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Cuadernos de Lingüística Hispánica

Print version ISSN 0121-053X

Cuad. linguist. hisp.  no.27 Boyacá Jan./Junr 2016

 

Contraste entre el acento japonés y el acento del español

The contrast between Japanese and Spanish accent

Contraste entre l'accent japonais et l'accent espagnol

Contraste entre o sotaque japonês e o sotaque espanhol

ELKIN SIERRA**
esierrar@uwo.ca

* Artículo de reflexión
** Doctorando en Estudios Hispánicos con Énfasis en Lingüística de la Universidad Western, London, Canadá.

Recepción: 09 de junio de 2015 Aprobación: 11 de agosto de 2015

Forma de citar este artículo: Sierra, E. (2016). . Cuadernos de Lingüística Hispánica, (27), 33-56.


Resumen

El español ha tenido una larga historia en el Japón. Desde los tiempos en que era un medio a través del cual la iglesia católica española buscaba evangelizar a los japoneses enseñándoselo, hasta estos nuevos tiempos en los que la cultura hispanoamericana y los negocios con los diferentes países que lo tienen como lengua oficial. Sin embargo, no existen muchos estudios lingüísticos que tengan al español y al japonés como su centro de atención. El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre la diferencia en la realización del acento en ambos idiomas y cómo este fenómeno podría causar dificultades en la percepción del acento léxico español a los hablantes del japonés que lo estudian como segunda lengua.

Palabras clave: acento, percepción, tono, correlato acústico, mora, sílaba.


Abstract

Spanish has a long history in Japan; since the times in which Spanish Catholic Church taught Spanish in Japan in order to convert Japanese people to the Catholic faith, to current times, in which Hispanic American culture and business with Spanish-speaking countries has prevailed. However, there is not a great number of linguistic studies centered on Spanish and Japanese. The objective of this work is to reflect upon the difference in the Spanish and Japanese accents and how this phenomenon may cause diffculties for the perception of the Spanish lexical accent for the Japanese speakers who are studying Spanish as a Foreign Language.

Key words: accent, perception, pitch, acoustic correlate, delay, syllable.


Résumé

L'espagnol a eu une longue histoire au Japon. Dès temps où il était un moyen à travers duquel l'église catholique cherchait à évangéliser les japonais, en le leur apprenant, jusqu'aux nouveaux temps où le Japon regarde vers des pays hispano-américains, et a des affaires avec les différents pays ayant l'espagnol en tant que langue officielle. Pourtant, il n'existe pas d'études linguistiques ayant l'espagnol et le japonais comme centre d'attention. L'objectif de ce travail est celui de réfléchir sur la différence dans la réalisation de l'accent dans les deux langues et comment ce phénomène pourrait créer des difficultés dans la perception de l'accent lexique espagnol aux parlants japonais qui l'étudient en tant que langue seconde.

Mots clés: accent, perception, ton, corrélation acoustique, retard, syllable.


Resumo

O espanhol tem tido uma longa história no Japão. Desde os tempos em que era um meio através do qual a igreja católica espanhola buscava evangelizar aos japoneses ensinando-os, até estes novos tempos nos quais a cultura hispano-americana e os negócios com os diferentes países que o têm como língua oficial. Porém, não existem muitos estudos linguísticos que tenham o espanhol e o japonês como seu centro de atenção. O objetivo deste trabalho é refletir sobre a diferença na realização do sotaque em ambos os idiomas e como este fenômeno poderia causar dificuldades na percepção do sotaque léxico espanhol aos falantes do japonês que o estudam como segunda língua.

Palavras chave: sotaque, percepção, tom, correlato acústico, mora, sílaba.


Introducción

Existen tres tipos de idiomas en el mundo, los idiomas con acento tonal, acento prosódico y los tonales. Por ejemplo, el inglés es un idioma con acento prosódico, en el cual una sílaba se percibe como la más prominente. Por lo tanto, tal sílaba es la que lleva el acento primario. En este tipo de idiomas, la combinación de los tres correlatos acústicos tono, duración e intensidad son necesarios para percibir la sílaba más prominente. En cambio, en los idiomas con acento tonal, como el mandarín, cada sílaba tiene un tono, que puede ser sostenido, ascendente, descendente-ascendente, descendente1. En cuanto a los idiomas con acento tonal, son similares a los tonales en que cada mora en una palabra está relacionada con un tono específico, como alto, bajo. Sin embargo, en los idiomas con acento tonal, el patrón tonal tiene que ver con toda la palabra, no con cada una de las sílabas de la palabra2.

Los dos idiomas que se tendrán en cuenta en este trabajo son el español, lengua de acento prosódico; y el japonés, lengua de acento tonal. El objetivo primordial de hacer este contraste es encontrar las convergencias y divergencias entre los dos idiomas y, con base en eso, proponer algunas hipótesis sobre las dificultades que podría tener un hablante japonés al percibir o producir el acento léxico del español. Para lograr el objetivo propuesto, se siguió un método deductivo, yendo desde lo más general hasta lo más específico. Además, se hizo un rastreo bibliográfico de los estudios que mostraban lo más característico de los sistemas prosódicos del español y el japonés. Con este marco teórico acumulado, se busca dar una explicación completa de los fenómenos fonético-fonológicos que tienen lugar en cada lengua. Siguiendo el método deductivo, se empezará con los contactos iniciales entre las dos lenguas, después se definirá qué es acento, para continuar con la descripción de los sistemas acentuales del español y el japonés. Finalmente, se reflexionará sobre las convergencias y divergencias de los dos sistemas prosódicos y cuáles serían las posibles dificultades que un hablante del japonés puede enfrentar cuando estudia el español como segunda lengua.

1. La presencia de la lengua española en Japón3.

El español ha estado presente en Japón en diferentes etapas históricas. Este contacto transpacífico empezó en el siglo XVI con la llegada del sacerdote español Francisco Javier, quien llegó al país nipón con el fin de realizar actividades misioneras. Él llevó a cabo su actividad misional, en principio, en la ciudad de Kagoshima, para después expandir su trabajo a otras ciudades como Hirado, Yamaguchi y Kioto. Después del sacerdote Francisco Javier, otros representantes del clero continuaron con la labor que aquél había iniciado anteriormente. En los primeros encuentros entre las dos culturas, la iglesia fue clave para el intercambio cultural. Por lo tanto, la evangelización fue una actividad muy importante para introducir la lengua española en el archipielago japonés, porque los sacerdotes no solo le enseñaban la religión católica a los nipones, sino que a través de libros escritos en español, como biblias, catequismos e himnarios, los japoneses empezaron a conocer la lengua española.

Sin embargo, a comienzos del siglo XVII, todas las órdenes religiosas europeas fueron expulsadas de Japón y el país entró en un aislamiento total. No sería hasta el siglo XIX, en la era Meiji, cuando Japón reabriría sus puertas al comercio y a las relaciones internacionales. Este hecho impulsó la enseñanza de idiomas extranjeros en la isla. Las relaciones con España y México fueron de gran importancia en este período. A finales del siglo XIX, se oficializa la enseñanza del idioma español y surge un renovado interés por Latinoamérica. Poco tiempo después, a principios del siglo XX, la Escuela Oficial Superior de Lenguas Extranjeras, ubicada en Tokio y con una sede en Osaka, era el único ente encargado de la enseñanza del español. No obstante, a mediados del siglo XX, la demanda del español aumentó por causa de la emigración de muchos japoneses a varios países latinoamericanos.

Durante los años ochenta, las relaciones entre Japón y España no solo se limitaron a lo comercial, sino que empezó un intercambio cultural muy importante, lo mismo sucedió con los países latinoamericanos. Con este intercambio, se incrementó también el interés por el estudio del español como segunda lengua. Por tal motivo, a mediados de los años 80 más de 100 universidades japonesas, tanto en el sector público como en el privado, ofrecían cursos de español. El número de estudiantes era de 21.616. Ya para los años 90, las universidades no solo contaron con cursos de español, sino que algunas de ellas habían formado departamentos dedicados al estudio del español y la cultura hispanoamericana, es decir, que de más de 100 universidades que ofrecían cursos de español, 14 de ellas ya contaban con un departamento de estudios hispánicos. Además, las estadísticas de esa época posicionan al español como la tercera lengua más estudiada en el país. El primer lugar lo ocupaba el inglés y el segundo el chino mandarín. Cabe añadir que desde 1957 existe la Sociedad Hispánica del Japón, entidad muy importante que tiene entre sus intereses, el estudio de la historia, el arte y la cultura de los países de habla hispana. Por lo tanto, no es de extrañar que haya academias de baile que enseñen flamenco, y muchas universidades cuenten con escuelas que enseñen esta danza española. Además, los japoneses han expandido sus intereses culturales hacia otros campos como el fútbol, la moda, la gastronomía, la música, la cultura, literatura, historia, artes tanto de España, como también de los países de América Latina, elementos que contribuyen a ampliar las perspectivas de los estudiantes.

El nuevo milenio trajo nuevos datos sobre el estudio del español en Japón. Actualmente se pueden estudiar licenciaturas, maestrías y doctorados en lengua española literatura hispanoamericana. Muchas de las academias que enseñan español organizan tertulias, foros de cine español, eventos culturales y muchas otras actividades que afianzan el estudio de la lengua y la cultura española y latinoamericana. Todos estos datos demuestran cómo el español ha estado presente en Japón desde muchas épocas en su historia. Asimismo, el interés por la lengua ha ido cambiando a través del tiempo. Hubo momentos en los que la religión era el objetivo principal, otros en los que el comercio y las relaciones internacionales entre los países de habla hispana y Japón eran la razón principal para aprender español.

Ya en la actualidad, el interés por el estudio de la lengua española ha cambiado, ahora está orientado hacia un objetivo mucho más cultural, aunque se puede decir que práctico a la vez también, porque si no se aprende la lengua ¿cómo se puede disfrutar mucho más de la literatura, el cine, la música, la televisión y otros elementos que intervienen en la cultura de los países de lengua hispana? Es muy importante destacar que hay mucho interés por estudiar el idioma español en japón y cada día aumenta más. No obstante, la creciente demanda por el estudio del español como especialidad, o como segunda lengua optativa, la existencia de departamentos de estudios hispánicos en más de un centenar de universidades japonesas, y los trabajos que se han hecho para estudiar las dos lenguas han sido escasos. Por tal motivo, el resto de este trabajo estará dedicado a contrastar los dos sistemas acentuales del español y el japonés. Se espera al final proponer algunas hipótesis, que sirvan como punto de partida, para futuros trabajos que llenen el vacío actual en la bibliografía sobre el estudio de ambas lenguas, ya que existen muchos trabajos entre inglés-japonés, chino-japonés y coreano-japonés. Sin embargo, los estudios español-japonés son escasos, especialmente el de la enseñanza de la pronunciación del español a estudiantes japoneses y la adquisición del español como segunda lengua por parte de hablantes japoneses adultos. Por lo tanto, un trabajo como el que aquí se presenta, resulta necesario para incrementar los estudios entre las dos lenguas.

2. ¿Qué es acento?

Hualde (2005; 2012) define acento como el grado de prominencia relativo que una sílaba recibe en comparación con las otras sílabas en un contexto dado. Por otro lado, Quilis (1993), lo define como "un rasgo prosódico que permite poner de relieve una unidad lingüística superior al fonema... para diferenciarla de otras unidades lingüísticas del mismo nivel." Para Lázaro Carreter (1968) el acento es un "elemento articulatorio mediante el cual se destaca una sílaba en el seno de una palabra". Llisterri (2005) y Gil (2007) lo definen como el realce de una sílaba en contraste con las demás que le rodean.

El acento tiene funciones demarcativas y distintivas en las lenguas. Por consiguiente, en las lenguas de acento libre como el español, el italiano, el inglés, el alemán y el japonés, el acento tiene funciones contrastivas, es decir, esta función sirve para diferenciar dos unidades de significado diferente (Quilis, 1993; Llisterri et al. 2008; van der Hulst, H. Et al. 2010). Por ejemplo, en español, célebre / celebre / celebré< y en italiano áncora (ancla) / ancóra (todavía). Por otra parte, en lenguas como el francés, el turco, el polaco o el checo, el acento será fijo, es decir, siempre recaerá sobre la misma sílaba de la palabra y tendrá funciones demarcativas. Por ejemplo, en francés y en turco, el acento siempre recae sobre la última sílaba e indica el final de una palabra, así en francés ann(año), avec (con). Pero en checo el acento tendrá lugar en la primera sílaba, como en kníha (libro); pístalka (silbar) e indica el inicio de una palabra.

3. Acento del español

Desde un punto de vista fonético ha habido tradicionalmente dos posiciones sobre la naturaleza fonética del español. Urrutia (2007) y Quilis (1993) muestran en sus trabajos las diferentes posturas al respecto. Por un lado, se encuentran los autores que consideran que el acento depende principalmente de la frecuencia fundamental (F0)4. Entre ellos, Andrés Bello (1949), quien considera que "El acento consiste en una levísima prolongación de la vocal que se acentúa, acompañada de una ligera prolongación del tono". Para Quilis (1993) el acento del español depende de la frecuencia fundamental. La RAE (1959; 2011) opina que el acento es "la máxima entonación con que en cada palabra se pronuncia una sílaba determinada". Por su parte, Enriquez et al. (1989) propone desde un punto de vista perceptivo, al igual que Quilis (1993) y Llisteri et al. (2003), el predominio de la frecuencia fundamental como indicador del acento léxico tanto en la percepción como en la producción.

La segunda posición es la de los autores que consideran que el acento depende de la intensidad. Para Navarro (1980; 1948) la intensidad es esencial para indicar el acento "El acento de intensidad, que en el estado actual de la pronunciación española influye más que ningún otro elemento en la estructura prosódica de las palabras...", "El elemento esencial en la estructura prosódica de las palabras es en español el acento dinámico o de intensidad". Cuervo (1941) "[...] afirma que el primer acento llamado de intensidad o expiración, es el que conocemos en castellano [...] al definir nuestro acento debemos caracterizarlo con la mayor intensidad" citado en Quilis (1993), Urrutia (2007) y Ruiz et al. (2010).

Las dos posiciones anteriores son las más tradicionales en el tema. Sin embargo, existen dos posiciones más: una tercera postura que hace énfasis en la duración como el factor esencial en la acústica para determinar el acento. En su trabajo, Garrido et al. (1995) considera que la duración es un factor preponderante para la percepción del acento en español. Asimismo, Ríos (1991) llega a conclusiones similares.

En cuanto a la cuarta y última posición, los autores proponen que el acento en español dependerá de la interacción de los correlatos acústicos (tono, duración e intensidad) entre sí. Por ejemplo, Quilis (1993) le da mayor importancia a la frecuencia del fundamental cuando se trata de la producción o percepción del acento "...sola o acompañada de la duración; esta ocupa, en orden de importancia, el segundo lugar. Por último, y en contados casos, cuando no actúan ni la frecuencia del fundamental, ni la duración, es la intensidad la que pone de relieve el prosodema acentual".

La cuarta postura contrasta con la tercera y estipula que el acento dependerá de la interacción de los tres correlatos acústicos y no solamente de uno de ellos (Hualde, 2012). Sin embargo, Quilis le otorga una mayor importancia a la frecuencia fundamental sobre la duración y la intensidad, a las cuales les asigna un rol secundario. Aparte de Quilis (1993), otros autores como Kholer (1990) y Silverman (1990) están de acuerdo con esta propuesta, citado en Urrutia (2007) y Ruiz et al. (2010).

Como se puede advertir, las posturas sobre el acento no siempre concuerdan. Cada autor trata de manera diferente los indicadores que ayudan a identificar la sílaba que posee el acento léxico del español: frecuencia, duración e intensidad. Aunque se ha llegado a un consenso sobre la importancia de estos tres aspectos, cada autor le confiere más relevancia a uno sobre los demás.

Cabe aclarar que no todo el tiempo, los tres correlatos acústicos tienen presencia en la señal acústica de las palabras. Por consiguiente, habrá contextos en los que la sílaba tónica no cuente con un indicador acústico que determine su posición (Hualde, 2012). Además, hay que tener en cuenta que el valor máximo de la frecuencia fundamental no coincide siempre con la sílaba tónica (Llisterri et al., 2003). Por tal motivo, se puede decir que cada correlato acústico será importante, dependiendo del contexto en el que se pronuncien las palabras.

El español pertenece al grupo de lenguas que tienen acento libre. Por tal motivo, la posición del acento se determinará por medio del léxico. Por ejemplo, en un trío de palabras como íntimo, intimo e intimó su significado se distingue por la posición del acento (Hualde, 2005). Así como este trío de palabras, hay muchas otras en español que se diferencian semánticamente dependiendo de la posición del acento.

Sin embargo, existen algunas restricciones que obligarían a concebir el español como un sistema mixto, en el cual coexisten factores morfológicos, que le asignan un acento predecible e impredecible a la vez a su sistema. La restricción más determinante, con respecto a la ubicación del acento, es la que permite que la presencia del acento en el español se limite a las tres últimas sílabas de las palabras. Por ejemplo, si el acento se encuentra en la última sílaba de la palabra, se obtendrán palabras agudas, como en bebé. Pero si el acento recae sobre la penúltima sílaba, se obtienen palabras llanas, como en caníbal. Cuando el acento está en la antepenúltima sílaba, la palabra es sobreesdrújula, como en matemática. Más allá de este espacio de tres sílabas, no hay más posibilidades de que el acento se ubique en una cuarta posición. De acuerdo a Hualde (2005), las excepciones serían los verbos que se forman al agregarles pronombres enclíticos como por ejemplo: entregándomelo. Aunque al momento de situar el acento, los pronombres enclíticos no van a influir en nada, son importantes para las reglas que comprometen el acento ortográfico.

De acuerdo a lo que se expuso arriba, se puede decir que el acento español es libre, pero tiene ciertas restricciones. Por lo tanto, se tendrá como un sistema mixto de acento predecible-impredecible. Aunque haya autores como Cruttenden (1986) que sostienen que el español es una lengua de acento fijo, debido a la fuerte tendencia de hacer recaer el acento en la penúltima sílaba de la palabra.

4. Acento del japonés

El japonés es una lengua de acento tonal (Pitch Accent) en la cual cada palabra presenta un patrón tonal que funciona como marcador del acento, en vez de asignarle un tono específico a cada sílaba de la palabra, como sucede con el chino mandarín 5> que sí es una lengua tonal. El tono se define como "el relativo grado de altura de los sonidos vocálicos o consonánticos cuya medición depende de la frecuencia fundamental o el número de vibraciones de las cuerdas vocales que los producen." (Morimoto, 1984, p. 12). En el acento japonés (variedad de Tokio), la unidad mínima y básica que lleva el acento es la mora.

(..), a unit of measure conceived to be constant in temporal duration. A syllable consisting of a single (V), a consonant-vowel (CV), or a consonant-semivowel cluster with a vowel (C/y/V) all constitute one mora. Thus, /a/, /ma/, and /mya/ would have the same duration in time (at least psychologically perceived so) and constitute one mora each (Iwasaki, 2012, p. 37).

Una sílaba puede constar de una o dos moras y en algunos casos especiales hasta de tres. Considérense los siguientes ejemplos en (1): >>[pan] pan, tiene 1 sílaba y dos moras, la / / [n] moráica constituye una mora por sí sola 6. (1) a. /kawazu/ rana 3 sílabas: ka.wa.zu, 3 moras: ka.wa.zu. b. /kantan/ fácil 2 sílabas: kan.tan, 4 moras: ka.n.ta.n c. /obasan/ tía 3 sílabas: o.ba.san, 4 moras: o.ba.sa.n.

La mora es un elemento de mucha importancia al momento de diferenciar los patrones acentuales de las variedades que se hablan en las regiones japonesas. Aunque existen otras variedades del japonés que son específicamente silábicas, como por ejemplo Aomori, Akita, Takajocho (en la provincia Miyagi en el norte de Japón), y la variedad hablada en Kagoshima son absolutamente silábicas, pero hay otras variedades claramente moráicas como en Kioto, Osaka, Izu, y Tokio. Por consiguiente, los lingüistas japoneses distinguen entre variedades basadas en la mora y en la sílaba. Este trabajo se centrará en el japonés estándar que se habla en la ciudad de Tokio, la cual, de acuerdo con Labrune (2012b), Vance (1987) y Tsujimura (1996, 1999), es una variedad totalmente moráica. No obstante, todas las variedades tienen acento léxico tonal y varían muchísimo entre ellas. Para ejemplificar lo anterior véase (2), donde el préstamo del inglés McDonald's tiene distintas pronunciaciones, dependiendo de la variedad que se hable. En (2) las partes que tienen letras mayúsculas indican el tono alto.

(2)7

Como se puede observar, existe una gran diversidad de acento tonal en la misma lengua. Sin embargo, muchas de estas variedades se están perdiendo debido a la gran exposición de los hablantes de otras ciudades a la variedad del japonés hablado en Tokio, la capital del país, la cual es considerada la variedad estándar. La mayoría de los trabajos se enfocan en el sistema de acento tonal del japonés de Tokio. Por lo tanto, es el sistema más estudiado (Kubozono, 2011).

Los tonos, por su parte, se asocian con las moras, por consiguiente, el acento se define como un tono que desciende desde una mora alta (H) hasta una mora baja (L). En el sistema acentual de Tokio, la presencia y el lugar de tonos altos (H) y tonos bajos (L) son distintivos desde un punto de vista fonológico. Fonéticamente, el acento se marca de la siguiente forma: la mora alta (H) desde la cual el tono empieza su descenso hacia la mora baja (L), se considera la mora acentuada de la palabra y, por ende, es el lugar donde se ubica el acento en japonés (Labrune, 2012) en el que ni la intensidad ni la duración son tenidos en cuenta para marcar el patrón del acento léxico HL (alto y bajo). Por lo tanto, una palabra es inacentuada, cuando no existe un descenso abrupto del tono. Para ilustrar los puntos anteriores, considérese ( 3), en los cuales cada par mínimo se diferencia solamente por el patrón del tono. Sin embargo, la cantidad de palabras que se diferencian únicamente por su patrón tonal no es muy amplia (Kimura, 2012).

Si en un contexto dado, un hablante quiere decir flor y pronuncia la palabra hana con un patrón tonal alto (H) y bajo (L), su interlocutor nativo de la ciudad de Tokio le va a entender nariz, en vez de flor. No obstante, hay muchos casos en los que el tono, no es el factor determinante para contrastar palabras. Por consiguiente, Iwazaki (2012) señala que a pesar de haber palabras que comparten el mismo patrón tonal, y por ende pronunciación, tienen diferentes significados y no se pueden distinguir por el acento, sino por la escritura con distintos caracteres chinos8. Véase (4), ejemplos tomados de Iwazaki (2012).

Con base en lo anterior, se puede decir que el patrón tonal de una palabra es totalmente predecible si se conoce el lugar del acento de la misma. Sin embargo, el lugar del acento no será predecible. Por tal motivo, el acento japonés es libre o impredecible. Por ejemplo, a. 空Sora, cielo (alto-bajo); b. 川kaWA, río (bajo-alto); c. 心koKoro, corazón (bajo-alto-bajo); d. 男otoKO, hombre (bajo-alto-alto)9. Al referirse a este fenómeno, Tsujimura (1996) "comenta que el acento va acompañado de la palabra como parte de su pronunciación y su significado". En el siguiente oscilograma (Figura 1), puede observarse como el tono de la mora acentuada desciende hasta la mora siguiente en la palabra momiji (colores del otoño):

En la figura 1 se puede observar como el acento marca el lugar donde el tono desciende. Es decir, la mora acentuada, así como también, las moras precedentes todas reciben el tono alto, y las moras después de la acentuada obtienen el tono bajo10. En japonés estándar (variedad de Tokio), las palabras se dividen en acentuadas e inacentuadas y en este idioma existe un gran número de palabras inacentuadas, aproximadamente la mitad del léxico del vocabulario del japonés de Tokio. Sin embargo, las palabras que se presentan como inacentuadas son las relativamente cortas y propiamente japonesas, ya que la característica de inacentuada, no es común en palabras largas y derivadas, así como tampoco en los préstamos (Kubozono, 2011). Las palabras acentuadas poseen una secuencia alto-bajo (H-L), es decir una bajada de tono, como se muestra en la figura 1. Por otro lado, una palabra inacentuada no lo posee (Labrune, 2012). Por ejemplo, la palabra 鮭 sake "salmón" es una palabra acentuada, el acento se ubica en la primera mora y su patrón tonal es alto (H) bajo (L), el marcador del acento es la caída del tono desde la primera mora sa hasta la segunda ke; sin embargo, en sake 11 "alcohol", no hay marcador de acento porque es una palabra inacentuada. Esto significa que cada mora recibe un tono alto porque no hay un marcador del acento que indique una caída del tono.

En el japonés estándar (variedad de Tokio) se permite la regla siguiente: n + 1 patrones de acentos para los sustantivos de n moras. En otros términos, no importa el número de moras que posea una palabra, solo se admitirá un solo acento, o una sola bajada de tono desde la mora acentuada a la siguiente. En consecuencia, el acento secundario no existe en el idioma japonés. Así, para una palabra de tres moras que contenga la estructura CVCVCV, los siguientes patrones prosódicos son posibles para los sustantivos, en el nivel léxico con palabras de tres moras (Labrune, 2012):namida (alto-bajobajo) lágrima, CVCVCV (bajo-alto-bajo) kokoro corazón, CVCVCV (bajo-alto-alto) kagami espejo, CVCVCV (inacentuada) (bajo-alto-alto)sakura árbol de cerezos12. Los sustantivos, por su parte, presentan la mayor variedad de patrones tonales (Iwazaki, 2012). Al dar explicación a los patrones tonales anteriores en palabras de tres moras, se usa la terminología japonesa. De esta forma, el acento inicial, es el tipo namida con un patrón de acento alto en la cabeza de la palabra, el tipo kokoro con acento interno tiene un patrón alto en la mitad, el tipo kagami, que tiene acento final, se denomina patrón alto en el final. Por último, el tipo sakura se le llama acento llano (sin cambios), (Labrune, 2012).

No obstante, la regla n + 1 funciona para los sustantivos, pero no se mantiene para los verbos y los adjetivos. Debe decirse entonces, que la acentuación de los sustantivos es impredecible, ya que pueden llevar marcado el acento en la primera mora, en la segunda, en la tercera, o en ninguna mora, cuando se trata de sustantivos de tres sílabas, como se ilustra en (5). En cuanto a los sustantivos más largos, los compuestos y los préstamos, la acentuación es predecible, porque tiende a asignársele el acento en la antepenúltima mora (Haraguchi, 1991). No obstante, en el japonés estándar de Tokio, en lo que respecta a los verbos y adjetivos -i 13, no es tan libre la posición del acento. En consecuencia, solo hay dos patrones tonales entre los verbos y los adjetivos en presente14, sin importar cuál sea su longitud. Al igual que en los sustantivos, en los verbos y los adjetivos, se marca un contraste entre acentuados y no acentuados. Aunque en los verbos se representa de manera equitativa los dos patrones, entre los adjetivos no sucede así, porque hay más frecuencia del patrón acentuado. Cabe anotar que, según Akinaga (2002) citado en Labrune (2012), muchos de los verbos y adjetivos que presentan un patrón inacentuado, actualmente tienden a volverse acentuados. Dicha tendencia va en contravía con la que presentan los sustantivos, los cuales tienden a volverse inacentuados bajo ciertas condiciones15.

Por el contrario, cuando se trata de la posición del acento, no existe tal contraste, ya que los verbos y los adjetivos acentuados tienen un solo patrón: su acento va en la penúltima mora (McCawley, 1968; Kubuzono, 2011). Para ejemplificar lo anterior, conviene destacar las siguientes palabras en (6):

16

Iwazaki (2012) propone las siguientes 4 reglas que determinarán los patrones tonales de una palabra automáticamente:

1). La mora inicial siempre se presentará con un tono bajo (L). Sin embargo, habrá una excepción cuando la mora inicial sea el lugar del acento; 2). Los tonos de la mora inicial y la segunda mora, deben ser distintos, es decir, si el primer tono es alto, este debe descender en el punto donde comienza el segundo tono y al contrario; 3). Debe haber una bajada del tono desde la mora acentuada a la siguiente, la ubicación deberá especificarse de manera léxica; y por último, 4). Todas las moras después del lugar del acento, tendrán un tono bajo (L), es decir, en el instante que el tono desciende a (L), nunca vuelve a subir (H) entre la fase fronteriza del acento.

Por causa de lo anterior, los siguientes son los posibles patrones prosódicos que pueden suceder en secuencias que contienen HL. Los siguientes ejemplos en (7) tienen de una a cinco moras:

17

Debido a la regla o principio de disminución estipulado por Haraguchi (1997),18 se establece que el tono de la mora inicial en una palabra será bajo (L), excepto si el acento se ubica en esa mora inicial. Por tal motivo, el patrón de palabras inacentuadas en (7b),son palabras que no presentan ningún desplazamiento de alto (H) a bajo (L). Al no haber ningún marcador de tonos en las palabras expuestas en (7b), significa que cada mora recibe un tono alto, porque no hay marcador acentual que indique una bajada de tono. Por consiguiente, la regla o principio de disminución se aplica a la primera mora y las palabras se pronuncian con los patrones tonales establecidos en (7b), como LHH, y así sucesivamente (Labrune, 2012; Tsujimura, 1996).

El acento japonés como lo muestran los ejemplos anteriores, tiene características de un acento distintivo. Sin embargo, esta característica no es tan contundente, ya que la cantidad de pares mínimos, como se dijo anteriormente, no es tan elevada (Kubozono, 2011). También, aunque el acento del idioma japonés es léxico, presenta algunas restricciones que pueden determinar el patrón acentual de algunas palabras. En esa categoría, se cuentan los préstamos de palabras que tienen su origen en idiomas occidentales y los sustantivos compuestos, presentan una tendencia a la acentuación, por defecto, en la antepenúltima mora. De acuerdo a Labrune (2012):

The principal function of the Japanese accent consists of organizing the linguistic units within the utterance linearly, and, by means of intonation, of structuring morpho-syntactic and semantic information. The location of the accented mora is indeed that from which the whole intonation structure will be built (p. 181).

Lo expuesto en esta parte representa la descripción más extendida y generalizada del acento de la variedad del japonés hablado en Tokio. Aunque existen otros puntos de vista en lo que respecta al acento de la lengua japonesa, se presentaron aquí los puntos en los que los estudiosos del idioma han tenido más consenso.

5. Convergencias y divergencias

El español y el japonés comparten algunas características como las siguientes: ambos idiomas tienen funciones contrastivas, ya que palabras segmentalmente parecidas cambian su significado dependiendo de la posición del acento. Tanto el japonés como el español son lenguas de acento libre, es decir, el acento no siempre recae sobre la misma sílaba en todas las palabras que contengan la misma estructura. No obstante, esta declaración es un tanto relativa, ya que se puede hacer una generalización con la posición del acento en español, la cual consiste en que el acento debe recaer sobre una de las tres últimas sílabas de la palabra. Lo mismo sucede con el japonés que cuenta con ciertas restricciones. Por lo tanto, ambos idiomas presentan un sistema mixto de acento predecible e impredecible. En otras palabras, aunque ambos idiomas tienen un acento libre, hay algunas restricciones que permiten determinar el patrón acentual de muchas palabras.

El japonés, por su parte, es un idioma de acento tonal diferente del español que posee un acento prosódico, el cual depende de la frecuencia fundamental (F0), la duración vocálica y la intensidad para poder identificar la sílaba tónica de una palabra. En el español intervienen los tres correlatos acústicos como marcadores del lugar del acento. Mientras que el japonés, al ser un idioma de acento tonal, se vale del descenso en el tono como el marcador del lugar del acento. Sin embargo, en español las palabras presentan diferentes patrones tonales dependiendo del contexto en que se pronuncien (declarativas, interrogativas, exclamativas, etc.). Además, el tono no siempre coincide con la sílaba acentuada, este fenómeno se describe como desplazamiento del pico de la frecuencia fundamental o F0. Al respecto Kimura et al. sostiene que:

Por el contrario, cuando la palabra está situada en la posición final de una oración interrogativa, resulta extremadamente difícil para los japoneses percibir con certeza la posición del acento. Aquí el tonema es ascendente, con la forma melódica L* H%, lo que quiere decir que la sílaba acentuada se pronuncia con un tono más bajo que la que sigue. Esto es totalmente imposible en japonés.

En la figura 2 se puede notar cómo el pico de F0 no coincide con la sílaba acentuada. Por el contrario, el espectrograma muestra la sílaba acentuada con un tono bajo y después se inicia una subida del tono hasta el final de la oración. A pesar de la importancia del tono, no es lo único que determina la posición del acento, lo cual lleva a corroborar a Hualde (2005) cuando dice que la relación entre tono y acento léxico puede no existir en algunos contextos, como por ejemplo en interrogativo que se muestra en la figura 2. Por lo tanto, la diferencia en la realización del acento en español y la presencia total o parcial de los correlatos acústicos podrían causar dificultades a los hablantes japoneses al momento de percibir el acento léxico del español en ciertos contextos, como el arriba expuesto.

Por otro lado, ambas lenguas coinciden en identificar el lugar del acento dentro de la palabra. En japonés (variedad de Tokio), las palabras se dividen en acentuadas e inacentuadas y en este idioma existe un gran número de palabras inacentuadas. En español no hay palabras que no tengan acento. En cuanto a la posición del acento, el español está limitado a las tres últimas sílabas de las palabras. En cambio, en japonés el acento puede tener lugar mucho más allá de ese rango de las tres últimas sílabas. Así mismo, en español el acento debe recaer sobre los cinco fonemas vocálicos /a, e, i, o u/. Sin embargo, en japonés no sucede así, porque el acento puede tener su núcleo en fonemas especiales, como por ejemplo, la moráica. Este fonema, como ya se dijo anteriormente, puede formar una sílaba con acento o sin acento. Por otro lado, en español no hay palabras inacentuadas, como sí las hay en japonés. En este idioma existe actualmente una tendencia a la no acentuación de las palabras, no se sabe si es por una moda pasajera, o si en verdad es un fenómeno que pueda terminar eliminando el acento fonológico del idioma dentro de algunos años (Labrune, 2012). Por lo pronto, en español esta tendencia no se ha dado.

Por último, las funciones que tiene el acento en ambos idiomas, se puede decir que los dos idiomas comparten las funciones distintivas. No obstante, en japonés, la función distintiva del acento no es tan destacada como en el español, debido a la poca cantidad de pares mínimos que existen en la lengua, a lo cual no hay que darle mucha relevancia, ya que solamente el 14% de pares mínimos de la lengua se pueden distinguir por una diferencia en su patrón acentual (Sibata, 1990) citado en Labrune (2012).

6. Posibles dificultades para los japoneses que aprenden español como L2.

Un factor que podría hacer difícil la percepción del acento léxico del español por parte de hablantes japoneses sería la diferencia en la realización de los acentos. Como ya se ha expuesto antes, los dos sistemas son muy diferentes. Los japoneses tienen un sistema en el que la producción y percepción del acento solo depende del tono. En cambio, el acento español no depende de un solo correlato acústico, sino de tres: frecuencia, duración e intensidad. Además, cada correlato acústico va a tener una importancia diferente dependiendo del contexto en que se pronuncien las palabras. Por tal motivo, el hablante japonés puede tener dificultades al momento de percibir el acento léxico del español, ya que el acento tonal del japonés mantiene el mismo patrón tonal en todos los contextos, ya sean oraciones declarativas o interrogativas, lo cual no sucede con el español.

En español el patrón tonal de cada palabra varía dependiendo del contexto entonacional en el cual se marque el acento. Por el contrario, en japonés todos "los acentos léxicos" se producen con un patrón tonal similar en todos los contextos, es decir, siempre presentan el siguiente patrón H*+L. Este hecho causaría dificultades a los hablantes japoneses al momento de percibir el acento léxico del español en oraciones interrogativas absolutas, ya que de acuerdo con los oscilogramas que presenta Kimura et al (2012) tanto en interrogaciones como en afirmaciones, las palabras en japonés no cambian su patrón acentual. Sin embargo, en español la palabra que se sitúa en la parte final de una pregunta, generalmente presenta un tono ascendente que obliga a que la sílaba tónica se produzca con un tono mucho más bajo. Para poder ilustrar las afirmaciones anteriores se muestran los siguientes espectrogramas:

A diferencia de la figura 2, donde la frecuencia del fundamental o F0 se desplaza hacia la sílaba no acentuada, en la figura 3 se muestra la palabra limite en un contexto exclamativo, en el cual se puede notar la diferencia en el comportamiento de la F0. El máximo valor de F0 se encuentra entre la sílaba acentuada y la siguiente sílaba. Por lo tanto, se corrobora lo dicho por Hualde (2014) en contextos diferentes, los correlatos acústicos pueden estar ausentes o su presencia puede ser muy tenue.

En la figura 4 se puede ver cómo el acento con prominencia abstracta se puede identificar mucho mejor en palabras aisladas. En consecuencia, la sílaba acentuada se da con gestos articulatorios amplios y precisos. Es este caso el valor máximo de F0 sí coincide con la sílaba acentuada a diferencia de las secuencias ilustradas en las figuras 2 y 3. Como se puede ver, hay mucha variabilidad en la realización del acento español en comparación con la del acento japonés.

Otro factor que podría tener dificultades sería la producción de las sílabas átonas, debido a la isocronía19 de la lengua japonesa. En japonés la duración de una palabra al pronunciarla se determina por el número de moras, cada mora tiene casi la misma duración durante el discurso. De acuerdo con Kimura et al (2012) los japoneses perciben las sílabas tónicas del español como más largas que el resto. Como un efecto de lo anterior, podría haber una tendencia a pronunciar con excesiva duración las sílabas tónicas y con demasiada intensidad las palabras átonas del español, por ejemplo, las conjunciones y preposiciones. Por lo tanto, no distinguirían las palabras léxicas de las gramaticales, debido a que mantendrían la isocronía en todas las sílabas de las palabras. Además, en japonés una oración nunca tiene el mismo valor tonal en la primera y la segunda mora, en otras palabras, la oración debe tener un patrón de alto, bajo entre la primera y la segunda mora en cada oración (McCawley, 1968). Por tal motivo, los hablantes japoneses en una oración como "Es que el que abría la puerta no vino" tenderían a pronunciar las palabras átonas de manera acentuada, especialmente la segunda sílaba, en este caso "que". Esta acentuación incorrecta podría causar cierta dificultad en la interpretación del mensaje (Carranza, 2012).

Siguiendo con la producción de las vocales, Díaz y Pascual (2011) argumentan que los hablantes japoneses en su estudio tuvieron dificultan con la producción de los diptongos con la secuencia oi, ya que el 56% de los participantes pronunció la secuencia oi como un hiato y no como un diptongo, debido a la elevación del tono en [i]. Además de la secuencia anterior, los participantes tuvieron dificultades con los diptongos decrecientes. Por lo tanto, la producción de diptongos decrecientes resultaría dificultosa para los hablantes del japonés, debido a la transferencia de la L1 al momento de aprender español como segunda o tercera lengua. Sin embargo, Díaz y Pascual (2011) advierten que se deben llevar a cabo más estudios, ya que los diptongos decrecientes son más frecuentes en las lenguas del mundo y, por ende, están menos marcados que los crecientes, lo cual indica que deberían ser más fáciles de adquirir y no presentar dificultades a los hablantes japoneses.

Finalmente, la pronunciación de los adverbios terminados en -mente, presentaría otra dificultad para los hablantes japoneses, ya que estos adverbios poseen un acento primario y otro secundario, fenómeno que no sucede en japonés (McCawley, 1968), porque las palabras compuestas solo tienen una sola caída de tono, y no hay énfasis en ninguna otra sílaba. Por lo cual, habría una tendencia a pronunciar estos adverbios, haciendo énfasis en el acento secundario que se ubica en el sufijo -mente.

De todos los escenarios que han sido expuestos, el de la percepción de la sílaba tónica, resulta de gran importancia estudiarlo más a fondo, especialmente, el determinar la vocal tónica de las palabras en posición final en oraciones interrogativas. Por lo tanto, estudiar los contextos entonacionales ascendentes del español resultaría muy provechoso para los hablantes japoneses.

Conclusiones

Se ha hecho un recorrido por las diferentes etapas en las que el español ha tenido contacto con el japonés. Con este recorrido se mostró el encuentro transpacífico que se dio entre las dos culturas, la nipona y la hispana. El resultado de dicho encuentro se traduce en la creciente demanda por el aprendizaje de la lengua y la cultura españolas. Indudablemente, ha sido muy provechoso este encuentro, ya que existen actualmente más de cien universidades en las que se enseña el español como segunda lengua y como especialidad. Algunas de estas universidades fueron fundadas por clérigos de España y Latinoamérica que pertenecían a órdenes religiosas. De esta manera, se dio impulso al marcado interés que hoy se tiene por el español en Japón.

También se anotó que, a pesar del contacto tan duradero entre ambas lenguas, no ha habido muchos estudios que tengan a los dos idiomas como ejes centrales de su investigación. Por lo tanto, la bibliografía del estudio de ambas lenguas es muy reducido. Hecho que lleva a concluir que este contraste entre el español y el japonés tiene mucha relevancia, porque gracias a él se pueden identificar ciertos factores (diferencia en la producción de los acentos, la variación en español del patrón tonal de cada palabra, la producción de las sílabas átonas, los adverbios terminados en -mente poseen un acento primario y otro secundario) los cuales deben tenerse en cuenta al momento de continuar con un estudio práctico-experimental.


Notas

1 Para ilustrar los patrones de acentuación de una lengua tonal, las siguientes palabras en mandarín: a. [ma] caballo (alto); b.[má] hachís (alto-en aumento); c. [m ] caballo (descendiente-en aumento); d. [mà] regañar (alto-en descenso). Cada palabra debe aprenderse con el tono correspondiente (Tsujimura, 1996, p. 73).
2 Sora, cielo (alto y bajo), kaWa, río (bajo y alto).
3Datos tomados de Carranza, M., & Martínez, G. (2007). Pasado y presente de la lengua española en Japón. En F. J. Antón Burgos (Ed.). Actas del VII Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Asia-Pacífico (pp. 251-262). Barcelona: Asociación Española de Estudios del Pacífico.
4Es el resultado o número de vibraciones completas de las cuerdas vocales por unidad de tiempo.
5 En cambio, en una lengua de acento tonal como el japonés, la posición del acento se puede identificar dentro de una palabra y no asignarle un tono específico a cada sílaba dentro de una palabra como en las lenguas tonales (Iwasaki, 2012).
6 En todas las variedades del idioma japonés, la mora no es la unidad rítmica y básica para dividir las palabras en partes pequeñas, sino la sílaba. Por ejemplo, en la variedad que se habla en la prefectura de Miyagi, llamada takajócho, la sílaba es el elemento que toma importancia a la hora de dividir las palabras. Por consiguiente, /obáasan/ abuela, tendrá 3 sílabas (o.báa. san) y no 5 moras (o.bá.a.sa.n), (Tsujimura, 1996).
7Ejemplo tomado de Kubozono (2011, p. 2879).
8
9Ejemplos tomados de Tsujimura (1996).
10 Pitch se refiere a F0, es decir la frecuencia fundamental o tono. En la primera mora de momiji se puede observar la subida del tono y como hay una caída del tono, un descenso hacia la siguiente mora mi. Por consiguiente, la palabra momiji tiene su acento tonal en la primera mora mo. Se cumple así el patrón alto (H) bajo (L).
11 El símbolo significa que la palabra es inacentuada. 12 Ejemplos tomados de Labrune (2012).
13 Existen dos tipos de adjetivos en japonés. Se denominan adjetivos -i y adjetivos -na . Cada grupo se conjuga de manera diferente. Por ejemplo, kawaii (bonito/a, guapo/a) y - shizukana, tranquilo/a (de sonido), silencioso/a.
14 Los adjetivos -i en japonés presentan flexiones de tiempo como los verbos, es decir, se les cambia la terminación para formar el pasado, el presente y la negación, ya que no hay futuro en japonés. Por ejemplo, >alto no era alto.
15 Algunas de esas condiciones en las que se produce una reducción fonética son: entre más moras posea el sustantivo, más tendencia tendrá a la no acentuación. La frecuencia de uso y la familiaridad que se tenga con los sustantivos, lleva a la no acentuación de estos. Así mismo, la no acentuación de los sustantivos funciona como un marcador de identidad social.
16 Ejemplos tomados de Kubuzono (2011).
17 Ambas tablas tomadas de Labrune (2012).
18 Citado en Tsujimura (1996).
19 Todas las moras se pronuncian con la misma duración.


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