Introducción
En la actualidad existen desafíos y oportunidades para el personal farmacéutico (profesionales, tecnólogos y auxiliares/técnicos) y en particular, aquellos que laboran en los servicios farmacéuticos ambulatorios (para Colombia, similar al concepto de farmacia comunitaria) y las droguerías y farmacias-droguerías (establecimientos farmacéuticos minoristas o ambulatorios), ya que están entre las principales y más accesibles fuentes de información; además, son lugares desde los cuales se puede ayudar a los pacientes en diferentes condiciones de salud1. Desde hace algunos años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) han impulsado su evolución hacia una farmacia más orientada y centrada en el paciente2, aunque a nivel comunitario o ambulatorio sus actividades principales son más administrativas. En este contexto, la dispensación de medicamentos se limita a la simple entrega o despacho de los medicamentos. Además, existen fallas en la vigilancia y control de los procesos; por ejemplo, es común que muchos medicamentos que requieren prescripción médica se dispensen sin una formula médica válida, incluso cuando es obligatorio, como sucede en Colombia3,4 y en otros países5.
En algunos estudios orientados a establecer la forma como aprenden los profesionales, se ha demostrado que el aprendizaje autodirigido se utiliza mucho más que los programas formales de educación continua6, y que la educación continua médica y farmacéutica tradicional por sí sola no facilita el cambio en la práctica7,8. Sin embargo, durante la práctica habitual, el personal farmacéutico puede encontrar problemas en los procesos y en los resultados con el uso de los medicamentos. Para abordar estos problemas, es necesario que actualicen continuamente sus competencias laborales. La OMS y FIP definen las competencias laborales como los conocimientos, habilidades y actitudes requeridos por el talento humano en salud en los diferentes ámbitos de la práctica para solucionar los problemas de salud de manera eficiente y efectiva9,10.
Desde principios de la década del 2000 los programas de Desarrollo Profesional Continuo (DPC) se han mencionado en el área farmacéutica asistencial, tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña11. La FIP adoptó este concepto desde el 2002 y definió estos como la responsabilidad individual de un farmacéutico para el mantenimiento, desarrollo y ampliación sistemática de conocimientos, habilidades y actitudes para garantizar la competencia continua como profesional a lo largo de su carrera12. Por su parte, los programas de Educación Continua (EC) han existido por más tiempo que los de DPC a nivel mundial, y siguen siendo el pilar del aprendizaje posterior a la calificación en muchos lugares. Si bien, ambos aseguran que el aprendizaje se complete y se registre, los programas de EC se centran en la participación en eventos de educación o capacitación y en registrar las horas de educación recibidas12. Cada vez, hay más países que están implementando programas de EC, como programas obligatorios de aprendizaje permanente en un intento por mejorar los servicios asistenciales de las farmacias13.
La educación continua y la comunicación con otros profesionales de la salud son claves para optimizar los resultados de la medicación en todas las fases o procesos asociados a la utilización de los medicamentos. Aunque queda mucho por investigar sobre este tema, ahora existen más oportunidades y herramientas de capacitación y educación continúa apoyadas por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs)14. La realidad del personal farmacéutico muestra la necesidad de aumentar la formación, cualificación y entrenamiento farmacéutico específico, mediante programas de educación formal y no formal, y centrados en las competencias laborales14. Por ello, se requiere identificar los programas e intervenciones que más podrían aumentar la efectividad de estos programas de capacitación. En este sentido, el objetivo de este trabajo fue describir los programas y las intervenciones educativas ofrecidas al personal farmacéutico para mejorar la prestación de los servicios asistenciales farmacéuticos y los métodos utilizados para evaluar la efectividad de estos programas.
Metodología
Se realizó una revisión estructurada en PubMed/ Medline de artículos publicados en inglés o español, con acceso a texto completo entre 2007/01/01 y 2019/01/31, sobre el desarrollo, la descripción, la evaluación del impacto, la efectividad o la comparación de una intervención educativa, un entrenamiento específico o un programa educativo dirigido al personal farmacéutico de farmacias comunitarias (ambulatorias) y/o hospitalarias. La búsqueda se realizó con los siguientes términos MeSH/DeCS y operadores booleanos en título/abstract: “Pharmacies” OR “Community pharmacy” OR “Pharmaceutical Services” OR “Pharmacist” OR “Pharmacy Staff” AND “Education, Pharmacy, Continuing” OR “Competence development” OR “Training” OR “Postgraduate education” OR “Recurrent education” OR “Adult learning” OR “Training and education” OR “Competence” OR “Continuing education” OR “Continuing Professional Development” OR “Life-long Learning” OR “Practical work training” OR “Health Knowledge, Attitudes, Practice”.
Los criterios de inclusión fueron: presencia en el título o resumen, de información sobre el desarrollo, la descripción, la evaluación, el impacto, la efectividad (efecto) o la comparación de una intervención educativa, un entrenamiento específico o un programa educativo. Por su parte, los criterios de exclusión fueron: 1) publicaciones sin relación con los objetivos de la búsqueda y de la revisión y, 2) artículos con información limitada para caracterizar adecuadamente la intervención. Los artículos identificados fueron revisados por dos investigadores de forma pareada. Para ello, se revisaron los títulos y resúmenes de todos los artículos identificados para decidir su elegibilidad. Los artículos seleccionados se analizaron conjunta-mente y, por consenso, se definió su inclusión o no.
Formato recolección de información
En Excel 2016 para Windows® se diseñó un formato para consignar y tabular los datos de los estudios, con la siguiente estructura: a) referencia bibliográfica; b) tipo de estudio; c) características de las farmacias; d) características del personal farmacéutico; e) ámbito del estudio (ambulatorio y/o hospitalario); f) características de las intervenciones educativas; g) objetivos de las intervenciones; h) problemas de salud y enfermedades intervenidos, i) servicios asistenciales farmacéuticos intervenidos, j) desenlaces principales, k) métodos de entrega de las intervenciones; l) características de las mediciones y el seguimiento y, m) métodos y técnicas de recolección de la información.
Resultados
En total, 1 290 referencias bibliográficas fueron identificadas con la estrategia de búsqueda; además, se incluyeron 26 identificadas en artículos incluidos y al final, se seleccionaron 90 artículos para su revisión y análisis. En la Figura 1 se ilustra el proceso de identificación y selección de los artículos. La mitad de los estudios fueron publicados entre 2012 y 2015, realizados principalmente en Estados Unidos (37 %), Australia (13 %), Canadá (12 %) e Inglaterra (8 %). En la Tabla 1 se describen los resultados principales de las intervenciones y programas educativos ofrecidos al personal farmacéutico.
Características de los diseños y metodologías de los estudios
De los 90 estudios, 60 (67 %) se realizaron a nivel ambulatorio, 9 (10 %) a nivel hospitalario, y 21 (23 %) en ambos contextos. Adicionalmente, 72 (80 %) describieron, en su metodología, la estructura de la intervención, así como los temas, contenidos y/o los procesos abordados. En los estudios con dos o más mediciones, el tiempo de seguimiento varió de 1 a 44 meses, con una mediana de 6 meses (RIC 9,8). Sin embargo, 8 estudios no describieron el tiempo entre las mediciones y tres estudios describieron que las mediciones se realizaron inmediatamente después de la intervención.
Características de las farmacias y del personal farmacéuticos incluidos en los estudios
La mediana de la cantidad de farmacias que fueron invitadas a participar en los estudios fue de 80 (RIC 216) y la proporción de participación solo se encontró descrita en 23 estudios (26 %). En tres de ellos, el porcentaje de participación fue de 100 % (2, 6 y 21 farmacias); para las demás, la proporción de participación varió entre 0,6 % y 90 %. El estudio con mayor cantidad de farmacias invitadas a participar reportó 3075 farmacias, de las cuales solo participaron 18, siendo el estudio con menor porcentaje de participación (0,6 %), debido principalmente al costo y a la inversión de tiempo, los que fueron más altos de lo habitual para un programa de educación continua.
De los 90 estudios, en 42 (47 %) reportaron un rango entre 27 a 10 891 como personal farmacéutico invitado a participar; mientras que 33 (37 %) reportaron un rango entre 16 a 1245 personas. En este sentido, en 20 (22 %) de estos estudios, en los cuales se describieron ambos valores, se calculó la proporción de participación del personal farmacéutico, el cual varió entre 20 % y 100 %, con una mediana de 62 % (RIC 58). En 26 (29 %) estudios, los autores describieron el total de personal farmacéutico que terminó el estudio, sin importar si recibieron o no la intervención. Acorde con este dato y con la cantidad de personal farmacéutico que inició el estudio (en 23 estudios que lo reportaron y que tenían 2 o más mediciones), las perdidas en el seguimiento variaron desde 0 % (en 8 estudios), hasta 75 %, con una mediana de 9 % (RIC 31). De los 23 estudios en los que se calculó este valor, 16 de ellos eran estudios experimentales y la mediana en las perdidas en el seguimiento fue de 9 % (RIC 31). Adicional al personal farmacéutico, 5 estudios incluyeron otros profesionales de la salud, entre ellos, médicos, residentes y enfermeras.
Por otro lado, en 18 estudios se evaluó la efectividad de la intervención también en pacientes, hallándose un promedio de 325 pacientes, en un rango entre 59 a 1006 pacientes evaluados. Las características adicionales sobre metodologías, farmacias y personal farmacéutico se describen en la Tabla 2.
Objetivos evaluados en los estudios
Los objetivos principales de los 90 estudios se centraron en el desarrollo (descripción) y la evaluación del impacto, la efectividad (efecto) o la comparación de una intervención educativa enfocada en un entrenamiento específico (41 %), un programa de EC (43 %) o un programa de DPC (16 %) dirigido al personal farmacéutico.
En 14 estudios (16 %) realizaron la evaluación de las necesidades de aprendizaje, educación y capacitación del personal farmacéutico y la utilización de estos hallazgos para el desarrollo de las intervenciones o los programas educativos; sin embargo, en el texto de los artículos no se identificó dicha información. Solo un grupo de investigadores informó los resultados de la evaluación de la efectividad del programa de EC, posterior a la realización y publicación del estudio piloto del mismo, teniendo en cuenta el rango de tiempo que se tomó para la revisión15,16. Además, en cuatro estudios los investigadores compararon dos o más metodologías diferentes o formas de entrega del mismo programa de EC17-20, y un estudio evaluó la eficacia comparativa de tres diferentes programas de EC como intervención a un mismo problema salud21.
Problemas de salud y enfermedades intervenidos en los programas educativos
Los estudios se focalizaron en el entrenamiento y desarrollo de herramientas, estrategias, materiales, contenidos educativos y de aprendizaje para suplir las necesidades en el personal farmacéutico de diferentes problemas de salud, de servicios asistenciales farmacéuticos y de los procesos técnicos y administrativos de las farmacias para su correcta gestión. Un 70 % (63) de los estudios fueron dirigidos a uno o varios problemas de salud específicos: 47 estudios en un solo problema de salud, y 16 en dos o más problemas de salud diferentes. De forma similar, algunas intervenciones tenían como parte de sus contenidos un grupo farmacológico de medicamentos específico de uso terapéutico para uno o varios problemas de salud. En la Tabla 3 se describen los problemas de salud y enfermedades intervenidos.
Servicios asistenciales farmacéuticos intervenidos en los programas educativos
De los 90 estudios, 10 (11 %) abordaron varios de los servicios asistenciales farmacéuticos, como dispensación, seguimiento farmacoterapéutico y monitorización, educación/consejería, interacciones medicamentosas, reacciones adversas, cálculos de dosis, entre otros. En la Tabla 4 se describen los procesos intervenidos en los programas educativos.
Desenlaces principales evaluados (resulta-dos primarios)
Los investigadores realizaron la medición de uno o varios desenlaces asociados a los servicios asistenciales desde las farmacias y en el personal farmacéutico, principalmente las competencias laborales, específicamente, conocimientos, habilidades y/o actitudes (prácticas, destrezas o conductas). En 78 (87 %) estudios se evaluaron, mínimo uno de estos tres componentes.
Competencias laborales: en 16 estudios se evaluaron los tres elementos establecidos como competencias laborales de acuerdo con la OMS (conjunto de los conocimientos, las habilidades y las actitudes –prácticas, destrezas o conductas– acorde con cada proceso o problema de salud intervenido). Algunos estudios evaluaron la combinación, mínimo de dos de estas competencias: en 13 los conocimientos y actitudes, en 13 los conocimientos y habilidades, y en 10 estudios las habilidades y actitudes. Por su parte, algunos estudios evaluaron una sola competencia: 9 los conocimientos, 7 las habilidades y 10 las actitudes. En 8 estudios se evaluó, además, si el personal farmacéutico había percibido cambios en sus conocimientos, habilidades y/o actitudes. En 3 estudios se evaluó en el personal farmacéutico la intención de incorporar nuevas competencias en la práctica diaria. Además, en 12 estudios se evaluó la efectividad de la intervención de sus competencias en los pacientes y en 6 de estos estudios, se evaluó el suministro de la información que se facilitó en la intervención para que fuera entregada a los pacientes o utilizada por el personal farmacéutico en la práctica diaria.
Satisfacción: en 32 estudios (36 %) se evalu. la satisfacción de la intervención o el programa educativo implementado, en 12 (13 %) la satisfacción con el aprendizaje y en 12 (13 %) la utilidad de la intervención educativa.
Confianza: en 18 estudios (20 %), en el personal farmacéutico, se evaluaron los cambios en la confianza, principalmente en la realización de sus actividades, en sus habilidades y actitudes para evaluar las necesidades y el impacto de su aprendizaje, así como la disposición para el cambio. Además, en 17 (19 %) estudios se evaluó la aplicación de los elementos de la intervención en la práctica diaria.
Percepciones: en 5 estudios (6%) se evaluaron las percepciones en el personal farmacéutico sobre el rol, la legitimización, la autoeficacia con respecto a las prácticas y la creencia de que tienen suficientes conocimientos, además de la motivación en sus funciones. Dos estudios evaluaron la oportunidad de trabajar en red con otros colegas.
Barreras y facilitadores: en 6 estudios (7%) se analizaron las barreras y facilitadores del aprendizaje. Adicionalmente, un grupo de investigadores en sus dos estudios describieron que realizaron discusiones con el personal farmacéutico, buscando recolectar información sobre los alcances, patrones y factores que influenciaron en la participación de la intervención y la generación de planes de acción.
Discusión
Está revisión describió los programas e intervenciones educativas ofrecidas al personal farmacéutico para mejorar la prestación de los servicios asistenciales farmacéuticos, así como los métodos y estrategias utilizadas para evaluar la efectividad de estos programas. Los hallazgos de la revisión pueden ayudar a los sistemas de salud, asociaciones y agremiaciones del personal farmacéutico, como también a las instituciones educativas a desarrollar intervenciones de entrenamiento, programas de EC y de DPC de mayor calidad e impacto en las competencias laborales. Por ejemplo, en el contexto colombiano se ha planteado un estudio que busca establecer el impacto de un programa de educación continua para la utilización adecuada de medicamentos fiscalizados en la mejora de las competencias laborales del personal farmacéuticos de droguerías y farmacias-droguerías22.
Esta revisión no se centró en evaluar la efectividad de los programas e intervenciones o de los métodos utilizados; sin embargo, los resultados sugieren la necesidad de estandarizar las terminologías de los programas, técnicas y métodos de recolección de la información y resultados para evaluar la efectividad de los programas y las intervenciones educativas, y la comparación de los diferentes métodos y las estrategias utilizadas en diferentes estudios. Sobre la evaluación de los programas de EC, algunos autores han recomendado esta evaluación utilizando algún tipo de modelo, por ejemplo, evaluar en los sujetos intervenidos independientemente la satisfacción y la reacción, los resultados del aprendizaje, los cambios en el rendimiento y los comportamientos, y los resultados en el paciente o en su salud23. Algunos autores recomiendan la utilización de este tipo de modelos para comparar los diferentes programas e identificar las estrategias más efectivas13.
En algunos estudios se ha demostrado que el aprendizaje autodirigido es más frecuente que los programas formales de educación continua6 y que la educación continua tradicional por sí sola, no facilita cambios en la práctica7,8. Internacionalmente, el personal farmacéutico elige varias formas de actualizar sus competencias principalmente, a través de congresos, seminarios, conferencias, cursos cortos y talleres en horarios extralaborales; algunos realizan programas de EC o de DPC12. Estos programas pueden desempeñar un papel vital en la expansión de la educación básica del personal farmacéutico y el fortalecimiento de las competencias laborales. Actualmente, algunos países están implementando programas de EC para farmacéuticos obligatorios para mejorar los servicios asistenciales13.
Con relación a los términos y definiciones de los programas educativos evaluados, se evidenció que existen diferentes modos de definirlos, por ejemplo, curso de entrenamiento farmacéutico24, educación personalizada25, entrenamiento e información continua26, entrenamiento y supervisión de apoyo27, programa de entrenamiento interprofesional28, intervención educacional29,30, intervención educativa31-35, red de investigación basada en la práctica36, programa de entrenamiento37-40, programa de entrenamiento comprensivo41, o taller interactivo42. Adicionalmente, para los programas de EC, los términos utilizados fueron programa de aprendizaje combinado43, curso de desarrollo profesional44, educación farmacéutica continua45,46, programa certificado47, programa de aprendizaje48, programa de educación profesional continuo49, programa educativo50, programa de red de formación y comunicación51,52, o programa de entrenamiento del aprendizaje53. En dos estudios, el entrenamiento no tenía una definición concreta, sino que utilizaron un instrumento de medición validado mediante un marco de competencias o GLF (General Level Framework)54,55.
Por lo general, los estudios realizados en países de ingresos medios-altos utilizan los GLF como instrumento para evaluar el logro de los objetivos. En este sentido, es necesario destacar la importancia de este tipo de herramienta de desarrollo de desempeño, debido a que se basa en competencias laborales, proporciona una estructura para el desarrollo de los farmacéuticos en su capacidad profesional y facilita la retroalimentación y planificación del aprendizaje, basado en las necesidades y responsabilidad de un profesional con más experiencia56. En este contexto, esta revisión muestra que las competencias laborales son uno de los desenlaces más evaluados, además de otros aspectos como la satisfacción con la intervención y la confianza generada en ellos. Por su parte, se reconoce que los programas de EC y de DPC son estrategias adecuadas para actualizar competencias laborales57.
El conocimiento del personal farmacéutico es un requisito fundamental para la prestación de servicios de calidad, pero no siempre reflejan o están directamente relacionados con las habilidades y las actitudes en sus prácticas reales58. Sin embargo, la educación es la intervención más utilizada para mejorar las prácticas en el personal farmacéutico en todo el mundo59. En el personal farmacéutico, el cambio de conocimientos, comportamientos y prácticas puede ser un proceso lento, pero con probabilidad de lograr mejoras60. En este sentido, es posible mejorar las prácticas mediante la combinación de enfoques, métodos e intervenciones y, además, la mayoría del personal farmacéutico está dispuesto a expresar sus necesidades de capacitación61.
Los programas de DPC y de EC pueden desempeñar un papel vital en la cobertura de la educación básica en farmacia y en la mejora de las competencias en la gestión de la farmacoterapia, particularmente en áreas con limitaciones durante los estudios de pregrado12. Se requiere de estos programas para garantizar que los profesionales estén actualizados y que brinden una atención óptima al paciente. Estos programas, principalmente los de DPC son autodirigidos y apoyan el mantenimiento del conocimiento, las habilidades y los comportamientos necesarios para una práctica efectiva11. Los conocimientos deben actualizarse regularmente para mantenerse al día con los cambios de rol62.
Esta revisión tiene algunas limitaciones, entre ellas la restricción del idioma en los criterios de inclusión, al igual que la revisión solo en PubMed/Medline; sin embargo, la inclusión de referencias bibliográficas, consideradas como relevantes, de los estudios revisados podría contrarrestar estas limitaciones.
Conclusiones
Se describen los programas y las intervenciones educativas ofrecidas al personal farmacéutico, principalmente para mejorar sus competencias laborales y la prestación de los servicios asistenciales farmacéuticos, además de los métodos utilizados para evaluar la efectividad de las intervenciones educativas. Se encontró que estos programas son más comunes en países desarrollados en los cuales se utilizan diferentes diseños metodológicos para describir y evaluar las intervenciones. Se observa que los principales desenlaces evaluados son los conocimientos, las habilidades y las actitudes (prácticas, destrezas o conductas) en el personal farmacéutico y que la presencialidad es la forma de entrega de la intervención más utilizada.