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Historia Crítica

versión impresa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.39 supl.1 Bogotá nov. 2009

 

LA HISTORIA GLOBAL Y SU CONVENIENCIA PARA EL ESTUDIO DEL PASADO Y DEL PRESENTE*

Hugo Fazio Vengoa
Historiador con Doctorado en Ciencia Política de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Profesor Titular y Director del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Miembro del Grupo de Historia del Tiempo Presente (Categoría A1 en Colciencias). Sus intereses investigativos se concentran en la Historia del tiempo presente, la globalización y las relaciones internacionales contemporáneas. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: La historia y el presente en el espejo de la globalización (Bogotá: Uniandes - CESO, 2008) y El mundo y la globalización en la época de la historia global (Bogotá: Siglo del Hombre - IEPRI, 2007). hfazio@uniandes.edu.co.


RESUMEN

El artículo analiza los factores que hicieron posible el surgimiento de la historia global, precisa sus contornos y esboza los enfoques que incluye, tales como la historia comparada, la transnacional y la croisée. Asimismo, detalla los principales obstáculos que debe enfrentar y los desafíos que le plantea a la historia a secas. Con base en las disquisiciones que ofrece esta perspectiva histórica, el autor brinda algunas claves para hacer de la historia global un enfoque para el estudio del presente histórico contemporáneo.

PALABRAS CLAVE
Historiografía, historia global, globalización, historia del tiempo presente, historia mundial, juego de escalas, macrohistoria, microhistoria.


GLOBAL HISTORY AND ITS USEFULNESS IN THE STUDY OF THE PAST AND THE PRESENT

ABSTRACT

This article analyzes the factors behind the rise of global history, identifes its contours, and sketches its areas of focus, including such felds as comparative, transnational and croisée history. It also details the main obstacles that it should confront and the challenges it offers to history tout court. Based on the disquisitions that this historical perspective offers, the author provides some clues of how to make global history a focus for the study of the contemporary historical present.

KEY WORDS
Historiography, Global History, Globalization, History of the Present Time, World History, Scale, Macrohistory, Microhistory.


Introducción

Hace más de medio siglo Fernand Braudel afirmó que "la historia es hija de su tiempo" y que, por los profundos cambios que sacudían el panorama mundial en ese entonces, la historia ya no podía seguir siendo la misma. En dicha ocasión, el historiador galo constataba que con la Segunda Guerra Mundial un viejo mundo había quedado atrás y advertía que los anteriores conceptos intelectuales se habían "encorvado o simplemente roto": que los científicos sociales debían adentrarse en otra "aventura del espíritu" y debían embarcarse en nuevas incursiones académicas e intelectuales1

Visto desde otro ángulo, esta variabilidad de significados y de contenidos obedece a que la historia representa un tipo de conocimiento reflexivo, en tanto que reconoce que "las prácticas sociales son examinadas constantemente y reformadas a la luz de la nueva información sobre esas mismas prácticas, que de esa manera alteran su carácter constituyente"2 y porque es un tipo de saber que se encuentra codificado y regulado por la "interpretación que la sociedad hace de sí misma"3

Hemos querido iniciar este ensayo recordando esta sugestiva tesis braudeliana sobre el carácter reflexivo que comporta el conocimiento histórico, porque en el recodo de los siglos XX y XXI el mundo ha transitado por una coyuntura histórica, tanto o más radical que la que en su momento le correspondió vivir al connotado historiador francés. Son tan profundas las transformaciones que experimentan las sociedades contemporáneas, que la historia no ha podido permanecer impávida y ha tenido que adaptarse y responder a estos cambios.

En este proceso de adecuación al soplo de los nuevos tiempos han ido surgiendo nuevos enfoques, se han diseñado novedosos presupuestos metodológicos y se han acuñado nuevos conceptos4 entre los cuales un lugar especial le ha correspondido al de la historia global5 No es una exageración sostener que ha sido tal la atención que ha despertado la historia global que desde finales del siglo pasado han surgido numerosas publicaciones periódicas electrónicas dedicadas a este tema, importantes revistas académicas le han dedicado números monográficos e incluso prestigiosas universidades, como la de Warwick, han inaugurado programas académicos a nivel de Maestría sobre este tipo de historia.


1. La globalización como fundamento de la historia global

No es fortuito el interés que ha despertado la historia global. Detrás de ella se encuentran numerosos factores, algunos de los cuales obedecen a transformaciones que han experimentado las sociedades contemporáneas, y otros a desarrollos que ha sufrido el conjunto de las ciencias sociales. Entre los primeros se encuentran el desfogue de las tendencias globalizantes en nuestro presente más inmediato, situación que tempranamente planteó el problema de la historicidad y la profundidad temporal que reviste este fenómeno. Si en un primer momento prevaleció la idea de que esta era un tipo de situación inherente al mundo que debutaba en la década de los noventa del siglo pasado, no se requirió de mucho tiempo para que los analistas sociales empezaran a interesarse y a debatir por los orígenes de la globalización6, discusión que, desde luego, mantiene su curso hasta la fecha.

Segundo, la intensificación de estas tendencias produjo un debilitamiento en la capacidad de acción del Estado-nación y, consecuentemente, promovió y destacó novedosas formas de interpenetración, varias de las cuales trascienden las dimensiones estatales y nacionales. Donde mejor se ha podido visualizar esta orientación ha sido en el campo de lo internacional, puesto que la globalización entrañó la degradación, mas no la desaparición, de aquel anillo intermedio (la dimensión estatal) que antes mantenía a distancia lo global de lo local y viceversa7 Hoy por hoy ha ido ganando fuerza la idea de que la globalización se expresa de manera "glocalizada"8, incluso en el ámbito internacional, pues constituye una dinámica que realza la compenetración entre los factores locales con los fenómenos globales. De esta transformación que ha experimentado la contemporaneidad se ha desprendido uno de los principales designios que tiene que practicar la historia global para reconectar las historias nacionales y destacar los procesos de conectividad.

Tercero, otro campo en el cual la globalización ha revolucionado a las sociedades contemporáneas ha sido en que ha introducido modificaciones en las coordenadas espacio-temporales habituales, a través de una mayor compresión del espacio y del tiempo9, una multiplicación del número de ámbitos donde tienen lugar las relaciones sociales y la pertenencia compartida de todos los colectivos a un mismo horizonte espacio-temporal. Esta transformación ha remecido directamente a la historia, por cuanto esta disciplina, más que cualquiera otra ciencia social, recaba gran parte de su sentido y de su existencia de las condiciones de tiempo y espacio10.

Esta variación ocasionada por la globalización se encuentra en el trasfondo de la historia global, en la medida en que la globalidad apunta precisamente a determinar las articulaciones entre las distintas espacialidades históricas y a precisar el encuentro o la sobreimposición de temporalidades, con las cadencias que le son propias, en los grandes acontecimientos o situaciones del pasado. Como ha señalado Arif Dirlik, es una historia que procura afinar

    "los fenómenos y procesos históricos a través de todo tipo de fronteras, expandiendo ampliamente los espacios posibles para la investigación y explicación; abre la visión histórica para una proliferación de espacialidades y, por tanto, de temporalidades y permite un entendimiento más complejo de los procesos de la historia; en el conocimiento de la totalidad por la que clama, permite una conciencia histórica más crítica [...] en otras palabras, no es un tema, es una metodología que complementa y desafía las otras maneras de hacer historia. También es importante porque estimula una apreciación del mundo, de la modernidad global"11.

Cuarto, la globalización ha demostrado ser tanto una sociología de las interdependencias planetarias como una nueva fenomenología del mundo, es decir, una nueva forma de representar los problemas sociales en nuestra contemporaneidad12 Sobre el particular, hace algunos años, con gran perspicacia Roger Chartier sostenía que "la conciencia de globalidad de los contemporáneos comanda, a su manera, la de los historiadores. Es por ello que en el Congreso de Oslo Natalie Davis propuso, como una práctica posible de la historia universal, una historia que, sin renunciar a sus objetos o a sus escalas clásicas, se inspire de una conciencia global"13

Si el anterior constituyó un primer conjunto de factores que promocionó el advenimiento de la historia global, otro cúmulo se localiza en las ciencias sociales y en las disyuntivas que ha debido sortear la historia misma. Entre estos elementos conviene recordar como contextualización que el posmodernismo de las décadas de los años setenta y ochenta dio lugar a un fuerte cuestionamiento de los grandes metarrelatos, lo que condujo al abandono de las síntesis históricas y a una mayor propensión por los estudios de casos, de donde emanaban más fácilmente la heterogeneidad, la fragmentación y la indeterminación14, así como la apreciación más profunda de la complejidad multidimensional de la realidad con la correspondiente pluralidad de perspectivas necesarias para abordarla. Con el correr del tiempo se ha vuelto a recuperar la importancia de las grandes historias y se ha entendido que "la alternativa a la gran narración de la modernización no se encuentra en las migajas parceladas, como en su momento creyeron los posmodernistas, sino en el estudio de las interacciones múltiples, más allá de las divisiones estatales (nacionales o imperiales), y en escalas diversas"15

En efecto, el interés por la historia global constituye un retorno a las grandes síntesis, pero a diferencia de las viejas historias universales, son trabajos que han interiorizado los presupuestos posmodernos y procuran trascender el eurocentrismo, a través de la comunión e integración en una gran narrativa de una multitud de historias "otras". Por "otras" no sólo debe entenderse las historias extraeuropeas, tal como se infiere de una postura pos-colonial , sino también ese cúmulo de procesos que han permanecido en la sombra, como bien han demostrado Linebaugh y Rediker en su clásico texto La hidra de la revolución:

    "Hemos intentado recuperar algo de la historia perdida de una clase multiétnica que fue esencial para el surgimiento del capitalismo y de la economía global moderna. La in-visibilidad histórica de un gran número de los temas que se tratan en este libro debe mucho a la represión que inicialmente se desencadenó contra ellos [...] También debe mucho a la violencia de la abstracción utilizada a la hora de escribir la historia y a la severidad de la historia que durante mucho tiempo ha sido cautiva del Estado-nación, el cual en la mayor parte de los estudios ha sido y es un marco de análisis que en gran medida no se cuestiona. Este libro trata de las conexiones que durante siglos han sido generalmente negadas, ignoradas, o simplemente no se han visto, pero que, sin embargo, han configurado en profundidad, la historia del mundo en el que todos vivimos y morimos"17

Conviene recordar que desde un punto de vista estrictamente historiográfico, la anterior organización de la historia en torno a una matriz eurocéntrica obedeció, en buena medida, al desigual nivel de conocimiento histórico que existía entre Europa y el resto del mundo. Hace un puñado de décadas el historiador Fernand Braudel sostuvo que, para esa europeización de la historia del mundo, el Viejo Continente se había valido de la ventaja de haber inventado el oficio de historiar. De este modo, mientras de Europa se tenía un conocimiento bastante detallado, la historia extraeuropea se encontraba aún en vías de construcción. Concluía el mencionado historiador que "en tanto que el equilibrio de conocimientos y de interpretaciones no se haya restablecido, el historiador vacilará a romper el nudo gordiano de la historia del mundo [...]"18 Hoy por hoy, la situación es otra: Occidente sigue siendo lo más estudiado, pero son sólidos los fundamentos que se han forjado sobre las demás historias, y ello ha creado un contexto en el cual se puede pensar con otros arquetipos la historia entera del mundo.

La historia global constituye una forma de trascendencia de esa anterior deficiencia, pues propone la construcción de una cosmología que recupere el desarrollo no occidental y lo integre creativamente dentro de una nueva gran narrativa. Es una forma de trascendencia también en otro sentido: procura generar un reequilibrio con las otras ciencias sociales, porque mientras antes los historiadores dejaban las grandes síntesis y las narrativas maestras a los sociólogos, antropólogos y filósofos, "y se limitaban a aplaudir desde la tribuna"19, la historia global es un constructor forjado por los mismos historiadores, de cuya audacia dependerá la profundidad del "giro histórico" que emprendan las restantes ciencias sociales20

La historia global obviamente no ha nacido en medio de un vacío historiográfico. Se ha nutrido de los variados avances que han registrado los distintos campos de la investigación disciplinar, muchos de los cuales han demostrado tener una gran utilidad incluso cuando se quiere acometer el estudio de la condición de globalidad y de contemporaneidad de nuestro presente. Entre éstos se encuentran algunos análisis sectoriales, como la historia de la economía mundial con sus complejas y abigarradas finanzas internacionales21, perspectivas que han mostrado ser muy fecundas cuando se quiere comprender situaciones como la actual crisis financiera mundial22, así como también la historia de los grupos industriales multinacionales, del comercio mundial y de las nuevas formas de gestión empresarial23 Dentro de esta misma perspectiva hallamos otras fructuosas líneas de trabajo como los estudios sobre el comportamiento poblacional y las migraciones24, ciertas historias de las relaciones internacionales que proponen perspectivas más abarcadoras que las típicamente interestatales25, las nuevas historias sobre el imperialismo26 y el colonialismo27, dinámicas todas ellas que comportan o comportaron en su momento significativos elementos de globalización o de globalidad.

Se ha alimentado igualmente de un buen número de desarrollos historiográficos contemporáneos, como la perspectiva de la economía mundo propuesta por Fernand Braudel en su libro Civilización Material, economía y capitalismo28, el enfoque del sistema mundo de Immanuel Wallerstein29, la sociología histórica30, la geohistoria31, los estudios poscoloniales y/o subalternos32, la Big History33, la Historia Mundial34, la historia croisée35 y los enfoques comparativistas y simultaneistas36.

De este acervo a partir del cual se ha construido la historia global se desprende una conclusión bien importante: a diferencia, por ejemplo, de la corriente norteamericana de la Historia Mundial, la historia global ha sido el resultado de desarrollos historiográficos que no se inscriben ni pertenecen a ninguna tradición nacional particular. La explicación de esta circunstancia puede encontrarse en la misma globalización que ha alterado la diacronía de los desarrollos historiográficos y los ha sincronizado, incluidos los de los países de mayor peso en este campo disciplinar.

Además de lo anterior, esta historia puede ser catalogada como global también en otro sentido: en su naturaleza más intrínseca es una propuesta necesariamente transdisciplinaria, porque las relaciones inter-ciencias se encuentran inscritas en el corazón mismo de este montaje37, y porque es un tipo de narración que requiere de un enfoque dinámico, que permita aprehender los distintos presupuestos en los que tiene lugar la glocalidad del mundo. En tal sentido, se puede sostener que lo global no sólo obedece a su objeto de estudio, también lo es por su intención de ir más allá de la fragmentación historiográfica y de los compartimientos disciplinares. En tanto que globalidad, su existencia se encuentra mediada por su capacidad para convocar a todas las disciplinas38

Al ser transdisciplinar, entonces, con toda seguridad los historiadores no tendrán el monopolio. Sobre el particular, Manfred Kossok hizo un valiente comentario:

    "[L]a historia global es más que uno de los muchos campos de la historia; sobre todo, es demasiado seria como para dejarla en manos de los historiadores. Primero, y más importante, la historia global significa una nueva forma de pensamiento en vista de las amenazas existenciales a la humanidad (que reposan no en el futuro distante, sino en el presente inmediato). La tarea se vincula con la combinación de las más variadas disciplinas en las humanidades, las ciencias sociales y naturales y la tecnología. La globalización de la realidad objetiva requiere una globalización académica y científica en la forma de una división del trabajo. La parcial 'deshistorización' de la historia global es una conditio sine qua non, y lleva -en una paradoja simplemente superficial- a la fundación de un nuevo entendimiento de la historia"39

La última característica que nos interesa destacar es el hecho de ser una historia que se basa en la globalización, pero no como objeto de estudio, sino como método de estudio de los fenómenos históricos. Para la historia global, por tanto, la globalización interesa por su capacidad para ser utilizada como herramienta heurística que trasciende las unidades de análisis convencionales.


2. La historia global: sus distintos enfoques

Hasta el momento hemos ofrecido una explicación de por qué en el mundo contemporáneo se ha ido desarrollando un creciente interés por la historia global y hemos realizado algunas consideraciones historiográficas que explican esta fascinación. Empero, un interrogante flota todavía en el aire: ¿Cómo debe entenderse la historia global? Como ocurre siempre con todas las nuevas tendencias intelectuales, el consenso es difícil de encontrar, más aún cuando muchos historiadores adscritos a la corriente de la Historia Mundial indistinta e indiscriminadamente utilizan el término historia global o mundial y además persisten otros que emplean este término como sinónimo de historia total. La historia global sufre de un déficit de definición, ha sostenido tajantemente Bernard Thomann40 Y los esfuerzos por suplir esta deficiencia, como el de Pamela Kyle Crossley41, han sido infructuosos, generando a veces más confusión que claridad, porque muchos de los trabajos que comenta se inscriben en otras tradiciones intelectuales, como la historia universal, la historia mundial, la sociología histórica, etc.

La ausencia de un adecuado trabajo de síntesis no es, empero, el único problema que se enfrenta cuando se quiere entender el sentido intrínseco de la historia global. Mayor confusión producen las definiciones que brindan algunos historiadores que han querido precisar sus contornos y su contenido. Para la muestra un par de ejemplos: Neva R. Goodwin arguye que la historia global es la historia de la raza humana como un todo. Los historiadores globales presentan historias con las cuales todos los humanos están invitados a identifcarse42 Bella expresión, pero por desgracia carente de contenido. Bruce Mazlish trata de ir más lejos y sugiere que lo global difiere de lo mundial:

    "Mientras este último procede del término inglés moderno que se refiere a la 'existencia humana', y tiene su referente en el planeta tierra, el primero deriva del latín globus y se define como algo esférico o redondo, como un cuerpo celeste [...] lo global alude al espacio y nos permite e incluso nos obliga a adoptar una nueva perspectiva: la que considera nuestro hábitat desde el punto de vista de 'un planeta tierra desde el espacio'"43.

La escala cósmica de Mazlish no sólo dice poco sobre la adecuada escala histórica, tampoco la esfericidad puntualiza el contenido de lo global e ignora que la otredad de la globalidad sólo puede encontrarse en el interior del mundo y no en el espacio sideral.

Como si esto no fuera suficiente, otra dificultad que comprende esta historia consiste en que engloba perspectivas y procedimientos metodológicos muy heterogéneos. Otro par de citas de dos destacados historiadores permite ilustrar este problema. "La historia global debe encontrar su propia metodología en las mismas fuentes que han alimentado la historia transnacional, es decir, en las nociones de la 'entangled history' y en la 'histoire croisée'"44; y "[l]a histoire croisée, la entangled history son enfoques transnacionales que van más allá de la comparación. Desde un punto de vista de la historia entangled, la comparación aparece un poco mecánica, también poco analítica ya que separa la realidad entre diferentes piezas para analizarlas"45 Como vemos, el asunto es bastante complicado porque se tiene en mente que la historia transnacional, la entangled history, la histoire croisée y la historia comparada constituyen expresiones de la historia global. Pero, ¿en qué consisten estos enfoques históricos y en qué medida se corresponden con la globalidad?.

Pasemos revista rápidamente a algunos de estos conceptos46 Comencemos con la historia transnacional. Hace algunos años Albert Wirtz abogaba por la creación de una ciencia histórica transnacional, pues a su manera de ver, la historia en su país -Alemania- se había preocupado tanto por la vía alemana (el Sonderweg) que había limitado su campo de acción únicamente a los temas internos. "¡No nos vendría mal mirar más allá de nuestras fronteras e interesarnos por lo que ocurre en el centro, en el este y en el sur de Europa!". Esta preocupación era políticamente muy importante, porque luego del fin de la división de Europa en dos mitades y el avance en el proceso de comunitarización, la historia ya no podía seguir invocando la legendaria distinción entre lo nacional y lo internacional. "En el espacio histórico europeo ha aparecido algo cualitativamente nuevo: [...] la europeización de las perspectivas históricas [que] no sustituyen a la historia nacional, sino que la abre, la amplia, la enriquece con puntos de vista externos y traspasando continuamente fronteras", han escrito Beck y Grande47.

Legítima la inquietud y valedera la necesidad de acometer nuevos enfoques históricos que den cuenta de la europeización de Europa, pero no se explica qué entienden dichos autores por una ciencia histórica transnacional. Sin embargo, como producto del interés que ha despertado esta historia, la American Historical Review organizó un conversatorio entre seis connotados historiadores para debatir sobre la naturaleza de esta propuesta. Todos los participantes concordaron en la necesidad de desarrollar perspectivas que precisaran la compenetración entre pueblos y civilizaciones en el pasado y en el presente, pero de la lectura del texto tampoco se avizora mayor claridad sobre los rasgos distintivos de esta historia. Quienes mayor precisión brindaron en el debate fueron Chris Bayly, cuando sostuvo que la transnacional es un tipo de historia internacional que comporta un sentido de movimiento y de interpenetración, e Isabel Hofmeyr, cuando argumenta que gusta de la historia transnacional porque abre grandes posibilidades analíticas para entender los complejos vínculos, redes y actores en el Sur global48 A ello se le puede sumar otro presupuesto que recorre grande parte de la conversación: la historia transnacional se interesa por las relaciones entre grupos sociales y por los movimientos migratorios.

A partir de estos elementos, podemos deducir que la historia transnacional es una historia internacional sofisticada que destaca las formas de interpenetración que existen entre Estados, pueblos y redes sociales. Como inferencia, podemos argüir que la transnacional constituye un segmento de la historia global, pero que en ningún caso corresponde a su totalidad.

La segunda es la historia comparada, cuya utilidad está bien comprobada, dado que es un procedimiento que ha ayudado enormemente a sofisticar la investigación histórica. Jürgen Kocka ha demostrado la pertinencia del método comparado, ya que heurísticamente identifica cuestiones que no pueden ser concebidos de otra manera; descriptivamente, permite esclarecer lógicas de desarrollos a través del contraste con otras experiencias; analíticamente, contribuye al establecimiento de causalidades históricas, facilitando la demostración de las hipótesis; y paradigmáticamente, porque tiene un efecto liberador y desprovincializador49 No obstante sus bondades, el mismo historiador alemán es consciente de que es una propuesta metodológica que comporta dificultades, dado que presupone la separación de las unidades de comparación para establecer similitudes y diferencias, con lo cual rompe con las continuidades e interrumpe los flujos de narración. Además, como las totalidades históricas no pueden ser objeto de la comparación, el método se aplica sólo a algunos aspectos. Esto implica selección, abstracción y, en cierto sentido, algún grado de contextualización. Problemas de otro orden de este tipo de historias, válidos y muy sugerentes, fueron expuestos de modo contundente por Serge Gruzinski:

    "Las perspectivas que se derivan de la historia comparada a veces son engañifas: la elección de los objetos a comparar, los marcos aceptados, los criterios y los determinismos seleccionados, las grillas de interpretación, las problemáticas subyacentes son tributarias de filosofías o de teorías de la historia que esconden generalmente ellas mismas las respuestas a las cuestiones planteadas"50.

La tercera a la que aludiremos aquí es la historia conectada o croisée, la cual ha gozado de mayores niveles de reflexión y dispone de una amplia gama de trabajos que sirven de fundamento para evaluar la pertinencia de este enfoque. Sus orígenes se retrotraen a un poco más de un década, cuando el historiador Sanjai Subrahmanyam puso los cimientos de este enfoque histórico51 al sostener que el historiador debe desempeñar el papel de electricista que restablece las conexiones continentales e intercontinentales, aquellas que las historiografías nacionales se han ingeniado para desconectar o para escamotear al impermeabilizar sus fronteras.

Este enfoque supone la existencia de una pluralidad de minúsculas historias que se vinculan y se comunican entre sí. Werner y Zimmerman han definido la historia croisée como una historia relacional, que interroga los vínculos entre diferentes formaciones constituidas históricamente y que se preocupa por reflexionar sobre cuestiones generales como las escalas y las categorías de análisis, la relación entre diacronía y sincronía, los regímenes de historicidad y la refexividad52 De acuerdo con estos autores, la historia croisée se diferencia de la historia comparativa y de la historia de transferencia. Estas disimilitudes pueden observarse en los problemas que encierran estas últimas. La comparación supone un punto de vista exterior a los objetos que son confrontados. En la comparación se presenta la difcultad de determinar el nivel adecuado del parangón, pues ninguna escala de análisis es unívoca y generalizable. La historia comparada privilegia la sincronía, lo que riñe con las lógicas diacrónicas de los elementos estudiados. Por último, la historia comparada descuida la interacción que existe o que puede existir entre las situaciones analizadas.

Si la comparación tiende a privilegiar la sincronía, los estudios sobre las transferencias resaltan preferentemente la perspectiva diacrónica. No obstante las canteras abiertas, como la circulación de saberes, libros, etc., esta historia comporta otra serie de problemas, como son los marcos de referencia, pues esta narración implica un marco fijo que comprende un punto inicial y otro de llegada. La contundencia de los puntos de partida y de llegada repercute en la invariancia de las categorías de análisis, que corresponden, además, de modo reiterado, a diferentes registros nacionales, problemas ambos que conllevan a un déficit de reflexividad debido a un insuficiente control de los nodos autorreferenciales. "En efecto, si al nivel de las relaciones entre conjuntos nacionales los estudios de transferencia tenían inicialmente por objetivo hacer más permeables las fronteras y romper el mito de la homogeneidad de las unidades nacionales, ocurre que las categorías de análisis utilizadas reintroducen, por la banda, las referencias nacionales que se pretendían relativizar"53

A partir de estos cuestionamientos, Weber y Zimmermann se adentran en la historia croisée, la cual tiene como fundamento la intersección que se produce entre distintos cruces, encuentro "donde pueden producirse acontecimientos susceptibles de afectar en diversos grados los elementos en presencia, en función de su resistencia, permeabilidad, maleabilidad, y de su medio". De la intersección se derivan varias consecuencias: es una noción que excluye el razonamiento a partir de entidades individuales, rompe con una perspectiva unidimensional puesto que

    "las entidades o los objetos de investigación no son considerados simplemente unos en relación con los otros, sino que también unos a través de los otros, en términos de relaciones, interacciones, circulación y, además, la intersección permite comprender el entrelazamiento de temporalidades múltiples. Las entidades, personas, prácticas u objetos cruzados o afectados por el encuentro no permanecen intactos ni idénticos a cómo eran antes de los respectivos contactos"54

Es una historia reflexiva que requiere de un observador activo, porque su producto se construye en un movimiento de ida y venida entre el investigador y el objeto de estudio, a través de un permanente juego de escalas que conjuntamente van diseñando las dimensiones empíricas y reflexivas de la historia croisée. Es un tipo de historia que se inscribe dentro de las modernas reflexiones sociológicas sobre la globalización55, porque integra e imbrica la macro y la micro-historia y lo global con lo local dentro de una perspectiva globalizada. O, para decirlo en palabras de Arif Dirlik: "El cambio de transnacional por translocal envuelve más que un cambio de términos: nos conduce de un mapa conceptual de naciones y civilizaciones a otro, de lugares"56.

La historia conectada es un enfoque metodológico que desarrolla conceptos fuertes y no es una teoría de la historia ni pretende abarcar la totalidad. Es una historia que demuestra que los métodos empleados influyen en los resultados del trabajo histórico, además de ser una crítica contundente de las suposiciones etnocéntricas convencionales, al tornar más compleja la vieja oposición mecánica entre centro y periferia. Es una historia que articula los juegos de escala e integra la macro y la microhistoria, con lo cual restituye su espesor a las dinámicas sociales. Pone en duda, además, la pertinencia de la categoría de "espacios culturales", como marco de análisis coherente o probado57 Empero, como sostiene Jean-Paul Zuniga, no se debe olvidar que

    "la lógica de la conexión está fundamentada en el espejismo de la web, la red interplanetaria, e incluso en el modelo de la red eléctrica [...] Sabemos que una red no se agota en un conjunto de conexiones: las conexiones sólo constituyen la trama. Son un circuito, pero no su alimentación. Una trama no deviene red salvo que haya circulación real. El tipo de transferencia, la frecuencia del vínculo determinan lo que podríamos denominar su densidad. En el espacio de las conexiones posibles y reales, la calidad y la densidad de los vínculos que existen forman grumos, espacios de fuerte interconexión, que develan la existencia de espacios de negociación y de intercambio"58

De la presentación de estas corrientes podemos concluir que esta última es la que metodológicamente mejor se ajusta a los parámetros de la globalidad, pero sin llegar a constituir una genuina historia global. Más bien, debemos entenderla como una propuesta metodológica que, inspirándose en las realidades del mundo actual, propone un esquema para el estudio de las interpretaciones y compenetraciones en el pasado. Adelantándonos a un tema que abordaremos más adelante, podemos decir que si estas historias no alcanzan el rango de globalidad, ello obedece simplemente a que en ese entonces el mundo no era global. Ésta es una condición de existencia exclusiva de nuestro presente histórico.


3. Retos y desafíos que se plantean a la historia

Estas historias son enfoques en proceso de construcción, y para convertirse en paradigmas dominantes tendrán que vencer varias resistencias y superar numerosos problemas. El primero consiste en que son historias nada fáciles de digerir por parte de la mayor parte de los historiadores:

"El término historia global no sólo es intrigante, sino también arrogante. Intrigante porque captura una parte importante de aquello que ocurre en el mundo en torno a nosotros, y es arrogante porque suena tan rimbombante y parece violar el consejo de que lo pequeño es bello y que el trabajo histórico inicial debe ser estrecho focalizado y basado en una investigación original"59

Segundo, debe hacer frente a grandes obstáculos institucionales. Algunos datos confirman que en Francia la historia sigue confinada dentro de las fronteras del Estado nación: para el año 2000, en historia moderna y contemporánea, de un total de 2060 historiadores, 29 eran especialistas en Rusia y en el mundo eslavo, 19 en China y 5 en Japón60, es decir, el grueso se concentraba en los estudios galos y en el mejor de los casos en temas europeo-occidentales. Este problema no es una deficiencia exclusivamente francesa. El localismo de la mayor parte de los departamentos de historia es un asunto bien documentado. Por ejemplo, el Departamento de Historia de la Universidad de Texas contaba en 1992 con 21 profesores, de los cuales 7 se dedicaban a la historia de Texas, 10 a la historia de América y sólo 4 a la historia no americana, es decir, a la historia de Europa61.

Tercero, es una historia que corre el peligro de reintroducir de modo implícito un sesgo teleológico . Éste es un problema frecuente, sobre todo en los trabajos sobre la historia de la globalización, y así le ha ocurrido a A. G. Hopkins, quien no obstante declarar su rechazo de la modernización rostowiana, termina proponiendo unas "etapas de crecimiento" de la globalización lineales, desarrollistas y modernizadoras63.

Cuarto, "la historia global desplaza el laboratorio del historiador del archivo a la biblioteca"64 Es una historia que seguramente sólo puede ser escrita como historiografía porque debe incluir las distintas aproximaciones del mundo a partir de las diferentes concepciones de pasado existentes. Giorgio Riello va aún más lejos cuando sostiene que

    "es cierto que la historia global está menos inclinada que la historia a secas a aventurarse en los archivos [...] He llegado a una conclusión muy simple: si quiero escribir una historia global del algodón, el punto de partida no puede estar en el inagotable océano de archivos ni tampoco en la bibliografía que atiborra mi oficina. El punto de partida no está en el trabajo de los otros sino simplemente en los otros [...] La historia global se desarrolla de hecho a través del diálogo que los investigadores pueden establecer entre sí"65.

Quinto, es una historia que replantea un tema que ha sido considerado como el pecado fundamental de la historia: el anacronismo. Arif Dirlik no duda en afirmar que "el pasado no es sólo un legado; también es un proyecto"66 Lo mismo se observa en la concepción de temporalidad desarrollada por Walter Benjamin, cuando argumentaba que el pasado y el presente nacen simultáneamente, o el mismo problema se visualiza en el título del célebre libro de Reinhart Koselleck Futuro pasado67 En rigor, el sentido de la historia se construye como un reflejo de la manera como se experimenta la historicidad, es decir, se inscribe dentro de un determinado régimen de historicidad, que se forja a partir de diversas temporalidades según regímenes inestables, heterogéneos y en tensión posible. En lo que respecta al pasado, como la historia global pretende realizar una arqueología de las disyuntivas del presente, no se propone realizar una genealogía sino referenciar las marcas de antigüedad de nuestra historicidad. Cierto anacronismo es por tanto pertinente68.

Sexto, la historia global requiere un gran esfuerzo de aprendizaje. Un historiador global debe tener la capacidad para conocer diferentes lenguas, sumergirse en otros contextos histórico-culturales y abrirse a la comprensión de otros puntos de vista sobre el pasado. El historiador global de esta manera no es un simple traductor del pasado, tiene que ser también un intérprete de otras culturas.

No obstante este conjunto de desafío, son indiscutibles los grandes beneficios que ha aportado para la disciplina histórica. Primero, porque propone unas perspectivas históricas más inclusivas. Segundo, es un adecuado antídoto contra el exceso de occidentalización que comporta el pensamiento histórico. Tercero, se ubica en un plano de trascendencia con respecto al institucionalismo y al burocratismo de la disciplina histórica, porque las fuentes, los métodos y los medios corrientemente utilizados han contribuido a la confusión burocrática del historicismo, y explica además la proclividad por los enfoques administrativos por parte del historiador69 Cuarto, relativiza algunos "hechos" históricamente establecidos y desvirtúa algunas fronteras que artificialmente se han alzado entre lo económico, lo político, lo cultural, etc.

Por último, estas historias están poniendo en duda muchos fundamentos sobre los cuales se ha alzado todo el edificio de las ciencias sociales modernas. En efecto, la mayor parte de los científicos sociales ha aprendido que la modernidad, organizada en torno a ciertos ambientes institucionales occidentales, dio origen a la fisonomía del mundo actual. Pero en realidad estas historias apuntan en la dirección contraria: fue más bien la sistematización de las compenetraciones entre pueblos de distintas latitudes lo que engendró la modernidad, pues como ha señalado George Corm, "generalmente se suele olvidar que la historia evoluciona según unos ritmos cuyos resortes y velocidades somos incapaces de definir, y que la modernidad no es sino una etiqueta que la cultura europea ha colocado artificialmente"70.

En síntesis, y a pesar de los problemas que entraña, somos de la opinión de que estas historias constituyen adecuadas plataformas para el rejuvenecimiento de la disciplina. Pero también creemos que su mayor utilidad se presenta cuando estos lineamientos de la historia global se utilizan como un mapa topológico de la época contemporánea, es decir, cuando la historia global se piensa como el ambiente donde tiene lugar la historia del tiempo presente.


4. algunas consideraciones sobre la historia global para el Estudio del presente

En un trabajo anterior71 sosteníamos que, después de haber escudriñado desde distintos ángulos el tema de la globalización, llegamos a la conclusión de que era menester desarrollar un enfoque más amplio y distinto para dar cuenta de la realidad contemporánea. Indudablemente, la globalización ha tenido el importante mérito de haberse convertido en un importante vector a partir del cual se ha podido visualizar, desde otros ángulos y en toda su polivalencia, los principales problemas del mundo contemporáneo e incluso de variados fenómenos del pasado. Pero suponer que la globalización puede explicar la condición de ser de la contemporaneidad constituye un craso error, porque no se le puede atribuir ninguna direccionalidad, porque es un fenómeno que esconde tanto como descubre y porque reduce el espectro de problemas sólo a los que se pueden enunciar y explicar en sus mismos términos.

Es decir, el problema que presenta la globalización cuando se le quiere convertir en un objetivo en sí consiste en que fácilmente se corre el riesgo de quedar atrapado en un enfoque auto referencial, pues es una dinámica que sólo concibe y explica lo que se desarrolla dentro de sus fronteras, en el interior de sus cadencias temporales y/o alcances. Todo aquello que no se ajusta a su dinámica termina siendo minusvalorado, desdeñado o simplemente se decodifica desconociendo sus propias particularidades.

Por este convencimiento, sostenemos que para hacer inteligible el mundo actual se debe optar por un enfoque distinto, el cual tome como fundamento la globalización, las reflexiones a que ha dado lugar y las dinámicas que comporta, pero desde un mirador distinto, desde el observatorio de la historia global. Esta forma de organización de la vida mundial es consustancial sólo a nuestro presente, porque recaba su existencia en la intensificación que ha experimentado la globalización, situación que ha dado lugar a que el mundo en sí se haya convertido por la primera vez en un posible objeto de investigación histórica72

Con base en estas disquisiciones que hemos inferido de los desarrollos de la historia global, queremos a continuación hacer de la historia global una nueva perspectiva más abarcadora y polifacética de la contemporaneidad que nos ha correspondido vivir73 A nuestro modo de ver, entendiendo esta historia como época y no simplemente como herramienta heurística, lo global es un escenario propio de nuestro presente histórico. Constituye el entramado que ha participado en la organización de la globalidad en el transcurso de los últimos cuarenta años. En tanto que época, la historia global representa un alto nivel de compenetración del mundo en donde se acentúan y entrecruzan las diversas trayectorias de modernidad, las cuales, a través de los intersticios globalizantes, entran en sincronicidad y resonancia. La historia global, por tanto, no pudo haber tenido existencia con anterioridad a nuestro voraginoso presente; se corresponde temporalmente con lo que hemos definido como presente histórico. En otras palabras, es la historia de y para la modernidad-mundo contemporánea.

Desde este ángulo, la historia global constituye la puesta en escena y la convergencia de las historias locales con propósitos globales, pero situados dentro de un mismo horizonte espacio temporal. Muchas de sus particularidades pueden visualizarse mejor cuando se contrasta con las formas anteriores de organización del mundo y, particularmente con lo mundial. Esto último apuntaba a formas específicas de universalización, de superación de las miradas nacionales y locales, actuaba como una especie de superestructura que recubría y organizaba el conjunto; lo global, en cambio, conjuga homogeneidad con heterogeneidad y por ello no puede presuponer ninguna pretensión normativa de universalidad o de organización del "conjunto".

La global difiere de formas de organización anteriores porque carece de un centro organizador fuerte, función que le correspondió a Europa durante cuatro siglos y a Estados Unidos en el XX. Es un tipo de configuración histórica débil, pero no por ello menos efectiva, que carece de un núcleo territorial y/o espacial con capacidad para organizar y proveer de sentido al conjunto. Es débil igualmente porque la historia se ha convertido en un entramado que deja de ordenarse exclusivamente por los grandes poderes del ayer: la religión, los imperios y el Estado.

Entre lo mundial y lo global subsiste otra diferencia de fondo. En una historia global se radicaliza la tensión entre lo global y lo universal, porque lo global consiste "en compartir códigos instrumentales", mientras que lo universal y lo mundial es mucho más exigente: "implica compartir sentido. Compartir códigos revela la necesidad de un mundo en común. Compartir sentido se inscribe en la lógica de un mundo común"74 La historia global es el reconocimiento del inicio de un mundo en común y no de un hipotético mundo común.

Difieren también en el tipo de representación que componen: la historia mundial contraponía lo mundial y lo local, porque se organizaba a través de un anillo intermedio de tipo interestatal, de lo cual se derivaba una representación geométrica que perseveraba en la distancia uniforme entre las dos primeras dimensiones y, a lo sumo, puede recabar en la existencia de mediaciones culturales, religiosas, políticas y territoriales. La historia global, por su parte, es más de naturaleza topológica; no es una pieza monótona, sino que se organiza como un poliedro, en tanto que consiste de interposiciones no lineales entre los diferentes conjuntos. Es decir, son mediaciones que se producen bajo la forma de resonancias y no simplemente de interacciones.

Una historia global se distingue también de la mundial en otro sentido. Esta última se construía principalmente a partir de determinados centros, mientras que la primera se concibe desde los pliegues que ponen en contacto las distintas trayectorias localizadas.

Por último, la historia mundial y la global difieren en tanto que en la primera, las situaciones, por ejemplo de crisis o convulsiones que alcanzaran resonancia planetaria, se originaban en un determinado centro y luego se dispersaban por el resto del mundo. Así fue como ocurrió con la Gran Depresión de 1929 que se inició en Nueva York y se diseminó posteriormente por todo el planeta, o con la Segunda Guerra Mundial, la cual, en su vertiente europea, arrancó con la invasión alemana a Polonia el 1 de septiembre de 1939. En una historia global, las crisis o las convulsiones planetarias no sólo no reconocen ningún centro, sino que se instalan desde un inicio en todas partes, de donde siguen repartiendo sus influencias, de manera directa o indirecta, y, además, con distintos grados, por todas las latitudes.

Éste es el escenario que se presenta en la actualidad con las situaciones de crisis o de convulsiones. Éstas dejan de reconocerse en torno a un centro y dejan de inscribirse invariablemente dentro de una determinada causalidad diacrónica, pues es muy fuerte el encadenamiento sincrónico que comportan. En rigor, puede argumentarse que estas situaciones se reproducen como hongos por toda la faz de la tierra y se convierten en regularidades, porque como colisionan de manera persistente ("la materia se vuelve más activa"75), se encuentran más distantes del equilibrio e inducen a la permanente reconstrucción de contornos, obligando a nuevas definiciones y arreglos. A diferencia de la historia mundial, en un entramado global la crisis ya no constituye un accidente o un elemento circunstancial, sino una de sus más características regularidades.

La historia global, por último, es menos europea u occidental y más contemporánea, situación que explica la dilatación que ha experimentado el presente y el ingreso a un régimen de historicidad presentista76 y global. Ello significa que en esta globalidad histórica concurren múltiples experiencias históricas, y que los que une unos colectivos con otros son elementos de sincronicidad que ubican a todos los individuos a compartir un mismo horizonte espacio temporal.

La historia global de tal suerte consiste en la sincronización y el encadenamiento que registran las disímiles trayectorias históricas, las cuales entran en sincronicidad, resonancia y retroalimentación. Con esta posición se quiere señalar varias cosas: primero, ya no puede seguir pensándose ningún país o región del planeta como una categoría analítica aislada, puesto que todos ellos se encuentran insertos dentro de una totalidad (la modernidad-mundo) de la que constituyen segmentos o intervalos, y que en esta historia concurren distintas capas temporales. Ello es el resultado de que una de las mayores novedades que ha introducido la globalización intensificada consiste en que ha fortalecido el entrelazamiento de la diacronía de los entramados históricos particulares con la sincronía de la contemporaneidad globalizada. En la historia global, se asiste, por tanto, a una intensa concordancia de un sinnúmero de temporalidades relativas, es decir, como aconseja Koselleck a la simultaneidad de lo no contemporáneo77.

En la historia global se transforman las trayectorias de las sociedades, pero no se extinguen sus propias historias. Más bien ocurre lo contrario. Al ser un resultado de la intensificación de la globalización, este nuevo entramado desnuda la intimidad de las distintas las sociedades, exterioriza sus fortalezas y debilidades, exacerba la competición y redimensiona las particularidades de sus trayectorias históricas.

La sincronía en la historia global, por tanto, rehabilita la dimensión diacrónica en la que se han forjado los diferentes colectivos. Por eso nada hay más lejano a la globalización y a la historia global que la homogeneidad y la uniformidad. En sí la globalización, y de suyo, la historia global, existen porque subsisten múltiples espacialidades y temporalidades, algunas de ellas construidas por las mismas tendencias globalizadoras, que acentúan las diferencias, las oposiciones y las inclusiones. Ambas actúan como elementos diferenciadores de los espacios nacionales y subnacionales de acuerdo con el grosor y las formas de articulación que cada uno de ellos tenga con relación a los circuitos globalizados.

Esta idea nos lleva a sugerir que en un escenario como el actual las fronteras no desaparecen, sino que se reconstituyen permanentemente, de maneras mucho más fluidas. Pero también propone que una historia global no es la sobreimposición de lo global sobre lo local, sino la reconciliación de estas diferentes temporalidades, en condiciones en que lo global se realiza de formas muy variadas en lo local y que este último puede elevarse a la globalidad sin perder sus atributos particulares. De ello puede inferirse que la historia global contemporánea alude a algo más abarcador que la linealidad de la modernidad occidental.

La integración de los distintos colectivos en torno a una unidad -la historia global-nos lleva a pensar las distintas experiencias sociales no como cosas dadas, sino como un proceso cosmopolita de diálogo intercultural, como la concreción de un paisaje global, escenario que produce inéditas modulaciones a partir de las contradicciones y de la diversidad.

En la historia global se incluyen las variadas historias locales como partes constitutivas de los diseños globales, lo cual obliga a reconceptualizar en parte el aparato categorial del saber académico. Ésta es una de las razones de por qué una historia global es de naturaleza más cosmopolita que internacional.

La historia global en la contemporaneidad sintetiza la concordancia entre la intensificación de la globalización con un nuevo registro de modernidad que hemos denominado modernidad-mundo. Es una matriz, pero no un sistema, en el sentido en que sus diferentes flujos no constituyen un todo rígido. La historia global no constituye un nuevo estadio en la "fecha del tiempo universal", sino que consiste en una nueva cartografía topológica para aprehender las coordenadas fundamentales de la contemporaneidad.


Comentarios

* Este artículo es producto de la investigación Hacia unas relaciones internacionales globales en el marco del grupo de Historia del Tiempo Presente, que contó con financiación de Colciencias.

1 Fernand Braudel, Historia y ciencias sociales (Madrid: Alianza, 2002), 19-22.

2 Anthony Giddens, Consecuencias de la modernidad (Madrid: Alianza, 1999), 46.

3 Ulrich Beck, Libertad o capitalismo. Conversaciones con Johannes Willms (Barcelona: Paidós, 2002), 7.

4 Jaume Aurell, La escritura de la memoria. De los positivismos a los posmodernismos (Valencia: Publicaciones, Universidad de Valencia, 2005).

5 Roger Chartier, La historia o la lectura del tiempo (Barcelona: Gedisa, 2007).

6 Barry K. Gills y William R. Thompson eds, Globalization and Global History (Nueva York: Routledge, 2006); Paul Hirst y Grahame Thompson, Globalization in Question: the International Economy and the Possibilities for Governance (Cambridge: Polity Press, 1996); Jürgen Osterhammel y Niels P. Petersson, Storia della globalizazzione (Boloña: Il Mulino, 2005).

7 Giacomo Marramao, Pasaje a Occidente. Filosofía y globalización (Buenos Aires: Katz, 2006).

8 Roland Robertson, Globalization (Londres: Sage, 1992).

9 David Harvey, La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural (Buenos Aires: Amorrortu, 1997).

10 Hugo Fazio Vengoa, La historia y el presente en el espejo de la globalización (Bogotá: CESO - Uniandes, 2008).

11 Arif Dirlik, "Performing the World: Reality and Representation in the making of World Histor(ies)", Journal of World History 16:4 (2005): 395.

12 Zaki Laïdi, La grande perturbation (París : Flammarion, 2004).

13 Roger Chartier, "La conscience de la globalité (commentaire)", Annales. Histoire, Sciences Sociales 1 (enero-febrero de 2001): 122.

14 Bruce Mazlish, "Global History in a Posmodernist Era?" en Conceptualizing Global History, eds. Bruce Mazlish y Ralph Buultjens (Boulder: Westview Press, 1993), 116.

15 Sanjay Subrahmanyam, "Du Tage au Gange au XVI siècle: une conjoncture millénariste à l'échelle eurasiatique", Annales. Histoire, Sciences Sociales 56: 1 (2001): 51-84.

16 Walter Mignolo, Historia locales/diseños globales (Barcelona: Akal, 2002).

17 Peter Linebaugh y Marcus Rediker, La hidra de la revolución. Marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico (Barcelona: Crítica, 2005), 19.

18 Fernand Braudel, Civilisation matérielle, économie et capitalisme XV-XVIII siècle, III vols. (Paris: Armand Collin, 1979), tomo II, 142.

19 Philip Pomper, "World History and Its Critics", History and Theory 34:2 (mayo de 1995), 2.

20 Terrence J. MC Donald ed., The Historic Turn in the Human Sciences (Michigan: The University of Michigan Press, 1995).

21 Jefrey A. Frieden, Capitalismo global. El trasfondo económico de la historia económica del siglo XX (Barcelona: Crítica, 2007); Suzanne Berger, Notre première mondialisation. Leçon d'un échec oublié (París: Seuil, 2003); Giovanni Arrighi, El largo siglo XX (Madrid: Akal, 1999).

22 Jacques Attali, La crise et après? (París: Fayard, 2008).

23 Wladimir Andref, Les multinationales globales (París: La Découverte, 2003); Robert O'Brien y Marc Williams, Global Political Economy (Londres : Macmillan, 2004).

24 Paola Corti, Storia delle migrazione internazionali (Bari: Laterza, 2007); Massimo Livi Bacci, Storia minima della popolazione del mondo (Boloña: Il Mulino, 2005).

25 Ian Clarc, Globalization and Fragmentation, International Relations in the Twentieth Century (Nueva York: Oxford University Press, 1997); Guido Formigoni, Storia Della politica internazionale nell'età contemporanea (Boloña: Il Mulino, 2000).

26 David Harvey, El nuevo imperialismo (Madrid: Akal, 2003); Marco Zupi ed., Soto sopra. La globalizazziones vista dal Sud del Mondo (Bari: Laterza, 2004).

27 Marc Ferro, La colonización. Una historia global (Madrid : Siglo XXI, 2000); Marc Ferro, Le livre noir du colonialisme XVIe-XXe siècle: de l'extermination à la repentance (París: Robert Lafont, 2003).

28 R. Bin Wong, "Entre monde et nation: les régions braudéliennes en Asie", Annales. Histoire, Sciences Sociales 56:1 (2001): 1-41.

29 Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial (México,: Siglo XXI, 1998).

30 Charles Tilly, Big Structures, Large Processes, Huge Comparisons (Nueva York: Russell Sage Foundation, 1984).

31 Christian Grataloup, Geohistoire de la mondialisation. Le temps long du Monde (París : Armand Colin, 2007).

32 Dipesh Chakrabarty, Provincializing Europe. Postcolonial Thought and Historical Diference (Nueva Jersey: Princeton University Press, 2000).

33 David Christian, Mapas del tiempo. Introducción a la "gran historia" (Barcelona: Crítica, 2005).

34 J. R. Mc Nelly y H. William Mc Nelly, Las redes humanas. Una historia global del mundo (Barcelona: Crítica, 2004); A. G. Hopkins, Global History: interactions between the universal and the local (Nueva York: Mac Millan, 2006); Paola Andrea Castaño Rodríguez, La construcción de un campo del conocimiento: la historia mundial (Bogotá: Uniandes, 2005).

35 Serge Gruzinski, Les quatre parties du monde. Histoire d'une mondialisation (París: Editions La Martinière, 2004); Bénédicte Zimmermann, "Histoire croisée and the making of global history". http://www.iue.it/HEC/ResearchTeaching/20082009-Autumn/SS-reading-Zimmermann.pdf . (julio 8 de 2009).

36 John H. Elliot, Imperios del mundo Atlántico (Madrid: Taurus, 2006); Jack Goody, Il furto della storia (Milán: Feltrinelli, 2008); Felipe Fernández-Armesto, Millenium (Barcelona: Planeta, 1995); Kenneth Pomeranz, The Great Divergence. China, Europa and the Making of the Modern World Economy (Princeton: Princeton University Press, 2000).

37 François Dosse, L'empire du sens. L'humanisation des sciences sociales (París: La Découverte, 1997), 387.

38 Caroline Douki y Philippe Minard, "Pour un changement d'échelle historiographique" en Histoire globale. Un autre regard sur le monde, Laurent Testot (París: Sciences Humaines Éditions, 2008), 165.

39 Manfred Kossok, "From Universal History to Global History" en Conceptualizing Global History, 105.

40 Bernard Thomann, "Histoire et mondialisation". http://www.laviedesidees.fr (Julio 6 de 2009).

41 Pamela Kyle Crossley, What is Global History? (Cambridge: Polity Press, 2008).

42 Neva R. Goodwin, "The Rounding of the Earth: Ecology and Global History" en Conceptualizing Global History, 29.

43 Bruce Mazlish, "La historia se hace historia: la historia mundial y la nueva historia global", Memoria y Civilización. Anuario de historia de la Universidad de Navarra 4 (2001): 12.

44 Bartolomé Yun Casalilla, "'Localism', global history and transnational history. A Refexion from the historian of early modern Europe", Historisk Tidskrift 4 (2007): 663.

45 Jürgen Kocka, "Comparaison and Beyond", History and Theory 42:1 (febrero de 2003): 43.

46 No haremos referencia a la entangled history porque no hemos podido conseguir sólidos trabajos que justifiquen o expliquen en qué consiste este punto de vista.

47 Ulrich Beck y Edgar Grande, La Europa cosmopolita. Sociedad y política en la segunda modernidad (Barcelona: Paidós, 2006):189 y 190.

48 "AHR Conversations: on Transnational History", American Historical Review (diciembre de 2006): 1441-1464.

49 Jürgen Kocka, "Comparaison and Beyond", History and Theory 42:1 (febrero de 2003): 40-41.

50 Serge Gruzinski, "Les mondes mâlés de la monarchie catholique et autres connected histories", Annales. Histoire, Sciences Sociales 1 (2001): 86.

51 Sanjai Subrahmanyam, "Connected Histories: Notes towards a Reconfguration of Early Modern Eurasia", en Beyond Binary Histories. Re-imagining Eurasia to c. 1830, ed. V. Lieberman (Ann Arbor: The Universiy of Michigan Press, 1997), 289-315.

52 Michael Werner y Bénédicte Zimmermann, "Penser l'histoire croisée: entre empirie et réfexivité", Annales. Histoire, Sciences Sociales 1 (2003): 8.

53 Michael Werner y Bénédicte Zimmermann, "Penser l'histoire croisée: entre empirie et réfexivité", 14.

54 Michael Werner y Bénédicte Zimmermann, "Penser l'histoire croisée ", 15-16.

55 Saskia Sassen, Una sociología de la globalización (Buenos Aires: Katz, 20079.

56 Arif Dirlik, "Performing the World", 397.

57 Jean-Paul Zuniga, "L'histoire impériale à l'heure de l'histoire globale. Une perspective atlantique", Revue d'Histoire Moderne et Contemporaine 57-4 (2007): 62.

58 Jean-Paul Zuniga, "L'histoire impériale, 65.

59 Wolf Schäfer, "Global History: Historiographical Feasibility and Environmental Reality" en Conceptualizing Global History, 47.

60 Bernard Thomann, "Histoire et mondialisation".

61 Bruce Mazlish, "La historia se hace historia", 16.

62 Frederik Cooper, "Le concept de mondialisation sert-il à quelque chose?", Critiques internationales (2001-1): 1-32.

63 A. G., Hopkins Editor, Globalization in World History, Nueva York, Norton, 2002.

64 Bartolomé Yun Casalilla, "'Localism', global history and transnational history", 675.

65 Giorgio Riello, "La globalisation de l'Histoire globale: une question disputée", Revue d'Histoire moderne et contemporaine, 54-4 (2007) : 27-28.

66 Arif Dirlik, "Performing the World", 410.

67 Reinhart Koselleck, Futuro Pasado. Por una semántica de los tiempos históricos (Barcelona: Paidós, 1993).

68 François Dosse, "De l'usage raisonné de l'anachronisme", Espaces Temps 87/88 (2005): 1-22.

69 Fabrice d'Almeida, "Toward a shared history of the present" http://www.ihtp.cnrs.fr/IMG/pdf_Toward_a_shared_history_of_the_present_2.pdf . (Julio 8 de 2009).

70 Georges Corm, La fractura imaginaria. Las falsas raíces del enfrentamiento entre Oriente y Occidente (Barcelona: Tusquets, 2004), 164.

71 Hugo Fazio Vengoa, Cambio de paradigma: de la globalización a la historia global (Bogotá: CESO -Uniandes, 2007).

72 Agostino Giovagnoli, Storia e globalizazzione (Bari: Laterza, 2005), 240.

73 A continuación realizaremos una presentación sintética de algunas tesis que hemos desarrollado en nuestras últimas publicaciones: La historia y el presente en el espejo de la globalización (Bogotá: CESO-Uniandes, 2008); El mundo y la globalización en la época de la historia global (Bogotá: IEPRI y Siglo del Hombre, 20079; Los caracteres fundamentales del presente histórico (Bogotá: CESO-Uniandes, 2009).

74 Zaki Laïdi, La grande perturbation, 406 (cursiva en el original).

75 Ilya Prigogine, El fin de las certidumbres (Madrid: Taurus, 1996).

76 François Hartog, Régimes d'historicité. Presentisme et expériences du temps (París: Seuil, 2003).

77 Reinhart Koselleck, L'expérience de l'histoire (París: Gallimard, Seuil, 1997).

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