Editorial

La calidad en la educación y la salud

El tema de la calidad no es moda, es una construcción colectiva que se ha venido estructurando hace varios años por diferentes autores, entre ellos Crosby, Deming, Feigenbaum, Ishikawa, entre otros. Su abordaje ha tenido diferentes aproximaciones en la historia, pasando del concepto en el que la calidad era para los productos, la corrección de errores y se dependía de un departamento de calidad, hasta llegar al actual paradigma en el que la calidad tiene que ver con todos los procesos organizacionales, se orienta hacia la prevención e involucra cada uno de los miembros de la institución. Calidad como gestora de recursos, como origen de reputación, como eficiencia, como adaptación, como innovación.

De forma específica, la migración y posterior aplicación de estos conceptos al espacio de la enseñanza-aprendizaje también ha venido evolucionando de manera importante, desde unos supuestos en que la calidad se centraba en la competitividad, el individualismo y la excelencia -expresados en el rendimiento del alumno en una medición universitaria- hasta la conceptualización que tenemos actualmente en que, por factores externos a la universidad tales como el acceso de la mujer a los espacios académicos, la incorporación de grupos minoritarios, la globalización de prácticamente todos los fenómenos humanos, entre otros, el tema de la calidad cobra un nuevo sentido pues atraviesa y se soporta en aspectos cruciales como la demanda social, la equidad, la justicia distributiva, la construcción colectiva, por citar solo algunos.

En la Facultad de Medicina de la Universidad CES la calidad no es un discurso y no se centra sólo en teorías, es la suma de valores agregados que se interiorizan a través de lineamientos, hábitos y costumbres que construyen una cultura expresada en la satisfacción de los usuarios internos y externos y que a su vez se ve reflejada en el reconocimiento a nivel nacional e internacional.

No partimos de una calidad basada en palabras, normas o nuevos currículos estructuras, es más bien la construcción cotidiana de una actitud ante la vida y los objetivos institucionales, es una construcción participativa en la que intervienen estudiantes, docentes, directivos, centrada en la autonomía y la libertad, gracias a la dinámicas de deliberaciónconsenso, proyectos educativos de alto nivel, autoevaluación, sometimiento al escrutinio de pares expertos, etc.

El programa de Medicina del CES entiende la calidad como la búsqueda de la excelencia en la formación de profesionales y se soporta en las condiciones institucionales que guían la Universidad. Es por ello que vemos nuestra re-acreditación nacional y la acreditación internacional por Mercosur como el reconocimiento al cumplimiento de los objetivos de calidad en la educación superior: la capacidad para autoevaluarse y autorregularse, la pertinencia social, el cumplimiento de las funciones básicas de docencia, investigación y proyección social, la construcción de ciudadanía, la facilidad de relación con los demás, la creatividad, el autoaprendizaje y la capacidad de conocerse e insertarse en un mundo cambiante.

La calidad en la Facultad de Medicina no es un discurso, no se centra sólo en teorías, es la suma de valores agregados que se interiorizan a través de hábitos y costumbres que construyen una cultura expresada en la percepción de satisfacción de los usuarios de un sistema. No creemos en una calidad basada en bellas palabras, normas, nuevos currículos, nuevas estructuras, si la construimos día a día una actitud ante la vida, una construcción participativa dentro de un proceso donde intervienen estudiantes, docentes, cuerpos colegiados y centrado siempre en un concepto de autonomía ganada por el ente universitario a través de la historia lo que ha legitimado un concepto plasmado en realidad, gracias a la dinámica de deliberaciónconsenso sobre concepción de pares, proyectos educativos, proyectos de programas, factores, características, autoevaluaciones.

Nuestro programa entiende la calidad como búsqueda de la excelencia en las dimensiones de procesos de formación de profesionales, académicos y científicos, condiciones institucionales que sostienen a la universidad, dinámicas de integración y articulación del sistema educativo vemos la acreditación Institucional cmo la expresión última de los objetivos de la Educación Superior, la capacidad para autoevaluarse y autorregularse, pertinencia social cumplimiento de las funciones básicas de docencia, investigación y proyección social, la construcción de ciudadanos con Confianza en sí mismo, Imaginación creativa, facilidad de relación con los demás, creatividad, autoaprendizaje, capacidad de conocerse e insertarse en un mundo cambiante.

Jorge Julián Osorio Gómez
Decano Facultad de Medicina, Medellín, colombia