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Cuadernos de Lingüística Hispánica

versão impressa ISSN 0121-053X

Cuad. linguist. hisp.  no.31 Boyacá jan./jun. 2018

 

Lenguaje y sociedad

Entre unas palabras y unas cosas: La dimensión etnográfica del Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC)*

On some Words and some Things: the Ethnographic Dimension of the Linguistic-Ethnographic Atlas of Colombia

Entre des mots et des choses: La dimension ethnographique de l'Atlas Linguistique-ethnographique de la Colombie (ALEC)

Entre algumas palavras e algumas coisas: a dimensão etnográfica do Atlas Linguístico-Etnografico da Colômbia (ALEC)

ALEJANDRO MUNÉVAR SALAZAR** 

JULIO ALEXANDER BERNAL CHÁVEZ*** 

**Antropólogo de la Universidad Externado de Colombia, con maestría en Etnología y Antropología Social de la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Investigador de las colecciones del Instituto Caro y Cuervo, en el grupo de Gestión de Museos; y docente-investigador de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Externado de Colombia. Correo electrónico: alejandromunevars@gmail.com

*** Candidato a Doctor en Lengua Española y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Bergen, Noruega. Magíster en Lexicografía Hispánica de la Escuela de Lexicografía Hispánica, Asociación de Academias de la Lengua Española y Real Academia Española. Magíster en Lingüística Española del Instituto Caro y Cuervo. Director del Grupo de Investigación Lingüística, líder de la línea Lingüística de Corpus y docente de Lexicografía del Instituto Caro y Cuervo. Correo electrónico: julio.bernal@caroycuervo. gov.co


Resumen

Entre 1954 y 1983, el Instituto Caro y Cuervo elaboró el Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC). El ALEC está compuesto por dos dimensiones: una inicial y principal lingüística, y una secundaria pero complementaria etnográfica. En concordancia con la apuesta téorica Wórter und Sachen (las palabras y las cosas) y con el interés por estudiar la "cultura popular" campesina, la investigación buscó dar cuenta simultáneamente del español del campesinado colombiano y de las prácticas que constituyen su cotidianidad. En este documento queremos responder a la pregunta: ¿en qué consiste la dimensión etnográfica del ALEC? Describiremos entonces con detalle esa dimensión del ALEC a partir de cuatro ejes: 1) la "intencionalidad etnográfica"; 2) el "método etnográfico"; 3) el "dato etnográfico"; y 4) el "objeto etnográfico".

Palabras clave: etnografía; geografía lingüística; Wórter und Sachen; Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia

Abstract

From 1954 to 1983, the Caro and Cuervo Institute created the Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC). The ALEC is divided into a linguistic dimension, which is the first and most important of the Atlas, and a second, complementary, ethnographic dimension. In accordance with the postulates of the philological school of Wõrter und Sachen (words and things), and with the purpose of studying rural Colombian popular culture, this research aims to give an account of the relation between the Spanish spoken by Colombian peasants and their everyday activities. The purpose of this document is to answer the following question: What constitutes the ethnographic dimension of the ALEC? We examine this dimension of the ALEC based on four perspectives: 1) "ethnographic intention"; 2) "ethnographic method"; 3) "ethnographic data"; and 4) "ethnographic object".

Keywords: ethnography; linguistic geography; Wõrter und Sachen; Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia

Résumé

Entre 1954 et 1983, l'institut Caro y Cuervo a élaboré l'Atlas Linguistique-Ethno-graphique de la Colombie(ALEC). L'ALEC est composé par deux dimensions : l'une initiale et principale linguistique, et l'autre secondaire mais complètement ethnographique. Con-formément avec l'enjeu théorique Wõrter und Sachen (les mots et les choses) et ayant l'intérét d'étudier la "culture populaire" paysanne, la recherche a voulu rendre compte simultanément de l'espagnol des paysans colombiens et des pratiques qui constituent leur quotidienneté. Dans ce document, nous voulons répondre à la question: en quoi consiste la dimension ethnographique de l'ALEC?. Nous décrirons alors en détail cette dimension-là de l'ALEC à partir de quatre axes: 1) l' « intentionnalité ethnographique » 2) la « métho-de ethnographique »; 3) la « donnée ethnographique »; et 4) l' "objet ethnographique ».

Mots clés: ethnographe; géographie linguistique; Wõrter und Sachen; Atlas Linguis-tique-Ethnographique de la Colombie

Resumo

Entre 1954 e 1983, o Instituto Caro y Cuervo desenvolveu o Atlas Linguístico-Et-nográfico da Colômbia (ALEC). O ALEC é composto de duas dimensões: uma inicial e principal linguística, e uma secundária, mas complementar e de etnografia. De acordo com a aposta teórica Wõrter und Sachen (as palavras e as coisas) e com o interesse em estudar a "cultura popular" camponesa, a pesquisa buscou simultaneamente explicar o espanhol do campesinato colombiano e das práticas que constituem sua vida diária. Neste documento, queremos responder a pergunta: qual é a dimensão etnográfica do ALEC? Em seguida, descreveremos em detalhes essa dimensão da ALEC de quatro eixos: 1) "intencionalidade etnográfica"; 2) o "método etnográfico"; 3) os "dados etnográficos"; e 4) o "objeto etnográfico".

Palavras-chave: etnografia; geografia linguística; Wõrter und Sachen; Atlas linguís-tico-etnográfico da Colômbia

Introducción

El 14 de junio de 1982 fue presentada la publicación del primer tomo del Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC). En la apertura de la ceremonia de presentación, Luis Flórez (1916-1985), subdirector del Instituto Caro y Cuervo (ICC) y coordinador de la expedición del Atlas, dijo acerca de la dimensión etnográfica del ALEC:

¿Con qué método hemos hecho este trabajo? Con el método de la geografía lingüística, que implica hacer encuestas directas en el terreno con las mismas preguntas para todas las personas interrogadas (un promedio de 8 en 262 localidades de las varias regiones del país). Junto con los usos lingüísticos -representados en mapas, lo cual en Colombia es técnica nueva- ofrecemos en nuestro Atlas datos fidedignos y precisos de muchos aspectos de la vida material y espiritual popular, pues la recolección de los materiales se ha hecho metódica y sistemáticamente entre colombianos de poca o ninguna instrucción escolar y con un promedio de 40 a 60 años de edad. (Rivas, 1982, p. 695)

Flórez señala que al complementar la información de tipo lingüístico representada en los mapas del ALEC es posible encontrar información de "aspectos de la vida material y espiritual popular" de los informantes. En 1961, el Instituto Caro y Cuervo decide abrir el "Museo Etnográfico" para exhibir aquellos objetos representativos de la cultura material campesina de Colombia, recuperada en los trabajos de campo del ALEC. Dicho Museo estuvo abierto al público hasta el año 2012, cuando fue cerrado por restauración.

Ahora bien, desde finales de 2014, el Instituto Caro y Cuervo puso en marcha un proyecto de revitalización de sus museos, entre ellos el "Museo Etnográfico", con miras a visibilizar, justamente, esa "vida material y espiritual popular" de Colombia. La colección del Museo está compuesta por alrededor de 1100 objetos representativos del campesinado colombiano de los años 1950 a 1970; un conjunto de alrededor de 17 000 fotografías que se ofrecen como ventanas al mundo rural de la misma época; y más de 1400 horas de grabación de conversaciones con campesinos y campesinas, sobre temas tan diversos como las estrategias de cultivo hasta la política y la religión. Además, como estrategia paralela, el ICC está desarrollando un proyecto que busca digitalizar la información del ALEC, tanto aquella relacionada con la lingüística como la relacionada con lo etnográfico: "Un ALEC para el siglo XXI".

En ese marco institucional y pensando en un escenario de posconflicto en el 2017 en Colombia, en donde el campesinado cumple un papel crucial, es pertinente volver sobre la categoría de lo "etnográfico". Es importante preguntarse no solo por su definición en el universo del ALEC, sino por su validez como estrategia investigativa y política para representar una cierta Colombia: la de los campesinos y campesinas que vivieron la época de la Violencia (1948-1958) y el surgimiento de las guerrillas en el país. ¿Qué entendían los lingüistas del Instituto Caro y Cuervo por "etnografía" en una investigación como la del ALEC?

Para responder a esa pregunta hemos construido un documento en dos apartados. El primero está dedicado a la contextualización del proyecto, y el segundo especifica cuatro aspectos que constituyen, desde nuestro punto de vista, la dimensión etnográfica del Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia: 1) la "intencionalidad etnográfica"; 2) el "método etnográfico"; 3) el "dato etnográfico"; y 4) el "objeto etnográfico".

1. Antecedentes epistemológicos del ALEC

1.1 La influencia del "folclor" y del estudio de la "cultura popular" en Colombia

Desde principios del siglo XX surge en Latinoamérica un interés por conocer la variedad regional de lo que en esa época se denominaba "tipos humanos". Intelectuales inspirados por una sociología positivista, así como investigadores del campo de la medicina (médicos, psiquiatras), se sintieron atraídos por la documentación de lo que se llegaría a conocer como "cultura popular" (Silva, 2002a, 2002b; Bollème, 1990). Inspirados por los saberes folcloristas europeos, su objetivo principal era apoyarse "en el folclor y la cultura popular como un mecanismo para construir identidades y fortalecer los sentimientos nacionalistas, al imprimir a las tradiciones culturales campesinas un carácter positivo que invocaba la unidad nacional" (Sánchez & Santos, 2013, p. 146).

Tal era la importancia de cumplir con ese objetivo, que incluso a finales de los años treinta se llega a fundar una sección especial en el Ministerio de Educación en Colombia, llamada "Cultura Popular" (Silva, 2002a). Darío Echandía, ministro de Educación en 1936, expresaría lo siguiente al respecto:

Como habéis visto en el curso de este capítulo, una de las actividades predilectas del Ministerio a mi cargo es la que hace referencia a la cultura popular, la que se propone como objetivo final ofrecer a las grandes masas obreras y campesinas toda suerte de oportunidades para el mejoramiento espiritual y económico de su vida [...]. (Echandía, 1936, citado en Silva, 2002a, p. 11)

Esta ruta, trazada por los gobiernos desde los años veinte en Colombia, marcaría profundamente las intenciones de la empresa del Instituto Caro y Cuervo. El concepto de "cultura popular" sería entonces clave para comprender lo que se quería registrar como "etnográfico" durante la investigación. Para los folcloristas de la época, lo que se denominaba como pueblo era considerado como

agente y productor de cultura, como también sujeto de la historia. En este sentido, lo novedoso de estos escritos estriba en que se incluyen en sus relatos - independientemente de sus fines- sectores que hasta la fecha estaban excluidos de la historiografía tradicional. (Sánchez Mejía et al., 2014, p. 146)

Por otro lado, es importante mencionar que el concepto de "cultura popular" se crea en el seno académico e intelectual como una estrategia conceptual para señalar o referirse a esa "otra cultura" diferente a la de los investigadores y políticos (Silva, 2002b). De acuerdo con el historiador Renán Silva (2002a, 2002b), en Colombia, el término y su consiguiente investigación tomaron particular fuerza durante lo que se llegó a denominar como "República Liberal" (1930-1946). Uno de los rasgos determinantes de la imposición de esta perspectiva por parte de ese Gobierno fue el de

haberla pensado sobre la base de una matrizfolclórica, es decir, de un acercamiento a lo "popular" que lo considera al tiempo como típico y como exótico, y sobre todo como encarnación del "alma nacional" y depositario de tradiciones intemporales que son la base de todo futuro posible, en tanto expresión de las raíces de la nacionalidad. (Silva, 2002b, p. 14)

Uno de los antecedentes directos y más importantes del Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia es la Encuesta Folclórica Nacional (EFN) de 1942. Se trató de una iniciativa de la Sección de Extensión Cultural del Ministerio de Educación Nacional que buscaba recolectar información sobre:

[...] cuestiones referidas por una parte a la vida material (vivienda, usos del suelo, cultivos, técnicas del trabajo campesino, etc.) y por otra a la vida espiritual (magia, supersticiones, formas de "medicina popular", etc.), aunque el Cuestionario de 1942, combinando varias orientaciones y tratando de adaptar las fórmulas canónicas al medio local, incluyó muchos más elementos, entre ellos los relacionados con las sociedades indígenas, con la escuela y los niveles de instrucción, y con la presencia de toda clase de influencias modernas en la vida campesina, por ejemplo respecto del baile, de la música, del vestido, de la presencia del radio y del fonógrafo, para mencionar sólo algunas de las cuestiones presentes en el cuestionario [...]. (Silva, 2002a, p. 15)

Como se puede observar en la cita, se buscaba información general y detallada de todas las actividades que se situaban en el seno de la vida cotidiana, en particular de los campesinos y campesinas de Colombia. Esa división propuesta por Silva para presentar los contenidos de los cuestionarios, es decir, "vida material" y "vida espiritual", será una dicotomía frecuente en los estudios de lo que se conoció como "cultura popular" en la época. De hecho, esa misma dicotomía sería el centro también de otra de las tendencias teórico-metodológicas que marcarían las líneas guía de la investigación del ALEC: el método de las palabras y las cosas.

1.2 El método de las palabras y las cosas

A principios del siglo XX surge un método de investigación en el mundo de la lingüística que relacionaría la dialectología con el estudio de la cultura popular. Dicho método, llamado Wórter und Sachen (las palabras y las cosas), en adelante WuS, consideraría "el léxico en relación con las 'cosas' a las que se refiere, teniendo en cuenta el medio y buscando en los referentes la explicación de la palabra" (García, 1987, p. 49). Los primeros referentes del nacimiento de este método, de acuerdo con el trabajo de Iorgu Iordan (1967), se remiten a Fray Martín Sarmiento (1695-1772), quien se preguntaba por el origen etimológico de las palabras a partir de su relación con los objetos.

Los historiadores de la lingüística localizan cronológicamente el nacimiento del movimiento Wórter und Sachen (WuS) en 1909, (Bernales, 1980; Iordan, 1967; García, 1987). Rudolf Meringer (1859-1931) y Wilhelm Meyer-Lübke (1886-1934) fundan en ese año la revista que llevaría el mismo nombre del movimiento, apoyados en la idea de que "El futuro de la historia de la cultura está en enlazar la ciencia de la lengua con la ciencia de las cosas. [...] La historia de la lengua es la historia de la cultura" (Meringer, citado en Iordan 1967, p. 108).

En los inicios del movimiento también aparece mencionado como fundador Hugo Ernst Schuchardt (1842-1927), lingüista comparativo alemán, interesado por el estudio de los dialectos y rival de Meringer. Para Schuchardt, las palabras debían ser consideradas satélites de las cosas, los objetos debían ser reconocidos en función de su historia y evolución. Tanto Meringer como Schuchardt son reconocidos como los fundadores del movimiento WuS, pese a las diferencias en sus postulados epistemológicos.

1.3 Las palabras, las cosas y los atlas lingüísticos

El método WuS no fue utilizado en el primer atlas lingüístico, conocido como Atlas Lingüístico de Francia, realizado por Jules Gilliéron y Edgar Edmont entre 1902 y 1910. Serían Karl Jaberg (1877-1958) y Jakob Jud (1882-1952), dos lingüistas suizos, influenciados por Gilliéron y apasionados por la geografía lingüística, quienes aplicarían el método WuS entre 1928 y 1940, en su atlas Sprach und Sachatlas Italiens und der Südschweiz (AIS).

De acuerdo con Iordan (1967), Jaberg y Jud irían más allá del trabajo realizado por Gilliéron en tres aspectos específicos, el aspecto comparativo e histórico, el método WuS y el factor psicológico del lenguaje:

En primer lugar, sus obras atienden al elemento histórico y al comparativo, que, de ordinario, van de la mano: cada vez que hace falta, Jaberg alude a los estadios antiguos o a la situación de los fenómenos en otras lenguas románicas distintas de la lengua en cuestión. En segundo lugar, concede la atención que se merece a la historia cultural, siguiendo el método Wórter und Sachen, como se ve en casi todos sus trabajos [...]. Finalmente, Jaberg se interesó también por el factor psicológico del lenguaje y en qué medida los estados afectivos individuales condicionan las modificaciones lingüísticas. (1967, pp. 372-373)

Parte de los objetivos del AIS era poder dar razón de la cultura material y de su relación con las palabras por medio de fotografías. Esto llevó incluso a la creación de un tomo exclusivamente dedicado a la presentación de más de cuatro mil fotografías.

Además de pensar en la creación de un tomo fotográfico que ayudara a informar sobre los aspectos etnográficos de la investigación, la organización y presentación de los resultados también cambió. En efecto, ya no se seguía un orden alfabético como había sido propuesto antes, sino que ahora se organizaba la información de acuerdo con una serie de campos léxicos que respondieran a las actividades y a las cosas usadas por los informantes (García, 1987, p. 61). Sin embargo, estas propuestas novedosas para la época no serían tenidas en cuenta para la creación de otros atlas como los españoles. Ni el Atlas de Cataluña ni el famoso Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI), utilizarían el método WuS, ni incluirían la cultura material de la época. Por el contrario, se acercarían más a la metodología propuesta por Gilliéron que a la de Jaberg yJud en el AIS (García, 1987, p. 62).

Sería solo a partir de la tercera generación de atlas, es decir, la de los "atlas de pequeño dominio" o "regionales", que el método WuS volvería a ser de gran importancia. En Francia, por ejemplo, el Nouvel Atlas Linguistique par Régions (NALF) adopta la metodología WuS (García, 1987, pp. 63-64). Este ejemplo es seguido en España por Manuel Alvar, quien emprende la creación del Atlas Lingüístico-Etnográfico de Andalucía (ALEA), aunque, a diferencia de Francia, sin tener como referente un atlas nacional:

Bajo la influencia del trabajo de Manuel Alvar, en Colombia se toma la decisión de realizar el Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia:

En este sentido también puede considerarse emparentado con los atlas regionales españoles el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Colombia, dirigido por L. Flórez con el asesoramiento de M. Alvar y T. Buesa. Del ALEC dijo su director que era fundamentalmente un atlas de "palabras y cosas", y, en este sentido, las dos citas que encabezan su primer cuestionario eran bien explícitas: "Ethnographie et linguistique no vont point l'une sans l'autre" (F. Brunot) y "Palabras, sí, palabras, pero enlazadas a la cosa" (M. Alvar). Muchos de sus mapas son lingüístico-etnográficos y, por otra parte, sus campañas de encuestas sirvieron para recoger datos y objetos de la cultura colombiana, algunos absolutamente desconocidos, que han pasado a formar parte de un pequeño museo etnográfico. Además, por vez primera, el atlas incorpora material sonoro en dos discos de Cantos y juegos de velorio, que son, en realidad, una adición al mapa 113, lám. 121 del tomo III, junto a unos textos sobre los distintos tipos de tratamiento. (García, 1987, p. 66)

Para la elaboración del ALEC, se tomó la decisión de emplear el método Wórter und Sachen en la investigación de trabajo de campo. Y es, efectivamente, en la recopilación de los datos que se puede observar la aplicación de dicho método.

2. La etnografía y lo etnográfico en el ALEC

Para explicar en qué consiste la dimensión etnográfica del Atlas hemos dividido este apartado en cuatro secciones: 1) la intencionalidad etnográfica; 2) el método etnográfico; 3) el dato etnográfico; 4) el objeto etnográfico.

2.1 La intención etnográfica en el ALEC

Desde el inicio del Atlas en Colombia, tanto Luis Flórez como varios de los integrantes de su equipo de investigación, publicaron diversos documentos que mencionaban el ALEC o que adelantaban algunos de los resultados (Charpentier 1962; Cruz de Arteaga 1974; Echevers, 1962; Flórez & Montes, 1969; Flórez, 1952; Flórez, 1960; Flórez, 1965; Montes, 1981). Entre ellos es posible encontrar una obra peculiar titulada Los pueblos románicos y su cultura popular. Guía etnográfico-folclórica de Wilhelm Giese. Lingüista y folclorista alemán interesado por la cultura popular de los países románicos, el profesor dedicó su vida a la indagación de las culturas neolatinas. En 1962, el Instituto Caro y Cuervo publica esta obra que en realidad se trata más de un trabajo lingüístico que de una descripción folclorista de diversas culturas o pueblos románicos, incluso en Iberoamérica. El interés de publicar una obra como esta es explicado por Luis Flórez, quien escribe el prólogo del libro de Giese, de la siguiente manera:

El Instituto Caro y cuervo ha publicado esta obra principalmente porque el contenido de ella coincide con trabajos y preocupaciones suyas. En efecto, el Departamento de Dialectología del Instituto está llevando a cabo las tareas adecuadas para elaborar un Atlas, el primer Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (abreviadamente ALEC). Para esta empresa se atiende primeramente al lenguaje -en este caso el español hablado, no las lenguas indígenas- y luego también a la etnografía y al folclor. Para ilustrar aspectos materiales de la cultura popular regional en este país se han tomado ya varios millares de fotografías durante las encuestas en el terreno, y se han estado reuniendo objetos para la formación de un museo de etnografía actual colombiana en la sede del Instituto. (Giese, 1962, p. VII)

Nótese en la cita anterior que Luis Flórez señala dos objetos de estudio específicos del ALEC: la lingüística, por un lado, y la etnografía y el folclor por el otro. Es importante señalar que para el autor del prólogo la etnografía y el folclor hacen parte de la misma dimensión, complementaria de la lingüística. De igual forma, Flórez señala que se han recolectado diversos objetos y que se han tomado diversas fotografías para "ilustrar aspectos materiales de la cultura popular regional". Por la manera como lo presenta en el texto, Flórez busca señalar en qué consiste lo etnográfico y folclórico del Atlas, esto es, todo aquello que no se corresponde con una variante léxica o lingüística. Sin embargo, es posible afirmar que detrás de la intención de constituir un panorama de las variantes lingüísticas del español en Colombia, hay una intención de presentar un panorama de la diversidad cultural del país, es decir, un panorama etnográfico del país.

En este sentido, la intención etnográfica del momento consistía en hacer descripciones globales de las prácticas culturales de cada territorio determinado. Veamos un ejemplo de descripción etnográfica de la época para ilustrar a qué se referían, para esto revisaremos un extracto del texto de Giese en el que se caracteriza etnográficamente a los hispanoamericanos en términos generales:

Las ciudades han sido construidas en todos los países por una misma pauta, pues los españoles aprovecharon las experiencias obtenidas durante la repoblación de los territorios de la España meridional que iban ganando a los moros. El centro de la ciudad lo constituye una Plaza Mayor cuadrangular en la que se levantan el ayuntamiento y la iglesia principal. Las calles, paralelas a los lados de la plaza, encuadran la ciudad en forma de ajedrez. La vivienda rural de los mestizos y de los indios es el rancho, una casa primitiva de un solo cuarto, de origen amerindio, que fue mejorada en sus detalles por los españoles que conocían en su patria chozas y casas de construcción parecida. La armazón se construye de palos verticales, colocándose por lo menos dos postes en cada lado fuera de las varas que se clavan en los cuatro rincones y los vanos entre los postes se llenan, conforme al material disponible, con estacas envueltas en paja y revocadas de arcilla. (Giese, 1962, p. 328)

Como se puede observar en la cita, la descripción de tipo etnográfico, en este caso, detalla la disposición en el espacio de las construcciones y en particular de la organización de la ciudad. Esta intención va acompañada, por supuesto, de un método que le da sentido.

2.2 El método etnográfico en el ALEC

Edda Maritza Echevers, una de las estudiantes de Luis Flórez en la década del sesenta, en su trabajo final escribe lo siguiente respecto del procedimiento metodológico:

El segundo paso fue la búsqueda de informantes para recoger la materia prima de esta monografía. A este fin me trasladé a las plazas de mercado '7 de agosto', y a algunas floristerías. Fue necesario explicar primero a los presuntos informantes lo que queríamos hacer. Después pasamos ya al interrogatorio. (1962, p. 2)

Más adelante, en otra sección titulada "Reacción informantes", Echevers escribe:

Los informantes al principio me ayudaban en el trabajo porque les entusiasmaba la idea de que pudieran vender sus productos; veían en mí a una posible compradora pero al darse cuenta que sólo se les iba a someter a un interrogatorio, reaccionaban negativamente, contestando casi a duras penas mis preguntas. Algunos, inclusive, llegaron a pensar que yo era un funcionario del gobierno que iba a ver lo que vendían para subirles los impuestos. Fue necesario repetir más de una vez que yo era una estudiante extranjera, y que si les interrogaba sobre lo que vendían era para conocer los nombres de las cosas en Bogotá y hacer luego un estudio comparativo con el mismo tema en mi país. Muchos condiscípulos míos del Seminario Andrés Bello se mostraron maravillados por la cooperación que al fin logré, sobre todo en las plazas de mercado, donde los informantes llegaron a obsequiarme con frutas. (1962, pp. 4-5)

En este párrafo se pueden observar las dificultades por las que pasan algunos de los estudiantes haciendo su trabajo de campo. La selección de los informantes dependía de cada uno de los investigadores, no había protocolos ni ayudas para realizar esto. En este texto, Echevers muestra la gran dificultad de hacerse entender por los informantes. Sin embargo, de acuerdo con la aproximación epistemológica de los exploradores del ALEC, estas dificultades hacen parte del aprendizaje e incluso de la investigación misma. En efecto, la postura del "extrañamiento" es determinante para el trabajo de campo: ir al terreno, encontrarse con esas dificultades y sorprenderse con la realidad estudiada son, de hecho, las características más importantes de lo que podríamos llamar el método etnográfico.

Esta actitud, esa postura epistemológica, es compartida por los lingüistas exploradores del ALEC. No solo es necesario, sino obligatorio ir al terreno para conocer a la gente y su habla. Esto también es influencia del método Wórter und Sachen que explicamos anteriormente. La relación entre las palabras y la cultura que las crea debe ser el foco de atención, ya sea para entender mejor las palabras (objetivo lingüístico), ya sea para entender mejor la "cultura" (objetivo etnográfico). El método etnográfico implica un acercamiento al terreno, una interacción cuerpo a cuerpo y cara a cara entre investigadores e informantes, un enfrentamiento a las dificultades de poder establecer una efectiva relación con los informantes y un extrañamiento de la realidad estudiada. Este método es claramente usado por el equipo de Flórez durante su trabajo de campo, aunque no necesariamente fuera llamado de esa forma. Aunque esta información no aparece explicada de esta manera en ningún manual ni texto publicado por los exploradores del ALEC, es posible inferirla a partir de lo que ya se ha escrito y del resultado definitivo. Veamos ahora cómo se constituye, a partir de este método, lo que podríamos llamar el "dato etnográfico" en el ALEC.

2.3 El dato etnográfico en el ALEC

Hasta ahora hemos visto que además del objetivo principal del ALEC, los investigadores tenían una intención etnográfica que buscaba también describir, de manera holística y generalizada, las prácticas culturales de cada localidad. Para esto, los investigadores, además de la metodología asociada a la dialectología y a la geografía lingüística, adoptaron un método etnográfico que consistía en acercarse a la vida cotidiana de los hablantes y compartir con ellos algunas experiencias particulares. Ahora es válido preguntarse ¿además del dato lingüístico, es decir, la palabra y sus variantes, cómo se recogía lo que podríamos llamar el "dato etnográfico"?

Para responder a esta pregunta, es necesario volver hasta el cuestionario mismo del ALEC. Al revisar el cuestionario nos podemos encontrar con preguntas que buscan nominaciones de objetos, gestos y actividades diversas. Por ejemplo, en la sección de "Instituciones y Vida Religiosa" podemos encontrar tres tipos de preguntas (Flórez, 1960, pp. 48 a 50):

  • 435. El cura (tratamiento):_

  • 441. Tañer las campanas (onomatopeya de su sonido):_

  • 450. Embrujar, brujear (métodos):_

  • 451. Señales de buen agüero (hechos, cosas, acciones):_

Como se puede observar, solo para las preguntas 435 y 441 es posible establecer variantes lingüísticas. En efecto, al cura se le puede llamar padre, sacerdote, eclesiástico, clérigo, etc. De igual forma, al acto de tañer las campanas pueden asociársele diversas onomatopeyas. Sin embargo, nótese que en la pregunta 450, además de preguntas por variantes lingüísticas del acto específico de "embrujar" se especifica entre paréntesis los métodos de la brujería. Tenemos aquí un ejemplo de una de las maneras como se buscaba consignar el dato etnográfico. Lo mismo sucede con las señales de buen agüero. Una señal, como bien se especifica entre paréntesis en la pregunta, puede ser concretada tanto en hechos como en acciones y, por supuesto, a cada uno de ellos puede dársele un nombre diferente. Esta información no fue consignada en mapas, como se hizo con la mayoría de las preguntas del cuestionario. Fue necesario crear un suplemento específico para organizar y presentar esos datos de corte más etnográfico.

Ahora bien, es posible encontrar también mapas lingüístico-etnográficos y solo etnográficos. El ALEC, en su totalidad, presenta 1532 mapas y láminas de textos, repartidos en seis tomos diferentes. Un estudio personal realizado durante la exploración del ALEC, arrojó como resultado la siguiente clasificación en cuatro tipos de mapas:

Lingüísticos: muestran las unidades léxicas con sus respectivas variables y su disposición geográfica.

Fonéticos: muestran variaciones de ciertos fenómenos fonéticos y su disposición geográfica.

Etnográficos: muestran ciertas prácticas culturales y su variación y disposición geográfica.

Mixtos: lingüísticos y etnográficos.

Uno de los mapas etnográficos más claros se puede encontrar en el Tomo III, lámina 128, mapa 120, titulado "Ubicación de la iglesia en la localidad". Al ver el mapa no nos encontramos con variantes léxicas y su disposición geográfica, sino con diversas posibilidades de ubicar la iglesia en la localidad donde se realizó la investigación y su variación y disposición geográfica. Lo mismo sucede con el mapa 96, lámina 103 del Tomo III, titulado "Ademanes para indicar tacañería", que además viene acompañado de ilustraciones de las manos haciendo los ademanes. Esta es otra manera de consignar el dato etnográfico en el ALEC. Se trata de información no lingüística exclusivamente que da cuenta de una práctica cultural y de su disposición geográfica. De nuevo es importante aclarar que esta concepción etnográfica es puramente descriptiva y no interpretativa o explicativa, pues solo se describe la práctica sin explicarla.

De esta forma, el ALEC logra integrar el dato etnográfico en sus mapas y sus láminas para convertir el Atlas lingüístico en etnográfico también. Sin embargo, aún nos queda otro aspecto de la dimensión etnográfica de esta investigación que no es considerado como dato etnográfico en los términos que acabamos de explicar, sino como un "objeto etnográfico".

2.4 Los objetos etnográficos

A lo largo del procedimiento de recolección de información, los investigadores del ALEC fueron recogiendo diversos objetos que consideraban como representativos de la diversidad cultural del país. En 1962, aproximadamente ocho años después de haber iniciado el proyecto, el Instituto Caro y Cuervo inaugura la "Muestra Etnográfica" en la sede de Yerbabuena. Dicha Muestra es descrita de la siguiente manera:

La Muestra Etnográfica del Instituto Caro y Cuervo consta de una colección de objetos populares usados por los campesinos colombianos y recogidos, principalmente, desde 1956 hasta 1978, cuando los investigadores recorrieron casi todo el territorio nacional, haciendo 262 encuestas para el Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC). (Instituto Caro y Cuervo, 1999, p. 621)

Los objetos se pudieron adquirir gracias a un pequeño presupuesto destinado para su compra y a las donaciones de algunos informantes, de los mismos investigadores o de personas solidarias con la causa del Instituto. Vale la pena entonces preguntarse en este punto si la recolección de los objetos tenía alguna relación con la investigación lingüística como tal. En efecto, como lo explicamos anteriormente, una de las influencias más importantes en la realización del ALEC fue la postura epistemológica del movimiento alemán Wórter und Sachen. Para comprender el significado de una palabra y su evolución, así como su variación, es pertinente relacionarlo con el objeto específico al que hace referencia (Instituto Caro y Cuervo, 1999, p. 623).

Fritz Krüger, lingüista y etnógrafo formado en la Universidad de Hamburgo y colaborador en la investigación del ALEC, llevó a cabo entre 1912 y 1930 uno de los primeros estudios lingüístico-etnográficos de la región de los Pirineos del costado español (Krüger, 1995). En su trabajo es posible observar cómo se interesa por describir no solo el uso de los objetos en la vida cotidiana, sino también su relación explícita con la evolución de las palabras que los designan o designaban. En el ALEC no es posible ver claramente dicha relación: las palabras y sus variantes están consignadas en los tomos del ALEC y los objetos están resguardados en la sede de Yerbabuena. Un trabajo que relacione los dos elementos complementaría los esfuerzos y la ardua labor del equipo de Luis Flórez durante tantos años. Esta misma situación se presenta con las fotografías tomadas durante la recolección de información.

2.5 Las fotografías

En 1954, Tomás Buesa Oliver y Luis Flórez, en el texto titulado El Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC), señalan lo siguiente:

Fotografías: Para facilitar algunos aspectos de la encuesta y completar los volúmenes del Atlas con uno de gráficos, y para ilustrar las monografías que se compongan aprovechando los materiales recogidos, se fotografían las localidades investigadas, calles, algunas casas y sus dependencias, utensilios y ajuar domésticos, instrumentos agrícolas y de trabajo en general, etc. Ciertas fotografías se hacen con película de color. (Flórez & Buesa, 1954, p. 30)

Esta recolección inmensa de fotografías, así como de objetos, permitió crear un archivo fotográfico con información que hoy en día es valiosísima y también es considerada como etnográfica:

Los investigadores del ALEC, como conquistadores de la lengua, viajaron por pueblos y regiones de la difícil y, en aquel entonces, inaccesible geografía colombiana para obtener la información necesaria sobre el español hablado en Colombia. Para ello, los temas del cuestionario eran consultados, grabados y transcritos por cada uno de los investigadores, en las distintas localidades señaladas en la red geográfica dialectal. Allí, uno o varios de ellos, en principio, los profesores Luis Flórez, José Joaquín Montes y Francisco Suárez Pineda, tomaban fotografías de los objetos, poblaciones, embarcaciones, oficios, transportes, etc., que tenían relación con las distintas partes del cuestionario. Las fotografías se tomaron en forma sistemática, tratando de captar todos los aspectos de la cultura material popular de los colombianos. Siempre se tenía en cuenta que ella fuera un instrumento auxiliar para la elaboración de dibujos e ilustraciones del Atlas. (Instituto Caro y Cuervo, 1999, pp. 559-560)

Como se puede ver en esta cita, la idea era usar las fotografías para ilustrar aspectos diversos de la cultura material de las regiones estudiadas. Es por esa razón que se las califica de etnográficas, al igual que los objetos recuperados, porque "dan cuenta de" o ilustran una realidad cultural específica. Sin embargo, tampoco son relacionadas de manera clara y concisa con las palabras registradas en los tomos. Estas relaciones son consideradas como autoevidentes por parte de los exploradores.

2.6 Las grabaciones en audio

En último término, uno de los aspectos que no se mencionan tan claramente en lo que se refiere a la recolección de los objetos y fotografías etnográficos, tiene que ver con una serie de grabaciones en audio en las que se registraron coplas, cantos, mitos, leyendas, creencias y prácticas populares de diversa índole. Trescientas cintas en total fueron registradas entre 1954 y 1978. Algunas de ellas aparecen como anexas en el suplemento al Tomo III del ALEC. Sin embargo, tampoco se relacionaron con la representación lingüística de cada una de las palabras en los tomos del ALEC. Era información considerada como etnográfica debido a que era una expresión de la tradición oral de la cultura popular de cada una de las regiones investigadas. Esta información aún no ha sido relacionada claramente con las palabras, los objetos y las fotografías tomadas durante la recolección de información. Un trabajo de este estilo tiene toda la pertinencia en el momento actual en el que se está proyectando "un ALEC para el siglo XXI".

3. Conclusiones

El objetivo de este trabajo era mostrar en qué consiste la dimensión etnográfica del Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia. Para esto partimos del concepto influenciado por el movimiento alemán llamado Wórter und Sachen, a fin de tener criterios para la descripción de la relación entre lingüística y etnografía. Después de dicha contextualización especificamos todos los elementos relacionados con la dimensión etnográfica del ALEC, a través de cuatro ejes: la intencionalidad etnográfica, el método etnográfico, el dato etnográfico y los objetos y fotografías de corte etnográfico. Cada uno de ellos se relaciona con una particular definición de etnografía que se usaba en la época y que se diferencia de la definición actual de dicho concepto. En este caso tiene que ver más con una actitud descriptiva de aquello que represente la diversidad cultural del país, aquello que pueda ilustrar prácticas o creencias de la cultura popular con la que se hizo la investigación.

Como mencionamos en varias ocasiones a lo largo del texto, vale la pena pensar, en términos de una proyección del ALEC para el siglo XXI, una relación explícita y concreta entre palabras, variantes o variables, narrativas (grabaciones en audio), objetos etnográficos y fotografías, para cumplir con el objetivo inicial de dicha investigación: poder establecer un panorama lingüístico-etnográfico de Colombia entre 1954 y 1983.

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* Artículo de reflexión.

Forma de citar este artículo: Munévar, A. & Bernal, J.A. (2018). Entre unas palabras y unas cosas: La dimensión etnográfica del Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC). Cuadernos de Lingüística Hispánica, (31), 19-35

Recibido: 19 de Octubre de 2016; Aprobado: 11 de Mayo de 2017

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