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Historia Crítica

versión impresa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.38 Bogotá mayo/ago. 2009

 

Sabato, Hilda.
BUENOS AIRES EN ARMAS. LA REVOLUCIÓN DE 1880.
Buenos Aires: Siglo XXI, 2008, 333 p p .

Ricardo Arias Trujillo
Profesor del Departamento Historia de la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia). jarias@uniandes.edu.co


El libro de la investigadora Hilda Sabato estudia la batalla que el 21 de junio de 1880 libraron las fuerzas de la provincia de Buenos Aires con las tropas nacionales. A partir del análisis de la "revolución" de ese año, la autora, de acuerdo a la Introducción, pretende acercarse a algunos tópicos centrales de la historia no sólo argentina sino también latinoamericana, como son la recurrencia a las armas a lo largo del siglo XIX y la relación entre política y violencia. En su trabajo Sabato recurre a la narración cronológica, para dar cuenta de los pormenores del conflicto y, a través de ellos, de los rasgos de la vida política nacional y de la singularidad de la batalla. Entre uno y otro capítulo, nueve en total, la autora brinda ocho "entreactos", textos cortos que permiten situar algunos elementos en una perspectiva más amplia. De esa manera se pretende complementar y esclarecer la mirada événementielle que predomina en los capítulos.

Varios aspectos merecen ser destacados como aportes del trabajo. La gran diversidad de fuentes (prensa, correspondencia privada, imágenes, informes militares y médicos, memorias y ensayos de los protagonistas, testimonios de diplomáticos, etc.) permite a la autora complementar y contraponer las diferentes versiones que tejen los múltiples actores en torno a los acontecimientos. Uno de los principales logros del trabajo de la investigadora Sabato consiste en la rica descripción que logra de la política argentina finisecular. Pero no se trata tanto de la "gran política", relacionada con los debates nacionales, con los personajes protagónicos, con el desarrollo electoral, etc., aunque algo hay de todo ello, como de la cotidianidad de la vida política. Las descripciones del ambiente político, rodeado de una gran efervescencia, permiten darse una idea sobre la manera en que se vivía en Buenos Aires la actividad política en su desarrollo diario, cotidiano, tanto desde el punto de vista del ciudadano como del hombre político. Múltiples detalles acerca de las manifestaciones realizadas por los diferentes bandos, de las convocatorias que hacían los clubes, de las actividades sociales, de las alianzas y de las diversas estrategias de los dirigentes, logran trazar desde otro ángulo un cuadro muy completo de la vida política bonaerense. En esa vida política ciertos rasgos ocupaban un lugar central: la corrupción, el fraude, el clientelismo y la coerción, entre otros, como lo muestra bien el trabajo.

El cuidadoso estudio de los clubes de tiro le permite a Sabato desarrollar una de las principales inquietudes planteadas en su libro: la relación entre violencia y política. En el marco del conflicto entre la ciudad y la "nación", y con unas elecciones presidenciales muy disputadas a la vista, el control sobre la Guardia Nacional se convirtió en asunto de primera importancia. Cuando el debate se zanjó a favor del gobierno nacional, las autoridades de la provincia de Buenos Aires buscaron otras alternativas militares, que le permitieran afrontar los comicios con el debido respaldo militar que las circunstancias -y la tradición-exigían. El ambiente que se vivía en los numerosos grupos de tiro deja ver la importancia de este tipo de sociedades. Además de las actividades militares, se vivía un ambiente abiertamente político: miembros y acompañantes, entre los que se incluían a las porteñas, manifestaban públicamente el apoyo a las autoridades de la provincia, al tiempo que demostraban la fuerza del movimiento. Todo ello lo hacían en marchas por la ciudad, acompañadas por bandas de música en un clima de fraternidad y de festividad, que buscaba además atraer a nuevos adeptos y reclutar un número mayor de simpatizantes que pudieran engrosar las filas de la "ciudadanía en armas". Los diferentes clubes de tiro, muy diversos entre ellos en términos sociales, dejan apreciar el enorme respaldo con el que contaba la explosiva mezcla de política y armas.

Otro punto bastante relevante concierne el papel de la prensa, muy bien analizado a lo largo de la investigación. Por una parte, se trata de una prensa que se mueve entre la política local y nacional, lo que permite tener una idea de las conexiones y continuidades entre uno y otro plano, pero también de las particularidades y autonomía de lo local. Por otra, el periodismo cumple con la tarea de informar, pero también participa activamente en los asuntos políticos: convoca al electorado, promueve y apoya candidaturas, estigmatiza al rival o se burla de él (importancia de la caricatura) y cuestiona los resultados electorales cuando no le son favorables. Es decir, es una prensa política al servicio de una causa partidista y, como tal, formadora de opinión. La retórica, a veces civilista, a veces claramente incendiaria, es prueba de ello. Pero más allá de la importancia política, la prensa también es analizada desde una perspectiva "cultural" que permite ver su papel como red de sociabilidad: de la misma manera que los clubes (de extranjeros, de tiro), que las logias masónicas, que los cuerpos de bomberos o que las agrupaciones de las elites (Sociedad Rural, Bolsa del Comercio, etc.), las sedes de los diferentes diarios hacen las veces de espacios de sociabilidad que refuerzan los vínculos -no sólo políticos- entre sus seguidores.

Sin demeritar los indudables logros del trabajo, es preciso señalar un problema visible a lo largo de toda la investigación. Hay largos pasajes demasiado repetitivos, sobre todo cuando se detienen en el análisis de prensa: después de unos cuantos ejemplos que ilustran la posición y la argumentación de los diferentes diarios, las citas muy rápidamente se hacen repetitivas y con frecuencia completamente previsibles. Una vez que se demuestra lo que se quería (violencia política, importancia de la prensa, polarización de los dos bandos, manipulación de la información, etc.), los numerosos ejemplos terminan por saturar el texto e, incluso, tienden a confundir al lector. Lo mismo sucede con las repetidas descripciones de cada reclutamiento o de cada manifestación: se tornan en muchos casos excesivamente minuciosas y no parecen aportar mayor cosa. En medio de tantas listas electorales, de nombres de candidatos locales, de los resultados de los comicios, del número y nombre de batallones, del arsenal de cada bando, etc., es inevitable cierta confusión y, sobre todo, cierta incertidumbre en torno al sentido de todos esos datos. Pareciera que el minucioso seguimiento de los "acontecimientos", acompañado permanentemente de precisiones sobre el día, la hora y el clima, obstaculizara una visión más general, más global. En otras palabras, la profusión de detalles no siempre conduce a un mayor esclarecimiento de los hechos.

Este problema quizá se explica por la apuesta metodológica de la autora: el estudio cronológico obliga a retomar lo que se dice en diferentes momentos, lo cual se traduce en repeticiones. Es cierto que la narración cronológica, llena de datos, pretende romper con la repetición introduciendo otro tipo de información, pero su pertinencia no parece ser decisiva: las continuas consideraciones climáticas (hacía sol, llovía, el día era frío) y las precisiones horarias (eran las 2:00 de la tarde; a las 10:30 de la mañana), en efecto, se suman a los otros datos sin aportar mayor cosa. También hay un claro intento por introducir una tensión, cierto efecto dramático en la narración, para demostrar que la situación se hacía cada vez más inmanejable; pero incluso en esa "progresión" se observa el mismo tono repetitivo: "Los ánimos estaban altos" (p. 164); "[a] medida que pasaban las horas, el clima se tensaba cada vez más" (p. 165); "[e]n la ciudad, la agitación era febril" (p. 167); "[...] la excitación en la ciudad era infinitamente mayor que el viernes" (p. 168); "[l]a ciudad se organizaba para la defensa" (p. 173); "[...] clima de excitación general" (p. 174); "todo el país estaba en vilo" (p. 180). Asimismo, encontramos precisiones de estilo "novelesco": "De inmediato, se armaron los fogones y la tropa procedió a comer y descansar después de la fatigosa marcha" (p. 206); "[h]acía frío, y el cielo estaba claro, alumbrado por una invernal luz luna" (p. 217).

Hay otros problemas mayores. Puntos centrales, de alcance continental, quedaron sin explicar, a pesar de haber sido planteados en la Introducción. ¿Entendemos mejor, a partir de la batalla que tuvo lugar en el Buenos Aires de 1880, por qué las guerras civiles fueron tan recurrentes en América Latina? ¿El libro arroja luces sobre la relación entre política y violencia en América Latina? Eran preguntas que supuestamente debían orientar la investigación y enmarcarla en un contexto más amplio, pero el trabajo de historia comparada no aparece por ningún lado. También hay ciertos vacíos, afirmaciones que no aparecen debidamente respaldadas. Al final del "entreacto" 5, la autora sostiene que la concepción que se tenía de la "revolución", así como la de la "ciudadanía armada", empezó a ser cuestionada por destacados políticos en la guerra de 1880. Es una afirmación que no es demostrada en ningún momento, y tampoco se analizan las supuestas "nuevas" formas de hacer política que intentaban introducir los vencedores de la batalla, Roca y Avellaneda.

El epílogo contiene una serie de afirmaciones muy pertinentes para entender mejor la importancia de la "revolución" de 1880, para captar más claramente todo lo que estaba en juego en esa batalla (centralismo/federalismo, papel de Buenos Aires, soberanía popular, etc.), pero el texto no logra ilustrar lo suficiente esos aspectos. De la misma manera, la autora sostiene que "lo que ocurrió en 1880 fue el resultado de tendencias de largo plazo y de las tensiones y disputas de la coyuntura" (p. 293), pero lo que se aprecia en el trabajo es una mayor importancia del relato événementiel en detrimento de una perspectiva histórica que le dé profundidad a los acontecimientos. El contraste es muy fuerte entre los capítulos y los "entreactos", entre los "hechos" y el análisis histórico. Hay que esperar el epílogo, especie de "entreacto global", para dejar atrás definitivamente el campo de las minucias de una narración, en ocasiones poco esclarecedora, y entrar a un terreno más enriquecedor.

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