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Acta Neurológica Colombiana

Print version ISSN 0120-8748On-line version ISSN 2422-4022

Acta Neurol Colomb. vol.37 no.2 Bogotá Apr./June 2021  Epub July 04, 2021

https://doi.org/10.22379/24224022366 

In Memoriam

Que es un soplo la vida: una semblanza de Alfredo Ardila

Que es un soplo la vida: A tribute to Alfredo Ardila

MD, EdM, MSc, Neurólogo Diego Rosselli1  * 

1 Editor general Acta Neurológica Colombiana. Profesor asociado, Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia.


"Estas por todos lados, menos aquí conmigo." Adaptado de Rupi Kaur por Adriana Ardila

Por esas cosas de la vida, Alfredo Ardila Ardila nació en Ocaña, Norte de Santander, el 4 de septiembre de 1946, pero habría de pasar la mayor parte de sus años juveniles en Pereira, y por eso toda la vida se confesó pereirano. Alfredo fue el tercero en una familia de cinco, todos ellos hoy destacados profesionales. De su madre Roselia heredó desde muy temprano el gusto por la lectura, por el estudio y por la escritura, y de su padre Benjamín, a honrar la palabra y a tener disciplina en el trabajo. Desde niño, cuando los pesos que conseguía los gastaba en libros --un bien escaso en la Pereira de entonces-- mostró una enorme curiosidad por explorar las facetas complejas del universo, de la naturaleza y de los seres humanos. Su hermano Rubén resalta que desde la adolescencia Alfredo mostró un rasgo que mantuvo hasta sus últimos días, y fue que llevaba siempre toda conversación hacia los temas trascendentales de la existencia.

El primer logro académico lo obtuvo al graduarse de psicólogo en la Universidad Nacional de Colombia en 1969. Fue parte de esa generación de estudiantes de los años sesenta, rebeldes, visionarios, convencidos de que su misión era cambiar el mundo... De sus primeros años como joven profesional de la psicología, y cuando ya estaba vinculado a la docencia, datan sus primeros escritos, en la Revista Colombiana de Psicología. Sus títulos, Psicología problemas sociales en Colombia y La función de los modelos en la explicación científica, muestran ese interés en buscar las profundas implicaciones de la psiquis más allá de los campos usuales de la disciplina.

Al poco tiempo de graduarse, y con una beca del gobierno soviético, Alfredo Ardila viajó a Moscú, en donde fue discípulo de Alexander Luria (1902-1977), uno de los pioneros de la neuropsicología en el mundo, reconocido por algunos como el padre de la evaluación neuropsicológica. Seguramente Luria, que investigó extensamente en psicolingüística, también influyó en el interés que Alfredo tendría toda la vida en el lenguaje, no solo en las estructuras cerebrales que lo procesan, sino en su importancia directa en los procesos de pensamiento, e incluso en las construcciones culturales. "Creo que me fui a Rusia por dos razones: primero suponía que el conocimiento de Occidente era fácil de hallar, pero el conocimiento existente en la Unión Soviética era una incógnita; y segundo, estábamos en medio de la Guerra Fría; ir a Moscú era como ir a otro planeta; por lo cual obviamente tenía un atractivo especial: el atractivo de descubrir lo desconocido." Fue así como Ardila obtuvo su doctorado en la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú en 1976, poco antes de la muerte de su maestro Luria.

A su regreso a Colombia, Ardila se vinculó con el hoy desaparecido Instituto Neurológico Colombiano, en donde fue acogido por su fundador y director Jaime Gómez González. Alfredo Ardila sería a lo largo de los años reconocido como pionero de la neuropsicología tanto colombiana como latinoamericana. En 1983 fundó la Asociación Colombiana de Neuropsicología, de la cuál fue presidente en dos ocasiones (1983-1985 y 1991-1993); luego fue el primer miembro latinoamericano de la Junta de Gobierno de la Sociedad Internacional de Neuropsicología (1993-1996), y en 1999, cuando se creó en Cartagena, Colombia, la Asociación Latinoamericana de Neuropsicología (ALAN) fue designado su primer presidente (1999-2003), cargo para el cual fue elegido de nuevo en el período 2014-1016.

Ardila recibió numerosos premios y reconocimientos académicos. Obtuvo la certificación del American Board of Professional Neuropsychology en 1996, fue Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Miembro Honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, ganador del Premio Nacional de Psicología del Colegio Colombiano de Psicólogos, profesor invitado del Departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Moscú, entre otros.

Entre las numerosas contribuciones del profesor Alfredo Ardila están sus 7 baterías neuropsicológicas, su modelo original de la organización cerebral de las funciones ejecutivas, una novedosa clasificación de las afasias, planteada en un libro que escribió con la coautoría de Frank Benson, quizás el más reconocido afasiólogo contemporáneo, así como los fundamentos de la neuropsicología transcultural y el funcionamiento tanto del cerebro de los iletrados como de los bilingües, entre muchos y muy diversos campos en los que profundizó.

Su ritmo de producción científica fue imparable, con unos 50 libros y centenares de artículos científicos (190 según PubMed, 263 según Scopus) a lo largo de su vida con gran impacto académico (25,960 citas según Google Scholar, índice H de 83). Vale también resaltar sus contribuciones a Acta Neurológica Colombiana, a cuyo Comité Científico pertenecía al momento de morir. Su último año de vida, el 2020, como paradoja cruel fue también el más productivo. Dejó más de 35 publicaciones, incluyendo una sobre los efectos del covid-19 sobre las funciones ejecutivas.

Desde 1993, poco después de contraer matrimonio con la también neuropsicóloga Mónica Rosselli, Alfredo se radicó en Miami, y fue profesor titular en el Departamento de Ciencias y Trastornos de la Comunicación de la Universidad Internacional de Florida y de la Universidad Carlos Arbizu. Pero él nunca cortó sus vínculos con Colombia, con México y con América Latina a donde viajaban los dos con gran regularidad, además de dictar frecuentes cursos en Estados Unidos, España y Rusia.

Los que tuvimos el privilegio de conocer a Alfredo Ardila más allá de su faceta académica y profesional siempre recordaremos su interés por la historia, su agudo y a veces sarcástico sentido del humor, su gusto por vivir y su apego a la vida, que demostró hasta sus últimos momentos de lucha contra ese cáncer que le apagó la vida. Entre los otros rasgos que lo acompañaron siempre estaba su poco interés en los convencionalismos, así como su pasión por los tangos, que bailaba con gracia de bailarín porteño y cuyas letras dominaba con esa memoria pasmosa. Tal vez así se entienda el porqué del título de esta reseña de su vida.

Alfredo Ardila murió en Miami el 9 de enero de 2021. Le sobreviven su esposa Mónica, sus hijos Sara Elena, Silvia, Felipe y Adriana y sus nietos Gabriela y Diego.

Recibido: 10 de Mayo de 2021; Aprobado: 10 de Mayo de 2021

*Correspondencia: Diego Rosselli, editor-general-anc@acnweb.org

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