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Revista EAN

On-line version ISSN 0120-8160

Rev. esc.adm.neg  no.81 Bogotá July/Dec. 2016

https://doi.org/10.21158/01208160.n81.2016.1557 

DOI: http://dx.doi.org/10.21158/01208160.n81.2016.1557

Estudio de las competencias de los emprendedores/innovadores sociales. El caso del Premio ELI de la Universidad EAN

Study about the Entrepreneurs’ or Social Innovators’ Competencies Case Study of the EAN ELI Prize

Étude des compétences des entrepreneurs-innovateurs sociaux: le cas du prix ELI de l’Université EAN

Estudo das competências dos empreendedores/inovadores sociais. O Caso do Prêmio ELI da Universidade EAN

Omar Alonso Patiño Castro*
Edwin Andrés Cruz Pérez**
Martha Cecilia Gómez Melo***

* PhD. en Ciencias Empresariales, Universidad Antonio de Nebrija; Madrid, España, magíster en Gestión de Organizaciones, Universidad du Quebec, Canada; especialista en Gestión de la Calidad y Procesos de Innovación, Universidad Javeriana; Bogotá, Colombia; administrador de empresas, Universidad Javeriana. Profesor titular de la Universidad EAN, Bogotá, Cundinamarca.
** Magíster(c) en Ciencias-Estadística, Univesidad Nacional de Colombia; especialista en Estadística, Universidad Nacional; Bogotá, Cundinamarca; licenciado en Matemáticas, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá, Cundinamarca; Profesor asistente, Universidad EAN, Bogotá, Cundinamarca.
*** Magíster en Administración, Universidad Nacional de Colombia; magíster en Direccionamiento Estratégico y Gestión de la Innovación, Universidad Autónoma de Barcelona, España; Economista, Universidad Nacional de Colombia. Profesora, Universidad EAN, Bogotá, Colombia.

FECHA DE RECEPCIÓN: 27 de julio FECHA DE APROBACIÓN: 26 de agosto Pp. 75-90


Resumen

La innovación social y el emprendimiento social se han convertido en alternativas empresariales, indistintamente de si son estas con o sin ánimo de lucro. El presente artículo identifica las competencias del innovador y del emprendedor social a partir del concepto de quienes consideran que hacen parte de estas categorías. La información usada en el proyecto fue recogida entre los participantes del premio ELI, organizado por la Universidad EAN en 2013 y 2014.

Palabras clave: Emprendimiento social, innovación social, competencias, emprendimiento, innovación.


Abstract

Social innovation and entrepreneurship have become managerial alternatives, even if they are used for profit or non-profit purposes. This article aims at identifying the competencies of the social innovator and entrepreneur focusing on the basic concept of those who consider that they belong to those categories. The information used in this project was collected by the ELI Prize participants organized and held at Universidad EAN in 2013 and 2014.

Key words: Social entrepreneurship, social innovation, competencies, entrepreneurship, innovation.


Resumé

L’entrepreneuriatetl’innovation sociale á butlucratif etnon lucratif sesont convertisen alternatives entrepreneuriales. Cet article identifie les compétences de l’entrepreneur et innovateur social á partir des concepts de leurs pairs certifiant leur appartenance á ces catégories. Les sources d’informations utilisées dans ce projet ont été rendues publiques par les participants au prix ELI organisé par l’Université EAN en 2013 et 2014.

Mots clefs: Entrepreneuriat social, innovation sociale, compétences, entrepreneuriat, innovation.


Resumo

A inovaçâo social e o empreendimento social transformaram-se em uma alternativa empresarial, independentemente do objetivo final ser com ou sem fins lucrativos. Este artigo identifica as competências do inovador e do empreendedor social, a partir do conceito de quem considera que faz parte destas categorias. A informaçâo utilizada no projeto foi recolhida pelos participantes do prêmio ELI, organizado pela Universidade EAN em 2013 e 2014.

Palabras chave: Empreendimento social, inovaçâo social, competencias do empreendedor social, empreendimento, inovaçâo.


1. Introducción

El fomento a proyectos de innovación, especialmente cuando estos cuentan con un componente de impacto social, ha sido un propósito que se han fijado organizaciones de todo tipo, desde los gobiernos, a través de entidades creadas para ese fin específico, hasta la empresa privada, pasando por organizaciones de diversa índole, entre las cuales se encuentran las universidades.

En tal sentido, la Universidad EAN concibió, en 2013, el reconocimiento a proyectos diseñados y ejecutados por jóvenes que con su trabajo aportan significativamente a la construcción de un nuevo país sostenible desde lo económico, social y ambiental. Como producto de ello, creó el Premio al Emprendimiento, Liderazgo e Innovación (ELI), para cuya realización en ese mismo año, contó con la colaboración del programa Colombia Joven, de la Presidencia de la República y el diario La República; en 2014, lo tuvo con la Casa Editorial El Tiempo a través del diario Portafolio.

Con el Premio ELI, la Universidad EAN ha buscado identificar y reconocer a jóvenes colombianos que han puesto en marcha proyectos que pueden ser considerados como innovadores, desde lo social, orientados al desarrollo de sus comunidades, a la atención y solución de necesidades sociales o a la disminución de la pobreza, mediante ideas creativas en el ofrecimiento de productos o servicios a esas comunidades necesitadas.

Este artículo muestra diferentes interpretaciones de los conceptos de innovación social y emprendimiento social y las relaciones existentes entre ellos. Luego, se presentan los resultados del Premio ELI; y, por último, se describen los hallazgos del trabajo de investigación en cuatro elementos básicos: autoevaluación de la innovación del proyecto; aportes recibidos a lo largo del proceso de educación de los emprendedores; motivos para la formulación de proyectos sociales; y determinación de las competencias más importantes para los encuestados y la correlación existentes entre ellas.

2. Metodología-

La investigación que se realizó es un estudio observacional descriptivo con metodología cuantitativa, la cual se llevó a cabo mediante un diseño social tipo encuesta transversal, como instrumento aplicado a un tamaño de muestra específico.

El trabajo de campo fue realizado sobre los participantes del concurso. Para el levantamiento de la información estadística se elaboró una encuesta aplicada a los participantes del Premio ELI en sus versiones 2013 y 2014, cuyo total fue de 204 -117 y 87, respectivamente-.

Para el estudio, se planteó un muestreo aleatorio simple, calculando la muestra con un margen de error de ε = 5%, nivel de confianza del 95% que conlleva a un valor cuantil de la distribución normal estándar de Z = 1.96 y un p = 94% -estimación de la proporción de personas de la población que tienen competencias emprendedoras sociales-, para un tamaño muestral den = 61 personas encuestadas.

En el diseño de la encuesta se proyectaron 47 preguntas, la cual fue presentada a cinco expertos que la validaron de forma cualitativa, teniendo en cuenta su relevancia, coherencia, suficiencia y claridad; de esta manera lograron corroborar el entendimiento de la encuesta e identificaron posibles oportunidades de mejora. El resultado de la validación por expertos permitió realizar el ajuste y corrección de algunas preguntas, las cuales se transformaron y volvieron al formulario.

La recolección de información se realizó de forma virtual, usando formularios de Google Drive, los cuales estuvieron disponibles para diligenciar por Internet. Para el procesamiento de datos se utilizó el software Análisis estadístico SPSS. La significancia de las diferencias entre proporciones, se analizó utilizando pruebas de chi-cuadrado, de Pearson, resultados que se presentarán en un artículo posterior.

3. Marco teórico

Para determinar las competencias asociadas a los emprendedores e innovadores sociales, se partió de una verificación de los conceptos relevantes de innovación y emprendimiento social, lo que conduce a entender las competencias asociadas en uno y otro caso, como un conjunto interrelacionado con múltiples similitudes. Por ello, la investigación hace referencia a competencias de los emprendedores e innovadores sociales, indistintamente.

3.1 La innovación social

Durante el presente siglo, la innovación social ha adquirido un papel fundamental entre las estrategias con las cuales se quiere disminuir la pobreza que afecta a cerca del 9,6% de la población mundial (Banco Mundial, 2016); como producto de ello, se ha convertido en objeto de estudio con el fin de determinar las condiciones que han hecho que su crecimiento haya sido tan rápido y con impactos significativos en comunidades específicas.

Innovación social es un término de reciente aparición, pero como concepto tiene diversos antecedentes a lo largo de la historia, incluyendo, para muchos, metodologías y actividades como hospicios, cooperativas o microcrédito y su posterior desarrollo en microfinanzas (Murray, Caulier-Grice y Mulgan, 2010). Sin embargo, el primer gran impulso de la innovación, como una de las estrategias de desarrollo, se dio en el marco del Consejo Europeo Extraordinario de Lisboa, en el que se pidió a los países miembros de la Unión Europea la creación de condiciones favorables para la innovación, el espíritu empresarial y la inversión, con la creación de la Zona Europea de Investigación e Innovación (Consejo Europeo de Lisboa, 2000).

Si bien, la innovación fue concebida por Schumpeter (1911) bajo supuestos económicos, según los cuales un sujeto económico crea, estructura y ofrece al mercado nuevas ideas, productos o servicios, actualmente se considera la innovación social más allá del puro concepto de innovación; no puede contar con una sola definición, y por el contrario, en su concepción multidimensional debe ser entendida como la consecuencia de actividades y procesos que buscan la superación de problemas sociales, pero que en su fondo tienen un amplio sentido de conciencia social.

En la búsqueda de esas múltiples dimensiones, Martínez (2011), plantea que la innovación social debe ser abordada desde cuatro enfoques distintos: el económico, el administrativo, el socioecológico y el político. Desde una perspectiva económica, la innovación social se acerca a la visión de Schumpeter, en la cual se expresa a través de nuevas ideas que satisfacen necesidades sociales originadas por un emprendedor social.

Desde lo administrativo, se plantea que la innovación social es una solución más eficaz, eficiente y sostenible que otras anteriores, con creación de mayor valor público, entendido como la cobertura a un mayor número de personas, por encima de la creación de valor desde lo individual.

En el enfoque socioecológico, Martínez (2011), plantea que la innovación social es un proceso complejo sobre comunidades vulnerables, que busca cambiar de manera profunda las rutinas existentes en un sistema social mediante la inclusión de nuevos productos o programas, promovidos por la misma población o por un emprendedor institucional.

Por último, desde la visión política, la innovación social busca la inclusión de sectores desprotegidos en múltiples ámbitos de la sociedad, cambiando la dinámica de sus relaciones y teniendo como origen iniciativas de la misma sociedad.

Independientemente del enfoque asumido, la innovación social proviene de grupos que pueden perseguir distintos fines desde lo personal o empresarial. En este sentido, los proyectos pueden ser impulsados por organizaciones sin ánimo de lucro, por empresas que a través de la satisfacción de las necesidades de determinada comunidad vulnerable ven la oportunidad de generar un negocio lucrativo o, por el mismo Estado a través de programas de promoción a iniciativas particulares o de la creación de agencias especializadas para tal fin.

En consonancia con lo anterior, Murray, Caulier-Grice y Mulgan (2010), plantean que la innovación social no se refiere a un sector determinado de la economía, sino a la innovación en la creación de productos y resultados sociales independientemente de donde nacen; así, concluyen que esta no puede limitarse a un sector, sino que tienen que cubrirse todos los sectores y la dinámica de sus relaciones.

Tal como se ha planteado, no existe la definición única y exacta de innovación social. Con el fin de dar un contexto, una aproximación cercana a todos los abordajes descritos anteriormente, Abreu (2011), menciona:

Nuevos procesos, prácticas, usos, métodos o aplicaciones en relación con el estado del arte de la región en las cuales se desarrolla o fortalece la participación de la comunidad o los beneficiarios, y que permita o tenga el potencial para reducir los costos, incrementar la cobertura o la calidad, la pertinencia y la eficacia del proyecto.

De esta forma, dejó circunscrito el significado al ámbito privado, al cual pertenecen los sujetos participantes en este proceso de investigación.

Acorde con lo anterior, la Cepal (2010), ha planteado que las condiciones básicas que conlleva un proyecto de innovación social son: el grado de innovación, su potencial de sostenibilidad y de replicabilidad, los efectos sobre los determinantes de la pobreza en los beneficiarios, el desarrollo de la responsabilidad social en el grupo, el nivel de fomento al trabajo colaborativo y en redes, y el fortalecimiento de las capacidades de liderazgo de los innovadores. Estas condiciones están directamente relacionadas con los innovadores sociales gestores, debido a que ellos son quienes hacen emerger los procesos de desarrollo en sus áreas de influencia.

3.2 Emprendimiento social

En el caso del emprendimiento social, existen dos líneas ideológicas bien definidas: la primera, considera que este fenómeno debe ser concebido como una variante del emprendedor, y la segunda, según la cual se cree que el emprendedor social es una categoría aparte, lejana de los emprendedores de negocio. Enciso et al.(2012), realizan una recopilación de definiciones provenientes de distintos autores, en la que se evidencian diversas opiniones y algunos de los argumentos sobre los cuales se basa la dicotomía antes enunciada. A continuación, se presentan algunos de sus aspectos más importantes (Tabla 1):

De lo anterior se resalta la coincidencia existente en algunas de las condiciones del emprendedor social, entre ellas: una buena idea, creatividad, potencial para extender el impacto, calidad empresarial y fuerte fibra ética.

Es claro que al hablar de emprendimiento social, las características se mezclan con la innovación social. De hecho aparecen con frecuencia remitiéndose a tres componentes básicos propios de la innovación: respuesta a fallos en el mercado-problemas sociales-, innovación transformadora y sostenibilidad financiera.

Para López (2014), existe un elemento presente en todas las definiciones de empren-dimiento social, y radica en que tiene un doble objetivo social: por una parte, busca solucionar problemas sociales, y por la otra, está unido a la sostenibilidad de la empresa. Este elemento se suma a que debe contener un alto impacto en la sociedad.

En cuanto al emprendedor social, Sastre (2014), refiere algunas de las competencias planteadas por otros autores: alto nivel de compromiso, fortaleza ante la adversidad, capacidad para asumir riesgos, capacidad de generar confianza y credibilidad en terceros (Thomson, Alvy & Lees, 2000); creatividad, valentía y fortaleza ante las dificultades, alto grado de compromiso, capacidad para asumir riesgos (Sullivan et al., 2003); sensibilidad a la exclusión, la marginación o el sufrimiento de aquellos que carecen de medios económicos o influencia política (Martin y Osberg, 2007); amabilidad, abierto a las ideas, autoexigencia en el trabajo (Nga & Shamuganathan, 2010); y carisma y fe inquebrantable en el proyecto (Jiao, 2011).

Para Dess (2010), las claves para identificar a un emprendedor social se encuentran en tres aspectos: a) la misión que tiene que ver con solucionar un problema social que no riñe con la generación de ingresos; b) la innovación, ya que debe ofrecer soluciones creativas y diferentes, y c) los ingresos: la empresa social no tiene por qué eludir la financiación a través de la generación de ingresos y beneficios propios. Los recursos generados facilitarán la supervivencia y el éxito de la empresa social, lo que ayudará a cubrir las necesidades de grupos socialmente excluidos (Riddley-Duff, 2008) y aumentará el bienestar social (Murphy & Coombes, 2009), ganando, a su vez, legitimidad ante los posibles donantes.

4. Las competencias de los emprendedores/ innovadores sociales -

Revisando los conceptos de innovación y emprendimiento social, se encuentran grandes similitudes, por lo cual se consideran las competencias requeridas para desarrollar uno y otro, como un conjunto de habilidades relacionadas profundamente con las características para ejecutar los proyectos que consigan un impacto en la generación de ingresos y cuya utilidad se redistribuya socialmente. Tal vez, la única diferencia sustancial es el énfasis en la generación de ingresos del emprendedor, aspecto no desestimado, pero tampoco trascendental para el desarrollo del innovador social.

Una competencia se define desde las nuevas teorías de la cognición, básicamente como:

Saberes de ejecución. Puesto que todo proceso de conocer se traduce en un saber, entonces es posible decir que son recíprocos competencia y saber: saber pensar, saber desempeñar, saber interpretar, saber actuar en diferentes escenarios, desde sí y para los demás (dentro de un contexto determinado) Vásquez (2009).

Para Gilomen (2006), las competencias claves deben contribuir a que los ciudadanos lleven una vida de éxito y buen funcionamiento de la sociedad.

McClelland (1973), además de definir el término competencia, expandió su uso disciplinar, haciendo referencia al enfoque de recursos humanos orientados a mejorar los procesos productivos; sin embargo, la evolución del concepto lleva hoy a pensarlas dentro de variados contextos, incluso del emprendimiento y la innovación. En esta dimensión, las competencias emprendedoras «son aquellas que le permiten a los sujetos desarrollar un proyecto emprendedor con el que generan crecimiento económico y cohesión social, configurándose así como un proyecto social integrado» (Martínez, 2009).

Acorde con lo anterior, el mismo autor considera que las competencias emprendedoras deben facilitar el éxito de la iniciativa, y de la misma manera, ayudar en el cultivo de «valores y prácticas sociales asentadas en principios democráticos...» (Martínez, 2009) (Tabla 2).

Otros autores, Christersen (1994), Olamendi (2005) y Domínguez (2004), plantean como parte de las competencias emprendedoras/ innovadoras sociales, las siguientes: actitud mental positiva, liderazgo y capacidad para delegar, gestión del tiempo y planificación, capacidad de negociación, capacidad para sobreponerse al fracaso, actitud ética y proactiva, iniciativa facilidad para entablar relaciones sociales para trabajar bajo presión.

5. Hallazgos-

La población que participó en el estudio tuvo una composición de 62,30% por hombres, y un 37,70% por mujeres, mientras que por nivel educativo se distribuyó de la siguiente manera: el 23% tienen estudio de secundaria, el 68,8% estudios universitarios, y el 8,2% estudios de posgrado.

A pesar de que un 96,7% de las personas consideran que han realizado proyectos de emprendimiento social, esta cifra se reduce a un 88,5% cuando se pregunta si se considera que los proyectos han sido innovadores. En cuanto al aporte que estos emprendedores han recibido en sus procesos académicos en el colegio o la universidad, apenas un 44,3% señalaron que las enseñanzas obtenidas en estas instituciones les han contribuido en el diseño de sus proyectos de emprendimiento.

En la pregunta: ¿Para usted, emprendimiento social es? A los encuestados se le pidió ordenar las distintas definiciones de la siguiente forma: el elemento de mayor prioridad debe estar en la parte superior, mientras el menos importante debe estar en la posición más baja. Las alternativas dadas al encuestado fueron las siguientes:

  • Ayudar a la sociedad sin interés económico.
  • Buscar soluciones empresariales a problemas sociales.
  • Crear valor social sostenible a partir de iniciativas empresariales.
  • Generar soluciones innovadoras a problemas graves de la sociedad.
  • Satisfacer las necesidades de la sociedad.

Para poder hacer un análisis del ítem, se asignó una respuesta numérica de 1 a 5, según el orden en que organizó las definiciones cada uno de los encuestados (Figura 1).

Acorde con lo anterior, se puede evidenciar, que, a pesar de que hay valores semejante para todas las alternativas, el motivo mejor valorado por los emprendedores para hacer emprendimiento social es: generar soluciones innovadoras a problemas graves de la sociedad, con una moda de 1, siendo 1 la máxima puntuación en la escala; y el factor menos importante es crear valor social sostenible a partir de iniciativas empresariales, el cual alcanza un valor modal de 5 teniendo las otras alternativas una distribución uniforme por los rangos de respuesta.

Para la pregunta: ¿Su interés para la realización de estos proyectos ha sido? Se solicitaba a los encuestados marcar las entradas que correspondan señalando una o más de las siguientes opciones planteadas: identificación de oportunidades y opción de negocio; proyecto de vida al servicio de la sociedad; problemas propios, de su familia o de la comunidad; ejercicio de la responsabilidad social; y muchas personas lo hacen y la sociedad lo necesita (Tabla 3).

Teniendo en cuenta que la muestra era de 61 personas, hubo en total 157 marcaciones dado que cada encuestado podía seleccionar una o más opciones. Se destacan los ítems Proyecto de vida al servicio de la sociedad, y Ejercicio de la responsabilidad social con un 26,8% y 25,5%, respectivamente, siendo estos los porcentajes más altos. Los encuestados mostraron poco interés por el ítem Muchas personas lo hacen y la sociedad lo necesita, el cual ponderó un 5,1% de las respuestas totales.

De la misma forma que la pregunta anterior, el participante podía marcar una o más opciones al ítem ¿Cuáles han sido sus principales logros en el proyecto(s) de emprendimiento social? Las opciones corresponden a (Tabla 4):

  • Impacto social.
  • Beneficio económico.
  • Reconocimiento en la comunidad.
  • Consecución de recursos para la empresa.

Se evidencia, que para la mayoría de los encuestados, el principal logro en los proyectos de emprendimiento tiene que ver con el impacto social, con un 38,4%; por otro lado, la consecución de recursos para la empresa y el beneficio económico, con 11% y 21,2%, respectivamente; se puede observar, que la prioridad en los logros está dado por el impacto y el reconocimiento social, mas no por los beneficios económicos.

A la pregunta ¿Cuáles han sido sus principales obstáculos en el proyecto(s) de emprendimiento social?, el 31,1% de los encuestados cree que el principal obstáculo es el apoyo institucional seguido de la falta de recursos, con un 26,4% (Tabla 5).

En la segunda parte del cuestionario, se le pedía al encuestado evaluar la importancia de ocho características que debe tener un emprendedor, en una escala de 1 al 5, donde cinco representa la valoración más alta. Las características por evaluar eran las siguientes:

  • Innovador.
  • Persistente.
  • Consciente de los problemas sociales.
  • Convincente.
  • Vendedor.
  • Líder.
  • Sensitivo.
  • Proactivo.

Los resultados obtenidos para esta pregunta se muestran a continuación (Figura 2.

Los encuestados consideran que la mayoría de las características propuestas son importantes para el perfil del emprendedor, pues no existen diferencias significativas entre estas, con excepción de la característica vendedor, en la cual el 44,2% la perciben como no relevante dentro de sus competencias.

En la tercera parte del cuestionario, se le pedía al encuestado evaluar la importancia de 13 competencias que debe tener un emprendedor en una escala de 1 a 10, donde diez representa la valoración más alta. Las competencias por evaluar son las siguientes (Figura 3):

  • Análisis y solución de problemas.
  • Capacidad de adaptación.
  • Capacidad de aprender permanentemente.
  • Fácil comunicación.
  • Habilidad matemática.
  • Liderazgo colaborativo.
  • Negociación.
  • Orientación al cliente.
  • Toma de decisiones.
  • Trabajo en equipo.
  • Capacidad para asumir riesgos y gestión del fracaso.
  • Gestión de proyectos.
  • Métodos de evaluación de ideas y proyectos.

De acuerdo con lo anterior, se muestra que para los emprendedores sociales las competencias no tienen una significación especial. El total de las alternativas planteadas tienen un alto nivel de respuesta en los valores: muy en desacuerdo y en desacuerdo. Sin embargo, sobresale que la menor valoración dada por los emprendedores a alguna de las competencias planteadas corresponde a la habilidad matemática con un 80% de respuestas dadas en dichos valores.

6. Conclusiones

Frente a los resultados obtenidos, se puede establecer que los emprendedores sociales, que consideran que llevan a cabo proyectos con innovación, no perciben de manera clara que su actividad puede ser un ejercicio empresarial, pues un alto porcentaje lo ven como una actividad con la cual se pueden plantear soluciones a problemas sociales, más con un carácter altruista que con la posibilidad de generar un beneficio económico para el emprendedor.

El análisis nos lleva a concluir que un alto porcentaje de quienes se interesan en proyectos de carácter social, ven en la sociedad problemas a los que ellos pueden brindar soluciones innovadoras, característica a la cual le dan la mayor valoración. En este punto, es tan clara la negación de la actividad empresarial, que la característica menos valorada es la de vendedor, con lo cual se ratifica dicha percepción.

Lo anterior, no sorprende en la misma medida en que uno de los problemas más recurrentes que identifican es la dificultad para la consecución de recursos, dado que la competencia de vendedor involucra, en primera instancia, la capacidad para vender la idea del proyecto.

Resultan consistentes los resultados cuando el reconocimiento de la comunidad es catalogado como el segundo logro más importante logro, y las dos menores menciones, en cuanto a los obstáculos, son precisamente la apatía de los beneficiarios y la falta de apoyo de otras personas. Por el contrario, el emprendedor sí siente que hay ausencia de apoyo institucional, entendido como la baja participación de las instituciones gubernamentales en sus iniciativas de servicio a la comunidad.

Por último, resulta importante resaltar el poco valor que dan a los conocimientos que han adquirido en sus procesos de formación, bien sea en el colegio o en la universidad; más allá de los conocimientos, representados en la baja calificación dada, por ejemplo, a la habilidad matemática, dan mayor valor a otras competencias relacionadas con el desarrollo social y las habilidades para la gestión.


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