Introducción
El estreñimiento crónico (EC) afecta globalmente al 14 % de los pacientes adultos y al 30 % de los que tienen más de 60 años 1,2; es más frecuente en mujeres y en personas institucionalizadas 1,2; se asocia con un estado socioeconómico bajo y con enfermedades psiquiátricas 1,3; altera notablemente la calidad de vida 4; y, adicionalmente, por su alta prevalencia, es costoso para los sistemas de salud 3,4. En estados Unidos (EE. UU.) genera 8 millones de consultas ambulatorias anuales y un costo superior a 230 millones de dólares 5; además, 1,2 millones de pacientes son remitidos a gastroenterología por dicha patología 4,5. En ese país se ha encontrado que los costos médicos directos anuales en la población femenina son casi el doble que la de las mujeres sin estreñimiento 2,5. En EE. UU. hay 2,5 millones de personas con EC, que si son sometidas a colonoscopias no indicadas, el costo de la realización de estas alcanzaría los 5 mil millones de dólares anuales 5,6.
Con respecto a su causa y tratamiento, existen muchas creencias populares y mitos que se han perpetuado no solo en los pacientes, sino también en muchos médicos 7. Entre esos, los más frecuentes son los siguientes: que el bajo consumo de fibra es una de sus causas, es inductor de cáncer de colon (CC; produce autointoxicación, se trata ingiriendo grandes cantidades de agua) 7,8. Otras creencias sobre el tratamiento es que se alivia con el consumo de probióticos, solos o con yogurt; y, así mismo, que el ejercicio produce mejoría del mismo.
Teniendo en cuenta su alta prevalencia, los altos costos identificados en otros países y la alta frecuencia percibida (no medida) en la consulta externa de gastroenterología, decidimos realizar el presente trabajo en la unidad de gastroenterología y endoscopia digestiva de la Clínica Fundadores de Bogotá, una institución de tercer nivel, adscrita al posgrado de gastroenterología de la Universidad Nacional de Colombia.
Materiales y métodos
Esta investigación se realizó en pacientes con diagnóstico de EC utilizando los criterios de ROMA IV 9, atendidos en la consulta externa de Gastroenterología de la Clínica Fundadores, de Bogotá D. C., Colombia. Se incluyeron pacientes que consultaron entre mayo y octubre de 2016, quienes después de ser instruidos sobre la naturaleza y propósitos de la investigación, firmaron el consentimiento y voluntariamente decidieron participar en el estudio. La información se recolectó con base en un instrumento diseñado específicamente para esta investigación, que incluía datos demográficos y 14 preguntas dicotómicas basadas en las inquietudes y dudas identificadas que expresaban los pacientes en la consulta de gastroenterología. Esas inquietudes se identificaron durante los 6 meses previos al inicio de la presente investigación. En el formulario adicionalmente se dejó un espacio abierto donde los pacientes encuestados podían escribir cualquier comentario o creencia adicional sobre la enfermedad. El formulario fue aplicado por uno de nosotros (ADM), durante su pasantía especial de internado en la unidad de gastroenterología. Los pacientes atendidos pertenecen a estratos socioeconómicos 2, 3 y 4.
Resultados
Se incluyeron en el estudio a 278 pacientes, de los cuales el 75 % era de sexo femenino; la edad promedio era de 50 años; todos habían recibido tratamiento inicial con fibra, específicamente, salvado de trigo y psyllium (30 gramos), y remedios caseros. Con esas medidas, el 20 % de los pacientes había mejorado. El 80 % restante, al momento de la encuesta recibía polietilenglicol 3350 (17 g/día) (Contumax ® , PEG ® ) o picosulfato de sodio 5-10 mg al día. Estos pacientes referían estar satisfechos con estos dos últimos tipos de tratamiento por la importante mejoría de sus síntomas. Las preguntas y las frecuencias de las mismas, que son el objetivo del presente trabajo, se muestran en la Figura 1.
Discusión
Los resultados del presente estudio muestran que los pacientes de esta población colombiana también tienen muchas de las creencias encontradas en estudios similares de otros países 7,8. Las más frecuentes fueron que el EC es la causa de las hemorroides (98 %), causa intoxicación (86 %) y también que causa CC. Con respecto a esta última, no hay ninguna relación ya que el CC está asociado fundamentalmente con historia familiar de CC, tabaquismo, consumo del alcohol, obesidad, diabetes, alto consumo de carnes procesadas y enfermedad inflamatoria intestinal 10. De manera similar, no hay evidencia definitiva de que el estreñimiento produzca hemorroides 7.
Llama la atención que, aunque la mayoría de los pacientes (79 %) considera como causa de estreñimiento la falta de fibra en la dieta, más de la mitad (55 %) no cree que una forma de fibra como las frutas tenga utilidad en el tratamiento. Esta última apreciación probablemente es el resultado de no haber mejorado con la utilización empírica de altas cantidades de la misma. En los trabajos de investigación al respecto no se ha demostrado un claro beneficio de la fibra 11. En un metaanálisis reciente se encontró un beneficio marginal con el psyllium; sin embargo, los trabajos tenidos en cuenta en esa investigación tenían múltiples sesgos metodológicos y eran de pobre calidad 12. Aunque algunas guías de manejo actuales recomiendan aumentar el consumo de fibra en el tratamiento inicial 13,14,15, la evidencia que respalda esas recomendaciones es de baja calidad 11,12. Adicionalmente, la fibra insoluble puede inducir o exacerbar la flatulencia, y en algunos puede empeorar el estreñimiento 12,16. La fibra soluble como el psyllium o ispaghula ha mostrado un beneficio marginal; sin embargo, a largo plazo, los resultados no se mantienen 13,14,15. No obstante la evidencia publicada, la mayoría de los médicos sigue considerando que la fibra y las frutas son fundamentales en el manejo del EC.
El 52 % de los encuestados considera que la falta de ejercicio es un factor etiológico del estreñimiento; sin embargo, paradójicamente el 69 % no cree que realizar ejercicio sirva como tratamiento. Los estudios realizados al respecto no han demostrado que hacer ejercicio de manera regular mejore el estreñimiento o disminuya la necesidad de laxantes 17,18. Una inferencia cotidiana del sentido común es que, si el ejercicio aumentara el tránsito del colon y favoreciera las deposiciones, entonces los deportistas de alto rendimiento no podrían competir porque con frecuencia tendrían diarrea. El ejercicio tiene efectos benéficos demostrados para el aparato cardiovascular 19.
En relación con el beneficio de consumir mucho líquido para tratar el estreñimiento, el 82 % respondió que no consideraba que fuera útil. Esa apreciación es cierta ya que no hay evidencia que demuestre el beneficio de tomar mucho líquido sobre esta entidad 11,20, excepto en los pacientes hospitalizados y deshidratados 11. Con respecto a los probióticos, se ha encontrado que pueden aumentar el transito colónico, pero no se ha demostrado que alivien el estreñimiento ni en adultos 21,22 ni en niños 23. La mayoría de los encuestados (85 %) no consideran que el yogur con probióticos sea útil en la entidad.
Contrario a las creencias populares, el manejo del EC es complejo debido a la heterogeneidad de los pacientes, los cuales se pueden clasificar en los siguientes subgrupos 3,9,24,25: pacientes con tránsito colónico normal, tránsito lento, disfunción del piso pélvico (anismo, disinergia del piso pélvico) y estreñimiento secundario a opioides. Este último hace parte del síndrome de intestino narcótico, una entidad con gran morbimortalidad 26.
Las estrategias farmacológicas con eficacia demostrada incluyen fundamentalmente laxantes osmóticos (polietilenglicol, lactulosa), laxantes estimulantes (picosulfato de sodio), secretagogos (linaclotida, lubiprostona), prucaloprida (un procinético universal), agonista 5HT4 27 y metilnaltrexona y alvimopan para el estreñimiento secundario a opioides 28.
Conclusiones
La mayoría de los pacientes cree erróneamente que el estreñimiento causa CC y hemorroides. La gran mayoría no considera de utilidad la ingesta de frutas para tratar el estreñimiento. Los pacientes consideran que el ejercicio no sirve para tratar esta enfermedad. Acorde con los resultados y la evidencia científica, la apreciación más frecuente dada por los pacientes es acertada, ya que aunque atribuyan como factores etiológicos el poco consumo de fibra y la falta de ejercicio, la mayoría no consideró finalmente que el aumento en los mismos mejore el estreñimiento. Es posible que las respuestas acertadas de la población estudiada, al respecto de las creencias populares, se deba a que muchos de ellos asisten a las charlas educativas que un miembro de nuestro servicio (WO) les brinda sobre patologías crónicas.