33 % le concede una calificación de dos, y solo el 1 % le da una calificación de uno.

 

La consolidación cualitativa de las observaciones en el instrumento aplicado coincide en aquellos casos en los que la valoración se encuentra entre 1 y 3; dentro de las razones que manifiestan como causantes de inconformidad incluyen falta de continuidad en el proceso por cambio de cooperantes, demoras y manejo ineficiente de recursos por parte de los cooperantes asignados, exigencias por parte de la Alcaldía en términos de número mínimo de integrantes para mantener viabilidad; asimismo, respecto a las capacitaciones algunos consideran que no corresponden con la realidad y otros hacen énfasis en la necesidad de brindar más capacitaciones; en cambio en aquellos casos en los que la calificación del aporte al mejoramiento de la calidad de vida fue de 4 y 5, los encuestados manifestaron que este proyecto les ha permitido encontrar un nuevo sentido de vida, crecer como personas, desarrollar mayor sentido de pertenencia y empatías para el trabajo en equipo, mantenerse unidos y a la vez generar ingresos para atender la familia; asimismo expresan que se sienten apoyados, útiles y felices.

Este último aspecto referente al mejoramiento de la calidad de vida de los asociados, producto del apoyo recibido por parte de la Alcaldía, podría considerarse como uno de los más significativos en relación con los planteamientos acuñados por Razeto (1993) respecto a la economía de la solidaridad y de los cuales ya se hizo mención en este artículo, en lo que tiene que ver con la concepción del trabajo como un espacio que contribuya a la dignificación del ser humano, pues no se trata solo, de que a través de las unidades productivas asociativas las personas puedan mejorar el nivel de ingresos, sino que al mismo tiempo puedan potenciar capacidades y satisfacer necesidades de estima y autorrealización mediante la participación en el logro de objetivos comunes y la contribución al mejoramiento de las condiciones de vida.

De hecho, esta visión trascendental del ser humano se ve reforzada y potenciada por los planteamientos del mismo Razeto (1993), en cuanto expone que la economía de la solidaridad debe reconocer y contribuir al desarrollo de la capacidad humana de regirse por principios superiores que lo llevan a buscar, no solo la utilidad individual, sino también el bien común, preocupándose, además, por la satisfacción de las necesidades de los demás; y de igual forma, plantea que una de las características de esta economía con respecto a esta dimensión espiritual es que permite a las personas encontrar sentido a lo que hacen y viven en la cotidianidad.

Se tiene entonces que lo dicho hasta el momento con respecto al aporte de las UPA al mejoramiento de la calidad de vida de los asociados se encuentra articulado con lo que se mencionó anteriormente, en referencia a la necesidad de que estas empresas desarrollen una identidad propia que les permita fortalecer y evidenciar características sociales, pues a partir de allí se hace posible que estas se consoliden como espacios donde las personas puedan, liberándose del rol instrumental, potenciar capacidades, apropiarse de la propia realidad y, por consiguiente, alcanzar un nivel de desarrollo que sobrepasa la mera satisfacción de necesidades básicas.

Para complementar la idea del mejoramiento de la calidad de vida de los socios activos de la UPA, se indagó por los empleos que desde allí se generan, y se dio la posibilidad de que el encuestado los describiera, teniendo presentes las consideraciones de la Personería de Medellín (2013), en el marco legal de la investigación denominada Las unidades productivas asociativas, alternativa de empleo digno utopía o realidad, dentro de las que incluyen: distribución de excedentes y/o remuneración, condiciones de trabajo, seguridad social, tiempo destinado a la labor y frecuencias en el desarrollo del trabajo.

Las respuestas de los encuestados sugieren grandes diferencias de las UPA al respecto. Son temerosos y no dan detalles de dinero, cuando se preguntó en relación con el número de personas de la base asociativa que están activos y que desempeñan actividades remuneradas, la tendencia indica que no todos los integrantes de la base asociativa laboran internamente en el emprendimiento social solidario. También se pudo establecer en las respuestas que son muy pocos los que trabajan toda la semana y con prestaciones sociales. Algunos trabajan entre días, otros solo de vez en cuando por horas. Lo anterior permite concluir que hay dificultades por parte de las UPA en la absorción de trabajo, si el concepto se toma desde el concepto de Trabajo digno; por tanto, las características al respecto son muy heterogéneas. Lo que sí se puede establecer es que son trabajos informales y que para todos ellos lo más importante es sentirse útiles y tener un reconocimiento en esa comunidad.

La información anterior permite concluir en términos de las siguientes coincidencias y diferencias para la caracterización de las UPA más exitosas en articulación con el concepto de economía de la solidaridad:

Coincidencias de las UPA más exitosas en términos de economía de la solidaridad

• Motivación permanente hacia una forma alternativa de ocupación que asegure la subsistencia de las personas que están al frente del emprendimiento social y/o solidario.

• Persistencia en el trabajo como una forma de reconocimiento social y dignificación como seres humanos que aportan a las comunidades donde ellos se acentúan.

• Existe apropiación por el entorno y las problemáticas comunitarias

• Existen principios de autogestión que buscan la sostenibilidad del emprendimiento social y/o solidario; sin embargo, muchos de ellos siguen haciendo autogestión para buscar apoyo de la Alcaldía, lo que los convierte en dependientes del Estado.

• Hay legitimación de la unidad productiva en la comunidad.

• Comprenden e interpretan hechos y situaciones de la ciudad y la región en el marco de los planes de desarrollo. Se reconocen como beneficiarios del programa de economía solidaria dentro de los planes de desarrollo de la ciudad.

Diferencias de las UPA más exitosas en términos de economía de la solidaridad

• Difieren en la argumentación relacionada con la economía de la solidaridad. La aplican, pero no son conscientes de lo que significa dicho concepto. Muchos de ellos lo confunden con la forma jurídica de una empresa asociativa.

• Son muy pocas las UPA que generan trabajo digno, entendiéndose este como mínimo, un salario mínimo legal vigente con seguridad social o distribución equitativa de excedentes. La gran mayoría son trabajos informales.

• Difieren en los canales de comunicación. No todos son abiertos y fluidos, lo que va de la mano con las características del líder.

• Las UPA desarrollan actividades económicas muy diversas, lo que genera mayores dificultades para generar circuitos económicos solidarios, redes o alianzas entre comunidades.

• Hay diferencias e incoherencias en cuanto al pensamiento de trascender en la visión capitalista centrada en lo económico, hacia el desarrollo de actividades, cuyo producto o servicio benefician a un grupo de manera colectiva.

 

3. CONCLUSIONES

Las UPA más exitosas del programa Economía Solidaria de la Alcaldía de Medellín son empresas de desarrollo a escala humana donde el trabajo es concebido como un espacio de dignificación del ser en procura de un desarrollo individual y social, lo que está en contraposición con el individualismo en la empresa tradicional.

Las empresas de base social o emprendimientos solidarios en la ciudad de Medellín están conformadas por personas que se asocian alrededor de la realización de una actividad productiva o de prestación de servicios, puesto que, como se puede observar, el mayor porcentaje de ellas se conformó por la motivación de unir esfuerzos para la generación de ingresos y el mejoramiento de las condiciones de vida de un grupo social.

En las UPA más exitosas del programa de economía solidaria del municipio de Medellín, existen coincidencias en cuanto a la motivación y continuidad de la base asociativa que dio origen al proyecto, evidenciando prácticas solidarias y humanistas en el interior de ellas; sin embargo, falta argumentación y coherencia de pensamiento con la aplicación como prácticas de economía social y solidaria.

Existe vínculo entre las bases del programa de Economía Solidaria contempladas en los dos últimos planes de desarrollo de la ciudad y la opinión de los beneficiarios, respecto a que la intervención permite la generación de ingresos para la distribución equitativa de los excedentes económicos, que buscan el beneficio no solo de la base asociativa, sino también de la comunidad; sin embargo, se pudo constatar que son necesarios el liderazgo social y la autogestión como condiciones para la sostenibilidad de los proyectos asociativos.

Las personas que forman parte de las unidades productivas asociativas apoyadas por la Alcaldía de Medellín en el programa de Economía Solidaria, reconocen la importancia del apoyo estatal en la generación de ingresos; sin embargo, son conscientes de que éxito de la sostenibilidad de los emprendimientos dependen, en gran medida, de la gestión realizada por parte de sus integrantes donde la solidaridad, la democracia, las sinergias, el desarrollo de empatías y el trabajo en equipo son aspectos indispensables para el éxito.

Las capacitaciones en economía solidaria y la formación empresarial son importantes para el desarrollo de la unidad productiva asociativa; sin embargo, es más importante la conciencia que se genere en cada uno de los integrantes de la base asociativa, acerca del rol social que cumple el emprendimiento.

Pese a los aspectos positivos en el crecimiento y aporte al desarrollo empresarial y social, aún no se hacen visibles novedades transformadoras en los contextos sociales donde las unidades productivas asociativas se desempeñan, lo que lleva a concluir que los impactos son de largo plazo, razón por la cual, tanto el Estado, en cabeza de la Alcaldía, como las comunidades deben hacer seguimiento al programa.

Las decisiones administrativas gubernamentales revisten gran relevancia en el desarrollo de una región, en tanto que permiten o restringen las posibilidades de expansión y desarrollo en una comunidad y, por tanto, de generación de fuentes de trabajo, aumento de ingresos y mejoramiento de condiciones de vida para los habitantes en una región.

Las unidades productivas asociativas mantienen, desde la conformación, un número mínimo de socios en términos de requerimiento de la Alcaldía; sin embargo, muchos de ellos no interiorizan lo que es la economía de la solidaridad en términos de trabajo conjunto.

Existe una relación directa entre el número de apoyos y/o años en los cuales han participado las unidades productivas asociativas con el programa de economía solidaria con la evolución de las mismas, en la etapa de fortalecimiento, esto es, a mayor número de años, mayores oportunidades de mejora y evolución de las UPA, lo que demuestra la importancia de la sensibilización hacia la economía solidaria en la etapa de creación.

Las personas que pertenecen a las unidades productivas asociativas más exitosas coinciden en que el hacer parte de la empresa social las ha forzado a buscar nuevas alternativas de ocupación que les permitan generar ingresos, de tal manera que aplican todas las capacidades, habilidades y conocimientos adquiridos con anterioridad en el desarrollo de su vida, con lo cual se sienten útiles a la sociedad.

Aunque la investigación no percibe avances muy significativos en el desarrollo de la ciudad, hacia la consolidación de la economía de la solidaridad, es importante anotar que sí se percibe la contribución de la misma en algunas comunidades menos favorecidas que han incorporado un sentido de solidaridad e integración entre las personas, lo que le tributa, no solo a la sostenibilidad del emprendimiento social y solidario, sino, además, al fortalecimiento y desarrollo de un nuevo modelo caracterizado por una racionalidad económica diferente, donde priman la fuerza de trabajo y la cooperación.

Se hace necesario que las personas que hacen parte de las UPA propendan, además, por lograr un mayor nivel de integración entre ellas, al incorporar un mayor sentido de solidaridad en todas las etapas del ciclo económico, que permita aportar no solo en sostenibilidad individual de estos proyectos, sino en la superación de la pobreza y la generación de desarrollo con un alcance de ciudad.

El desafío que continúan enfrentando las UPA exitosas es el de sostener una empresa social y solidaria con las premisas del trabajo conjunto, cooperación, participación y ayuda mutua, en una economía de mercado, lo cual no las excluye de ser competitivas y productivas, teniendo presentes los parámetros de medición de cualquier empresa tradicional.

 


Notas:

* Este artículo es resultado del proyecto de investigación "Políticas públicas asociadas al emprendimiento y la articulación con organizaciones sociales en la ciudad de Medellín". El proyecto ha sido desarrollado por el Semillero de Investigación en Emprendimiento. Dicho semillero pertenece al grupo de investigación en organizaciones (GORAS), escalafonado en categoría B de Colciencias. La investigación fue financiada por la Fundación Universitaria Luis Amigó (Funlam) y ejecutada en dos fases. El artículo corresponde a primera fase de caracterización, ejecutada durante 2013 y 2014.

1 El término de cooperante hace referencia a los operadores del programa "Economía Solidaria" que, según se pudo establecer por los mismos encuestados, son entidades externas a la Administración municipal, muchos de los cuales pertenecen al sector educativo.


 

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ANEXO.

Anexo 1

Anexo 2