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Cuadernos de Lingüística Hispánica

Print version ISSN 0121-053X

Cuad. linguist. hisp.  no.25 Boyacá Jan./June 2015

 

Espacio e identidad en el habla de Tunja: un estudio de género*

Space and identity in the speech of Tunja: a gender study

Espace et identité dans le parler de Tunja: une étude de genre

Espaço e identidade na fala de Tunja: um estudo de gênero

LUCÍA BUSTAMANTE VÉLEZ**
lucia.bustamante@uptc.edu.co

* Artículo de investigación enmarcado dentro del Proyecto para el Estudio Sociolingüíctico del Español de España y Am érica (Preseea).
** Comunicadora Social-Periodista; especialista en Didáctica Universitaria; magiíster en Educación, Universidad de Antioquia; doctoranda en Lenguaje y Cultura, Uptc. Colombia. Grupo de investigadón Corporación "Si Mañana Despierto" para la Creación e Investigación de la Literatura y las Artes.  Docente Escuela de Idiomas de la Umversidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, Colombia.

Recepción: 03 de julio de 2014 Aprobad ai: 19 de octubre de 2014

Forma de citar este artículo: Bustamante Vélez, L. (2014). Espacio e identidad en el habla de Tunja: un estudio de género. Cuadernos de Lingüística Hispánica,; 25,17-37. Tunja: Uptc.


Resumen

En este artículo de investigación se consideran aspectos como el espacio y la identidad en el habla de hombres y mujeres de la ciudad de Tunja. Las preguntas que se intentan responder son: ¿cómo se identifican hombres y mujeres con los lugares?, ¿qué valoran en el entorno?, ¿cómo expresan sus sentimientos respecto al lugar?, ¿qué tipo de lugares crean?, ¿qué tipo de espacio les es asignado culturalmente?, ¿qué tipo de discurso construyen de acuerdo con el lugar asignado? La investigación buscó, por tanto, describir los imaginarios presentes en algunos discursos pronunciados por dichos hablantes, desde la concepción del espacio que habitan y su relación con la identidad. Inicialmente se recogió, sucintamente, los estudios que se ocupan de la relación género-espacio; seguidamente se reestructuraron algunas conceptualizaciones sobre espacio e identidad y, finalmente, se relacionaron los imaginarios presentes en el habla de hombres y mujeres de la ciudad de Tunja con respecto a espacio e identidad, a partir de categorías como barrio, casa, ciudad y campo.

Palabras clave: Sociolingüística, Análisis del discurso, tradición oral, discurso de género.


Abstract

This research article presents considerations about aspects such as space and identity in the speech of male and female individuals from Tunja. The questions approached in this document include: how do men and women identify themselves with places? What do they value in their environment? How are their feelings expressed with respect to place? What kinds of places do they create? What kind of space is culturally assigned to them? What type of discourse do they construct in accordance with the place assigned to them? Hence, this research aimed at describing the imaginaries appearing in discourse uttered by these speakers, related to the conception they have of their living space and their identity. First of all, a succinct inquiry into gender and space relationships was carried out. Next, some concepts of space and identity were restructured and finally, the imaginaries found in the speech of men and women from Tunja were correlated with space and identity, through the categories of neighborhood, house, city and rural areas.

Key words: sociolinguistics, discourse analysis, oral tradition, gender discourse.


Résumé

Dans cet article de recherche, on considère des aspects tels que l'espace et l'identité dans le parler des hommes et des femmes de la ville de Tunja. Les questions que l'on essaye de répondre sont: comment les hommes et les femmes s'identifient-ils avec les lieux?, qu'est-ce qu'ils mettent en valeur dans l'entourage?, comment expriment-ils leurs sentiments par rapport au lieu?, quel type de lieux créent-ils?, quel type d'espace leur est accordé culturellement?, quel type de discours construisent-ils selon le lieu accordé? La recherche a prétendu, par conséquent, décrire les imaginaires présents dans quelques discours prononcés par ceux parlants-là, dès la conception de l'espace qu'ils habitent et leur rapport avec l'identité. Au départ, on a recueilli, succinctement, les études qui s'occupent du rapport genre-espace ; aussitôt on a restructuré quelques conceptualisations sur l'espace et l'identité ; et finalement, on a relié les imaginaires présents dans le parler des hommes et des femmes de la ville de Tunja, par rapport à l'espace et l'identité, à partir de catégories telles que le quartier, la maison, la ville et la campagne.

Mots clés: Sociolinguistique, Analyse du discours, tradition orale, discours du genre.


Resumo

Neste artigo de pesquisa se consideram aspectos como o espaço e a identidade na maneira de falar de homens e mulheres da cidade de Tunja. As perguntas que tentamos responder são: Como se identificam homens e mulheres com os lugares? O que valorizam no entorno? Como expressam seus sentimentos com respeito ao lugar? Que tipos de lugares criam? Que tipo de espaço lhes é assignado culturalmente? Que tipos de discurso constroem de acordo com o lugar assignado? A pesquisa buscou, portanto, descrever os imaginários presentes em alguns discursos pronunciados por tais falantes, desde a concepção do espaço que habitam e sua relação com a identidade. Inicialmente se recolheram, sucintamente, os estudos que se ocupam da relação gênero-espaço; seguidamente se reestruturaram algumas conceptualizações sobre espaço e identidade e, finalmente, se relacionaram os imaginários presentes na fala de homens e mulheres da cidade de Tunja com respeito a espaço e identidade, a partir de categorias como bairro, casa, cidade e campo.

Palavras chave: Sociolinguística, Análise do discurso, tradição oral, discurso de gênero.


Introducción

El discurso de hombres y mujeres está determinado por la posición espacio-cultural desde la cual se ubican los hablantes. Por ejemplo, en algunas sociedades de la cultura occidental se ha colocado a hombres y mujeres en lugares diferenciados, asignándoles espacios privados como la casa, a las mujeres, y lugares públicos como la calle, el parque, la esquina, a los hombres; lugares desde los cuales relatan sus experiencias de vida. Teniendo en cuenta esta visión, la investigación tuvo como objetivo describir los imaginarios de algunos discursos pronunciados por hablantes hombres y mujeres de la ciudad de Tunja, desde la concepción del espacio que habitan y su relación con la identidad. Teóricamente se partió de la afirmación que hiciera Soler (2004) de que el discurso de los hombres y las mujeres está determinado por el espacio, y se complementó con los planteamientos de McDowell (2000), Fals Borda (2006), Bertoncello (2006), Chapela (1999), Herrero (2002) y Corraliza (1987), sobre el papel que ejerce este en la construcción de identidad.

1. Fundamentación teórica

1.1 Estudios sobre género y espacio

Las investigaciones que se han interesado en la relación género-espacio competen básicamente a disciplinas como la antropología y la geografía y aparecen solo a partir de los años 80 pues, como afirma Duranti (2000), los debates sobre el lenguaje que hacen referencia al entorno construido son pocos. La antropología ha estudiado lo cosmológico, el simbolismo del espacio doméstico, el uso interaccional del espacio público y privado, entre otros, mientras que la geografía de género se ha ocupado de las desigualdades socio-espacio-ambientales, como producto de la distinta asignación de roles a hombres y mujeres en la sociedad. Desde esta concepción se han realizado estudios sobre la división sexual del trabajo, el tipo de empleo, los lugares de trabajo informal de las mujeres, las luchas obreras femeninas, el acceso de la mujer a la escuela, etc., enfocados en describir las relaciones desiguales de género marcadas por el espacio.

En la construcción social del género, el espacio juega un papel fundamental en tanto hombres y mujeres conforman sus identidades personales o grupales a través de este (Fernández, 1994; McDowell, 2000), además de contribuir a la adquisición de conocimiento y a la actuación social. Para McDowell (2000), la clara separación entre espacios públicos y privados adquiere importancia fundamental en la construcción social de las divisiones de género, pues el lugar concreto que se le asigna a la mujer tiene que ver con la estructura y división del conocimiento, desde las instituciones como la familia, el trabajo, el centro comercial hasta las instituciones políticas.

Desde la Antropología Cognitiva se han realizado varios estudios con el fin de conocer los sistemas de conocimientos de las comunidades que brinden luces de su espectro de comportamiento lingüístico y mitológico (Levinson, 1991; Hanks, 1990; Duranti, 1994). Sin embargo, dichos estudios han sido fuertemente criticados debido al poco interés por el tipo de construcciones que emplean las personas a diario para solucionar problemas cotidianos; por ejemplo, la manera como se refiere la gente a los lugares, da cuenta de las composiciones espaciales y la forma como describe hacia dónde va una persona (Levinson, 1996). Otras críticas aducen que se ha dejado de lado categorías de conocimiento importantes, como el espacio, el tiempo, el universo y el hombre mismo (Pinxten, Van Dooren y Harvey, 1983).

Investigadoras como Soler (2004) han enfocado su trabajo en el estudio del espacio desde su uso, demostrando cómo este contribuye a determinar el lugar desde donde hablan las personas y cómo influye en el discurso. Para esta autora, el discurso de los hombres y las mujeres está determinado por el espacio. Las mujeres lo producen detrás de la ventana, desde donde observan y analizan las acciones acaecidas en la calle. Los hombres lo producen desde el otro lado de la ventana, esto es, la calle, el barrio, la esquina, la tienda, el parque, donde sienten y habitan el espacio público. En los análisis de esta categoría, Soler concluyó que los hombres son, en general, los habitantes de los lugares. Los hombres hablan desde y sobre la calle, son productores y actores de su propio discurso. Las mujeres hablan desde la casa y sobre la calle y sus actores, son productoras de un discurso ajeno a ellas, pues la calle, la esquina o el parque son sitios prohibidos en los que corren el peligro de insultos, vulgaridades, robos, atracos o violaciones.

1.2 Espacio e identidad

El ser humano es una criatura anclada en el espacio, quien necesita de áreas limitadas para el funcionamiento de los sistemas sociales; en él se forma su personalidad, las relaciones familiares y las actividades religiosas, económicas, políticas, recreativas, educativas, entre otras que tienen como centro instituciones nucleadas de fácil identificación espacial (Fals Borda, 2006). Como producto de la acción humana, el espacio se construye social e históricamente; es material, mental y representación social. En lo material opera como un conjunto de atributos naturales que no dependen de lo social en sí mismos, pero que se transforman en sociales cuando la sociedad los incorpora a su dinámica. En lo mental es percibido, imaginado y valorado por los individuos de diversos modos; al igual que los atributos naturales, las percepciones y valoraciones subjetivas condicionan la relación con el espacio. En lo relacionado con la representación social incide en las formas materiales o simbólicas -al articularse con el espacio- y en los resultados que estas formas de articulación provocan en los procesos sociales (Bertoncello, 2006).

El espacio, como constructo social e histórico, también desempeña un papel fundamental en la construcción social de género, pues a través de este los hombres y las mujeres conforman sus identidades personales y grupales.

La identidad personal es la imagen que tenemos de nosotros mismos como personas distintas, con habilidades, conocimientos, gustos y carácter propios. Esta identidad se construye a partir de modelos humanos que por lo general son miembros del grupo familiar y determina, en gran medida, la manera en que los adultos se relacionan, producen y participan en la vida familiar y social de su grupo de pertenencia. La escuela y otras instituciones como la política, y la iglesia, también tienen injerencia en dicha identidad, a partir de procesos de transmisión de cultura, valores y observación de modelos (Chapela, 1999).

La identidad colectiva es un estado implícito de conciencia compartido por unos individuos que reconocen y expresan su pertenencia a una categoría de personas, a una comunidad que los acoge y, según Herrero (2002), surge de la relación entre el yo frente a los otros; es una construcción que afirma lo propio y niega lo ajeno; se construye sobre la base de la diferencia y la refuerza; sobre concepciones ideológicas (conceptos de pueblo, raza, nación), rituales (nuestros ritos frente a otros) y simbólicas. Para este autor la identidad "puede ser expresada con sentimientos de orgullo y estima o con sentimientos de humillación o estigma" (Herrero, 2002, p. 1). Razón por la cual la identidad clasifica a las personas y a los grupos.

Un aspecto que está relacionado directamente con la identidad colectiva es el sentido de pertenencia, este se forma en la medida en que se desarrolla la comunidad como base de la interacción entre sus miembros, la cooperación y colaboración entre unos y otros, la afinidad entre sus intereses y la posibilidad de compartir historia y cultura comunes. Este factor permite la movilización, la cohesión y la cooperación entre los habitantes de una comunidad.

El espacio, entonces, no solo contiene a las personas, sino que las define. Los lugares hacen a sus habitantes acreedores de ciertas características de identidad social producto de las cualidades particulares que le son distintivas (Corraliza, 1987). Según la Psicología Ambiental, todo objeto que hace parte del entorno del ser humano adquiere un valor cuando este es capaz de asignarle un significado, y este significado es un producto social elaborado a través de la interacción simbólica (Blumer, 1982). Así, cualquier entorno, sea natural o construido, requiere ser analizado en especial como un producto social.

En efecto, gran parte de la experiencia acumulada a lo largo de nuestra existencia está relacionada con el lugar donde se vive. En el caso de los hombres y mujeres de la ciudad de Tunja entrevistados, eventos como las celebraciones de Semana Santa, el Aguinaldo Boyacense, los atracos en los barrios, las reuniones y los paseos familiares están ligados a espacios determinados, se les va haciendo su historia y al mismo tiempo se construyen relaciones sociales de acuerdo con las vivencias que se tienen con estos.

En este artículo se trata de indagar por la visión sociocultural e imaginarios del espacio reflejados en los relatos de algunos habitantes de la ciudad de Tunja entrevistados, tomando como punto de partida los estudios realizados por Soler (2004).

2. Metodología

La investigación es de tipo descriptivo, bajo los presupuestos teóricos de la sociolingüística (Labov, 1972; López, 2004; Moreno, 2005; Bolaño, 1982; Hudson, 1982), en la cual lenguaje y sociedad se intersectan. El carácter explicativo y predictivo de la Sociolingüística está fundado en la posibilidad de comprender de manera intersubjetiva las maneras de ver el mundo, la expresión de los sentimientos, los sistemas de valoración y evaluación de la realidad, las formas de participación, pertenencia e identidad, las costumbres, tradiciones y creencias, los modos de solucionar problemas cotidianos, el uso del tiempo libre y de trasmisión de los conocimientos. Todas estas formas de ser persona o comunidad constituyen la visión, es decir, el sistema orgánico de habitar y comprender el contexto social mediante actos particulares de expresión. La visión es un sistema simbólico que orienta las formas de ser en el mundo. Como ejemplo, se puede prever que la íntima relación entre lo rural y lo urbano en la comunidad de habla de Tunja constituye un espacio urbano habitado por gentes con costumbres rurales (Calderón, 2010).

Dada la naturaleza de la información recolectada y los objetivos planteados, el enfoque es cualitativo, con apoyo de instrumentos cuantitativos.

La población está constituida por hombres y mujeres que residen en la ciudad de Tunja. El instrumento de recolección de información fue, básicamente, la entrevista semidirigida. El corpus consta en su totalidad de 54 entrevistas1, con una duración promedio de 40 minutos cada una, atendiendo a las técnicas de la entrevista, las cuales prevén que a partir de los 20 minutos, el informante puede acercarse a su habla vernácula. Para el presente análisis, de las 54 entrevistas se seleccionaron 18, 9 hombres y 9 mujeres, por cada generación y nivel de instrucción, correspondiente al 33% del corpus, que si bien no proporciona datos definitivos, sí puede explicitar tendencias del uso de la lengua.

Para el análisis de ese material se tuvieron en cuenta variables sociales de sexo (masculino y femenino), generación (1, edades comprendidas entre 20 y 34 años; 2, entre 35 y 54 años; 3, más de 55 años), procedencia2 y nivel de instrucción (1, primaria, de 0 a 10 años; 2, secundaria, de 10 a 14 años; 3, superior, 15 años o más). Las categorías que se analizaron fueron ciudad, campo, barrio y casa.

3. Análisis de la información

El territorio que se habita provee los insumos sociales, culturales y económicos que forjan la identidad y pertenencia con la tierra. El núcleo territorio-cultura constituye la territorialidad expresada en escenarios sociales, económicos y ambientales. En lo social se produce la identificación de valores, relaciones y actitudes, lo que da lugar a la existencia del colectivo humano. Lo económico se construye con base en políticas de aprendizaje, construcción de riqueza material y conocimiento que busca solucionar las necesidades de la población y la participación ciudadana. En lo ambiental se entrelazan las relaciones ciudad-campo, con líneas imaginarias articuladas en sus condiciones de lo urbano y lo rural sobre factores de identidad y diversidad que caracterizan a la sociedad local. La territorialidad materializa posiciones sociales que constituyen la condición particular en sus formas de organización problematizando la existencia de grupos y comunidades en relación consigo mismas y con el entorno (Restrepo, 1998).

Comprender los espacios contribuye a entender los efectos que estos tienen en las personas que los habitan y las relaciones que se hacen posibles en estos escenarios. Así, el campo, la ciudad, el barrio, la casa, representan el espacio en donde desarrollan y recrean las identidades los hombres y las mujeres de la ciudad de Tunja. En estos espacios, como afirma Fernández (1994), limitan y adquieren su concepción de mundo.

3.1 Ciudad

La ciudad no es solo un lugar de acontecimiento cultural sino un escenario de efectos imaginarios, en tanto todo lo que ocurra en ella, su crecimiento, su modernización, afecta y transforma la vida de sus habitantes. Ellos la viven, la disfrutan, la sueñan, la evocan, la sufren, la construyen de imágenes, de variadas escrituras (Silva, 1994). Saldarriaga (1999, citado por Restrepo, 1998, p. 93) entiende la imagen de ciudad como:

    La construcción mental que un ciudadano elabora con base en sus percepciones y en sus experiencias vividas. Es un plano de referencia en el que localizan los lugares conocidos y los puntos focales de su cotidianidad. Es una memoria hecha de muchas memorias que le permite ir y venir, buscar, encontrar, recordar e imaginar su ciudad y, por extrapolación muchas otras ciudades.

De ahí que los hombres y mujeres entrevistados en nuestra investigación expresen frases como: "La ciudad es un larguero, crece de sur a norte", "Tunja crece es como a lo largo, ahorita está creciendo como a lo ancho...como al oriente...", al hacer referencia a su ciudad. En sus imaginarios perciben el crecimiento de la ciudad en dos direcciones, cuando en realidad su expansión se produce hacia los cuatro ejes cardinales. Se percatan del avance significativo que ha tenido Tunja en el terreno de la construcción y con este el de su población. Hace apenas dos décadas la ciudad contaba con 107.807 habitantes, hoy tiene cerca de 178.0003. Altos edificios y urbanizaciones se construyen en medio de los barrios, cambiando su apariencia, generando una nueva dinámica en la concepción de barrio.

3.1.1 Imaginarios rurales

Tunja es una ciudad híbrida4, habitada en gran número por personas provenientes de múltiples lugares, pero en particular por hombres y mujeres que proceden de pueblos boyacenses. Esta condición obedece principalmente a un proceso de migración del campo a la ciudad que, como lo expresa Martín Barbero (2004, p. 348), se vive en toda América Latina: "en menos de cuarenta años el 70% que antes habitaba en el campo está hoy en ciudades". Surge de esta manera una trama cultural urbana heterogénea conformada por múltiples formas de vivir y de pensar, de sentir y de narrar fuertemente comunicada, como lo señala este autor (2004, p. 352):

    Una multiculturalidad que desafía nuestras nociones de cultura, de nación y de ciudad, los marcos de referencia y comprensión forjados sobre la base de identidades nítidas, de arraigos fuertes y deslindes claros. [...] Estamos ante cambios de fondo en los 'modos de estar juntos' (Maffesoli, 1990), esto es, de experimentar la pertenencia al territorio y de vivir la identidad.

Este proceso de inmigración es descrito por Restrepo (1998, p. 77) de la siguiente manera:

    Los campesinos venden sus tierras con la ilusión de que al hacer parte de la ciudad, rápidamente se integrarán productivamente a ella, generando un escalonamiento de mayores ingresos, para ello tienen referencias de vecinos o familiares a quienes les ha 'ido bien' y son dignos de imitar. Este porcentaje de beneficiados es sin embargo mínimo y lo recurrente es que al llegar a la ciudad lo primero que abandonan los campesinos son precisamente sus ilusiones, porque a diferencia del campo la ciudad no da frutos, no logra ser tejida, ni puede ser arada.

En la tabla 1 puede observarse la procedencia de los hombres y mujeres de la ciudad de Tunja entrevistados. De los nueve hombres, cuatro son oriundos de Tunja, dos de Boavita, mientras que los demás nacieron en Motavita, Mongua, y Duitama. De las nueve mujeres, tres son de Tunja y las otras de pueblos como Tuta, Macanal, Sogamoso, Cerinza, Ramiriquí y San Pedro de Iguaque.

Esta migración es forzosa no voluntaria. La escasez de recursos económicos, la baja competitividad y productividad de las economías empujan al campesino a la ciudad, gestando una cultura rural dentro de la ciudad. Y es que las ciudades no solo se urbanizan, sino que se ruralizan, como lo señala Silva (1994).

El proceso de urbanización que ha vivido Tunja en los últimos años da cuenta de esta ruralidad. Por un lado, por los flujos migratorios de campesinos provenientes del campo y pueblos boyacenses, quienes construyen sus casas en lugares en donde pueden tener animales domésticos y sembrar frutas y verduras. Por otro lado, por el incremento alarmante de la construcción, lo cual convirtió grandes extensiones de tierra para pastoreo en incipientes urbanizaciones y edificios que comparten su espacio con el ganado.

Los hombres y mujeres provenientes del campo llevan a la ciudad sus roles bien demarcados. En él ellos se dedican al arado, lo cual enseñan a los hijos pequeños, donde aprenden a hacer guarapo y a recoger las semillas; ellas trabajan el huso, tarea que va desde el esquilado de la lana hasta el tejido y que transmiten a las niñas. Estos dos elementos propios, el arado y el huso, hacen parte de las raíces tradicionales de relación cultural respecto a la condición valor-trabajo. Pero esta no es solo económica, en ella existe un gran apego y respeto hacia la tierra. El arado representa una visión de sociedad, de individuo, de masculino, enraizada en la fuerza y la provisión de alimento; el huso, una visión de femenino, enmarcada en el abrigo tejido como la vida misma, se hace lo nuevo mientras avanza lo cotidiano ligado a la casa. "Arado y huso son hijos del tiempo largo, de la paciencia, de la permanencia, de ir y volver sobre lo mismo, hasta encontrar comida y abrigo, constitutivos iniciales de la dignidad humana" (Restrepo, 1998, pp. 62 y 63).

En los hombres y mujeres campesinos que habitan la ciudad, los imaginarios sobre el campo están presentes permanentemente aunque no se expliciten. Las prácticas ancestrales se han fijado en sus recuerdos como a su cuerpo mismo. Su vida es el campo aunque la ciudad diga otra cosa. En el campo la territorialidad se expresa en términos de solidaridad, afecto, apego a las tradiciones, a la historia y a la construcción colectiva de comunidad, como base de sus relaciones. De esto da cuenta una mujer entrevistada en su discurso:

    ...Si, es una casita que él hizo cuando eso era allá con dos piezas, dos piezas un patio y su cocina. Si no que la cocina es muy, tiene su estufa de leña (Mujer
    Generación 2, nivel de instrucción 1).

Obsérvese en el relato cómo la mujer parece vacilar ante la entrevistadora al afirmar que su casa tiene fogón de leña, quizá por considerarlo poco apropiado en una ciudad en donde se imponen el fogón de energía eléctrica y de gas. Sin embargo, este aspecto es fundamental para comprender la identidad y la pertenencia a la tierra, pues en el campo el fogón de leña no es solo el elemento donde se cocinan los alimentos en la casa campesina, es un lugar de intercambio de vivencias diarias, un espacio para el encuentro de conocimientos, sensaciones, temores de los viejos con los jóvenes, el cual tiene lugar entre las seis y las ocho de la noche. Alrededor de este se refieren noticias, recuerdos, anécdotas, comentarios, cuentos, cantos, versos, regaños, llantos, risas, etc. "Fogón, fuego y relato, constituyen encuentros pedagógicos cotidianos para magnificar la vida, vivirla, evaluarla, compartirla con la solidaridad y la comunión de una tradición de aprendizaje oral que se extingue poco a poco" (Restrepo, 1998, p. 63).

La mujer del campo no pierde su identidad personal en la ciudad. En el campo es ella quien administra el hogar, se encarga de la educación de los hijos, la salud, la alimentación, el mantenimiento de la casa y del grupo familiar. Pero además, cuando es cabeza de familia, asume las obligaciones económicas. En el campo aprendió los valores, la solidaridad, el respeto, el pudor, los cuales transmite a sus hijos y son el filtro con el cual evalúa el comportamiento social en la ciudad.

Para los hombres y las mujeres del campo el choque con la ciudad es violento. El arraigo a la tierra es permanente, en sus imaginarios está presente el lugar en que se formaron, su compromiso social, económico y ambiental. El campesino vive en la ciudad con referentes del campo. Este es mirado por los campesinos, hombres y mujeres entrevistados, como el espacio que no se hubiera dejado si se contara con los recursos económicos. Restrepo (1998, p. 23) concibe la relación ciudad-campo de una manera problemática:

    Ciudad-campo no se miran territorialmente de una manera recíproca y solidaria, porque la ciudad se nomina, entiende y sobredimensiona como único centro de civilización y aprendizaje, el campo la entiende lejana, inaccesible y caótica, pero susceptible de ser alcanzada, conquistada y habitada.

Puestos de venta informal, servicios generales, supermercados, plazas de mercado, almacenes, misceláneas, restaurantes son los lugares en donde se emplean los hombres y mujeres campesinos en la ciudad, en oficios que no exigen preparación escolar, mano de obra barata, supervivencia en la pobreza.

3.1.2 Imaginarios urbanos

Tunja es un territorio urbano intermedio, una ciudad rígida, apegada a las tradiciones y costumbres en tránsito a un estilo de relación con la vida social metropolitana (Restrepo, 1998). En su capacidad de ajuste y adaptación, la ciudad se va transformando, hay nuevas construcciones, nuevos lugares, escuelas, universidades, carreteras, calles, avenidas, aumenta el transporte público y se mejoran los servicios. Otros elementos se conservan inmutables a través del tiempo, porque son parte de su historia, de su patrimonio cultural. Pero a la vez, hay nuevos problemas sociales, inseguridad, hacinamiento, desplazamiento, falta de empleo, entre otros. El nivel de vida individual crece y se solidifica el empobrecimiento colectivo. La vida social se transforma y se trastorna, da lugar a "la institucionalización de versiones propias pero contradictorias de lo que ocurre, por el carácter cultural de hibridación donde entran a coexistir múltiples formas de vida, algunas veces diluidas entre sí total o parcialmente y otras simplemente paralelas" (Restrepo, 1998, p. 23).

Los lugares históricos identifican la ciudad, la plaza de Bolívar, las iglesias, el clima, el número de instituciones educativas, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, los rótulos en sus calles, el río Chulo, Unicentro, Plaza Real, Centro Norte, etc., aparte de la ruralidad que la habita en pequeñas granjas dentro de la casa y en grandes extensiones de tierra en donde pasta el ganado.

Con la migración, la ciudad crece y se transforma; aumenta la población, las visiones de mundo, las construcciones, los sueños, los ideales, las necesidades, los problemas. La ciudad es vista, vivida e imaginada de manera particular por sus hombres y mujeres.

La percepción que tienen las mujeres de Tunja es la de una ciudad moderna, que ha crecido a lo largo y aumentado la construcción, el comercio, los colegios y las universidades; que es fría pero agradable, pues se han acostumbrado al clima; con gente buena, amable, inteligente, sana, culta, cariñosa, cordial, amigable, chévere, alegre, un poco callada y criticona; de mucho avance cultural y académico; con nuevas avenidas (doble calzada, viaducto), una ciudad que está a la vanguardia de capitales como Medellín y Bogotá; con muy buen transporte y zonas de recreación y diversión, entre ellas, el Parque Recreacional del Norte, Unicentro y Centro Norte; que es un buen vividero por lo económico; con buenos eventos, entre los que se encuentra el Aguinaldo Boyacense e interesante por sus iglesias y su historia. Dicen extrañar las zonas verdes, los prados y los árboles que han ido desapareciendo con la urbanización; las casas coloniales, la tranquilidad de antes cuando el transporte era escaso. Les preocupa la inseguridad que empieza a surgir con el flujo de gentes de muchas partes, el consumo de licor y de droga; el problema de aguas lluvias que desencadena la obsolescencia del alcantarillado; que no hay fuentes de empleo y sí muchos desplazados y habitantes de la calle, escasez de lugares para divertirse, desorden en las basuras, abandono de lugares históricos por parte de la administración municipal, como el río Jordán y las iglesias y la incultura de los conductores de buses.

Los hombres perciben una ciudad en crecimiento, con más barrios, centros comerciales, empresas, bancos y construcciones; una ciudad muy cultural, pacífica, tranquila, segura y calmada, con gente amable; con mucha historia, mitos y leyendas, que crece a lo largo, en dirección Norte y en la actualidad hacia el Oriente; con mucho flujo de estudiantes de otros lugares; con eventos interesantes como el Aguinaldo Boyacense y el Festival Internacional de la Cultura; con un eficiente sistema de acueducto; con un buen equipo de fútbol. Extrañan los campos que han desaparecido, el aire libre y la tranquilidad de antes; la gente emprendedora, soñadora, dedicada al agro de los años setenta. Les preocupa los ladrones, los desplazados y la corrupción, la pobreza de los habitantes de la calle; que no tenga muchos sitios comerciales y de entretenimiento como Bogotá; el aumento de la delincuencia y del alcoholismo; el crecimiento demográfico; la desaparición de bosques y zonas verdes, el aumento del flujo vehicular; la incultura de los conductores; la falta de empleo y de industria; el mal estado de las vías; el incumplimiento de obras públicas; la agresividad en el estadio; la inseguridad en el centro; el frío y el viento gélido en las noches; que no haya muchos sitios deportivos; que las calles sean angostas; que los gobernantes tengan poca visión futurista y no destinen zonas verdes y recreativas en las nuevas construcciones; que exista un precario sistema de salud; el abandono de los parques y zonas verdes; el individualismo.

Unicentro es un tema de permanente referencia entre los hombres y las mujeres entrevistados. La mayoría de ellos coinciden en la transformación social que este le dio a la ciudad, pues ha marcado un desplazamiento del centro de la ciudad, un cambio en el modo de representar y recorrer la urbe. Este centro comercial reúne en un solo lugar supermercado, bancos, almacenes, restaurantes, cafeterías, cine y uno que otro entretenimiento que funciona hasta avanzada la noche. El tiempo y los servicios que se alargan transforman la ciudad. Unicentro es lugar de encuentros, de diversión, de compras; ha modificado las costumbres de sus habitantes, convirtiéndose en un importante lugar de referencia. Si bien tanto hombres y mujeres lo mencionan en sus relatos, parece ser que las mujeres son las que más lo frecuentan, en especial para hacer sus compras. Sin embargo, en las noches y fines de semana el lugar acoge a todos sin distinción de género.

A pesar de las frecuentes alusiones a ciudades grandes como Bogotá, Tunja es apreciada por su tranquilidad y paz. Las razones que arguyen los habitantes entrevistados, hombres y mujeres, acerca de la tranquilidad de esta se ve reflejada en las cifras reportadas al 2010 como la ciudad que registra la tasa de homicidios más baja en Colombia (8 por cada 100000 habitantes) y el índice de criminalidad es cuatro veces inferior al promedio del país5.

La percepción que tienen las mujeres con respecto a este tema tiene que ver con la seguridad y el aspecto económico, pues consideran que sigue siendo una ciudad donde se puede vivir con muy poco. Los hombres aprecian la calma y la paz que se respira en comparación con otras zonas del país.

En relación con los imaginarios que tienen los entrevistados sobre las transformaciones que sufrirá Tunja en el futuro, las mujeres opinan que la ciudad tendrá más progreso y también más problemas, centros comerciales más grandes y numerosos, y estará más urbanizada. Los hombres la imaginan más desarrollada, con más empresas, mucho turismo; más moderna y, por ende, con menos árboles, llena de gente y de carros.

El sentido de pertenencia es un elemento primario de arraigo e identificación personal y colectiva. En concreto, expresa la adhesión a rasgos específicos y característicos de la cultura que sintetizan perfiles particularmente sentidos de identidad cultural (Vargas, 2013). En los relatos de hombres y mujeres se puede percibir una actitud afectiva, consciente y comprometida hacia la ciudad, y en el caso de los campesinos también hacia el campo. Tanto unos como otros se sienten portadores y representantes de esos universos simbólicos6.

3.2 Barrio

El barrio es el lugar donde se desenvuelve la cotidianidad de los habitantes de una ciudad y, a veces, su sitio de trabajo. Es el principal lugar de sociabilidad, por su carácter afectivo y el sentido de pertenencia que crea. Por esta razón, el bienestar en él se ve reflejado en la manera como estos lo perciban.

Los barrios en que habitan las mujeres de Tunja entrevistadas son: La María, Santa Inés, Los Trigales, Las Américas, Pinos de Oriente, Santa Bárbara, Santiago de Tunja; mientras que los de los hombres son: Ricaurte, Ciudadela Sol de Oriente, La Concepción, Trinidad, Veinte de Julio, Universitario y Jorge Eliécer Gaitán. Son barrios pacíficos, bonitos, tranquilos, sanos, según dicen ellas, y libres de ladrones, con zonas verdes, inseguros, pero sanos, dicen ellos.

Si bien, las mujeres y los hombres entrevistados coinciden en aspectos como la tranquilidad de sus barrios y las buenas relaciones entre vecinos, sus apreciaciones difieren en algunos aspectos. Por ejemplo, los lugares más frecuentes para ellas son los centros comerciales, la iglesia, el colegio y el parque para llevar a sus hijos o nietos, mientras que para ellos son los parques y los escenarios deportivos (zonas verdes y recreativas).

Las mujeres perciben que sus barrios han sufrido cambios significativos en el campo de la construcción y el comercio. Muestran complacencia e interés por los lugares comerciales que les ofrece el barrio, pues piensan que estos hacen la vida más agradable; celebran el mejoramiento en las rutas de buses. Consideran que conocer a sus vecinos les brinda mayor tranquilidad. La seguridad en el barrio es un aspecto que preocupa mucho a las mujeres, pues albergan el temor de ser atacadas por alguien. La preocupación por el barrio responde más a un problema de seguridad propia. Algunas mujeres insisten en rechazar los brotes de violencia por el consumo de licor y drogas de los jóvenes residentes.

Los hombres consideran que en sus barrios se vive bien, que se respira un ambiente sano y tranquilo. Les complace los lugares al aire libre para caminar; se dan a conocer por los vecinos, pues consideran que ello tiene mucho peso y aumenta la estima, aunque opinan que falta integración en tanto cada cual se encierra en su casa, con su familia. Su preocupación por el barrio tiene que ver más con problemas de infraestructura que de seguridad.

3.2.1 La calle

La calle es el principal lugar de encuentro de vecinos en el barrio; un lugar marcado con frecuencia por estereotipos, pues, mientras la calle es para los hombres lugar de encuentro y de juegos, para las mujeres solo es un lugar de tránsito, el cual utilizan para ir a misa, a la tienda, a llevar a sus hijos o nietos al colegio o para dirigirse a hacer sus compras. Para ellas la calle representa un peligro inminente en el cual pueden ser robadas y atacadas, en especial en horas de la noche.

3.2.2 El parque

El parque también señala un territorio ocupado por hombres para su esparcimiento: lo consideran en función de ellos, mientras para ellas solo es un lugar de entretenimiento de sus hijos y nietos: lo contemplan en función del otro, no de ellas.

La esquina es igualmente territorio de ellos; es el lugar donde realizan diferentes actividades, entre ellas hablar, beber, "recochar", hacer negocios y, como la calle, es mirada como un lugar que entraña peligro para ellas.

3.2.3 La tienda

La tienda del barrio tiene una connotación particular para los habitantes de la ciudad de Tunja. La conciben como un lugar agradable, un espacio que permite indagar por los últimos acontecimientos o estrechar los lazos con los vecinos. Y, por su misma actividad es la mujer la que más la frecuenta.

3.3 Casa

La casa es el espacio privado y vital donde tienen lugar los sueños y aspiraciones de los entrevistados. En el análisis se tuvieron en cuenta tres imaginarios presentes en los relatos: la casa como propiedad, la casa como espacio que cohesiona el grupo familiar y la casa que propicia el encuentro o desencuentro con ellos mismos.

3.3.1 La casa como propiedad

La propiedad raíz establece legalmente el vínculo con la tierra donde se vive, un lazo que se estrecha con el transcurrir del tiempo y que contribuye a forjar identidad y pertenencia a ella. La casa representa un gran valor material para los entrevistados, pues ha significado un esfuerzo grande y permanente del cual dicen estar satisfechos. La mayoría la consiguieron en obra negra, a medio construir o con un solo piso y al cabo de los años le han hecho mejoras. Así mismo, entre sus imaginarios desean tener una casa grande, amplia, aireada y con buena iluminación. Aparte de lo material, la casa para ellos posee un valor sentimental que se puede inferir de la manera como se expresan sobre ella: mi casita, mi ranchito, mi apartamentico.

Este aspecto parece ser un asunto relevante para todos los entrevistados, pues cuando se les inquirió que hablaran sobre sus casas de inmediato señalaron el tema de la propiedad.

De las nueve mujeres entrevistadas, siete viven en casa propia y dos pagan arriendo, aunque estas últimas insisten en la conveniencia de tener la suya, no solo por las implicaciones económicas, sino por la posibilidad de hacerla a su gusto. En cuanto a los hombres, ocho viven en casa propia y uno en arriendo. Se expresan con gran satisfacción al referirse a ella y a las comodidades que les brinda; sin embargo, al respecto son menos emotivos que las mujeres.

La casa para los entrevistados que vienen del campo o de pueblos boyacenses tiene connotaciones muy distintas a los de la ciudad. Se puede inferir en expresiones que hacen alusión al tamaño, al aire, a la luz. Así mismo, en las costumbres que se traen del campo, como la tenencia de animales silvestres y domésticos: loros, pájaros, pollos, gatos, perros, etc.

3.3.2 La casa como cohesión del grupo familiar

La casa es el lugar donde se agrupa y reúne la familia. Todos los entrevistados conviven con al menos un miembro de su familia, sea padre, madre, hermanos, tíos, hijos

o nietos. Entre la cotidianidad y celebraciones se teje el nudo de relaciones familiares en las casas de cada uno de los entrevistados hombres y mujeres, como se puede ver en sus relatos.

En general, el grupo familiar se mantiene unido alrededor de la casa, donde se comparte en la cotidianidad, las horas de las comidas, la misa o el paseo de los domingos, visitar la casa de los abuelos, la cual invita a la reunión de la familia para celebrar las fiestas navideñas y otros acontecimientos. Solo el domingo, el recinto cede su lugar por unas horas para que la familia disfrute la urbe.

3.3.3 La casa, lugar de encuentros y desencuentros con ellos mismos

La casa, como lo expresan algunos de los entrevistados, es un refugio añorado, un lugar para huir de los demás y propiciar el encuentro con ellos mismos. Para otros también es el lugar de los padres, el que construyeron y forjaron con su esfuerzo y en donde deben convivir con respeto y tolerancia sin transgredir las normas.

Pero, si para unos la casa brinda su propio espacio, un lugar de descanso, de esparcimiento, de encuentros familiares, para algunas mujeres sólo es un lugar de encierro alejado de los prejuicios externos y las habladurías; un lugar de trabajo permanente, rutinario; el espacio obligado para ser madres y esposas, no mujeres, y al cual muchas se entregan con su juventud, sus sueños; un lugar que a fuerza de estar en él se empiezan a desdibujar los horizontes más allá de la puerta, a perder el gusto por salir, por divertirse. Una situación que para los demás miembros de la familia pasa desapercibida.

Conclusiones

En este trabajo se quiso resaltar aspectos un poco olvidados por la Antropología Cognitiva y la Sociolingüística, al interesarse por los imaginarios que desde el género construyen los hablantes al referirse al espacio que usan. Se partió de la afirmación que hiciera Soler (2004) de que el discurso de los hombres y las mujeres está determinado por el espacio y se complementó con los planteamientos de McDowell (2000), Fals Borda (2006), Bertoncello (2006), Chapela (1999), Herrero (2002) y Corraliza (1987), sobre el papel ejercido por este en la construcción de identidad.

Así, se puede concluir con los autores que el espacio desempeña un papel preponderante en el imaginario de hombres y mujeres de la ciudad de Tunja, en tanto este contribuye a conformar sus identidades personales y grupales. En el habla de los hombres y las mujeres de la ciudad de Tunja con respecto al espacio se puede inferir una identificación muy estrecha hacia los lugares como la ciudad, el campo, el barrio y la casa, desde donde adquieren y asumen su concepción de mundo. Se puede apreciar cómo en sus imaginarios ambos hacen uso de los espacios que les han sido asignados socialmente. Ellos, la calle, el parque, la esquina; ellas, la casa, el supermercado, la iglesia, lo cual reafirma que su discurso está determinado e influenciado por la posición desde la cual se ubican.

Pese a que en la actualidad la mujer está ocupando un lugar significativo en el campo laboral, en nuestra cultura la división entre lo público y lo privado asociada históricamente a la industrialización, sigue haciendo eco, notándose mayor intervención de los hombres en los negocios, el comercio y la política, y en las mujeres mayor inclinación hacia las labores domésticas y el cuidado de la familia.

A partir de los relatos, se pudo identificar en los hombres y mujeres que provienen del campo lazos de cohesión que los unen tanto al campo como a la ciudad. Estos han sufrido un proceso de adaptación en el cual acomodan a su estilo de vida en la ciudad los referentes del campo, con los cuales educan a sus hijos y juzgan el comportamiento social. De la misma manera, mantienen un contacto permanente con el campo debido a que sus familiares viven en él. Tanto unos como otros se sienten portadores y representantes de esos universos simbólicos. Lo anterior corrobora lo planteado por Vargas (2013) en cuanto a la duración indeterminada del lazo emotivo que mantienen las personas con el medio original mientras en tanto no se transforme y construya otros significados que las aparten de dicho medio.


Pié de página

1 Cifra que ubica la representatividad por encima de 1/25000, según lo estipulado por el proyecto PRESEEA. El corpus en el cual se basó el estudio fue recolectado por Donald Freddy Calderón Noguera en la investigación El español hablado en Tunja: materiales para su estudio (2010).
2 Caracterizada teniendo en cuenta hablantes nacidos en Tunja que han permanecido en ella por largos períodos de tiempo (10- 20 años); no nacidos en Tunja, pero llegados a ella antes de los diez años y haber permanecido en ella largos períodos de tiempo (10 o más años).
3 Como dato de interés, nótese la evolución de la población en la ciudad de Tunja: entre 1551 (196.800) y 1572 (123.184) -20 años- se reduce la población en 73.616 habitantes; para 1596 eran 53.376 habitantes y disminuye alarmantemente para 1755 cuando la población solo alcanza los 24.892 habitantes. Para 1951 la población era de 27.402 habitantes y 13 años después su número es de 68.905, incrementándose en 1973 a 79.391, en 1993 a 107.807, en 1999 a 130.076, en 2005 contaba con 154.096 y en el 2012 con 177.974. Para el año 2013 el DANE proyecta una población de 181.407. Hoy Tunja está cerca de alcanzar la población que tenía en 1551. Nótese como en las dos últimas décadas se presenta un aumento de 70.167 habitantes. http://redalyc.uaemex.mx/pdf/833/83307001.pdf Demografía de Tunja desde 1551 a 1755. http://www.dane.gov.co/index php?option=com_content&view=article&id=437&Itemid=162 Censo 1964-1993. http://www.dane.gov.co/files/censo2005/regiones/boyaca/tunja.pdf CENSO DANE 2005. DANE:Proyecciones de Población departamentales y municipales por área 2005 -2020» (PDF). Secretaría de Planeación de Boyacá, Expediente Urbano 2007. Proyecciones del DANE, Censo 2005. Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Alcaldía Mayor, Plan de Desarrollo 2008-2011. http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/poblacion/proyepobla06_20/ProyeccionMunicipios2005_2020.xls. Consultado el 7 de diciembre de 2011.
4 Término acuñado por Néstor García Canclini para explicar el carácter multicultural de las ciudades.
5 Según Credencial, Tunja se presenta en la nueva cartografía de crímenes contra la vida, la integridad física y el patrimonio, como la ciudad más segura y tranquila de Colombia, a pesar de tener uno de los mayores consumos de alcohol y narcóticos. El argumento que esgrime esta publicación es que sigue siendo un pueblo en donde todos se conocen, el frío obliga a terminar la parranda antes de la una de la mañana y al poco poder adquisitivo de la moneda y a su moderada circulación. Sin embargo, el índice es alto teniendo en cuenta que para Naciones Unidas un país seguro es aquel que registra máximo cinco homicidios por 100 mil habitantes. http://www.eltiempo.com/revista-credencial/articulo-web-new notainterior-8731420.html Inseguridad en las ciudades: ¿ficción o realidad? El Tiempo, 04 de enero de 2011, Myriam Bautista.
6 Vargas (2013) señala que el grado de compromiso individual y colectivo, así como los vínculos afectivos que se consolidan mediante el sentido de pertenencia son tales, que aun en los casos en que cesa la relación activa con el medio que lo origina, puede mantenerse la identificación con sus valores representativos, mientras estos no entren en conflicto con los valores más raigales de la identidad personal. La duración de este lazo emotivo es, por tanto, indeterminada, y solo se extingue en la medida en que se transformen y construyan significados que enajenen la identificación del sujeto con los mismos.

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