SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número41CARTA A LOS LECTORESPRESENTACIÓN DEL DOSSIER SOBRE EL BICENTENARIO índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.41 Bogotá maio/ago. 2010

 

EN MEMORIA DE IGNACIO "NACHO" ABELLO
(BOGOTÁ, 10-4-1943 - BOGOTÁ 27-3-2010)

LA MÉMOIRE EST DANS LE COEUR
MADAME DE SÉYIGNÉ


Corrían los vientos de agosto, hará pronto ya 17 años, cuando de repente un señor sonriente, elegante, amable y bonachón tocó a la puerta de mi oficina en la casita rosada, la del Departamento de Historia en la Universidad de los Andes.

Se presentó con tono decidido y me estremeció de calidez con su franco apretón de manos. Sin preámbulos me dijo que quería que dictara algunas sesiones de clase en su curso. Salimos al patio a tomar un café y entre el balanceo de los árboles y el cielo azul del páramo me remontó, con su palabra animosa y brillante, hasta los confines del África, a la región de los Grandes Lagos. Fue tal su audacia y acierto geográfico que olvidé el café, el viento de agosto y la tarde de cielo azul. Quería que relatara a los estudiantes el conflicto que por entonces desangraba a Ruanda y a Burundi. Pretendía a toda costa que les explicará por qué los Hutus y los Tutsis se habían visto envueltos en los horrores que habían dado lugar a las masacres que teñían de sangre los diarios franceses, belgas e ingleses. Anhelaba que los jóvenes uniandinos comprendieran la convergencia entre historia, cultura, política y violencia trayendo a las aulas la historia de África: los sucesos contemporáneos de su tormentosa vida política y los contornos de la cultura de los pueblos otrora colonizados por Bélgica.

Su estremecedora visión de uno de los sucesos más atroces de la historia contemporánea de ese continente fue el inicio de un diálogo que se prolongó casi dos décadas. Poco a poco comprendí porque este hombre inconfundible que se había formado en la escuela de leyes y era doctor en filosofía de Lovaina se interesaba por el África de los Grandes Lagos y sus infortunios. Su humanismo iba más allá de la erudición que regalaba generoso a sus amigos, colegas y estudiantes. "Nacho" Abello era un humanista no sólo por su versada ilustración sobre la filosofía y la historia llamada universal sino ante todo porque cultivaba la cultura del espíritu, porque reflexionaba sobre la belleza y sobre el bien y el mal. La cultura animi, como decía, cuando se refería a los Antiguos. La cultura que sirve para comprender, nombrar y transformar lo cotidiano, tanto en lo privado como en lo público.

Nacho fue un filósofo singular. Su pasión por los autores europeos es conocida por todos y todas quienes tuvimos la suerte de ser sus colegas, amigos y estudiantes y siempre, de algún modo, sus alumnos. Nietzsche y Foucault fueron interpretados por su pluma gracias a la exquisita y sutil extravagancia de quien lee en lengua original e interpreta con la sabiduría desenfadada y jovial de un páramuno-caribeño. Todo lo anterior adobado con ese don excepcional que poco nos asiste a los académicos: el de la humildad y generosidad respecto al conocimiento. Cualidades de excepción, que se combinaron en su pluma y su palabra con la intención de tropicalizar el conocimiento foráneo trayéndolo por sinuosos senderos, al territorio de nuestra realidad nacional.

Hay muchos "Nachos" que llevamos en el corazón. El que querían los estudiantes y el que querían las estudiantes, el "Nacho" de Bruno y el de Muriel, el de sus hijos, el de los colegas de Humanidades y el de los colegas de Ciencias Sociales, que es el mismo pero distinto, el de los amigos de la casa de La Calera con los whisquicitos de los sábados por la tarde con la chimenea encendida, el de los primos caribeños.

Yo quiero cerrar estas páginas recordando también al "Nacho" que desde principios del nuevo siglo se dedicó a pensar, a escribir y a discutir acerca de la cultura en el país que se inauguró después del cambio constitucional de 1991. Cultura y carnaval, cultura, ciudad y memoria, cultura teoría y gestión, hacer visible lo invisible, violencias y culturas, conceptos básicos de administración y gestión cultural son apenas algunos de los títulos y reflexiones que vinculan a Nacho, al profesor Abello, con el debate contemporáneo sobre la diversidad cultural, la gestión cultural y los retos del multiculturalismo de Estado.

En estos textos nos enseñó acerca de la trama en filigrana que se teje entre la cultura y la historia sin cuya comprensión la primera aparece carente de armonía, singularidad y peso específico. Desde la Antigüedad clásica, pasando por los avatares del medievo lleva al lector hasta las puertas del pasado prehispánico americano para fraternizarlo con la compleja reflexión que vincula a Cronos con la formación de la identidad histórica y cultural de los pueblos.

Sin pretensiones historicistas y con un tono de charla de tarde bajo el sol, animada por su espíritu gozoso, nos enseñó que la gestión cultural en Colombia adolece y precisa de un uso político de la historia y de una decidida incorporación de la filosofía al campo de las políticas culturales. Y no sólo de una reconstrucción acontecimental cronológica desvinculada de las exigencias ontológicas de los seres humanos y de las culturas. Ni mucho menos abstraída de los requerimientos jurídico-constitucionales actuales.

En Hacer visible lo invisible sugirió nuevas cavilaciones sobre el espinoso argumento que supedita historia y memoria a las políticas públicas en cultura. Su disertación refinada sobre la diversidad cultural incorporó una visión sensible, discreta y comprehensiva de la perspectiva filosófica la cual hizo extensiva al diálogo con la ciudad apuntalando la convergencia de memoria y espacio. Violencias y culturas es a todas luces un estudio original por la inteligente y sofisticada manera como disertó sobre la dimensión política de la cultura y al mismo tiempo acerca de la dimensión cultural de la violencia. Haciendo uso de sus muy queridos Nietzsche y Foucault, "Nacho" nos indicó, sin pretensiones, que las políticas culturales en Colombia y en América Latina y el Caribe requieren de la consolidación de laboratorios de investigación y de producción de conocimiento multidisciplinar que funcionen al margen de las coyunturas políticas y ministeriales de nuestros países. Dicho de otro modo, "Nacho" nos ha dejado entre muchos otros, el legado de poner en marcha una reflexión seria sobre las políticas de la memoria en Colombia, América Latina y el Caribe que sirva de sustrato a las políticas culturales en la región. Y porque no para honrar su memoria, la tarea de imaginar y crear la Cátedra Nacho Abello de cultura, filosofía y políticas culturales.

Luz Adriana Maya Restrepo
Profesora Asociada
Departamento de Historia
Universidad de los Andes

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons