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Historia Crítica

versión impresa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.39 supl.1 Bogotá nov. 2009

 

Fazio, Hugo.
La historia y el presente en el espejo de la globalización. Bogotá: Uniandes - CESO, 2008, 166 pp.

Luz Angela Núñez E.
Licenciada en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, Colombia. Magíster en Historia de la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia y estudiante del Doctorado en Historia de la misma universidad. Miembro del grupo de investigación Historia del Tiempo Presente (Categoría A1 en Colciencias). la.nunez30@uniandes.edu.co.


La historia y el presente en el espejo de la globalización se inscribe en la misma línea de las más recientes publicaciones del prolífico historiador Hugo Fazio1, donde evidencia la importancia y la pertinencia de la historia para el análisis de fenómenos contemporáneos, usualmente estudiados por otras ciencias sociales como la sociología o la ciencia política, o donde prevalece la mirada periodística. Sin embargo, este trabajo enfatiza en la elaboración teórica de su propuesta en torno a dos categorías principales: historia global y presente histórico.

En esta perspectiva, la obra persigue un doble objetivo: el análisis de los grandes cambios experimentados en el mundo contemporáneo y, al mismo tiempo, la elaboración de un marco interpretativo para comprender el actual régimen de historicidad (pp. 10-11). Sin duda, esto hace que La historia y el presente en el espejo de la globalización sea un texto provocador en el mejor sentido de la palabra, pues cuestiona presupuestos que niegan la pertinencia de la historia para el análisis del presente, resguardando a la disciplina en la comodidad del pasado, al tiempo que recusa a los historiadores que no suelen preocuparse por cuestiones epistemológicas, como es el tema de la historicidad. Adicionalmente, en oposición las teorías sobre el fin de la historia y a las corrientes posmodernas, Fazio propone, siguiendo a Fernand Braudel, la pertinencia de una historia total, que el autor prefiere llamar "historia integral".

El libro está dividido en dos partes y una conclusión, aunque desde nuestro punto de vista se trata de tres partes diferenciadas, como lo desarrollaremos más adelante. En la primera parte se caracteriza histórica e historiográficamente lo que el autor denomina "presente contemporáneo", mostrando los factores que durante el siglo pasado permitieron el tránsito de universalidad a la globalidad en la historia y, de paso, argumentando la idea según la cual estamos ante un nuevo régimen de historicidad, caracterizado por ser presentista y global, donde si bien existe un destino compartido, éste ya no es común (p. 28). El capítulo entrelaza de forma sugestiva, aunque no siempre fácil de seguir, los debates contemporáneos sobre los proceso de "encogimiento del planeta", modernidad y globalización, con reflexiones sobre las implicaciones que han tenido sobre nuestra aproximación a fenómenos como el tiempo, el espacio y a la idea de la existencia de una historia universal. Sin duda, uno de los hilos conductores de esta parte de la disertación es la obra del historiador alemán Reinhart Koselleck y particularmente sus conceptos de espacio de experiencia y horizonte de expectativa.

Ante la constatación del fin de la idea de historia universal, el autor concluye que el mundo actual no puede seguirse interpretando con categorías del pasado y es urgente un aparato conceptual que incluya la globalidad como un factor de causalidad del presente y no simplemente como un marco descriptivo. Para ello acuña el concepto de historia global, entendiéndolo como proceso y como forma de conocimiento. En palabras del autor: "[P]or historia global entendemos un alto nivel de compenetración del mundo, en donde se acentúan y entrecruzan las diversas trayectorias de modernidad, los cuales a través de los intersticios globalizantes, entran en sincronicidad y resonancia" (p. 72).

La segunda parte del texto analiza la naturaleza del presente histórico, aspecto que desde nuestra perspectiva constituye el aporte fundamental del libro, si tenemos en cuenta la escasa reflexión sobre el tema y los equívocos que el sentido común induce sobre esta denominación. La historia del presente o la historia del tiempo presente surgió en Europa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero salvo en el caso de Alemania, se utilizó para englobar una serie de proyectos de investigación histórica sobre los tiempos más recientes o para diferenciarse de institutos dedicados al estudio de la historia contemporánea, sin que de desarrollara una reflexión seria sobre sus fundamentos historiográficos o epistemológicos. No obstante, durante la última década se ha avanzado en esta senda mediante la afirmación del tiempo presente como una categoría diferente a la de periodo histórico, resultado tanto de una decisión social como de la posibilidad de delimitar un tiempo histórico homogéneo a partir de un acontecimiento que hace las veces de parte-aguas2

Aunque en nuestro medio no es común encontrar investigaciones similares, Fazio contribuye a estos debates contemporáneos sobre cómo comprender el presente histórico, al conceptualizarlo no como una categoría temporal, sino como una dimensión espacio-temporal abierta a los diferentes registros de tiempo existentes en la sociedad global. En esta perspectiva, el presente histórico sería construido socialmente como una condición de tiempo que incluye situaciones pasadas, que siguen participando en la configuración del presente y que se extiende hacia un horizonte de esperanzas, pronósticos y anhelos sociales (duración y diacronía); pero, al mismo tiempo, también significa una condición de espacio temporalizado que abarca todo elemento de significación mundial (sincronicidad).

El trabajo acierta al no quedarse en un nivel de abstracción demasiado general, sino que trata de apuntalar los elementos constituyentes de nuestro presente histórico. El desarrollo de esta idea se despliega en las conclusiones, que en realidad parece más una tercera parte que un ejercicio conclusivo o de síntesis. El autor considera inadecuado tomar como puntos de ruptura 1945 ó 1989, y en la últimas páginas desarrolla sus argumentos a favor de considerar el año de 1968 como el año-acontecimiento que pone en marcha la globalidad contemporánea tanto en su dimensión temporal, como espacial (sincronización del planeta).

Aunque este apartado puede servir para comprender mejor cómo podría vincularse la historia global (como conocimiento) al análisis de las transformaciones del mundo contemporáneo (como proceso social), creemos que no se trata de un ejercicio de ilustración, sino más bien de un componente central dentro de la argumentación del autor. El libro se sitúa en una posición crítica de los balances históricos sobre el sentido y el recorrido del siglo XX, porque el acento de los historiadores en el evento conclusivo (la caída del muro de Berlín) ha traído como consecuencia que la centuria quedara desvinculada de la corriente histórica, sin un antes y un después. En consecuencia, la resignificación de los umbrales del presente histórico en torno a los acontecimientos de 1968 es la propuesta del autor para romper con el doble encerramiento y comprender el actual régimen de historicidad.

Quedan, finalmente, algunas preguntas que no restan coherencia ni solidez a la obra, sino que señalan algunos puntos menores que podrían desarrollarse un poco más. En primer lugar, en el texto se retoma la idea de historia total de Fernand Braudel, pero se prefiere la denominación de historia integral sin presentar explícitamente el límite de dicha identidad. Es decir, si se trata de sinónimos o si, por el contrario, existen algunas diferencias teórico-metodológicas relevantes para encarar el estudio del presente histórico. En segundo lugar, durante las últimas décadas se ha desarrollado un interesante debate sobre cómo debe caracterizarse la sociedad contemporánea: sociedad posmaterial, sociedad del conocimiento, era de la información, sociedad posindustrial, etc. ¿la historia global a qué tipo de sociedad corresponde? Finalmente, si bien queda claro que sincronicidad y globalidad son características fundamentales del actual régimen de historicidad, surge el interrogante sobre cómo se podrían incluir en el análisis los aspectos no sincrónicos de la realidad (nacional, regional o local) que siguen existiendo y en algunos casos pueden llegar a cuestionar esos dos aspectos.


1 Véase las obras del profesor Hugo Fazio: Cambio de paradigma: de la globalización a la historia global (Bogotá: Uniandes, 2007); El mundo y la globalización en la época de la historia global (Bogotá: IEPRI - Siglo del hombre editores, 2007); El mundo en los inicios del siglo XXI: ¿hacia una formación social global?. (Bogotá: CESO - Uniandes, 2004).

2 Julio Aróstegui, La historia vivida, sobre la historia del presente (Madrid: Alianza, 2004), 27.

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