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Historia Crítica

versión impresa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.41 Bogotá mayo/ago. 2010

 

QUARLERI, LÍA. REBELIÓN Y GUERRA EN LAS FRONTERAS DEL PLATA.
GUARANÍES, JESUÍTAS E IMPERIOS COLONIALES. BUENOS AIRES:
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, 2009, 384 PP.

Virginia Macchi
Profesora de Historia en la Universidad de Buenos Aires y doctoranda en Historia uba-conicet, Buenos Aires, Argentina. virginiamacchi@gmail.com.


El libro de la antropóloga argentina Lía Quarleri se enmarca dentro de los estudios de los conflictos entre guaraníes e hispanolusitanos, como consecuencia del tratado de límites firmado en 1750 entre Portugal y España. De acuerdo con este pacto, Portugal recibía de España el territorio ocupado por siete reducciones jesuítico-guaraníticas a cambio de entregar Colonia del Sacramento. A pesar de las intenciones de pacificación del acuerdo, éste derivó en una pugna que duró aproximadamente dos años (de 1754 a 1756) entre las fuerzas combinadas de ambos imperios contra la resistencia guaraní.

El aspecto más novedoso del estudio es su intención por recuperar la mirada de los pueblos nativos durante la contienda, revisando el tradicional enfoque que interroga acerca del grado de participación de los jesuitas en la misma. De esta forma, los dos ejes articuladores de la investigación serán los siguientes: el primero centrado "en la participación de los guaraníes en los hechos, atendiendo a la diversidad de actitudes y posturas, a las prácticas y comportamientos desplegados, a los sentidos atribuidos a sus acciones, como a la de los otros, y a las ideas expresadas como base argumentativa de la resistencia" (p. 20); y el segundo, relacionado con la interpretación histórica, política, económica y simbólica de la disputa. Para cumplir con este último objetivo, el libro sigue una línea temporal —antecedentes, desarrollo y consecuencias—, y se ubica en un espacio particular: la cuenca del Río de la Plata.

La obra consta de una introducción, siete capítulos y un epílogo. El primer capítulo es un estudio sintetizado de la realidad etnohistórica de los guaraníes y las consecuencias de la colonización. El análisis avanza en la relación entre los guaraníes y los primeros europeos que arribaron a la región, lo que desembocó en la fundación de Nuestra Señora de Asunción en 1537. En principio, los pobladores españoles mantuvieron relaciones de cohesión y consenso con los lugareños; sin embargo, a los pocos años tal relación se tornó cada vez más violenta. Para reglamentar la situación, en 1556 se comenzó a asignar mano de obra indígena entre los primeros pobladores de Asunción, situación que afectó profundamente la cohesión comunal guaraní.

El segundo capítulo trata acerca de los modos de la conquista española y portuguesa, y las tensiones existentes entre ambos imperios en el territorio americano. La autora analiza el papel destacado que las órdenes regulares —franciscanos, dominicos, agustinos y mercedarios— tuvieron en la conquista, puesto que funcionaron como "pacificadores" de las poblaciones americanas. Los jesuitas llegaron a la zona paraguaya con el fin de dominar a la población local, que se había tornado cada vez más agresiva, y para mantener a raya el avance lusitano, pues los bandeirantes se dedicaban a capturar guaraníes, los convertían en esclavos y los obligaban a trabajar en las haciendas del sur de Brasil. En estas reducciones se crearon fuertes lazos entre los jesuitas y los caciques guaraníes, quienes mantuvieron su autoridad dentro de la comunidad. Un aspecto importante que la autora destaca de las congregaciones jesuitas es que los religiosos entrenaron militarmente a los nativos para combatir el avance de los cazadores de esclavos. Para la autora, esta situación demarcará dos formas diferentes de "colonialismo fronterizo": la guarnición fronteriza española y la expedición depredadora portuguesa.

En el apartado siguiente, la autora hace un recuento de los antecedentes del conflicto entre las potencias europeas aliadas y los pueblos americanos. A principios de 1750, España y Portugal firmaron un nuevo tratado para definir los límites de sus posesiones en América y Asia. En el territorio que compete al análisis de Quarleri, Portugal obtuvo las tan ansiadas tierras que se extendían desde el río Ibicuy hasta el río Uruguay, y España obtenía Colonia del Sacramento. En el territorio paraguayo las buenas nuevas no fueron bien recibidas, y entre la población guaraní comenzaron a gestarse movimientos rebeldes. Una vez anoticiados los jesuitas, la reacción no fue homogénea, pues algunos volcaron sus simpatías hacia los rebeldes, otros mantuvieron una actitud neutral y una fracción decidió cumplir las normativas a cualquier costo. Es importante, según Quarleri, entender las posturas de los jesuitas, pues el poder político esperaba que fueran ellos quienes llevaran a cabo la impopular medida.

En los siguientes tres capítulos la autora da cuenta del conflicto. En el cuarto apartado se analiza cómo la estructura militar defensiva que se había montado en las reducciones fue utilizada por los guaraníes para rebelarse. El siguiente capítulo comienza con un pormenorizado análisis de la declaración de guerra del gobierno colonial hacia las colonias jesuitas, debido a la detención que los miembros de las reducciones hicieron de la expedición demarcatoria que se había enviado. Según la autora, esta manifestación bélica no era ajena a la época, puesto que se enmarcaba dentro de la "violencia institucionalizada", a través de la cual se expandían o consolidaban los imperios coloniales. Además, en este capítulo la antropóloga analiza las distintas estrategias defensivas de los guaraníes —tales como la creación de confederaciones y la incorporación de otros grupos aborígenes—. Pero no sólo le interesa explicar la dinámica bélica guaraní, sino que además se detiene en las formas de encarar el problema desde el bando hispánico: existieron dos políticas distintas, una monárquica y otra local. La primera se centró en edificar defensas en los fuertes y la segunda en la ampliación de la convocatoria de milicianos.

El capítulo vi examina largamente el conflicto armado desarrollado entre 1754 y 1756. La crónica de los enfrentamientos culmina con la ocupación que realizó el ejército lusohispano de los territorios misioneros, que para Quarleri marcó "un hito histórico y una modalidad de intervención diferente de los Estados coloniales en sus dominios americanos [...] que combinaba un proyecto colonizador con un plan de reconocimiento geográfico y cartográfico" (p. 278). De esta forma, una de las consecuencias más tangibles del conflicto a nivel local fue la pérdida de la autonomía y los privilegios que hasta el momento detentaban los religiosos, pues quedaron sujetos directamente al poder del gobernador y sus ejércitos. En cuanto al virreinato, la llegada en 1756 del gobernador del Río de la Plata, Pedro de Ceballos, fue también clave, pues su primera acción fue subir a territorio misionero, quien comenzó a apresurar la cesión de Colonia del Sacramento una vez confirmada la pacificación de la región paraguaya. Por último, las relaciones entre los imperios comenzaron a cresparse debido a la demora en la entrega de Colonia del Sacramento a España. Finalmente, en 1761 el tratado bilateral se anuló, lo que conllevó a una guerra entre los imperios.

En el último capítulo, quizá el más interesante, se analizan los interrogatorios realizados a los guaraníes y cómo se fueron reelaborando los discursos alrededor del "tiempo de la guerra". Quarleri se centra fundamentalmente en las cartas escritas por los caciques guaraníes al gobernador de Buenos Aires, a los jesuitas y otros líderes indígenas. En este capítulo finalmente se cumple el ambicioso objetivo de la investigadora de recuperar la "mirada" aborigen del conflicto, quitando el foco de los jesuitas.

En el epílogo la autora recapitula las distintas conclusiones a las que arribó luego de la elaboración de su extensa investigación. La primera es la especificidad propia de un territorio emplazado como frontera; la segunda, las características particulares de esta organización político-social y religiosa, específicamente las reducciones jesuitas. En tercer lugar, la vinculación entre este espacio único y las nuevas formas de hacer política desde la península, es decir, las Reformas Borbónicas, y cómo estas conllevaron a un fenómeno sin precedentes: la defensa aborigen de un espacio religioso.

En conclusión, este trabajo presenta un minucioso análisis de la situación de la gobernación de Paraguay y un pormenorizado estudio del conflicto hispanoguaraní. No obstante, la búsqueda por contextualizar la totalidad de los acontecimientos en el proceso histórico general conlleva a que en gran cantidad de ocasiones el relato se complejice en algunos apartes y pierda su centro. Sin embargo, el libro es una válida explicación de las distintas estrategias de los actores del conflicto. Además, amplía el análisis en tanto que hace hincapié en las decisiones situacionales de los guaraníes, que en este trabajo se convierten en un grupo capital del conflicto.

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