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Acta Neurológica Colombiana

Print version ISSN 0120-8748On-line version ISSN 2422-4022

Acta Neurol Colomb. vol.37 no.1 Bogotá Jan./Mar. 2021  Epub May 08, 2021

https://doi.org/10.22379/24224022353 

In Memoriam

Carlos Moreno Benavides 1941-2020

 Grupo de Investigación en Neurociencia Neuros(1)  * 

(1) Universidad del Rosario. Bogotá, Colombia.


Carlos Moreno en 1941 en Bogotá, y fue hijo único de David Moreno Rendón y Catalina Benavides de Moreno. Pasó sus primeros años entre Bogotá, Cúcuta y Fusagasugá mientras hacía sus estudios de primaria y bachillerato. En esta última ciudad se inició su afición a la bicicleta, pasión que lo acompañó durante toda su vida. Al terminar su bachillerato se trasladó a Bogotá a estudiar medicina, e ingresó a la Universidad Nacional en donde se graduó en enero de 1966. Luego viajó a Barrancabermeja a realizar el año rural en Ecopetrol y al regresar a Bogotá ingresó a su alma máter como instructor de Fisiología, y simultáneamente trabajó como ayudante de neurocirugía, con destacados especialistas en esa materia como Juan Mendoza-Vega y Antonío Becerra Lara, en el Hospital de San José.

Por esa época se estaba reiniciando la facultad de medicina de la Universidad del Rosario y allí participó en la organización del curso de Fisiología, pero siempre con un interés especial y concentrado en la neurofisiología. Lo anterior lo llevó a profundizar en el sistema nervioso, desde los procesos más básicos hasta aquellos relacionados con las manifestaciones de la conducta y los estados afectivos, la conciencia y el comportamiento. Con el paso del tiempo, desarrolló un conocimiento concienzudo y profundo de la materia, lo que hizo que no solo se le reconociera en el ámbito académico como neurofisiólogo, sino que muy pronto se le empezó a buscar como profesor desde las diferentes disciplinas emparentadas con el sistema nervioso. Así fue como se constituyó en maestro de pregrado y posgrado en escuelas de psicología y medicina de varias universidades de Bogotá.

Siempre inquieto por la mejor forma de hacer educación médica decidió reingresar a las aulas y hacer maestría en Educación con énfasis en docencia universitaria en la Universidad Pedagógica, experiencia que le confirmó lo que su práctica y su estudio particular le habían enseñado y lo empoderó aún más en su papel como profesor.

Su afán de conocimiento lo llevó a explorar la génesis de los procesos, de las disciplinas, y de la ciencia, entre otros temas. No solo se dedicó a la comprensión de aspectos referentes a la medicina, al revisar puntualmente los estudios realizados por los grandes investigadores de los últimos tiempos, sino que se adentró en los vericuetos de la filosofía, la teoría de la evolución, el comportamiento y la biología en general. Todo esto lo llevó a ampliar su campo en la docencia, al hacer aportes importantes a la formación en psicología y rehabilitación desde la perspectiva biológica, evolutiva y etológica. Participó igualmente como docente en la formación de residentes de psiquiatría, neurología, toxicología, otorrinolaringología, neurocirugía, dolor y cuidado paliativo.

Especialmente fructífera fue su actividad en el estudio y la comprensión de los mecanismos que subyacen a la experiencia del dolor. Fue artífice de la organización del grupo de medicina del dolor que se inició en el Hospital de San José. Participó y dirigió los seminarios interdisciplinarios con los servicios de neurología, neurocirugía, fisiatría y anestesia, entre otros. Su interés en la materia lo llevó a ser miembro fundador de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor y además, participó como miembro activo de la International Association for Study of Pain (IASP). Tuvo el honor de compartir con pioneros del estudio del dolor que visitaron el país y que se convirtieron adicionalmente en amigos personales, tales como John Bonica y Fernando Cerveró. Así mismo, participó en la creación del programa de postgrado y en la rotación de becarios latinoamericanos de la IASP en medicina del dolor y cuidado paliativo y en la organización de la cátedra transcurricular sobre dolor en las facultades de Medicina y Psicología del Rosario.

Su conocimiento de las bases neurofisiológicas de la emoción y del comportamiento tanto de humanos como de otros primates lo llevaron a familiarizarse con la etologia humana, al punto que se convirtió en su momento en el único colombiano miembro del International Society for Human Ethology. Esta disciplina del conocimiento, unida a su dominio de las bases biológicas del comportamiento, hicieron que su participación en la formación de médicos psiquiatras se hiciera indispensable para que tuvieran mejor comprensión del paciente y del uso racional de los psicofármacos. Lo anterior dio pie para la creación de la Asociación Colombiana de Psiquiatría Biológica de la que fue miembro fundador.

Sus vínculos con alumnos a quienes apoyó en sus proyectos como es el caso de Jairo Muñoz Delgado, llevaron a establecer convenios con centros como el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez en la Ciudad de México y con el Instituto Mexicano de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz. Con este último participó en encuentros binacionales relacionados con la neurociencia, la psicopatología, y el comportamiento. El vínculo con el Instituto permitió que jóvenes investigadores y docentes realizaran pasantías y trabajos colaborativos en dicho centro.

En relación con la neurociencia, maduró durante varios años la posibilidad de introducir una cátedra específica en esta materia en la Universidad del Rosario en 1998. Los laboratorios, tanto de práctica como de investigación básica en neurociencia, fueron su preocupación durante muchos años, pensando tanto en los estudiantes de pregrado y de postgrado como en los docentes investigadores. Su interés se vio compensado cuando finalmente estos fueron inaugurados.

En 2000, por solicitud de los directivos de la Facultad se reúnen profesionales de diferentes especialidades médicas, con el objetivo de proponer estudios de investigación en esta área. Rápidamente, los profesores de neurociencia bajo la dirección del doctor Moreno, decidieron crear el grupo de investigación en Neurociencia de la Universidad del Rosario, grupo Neuros. En los años siguientes dirigió el grupo y estableció una actividad académica importante con reuniones periódicas, y seminarios con profesores invitados tanto nacionales como internacionales. El grupo tiene una producción fructífera en los años de su dirección, hasta el punto de obtener la clasificación más alta de Colciencias. En 2011 delegó la dirección del grupo, pero siguió trabajando hasta su retiro en las bases de la creación del Centro de Neurociencia de la Universidad del Rosario, Neurovitae. Es de destacar su interés por convocar reuniones periódicas con docentes y estudiantes de toda la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, para discutir temas relacionados con la evolución, la filosofía de la ciencia y la epistemología, entre otros. A raíz de esto, se constituyó la Comunidad de Aprendizaje y Práctica Mente y Cerebro, que continúa vigente y es parte importante del diálogo interdisciplinar y de la formación de residentes y estudiantes que rotan por neurociencia.

La producción académica del profesor Moreno fue abundante desde el inicio de su carrera. Algunos de los primeros artículos que se pueden resaltar son "Lesiones de la neurona motora superior en la intoxicación por talio", "El método etológico y su aplicación en el Homo sapiens", libros como "Aspectos biológicos del aprendizaje y la memoria", o capítulos en libros como "Bases fisiológicas de la percepción". Y de allí en adelante, no pasó un año sin haber escrito aportes, haber publicado un artículo, o haber editado un libro. Sus publicaciones se encuentran en importantes revistas nacionales e internacionales en temas sobre la fisiopatología del dolor, la neurofisiología de la memoria, el aprendizaje, la emoción desde la génesis del concepto hasta las visiones más modernas del mismo y la neurobiología de la agresión, la psicofarmacología y neuroendocrinología, entre otras. Hizo importantes aportes en el campo de la neurotoxicología y en sus últimos años centró su interés de manera muy especial en los oligoelementos y su función en el sistema nervioso central.

El doctor Moreno fue reconocido con múltiples premios y reconocimientos, algunos de los cuales tenían enorme significado para él, como el Premio Nacional de Psicología de 1978, el Premio Humberto Rosselli Quijano de la Revista Colombiana de Psiquiatría 1995, por su trabajo "Existen mecanismos comunes en el abuso de sustancias psicoactivas", o el reconocimiento de la Universidad Nacional como Maestro, por la meritoria labor docente, en 1997. En 2001, la Universidad del Rosario lo reconoció como Profesor Distinguido, en 2006 como Profesor Emérito, en 2007 obtuvo el Premio a la Excelencia en Docencia Juan Agustín Uricoechea y Navarro, y en 2014 la Condecoración Personaje Ilustre José Vicente Castro Silva. Durante el XI Congreso Nacional / XII Seminario Internacional de Neurociencias en 2018 el Colegio Colombiano de Neurociencias le otorgó un reconocimiento por los aportes y la trayectoria en el área de la Neurociencia.

Su amor por el conocimiento en general hizo que tanto él como su esposa Elsa y sus hijos David, Carlos y Amanda tuvieran en los libros su mayor tesoro. Así, su apartamento estudio, que era la biblioteca de los Moreno, se convirtió en un centro abierto para el estudio y la discusión.

Carlos Moreno se caracterizó por su capacidad para orientar el aprendizaje en sus alumnos y por su actitud siempre dispuesta a aprender y emprender nuevos proyectos, a apoyar iniciativas, y a estar abierto al cambio. Fue generoso con su conocimiento y estuvo dispuesto a explicar y enseñar a quien se lo pidió, sin importar su rango. Impulsó, recomendó y cuidó a los pupilos que escogimos alguna de las disciplinas emparentadas con sus áreas de docencia. Sembró un campo inmenso de afectos y respeto, y esto lo matizó con su excelente sentido del humor.

Los miembros del Grupo de Investigación en Neurociencia Neuros y el Centro Neurovitae, mantendremos el legado del doctor Carlos Moreno y estamos seguros que aquellas personas a quienes él apoyó y acompañó en sus aprendizajes, en especial aquellos que seguimos el camino en alguna de las ramas de la neurociencia y del dolor, tendremos presente su ejemplo en el ejercicio de sus disciplinas.

Contribución de los autores:construcción colectiva del Grupo de Investigación en Neurociencia NEUROS, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad del Rosario

Recibido: 19 de Marzo de 2021; Aprobado: 19 de Marzo de 2021

*Correspondencia: Claudia Talero Gutierrez, claudia.talero@urosario.edu.co

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