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Iatreia

Print version ISSN 0121-0793

Iatreia vol.24 no.1 Medellín Jan./Mar. 2011

 

HISTORIA DE LA MEDICINA

 

Una visión sucinta de la enseñanza de la medicina a lo largo de la historia: I. Desde el Antiguo Imperio Egipcio hasta el siglo XVII

 

A succinct vision of medical teaching throughout history: I. From the Ancient Egyptian Empire to the XVII century

 

 

Diana Patricia Díaz Hernández*

 

* Médica, Docente de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. diadiah@medicina.udea.edu.co

 

 


RESUMEN

Para comprender cómo se ha enseñado la medicina a través de los tiempos, es necesario apoyarse en los historiadores que han tratado su evolución y, a partir de ellos, indagar sobre las actitudes de los médicos en su posición como docentes y acerca de cómo era la apropiación del conocimiento en cada época por parte de los estudiantes. En este primer artículo se presenta un recorrido sucinto a través de las diferentes épocas históricas para ver los avances y retrocesos de la enseñanza de la medicina, desde el Antiguo Imperio Egipcio (3000-2500 a. C.) con su gran legado en los papiros, continuando con los grandes progresos de la medicina griega, el oscurantismo en la Edad Media y los cambios hasta el siglo XVII.

PALABRAS CLAVE

Aprendizaje, Educación Médica, Enseñanza, Historia de la Medicina


SUMMARY

In order to understand how medicine has been taught through the years, it is necessary to refer to historians who have approached the evolution of medicine. Taking them as a starting point, it is possible to describe the attitudes of doctors in their role as professors, and the ways in which students acquired knowledge at different moments throughout centuries. This article presents a succinct vision of the advances and retrogressions in medical teaching at different historical moments. It starts with the Ancient Egyptian Empire (3000-2500 b. C.) with its big legacy written on papyruses; continues with the enormous progress of Greek medicine and the obscurity of the Middle Ages, and finishes with the advances until the XVII century.

KEY WORDS

Education, Medica, History of Medicine, Learning, T eaching


 

 

INTRODUCCIÓN

Para comprender mejor la importancia de la Educación Médica, es conveniente recorrer su historia, la evolución de la enseñanza y el aprendizaje de la medicina; este artículo pretende describir estos procesos, con especial énfasis en cada uno de los componentes del sistema didáctico,* de tal forma que puedan emerger en cada época de la historia de la medicina desde la aparición de los papiros hasta el siglo XVII pasando por el oscurantismo de la Edad Media.

 

LOS PAPIROS COMO TESTIMONIO DE LOS COMIENZOS DE LA ENSEÑANZA DE LA MEDICINA

Si, según los historiadores, la medicina comienza en el antiguo Egipto,1 es consecuente que también allí encontremos los inicios de su enseñanza; a comienzos del tercer milenio antes de la Era Cristiana fue fundada la primera dinastía; en los cuatrocientos años siguientes, los signos pictóricos utilizados para transmitir las ideas se convirtieron en el inicio de lo que puede llamarse la escritura; luego se inventó el papiro; allí es donde se pueden encontrar indicios sobre la necesidad del hombre de enseñar la medicina. El más conocido es el papiro de Ebers, escrito hacia 1570 a. C.3 Otro papiro de gran importancia es el de Edwin Smith4-6 cuyo texto original se remonta a los tiempos del primer período del Antiguo Imperio Egipcio (3000-2500 a. C.); en él se presentan los conocimientos quirúrgicos de la época, con las instrucciones de la forma en que se debía proceder frente a una lesión o enfermedad. Cada uno está encabezado por un título que generalmente comienza con la palabra ''Instrucciones''; un buen ejemplo de ello es el relacionado con una fractura de la nariz: ''Instrucciones relativas a la ruptura del soporte (o hueso) de su nariz'';7 desde esos tiempos se evidencia la enseñanza de los pilares básicos de una buena atención médica y de la evaluación del paciente, y se hace una descripción detallada del tipo de lesión o enfermedad: ''Si tú examinases a un hombre que presente una rotura en el soporte (o hueso) de su nariz, su nariz está desfigurada y se encuentra una depresión en ella, en tanto que la hinchazón que se encuentre sobre ella hace protrusión, (y) él ha expulsado sangre por ambas fosas nasales'';7 frente a los hallazgos se hace un relato de cuál es el diagnóstico más indicado: ''Tú deberás decir con respecto a él: un (paciente) que presenta una ruptura en el soporte (o hueso) de su nariz, un paciente que yo trataré'';7 finalmente se presenta el tratamiento que le permita restablecer la salud al paciente: ''Tú deberás limpiarlo con dos tapones de lino. Tú deberás colocar (otros) dos tapones de lino saturados con grasa en el interior de sus dos fosas nasales. Tú deberás someterlo a él a su dieta habitual hasta que la hinchazón se haya reducido. Tú deberás tratarlo a él posteriormente con grasa, miel, (y) una gasa, cada día hasta que alcance su recuperación''.7

Con las descripciones de los papiros, en especial el de Smith, se puede evidenciar la relación que se presentaba entre el médico y su alumno, cuyo objetivo primordial era el de instruir en cada uno de los pasos del acto médico: anamnesis, examen médico, diagnóstico y, finalmente, el tratamiento. Una posición en la que el estudiante debía seguir unos pasos (instrucción) preestablecidos para la atención médica.

Es importante reconocer la gran relación que ha tenido la medicina con la magia y la hechicería en la gran mayoría de las culturas desde que existe el hombre; es más, se podría expresar que la medicina surge de la hechicería y se separa de ella cuando se le puede dar una explicación a las causas de las enfermedades y a la forma de curarlas; a esto se refiere Gadamer cuando dice: ''Y es que el médico deja de adoptar la figura de curandero, rodeado del misterio de sus poderes mágicos, para pasar a ser un hombre de ciencia''.8

Como se puede evidenciar en los papiros mágicos, el tratamiento de las enfermedades era inseparable de la magia y es probable que los primeros médicos fueran en realidad hechiceros que mediante conjuros podían curar las enfermedades obligando al demonio a marcharse de la persona enferma; existen en los papiros descripciones muy detalladas sobre la forma de preparar remedios para curar enfermedades causadas por los demonios; un ejemplo de ello lo encontramos en el Papiro de Ebers: ''Si tú procedes al examen de la obstrucción de la entrada de su interior y si la encuentras mórbida, tú dirás al respecto: esta es una obstrucción causada por el demonio que deberás destruir. Es como el demonio que se enreda en el interior del cuerpo''.9

A partir de estos hallazgos históricos, se puede interpretar cómo la enseñanza de la medicina en sus inicios era de tipo instruccional, con un gran componente mágico, en la que se presentaban las indicaciones precisas de qué hacer y cómo proceder; se está ante la entrega de un conocimiento entre mágico y producto de la experiencia de los antecesores, sin indicios de un alumno inquieto y crítico frente a ese conocimiento. Se puede evidenciar que los papiros fueron los primeros textos para la enseñanza de la medicina y un medio escrito de conservar y transmitir los conocimientos de la época; se pueden rastrear en ellos algunos componentes del sistema didáctico: la transmisión de contenidos producto de la experiencia de generaciones e impregnados de magia y chamanismo, con un método instruccional; los medios, probablemente los implementos utilizados por curanderos, y los papiros para la transmisión escrita; para la forma se podría suponer que la transmisión de los conocimientos médicos de la época estaba organizada como lo está en los papiros; un ejemplo es el de Smith: ''Estos casos están organizados de forma sistemática, comenzando por lesiones en la cabeza y siguiendo de manera caudal''.9 Queda la pregunta ¿cómo era la evaluación?, si es que existía alguna acción que se pudiera asociar con lo que esta pretende.

 

LA MEDICINA EN GRECIA, DE LA MAGIA A LA CIENCIA

Tenemos que avanzar varios siglos para encontrar nuevos indicios sobre lo que era la enseñanza de la medicina y desplazarnos a Grecia, 300 años a. C. A los griegos se los considera como los padres de la medicina científica y fueron ellos los que estudiaron los elementos básicos de la anatomía, la fisiología y la patología, por lo que la mayor parte de la terminología médica procede de esa época. El estilo científico de la medicina griega comenzó con los filósofos jonios e ítalo-griegos de comienzos del siglo VI a. C., y continuó con sus grandes descubrimientos hasta la muerte de Galeno a finales del siglo II de nuestra era. Como estudiosos y representantes de esta medicina se destaca por sus enseñanzas a Hipócrates, Aristóteles y Galeno. Durante esta época también se reconocen dos escuelas que alcanzaron su mayor auge a finales del siglo VII a. de C.: la escuela médica de Cos, localidad donde nació Hipócrates, y la situada en la península de Cnido.

Los conocimientos médicos griegos están reunidos en los textos que se conocen como el Corpus Hipocraticum. Según Singer2 no puede afirmarse con seguridad que hayan sido redactados por Hipócrates; al parecer, sus autores son personajes de escuelas distintas, que sostenían puntos de vista diferentes y a menudo contradictorios, que vivieron en lugares muy distanciados del mundo griego y en fechas separadas entre sí, en el caso más extremo, quizá por cinco o seis siglos. Se cree que el Corpus Hipocraticum es la biblioteca de la escuela de Cos.

A finales del siglo V a. C. se evidencia la imagen de Hipócrates y de otros médicos como él. El método de la medicina hipocrática se fundamenta en la experiencia; en los tratados hipocráticos se pueden encontrar ''los procedimientos modernos de anotación cuidadosa de los datos, de cautelosa inferencia a partir de los mismos, el cotejo de la experiencia obtenida de diversas fuentes por varios métodos, que nos es tan familiar. Podremos comprobar incluso la utilización con todo vigor del procedimiento actual de recogida de la casuística, como método de enseñanza y también el de la lección clínica''.2

En uno de los diálogos de Platón, Protágoras, se puede evidenciar una de las forma de enseñanza de la medicina, la cual perduró por mucho tiempo y que, como se verá más adelante, fue también heredada en el Nuevo Continente, en el momento del descubrimiento de este, frente a la ausencia de escuelas de medicina; era el hacerse discípulo de un médico y aprender a su lado todo lo que él sabía, acompañándolo en su práctica diaria: ''-Dime, Hipócrates; ahora pretendes acudir a Protágoras y gastarte con él tu dinero, pero ¿a qué clase de hombre te diriges? ¿En qué piensas salir convertido de sus manos? Supón que te diera por acudir a tu homónimo, Hipócrates de Cos, el de los Asclepíades, y gastarte con él tu dinero; si alguien te preguntase: «Dime, Hipócrates, ¿piensas gastar tu dinero con Hipócrates en tanto que es qué?». ¿Qué responderías?- Respondería -dijo-, que en tanto que es médico.- ¿Y para convertirte en qué?- En médico– dijo''.10 Se evidencia también que en esa época el médico recibía unos honorarios, no solo por la atención al enfermo sino por la enseñanza de su saber.

A partir del tratado hipocrático se pueden comprender algunos aspectos relevantes sobre las características de la enseñanza de la medicina en la Grecia antigua, en la cual se resalta, por ejemplo, la necesidad de que el estudiante haga su práctica clínica mediante una evaluación detallada del paciente y esté atento a todo lo que pueda descubrir en él y en el medio en que vive; dice una sentencia de epidemias: ''La observación detenida del paciente en su contexto doméstico y en su situación más general requiere del practicante de esta medicina un enorme esfuerzo de atención, al que el médico presta todos sus sentidos: es una tarea examinar un cuerpo. Requiere de vista, oído, olfato, tacto, lengua y razonamiento''.11

En el Juramento hipocrático, que aún hoy los estudiantes de medicina prestan en la ceremonia de graduación, se muestra el gran respeto y aprecio que se debía continuar teniendo por el maestro: ''Tener al que me enseñó este arte en igual estima que a mis progenitores, compartir con él mi hacienda y tomar a mi cargo sus necesidades si le hiciera falta; considerar a sus hijos como hermanos míos y enseñarles este arte, si es que tuvieran necesidad de aprenderlo, de forma gratuita y sin contrato; hacerme cargo de la preceptiva, la instrucción oral y todas las demás enseñanzas de mis hijos, de los de mi maestro y de los discípulos que hayan suscrito el compromiso y estén sometidos por juramento a la ley médica, pero a nadie más''.12

De este tratado hipocrático se pueden comprender también tres características de la enseñanza de la medicina de la época: 1) la utilización de reglas y preceptos relativos a la actuación del médico en el ejercicio de la profesión, conocida como la preceptiva (parangellie); 2) la transmisión del conocimiento de forma oral sobre lo que está escrito en los libros y 3) la práctica directa del ejercicio médico que el alumno aprende en su contacto con el maestro o en la asistencia a los enfermos; se resalta la importancia de que el estudiante acompañe al paciente para que éste siga adecuadamente las instrucciones médicas: ''Deja a uno de tus discípulos junto al enfermo para que éste no utilice mal tus prescripciones y lo ordenado por ti cumpla su función; elige, de éstos, a los que hayan sido aceptados en el arte y proporciónales lo que sea necesario como para que lo administren con seguridad.11

Como parte de la enseñanza de la medicina en la época hipocrática están los famosos aforismos; se los consideraba como la Biblia de los médicos y fueron los libros de texto en muchas universidades europeas hasta el siglo XVIII. Por ejemplo: para enseñar la multicausalidad en el proceso de curación de un paciente se encuentra el siguiente aforismo: ''La vida es breve; la ciencia, extensa; la ocasión, fugaz; la experiencia, insegura; el juicio, difícil. Es preciso no sólo disponerse a hacer todo lo debido uno mismo, sino además (que colaboren) el enfermo, los que lo asisten y las circunstancias externas'';11 estos aforismos se constituyeron en una especie de vademécum para el médico; además, estaban escritos en una forma fácil de memorizar y recordar, por lo que fueron utilizados por mucho tiempo, no solo en las épocas helenística y romana, sino también a lo largo de toda la Edad Media.

Cabe resaltar, sobre el tratado hipocrático, las descripciones cuidadosas que se hacen sobre los síntomas y signos que se deben evaluar y su asociación con el pronóstico de la enfermedad: ''En las enfermedades agudas hay que observar atentamente esto: en primer lugar, el rostro del paciente, si es parecido al de las personas sanas, y sobre todo si es parecido a sí mismo. Esto sería lo mejor, y lo contrario de su aspecto normal lo más peligroso. Puede presentar el aspecto siguiente: nariz afilada, ojos hundidos, sienes deprimidas, orejas frías y contraídas, y los lóbulos de las orejas desviados, la piel de la frente dura, tensa, reseca, y la tez de todo el rostro amarillenta u oscura. Si al comienzo de la enfermedad el rostro es así, y todavía no es posible hacer predicciones por los demás síntomas, hay que preguntar si el paciente ha tenido insomnios, o si tenía la tripa muy suelta, o si tiene hambre. En el caso de que la respuesta sea afirmativa a cualquiera de estas cuestiones, se puede considerar menor el peligro. El caso se resuelve en un día y una noche, si el rostro estaba así por esas causas. Si ninguna de ellas se confirma, ni se restablece en el tiempo antes dicho, hay que saber que esto es un indicio mortal''.11

A partir del tratado hipocrático, se puede considerar que, al igual que Sócrates fundamentaba en la pregunta su didáctica, los médicos griegos encontraban la didáctica médica en la descripción detallada; descripción sobre lo que debían buscar y encontrar en el paciente (los signos), de cómo debían preguntar y, valorando el sentir del paciente (los síntomas), presentación no de una sino de varias impresiones diagnósticas, que los llevaran a irlas descartando de acuerdo con los hallazgos clínicos para llegar a un diagnóstico.

Un hecho para destacar es que la medicina griega se había separado de cualquier vinculación con las prácticas religiosas y con la magia; ''Ya en Homero hay testimonios de ese médico que actúa al margen del sacerdote purificador [...]. Aunque en Grecia perduraron con éxito los santuarios y templos donde, bajo el patrocinio de Asclepio, se operaban milagrosas curas, y la medicina popular que recurría a prácticas mágicas y a remedios supersticiosos siguió contando siempre con numerosos adeptos, la medicina científica discurrió por caminos propios, bien diferentes de los frecuentados por los magos, curanderos de varios tipos y trazas, y adivinos de diversa catadura''. 11

Alrededor de 300 a. C. se fundó la escuela médica de Alejandría, en la que se llevaron a cabo investigaciones anatómicas y fisiológicas de gran relevancia; los primeros maestros de la medicina de Alejandría fueron Herófilo de Calcedonia y Erasístrato de Chíos; al primero se lo considera el fundador de la Anatomía y al segundo, el de la Fisiología. Herófilo fue, al parecer, el primero que hizo la disección del cuerpo humano en público.

Hacia el año 40 a. C. el maestro romano Asclepíades de Bitinia fundó una escuela de medicina en Roma; al principio, la escuela estuvo conformada únicamente por los discípulos del médico, a quienes llevaba consigo a las visitas: posteriormente estos grupos se reunieron en forma de sociedades o colegios en los que se discutían problemas médicos; luego, en 27 a. C., se construyó un lugar de reunión en el monte Esquilino; finalmente, los emperadores edificaron auditorios para la enseñanza de la medicina. La mayor parte de estas escuelas formaban médicos prácticos, que apenas tenían interés científico.

Galeno fue otro de los grandes maestros de la medicina griega, y si bien, al parecer, no fundó ninguna escuela, ni tuvo discípulos conocidos, sus textos y descripciones anatómicas y fisiológicas fueron motivo de estudio durante más de mil años. Son reconocidas las descripciones anatómicas detalladas, en diferentes animales, de los huesos y los músculos diferenciados según su forma y función. Entre los más importantes logros de Galeno está la investigación sobre la fisiología del sistema nervioso, con base en la cual describe los síntomas que se presentan de acuerdo con la localización de la lesión medular. Su principal obra, Methodo Medendi (Sobre el arte de la curación), fue de enorme importancia en la medicina durante quince siglos.

Se estaba en esa época frente a grandes avances en la enseñanza de la medicina desde las formas, al lado de un médico donde el estudiante aprendía acompañando al docente en la atención al paciente, o la aparición de las escuelas de medicina en las que ya había un encuentro de varios médicos y varios estudiantes con una intención clara, el estudio y la discusión alrededor de los problemas médicos; tal vez fue este el inicio de los reconocidos staff médicos; el método también tuvo un gran adelanto: la experimentación, los inicios del método científico, se pasó de una medicina mágica a otra donde cada enfermedad debía tener su explicación, y si la enseñanza era mediante la experimentación, los medios estaban acordes con ello y los docentes encontraban en los animales un buen recurso para la enseñanza y el aprendizaje; también estaban los medios escritos: aparecieron los primeros libros de texto escritos por médicos con la clara intención de que los utilizaran sus estudiantes y, además, diseñados con un gran componente gráfico de la estructura y la forma y la descripción detallada de la función; además, se recopilaron en las escuelas médicas libros de diferentes autores y épocas, para la consulta de los estudiantes.

 

INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN EN LA ENSEÑANZA DE LA MEDICINA

Durante el Medioevo, en Europa, se presentaron una fuerte relación de la medicina con la religión, en este caso la religión católica, y una dependencia del quehacer médico de los preceptos religiosos; los médicos de la época eran de las órdenes monásticas y religiosas, la enseñanza de la medicina estaba fundamentada en algunas traducciones de libros griegos sobre la prescripción, reglas dietéticas, flebotomías, uroscopias, fiebre, pulso; pero siempre acompañadas de claras insinuaciones religiosas redactadas casi como un catecismo. El médico cristiano, generalmente un religioso, podía aliviar pero no curar ya que todas las curaciones eran milagrosas y por lo tanto obras divinas. ''La misión de Cristo en la tierra era también la curación física mediante el milagro y así actuó curando a los leprosos, la parálisis, la sordera, la ceguera, la fiebre. Y algunos de sus más directos discípulos siguieron esta práctica a pesar de que San Marcos era el único apóstol de profesión médico''.13

En 1163 se prohibió a los eclesiásticos llevar a cabo intervenciones quirúrgicas, por lo que los barberos se encargaron de estas actividades, entre las que se encontraban hacer sangrías, abrir abscesos, entablillar huesos fracturados y efectuar amputaciones de miembros; el barbero cirujano era de una categoría inferior. Con el fin de enseñar sobre todas estas intervenciones, cada barbero podía emplear a un novato, al que se denominaba protobarbero.

Durante el siglo XIII comenzó a surgir en Europa el Studium Generale que luego evolucionó hacia las denominadas universidades, las que tuvieron una función importante en el despertar medieval. En la mayoría de estas universidades se crearon facultades de medicina donde la enseñanza era totalmente teórica y carecía de práctica clínica, si bien en el siglo XIV se hicieron demostraciones anatómicas breves y superficiales. El estudio se basaba en la lectura de los textos más destacados de Hipócrates, Galeno, Rhazes y Avicena, especialmente, que el estudiante debía aprender de memoria para luego repetir el contenido de esas obras, y en elaborar larguísimos recetarios. Este estilo perduró hasta mediados del siglo XVI cuando comenzaron a fundarse los estudios de Cirugía y Anatomía, sobre todo en la Universidad de Valencia, donde surgió un enfoque humanista basado en la obra de Andrés Vesalio. No obstante, siguieron vigentes las enseñanzas de Hipócrates y Galeno, compartidas por médicos cristianos, judíos y musulmanes''.14

Pero no siempre se llegaba al ejercicio de la profesión de médico y cirujano siguiendo una carrera universitaria; otro camino para aprenderla era formarse junto a un maestro, sin tener que pasar por las aulas universitarias; mediante una práctica de cuatro años junto a un médico o un cirujano autorizado los aprendices podían acceder al ejercicio de la profesión.

Fue durante el período escolástico (siglos XI a XV) cuando el docente de medicina abandonó su posición junto al cadáver y ascendió a su silla profesoral (cathedra), elevada estructura provista de escalones y escritorio. Desde allí leía el libro de texto y ni él ni sus alumnos participaban de la disección. Esta la llevaba a cabo un criado, demostrador, bajo la dirección del ostensor, que señalaba las estructuras con su puntero.

Un gran docente de la medicina de esta época fue Andrés Vesalio (1514-1564) quien estudió inicialmente en la Universidad de Lovaina y más tarde en la de París para establecerse finalmente en Padua donde se dedicó a la investigación anatómica; para sus estudiantes diseñó un texto guía de anatomía y fisiología; también publicó su gran obra titulada De humani corporis fabrica.

Hasta el siglo XVII la enseñanza de la medicina era teórica y memorística sin una enseñanza clínica organizada; las universidades graduaban a sus estudiantes de medicina basándose en una evaluación oral y no se les exigía contacto con el paciente; el holandés Hermann Boerhaave (1668-1738), botánico, humanista y médico, hizo el primer intento efectivo para cambiar esta situación y creó la enseñanza clínica; ''Además de enseñar clínica se preocupaba por seguir a sus pacientes hasta la sala de autopsias y enseñaba a sus estudiantes la relación entre los síntomas del paciente y las lesiones en el cadáver''.2 Fue, de alguna manera, el fundador de los hospitales académicos ''organizando un sistema de doce camas en el hospital de su ciudad para enseñar a sus alumnos. Allí se juntaba dos veces a la semana con ellos, para combinar la teoría con la práctica''.15

En esta época se inició lo que conocemos como la enseñanza de la medicina con el ''modelo tradicional'' por medio de clases magistrales teóricas tanto de los conocimientos básicos como de los clínicos, con poco contacto con el paciente; se transferían, desde los textos, los contenidos ya elaborados; el método era transmisionista; como medios perdió importancia el contacto directo con el paciente y el texto se convirtió en el medio más relevante.

 

AGRADECIMIENTO

En memoria de Edith Litwin, una amiga que amé y amaré entrañablemente. ''Cada encuentro me ofrecías todo un mar de conocimientos y preguntas para animar al pensamiento a volar; permanecerán los lindos recuerdos de lo que vivimos juntas y por siempre le daré gracias a la vida por haberme permitido conocerte''.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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11. Sobre las afecciones. En: Tratados Hipocráticos, volumen III. Madrid: Gredos;1984. p. 143-177.         [ Links ]

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Recibido: agosto 02 de 2010
Aceptado: septiembre 10 de 2010

 

 

* ''El problema, la situación de un objeto que genera una necesidad en un sujeto que desarrolla un proceso para su transformación. El objeto, o parte del mundo real que se va a estudiar. El objetivo que el sujeto se propone alcanzar en el objeto para que, una vez transformado, satisfaga su necesidad y resuelva el problema. Los conocimientos, o sea, los diferentes saberes de las ciencias, las artes, la técnica o la tecnología que ha construido la humanidad en el transcurso de su historia. El método, los procedimientos con los cuales los diferentes saberes han construido sus conocimientos. Las estrategias didácticas, los pasos que desarrolla el estudiante en su interacción con el conocimiento, a lo largo de su proceso formativo. Los medios, herramientas que se utilizan para la transformación del objeto. La forma, organización que se adopta desde los puntos de vista temporal y espacial en la relación docentediscente para desarrollar el proceso. El producto o resultado académico del aprendizaje. La evaluación, constatación periódica del desarrollo del proceso''.2

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