SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número26MILITARY INTERVENTION IN IRAQ: SECURITY, DEMOCRACY, AND WAR AGAINST TERRORISMSPACE AND SETTLEMENT IN THE CHITA RESERVATION IN THE SECOND HALF OF THE18TH CENTURY índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.26 Bogotá jul./dez. 2003

 

EL CERCANO ORIENTE, ESTADOS Y MINORÍAS ÉTNICO-NACIONALES1

Benjamín Herrera Chaves
Periodista con maestría en estudios políticos e internacionales. Coordinador del área de relaciones internacionales de la Escuela de Economía de la Universidad Central; profesor de cátedra de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.

RESUMEN

La intervención militar de los Estados Unidos en Irak se da en una región que se caracteriza por la artificialidad de los Estados, todos ellos creaciones recientes en términos históricos y que carecen de homogeneidad social. El componente étnico, es decir, los grupos sociales definidos a partir de rasgos de identidad basados en uno o varios factores culturales como la lengua, la práctica religiosa o la pertenencia a una raza cuestiona la existencia de los Estados dentro de sus fronteras actuales y constituye un factor en la correlación de fuerzas entre los actores políticos regionales y extra-regionales.

PALABRAS CLAVES
cercano oriente, estados, minorías étnicas, estado-nación, estabilidad regional, conflictos intra-estatales, conflictos trans-estatales, intervención militar, kurdos, musulmanes sunnitas, musulmanes shiitas,judíos.


THE NEAR EAST, STATES, AND ETHNIC MINORITIES

ABSTRACT

The U.S. military intervention in Iraq has taken place in a región where states are artificial and historically recent creations that lack social homogeneity. The ethnic component (i.e., social groups whose identity is defined on the basis of one or more cultural features such as language, religión, or race) questions the very existence of the present-day states within their current borders and constitutes a major factor in the correlation of forces among the regional and extra-regional actors.

KEY WORDS
middle east, states, ethnic minorities, nation-state, regional stability, intra-state conflicts, trans-state conflicts, military intervention, kurds, sunni muslims, shi'ite muslims,jews.


La intervención militar de los Estados Unidos de Norteamérica en Irak para deponer al régimen de Saddam Hussein y las negociaciones inducidas por este mismo Estado entre el gobierno israelí y la Autoridad Palestina en la primera mitad del 2003 han vuelto a colocar el Cercano Oriente en el primer plano de los medios de comunicación y han evidenciado, una vez más, la importancia que tiene la región para la estabilidad del sistema internacional2.

Por otra parte, el desarrollo de la intervención y la ocupación militar del territorio han puesto de manifiesto que los cambios en la dirección del Estado iraquí no sólo afectan a éste y a la sociedad iraquí sino que tienen efectos centrífugos y centrípetos3sobre las sociedades y los Estados vecinos, particularmente Irán y Siria, y en todos los Estados involucrados en las relaciones de poder regionales.

Al interior de estas relaciones se presenta un factor, la problemática política que se deriva de la afirmación de los grupos étnicos4y la imposibilidad que la existencia de los mismos plantea a la supuesta homogeneidad nacional que debería ser la base de los Estados. Los actores estatales regionales y extra-regionales definen su accionar sobre la base de que esta problemática seguirá enmarcada dentro de las delimitaciones estatales existentes; sin embargo, ella constituye un cuestionamiento a la estructura estatal actual del Cercano Oriente y la base de posibles modificaciones futuras del mapa político regional.

Los grupos étnicos se han convertido en un tema recurrente en los análisis políticos y de relaciones internacionales después del fin de la Guerra Fría y de la desagregación de la ex-URSS al intentar caracterizar los conflictos que tienen lugar en el sistema internacional y con relación a la correspondencia entre los Estados existentes y las sociedades que ellos contienen. El punto de partida lo constituyen fundamentalmente los conflictos intra y transestatales que han tenido y tienen lugar en África, en los territorios de los 15 Estados que conformaron la Unión Soviética, así como en Europa central y oriental. Esta caracterización se extiende, de hecho, a la gran mayoría de conflictos que tienen lugar en los otros continentes.

¿A qué se hace referencia aquí como grupos etno-nacionales? A todos aquellos grupos sociales que comparten uno o varios factores, sean éstos lingüísticos, religiosos o raciales, y establecen a partir de él o ellos un factor de identidad que los diferencia de los otros grupos y que movilizan para expresarse políticamente con relación a ellos y al Estado o Estados que los contienen. En particular se utiliza este concepto cuando esa identidad sirve de base para reivindicar el derecho a la autodeterminación, sea como una expresión autonómica al interior del Estado o con la pretensión de formar su propio Estado. La propuesta central del presente ensayo es que si bien los análisis con respecto al Cercano Oriente tienen como centro de reflexión la problemática inter-estatal, en la cual se sitúan el conflicto árabe-palestino-israelí, la correlación de fuerzas entre los Estados de la región: Irak-Irán, Turquía-Irán, Arabia Saudita-Irán, el papel de Egipto, las relaciones sirio libanesas5, etc., en la configuración política regional, en ella se hallan inscritos en mayor o menor medida aspectos etno-nacionales, aspectos que algunos casos cuestionan la existencia de los Estados dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas y/o son parte de los factores que éstos movilizan en sus relaciones de poder mutuas.

Si en el sistema internacional en general es imposible afirmar hoy en día que existe una correspondencia absoluta entre la estructura estatal y la nación que sustenta su derecho a la existencia, esta realidad es evidente en el Cercano Oriente donde la mayoría de los Estados existentes, en particular los árabes, fueron creaciones de las potencias coloniales europeas durante la primera mitad del siglo XX. Las excepciones parciales son Turquía e Irán, que logran, el primero, establecer sus límites territoriales en una lucha contra las potencias vencedoras de la I Guerra Mundial y como remanente del antiguo Imperio Otomano, y el segundo contra las pretensiones de Gran Bretaña y de la Rusia zarista, primero, y luego de la ex-URSS.

En primer lugar, los Estados árabes que hoy figuran en el mapa político del Cercano Oriente son la expresión de la traición de las aspiraciones nacionalistas árabes en los territorios dominados por el Imperio Otomano. Los británicos lograron movilizar el apoyo armado de las tribus beduinas de la península arábiga durante la I Guerra Mundial con la promesa de la creación de un solo Estado árabe, promesa que los dirigentes políticos de Gran Bretaña y Francia sabían que no se iba a realizar, ya que estaba de por medio el control de las fuentes de petróleo y el predominio en un área considerada estratégica. El acuerdo Sykes-Picot establecía en grandes líneas las demarcaciones de las zonas de influencia de las dos potencias, las cuales se concretarían en las negociaciones posteriores al fin de la guerra6. En segundo lugar, el mundo árabe no es homogéneo desde el punto de vista de la práctica religiosa, a pesar de la imagen que se percibe a través de las informaciones de los medios de comunicación. En medio de la mayoría musulmana, conviven minorías cristianas, árabes o no, como los maronitas, griegos ortodoxos, armenios en el Líbano, coptos en Egipto; o minorías sincréticas como los drusos en Líbano o Alauitas en Siria. A este espectro de grupos se añade la gran división de los practicantes del islam en chiitas y sunnitas7.

Así, la creación de los Estados, de acuerdo a los intereses de las potencias euro-occidentales en el periodo de entre-guerras divide por un lado a la nación árabe al tiempo que encierra dentro de marcos estatales a comunidades con identidades diversas y con relaciones de dominación-subordinación.

Los Kurdos, una nación sin Estado8

El caso que mejor evidencia la ausencia de correspondencia entre Estado y nación es el de los kurdos9. Este grupo humano, sobre el cual no existen estadísticas fiables, y cuyo número se establece entre 25 y 35 millones de personas, coexisten con otros grupos étnicos menores en un territorio contiguo sobre el que ejercen soberanía cuatro Estados: el sureste de Turquía, el norte de Irak, el noroeste de Irán y dos secciones territoriales al norte de Siria. Fuera de este territorio, que será conocido como el Kurdistán histórico, comunidades kurdas se encuentran en el Cáucaso ex-soviético, en Rusia, en el Líbano y en Europa (particularmente en Alemania).

La situación política de los kurdos adquirió visibilidad durante la segunda guerra del golfo Pérsico10. Una vez derrotado el ejército iraquí por la coalición dirigida por los Estados Unidos en Kuwait, los aliados incitaron a la sociedad iraquí a sublevarse contra el régimen de Saddam Hussein. Tanto los kurdos iraquíes como las poblaciones chiitas del sur del Estado lo hicieron siendo objeto de una cruenta represión por parte del régimen, que determinó, en particular el desplazamiento masivo de poblaciones kurdas del norte de Irak a Turquía y de los dirigentes religiosos y políticos chiitas a Irán.

El nivel de represión y la visibilidad que ésta adquirió a través de los medios de comunicación condujo a los Estados Unidos de Norteamérica con sus principales aliados a presionar la creación, a través de una resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, de dos zonas de seguridad, una en el norte y la otra en el sur del país. En lo que respecta a la zona de predominio kurdo, se estableció de hecho un gobierno autónomo, si bien dividido territorialmente entre dos grupos políticos rivales: el Partido Democrático del Kurdistán, fundado por Mustafa Barzani11y hoy bajo la dirección de uno de sus hijos, Masud, y la Unión Patriótica del Kurdistán, dirigida por Jalal Talabani. La lucha de los kurdos iraquíes se suma a las reivindicaciones armadas o políticas de las otras sociedades kurdas que buscan la creación de un estado independiente que cubra la extensión territorial del Kurdistán histórico. En Turquía, en Irán y en Siria (con menor virulencia) grupos organizados en partidos políticos y/o movimientos armados plantean como objetivo final la creación de un Estado Kurdo. En Turquía, donde el Partido de los Trabajadores del Kurdistán – PKK- conduce desde finales de los años setenta acciones armadas, se ve con preocupación que la intervención militar norteamericana en Irak al crear un vacío de poder genere las condiciones que permitan la creación de un Estado independiente en el territorio kurdo de este país, sirviendo éste de catalizador a la búsqueda de la separación de su territorio sur-oriental.

Es importante recordar aquí que existen dos referentes políticos que sirven de elementos históricos de base para el nacionalismo kurdo, el hecho de que en la Tratado de Sèvres, firmado al finalizar la I Guerra Mundial, se hizo alusión clara al Kurdistán como uno de los Estados que surgiría del desmembramiento del Imperio Otomano y que estaría bajo la influencia británica. Los turcos, bajo la dirección de Mustafa Kamal –Atartuk-, logran imponer a los aliados el Tratado de Lausana, por el cual salvaguardaban las fronteras actuales del Estado turco, desmontando así las pretensiones estatales kurdas. El otro referente es la creación durante la fase final de la II Guerra Mundial del Estado kurdo de Mahabab en el norte de Irán. De hecho durante la guerra este territorio estuvo bajo dominación soviética y británica quedando después bajo la ocupación de la URSS y constituyéndose en el primer hecho de la Guerra Fría al ejercerse presión sobre los soviéticos para que lo abandonaran, dejando sin apoyo militar al gobierno kurdo, el cual fue derrotado por el ejército iraní12.

La importancia de estos hechos no radica sólo en su valor histórico sino que posee un valor simbólico: existe un precedente jurídico que encierra la aspiración de la unión de todos los kurdos bajo una sola autoridad estatal y la organización de un protoestado en uno de sus territorios ancestrales. En ambos casos la aspiración a un Estado kurdo se vio comprometida por la conjunción de los intereses de las potencias, la correlación de fuerzas en el terreno y los intereses de los Estados afectados. Hoy sirven de referente a las reivindicaciones de las expresiones nacionalistas kurdas y ante la ausencia de un poder central que controle el territorio de Irak, como consecuencia de la intervención y ocupación militar del país, podrían darse las condiciones que permitan la independencia del Kurdistán iraquí, como un primer paso a la constitución de un Estado kurdo que abarque a la mayoría de la población kurda de la región, generando una modificación de las fronteras estatales existentes y del mapa político del Cercano Oriente. Si bien hasta el momento, prácticamente cinco meses después de la invasión del ejército norteamericano con el apoyo del gobierno de Gran Bretaña, las predicciones de un posible desmembramiento de Irak no se han cumplido, las tensiones se mantienen y si bien el gobierno Bush y cualquier gobierno que lo remplace (en la eventualidad de que pierda las elecciones del 2004) mantendrán la opción de un Estado, las circunstancias políticas y militares pueden desembocar en una mayor inestabilidad y en la imposibilidad de mantener la unidad del Estado iraquí.

¿Cuáles serían, a mediano y largo plazo, los cambios que produciría un desmembramiento de Irak? La ausencia de una autoridad legítima, es decir, aceptada por la mayoría de la población dentro de los límites territoriales reconocidos internacionalmente, lo podría llevar a un fraccionamiento al menos en tres partes. La consolidación de un gobierno kurdo en el norte de Irak podría otorgar suficiente confianza a los dirigentes (si logran superar sus divisiones internas) para proclamar unilateralmente la independencia y buscar un reconocimiento internacional. Una acción de este tipo conduciría a una intervención armada de Turquía, quien ha hecho saber a través de los medios diplomáticos, e incluso a través de acciones y presencia militar en la zona, que no permitirá la existencia de tal Estado en su flanco sur. Pero ello abriría un nuevo frente de combate, el ejército turco no tendría solamente que enfrentar las acciones del PKK en su territorio sino que se vería obligado a reprimir militarmente a las guerrillas kurdas iraquíes, que tienen una experiencia en levantamientos armados de más de 40 años.

La parte media, donde se encuentra Bagdad, es una región habitada fundamentalmente por poblaciones sunnitas, lo que la asemeja a la población jordana, donde predomina esta afiliación religiosa musulmana. Es factible, como algunos medios de prensa lo han manifestado, una integración de los dos territorios en un solo Estado, en particular si se tiene en cuenta que antes de la sublevación del ejército iraquí en 1958 contra la monarquía impuesta por los ingleses en 1921, ésta era una rama de la familia Hachemita13, hoy reinante en Jordania. La parte sur de predominio chiita constituiría la base territorial de otro Estado independiente, lo cual sería inaceptable para Arabia Saudita, Israel y para los Estados Unidos de Norteamérica ya que ello modificaría la correlación de fuerzas regionales a favor de Irán, quien quedaría, teóricamente (si se tiene en cuenta que los chiitas iraquíes son árabes mientras que los iraníes son persas) controlando el acceso y la salida del Golfo Pérsico, sitio estratégico en el aprovisionamiento de petróleo para Japón y los Nuevos Países Industrializados del Lejano Oriente.

El Líbano e Israel

El escenario de una desaparición de Irak al cambiar el balance de poder en la región conduciría a otros cuestionamientos de las fronteras heredadas del período de los mandatos británico y francés. En particular se pueden prever acciones por parte de Siria para cambiar el status del Líbano (que de hecho es parcialmente un protectorado sirio) y anexarlo como una provincia más del Estado. La anexión del Líbano por Siria sería totalmente inaceptable para Israel y para sus "aliadas", las poblaciones cristianas del país, las cuales como en el pasado y fundamentalmente durante la llamada "guerra civil libanesa" (1975-1989) que antes que civil fue una guerra comunitaria14, buscarán fundar su propio Estado cristiano.

El Líbano es otra manifestación de la ausencia de correspondencia entre el Estado y la sociedad sobre la que reivindica su existencia. Desde 1943 como Estado independiente, la política interna se basa en un acuerdo no escrito, el Pacto Nacional15, ratificado en los Acuerdos de Taef de 198916, que otorga las responsabilidades políticas según un orden jerárquico que da preeminencia a los cristianos maronitas sobre los musulmanes sunnitas y a éstos sobre los chiitas, dejando un estatuto particular para los drusos. Según esta escala, la presidencia del Estado corresponde a los primeros, la jefatura del gobierno a los segundos, la presidencia del parlamento a los terceros y una cartera ministerial para los últimos.

Dos factores van a desencadenar la guerra comunitaria: los cambios demográficos, que van a dar mayor peso a los chiitas, los cuales son, sin embargo, económica, social y políticamente los más desfavorecidos; la presencia creciente de refugiados palestinos, desde la creación del Estado de Israel en 1948, pero particularmente desde 1970, cuando la Organización para la Liberación de Palestina –OLP- decidió enfrentar militarmente al rey Hussein en Jordania y pierde la confrontación en lo que se ha denominado "septiembre negro", originando una migración masiva de refugiados palestinos17y de las estructuras políticas y militares de la organización hacia el sur del Líbano, región predominantemente chiita. No es pertinente aquí detenerse en el desarrollo de la guerra, ni en las alianzas y contra-alianzas que tuvieron lugar. La confrontación armada develó la artificialidad del Estado libanés y lo convirtió en un peón en el ajedrez político regional, condujo a la entrada política y la presencia militar siria, quien se convirtió en el gran elector de la vida pública libanesa, permitió la presencia militar israelí desde 1982 hasta mayo del año 2000, con la creación de una franja de seguridad y un ejército títere y llevó a la reafirmación política y militar de las poblaciones chiitas (en particular después del triunfo de los religiosos chiitas en Irán en 1979 y la instauración de un Estado islámico en ese país).

Un aspecto que debe ser tenido en cuenta con respecto a la experiencia histórica reciente del Líbano se refiere a la ocupación militar del territorio por parte de un Estado extranjero. El ejército israelí fue recibido en el sur del país y por parte de la población chiita como liberador, los desembarazaba de la presencia de la OLP, que se había convertido de hecho en un Estado dentro del Estado. Sin embargo, pocos meses después la ocupación sirvió de catalizador a la creación de una de las milicias islámicas más activas, Hezbollah18, que inició acciones militares y terroristas contra la presencia israelí. Si bien no se puede plantear que lo que acontece actualmente en Irak contra la presencia norteamericana y británica sea una réplica de lo sucedido en el Líbano, sí existen similitudes y si en este último país con la presión de los otros Estados árabes se mantuvo el esquema político del Pacto Nacional, no sucede lo mismo en Irak y si los norteamericanos se ven obligados a retirarse no existen, o al menos no son aparentes, las estructuras políticas que podrían llenar el vacío de poder. Al panorama de la relación entre las minorías y los Estados esbozado hasta aquí debe añadirse la problemática propia del Estado de Israel. Este último está lejos de presentar una homogeneidad aún entre la población que se define a sí misma como judía. La creación del Estado en 1948, de la mano del nacionalismo sionista, fue obra fundamentalmente de los judíos asquenazíes, provenientes del centro y oriente de Europa. Este hecho político relegó a las comunidades judeo-árabes y sefardíes, provenientes del norte de África y del Cercano Oriente a un papel secundario en la vida del Estado. Esta situación se verá agravada con la llegada a finales de los años ochenta de los Fallashas o judíos negros, provenientes de Etiopía, y la llegada masiva de los judíos provenientes de la ex Unión Soviética19.

El Estado de Israel no sólo debe afrontar esta falta de homogeneidad y de coherencia social sino que debe añadir a la contradicción interna la existencia de cerca de un millón de árabes palestinos, que poseen la ciudadanía israelí. La gran mayoría de ellos son musulmanes sunnitas, pero también hay entre ellos cristianos. A ellos debe añadirse una minoría drusa y otra beduina. La viabilidad de Israel como Estado judío a largo plazo es cuestionable, y si bien la pregunta sobre su futuro en este sentido encuentra una respuesta parcial con la inmigración masiva de judíos ex-soviéticos, en el largo plazo puede verse replanteada, en particular si, como es previsible, se mantiene por parte de los líderes palestinos la reivindicación del "derecho al retorno"20.

Para cerrar este ensayo recapitulemos. Si la problemática etno-nacional no es quizá el factor que más incida actualmente en la política del Cercano Oriente, no puede abandonarse en un análisis coyuntural o estructural de la región. Las reivindicaciones étnicas o comunitarias (basadas en pertenencias religiosas como en el Líbano) pueden convertirse en un factor desestabilizador e inducir conflictos y reordenamientos mayores o ser utilizados por los actores estatales como cartas para modificar la correlación de fuerzas en la región. No se afirma que estos cambios sean inevitables, simplemente que dadas la artificialidad de los Estados, la composición étnica de los mismos, aunada a la correlación de fuerzas en el entorno regional y mundial, puede conducir a una modificación del mapa político del Cercano Oriente. En el corto plazo, los Estados Unidos de Norteamérica pueden, sobre la imposibilidad que existe actualmente que un Estado pueda confrontarlo con éxito en el plano militar (a nivel regional o mundial), marginar a sus potenciales enemigos. Pero en el mediano y el largo plazo y frente a la incertidumbre de la ocupación militar del territorio iraquí, los líderes regionales utilizarán las fisuras del dominio norteamericano para hacer valer sus intereses y aquí la carta etno-nacional volverá a ser como en el pasado un punto de apoyo y de movilización política.

Irán, que se ve amenazado por su ubicación en el "eje del mal" del presidente Bush, mantendrá sus opciones de influencia sobre las poblaciones chiitas del sur de Irak, creando serios escollos a la consecución de la estabilidad en el territorio que es un presupuesto básico para la consolidación de la hegemonía norteamericana en la región y su control sobre los recursos fósiles y el mercado petrolero.

La negación por parte de la administración Bush de concebir una partición de Irak y mantener la opción de un Estado concuerda con la búsqueda de evitar que un rediseño de las fronteras estatales actuales se convierta en una caja de Pandora y conduzca a una desestabilización a gran escala de la región, pero ello no evitará que los kurdos mantengan su opción por la independencia y la creación de un Estado, lo que implicaría el desmembramiento de cuatro Estados.

Aún más, un rediseño de fronteras conduciría a reivindicaciones por parte de otros grupos etno-nacionales en regiones adyacentes y tan inestables como el Cáucaso, el Asia Central. Por ejemplo, los armenios en el Cáucaso, que en el proceso de construcción de la Turquía moderna se vieron despojados y expulsados de parte de sus territorios ancestrales. La existencia de minorías étnicas o religiosas pueden constituir un factor de agravamiento de los conflictos mayores actuales y plantean interrogantes políticos a los Estados dentro de sus fronteras actuales y teóricos al concepto de Estado-nación y a través de él a los enfoques tradicionales en relaciones internacionales21.


Comentarios

1Se designa aquí como Cercano Oriente a la amplia franja de tierra que al oriente del Mediterráneo cobija a los actuales Estados de Turquía, Irak, Irán, Líbano, Siria, Israel, los territorios ocupados militarmente por Israel de Cisjordania y la Franja de Gaza, Jordania, Arabia Saudita, Kuwait, Los Emiratos Árabes Unidos, Omán, Yemen y Egipto.

2Al hacer referencia al sistema internacional, se tienen en cuenta el conjunto de interacciones e interrelaciones de los actores que pueden ser catalogados como internacionales. Históricamente el sistema se forma a partir de las relaciones mutuas y patrones de relacionamiento entre los Estados. En la actualidad y, en particular, a partir del fin de la II Guerra Mundial, el número de actores que pueden ser clasificados como internacionales se ha incrementado, si bien las interacciones estatales siguen siendo la base del sistema. Sobre la complejización del sistema internacional ver: ROSENAU, James N., Turbulence in World Politics. A Theory of Change and Continuity, Princeton, New Jersey, Princeton University Press, 1990.

3Son centrípetos o centrífugos dependiendo del punto de vista del que se parta. Un fenómeno puede considerarse como centrípeto si conlleva al acercamiento de las expresiones políticas de un pueblo para dar mayor fuerza a sus reivindicaciones y al mismo tiempo considerarse centrífugo con respecto al Estado o Estados que contengan este pueblo.

4El problema de la etnicidad y, por lo tanto de los grupos étnicos, forma parte en las últimas décadas de los estudios relativos al nacionalismo. La característica que se deduce de una revisión parcial de la literatura existente es la ambigüedad del término. Ver en particular: CROWLEY, John, "Ethnicité, nation et contrat social", en DELANNOI, Gil, TAGUIEFF, Pierre-André (bajo la dirección), Théories du nationalisme, París, Editions Kimé, 1991, pp. 178-218; BROWN, David, "Ethnic Revival: Perspectives on State and Society", en Third World Quarterly, Vol. 11, No 4, octubre 1989, pp. 1-17; CONNOR, Walker, Etnonacionalismo, Madrid, Trama Editorial, 1998 (en particular el capítulo 4 "Caos Terminológico", pp. 85-111); y LETAMENDIA, Francisco, Juego de Espejos. Conflictos Nacionales Centro-Periferia, Madrid, Editorial Trotta, 1997 (en particular "La Periferia: los Grupos Étnicos y sus Movilizaciones", pp. 61-87).

5En las relaciones entre los distintos actores del Cercano Oriente se presentan los conflictos derivados de lo que tradicionalmente se denomina la lucha por el poder entre los Estados y que en algunos casos tienen prolongaciones más allá de la región, como es el caso de las acciones que oponen a Turquía e Irán por influir sobre los Estados y las sociedades musulmanas del Asia Central ex-soviética. En otros casos la oposición regional tiene un trasfondo religioso, el Irán chiita contra una Arabia Saudita sunnita. Egipto, país que geográficamente se encuentra en el norte de África, por su vecindad y por el papel central que jugó en el despertar de nacionalismo árabe en las décadas de los cincuenta y sesenta, y en la confrontación con el Estado de Israel, hace el papel de mediador, de catalizador o de neutralizador –dependiendo de la coyuntura- con respecto a los otros Estados. Con relación a la oposición entre Irán y Turquía ver: RACINE, Jean-Luc, "Le cercle de Samarcande: géopolitique de l'Asie centrale", en Hérodote, segundo trimestre de 1997, París, Edition La Découverte, pp. 6-43. Con respecto a la conflictividad inter-estatal en la región, una fuente fiable la constituyen los informes de STRATFOR (Universidad de Texas).

6Cfr. LAWRENCE, T. E., Seven Pillars of Wisdom, New York, Penguin Books, 1985; VILLARES, Ramón, BAHAMONDE, Ángel, El Mundo Contemporáneo, Siglos XIX y XX, Madrid, Taurus, 2001, pp. 206-208; BAYOMI, Khaled A.M., "Nahdah visions and political realities in the Arab East - the inevitable war!", en The third Nordic conference on Middle Eastern Studies: Ethnic encounter and culture change Joensuu, Finland, 19-22 June 1995, en http://www.hf-fak.uib.no/smi/paj/.

7El gran cisma del mundo del islam es producto, justo a la muerte del profeta Mahoma, del enfrentamiento entre los partidarios de la tradición (la Sunna) y que esperan que la comunidad escoja al sucesor del Profeta, y quienes desean que éste sea escogido entre los descendientes del mismo; el chiismo (partidarios de Ali), es la expresión de quienes apoyaron a Alí, yerno de Mahoma, y quienes fueron vencidos en el año 657 y en el año 680 en Kerbala. Ver GOZLAN, Martine, Pour comprendre l'intégrisme islamique, París, Albin Michel, 1996, pp. 57-62. Esta no es la única división del mundo del islam, se encuentran en él otras expresiones como las fraternidades sufis y los ismaelitas.

8Se parafrasea aquí el título de un capítulo de GUIBERNAU, Monserrat, Los Nacionalismos, Barcelona, Editorial Ariel, 1996, capítulo 5 "Naciones sin Estado", pp. 115-130.

9PICARD, Elizabeth (bajo la dirección), La question kurde, París, Editions Complexe, 1991. YERASIMOS, Stéphane, "Ethnies et minorités en Turquie: quelques réflexions sur un problème insoluble", en Les temps modernes, julio-agosto 1984, pp. 96-122. Ver, igualmente, la página web de Chris Kutschera:
http://www.chris-kutschera.com/Kurdistan-sommaire.htm

10La primera guerra corresponde a la confrontación armada entre Irak e Irán de 1980 hasta 1988; la tercera, la que ha tenido lugar para desalojar del poder a Saddam Hussein durante la primera mitad del 2003.

11Líder histórico de los kurdos iraquíes, dirigió una sublevación contra el gobierno central iraquí con el apoyo de Irán, bajo el gobierno del Sha Reza Palhevi, e indirecto de los Estados Unidos durante la década de los sesenta y los primeros años de los setenta. La sublevación fue derrotada cuando el Sha retiró su apoyo al movimiento kurdo después de firmar un tratado con Irak sobre el Shat-El-Arab (el río resultante de la fusión del Tigris y el Eufrates, y que desemboca en el Golfo Pérsico) en 1975 en Argel. PICARD, Elizabeth, op. cit, pp. 60-66.

12PICARD, Elizabeth, op. cit, pp. 60-66.

13Familia proveniente de la península arábiga, a la cual le fueron otorgados los reinos de Jordania y de Irak como consolación por parte de la Gran Bretaña por su participación en la lucha contra el Imperio Otomano en la I Guerra Mundial.

14El término "guerra comunitaria" se aplica a este caso teniendo en cuenta que el enfrentamiento armado se dio a partir de las organizaciones que representaban los intereses de las comunidades cristianas maronitas, los chiitas, los drusos, los palestinos o los sunnitas. El término "comunidad" comparte con el concepto de "grupos étnicos" que se define a partir de uno o más factores culturales. Ver: JAFFRELOT, Christophe, "L'État face aux communautés", en Cultures & Conflits, No 15-16, État et communautarisme, París, Editions l'Harmattan, 1994, pp. 3-6; PICARD, Elizabeth, "Les habits neufs du communautarisme libanais", en ibid., pp. 49-70. Puede ser consultado en internet: http://conflits.revues.org/article.php3?id_article=309; SÁNCHEZ MATEOS, Elvira, "Líbano y las relaciones sirio-israelíes: un análisis de Líbano como microcosmos de Oriente Medio", en Afers Internacionals, No. 34-35, diciembre 1996, pp. 171-190.

15RABAT, Edmond, "Les avatars du multiconfessionnalisme: du régime communautaire au confessionanalisme", en Esprit, mayo-junio 1983, pp. 74-82 ; IBRAHIM, Amr H., "La guerre du Liban et ses dialectiques minoritaires", ibid., pp. 115-143.

16GRESH, Alain, "Un peuple divisé toujours en attente de la paix. Le Liban au miroir des déchirements arabes", en Le Monde Diplomatique, enero 1990, p. 8.

17La problemática de los refugiados palestinos se origina con la creación del Estado de Israel y la expulsión de cerca de 800.000 árabes de sus tierras en la Palestina histórica. La gran mayoría de ellos se estableció en los territorios del Estado de Jordania, hasta su migración forzada por las circunstancias militares en 1970.

18KASSIR, Samir, "Guerre au Liban, élections en Israel. Une aussi «bonne frontière»", en Le Monde Diplomatique, junio 1996, pp. 22-23.

19BEN-AMI, Shlomo, ¿Cuál es el Futuro de Israel?, Barcelona, Ediciones B, 2003 (segunda reimpresión). Ver especialmente, "Itinerario de un hombre", pp. 45-81.

20SAID, Edward, El Fin del Proceso de Paz. Nuevas Crónicas Palestinas (1995-2002), Barcelona, Mondadori, 2002.

21El concepto de Estado-nación implica la correspondencia entre la sociedad y la estructura estatal que la cobija. Esa correspondencia sólo puede darse sobre dos posibilidades: que la sociedad en cuestión se identifique como una nación, es decir, gozando de una identidad común o con la aceptación por parte de los distintos grupos que la forman de construir un futuro común, respetando sus identidades particulares o forjando una nueva. En cuanto a los enfoques tradicionales, se hace referencia particularmente al realismo y al neorrealismo, que postulan la primacía del Estado como actor único o fundamental de las relaciones internacionales. Sin embargo, al introducir el factor "cultura" también le plantean cuestionamientos al enfoque de la interdependencia. Para un acercamiento a la problemática étnica y sus relaciones con la política del Cercano Oriente desde una óptica literaria, se sugiere a la lectura de varias de las novelas del escritor libanés Amin Maalouf, en particular: Léon l'Africain, Samarcande, Le rocher de Tanios, Les Échelles du Levant, así como los ensayos Iden tités meurtrières" y Les croisades vues par le Arabes. Todos ellos publicados por Grasset, con excepción del último, publicado por J'ai lu.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons