SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número39FICTITIOUS ENTHUSIASM: THE DRUG MARKET IN THE TRANSITION TO PROHIBITION IN CHILE, 1920-1960PERUS AMAZONIA ATTRIBUTE: THE CONSTRUTION OF SOVEREIGGNT, 1930-1942 índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.39 Bogotá set./dez. 2009

 

LA DOMESTICACIÓN DE LA "TELE": USOS DEL TELEVISOR EN LA VIDA COTIDIANA. MAR DEL PLATA (ARGENTINA), 1960-1970*

Inés Pérez
Licenciada y profesora en Historia de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. Estudiante de doctorado con mención en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes, Argentina, con beca de Postgrado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Sus intereses investigativos son la historia de la familia, del género y de los modos de habitar en la segunda mitad del siglo XX. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: "Transformaciones en la vida cotidiana. Producción y re-producción, Mar del Plata hacia fines de la década del '90", capítulo realizado en colaboración con Andrea Torricella y Natalia Alfonsi en Cuestiones de familia. Problemas y debates en torno de la familia contemporánea, comp. Norberto Álvarez (Mar del Plata: Eudem, 2007), 171-198; "Relatos y prácticas de la vida familiar en el espacio doméstico, Mar del Plata 1940- 1970", Quinto Sol. Revista de Historia Regional 13 (2009), en prensa; "El trabajo doméstico y la mecanización del hogar: discursos, experiencias, representaciones. Mar del Plata en los años sesenta", en Los sesenta de otra manera: vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina, comps. Valeria Manzano, Karina Felliti e Isabella Cosse (Buenos Aires: Prometeo, 2009), en prensa. inesp18@yahoo.com.


RESUMEN

El presente texto se centra en el televisor como objeto de la vida cotidiana y en el lugar que ocupa en el espacio doméstico. Si la historiografía argentina se ha centrado hasta el presente en lo ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, este artículo se propone como una contribución a la historia de otras experiencias de la llegada de la "tele" a los hogares. Reconstruimos experiencias de los momentos iniciales de la televisión en Mar del Plata con la intención de recuperar la historicidad de la asociación entre televisor y domesticidad.

PALABRAS CLAVE
Televisor, domesticación, espacio doméstico, usos, experiencias, Argentina.


DOMESTICATING THE TV: THE USES OF THE TELEVISION IN EVERYDAY LIFE IN MAR DEL PLATA (ARGENTINA), 1960-1970

ABSTRACT

This article focuses on the television as an object of everyday life and the place it occupies in the domestic sphere. While Argentinean historiography has so far focused on what happened in Buenos Aires, this article contributes to the history of other experiences regarding the arrival of the TV inside the home. It reconstructs the experience of those initial moments of the television in Mar del Plata in order to recuperate the historicity of the association between the television and domesticity.

KEY WORDS
Television, Domesticity, Domestic Sphere, Uses, Experiences, Argentine.

Artículo recibido: 14 de enero de 2009; Aprobado: 20 de Abril de 2009; modificado: 22 de mayo de 2009.


Introducción

"Por primera vez se distinguió el lugar donde se vive del lugar donde se trabaja.
El primero se estableció como el interior. La ofcina era su complemento. El ciudadano
privado que en la ofcina tomaba contacto con la realidad, necesitaba que el interior constituyera el sostén de sus ilusiones [...]. Para el ciudadano privado, ese mundo interior representaba el universo. En él, el individuo reunía lo distante en el espacio y en el tiempo. Su sala era un palco en el teatro del mundo".
Walter Benjamin1

"La televisión es un medio doméstico. Se mira en casa. Se ignora en casa. Se discute en casa"2 El televisor pareciera no salir del ámbito privado, como si se tratara de un espacio al que pertenece, del que es parte. Lynn Spigel utiliza la expresión staple fxture para referirse a esta condición del televisor3 Si fxture puede traducirse casi inequívocamente como "mueble", staple presenta tres signifcados que se complementan en la descripción del lugar que adquirió el televisor en el hogar: staple es, al mismo tiempo, "básico", "típico" y "principal".

Y sin embargo, el lugar del televisor ha cambiado a lo largo del tiempo, e incluso en el presente sería difícil sostener que su uso es exclusivamente privado. En este artículo rastreamos el proceso de domesticación4 del televisor, es decir, el proceso de construcción de la asociación entre televisor/domesticidad/privacidad que hoy forma parte del sentido común. Si, como planteaba Raymond Williams, "el momento de cualquier nueva tecnología es un momento de elección"5, resulta interesante volver al tiempo en que el televisor era una novedad, revisar su paso de objeto exótico a elemento omnipresente en los hogares.

Ahora bien, el tiempo en que el televisor fue una novedad depende del espacio que esté siendo observado. En relación con la introducción del televisor en el hogar, esta observación resulta especialmente apropiada. Si habitualmente se toma 1951 como fecha inaugural de la televisión argentina, lo cierto es que hasta 1960 las emisiones sólo eran recibidas en la ciudad de Buenos Aires. Además del surgimiento de Canal 9, Canal 11 y Canal 13 a nivel de la ciudad de Buenos Aires -lo que marcó el fin del monopolio de Canal 7-, ese año aparecieron Canal 12 de Córdoba y Canal 8 de Mar del Plata, y con ellos la "tele" llegó al "interior" del país. En este artículo nos detendremos en las experiencias de la incorporación del televisor a los hogares marplatenses. Este caso resulta relevante por dos razones: por una parte, se trata de un inicio temprano en relación con otras partes del país; por otra, el tiempo de la llegada de la "tele" a Mar del Plata es el que habitualmente se toma como el del comienzo del consumo masivo de televisores y de televisión en Argentina6

Si la comprensión de los programas televisivos como textos requiere, como ya observara Lila Abu-Lughod, de una etnografía multisitio, la consideración del televisor en tanto objeto también debe dar cuenta de los múltiples contextos dentro de los que sus usos cobran sentido7 La distancia de una década en la llegada de la televisión -y consecuentemente de los televisores- con respecto a lo ocurrido en Buenos Aires supuso una serie de particularidades en el proceso de domesticación de estos artefactos en Mar del Plata. Concretamente implicó la presencia simultánea del televisor tanto en ámbitos públicos como en espacios privados, incluso en ambientes como la cocina, en los que en otras coordenadas espacio-temporales hubieran resultado insospechados; usos que excedían la familia nuclear pero que al mismo tiempo presentan discontinuidades respecto de tradiciones de usos comunes de otros artefactos domésticos; una expectativa diferente de la audiencia respecto del nuevo medio, en especial por parte de quienes eran niños en aquel entonces que -a diferencia de los adultos cuya percepción giraba en torno de su condición de objeto novedoso- esperaban con ansiedad la programación que todavía recuerdan con nostalgia.

La investigación que aquí presento se basa en la reconstrucción de experiencias de quienes vivieron el proceso de domesticación del televisor. En este sentido, indagué en relatos de distintos sujetos acerca de la introducción del televisor en sus vidas cotidianas. Tomé para ello un corpus constituido por una serie de entrevistas a 21 sujetos de distintas características (en términos de género, edad, sector social, etc.), que tienen como rasgo común el haber vivido en la ciudad en el período en que se difundió masivamente el uso del televisor.

Las experiencias de los sujetos están construidas como narraciones y, en ese sentido, presentan un orden, una selección y un tono8 Incluí entre los entrevistados a personas que pertenecen a una misma familia (dos grupos de hermanos y una madre y su hija), así como a sujetos que en el momento analizado tenían una relación de vecindad. La familia puede concebirse como un campo en el sentido bourdieuano: en ella existen posiciones desiguales que operan tanto al momento de tomar ciertas decisiones como a la hora de contar la historia familiar. Por otra parte, en el proceso mediante el cual el televisor se volvió necesario para las familias, resulta importante observar cómo se sitúa lo que los otros tenían o hacían. En este sentido considero que el contraste entre lo narrado por personas que mantenían una relación de vecindad puede resultar interesante. La intención de incluir distintas "versiones" de esa historia no es encontrar la más verdadera, sino señalar las marcas, los contrasentidos, los énfasis y silencios de los distintos relatos.

Este artículo se centra en la historia del televisor en tanto objeto. Las experiencias de los sujetos iluminan los usos diversos de este artefacto en la vida cotidiana y sus variaciones en el tiempo. Los quiénes y los cómo son los que dan sentido a las preguntas por los qué.


1. La sala: un palco en el teatro del mundo

La distinción entre el lugar donde se vive y el lugar donde se trabaja, propia de la Modernidad, fue acompañada por una imagen del hogar como sacro recinto de la vida familiar, alejado de los cambios avasallantes del mundo público, un "refugio ante un mundo despiadado"9 Su contracara fue la figura del hogar como coartada, como espacio abstraído de la observación pública10 Pero, ¿es posible sostener que el límite entre ambos espacios es tan tajante como pareciera desprenderse de estas consideraciones? Si puede pensarse el ámbito de la vida familiar y el de la producción y la política como esferas distintas, lo es a condición de pensarlas en una interpenetración que no es sólo permanente, sino también constitutiva de cada una de ellas.

La presencia del televisor en el interior del hogar es una de las formas que asume dicha interrelación. "La televisión y otros medios electrónicos introducen [la hostil sociedad del mundo exterior] en el hogar y modifican tanto la esfera pública como la doméstica [...]. La televisión [...] ahora lleva a los niños a recorrer el mundo, aún antes de que estos tengan permiso para cruzar la calzada"11 La televisión introduce lo público (y lo privado de otros) en el seno de la vida familiar o, si se quiere, domestica el exterior, lo convierte en un elemento más del hogar.

Raymond Williams proponía el concepto de privatización móvil como condensador de una línea de transformaciones que tendía, por un lado, a una movilidad creciente y a una pérdida de la experiencia enraizada en comunidades productivas pequeñas, y por otra, a una creciente privatización del consumo de la información y el entretenimiento12 "El broadcasting, sostiene Williams, sirvió para la resolución de esta contradicción en tanto trajo imágenes del mundo exterior al hogar privado. Le dio a la gente la sensación de viajar a lugares distantes y tener acceso a la información y el entretenimiento de la esfera pública, incluso si la recibían en los confines de su propio mundo doméstico"13 La sala, un palco en el teatro del mundo.

Para explicar el lugar que el televisor ocupó en aquel proceso, es interesante observar lo ocurrido en Estados Unidos, el "gran proveedor mundial de imágenes en movimiento"14 Si la difusión en escala masiva del televisor en Estados Unidos se produjo entre 1920 y 1955, las formas que asumió su uso deben ser comprendidas en relación con los elementos que, ya desde la década de 1890, ponían en tensión el ideal de domesticidad victoriano. La presencia más asidua de las mujeres en el mundo público como trabajadoras y consumidoras, el nuevo énfasis en la recreación familiar fuera del hogar y centrada en las parejas, la reducción del tamaño de los hogares vinculada a su modernización, son elementos que hablan de las dificultades de mantener los límites entre lo público y lo privado, propios del modelo victoriano. Por otra parte, la forma de concebir el entretenimiento también había sufrido una modificación sustancial en este momento: la imagen del elevamiento espiritual a la que se lo había asociado, por lo menos, desde inicios del siglo XIX dio lugar a otra más moderna y secular que lo vinculaba con actividades liberadoras que servían como contraparte del trabajo. En este contexto, en el que los discursos que advertían sobre los riesgos a los que la familia estaba expuesta eran moneda corriente, la radio comenzó a ser pensada como una posible vía de resituar a las familias (a las mujeres, en especial) en el interior del hogar15

Para 1926 la radio ya había sido domesticada: se trataba de una fuente de entretenimiento y noticias sumamente popular en los hogares norteamericanos. La difusión del televisor se enmarcó en aquel proceso: el momento oportuno se produjo entre 1946 y 1955. Distintos elementos confluyeron allí: la construcción masiva de los suburbios como respuesta a la crisis de vivienda, el crecimiento de la tasa de matrimonios, el fenómeno conocido como baby boom, etc. La imagen del hogar suburbano fue tomada como modelo de felicidad familiar por los distintos medios de comunicación, en un momento en el que los fantasmas de la Guerra Fría comenzaban a rondar y la doctrina del domestic containment (de la búsqueda de soluciones privadas a cuestiones públicas) se fortalecía.

Estos elementos permiten explicar la asociación entre televisor/ domesticidad/privacidad en el contexto de los Estados Unidos. Para el caso de Argentina, tanto el precio de los aparatos como la falta de crecimiento del primer (y único) canal durante los primeros años de vida de la televisión (la primera transmisión se produjo en 1951) impidieron un uso doméstico como el que tuvo en otros países16 La primera década de la televisión se caracterizó por una recepción fuertemente asociada a los espacios públicos en un contexto en el que, a diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos y otros países, se exacerba la ocupación de los espacios públicos urbanos17

Esto implicó una a sincronía constitutiva de la televisión argentina18 Mientras las publicidades de televisores difundían una imagen del consumo televisivo dentro del hogar, con la familia (nuclear) reunida en torno del aparato observando atentamente, el uso más habitual de los televisores se daba en espacios públicos o, en todo caso, en compañía de personas ajenas al núcleo familiar. La imagen del consumo hogareño remitía al contexto norteamericano en el que la asociación entre televisión y domesticidad tenía otras connotaciones19 En todo caso, existe un consenso en señalar que

    "hay aspectos específicos de los aparatos que posibilitaron una serie de usos que también se fueron modificando históricamente: si en los años cincuenta el televisor provocaba reuniones comunales, en los sesenta pasó a ser parte del grupo familiar y, en las décadas siguientes, se convirtió, cada vez más, en un objeto personal que hasta podía servir para establecer una distancia con la propia familia"20

¿Cómo se produjo la llegada del televisor a los hogares marplatenses? Si la "cultura televisiva" argentina ya tenía una historia, con casi 10 años de transmisiones televisivas en el país, ¿cómo fueron las expectativas de la naciente audiencia marplatense? ¿Dónde se veía televisión en los primeros años? ¿Quiénes miraban? ¿Qué esperaban ver? ¿En qué momento el televisor quedó integrado al escenario de los hogares marplatenses?


2. televisores en mar del plata

Si la televisión llegó a la ciudad de Buenos Aires más tardíamente que a distintas ciudades de los países centrales e, incluso, de algunos países latinoamericanos21, tomó todavía nueve años más para que alcanzara el interior del país, y sólo llegó a algunas zonas. Mar del Plata y Córdoba fueron, después de Buenos Aires, las primeras ciudades del país en tener un canal local. En Mar del Plata el proceso de incorporación del televisor a los hogares estuvo marcado por una temporalidad distinta, que supuso la superposición de elementos de lo que en Buenos Aires fueran etapas sucesivas. El uso público de los televisores, el ir a mirar televisión al club o a la casa del vecino característico de los porteños de los años cincuenta, coincidió en Mar del Plata con el abaratamiento de los aparatos, la posibilidad de comprarlos en cuotas, la domesticación del medio y la conformación de una generación televisiva22, propios de los sesenta.

El abaratamiento de los aparatos coincidió con un aumento en su producción y se reflejó en un fuerte incremento en su venta, en especial desde los años sesenta. En estos años se intensificó la diversificación en el consumo -fruto de la disminución del peso de ciertos rubros (los considerados básicos) dentro del presupuesto familiar- iniciada en décadas anteriores23, que se apoyó en un importante crecimiento económico sostenido durante toda la década y fue acompañada por una participación de los asalariados en la distribución del ingreso de alrededor del 40%, relativamente estable en el período24 En este sentido, el número de hogares con televisor creció rápidamente dando lugar a la transformación de la sociedad Argentina en una sociedad televisiva25 La introducción de los televisores a los hogares marplatenses se dio en este contexto particular, el cual supuso una serie de diferencias respecto de lo sucedido en la ciudad de Buenos Aires. En esos años, "para las familias, tener un televisor era, cada vez más, una necesidad"26

En la ciudad de Mar del Plata, distintas casas que habían sido fundadas en la primera década del siglo XX y que se dedicaban mayormente a la venta de artículos para la construcción, carpintería y ferretería (como José Tiribelli, fundada en 1905, o Casa Fava, fundada en 1909), incorporaron la venta de electrodomésticos, cocinas y calefones a gas en los años cincuenta. Entre 1951 y 1963 se abrieron, además, algunas de las que serían las casas de electrodomésticos más importantes de la ciudad (Roberto Milif, José Fazio, Casa Radar, Francisco P. Uriaguereca, Su Casa, etc.). A partir de los sesenta el artículo que más se vendía era el televisor y el medio de pago más frecuente era el crédito personal.

Ahora bien, a pesar de ser más accesibles, los aparatos de televisión seguían siendo, al menos en los primeros años de la década, objetos caros. De nuestros entrevistados, sólo quienes tenían un mejor pasar económico tuvieron un televisor en su hogar antes de 1966 y 1968. Ésta, en efecto, parece ser la fecha que la mayor parte de los entrevistados coincide en señalar como el momento en que "la tele llegó a casa"27

En estos primeros años el uso público del televisor era el más habitual. Sin embargo, en dónde y con quién se miraba televisión parece haber sido diferente de acuerdo con la pertenencia social y la edad de quien relata. Quienes tenían una posición económica más holgada, por lo general, compartían su televisor con (o iban a la casa de) algún pariente. Mirar televisión para quien no tenía a sus familiares cerca podía ser una actividad sólo de fin de semana. No obstante, de acuerdo al relato de los más jóvenes, quienes eran niños en aquel entonces, la frecuencia de las visitas llegó a incrementarse de tal modo que aun los padres más reacios -aquellos que pudiendo comprarlo tempranamente desconfiaban de la incorporación de los nuevos aparatos al hogar- terminaron adquiriendo el televisor propio.

Entre quienes hablan de sí mismos como "trabajadores" los lugares que más frecuentemente se recuerdan como espacios para mirar televisión son el club del barrio, la sociedad de fomento, la casa de algún vecino. Es éste último el espacio que prevalece cuando mirar la "tele" es descrito como parte de la rutina diaria. Un elemento que resulta significativo es que, en la mayor parte de los relatos que hemos recogido, quienes narran son quienes iban a la casa de otro, no quienes los recibían. El caso que se distingue es el de la familia Pilafsidis, la primera de su barrio en tener el ansiado televisor (según el relato de tres de sus miembros). Ahora bien, si ellos recuerdan con nostalgia las hordas de niños del barrio que todas las tardes los perseguían para mirar televisión en su casa, los vecinos a los que entrevistamos parecen no tener registro alguno de aquello. Ni aquellos que tenían mejores recursos económicos -que tenían televisor en su casa o iban a donde un familiar- ni aquellos que provenían de familias trabajadoras. Éstos últimos recuerdan ir a la casa de algún vecino con quien tenían una relación más estrecha. No se ubican como parte de quienes, abusando de la hospitalidad, ocupaban diariamente la casa de aquellos hermanos, sino como visitantes respetuosos y agradecidos de la generosidad del vecino solidario.

Quienes iban a mirar televisión a casas ajenas con asiduidad, independientemente de su condición social, eran niños. Los adultos sólo iban en ocasiones excepcionales o con una frecuencia mucho menor. Pareciera que los límites entre el interior y el exterior eran más fluidos para los más jóvenes. Esta idea se refuerza si se observan los lugares en donde se desarrollaban sus juegos. La frontera entre el adentro y el afuera, entre la casa propia y la ajena, se cruza allí de modo permanente. Otros usos "normales" son puestos en juego: la especialización funcional de los ambientes, imperativo del habitar moderno, es burlada por quienes se apropian de cualquier espacio y lo transforman en campo de juego. La indulgencia es la clave interpretativa a la que se apela en los relatos de nuestros entrevistados cuando se narran prácticas infantiles que se alejan de los cánones del buen comportamiento, indulgencia que pareciera ser inaceptable como criterio para evaluar las prácticas de los adultos.

Para el caso de Buenos Aires, "la televisión no fue vista desde la casa sino por una pequeña minoría y aún en esos casos, convocaba a reuniones más allá del círculo íntimo de la familia [...]. De esta forma, ver televisión se integra a costumbres más antiguas: también era frecuente por ejemplo, en los barrios, usar la heladera del vecino"28 Para el momento en que la televisión llegó a Mar del Plata, los usos compartidos de artefactos como la heladera o la cocina eran ya lejanos. Las historias de cocinas a leña aprovechadas por dos o tres vecinas a la vez o de heladeras en las que más de una familia guardaba sus alimentos son frecuentes entre quienes vivieron su infancia antes de 1940, mucho tiempo antes de que el televisor comenzara a difundirse de manera masiva en la ciudad. Los usos comunes habían quedado reservados, en los años posteriores, a aquellos aparatos susceptibles de ser transportados de una casa a otra (plancha, lustradora, aspiradora, licuadora, batidora, etc.)29

Los usos compartidos de distintos artefactos domésticos pertenecen a un tiempo anterior a lo que se ha caracterizado como una democratización del bienestar30 En este sentido, distintos autores han situado en las décadas de 1940 y 1950 un acceso masivo a bienes de primera necesidad como la vivienda31 En la década de 1960, la heladera eléctrica y la cocina a gas o a kerosene ya estaban presentes en el escenario habitual de gran parte de los hogares. El uso de dichos artefactos era propiamente familiar y se realizaba en el interior del espacio doméstico. Si el uso del televisor no coincide plenamente con esta lógica, se debe en cierta medida a que seguía tratándose de un objeto poco accesible. Sin embargo, la práctica de ver televisión en la casa de un vecino en la Mar del Plata de los años sesenta ya no se inscribe en las historias de los usos compartidos de aquellos otros artefactos de la vida doméstica: como ya se dijo, quienes franqueaban las fronteras entre la casa propia y las ajenas eran principalmente niños.

Ahora bien, más allá de que en la memoria de la infancia una nostalgia indulgente sea la clave interpretativa más frecuente, sostendremos aquí que hay otras razones que explican el que fueran los más pequeños los que transitaban dichos espacios con mayor fluidez. Por una parte, en la mayoría de los relatos con los que trabajamos, los niños son quienes aparecen como usuarios principales del televisor, aquellos en quienes se pensaba al comprarlo. Por otra, desde los años sesenta, en distintos discursos cuyo lector modelo es un ama de casa de sectores medios, hay una prescripción orientada a un uso más flexible de los espacios de la casa por parte de los distintos miembros de la familia, en especial de los niños. El siguiente es un ejemplo de este tipo de prescripciones. Se trata de una nota publicada por el diario La Capital de Mar del Plata en 1966, en la columna "La mujer y el hogar":

    "Un problema para toda la familia. Y llegó la tan esperada fecha. Y tan temida. Porque toda la familia sabe que el nene tiene muchos amiguitos. Amiguitos que suelen jugar tirándose masitas a la cabeza y decorando las alfombras de la casa con insospechadas mezclas de crema y chocolate [...]. En fin, la tragedia no es tanta. El nene puede tener su fiesta sin echar a perder la casa, su arreglo y la tranquilidad de la familia. Aunque, si nos ponemos a pensar, no vale la sonrisa y la alegría del niño, algún lamento de sillón o alguna masita desubicada [...]"32

El imperativo del orden cedía frente al "valor de la sonrisa y la alegría del niño". El imperativo del uso familiar del espacio doméstico también: eran niños quienes con mayor frecuencia miraban televisión en casas ajenas. Y también eran ellos quienes la habían esperado con mayor ansiedad.

La diferencia temporal entre el inicio de la televisión en Buenos Aires y en Mar del Plata implicó también que las expectativas frente a su llegada fueran distintas. Si en el Buenos Aires de los primeros años de la década de los cincuenta "la televisión estaba ahí pero nadie la veía"33 , la llegada de la televisión a Mar del Plata fue esperada con ansiedad:

    "José: Bueno, el mismo año que arrancó canal 8, arrancó en diciembre eso no me olvido nunca, nosotros teníamos...
    Marta: teníamos televisor hacía seis meses...
    Entrevistador: ¿Seis meses nada más?
    José: ¡Ehhh! Seis meses era mucho. Esperando... Veía todo el día diciendo: '¡cuándo empieza Canal 8, la puta madre...!'"34

Seis meses teniendo televisor y sin poder sintonizar una señal. Seis meses esperando la tan anunciada transmisión de Canal 8. No todos recuerdan haber tenido tanta expectativa depositada en el inicio de la televisión. En el caso Marta y José Pilafsidis, la historia de la llegada de la televisión está inscrita en un relato épico familiar: ellos fueron los primeros en el barrio en tener televisor. Sin embargo, los recuerdos de la espera de la "tele" son más fuertes y vívidos entre todos aquellos que, como ellos, eran pequeños en aquellos años: en 1960, cuando su padre compró el primer televisor, Marta y José tenían 12 y 14 años respectivamente. La transformación en la vida cotidiana necesaria para que la audiencia se sentara en el sillón ya había tenido lugar cuando la "tele" llegó a Mar del Plata, pero se trataba de una audiencia pequeña35 Son quienes eran niños en aquella época los que recuerdan los programas, los horarios en los que había transmisión, el momento de estar mirando. Los mayores, en cambio, recuerdan el tiempo ganado gracias a este entretenimiento de sus hijos.

Para los mayores seguía tratándose de un objeto: moderno y prestigioso para unos, excéntrico y peligroso para otros. Lo que el aparato transmitía parece haber tenido una importancia menor al menos durante los sesenta. Las lógicas que primaban en la decisión de comprarlo ponían sus características en tanto objeto en el centro de las consideraciones36 Éste es, en efecto, el caso de la madre de una de nuestras entrevistadas.

    "Entrevistador: ¿Pero qué decía su mamá? ¿Por qué no quería tener un televisor?
    Hilda: ¡Ah! Porque mi mamá siempre tiene esa tendencia... la sigue teniendo... que todo es negativo. Lo desconocido es negativo. Y como que tiene miedo. Yo creo que pasa por ahí. No lo dice pero es lo que yo creo [...] no dejaba perder la oportunidad, si salía el tema, de decir que ella no, que la televisión no, que 'no quiero tener ese aparato en casa, veo en otro lado'. Y después dio el brazo a torcer. Claro porque se aburriría, porque estaba sola, los demás tenían y ella no, las dos nenas iban creciendo..."37

La condición económica de nuestra familia entrevistada, una mujer de 63 años, la segunda de cuatro hermanas, les permitía adquirir uno de estos aparatos. Su padre, ya fallecido en el tiempo de los televisores, había fundado una importante empresa de fabricación de calefactores de la que la familia aún recibía ganancias. Ella explica ese rechazo inicial de su madre (finalmente compró un aparato en 1972) como parte de una actitud negativa general hacia lo desconocido. Pero resulta significativo que este rechazo no se manifestara frente al acto de ver televisión, sino sólo frente al objeto televisor: "No quiero ese aparato en casa, veo en otro lado"38 Una imagen aparece con fuerza en este relato: la del hogar como refugio al que proteger (y donde protegerse) de lo nuevo, lo desconocido, de los cambios repentinos de un afuera amenazante.

El contraste de esta actitud con aquella predominante entre quienes eran niños cuando el televisor llegó a su hogar no podría ser mayor. En sus relatos, cierta naturalización del lugar de la televisión resulta un lugar común: "[I]magináte, no había televisión, no había nada"39 Dicha naturalización, en algunos casos, asume la forma de un deslizamiento en las fechas en las que se ubican ciertos sucesos de la historia de la televisión.

    "Entrevistador: Nancy me faltan hacerte una serie de preguntas [...] sobre los electrodomésticos, cómo eran cuando eras chica, qué cosas había, qué cosas no... quién las manejaba, quién decidió comprarlas... si te acordás [...]

    Nancy: Y, cuando era chica no había muchas cosas. Estaba el televisor, la heladera... y había un calefactor..."40

    "Nancy: [de una conversación telefónica con su hermana mayor] [...] cuando yo nací...
    Bueno el televisor ya estaba en casa...
    Hermana de Nancy: [...]
    Nancy: ¿Ah, no? ¿Y cuándo vino el televisor?
    Hermana de Nancy: [...]

    Nancy: ¿Cuando empezó canal 8? Nooo, pero no puede ser. Si Canal 8 cumplió 40 años y yo tengo 40...
    Hermana de Nancy: [...]
    Nancy: ¡Claro, cuando yo nací! ¡Tenés razón!
    Hermana de Nancy: [...]

    Nancy: No, no tengo 40, tengo 42. Tiene 42 entonces canal 8... (risas) [A la entrevista-dora]: Hace 42 años que compraron el televisor"41

Quisiéramos destacar dos puntos en estos fragmentos. Por un lado, el que ante la pregunta por los artefactos del hogar presentes en la infancia de la entrevistada, la primera referencia sea el televisor. En el segundo fragmento trascrito, el primer objeto por el que pregunta a su hermana es, nuevamente, el televisor. En ambos casos, la idea de que no hubiera un televisor en su hogar desde el momento de su nacimiento resulta inverosímil para ella. El segundo elemento que quisiéramos remarcar es el de la presencia de un deslizamiento en el discurso, que hace coincidir la fecha de sucesos que ocurrieron en distinto tiempo. La hermana de la entrevistada insiste en dos cuestiones que resultan contradictorias: primero, que cuando ella nació (marzo de 1965) no tenían televisor y, segundo, que ellos compraron el televisor cuando Canal 8 inició su transmisión (1960). Este primer deslizamiento puede explicarse si se lo adjudica a una confusión entre la fecha del inicio de Canal 8 y la de Canal 10 (22 de noviembre de 1965). Pero implica, además, una operación que supone situarse entre quienes accedieron al televisor propio más tempranamente.

¿En qué momento la televisión quedó instalada como parte inescindible de la vida cotidiana? En el siguiente fragmento se marca un momento que podría resultar crucial: la llegada del hombre a la luna.

    "Mario: Igual que el televisor, el televisor en blanco y negro recién lo tuvimos en los setenta nosotros.
    Sonia: Unos de los últimos en tenerlo...
    Mario: Porque cuando vimos el viaje a la luna no sé si nos prestó Cordeuse.
    Sonia: Un amigo del barrio..."42

Los hermanos Cortés se presentan como unos de los últimos en tener un televisor en su casa. La referencia que permite situar el momento en que lo tuvieron (en el que todavía no lo tenían) es el "viaje a la luna". Que el alunizaje sea tomado como referencia no resulta extraño. Frente a ese acontecimiento, "salvo Armstrong y Collins, los héroes, todos los humanos de cualquier condición quedaban hermanados en su condición de receptores de imágenes televisivas"43 Tan corriente parece haber sido la presencia del televisor en el hogar, que ellos también lo vieron en su casa gracias a un amigo generoso que se los prestó. En otro momento, los Cortés hubieran ido, como estaban acostumbrados, al Club Alvarado o a la casa de algún vecino para ver aquel acontecimiento extraordinario. Pero para ese entonces el televisor era moneda tan corriente que cualquiera podía prestar uno.


3. Televisores en el espacio doméstico

En la actualidad el televisor es un objeto omnipresente en los hogares. El proceso de asimilación del aparato de televisión al mundo doméstico, tanto en términos visuales como espaciales, ha sido abundantemente analizado en otros contextos, pero aún ha recibido escasa atención en la historiografía argentina. Las investigaciones que han puesto en el centro la condición de objeto del televisor y su relevancia para comprender la recepción del discurso televisivo44 se han nutrido de perspectivas teóricas diversas, que incluyen la referencia a autores tales como Pierre Bourdieu y Arjun Appadurai45

La dimensión simbólica de este aparato es una de las cuestiones que mayor interés ha recibido. Se ha sugerido que el televisor puede ser comprendido como un objeto fetiche, con significados simbólicos y totémicos46 En distintos contextos se ha señalado que la posesión de un televisor es el signo central de riqueza personal, incluso en comunidades que carecen de las condiciones necesarias para su funcionamiento (léase, corriente eléctrica)47

Entre nuestros entrevistados48, tanto entre aquellos que experimentaron un fuerte ascenso social en las últimas décadas como entre quienes disfrutaron de una mejor posición económica desde tiempos anteriores, incluso cuando la llegada de la televisión a Mar del Plata se diera en el marco de un abaratamiento de los televisores, haber sido de los pioneros en el acceso a uno de estos artefactos es una marca de distinción. La familia de Marta, José y Carlos Pilafsidis, como se dijo arriba, adquirió su primer televisor en 1960, meses antes de que arrancara la señal de Canal 8. Se trata de una familia que vivió un fuerte ascenso social en el período que va desde fines de la década de 1950 a los años ochenta. Si hasta fines de la década de 1960 vivían de un puesto de frutas y verduras en el que trabajaban el padre y los hermanos mayores, con el correr del tiempo se convirtieron en una importante familia de comerciantes de la ciudad. El relato que los ubica como pioneros en el barrio en el hecho de tener un televisor podría pensarse, en este sentido, como una forma de situar ese ascenso en un tiempo relativamente temprano de su historia familiar.

    "José: Yo, cuando mi viejo fue a comprar lo acompañé a mi viejo a comprar el televisor. Mi viejo tenía la costumbre de comprar el mejor, 'déme el mejor'...
    Marta: Sí... compró un Philips... una bestia...
    José: ¡Sí, un Philips holandés! De pie...
    Marta: ...de pie, muy chatito...

    José: Por ejemplo, un Dumont valía 10.000 pesos, 10.000 pesos un Dumont, que era mucho, ese costó 19.900... ¡estaba ahí presente! Yo estaba ahí. Y le digo, 'pero papá...', 'no, que sea el mejor'. Así, mi viejo tenía que ser el mejor. Y ahora... Sí... la tengo guardada, la tengo guardada [...]. Todo tenía que ser Philips. Pero el Philips valía el doble. ¡Y era totalmente importado! (Risas)"49

Distintos elementos remiten en este pasaje al televisor como un objeto que condensa la imagen del ascenso social. La marca, el origen extranjero, la insistencia en que el padre sólo compraba "lo mejor", aun cuando costara el doble, ubican al televisor como un artefacto de lujo (no a cualquier televisor, sino a su Philips). Resulta significativo, por otra parte, que el hermano mayor, habiendo pasado casi 50 años desde el momento en que lo compraron, guarde aún el aparato. En el relato del menor de los hermanos aparecen otros elementos no menos significativos:

    "Carlos: Mirá, en el año sesenta mi papá compró el televisor cuando todavía no había televisor en Mar del Plata. Mi papá lo compró porque era un loco por la electrónica.
    Siempre [...]. Y le gustó la idea del televisor y lo compró. Y todavía no había televisor.
    Entonces qué pasa. Instalan una antena que a veces podíamos ver televisión de Bs.
    As., canal 7 de Bs. As. Y hemos llegado a ver televisión de Uruguay, televisión de Brasil, pero lo agarrábamos así, era esporádico"50

En este fragmento, ser de los primeros en comprar un televisor está asociado a la modernidad y el progreso51 A ellos se suma una fuerte marca de género: la "locura" por la electrónica subraya la masculinidad del padre del entrevistado. La dificultad de captar la señal de televisión, la condición esporádica y exótica de lo captado, dan una nota de aventura a la luego prosaica práctica de ver televisión.

El valor simbólico con el que son investidos los aparatos puede observarse también en el espacio que le es dedicado en el interior del hogar. Algunos autores han analizado las diferencias en la ubicación del aparato de televisión entre hogares de distintos sectores sociales. Ondina Leal, en particular, ha confrontado el lugar de este aparato en viviendas de obreros recientemente asentados en zonas urbanas y hogares de clase media en el Brasil contemporáneo: si en los primeros el televisor ocupa un lugar central (en la medida en que es un signo del acceso a un modo de vida "moderno"), en los segundos ocupa un sitio más discreto, a veces casi escondido52

Entre nuestros entrevistados el lugar más habitual para el primer televisor fue el living o living-comedor53: un espacio de uso compartido por todos los miembros de la familia, un sitio en el que, además, podía ser visto por las visitas. Si más tarde es posible rastrear la diferencia en su ubicación entre los hogares obreros y de clase media que señalaba Ondina Leal, en la primera década de difusión de los televisores en Mar del Plata, este aparato era en todos los casos considerado un objeto de lujo: "[E]xponente social, será puesto en valor en tanto que tal: expuesto y sobre-expuesto. Como puede verse en los hogares de clases medias (e inferiores), en los que la TV se erige siempre sobre un pedestal cualquiera, centrando la atención como objeto"54

Sin embargo, en otros casos, también numerosos, el primer televisor fue ubicado en la cocina. A diferencia de lo observado en otras sociedades como la chilena55 la presencia de un televisor en la cocina dista de ser extraña entre nuestros entrevistados56 Esta diferencia en la ubicación del televisor no presenta, como podría pensarse, una correlación directa con el sector social entre los hogares en cuestión. Encontramos tanto familias de clase media como familias trabajadoras cuyo primer televisor fue ubicado en la cocina. ¿Cómo explicarla, entonces? Durante los primeros años de la década de los cincuenta en Estados Unidos un arreglo habitual consistía en ubicar el televisor de modo tal que no pudiera verse desde fuera57 En buena medida esto respondía a que el mirar televisión era valorado desfavorablemente. Encontramos ecos de esta mirada peyorativa sobre la práctica de mirar televisión en distintos discursos que circulaban en los años sesenta en la ciudad de Mar del Plata que, además, se centran en la figura del ama de casa:

Mirar televisión aparece como una forma de perder el tiempo, de falta de dedicación a las tareas de la casa. En un caso, su correlato es el desorden, el despilfarro y la consecuente auto-culpabilización; en el otro, la reprimenda de la mirada ajena (y masculina). El tópico del "perder el tiempo" vuelve en los relatos de algunos entrevistados.

    "Hilda: Yo no me enganché porque yo ya era más grande. Trabajaba... pero trabajaba por mi cuenta, ¿entendéis? Yo... era modista de alta costura y había terminado de estudiar en Buenos Aires y después alquilé acá un departamento en el centro porque en esa época trabajar para una clientela y en Bosque Alegre no daba. Entonces alquilé en el centro y bueno... y tenía dos empleadas que cosían y yo cortaba y medía y organizaba y más tenía que hacer cosas, de llevar a mis hermanitas al cole, de hacerle las cosas a mi mamá, llevarle a mi mamá esto, lo otro... así que andaba a mil... no tenía tiempo para tele (risas)"58

Detengámonos en el anterior fragmento del relato de una entrevistada, cuya madre se opuso durante años a comprar un televisor. Para mirar televisión, la madre y hermanas menores de la entrevistada visitaban diariamente a su hermana mayor, ya casada. Nuestra entrevistada, en cambio, no tenía tiempo para ello: trabajaba. En su relato, ella confronta lo que hacía (que era valioso) con lo que hacía su madre (que no lo era). Mirar la televisión aparece nuevamente como una forma de perder el tiempo.

Ahora bien, numerosos estudios han mostrado que la práctica de ver televisión suele ser simultánea a otras59 y que las actividades que se realizan simultáneamente al mirar televisión difieren significativamente en relación al género. Se ha observado que existe una notoria diferencia en la atención prestada a la televisión por parte de mujeres casadas y sus maridos. Este fenómeno ha sido explicado por la relación de las mujeres con el mundo doméstico, espacio donde se mira televisión y que es entendido por las mujeres como un lugar de continuo trabajo doméstico, trabajo raramente realizado por sus maridos60 En efecto, distintos análisis han mostrado que la simultaneidad de las actividades domésticas y la de mirar televisión tuvo una importante resonancia en el propio diseño de las emisiones televisivas desde sus inicios, cuyas consecuencias perduran aún hoy. La industria de la televisión estadounidense (la que luego sería el modelo de muchas otras televisiones nacionales) tuvo que modificar el diseño de su programación para resultar atractivo a las amas de casa, principales destinatarias de las campañas de publicidad de la entonces novedosa tecnología61 De una imagen de la televisión como cine privado se pasó a pensarla como radio con imágenes: la centralidad del sonido permitía a las amas de casa continuar con sus labores habituales y acercarse a la pantalla cuando la "banda sonora" indicara que un momento culmen estaba por suceder. La presencia del televisor en la cocina -en especial cuando se trata del primero adquirido en el hogar- se inscribe en esta tradición de hacer simultáneas las tareas domésticas y la práctica de mirar televisión.

Sin embargo, existen otras razones, más vinculadas a las especificidades del contexto nacional, que contribuyen a explicar dicha ubicación. Desde mediados del siglo XX es posible observar cierta insistencia en distintos discursos de circulación masiva destinados a un público femenino, en la búsqueda, a partir de la decoración, de la inclusión de los otros miembros de la familia en la cocina62 La figura de la cocina-comedor es sólo una de las manifestaciones de una nueva imagen de este ambiente que gana espacio en aquellos discursos, en especial a partir de los años sesenta: la cocina inundada de colores brillantes, confortable, práctica, luminosa, atractiva. Una cocina a tono con los últimos adelantos técnicos: la heladera eléctrica, la licuadora y también el televisor63 No es casual que el televisor y la heladera hayan sido señalados como elementos cruciales en relación al espacio doméstico en el capitalismo moderno64


Consideraciones Finales

A casi 60 años de la primera transmisión televisiva en Argentina, la imagen del televisor como parte esencial del escenario doméstico parece del orden de lo natural, de lo que siempre ha sido así. A casi 50 años de la primera transmisión televisiva fuera de Buenos Aires, la historia de este devenir "esencial" y de su naturalización ha sido aún escasamente transitada. Los relatos disponibles se centran en lo ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, donde este proceso tuvo unas características y una temporalidad específicas. El tiempo de la llegada del televisor a los hogares no es una cuestión menor a la hora de analizar los modos de su domesticación. Los diferentes discursos y representaciones sobre el espacio doméstico, las nuevas tecnologías y las imágenes de familia dominantes en cada momento resultan sumamente significativos para comprender la heterogeneidad del proceso que llevó al televisor a ser un objeto básico, típico y principal. Este artículo se propone como una contribución a la historia de otras experiencias de la llegada de la "tele" a los interiores de los hogares.

A lo largo de este trabajo hemos reconstruido experiencias de quienes vivieron los momentos iniciales de la televisión en Mar del Plata con la intención de recuperar la historicidad de la asociación entre televisor y domesticidad. Volver al momento en que el televisor era algo nuevo permite "extrañarse" de los significados que luego cristalizaran en sentido común. En ese recorrido hemos establecido cierto contrapunto con lo ocurrido en otras latitudes y otros tiempos, en especial con la primera década de televisión en Argentina. En este sentido, señalamos similitudes y diferencias entre dos procesos enmarcados en distintos contextos, en especial en lo referente al momento de construcción de la cultura televisiva. Elementos que para Buenos Aires son señalados como característicos de tiempos sucesivos, pueden pensarse en el caso de Mar del Plata como parte de un mismo momento:

La simultaneidad de los usos públicos y privados del televisor es quizás el mejor ejemplo. Destacamos, asimismo, otras particularidades del proceso de domesticación del televisor en Mar del Plata. En primer lugar, el que el lugar del televisor como objeto que da prestigio se extendiera más allá de la disminución de su precio. En segundo, las diferencias en las expectativas de la audiencia infantil y de los adultos respecto del nuevo medio, alimentadas por una década de relatos de quienes ya habían tenido contacto con él en la no tan lejana Buenos Aires. Finalmente, su presencia en ambientes como la cocina, que es una particularidad cuya comprensión requiere considerar las transformaciones en las culturas del habitar y el lugar de los nuevos artefactos y las modernas tecnologías en ellas.

El presente texto se ha centrado en el televisor como objeto. A pesar de que se ha excluido toda referencia a lo transmitido por televisión, el análisis de las imágenes del televisor y del hogar, presentes en el discurso televisivo y su relación con las transformaciones en las representaciones de los "televidentes", es una de las líneas de investigación a desarrollar. Otra línea interesante es la comparación entre la historia de la incorporación al hogar de los artefactos destinados al esparcimiento (la radio, el televisor) y aquellos destinados al trabajo (el lavarropas, la heladera, la aspiradora, etc.).

Observar las transformaciones en los objetos que poblaron los hogares es sin duda necesario, pero quedarnos en ellos resulta insuficiente. Los usos no están inscriptos en los objetos. Las experiencias de quienes vivieron el proceso de domesticación del televisor resultan imprescindibles para comprender el sentido atribuido a los nuevos artefactos en distintos momentos, así como los significados diversos con los que fueron investidos por diferentes sujetos. El género, la generación y el sector social de quien narra su experiencia son elementos clave a la hora de reconstruir prácticas y usos de los objetos. En el caso particular de los televisores, conocer dichos significados sin duda redundará en una mejor comprensión de la recepción del discurso televisivo así como de los usos del espacio doméstico.


Comentarios

* Este artículo es resultado de la investigación llevada a cabo en el marco del proyecto de tesis de doctorado "Vida familiar y modos de habitar: experiencias y representaciones (Mar del Plata 1940-1980)", financiado con una beca de Postgrado tipo I de CONICET, que a su vez forma parte del proyecto colectivo "Identidades, Familias y Género: Construcciones, imágenes y representaciones. Argentina, segunda mitad del siglo XX", cuya ejecución está a cargo del grupo de Estudios sobre Familia, Género y Subjetividades de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

1 Citado en Roger Silverstone, Televisión y vida cotidiana (Buenos Aires: Amorrortu, 1996), 52.

2 Roger Silverstone, Televisión y vida cotidiana (Buenos Aires: Amorrortu, 1996), 51.

3 Lynn Spigel, Make Room for T V. Television and the Family Ideal in Postwar America (Chicago: The University of Chicago Press, 1992), 1.

4 El concepto de domesticación es utilizado por Roger Silverstone para referir al proceso de incorporación de nuevas tecnologías en el ámbito doméstico. Roger Silverstone, Televisión y vida cotidiana, 53-93.

5 "[T]he moment of any new technology (...) is a moment of choice" (traducción propia). Lynn Spigel, "Introduction", en Raymond Williams, Television. Technology and cultural form (Londres: University Press of New England, 1992), X V.

6 Mar del Plata es una ciudad balnearia, fundada a fines del siglo XIX, ubicada sobre la costa atlántica, 400 km al sur de la ciudad de Buenos Aires. Si nació como balneario de élite, a mediados del siglo XX se popularizó. Por otra parte, desde su creación Mar del Plata contó con un puerto sobre el Atlántico que permitió el desarrollo de la industria de la pesca que, junto con el turismo y la industria textil, dieron impulso a la vida económica de la ciudad. El ritmo de crecimiento demográfico fue muy lento durante las primeras décadas. Sólo después del censo de 1947 se superaron los 100.000 habitantes, número que se duplicó en 1960 con el arribo de familias del interior del país y de la provincia. En la actualidad la ciudad cuenta con una población de alrededor de 700.000 habitantes.

7 Lila Abu-Lughod, "La interpretación de la(s) cultura(s) después de la televisión", Etnografías contemporáneas 1: 1 (2005): 64.

8 Seguimos las recomendaciones de Dora Schwarzstein cuando señala que "es inadecuado usar las fuentes orales de manera principalmente factual, sólo para transmitir o confirmar evidencia de acontecimientos particulares. La materia prima de la entrevista es la memoria, y ésta tiene un carácter subjetivo y una tendencia a interpretar la historia más que reflejarla". Dora Schwarzstein, Una introducción al uso de la Historia Oral en el aula (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2001), 22.

9 Christopher Lasch, Refugio en un mundo despiadado (Barcelona: Gedisa, 1996).

10 José Francisco Liernur, "Casas y jardines. La construcción del dispositivo doméstico moderno (1870-1930)", en Historia de la vida privada en la Argentina: la Argentina Plural, ed. Fernando Devoto y Marta Madero (Buenos Aires: Taurus, 1999), 101.

11 Joshua Meyrowitz, citado en Roger Silverstone, Televisión y vida cotidiana, 59.

12 Williams sitúa este proceso de "privatización móvil" en una línea que, con escasos quiebres o retrocesos, iría de la conformación de la esfera pública habermasiana en el siglo XVIII, en la que la prensa tuvo un lugar central, a su privatización, con la centralidad adquirida por medios cuya recepción fue eminentemente doméstica (la televisión es el mejor ejemplo). Raymond Williams, Televisión, 19. La idea de que existe una tendencia hacia la privatización de la esfera pública, ya presente en los propios textos de Habermas, ha generado un intenso debate. Entre quienes la discuten puede situarse a John Tomlinson, citado en Roger Silverstone, Televisión y vida cotidiana, 119. En todo caso, la definición de lo público como un espacio entre el Estado y el terreno privado de las relaciones económicas no es puesta en cuestión. En este artículo no tomamos esa noción de lo público en tanto no permite dar cuenta de ciertos matices que hacen que los usos del televisor dentro del espacio del hogar sean unas veces más públicos y otras, más privados.

13 "Broadcasting, Williams argues, served as the resolution to this contradiction insofar as it brought a Picture of the outside World into the private home. It gave people the sense of travelling to distant places and having access to information and entertainment in the public sphere, even as they received this in the confnes of their own domestic world". Lynn Spigel, "Introduction", en Raymond Williams, Television, XXI.

14 Sergio Pujol, La década rebelde. Los años 60 en Argentina (Buenos Aires: Emecé, 2002), 146.

15 Lynn Spigel, Make Room, 27.

16 Mirta Varela, "Los comienzos de la televisión argentina en el contexto latinoamericano", presentado en la reunión de la Latin American Studies Association (Chicago: 1998), 8.

17 "El peronismo logró mitificar su espacio público por excelencia, la Plaza de Mayo, frente a la casa de gobierno, el lugar hacia donde se dirigieron las masas en la concentración que se convertirá en hito fundacional del movimiento peronista que lo seguirá ocupando en las reiteradas movilizaciones. Pero también es una época signada por la ocupación de las calles de paseo, los cines, los teatros, los restaurantes, los bailes, el carnaval. La calle Lavalle, la avenida Corrientes y el 'Centro de los grandes espectáculos' componen una geografía nocturna y masiva del espectáculo porteño. Nuevos sectores acceden a esos consumos y su presencia es uno de los datos más significativos de la cultura de la época. En ese contexto no parece arbitrario que el Estado distribuyera televisores para su recepción pública y la primera televisación fuera un acto multitudinario." Mirta Varela, "Los comienzos", 10.

18 Varela sostiene que ésta no es una característica exclusiva del caso argentino. Mirta Varela, "Los comienzos", 9.

19 Véase Cecelia Tichi, Electronic Hearth: creating an American Television Culture (New York: Oxford University Press, 1991), 16-17.

20 Gonzalo Aguilar, "Televisión y vida privada", en Historia de la vida privada en la Argentina: la Argentina entre multitudes y soledades, de los años treinta a la actualidad, eds. Fernando Devoto y Marta Madero (Buenos Aires: Taurus, 2002), 257. Spigel observa en los Estados Unidos ya en un período muy anterior los discursos que tienden a un uso diferencial del televisor dentro de las familias. Lynn Spigel, Make room, 60.

21 En 1950 México, Cuba y Brasil realizan sus primeras transmisiones televisivas. En 1952, es el turno de Venezuela y en 1954, el de Colombia. Véase Mirta Varela, La televisión criolla. Desde sus inicios hasta la llegada del hombre a la Luna, 1951-1969 (Buenos Aires: Edhasa, 2005), 36-37.

22 "Es necesario aguardar a la televisión de los sesenta para encontrar una 'generación televisiva' por haber compartido la experiencia de ver El capitán Piluso. No ha quedado, en cambio, una generación de La pandilla Marylin". Mirta Varela, La televisión criolla, 60.

23 Mario Rapoport, Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000) (Buenos Aires: Macchi, 2003), 579.

24 Ricardo Aroskind, "El país del desarrollo posible", en Violencia, proscripción y autoritarismo (1955-1976), ed. Daniel James (Buenos Aires: Sudamericana, 2003), 63-116.

25 En este sentido, Pujol señala que "el número de televisores en el país pasó de un millón y medio de aparatos en 1959 a casi doce millones en 1968: un crecimiento que, proporcionalmente, fue mayor al que se dio en los Estados Unidos, el gran proveedor mundial de imágenes en movimiento". Sergio Pujol, La década rebelde, 146.

26 Gonzalo Aguilar, "Televisión y vida privada", 256.

27 Entrevista a Nancy Cabañas, Mar del Plata, 15 de marzo de 2007; entrevista a Elías Fiotto, Mar del Plata, 5 de octubre de 2006; entrevistas a Cristina Gómez, Mar del Plata, 28 de enero de 2007 y 6 de agosto de 2008; entrevistas a Celia Iglesias, Mar del Plata, 15 de junio de 2007 y 19 de agosto de 2008; entrevista a Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22 de junio de 2007; entrevista a Marta y José Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007; entrevista a Marta María Rodríguez , Mar del Plata, 3 de junio 2007; entrevistas a María del Carmen Rustoyburu, Mar del Plata, 25 de enero de 2007 y 30 de agosto de 2008; entrevista a María Vinci, Mar del Plata, 25 de junio de 2007; entrevista a José Zambrano, Mar del Plata, 30 de enero de 2007; entrevista a Elena Di Norcia, Mar del Plata, 5 de julio de 2007.

28 Mirta Varela, La televisión criolla, 54.

29 Véase Inés Pérez, "Aquí vivieron y así recuerdan. Historias de familia y vivienda en Mar del Plata entre los años 1940 y 1970" (Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad Nacional de Mar del Plata, 2006); Inés Pérez, "El trabajo doméstico y la mecanización del hogar: discursos, experiencias, representaciones. Mar del Plata en los años sesenta", documento presentado en la 1a Reunión de Trabajo Los 60' de otra manera: vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina (Buenos Aires: 2008).

30 Juan Carlos Torre y Elisa Pastoriza, "La democratización del bienestar", en Nueva Historia Argentina: los años peronistas, compilado por Juan Carlos Torre (Buenos Aires: Sudamericana, 2002), 257-312.

31 Susana Torrado, Historia de la familia en la Argentina Moderna (Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 2003): 376- 401; Anahí Ballent, Las huellas de la política. Vivienda, ciudad y peronismo en Buenos Aires, 1943-1955 (Buenos Aires: Prometeo, 2005), 31-95; Rosa Aboy, Viviendas para el pueblo. Espacio urbano y sociabilidad en el barrio Los Perales, 1946-1955 (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2005), 19-73.

32 "Problema para la familia", Diario La Capital, Mar del Plata, 15 de septiembre de 1966. Las cursivas son mías.

33 Mirta Varela, La televisión criolla, 47.

34 Entrevista a Marta y a José Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007.

35 "Si resultaba difícil encontrar algún atractivo para quedarse a 'ver cómodamente desde su casa', fue necesario esperar que algo se modifcara en la vida cotidiana, en los hábitos respecto de otros consumos culturales para que la televisión se instalara cómodamente en la Argentina y la audiencia en el sillón". Mirta Varela, La televisión criolla, 54.

36 Marta, José y Carlos Pilafsidis recuerdan que su padre compró el televisor por razones que tienen que ver con su gusto por la tecnología, por estar al día con lo nuevo. Entrevista a Marta y a José Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007; entrevista a Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22 de junio de 2007. Por otra parte, a nivel de la política municipal, también parecen haber primado las consideraciones vinculadas al imaginario acerca de la tecnología cuando el 13/04/1966 se aprobó el decreto 362 por medio del que se creaba la "Telescuela Municipal": "Que la televisión puede ser el vehículo capaz de llevar a conocimiento de los escolares -entre otros- temas sobre investigaciones del medio físico; protección de la salud; comprensión y mejoramiento de la vida social: instrumentos de cultura y actividades estéticas. Por ello, decreta: Art. 1: Créase la "Telescuela Municipal", en la que se transmitirán temas vinculados a los programas escolares vigentes. Art. 2: La Dirección General de Educación deberá proponer los lugares donde considere oportuno habilitar centros de recepción, para mejor aprovechamiento de la población escolar". Boletín Municipal (Municipalidad de General Pueyrredón, 1966), 153-154. Esta experiencia se inscribe en una línea de acción estatal de donación de televisores a instituciones educativas que habría empezado ya en la década de 1950. Véase Mirta Varela, "Los comienzos", 8.

37 Entrevista a Hilda Broers, Mar del Plata, 10 de julio de 2007.

38 Entrevista a Hilda Broers, Mar del Plata, 10 de julio de 2007.

39 Entrevista a José y Marta Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007.

40 Entrevista a Nancy Cabañas, Mar del Plata, 15 de marzo de 2007.

41 Entrevista a Nancy Cabañas, Mar del Plata, 15 de marzo de 2007.

42 Entrevista a Mario, Sonia, Paula y Fernanda Cortés, Mar del Plata, 22 de junio de 2007.

43 Mirta Varela, La televisión criolla, 243.

44 Distintos autores han marcado la centralidad del medio familiar en la recepción del discurso televisivo. Véase, entre otros, Guillermo Orozco Gómez, Recepción televisiva. Tres aproximaciones y una razón para su estudio (México: Universidad Iberoamericana, 1990); Guillermo Orozco Gómez, Hablan los televidentes. Estudios de recepción en varios países (México: Universidad Iberoamericana, 1992).

45 Las obras más citadas son Pierre Bourdieu, La distinción. Criterio y bases sociales del gusto (Madrid: Taurus, 1998) y Arjun Appadurai, The Social Life of Things. Commodities in cultural perspective (Cambridge: Cambrisge University Press, 1988).

46 David Morley, "Television. Not so much a visual medium, more a visible object", en Visual Culture, ed. Chris Jenks (London & New York: Routledge, 2002), 170-189.

47 Alfred Gell, "Newcomers to the world of goods: consumption among the Muria Gonds", en The social life of things, 110-138.

48 Entrevista a Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22 de junio de 2007; entrevista a Marta y José Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007; entrevistas a María del Carmen Rustoyburu, Mar del Plata, 25 de enero de 2007; entrevista a Celia Iglesias, Mar del Plata, 15 de junio de 2007); entrevista a María Vinci, Mar del Plata, 25 de junio de 2007; entrevista a Nancy Cabañas, Mar del Plata, 15 de marzo de 2007.

49 Entrevista a José y a Marta Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007.

50 Entrevista a Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22 de junio de 2007.

51 Estos elementos resultan cercanos a los observados por Tim O' Sullivan en los años cincuenta en Gran Bretaña. De acuerdo a este autor, en aquel contexto ser dueño de un televisor era sinónimo de poseer status, ser moderno y estar a tono con el progreso de la época. Tim O' Sullivan, Televisión Memories and Cultures of Viewing, citado en David Morley, "Television. Not so much", 177.

52 Ondina Leal, "Popular taste and erudite repertoire: the place and space of TV in Brazil", Cultural Studies 4: 1 (1990): 21-31.

53 Entrevista a Hilda Broers, Mar del Plata, 10 de julio de 2007; entrevista a Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22 de junio de 2007; entrevista a Marta y José Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007; entrevista a Marta María Rodríguez, Mar del Plata, 3 de junio 2007; entrevistas a María del Carmen Rustoyburu, Mar del Plata, 25 de enero de 2007; entrevista a Blanca Esperón de Rustoyburu, Mar del Plata, 20 de enero de 2007.

54 Jean Baudrillard, "Función signo y lógica de clase", en Crítica de la economía política del signo (México: Siglo XXI, 1974), 39. Más recientemente se ha observado cómo la presencia del televisor en viviendas de sectores populares, en particular en el living o comedor, "normaliza" el hogar en cuestión. Véase Sebastián Ureta, "There is one in every home': Finding the place of television in new homes among a low-income population in Santiago, Chile", International Journal of Cultural Studies 11:4 (2000).

55 Sebastián Ureta, "There is one": 489.

56 Como ejemplos de relatos que describen la presencia del aparato de televisión en la cocina podemos citar las siguientes entrevistas: entrevista a Cristina Gómez, Mar del Plata, 28 de enero de 2007; entrevista a Celia Iglesias, Mar del Plata, 15 de junio de 2007; entrevista a María Vinci, Mar del Plata, 25 de junio de 2007.

57 Lynn Spigel, Make room: 49.

58 Entrevista a Hilda Broers, Mar del Plata, 10 de septiembre de 2007.

59 Ver Barrie Gunter and Michael Svennevig, Behind and in front of the screen (London: John Libbey Books, 1987), citado en David Morley, "Television. Not so much", 172; Paddy Scannell, "Radio times", en Television and its audience, ed. Philip Drummond y Richard Paterson (London: British Film Institute, 1988), citado en David Morley, "Television. Not so much", 173; David Morley, Family Television (London: Comedia/Routledge, 1986); David Morley y Roger Silverstone, "Domestic Communications", Media, Culture and Society 12: 1 (1990): 31-55.

60 David Morley, Family Television: 177.

61 Lynn Spigel, Make room: 46-47.

62 Desde principios de siglo la cocina experimentó fuertes transformaciones que la convirtieron de un lugar eminentemente sucio, alejado de los "locales habitables" de la vivienda, a un lugar primero higiénico y luego incluso estéticamente valorado. Los cambios más importantes estuvieron vinculados al cambio de combustibles utilizados en la cocción de los alimentos: de leña y carbón -combustibles sucios- a kerosén y gas (combustibles limpios). Véase José Francisco Liernur, "Casas y jardines", 118-123; Alejandro Crispiani, "Transformaciones técnicas del habitar doméstico: el sector cocina", en Materiales para una historia de la Arquitectura, el Hábitat y la Ciudad en la Argentina, ed. Fernando Aliata et.al. (La Plata: REUN/UNLP, 1995), 186.

63 La integración de la cocina con los espacios de estar, espacios pensados para la reunión de toda la familia, podría pensarse a partir de la hipótesis de las inter-determinaciones entre la televisión y el espacio doméstico presente en el trabajo de Alan O'Shea, "Televisión as culture", Media, Culture and Society 11:2 (1989): 373-379. Sin embargo, aquí entendemos que, a pesar de la importancia de la introducción del televisor en el hogar y, consecuentemente, del discurso televisivo, las transformaciones en el espacio doméstico se explican por una conjunción de elementos diversos. El aumento en el consumo de artefactos domésticos ha sido vinculado en otros contextos a lo que Martine Segalen ha llamado el "retorno del esposo al hogar". De acuerdo con esta autora, en la sociedad francesa a partir de los años cuarenta "el esposo efectúa inversiones en la vivienda para mejorarla, compra bienes de consumo útiles para toda la familia. A menudo han sido los hombres quienes se han decidido a adquirir máquinas de lavar la ropa y la vajilla, refrigeradores, etc., incluso aunque sean las mujeres las que los usan más a menudo". Martine Segalen, Antropología histórica de la familia (Madrid: Taurus, 1992), 195. En Argentina, en cambio, ha sido vinculada a una mayor incidencia de las mujeres en el consumo. Véase Marcela Nari y María del Carmen Feijóo, "Women in Argentina during the 1960's", Latin American Perspectives 88: 23 (1996): 7-27.

64 Véase Anna Mccarthy, "The misuse value of the TV set: Reading media objects in transnational urban spaces", International Journal of Cultural Studies 3:3 (2000): 307-330.


Referencias

Fuentes Primarias
Entrevistas:

Entrevistas a:
Hilda Broers, Mar del Plata, 10 de julio y 10 de septiembre de 2007;        [ Links ]

Nancy Cabañas, Mar del Plata, 15 de marzo de 2007;        [ Links ]

Mario Cortés;Sonia Cortés, Paula Cortés y Fernanda Cortés, Mar del Plata 22 de junio de 2007;        [ Links ]

Elena Di Norcia, Mar del Plata, 5 de julio de 2007;        [ Links ]

Blanca Esperón de Rustoyburu, Mar del Plata, 20 de enero de 2007;        [ Links ]

Elías Fiotto, Mar del Plata,5 de octubre de 2006;        [ Links ]

Cristina Gómez, Mar del Plata, 28 de enero de 2007 y 6 de agosto de 2008;        [ Links ]

Celia Iglesias, Mar del Plata, 15 de junio de 2007;        [ Links ]

Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22 de junio de 2007;        [ Links ]

Marta Pilafsidis y José Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007;        [ Links ]

Marta María Rodríguez, Mar del Plata, 3 de junio 2007;        [ Links ]

María del Carmen Rustoyburu, Mar del Plata, 25 de enero de 2007 y 30 de agosto de 2008;        [ Links ]

María Vinci, Mar del Plata, 25 de junio de 2007;        [ Links ]

José Zambrano, Mar del Plata, 30 de enero de 2007.        [ Links ]

Publicaciones periódicas:

Diario La Capital, Mar del Plata, 2 de marzo de 1966 y 15 de septiembre de 1966.        [ Links ]

Fuentes primarias impresas:

Boletín Municipal. Municipalidad de General Pueyrredón, 1966.        [ Links ]

Fuentes secundarias

Aboy, Rosa. Viviendas para el pueblo. Espacio urbano y sociabilidad en el barrio Los Perales, 1946-1955. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2005.        [ Links ]

Abu-Lughod, Lila. "La interpretación de la(s) cultura(s) después de la televisión". Etnografías contemporáneas 1: 1 (2005): 57-90.        [ Links ]

Aguilar, Gonzalo. "Televisión y vida privada". En Historia de la vida privada en la Argentina: la Argentina entre multitudes y soledades, de los años treinta a la actualidad, editado por Fernando Devoto y Marta Madero. Buenos Aires: Taurus, 2002, 255-283.        [ Links ]

Appadurai, Arjun. The Social Life of Things. Commodities in cultural perspective. Cambridge: Cambrisge University Press, 1988.        [ Links ]

Aroskind, Ricardo. "El país del desarrollo posible". En Violencia, proscripción y autoritarismo (1955-1976), editado por Daniel James. Buenos Aires: Sudamericana, 2003, 63-116.        [ Links ]

Ballent, Anahí. Las huellas de la política. Vivienda, ciudad y peronismo en Buenos Aires, 1943-1955. Buenos Aires: Prometeo, 2005.        [ Links ]

Baudrillard, Jean. "Función signo y lógica de clase". En Crítica de la economía política del signo. México: Siglo XXI, 1974, 1-51.        [ Links ]

Bourdieu, Pierre. La distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Madrid: Taurus, 1998.        [ Links ]

Crispiani, Alejandro. "Transformaciones técnicas del habitar doméstico: el sector cocina". En Materiales para una historia de la Arquitectura, el Hábitat y la Ciudad en la Argentina, editado por Fernando Aliata, Anahí Ballent, Alejandro Crispiani, José Francisco Liernur, Claudia Schmidt, Gustavo Vallejo. La Plata: REUN/UNLP, 1995, 183-192.        [ Links ]

Gell, Alfred. "Newcomers to the world of goods: consumption among the Muria Gonds". En The social life of things, editado por Arjun Appadurai. Cambridge: Cambridge University Press, 1988, 110-138.        [ Links ]

Leal, Ondina. "Popular taste and erudite repertoire: the place and space of TV in Brazil". Cultural Studies 4: 1 (1990): 21-31.        [ Links ]

Liernur, José Francisco. "Casas y jardines. La construcción del dispositivo doméstico moderno (1870-1930)". En Historia de la vida privada en la Argentina: la Argentina Plural, editado por Fernando Devoto y Marta Madero, Buenos Aires: Taurus, 1999, 99-137.        [ Links ]

Mccarthy, Anna. "The misuse value of the TV set: Reading media objects in transnational urban spaces". International Journal of Cultural Studies 3:3 (2000): 307-330.        [ Links ]

Morley, David y Roger Silverstone. "Domestic Communications". Media, Culture and Society 12: 1 (1990): 31-55.        [ Links ]

Morley, David. Family Television. London: Comedia/ Routledge, 1986.        [ Links ]

Morley, David. "Television. Not so much a visual medium, more a visible object". En Visual Culture, editado por Jenks, Chris. London & New York: Routledge, 2002, 170-189.        [ Links ]

Nari, Marcela y María del Carmen Feijóo. "Women in Argentina during the 1960's". Latin American Perspectives 23:1 (1996): 7-27.        [ Links ]

O'Shea, Alan. "Televisión as culture". Media, Culture and Society 11: 2 (1989): 373-379.        [ Links ]

Orozco Gómez, Guillermo. Hablan los televidentes. Estudios de recepción en varios países. México: Universidad Iberoamericana, 1992.        [ Links ]

Orozco Gómez, Guillermo. Recepción televisiva. Tres aproximaciones y una razón para su estudio. México: Universidad Iberoamericana, 1990.        [ Links ]

Pérez, Inés. "Aquí vivieron y así recuerdan. Historias de familia y vivienda en Mar del Plata entre los años 1940 y 1970", Tesis de la licenciatura en Historia. Universidad Nacional de Mar del Plata, 2006.        [ Links ]

Pérez, Inés. "El trabajo doméstico y la mecanización del hogar: discursos, experiencias, representaciones. Mar del Plata en los años sesenta". Documento presentado en la 1º Reunión de Trabajo Los 60' de otra manera: vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina. Buenos Aires: 2008.        [ Links ]

Pujol, Sergio. La década rebelde. Los años 60 en Argentina. Buenos Aires: Emecé, 2002.        [ Links ]

Rapoport, Mario. Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000). Buenos Aires: Macchi, 2003.        [ Links ]

Schwarzstein, Dora. Una introducción al uso de la Historia Oral en el aula. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2001.        [ Links ]

Segalen, Martine. Antropología histórica de la familia. Madrid: Taurus, 1992.        [ Links ]

Silverstone, Roger. Televisión y vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu, 1996.        [ Links ]

Spigel, Lynn. Make Room for TV. Television and the Family Ideal in Postwar America. Chicago: The University of Chicago Press, 1992.        [ Links ]

Tichi, Cecelia. Electronic Hearth: creating an American Television Culture. New York: Oxford University Press, 1991.        [ Links ]

Torrado, Susana. Historia de la familia en la Argentina Moderna. Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 2003.        [ Links ]

Torre, Juan Carlos y Elisa Pastoriza. "La democratización del bienestar". En Nueva Historia Argentina: los años peronistas, editado por Juan Carlos Torre. Buenos Aires: Sudamericana, 2002, 257-312.        [ Links ]

Ureta, Sebastián. "There is one in every home': Finding the place of television in new homes among a low-income population in Santiago, Chile". International Journal of Cultural Studies 11:4 (2000): 477-497.        [ Links ]

Varela, Mirta. "Los comienzos de la televisión argentina en el contexto latinoamericano". Presentado en la reunión de la Latin American Studies Association. Chicago: 1998.        [ Links ]

Varela, Mirta. La televisión criolla. Desde sus inicios hasta la llegada del hombre a la Luna, 1951-1969. Buenos Aires: Edhasa, 2005.        [ Links ]

Williams, Raymond. Television. Technology and Cultural Form, Hanover. Hanover y Londres: Wesleyan University Press, 1992.        [ Links ]

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons