INTRODUCCIÓN
Helicobacter pylori (H. pylori) es una bacteria Gram negativa microaerófila que infecta la mucosa gástrica de alrededor del 50% de la población mundial, con una prevalencia similar en la población colombiana, pero que varía considerablemente entre diferentes poblaciones, niveles socioeconómicos y en diferentes estudios reportados1),(2),(3. Por ejemplo un estudio reciente mostró una prevalencia de H. pylori del 36% en biopsias gástricas de un centro de referencia de Medellín2, mientras que en un estudio más antiguo, con mayor tamaño de muestra, en el que se revisaron resultados histopatológicos gástricos solicitados por diferentes razones a pacientes de 16 ciudades de Colombia, se encontró una prevalencia de esta bacteria del 69%3. H. pylori es el agente causal de diversas patologías gastroduodenales que incluyen Úlceras Pépticas (UPs), producidas en el 15 a 18% de los infectados; Adenocarcinoma Gástrico (CG), en el 2 a 3% de los infectados, y linfoma del Tejido Linfoide Asociado a Mucosa (MALT, por sus siglas en inglés) gástrico, en menos del 0,1%4),(5. Así mismo, es agente causal de patologías extra-digestivas como anemia ferropénica, deficiencia de vitamina B12 y trombocitopenia inmune4),(5),(6),(7. Con la erradicación de esta bacteria se logran varios beneficios, como la curación de las UPs, regresión de tumores MALT gástricos de bajo grado y disminución o eliminación del riesgo de CG, entre otros7.
Actualmente la única estrategia de erradicación de la infección es el uso de antibióticos combinados con inhibidores de la secreción de ácido clorhídrico8. La eficacia de esos tratamientos ha disminuido conforme ha aparecido resistencia de H.pylori a los diferentes antibióticos7, de modo que actualmente alrededor del 20% de los pacientes no consiguen la erradicación tras el manejo inicial y de ellos, alrededor del 24 al 30% continúan sin conseguirla tras un segundo manejo9),(10. Teniendo en cuenta la participación definida de H. pylori en las patologías graves mencionadas, así como el impacto que podría tener la utilización de antibióticos sobre la microbiota intestinal, la vacunación es una estrategia necesaria, que además puede prevenir posibles reinfecciones que hasta el momento no son evitables con las terapias de erradicación11, por lo que sería una solución para las consecuencias en la salud pública mundial que ha generado esta bacteria.
Varias estrategias de vacunación han sido ensayadas en modelos animales con éxito variable en términos de la disminución de la carga bacteriana o en la producción de anticuerpos, en evitar infecciones de novo y en la capacidad para producir erradicación esterilizante (vacuna terapéutica) 12),(13),(14. Desafortunadamente la carga bacteriana residual, encontrada en casi todos los estudios, continúa causando las enfermedades asociadas a H. pylori15. Además, posterior a la disminución de la carga bacteriana con las vacunas probadas se ha encontrado inflamación de la mucosa gástrica que histológicamente es indistinguible de la inflamación desencadenada por la infección misma y que también podría contribuir a las enfermedades asociadas a esta bacteria 16.
En este artículo se revisa y resume el conocimiento actual sobre el desarrollo de la vacuna contra H. pylori, los aspectos inmunológicos relacionados con la infección, los mecanismos propuestos para la vacuna y las causas de la falta de éxito en la consecución de una vacuna eficaz para su uso en humanos.
METODOLOGÍA DE BÚSQUEDA
Teniendo en cuenta la importancia del tema, se decidió realizar la presente revisión utilizando las publicaciones más recientes y relevantes, usando la siguiente metodología.
Se realizó una búsqueda de literatura científica en la base de datos PubMed usando la siguiente estrategia de búsqueda: (Vaccination[Title/Abstract] OR Vaccinations[Title/Abstract] OR Immunization, Active[Title/Abstract] OR Active Immunization[Title/ Abstract] OR Active Immunizations[Title/Abstract] OR Immunizations, Active[Title/Abstract]) AND (Helicobacter pylori[Title/Abstract] OR Campylobacter pylori[Title/Abstract]), haciendo una primera revisión solo de los artículos publicados en idioma inglés o español, sin filtrar resultados por fecha o por tipo de artículo. Se revisó el título y resumen de los resultados obtenidos y a criterio de los autores se seleccionaron los de mayor pertinencia, excluyendo, entre otros, aquellos artículos con información redundante respecto a los demás. Tras esto, 72 artículos fueron seleccionados para su revisión total. Se agregaron además artículos adicionales conocidos por los autores y algunas referencias históricas de utilidad acerca del mecanismo inmunológico del H. pylori.
DESARROLLO DEL TEMA
Respuesta inmunológica a h. Pylori
H. pylori afecta el sistema inmune en los infectados de múltiples formas, generando respuestas tanto del sistema inmune innato como del adaptativo y produciendo respuestas de anticuerpos tanto a nivel local como sistémico17),(18),(19. Al infectar la mucosa gástrica se produce un aumento local en la síntesis y secreción de citoquinas proinflamatorias como las IL (Interleucinas) 1B, 6, 8, 12, 18 y 23, INF-ƴ (Interferón-ƴ) y TNF-α (Factor de Necrosis Tumoral-α) por parte de varias células, como las células dendríticas, células T, monocitos y neutrófilos, entre otras, en respuesta a moléculas y sustancias secretadas por la bacteria y a la interacción directa con ella20),(21),(22),(23),(24),(25. Algunas de las moléculas de H. pylori que se han vinculado a la secreción de estas citoquinas son CagA (CytotoxinAssociated Gene A) y NAP (Neutrophil-Activating Protein)26),(27. Hay además un aumento en la expresión de Toll-Like-Receptors (TLR) 2, 4, 5 y 9 en las células epiteliales gástricas, como se ha encontrado en biopsias de niños infectados22. Así mismo se ha evidenciado una baja síntesis de citoquinas Th2 como IL-4 e IL-525),(28). Estos y otros eventos condicionan generalmente una respuesta de tipo Th1/Th1729),(30.
Adicionalmente se ha demostrado que con la infección por H. pylori se produce aumento local de citoquinas con actividad antiinflamatoria como IL10 y Factor de crecimiento transformante-β (TGF-β, por sus siglas en inglés)20),(21),(22, y que varios factores de virulencia del microorganismo tienen actividad inmunosupresora, como es el caso de la Citotoxina Vacuolizante A (VacA, por sus siglas en inglés) y las enzimas ƴ-glutamil transpeptidasa y arginasa31),(32),(33),(34. Los mecanismos de inmunosupresión mediados por estas moléculas son diversos; por ejemplo la arginasa de H. pylori disminuye la síntesis de Óxido Nítrico (ON) en los macrófagos, el cual participa en los mecanismos antibacterianos de esa célula contra el H.pylori35),(36. El mecanismo de esa inhibición involucra la competencia de la arginasa por la L-arginina que es el sustrato para la síntesis de la ON-sintasa36. De manera similar, en un estudio in vitro se demostró que algunos factores secretados por H. pylori son capaces de disminuir la secreción de IL-12 en células dendríticas estimuladas por esta bacteria o por Acinetobacter lwoffi37, otro patógeno que causa gastritis en ratones pero que es más susceptible a las defensas del huésped38. La IL-12 media un aumento en la inflamación local que, como se mencionará más adelante, ha demostrado favorecer la eliminación de la colonización por H. pylori39),(40),(41. Por estos y otros mecanismos, las moléculas mencionadas tienen efectos inhibidores sobre la función de células del sistema inmune innato, como monocitos, macrófagos, células presentadoras de antígeno o sobre los linfocitos T, que junto a otros mecanismos parecen favorecer la cronicidad de la infección por esta bacteria.
Así mismo, la infección por H. pylori activa los Linfocitos T Reguladores (LTreg) CD25+/Foxp3+, encargados de modular la respuesta inmune (28),(42. Los LTreg son fundamentales en la persistencia de esta bacteria en la mucosa gástrica humana. La depleción in vivo de LTreg disminuye la colonización por H. pylori, y se acompaña de un aumento local en la inflamación, lo que destaca la función biológica de estas células43. Al inhibir el crecimiento y actividad de linfocitos T con actividad antigénica específica y al mitigar la magnitud de la respuesta Th1 desencadenada por la infección, los LTreg promueven la tolerancia inmunológica a H. pylori y la persistencia de la infección43),(44),(45. La acción de estas células en la infección por H. pylori parece ser promovida y potenciada, por lo menos en parte, por la acción inmunosupresora de la citoquina TGF-β1, secretada por múltiples células inmunes locales y por los mismos LTreg46),(47),(48),(49.
Además la infección por H. pylori altera las defensas innatas básicas del estómago por diferentes mecanismos, como el daño directo al epitelio por la inflamación, que es mediada principalmente por IL-1; la alteración en la velocidad de síntesis y composición del moco y la disminución en la secreción de ácido clorhídrico50),(51. En la Figura 1 se resumen algunos de los aspectos de la respuesta inmunológica a H. pylori.
Posibles antígenos evaluados
La mayoría de estudios sobre la vacuna de H. pylori han utilizado ureasa como el antígeno inductor de la inmunidad17. Los resultados con su uso han sido variables dependiendo de la ruta, el adyuvante y la forma de esta proteína, pasando desde ningún efecto inmunológico o protector hasta claras seroconversiones y reducciones en la carga bacteriana que suelen oscilar entre uno y dos logaritmos52),(53),(54),(55. Sin embargo con el tiempo más productos de H. pylori han sido probados, entre los cuales se encuentran CagA, VacA, CagL, proteínas antioxidantes de H. pylori, DNA e incluso carbohidratos56),(57),(58),(59),(60.
El uso de CagL, una proteína presente en cepas de H. pylori con un Sistema de Secreción tipo IV (SSIV), es una línea de trabajo reciente y promisoria. Las cepas con SSIV son consideradas como las más virulentas y carcinogénicas, ya que a través de este sistema inyectan oncoproteínas producidas por la bacteria directamente al interior de las células epiteliales, al tiempo que se adhieren al epitelio gástrico e inducen la producción de IL-861),(62),(63. La proteína CagL forma parte esencial del SSIV y tiene claramente caracterizados sus métodos de estabilización y manejo como parte de una vacuna, lo que hace que algunos expertos la consideren un candidato atractivo para la inmunización57. La desventaja radica en el hecho de no proveer inmunidad contra bacterias que no poseen este islote de patogenicidad. Sin embargo, teniendo en cuenta que las cepas más virulentas y carcinogénicas sí lo poseen, es considerada una propuesta prometedora.
Recientemente ha despertado interés la posibilidad de usar vacunas basadas en carbohidratos de H. pylori. Los Lipopolisacáridos (LPS) que constituyen su pared tienen ciertas características que los hacen muy singulares. Tienen una estructura única de la cadena O, presente en la mayoría de cepas de H. pylori, y dos componentes poliméricos inusuales en la región externa del núcleo de los LPS: DDheptoglicano y α(1-6)-glucano64),(65. Recientemente se demostró que gluco-conjugados sintéticos basados en LPS deslipidados de H. pylori unidos a una cadena de α(1-6)-glucano son inmunogénicos y generan IgG que reacciona específicamente con los LPS de H. pylori59.
Algo que desafortunadamente debe resaltarse sobre la gran variedad de estrategias antigénicas usadas para la vacuna contra H. pylori es que, si bien la mayoría tienen algún grado de éxito, usualmente este no supera una reducción de uno o dos logaritmos en la carga bacteriana66),(67.
Posibles adyuvantes evaluados
Hasta el momento, el adyuvante estándar de oro para la vacuna mucosa de H. pylori, aquella que es administrada por vía orogástrica o intranasal, es la Toxina del Cólera (TC) o la Toxina Termolábil de E. coli (TL)55),(67 sin embargo, su aplicabilidad es limitada por su alta toxicidad55),(67. Este inconveniente ha sido explorado experimentando con mutaciones y derivados de esas moléculas con el fin de reducir su toxicidad, pero conservando su potencia como adyuvantes68),(69. Dos trabajos recientes mostraron resultados esperanzadores con este enfoque. Uno de ellos demostró que el CTA1-DD, un derivado de la TC, podría llegar a ser tan eficaz como esta, con la ventaja de tener una muy baja toxicidad70. El otro consiguió una eficacia tan alta como la de la TC usando una TL con Doble Mutación en su subunidad A (DMTL, por sus siglas en inglés)71. Las mutaciones consistían en el reemplazo de una arginina por una glicina en la posición 192, y en el de una leucina por una alanina en la posición 211. La importancia esencial de esta nueva molécula es que carece de efectos tóxicos. En este estudio se consiguió una reducción de 84 veces la carga bacteriana en ratones inmunizados con DMTL con antígenos de un lisado de H. pylori, tras someterlos a una carga bacteriana, en comparación a ratones no inmunizados, mientras que la reducción en ratones inmunizados con TC con los mismos antígenos lisados de H. pylori fue de 81 veces la carga bacteriana presente en no inmunizados71. Estas moléculas prometen ser excelentes adyuvantes al ser potentes y bastante seguras de utilizar.
Posibles rutas de administración de la vacuna
Varias rutas se han probado a la hora de evaluar una posible vacuna contra H. pylori17),(72),(73. La exposición al antígeno y al adyuvante a través de rutas directas al conducto gastrointestinal, como la mucosa sublingual o la vía intranasal, han sido las de mayor éxito hasta ahora14),(71.
Por otro lado, el concepto de vacunas comestibles para H. pylori fue recientemente introducido por Zhang y cols54 en un estudio que usó Lactococcus lactis, una bacteria que se usa en la producción de derivados de la leche y que es por lo tanto consumida con frecuencia74. En este estudio se usó una forma recombinante de L. lactis que expresaba el antígeno UreB de la ureasa e IL-2 como adyuvante, lo que consiguió en los ratones que la ingirieron mayores niveles de anticuerpos anti-UreB y menores cargas de H. pylori que en los controles. Esto podría representar un enfoque novedoso y económico para el control de esta bacteria.
Mecanismo de la inmunidad
Los mecanismos a través de los cuales las estrategias de vacunación contra H. pylori confieren inmunidad son pobremente entendidos en la actualidad. En los siguientes párrafos se resumirá el conocimiento más relevante al respecto.
Un estudio de hace más de 15 años sugirió que elementos de la saliva eran necesarios para la inmunización exitosa contra H. pylori, al demostrar que la extirpación de las glándulas salivales impedía la adecuada protección inmune inducida por la vacuna75. Sin embargo Ng y cols76 no encontraron tales elementos, al demostrar que en la saliva de los ratones vacunados no había aumento en los niveles de citoquinas ni en los de mucina, concluyendo que la inmunidad asociada a la vacuna no implicaba estos mecanismos. Sin embargo, encontraron un aumento considerable en la IgA producida en las glándulas salivales de los ratones vacunados, aunque descartaron que esta fuera la razón de la inmunidad basándose en estudios que demuestran que la IgA no participa en la protección contra H. pylori conferida por la vacuna77),(78),(79),(80. El aumento de esta inmunoglobulina más bien es una respuesta normal del sistema gastrointestinal a las infecciones o inmunizaciones, pero que no guarda relación con la protección contra la infección para el caso de H. pylori81.
Sobre este punto, debe entenderse la concepción actual sobre la función de las inmunoglobulinas en la protección contra H. pylori; inicialmente se consideró que la IgA podría ser importante para desarrollar inmunidad contra esta bacteria en animales vacunados, pero varios estudios descartaron esa posibilidad82),(83. Se ha comprobado que ratones knockout, incapaces de producir IgA, desarrollan una respuesta tan efectiva a la vacuna como ratones normales, y que ratones sin ningún linfocito B maduro e incapaces por tanto de producir cualquier tipo de anticuerpo, tienen la misma respuesta de inmunización que ratones control tras la vacunación contra H. pylori78),(79. De igual manera, algunos trabajos han mostrado que así como los anticuerpos no median la inmunidad obtenida contra H. pylori con las vacunas probadas, la IL-4, IL-5, IL-13, IL-18 y el TNF-α, tampoco juegan un papel mayor en esta
Teniendo en cuenta que la inmunidad está mediada en parte por células T colaboradoras (Th)77),(85, esta participación ha sido explorada. En un estudio se consiguió una disminución en la carga bacteriana utilizando IL-17 y se demostró que el bloqueo de la función de IL-17 disminuía significativamente la eficacia de la inmunización contra H. pylori86. Otros investigadores encontraron inmunidad esterilizante en ratones infectados a través del uso de terapia con IL-12, para promover una respuesta Th1, aún en ausencia de inmunización39. D’Elios y Czinn28 sugirieron que estos resultados, sumados a otros que también resaltan la importancia de respuestas Th1 y Th17 a la hora de inducir inmunidad, podrían ser de gran utilidad en la búsqueda de una vacuna eficaz contra H. pylori. Sin embargo, no todos los estudios apoyan esta inferencia87. En cualquier caso parece ser que la inflamación local juega un papel fundamental en la eliminación de la infección16. De hecho se ha demostrado que en ratones con deficiencia de la IL10 se produce gran inflamación local en respuesta a la infección por H. pylori, y que esta respuesta eventualmente elimina la infección40),(41.
Los mastocitos parecen tener un papel clave en el desarrollo de la inmunidad post vacunación, pero los mecanismos son desconocidos88. Los principales hallazgos que destacan la participación de estas células son los siguientes: 1) mayor número de mastocitos en el tejido linfoide de ratones vacunados con ureasa y TC después de recibir una carga de prueba de H. pylori, que en ratones que solo recibieron TC y la carga de prueba, 2) mayor expresión de mRNA de las proteasas 1 y 2 de los mastocitos en el primer grupo de ratones, y 3) ratones modificados que carecían de mastocitos no desarrollaron la protección contra Helicobacter felis, una especie perteneciente al género Helicobacter que infecta principalmente otros mamíferos, que sí desarrollaron los ratones sin tal modificación, pero tras la reconstitución con mastocitos derivados de medula ósea cultivada, recuperaron su capacidad de respuesta a la vacuna.
Finalmente, se sabe que el receptor denominado PAR2 (Receptor Activado por Proteasa 2), que regula respuestas inmunes e inflamatorias, también juega un papel en esta respuesta a la vacuna89. A parte de lo anterior, es poco lo que se sabe sobre los mecanismos de la inmunidad en las vacunas evaluadas.
Estado actual en la búsqueda de la vacuna
Dos cosas llaman la atención en los estudios de potenciales vacunas contra H. pylori (Ver Tabla 1). Por un lado, si bien en la mayoría de casos se observa algún grado de respuesta, esta ha fallado consistentemente en producir inmunidad esterilizante12),(13),(14 y por el otro, en la mayoría de ellos, aun utilizando estrategias de inmunización totalmente diferentes, se consiguen resultados muy similares con disminuciones en los niveles de colonización de la bacteria de entre uno y dos logaritmos66),(67. Los resultados fallidos de esos estudios probablemente reflejan características propias de la infección por H. pylori y de la respuesta del huésped, características que podrían ser entendidas e intervenidas en el futuro para lograr una vacuna de mayor éxito.
Entre las razones para la ineficacia podrían estar algunos mecanismos propios de H. pylori que modulan la respuesta inmune del huésped, perpetuando la infección81. Este podría ser el caso de las proteínas VacA y γ-glutamiltranspeptidasa, que son secretadas por H. pylori e inhiben la proliferación de las células T, posiblemente dificultando también de este modo una respuesta eficaz a la vacuna90.
TL: Toxina Termolábil de E. coli, OpiA: Proteína Inflamatoria de Membrana Externa de H. pylori, GC: Glucoconjungados, HP: Helicobacter. pylori. CTA1-DD: Polipéptido artificial derivado de la toxina del cólera y de la proteína A de S. aureus, IL: Interleucina, LPS: Lipopolisacáridos. Fuente: Autores.
Sin embargo, más importante aún parece ser la ausencia de actividad de anticuerpos en la defensa contra la infección natural por H pylori78),(79. En el tracto gastrointestinal se secretan continuamente grandes cantidades de IgA y cantidades pequeñas de IgG, constituyéndose como el principal mecanismo de inmunidad adquirida contra los patógenos que transitan por él91, un mecanismo bastante efectivo en la mayoría de ocasiones. Sin embargo el caso de H. pylori es la excepción, pues si bien esta bacteria se encuentra unida a anticuerpos tipo IgA, IgG e IgM en el estómago del huésped92, esto no es suficiente para eliminarla. Una de las razones de esto, quizás la más importante descubierta hasta el momento, parece ser el mecanismo conocido como “Autolisis altruista”, un mecanismo del que pocas bacterias disponen81. Consiste en que el H. pylori libera grandes cantidades de antígenos por medio de procesos de autolisis, antígenos que luego se adosarán de forma débil a la superficie de otras H. pylori vivas93. De esta forma quedarían mitigadas las funciones efectoras de los anticuerpos, pues no podrían lisar la bacteria mediante complemento al no estar en contacto directo con su membrana, no podrían aglutinarla e impedir su movilidad al desprenderse los antígenos unidos débilmente a la bacteria, y finalmente no podrían inhibir las moléculas producidas por H. pylori que adecúan su entorno al estar acoplados a las moléculas liberadas por los procesos de autolisis (Ver Figura 2).
Lo anterior, sumado al pobre conocimiento sobre el mecanismo de inmunidad pos vacunación mencionado previamente, explica la ausencia de éxito en la búsqueda de una vacuna eficaz contra H. pylori. Sin embargo es claro que se han producido avances y que el desarrollo de inmunidad contra H. pylori es una posibilidad real. De hecho, se ha documentado que algunos niños infectados con H. pylori, que ocasionalmente eliminan la infección, lo hacen a través de una respuesta inmune adaptativa que involucra células Th94),(95, y se ha observado que algunos de los animales de estudios de posibles vacunas desarrollan una inmunidad esterilizante14.
Recientemente se dio un avance significativo por medio de un ensayo clínico aleatorizado doble ciego comparado con placebo, que constituye el primer estudio fase 3 de una posible vacuna contra H. pylori96. Este estudio utilizó un esquema de vacunación con tres dosis de una vacuna compuesta por ureasa B como antígeno y como adyuvante, la subunidad B de necesario resolver algunos inconvenientes97, como el rápido desvanecimiento de la protección que confiere la vacuna, que casi con seguridad aumentaría con seguimientos mayores, o la necesidad de un alto número de dosis en un contexto de planes nacionales de vacunación de por sí saturados. No obstante, este estudio fase III ha demostrado por primera vez que es posible la protección de la comunidad contra una futura infección por H. pylori por medio de la vacunación.
CONCLUSIONES
Varias son las estrategias de vacunación que se han probado contra H. pylori incluyendo diferentes tipos de antígenos, de adyuvantes y de rutas de administración, siendo la ureasa el antígeno más usado y la TC y la TL los adyuvantes de mayor uso y éxito, si bien varias moléculas y algunos derivados de éstas han lucido promisorias. La mayoría de combinaciones de antígenos, adyuvantes y rutas de administración han tenido algún grado de éxito que suele oscilar en una reducción de entre uno y dos logaritmos de la carga bacteriana, de modo que la inmunidad esterilizante rara vez se ha conseguido en animales y en ninguna ocasión en humanos. Es también interesante el hecho de que no haya participación de anticuerpos en esta respuesta a la vacuna, mientras que la participación de células Th y, curiosamente, de mastocitos parece evidente.
Finalmente, debe reconocerse que la situación actual es todavía considerablemente lejana a la consecución de una vacuna efectiva. Las alteraciones inmunológicas que se producen tras la infección por H. pylori, los mecanismos de evasión de la bacteria a las defensas del huésped, como el caso de la autolisis altruista y sobre todo, el poco conocimiento que se tiene sobre los mecanismos de respuesta del huésped a las vacunas que se han evaluado son factores que contribuyen a la falla en la obtención de esta vacuna. Sin embargo no se debe desistir en su búsqueda, pues definitivamente han habido avances y algunos datos sugieren que su consecución es posible, con los enormes beneficios a la salud de la población que esto implicaría.