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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.33 Bogotá jan./jun. 2007

 

MARÍN T., J. Iván y RUEDA E., J. Eduardo (eds.), Historia y sociedad en Cundinamarca. Aportes historiográficos y documentales de la vida política de lo público, Bogotá, ESAP, 2006, 407 pp.

Aristides Ramos Peñuela1

1Profesor del Departamento de Historia de la Pontificia Universidad Javeriana. aristides.ramos@javeriana.edu.co


Diversos aspectos sobre la historia de Cundinamarca fue el tema que convocó a un variado número de historiadores que se reunieron en la ciudad de Fusagasugá los días 22 y 23 de septiembre de 2004 y cuyas ponencias se encuentran reunidas en este libro. Cinco secciones organizan temáticamente la obra: “La Colonia en el proceso histórico de Cundinamarca”, “Historia y educación”, “Historias locales”, “Fuentes documentales para la historia de Cundinamarca” y “Estado y redes políticas en el siglo XIX”.

Una idea de historia regional sobre Cundinamarca fue la perspectiva que animó a los editores a proponer un nuevo libro a la comunidad académica de historiadores. Eduardo Rueda nos recuerda, en la presentación que hace de esta obra, la idea de que Colombia es un país de regiones, sentencia que ha estimulado el estudio de diversos procesos históricos que el editor reconoce como historias regionales. Esta inveterada idea puede contener algo de paradójico. A pesar de este reconocimiento tan temprano, de Colombia como un país de regiones, considero que no se cuenta con suficientes estudios regionales en nuestras tradiciones historiográficas. Quizás una de las razones principales es que ni la historia académica ni la nueva historia se ocuparon de manera sistemática en este objeto de investigación. La primera por ocuparse de las grandes gestas históricas, fuente de patriotismos nacionales y la segunda, por su excesivo énfasis en historia colonial. Germán Colmenares al final de sus días advertía a los oyentes de sus conferencias cómo la historia colonial se resistía a un análisis regional1. Las razones dadas en aquel entonces y compartidas plenamente por historiadores latinoamericanistas explicitaban que en el contexto colonial latinoamericano difícilmente podríamos reconocer regiones y regionalismos claramente delineados. En esta perspectiva se plantearon importantes historias provinciales como las de Tunja, Santa Fe, Popayán y Antioquia. La escala de observación fue la jurisdicción. En ella se operaron procesos profundamente significativos en los ámbitos jurídicos, político administrativos, socioeconómicos y culturales, dando origen en el siglo XIX a diversas configuraciones regionales, que avanzaron de manera simultánea a los procesos nacionales de centralización política. De manera que la historia regional sigue siendo un campo abierto a nuevas investigaciones y perspectivas.

Así lo entendieron los editores al plantear una primera sección titulada: “La colonia en el proceso histórico de Cundinamarca”, integrada por dos artículos. El primero de Rafael Díaz, “Rasgos de la esclavitud en la Cundinamarca colonial”, que destaca los principales aspectos de la esclavitud en la provincia de Santafé, síntesis de un trabajo mayor que el autor publicó en el año 20012. Sin embargo, en este artículo, se sugieren nuevas perspectivas, tal como la de estudiar la cotidianidad y la cultura de los pobladores afrocoloniales tanto en la ciudad como en las haciendas de la provincia. Palenques y cimarrones en la provincia de Santafé no dejan de ser una importante revelación. El segundo artículo, “Las capillas doctrineras como espacios que facilitaron la evangelización colonial: La capilla del hato de Subia como estudio de caso” recoge los resultados de la investigación adelantada por Robert Ojeda sobre los complejos doctrinales de una hacienda colonial a partir de archivos privados.

“La restauración del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario bajo la dependencia del estado Soberano de Cundinamarca (1861-1878)” y “El Colegio Mayor de Cundinamarca. Institución promotora de la Educación Femenina en Colombia (1946-1996)”, escritos por Fernando Mayorga García y Miguel García Bustamante respectivamente, integran la segunda sección. Se trata de dos historias posiblemente contrapuestas en torno a lo público y a lo privado. La primera como institución emblemática en la época colonial y la segunda, como un proyecto público de la segunda mitad del siglo XX. En el primer trabajo se estudia el impacto que el régimen republicano tuvo en la institución colonial que a finales del siglo XIX adoptó las constituciones nuevas, donde quedaron consagrados los principios filosóficos y educativos que aún orientan el proyecto educativo del Colegio Mayor. En el trabajo de García Bustamante se hace evidente cómo el proceso de modernización que se operó en el país en el siglo XX, alteró la condición social de las mujeres. Su vinculación al mundo laboral obligó al Estado a diseñar una institución que atendiera los nuevos requerimientos de formación de una población femenina, que estaba buscando nuevos espacios en el universo laboral.

La sección “Historias locales” la integran dos ensayos: “Girardot: uno de los siete caminos” escrito por Mauricio Betancourt García y “Salubridad pública y el desarrollo urbano en Fusagasuga (1880-1970)”, escrito por Félix Raúl Martínez Cleves. El primero consiste en el estudio de un proyecto vial que condujo al predominio urbano de Girardot. El tema es en sí importante en tanto que amplía la información para el estudio de un proceso de configuración subregional en Cundinamarca. En esta sección se debió incorporar el artículo “Obras públicas: desarrollo de caminos y ferrocarriles en el estado Soberano de Cundinamarca (1870-1886)”, escrito por Néstor Raúl Pinilla Mantilla, que hace parte de la sección “Estado y redes políticas en el siglo XIX”. Los artículos que se ocupan de los proyectos viales son importantes, puesto que ofrecen información valiosa para el estudio de los procesos de configuración de espacios económicos. Este tema conserva vigencia debido a que la historiografía económica sobrevaloró el proceso de construcción de espacios económicos nacionales, desconociendo las dinámicas regionales que lo antecedieron y que, en cierta forma, lo hicieron posible. El artículo sobre salubridad pública se inscribe en una nueva tendencia de investigación no asociada a las historias urbanas, sino al tema estatal. Este último se estudia a través de la política de asistencia pública, enfoque que en los últimos años se ha aplicado con muy buenos resultados. Prueba de ello es la tesis doctoral que escribió para Colombia la investigadora norteamericana Hayley Froysland de la Universidad de Virginia3.

La parte historiográfica del libro concluye con una sección titulada “Estado y redes políticas en el siglo XIX”. Hace parte de ella el artículo de Elías Gómez “Sociedad y partidos políticos en Cundinamarca en la segunda mitad del siglo XIX”. En este texto se plantea el problema del débil regionalismo cundinamarqués. Analíticamente dicho artículo se podría relacionar con el de Oscar Guarín “De la gloria de los muertos y la desventura de los vivos: La representación de los muiscas en la literatura del siglo XIX”, que hace parte de la misma sección. El enlace analítico se podría proponer en torno a las relaciones que la elite santafereña tuvo con su provincia y con las comunidades indígenas que habitaron en ella, y cómo esta relación condicionó el desarrollo de procesos económicos y políticos en Cundinamarca, específicamente en el siglo XIX. El artículo de Guarín analiza el sector de la elite santafereña que construyó simbólica y textualmente una imagen del indígena muisca con propósitos esencialmente criollos, y que para nada evitó el dislocamiento de los resguardos en el periodo republicano. Una historia regional comparada podría ofrecernos respuestas en torno al gran contraste de las relaciones que establecieron las elites de las ciudades del nororiente colombiano y de Medellín con sus respectivas provincias, con las que establecieron las elites de Popayán, Cartagena y Santafé. Estas últimas no potenciaron regionalismos fuertes en torno a sus provincias, como sí lo hicieron los antioqueños y los santandereanos. Esta problemática desborda parte de la conclusión que al respecto ofrece Elías Gómez en el sentido de que en Cundinamarca “no se consolidó una clase dominante regional” (p. 293). No obstante, el artículo ofrece la posibilidad de conocer los mecanismos en la construcción de redes políticas y su intermediación con los poderes centrales. La sección finaliza con el ensayo “Guerras civiles y sociabilidad política en Cundinamarca (1870-1886)” del historiador Iván Marín. En él se aborda la compleja relación de guerra y sociabilidad política. La idea es indagar el tema de la sociabilidad en un escenario diferente a la plaza pública o a un medio diferente al periódico, que por antonomasia han sido el sitio y el medio donde se expresa y se lleva a cabo la sociabilidad política. Se reconoce en este trabajo la influencia intelectual que François-Xavier Guerra ejerce aún en nuestro medio académico.

Adicional a los ensayos históricos, el libro contiene una sección dedicada a las “Fuentes documentales para la historia de Cundinamarca”, que agrupa ocho ensayos sobre igual número de fuentes consideradas significativas para la investigación histórica del Departamento. Se destaca especialmente la prensa como fuente primaria en la investigación histórica. Los tres artículos dedicados a ella trazan un interesante panorama de la estructura y los registros que definieron cada uno de los periódicos: El Diario de Cundinamarca, El Catolicismo y El Neogranadino. Los ensayos restantes se ocupan de los archivos, el patrimonio documental y las fuentes impresas para la historia del Departamento. Desde el punto de vista editorial el libro presenta dos problemas. En la tabla de contenido no figuran los autores. Las secciones propiamente historiográficas fueron abruptamente cortadas por la penúltima sección titulada “Fuentes documentales para la historia de Cundinamarca”, a la cual sigue la última, de ensayos historiográficos, llamada “Estado y redes políticas en el siglo XIX”. Aun así, el libro aporta conocimiento significativo para la historia de Cundinamarca y es una muy buena guía para todos aquellos investigadores interesados en la historia regional.


1COLMENARES, Germán, “Región-nación: problemas de poblamiento en la época colonial”, en Revista de extensión cultural, Nos. 27-28, Medellín, Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín), junio de 1991, pp. 6-15.

2 DÍAZ DÍAZ, Rafael, Esclavitud, región y ciudad. El sistema esclavista urbano-regional en Santafé de Bogotá, 1700-1750, Bogotá, CEJA, 2001.

3 Una síntesis del proyecto en FROYSLAND, Hayley, “Caridad, asistencia pública y moralizadores: el mantenimiento de un orden social paternalista y jerárquico en Colombia, 1850-1940”, en Memoria y sociedad, Vol. 2, No. 4, Bogotá, Revista del Departamento de Historia y Geografía de la Pontificia Universidad Javeriana, noviembre de 1997, pp. 153-159.

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