Introducción
Para el año 2020 se reportó el brote del virus SARS-CoV-2, que afectó no solo las vías respiratorias, sino que causó dinámicas psicosociales que afectaron la salud mental de las personas 1. Durante la pandemia, las patologías mentales más frecuentes en orden fueron ansiedad y depresión 2,3, con la conducta suicida como principal complicación asociada 4.
Los trastornos mentales que usualmente tienen una presentación temprana en la infancia o adolescencia son considerados como un factor importante de discapacidad en otras etapas de la vida 4. Según la Encuesta Nacional de Salud Mental, realizada en el año 2015, cuatro de cada diez niños presentó un problema mental, donde los síntomas ansiosos y los problemas de aprendizaje fueron los más prevalentes 5.
En la pandemia causada por COVID-19, para reducir el riesgo de propagación del virus, se tomaron medidas preventivas, donde la principal fue el aislamiento social obligatorio 6-8. Esto expuso a niños, niñas y adolescentes a varios factores de riesgo como el estrés, la violencia doméstica de pareja y el maltrato infantil 9.
Durante la pandemia por COVID-19, especialmente en la fase de confinamiento, en los niños se observaron alteraciones en el lenguaje y en el patrón alimentario, mientras que en adolescentes los trastornos del sueño y los síntomas evitativos fueron los más predominantes 10. Todos los grupos de síntomas en esta población se vieron empeorados por: el ser testigos de violencia doméstica 11, el aumento del tiempo frente a pantallas, la poca calidad de las relaciones familiares, una actividad física reducida, contar con un familiar enfermo 12 y tener bajos recursos económicos 13-15.
Por otra parte, se debe considerar que el coronavirus posee un potencial de neurotropismo, lo que se ha asociado con polineuropatía encefalopática, lesiones desmielinizantes, accidentes cerebrovasculares isquémicos y síndromes neurológicos degenerativos 16. También se ha señalado que la infección representa un estado proinflamatorio mediado por inter-leucinas 1 y 6, y por el factor de necrosis tumoral - α (TNF- α, según sus siglas en inglés) 16, donde el factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF, según sus siglas en inglés) y el TNF-α activan aún más las rutas neuroinflamatorias, lo que se ha asociado con alteraciones en la secreción de la hormona adrenocorticotrópica, con aumento en los corticosteroides 17-18, lo anterior puede contribuir al aumento de síntomas psiquiátricos 19.
Es por esto que resulta fundamental indagar en la salud mental pediátrica de pacientes diagnosticados con COVID-19, por lo cual el objetivo del presente estudio consiste en describir estos factores relacionados con la salud mental de niños y niñas en el primer año de la pandemia, y comparar dichas variables con población similar sin diagnóstico de COVID-19. Como hipótesis del presente estudio, se plantea que estos indicadores de problemas mentales podrían estar más afectados en niños y niñas con diagnóstico de COVID-19, comparados con los presentados por población similar que no presentó infección por el virus.
Materiales y métodos
Tipo de estudio y población
El enfoque de la investigación fue descriptivo, de tipo transversal y correlacional 20. Como población, se tomó la totalidad de niños menores de 12 años diagnosticados con COVID-19, desde marzo del año 2020 a marzo del año 2021, en el Departamento de Caldas, Colombia. La información fue brindada por la Dirección Territorial de Salud de Caldas, la cual se encarga de notificar los casos con este diagnóstico.
Criterios de inclusión
Tener entre 7 y 12 años al momento de la entrevista, haber tenido una prueba positiva por COVID-19, aceptar participar en el estudio, así como la autorización de sus tutores principales.
Criterios de exclusión
No contar con una línea telefónica y no vivir en el departamento de Caldas, pese a haber sido notificado allí.
Se realizaron 513 llamadas en total, de las cuales solo 89 respuestas fueron incluidas en la investigación. El grupo de comparación (96 personas) se tomó de las bases de datos de la Secretaría de Educación del departamento de Caldas, donde los criterios de selección de esta base comparativa fueron: la edad, el sexo, la procedencia y el estrato socioeconómico; también fueron contactados de forma telefónica, al igual que el grupo con antecedente de COVID-19. El 55,13 % correspondió a área urbana, el 22,43 % a área semiurbana y el porcentaje restante a área rural. En cuanto al estrato socioeconómico, el 56,75 % era de estratos 1, 2 y 3 y el porcentaje restante fue de estratos 4, 5 y 6.
Las personas que aceptaron participar en el estudio firmaron el consentimiento informado, tanto padres o cuidadores principales, y los niños firmaron el asentimiento informado. En caso de presentar algún síntoma de riesgo en la salud mental, se activaron rutas de atención a través de la Dirección Territorial de Salud de Caldas, se dieron signos de alarma a los cuidadores principales y se realizó una llamada de seguimiento por parte de un psiquiatra infantil para verificar el cumplimiento de esta ruta de atención.
Instrumento
El instrumento para el tamizaje fue el Reporting Questionnaire for Children (RQC, según sus siglas en inglés) 21, ya que este instrumento de tamización indaga por síntomas más frecuentes de afectación en la salud mental pediátrica, tiene dos opciones de respuesta (sí/no) y solo una respuesta positiva señala la necesidad de ser valorado por un profesional de la salud 21. Este también ha sido usado por la Encuesta Nacional de Salud Mental de Colombia para valorar la salud mental pediátrica en niños de 7 a 12 años.
Análisis estadísticos
Antes de las pruebas estadísticas se examinó la normalidad con la prueba de Shapiro-Wilk, las variables cuantitativas y las puntuaciones en las escalas se informaron en valores de media ± desviación estándar, además, las variables categóricas se reportaron en frecuencias y porcentajes. Posteriormente, la comparación entre los grupos se realizó con las pruebas de Kruskal-Wallis, mientras que las comparaciones post hoc se hicieron con la prueba de Tukey y la prueba de Bonferroni, según correspondiera.
Los tamaños del efecto en la salud mental se calcularon para cada una de las dos comparaciones de grupo con: la prueba de Cohen para variables paramétricas y la prueba U de Mann-Whitney para variables no paramétricas. En todos los casos, los datos se analizaron con el software SPSS 26.0 para Windows.
Consideraciones éticas
El presente estudio fue sometido al Comité de Bioética de la Universidad de Manizales, donde se aprobó mediante el acta CBE02 de 2021, donde fue considerado con riesgo mínimo y se validó que cumplía con la Declaración de Helsinki y también con toda la normativa nacional relacionada. Los consentimientos y asentimientos informados están bajo cuidado de los autores.
Resultados
La media de edad fue de 7,56 años, donde un 46,5 % correspondieron a sexo femenino y el porcentaje restante fue masculino. Los niños presentaron una mayor sintomatología que las niñas, especialmente en problemas de lenguaje y comportamentales, aunque las niñas tuvieron más problemas de sueño y cefaleas. La edad con mayores síntomas fue 7 años.
En cuanto a la salud mental pediátrica, en la muestra total se encuentra que el síntoma más frecuente fue asustarse o ponerse nervioso sin razón, seguido de los problemas de lenguaje y sueño. Los menos frecuentes fueron las convulsiones y robar objetos de la casa (tabla 1).
Tabla 1 Problemas de salud mental en niños
Pregunta RQC | Diagnóstico de COVID-19 | |||
---|---|---|---|---|
Sí | No | Total | ||
¿El lenguaje del niño es anormal en alguna forma? | No | 61 | 68 | 129 |
Sí | 28 | 28 | 56 | |
¿El niño duerme mal? | No | 46 | 85 | 131 |
Sí | 43 | 11 | 54 | |
¿Ha tenido el niño en algunas ocasiones convulsiones o caídas al suelo sin razón? | No | 76 | 80 | 156 |
Sí | 13 | 16 | 29 | |
¿Sufre el niño de dolores frecuentes de cabeza? | No | 52 | 87 | 139 |
Sí | 37 | 9 | 46 | |
¿El niño ha huido de la casa frecuentemente? | No | 52 | 87 | 139 |
Sí | 37 | 9 | 46 | |
¿Ha robado cosas de la casa? | No | 88 | 86 | 174 |
Sí | 1 | 10 | 11 | |
¿Se asusta o se pone nervioso sin razón? | No | 46 | 73 | 119 |
Sí | 43 | 23 | 66 | |
¿Parece como retardado o lento para aprender? | No | 58 | 80 | 138 |
Sí | 31 | 16 | 47 | |
¿El niño casi nunca juega con otros niños? | No | 75 | 59 | 134 |
Sí | 14 | 37 | 51 | |
¿El niño se orina o defeca en la ropa? | No | 58 | 86 | 144 |
Sí | 31 | 10 | 41 |
Fuente: elaboración propia.
Al realizar la comparación entre los grupos con diagnóstico de COVID-19 y sin él, se encuentran diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos, especialmente en las preguntas relacionadas con el sueño, la cefalea y el control de esfínteres (tabla 2).
Tabla 2 Diferencias entre grupos en síntomas relacionados con la salud mental
Prueba H de Kruskal-Wallis | Sig. asintótica gl | |
---|---|---|
¿El lenguaje del niño es anormal en alguna forma? | 0,115 | 0,735 1 |
¿El niño duerme mal? | 30,188 | < 0,001 1 |
¿Ha tenido el niño en algunas ocasiones convulsiones o caídas al suelo sin razón? | 0,147 | 0,701 1 |
¿Sufre el niño de dolores frecuentes de cabeza? | 25,49 | < 0,001 1 |
¿El niño ha huido de la casa frecuentemente? | 2,73 | 0,098 1 |
¿Ha robado cosas de la casa? | 7,093 | 0,008 1 |
¿Se asusta o se pone nervioso sin razón? | 11,874 | < 0,001 1 |
¿Parece como retardado o lento para aprender? | 7,998 | 0,005 1 |
¿El niño casi nunca juega con otros niños? | 11,97 | < 0,001 1 |
¿El niño se orina o defeca en la ropa? | 15,872 | < 0,001 1 |
Total, RQC | 26,799 | < 0,001 1 |
Nota: gl: grados de libertad; Sig.: significancia; RQC: Reporting Questionnaire for Children. Variable de agrupación: diagnóstico de COVID-19.
Fuente: elaboración propia.
De igual forma, la sumatoria del RQC también mostró diferencias estadísticamente significativas entre las medias de los dos grupos (figura 1), donde se señala una mayor sintomatología relacionada con problemas mentales en el grupo con diagnóstico de COVID-19 (U de Mann-Whitney = 2421,000, error estándar = 357,557, Sig. asintótica (prueba bilateral) = 0,000).
Discusión
El presente estudio tuvo como propósito la descripción y la comparación de síntomas relacionados con la salud mental pediátrica entre niños con y sin diagnóstico de COVID-19, durante el primer año de la pandemia. En general, se encontró que los problemas de sueño fueron frecuentes en ambos grupos, lo que puede estar relacionado con alteraciones en la higiene del sueño y aumento del uso de pantallas, lo cual ha sido reportado por otros estudios 22-23, especialmente en el inicio y el mantenimiento del sueño 23. Al determinar las alteraciones en la salud mental en niños que presentaron un diagnóstico de COVID-19, se encontró que los problemas del sueño y la cefalea fueron más frecuentes. En un reporte de caso del Hospital Militar Central en Bogotá, Colombia 24 y en la revisión de la literatura, se menciona que durante la pandemia uno de los síntomas neurológicos más comunes fue la cefalea 25.
Por otra parte, los problemas de aprendizaje también fueron significativos en la presente investigación, lo que puede tener relación con la reacción inflamatoria del SARS-CoV-2 y que genera una alteración en la plasticidad cerebral, disminución en la neurogénesis del hipocampo y una actividad de los astrocitos neurotóxicos que finalmente puede alterar la función neuronal y la cognición 26. En estudios de resonancia realizados a personas con diagnóstico de COVID-19, 141 días después de la infección, se encontró que existe: reducción en la materia gris, daño tisular en zonas que intervienen en la corteza olfativa y reducción significativa en el tamaño de cerebro, lo que se asoció con un deterioro cognitivo 27.
Las alteraciones en orden de prevalencia fueron: sentir miedo por lo ocurrido, sentirse triste y sentirse lento o nervioso, lo cual se afirma con la literatura encontrada 25,28-29. En un estudio similar se reportó que la depresión y la desesperanza estaban presentes, principalmente debido al confinamiento 28) y esto se relacionó con una exacerbación de síntomas previos, pero también con el estrés que representó la pandemia: dificultad para acceder al sistema de salud, sumado al bajo acceso a herramientas tecnológicas en las poblaciones más vulnerables 30-31 y problemas en las dinámicas de parentalidad relacionadas con el desempleo 32.
A través del cuestionario de síntomas para niños (RQC), el punto de mayor calificación fue asustarse o ponerse nervioso sin razón, seguido de los problemas de lenguaje y los de sueño. En un estudio realizado con una población similar, sin COVID-19 y en el mismo periodo de tiempo, el ítem predominante según el RQC fue el "casi nunca juega con los otros niños", seguido de "se asusta o se pone nervioso con facilidad" y el "lenguaje del niño es anormal" 33. En cuanto al juego en los niños, otro estudio en una población similar a la descrita, menciona que este pudo verse afectado en la pandemia y que se considera un indicador de una buena salud mental y de adecuadas prácticas parentales 34.
En ambos estudios mencionados previamente, se obtuvo que la presencia de convulsiones y el huir de casa eran los resultados menos frecuentes. Las convulsiones de nueva aparición estuvieron presentes durante las infecciones por COVID-19, pero en general la prevalencia de estas fue poca en la presente investigación. Existen síntomas que se pueden relacionarse, entre los cuales está la fiebre, la tos, el malestar general y los vómitos 35.
Vale resaltar que el presente estudio aportó conocimientos sobre las alteraciones en salud mental que se dieron durante la pandemia en población pediátrica, en especial en aquella que presentó infección por COVID-19 y, como limitaciones, se señala que no todas las personas que se contactaron vía telefónica aceptaron participar en la investigación y que muchos de los números de teléfono que estaban en la base de datos de la Dirección Territorial de Salud de Caldas no correspondían con las personas notificadas.
Recomendaciones
Futuros estudios podrían realizar análisis longitudinales de estas alteraciones, con un uso de marcadores inflamatorios, neuroimágenes y pruebas neuropsicológicas, para proponer mecanismos de recuperación. Para esto se recomiendan métodos de evaluación presencial, los cuales, para la fecha del estudio, no fueron posibles por el distanciamiento social.
También, se pueden emplear rutas de atención para el manejo de las alteraciones cognitivas y mentales; y es indispensable que por medio del Gobierno se creen más redes de apoyo y programas que puedan fortalecer la salud mental pediátrica.
Conclusión
El presente estudio reafirmó que la salud mental en población pediátrica se vio afectada de forma considerable en la pandemia por COVID-19. Además, aquellos niños con infección por SARS-CoV-2 presentaron más síntomas psiquiátricos, especialmente cefalea, alteraciones en el sueño, ansiedad, problemas de aprendizaje y disminución en el juego. Lo anterior, aparte de hablar sobre problemas de salud mental, podrían proponerse como indicadores de disfunción neurológica que requieren de procesos de recuperación a nivel emocional, comportamental y cognitivo.