SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número42LA HISTORIA EN PERSPECTIVA COMPARADA: ENTREVISTA CON EL PROFESOR CHARLES BERGQUISTBURRIEZA, JAVIER, JESUÍTAS EN INDIAS: ENTRE LA UTOPÍA Y EL CONFLICTO. TRABAJOS Y MISIONES DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA AMÉRICA MODERNA. VALLADOLID: UNIVERSIDAD DE VALLADOLID, 2007, 593 PP. índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.42 Bogotá set./dez. 2010

 

BOUTRY, PHILIPPE, PIERRE ANTOINE FABRE Y DOMINIQUE JULIA. RELIQUES MODER­NES. CULTES ET USAGES CHRÉTIENS DES CORPS SAINTS DES RÉFORMES AUX RÉVOLUTIONS. 2 VOLS.
PARÍS: ÉDITIONS EHESS -COL. EN TEMPS ET LIEUX-, 2009, 903 PP.

Renán Silva
Sociólogo e historiador, Doctor en Historia Moderna de la Universidad de París I, Pantheón-Sorbonne (Fran­cia). Profesor del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia). Realiza investiga­ciones sobre historia política y cultural de los siglos XVIII y el XX. rj.silva33@uniandes.edu.co.


Ante todo es necesaria una aclaración "temporal" para poder hablar con toda exactitud sobre esta obra excelente, envidiable, por las vías de investigación que actualiza o que abre, por la amplitud de las dimensiones que pone en juego en el examen de un problema que para un espíritu desatento parecería perfectamente circunscrito y por la calidad de las investigaciones en que se apoya y que en parte son el sustrato de la obra. La expresión Reliques modernes quiere decir aquí que el objeto de investigación concentra la mayor parte de sus exploraciones en el lapso que va, aproximadamente, del siglo xvi al siglo xvm. Desde luego, de manera práctica los trabajos reunidos en la obra van más allá de ese límite cronológico. Hacia atrás, porque el problema de las reliquias -de manera básica el cuerpo de Cristo y los cuerpos de los santos y los objetos que estuvieron en contacto con ellos o que formaron parte de su martirio (cuando se trata de un mártir)- es una antigua realidad del cristianismo. Hacia adelante, porque el problema tiene formas contemporáneas sorprendentes, que si bien no son el objeto del libro, son más que aludidas y esbozadas.

Reliques modernes es una de las obras mayores de tres de los especialistas mayores de la historia del cristianismo y de la historia de las religiones1, apoyados aquí por casi una veintena de investigadores que examinan el problema señalado en el título del libro desde puntos de vista muy amplios. Estos puntos de vista hacen pensar en la noción de Marcel Mauss del "hecho social total", pues de la lectura de la obra queda clara la idea de que una reliquia es al mismo tiempo un hecho religioso, pero no menos económico, simbólico, político y cultural, lo que hace que en términos de investigación los acercamientos puedan ser múltiples -tanto desde el punto de vista del enfoque como del método, y ello sin necesidad alguna de declaraciones solemnes acerca de que nos encontramos ante una "nueva disciplina", y sin el recurso al lugar común de las afirmaciones formales sobre la interdisciplinariedad-. La multiplicidad de perspectivas es, dicho de manera simple, una "imposición del objeto", cuando el investigador es capaz de tomar en cuenta que un objeto cargado de tanto espesor, inscrito en tan complejos sistemas de relaciones, no puede ser considerado desde una sola perspectiva, por atractiva que ésta pueda parecer.

Como no resulta fácil escribir sobre cada uno de los artículos que componen lo que a su manera es también una "pequeña enciclopedia" de un gran cuestionario con el que habría que abordar el problema de las reliquias, sobre todo en sociedades como las nuestras en las que el problema es, por una parte, fácilmente visible en la historia de ayer y en la realidad de hoy, y por otra, poco investigado más allá de los estudios de caso puntuales, casi siempre desprovistos de la fuerza histórica que parece exigir su estudio podemos tomar más bien el camino de señalar los elementos de enfoque que caracterizan esta obra en su conjunto.

No hay duda de que las investigaciones que presenta Reliques modernes tienen un enfoque moderno, tomado de las ciencias sociales y de manera muy particular de la sociología. Dejando de lado cualquier tentación de introducir preguntas esencia-listas sobre el carácter auténtico o no auténtico de las reliquias, y apartados como investigadores de las disputas propias de los creyentes en este terreno, la obra se concentra en tres preguntas básicas, a partir de las cuales construye múltiples interrogantes particulares: ¿Cómo se inventan las reliquias? ¿Cómo circulan las reliquias? ¿Cómo se utilizan las reliquias?

Para contestar estas preguntas, que como es de suponer exigen la puesta en acción de métodos y técnicas diversos -en función de preguntas y de fuentes disponibles-, los autores han introducido una variación que no puede pasar desapercibida para el lector. Como se sabe, el problema de las reliquias cristianas, la cuestión de su traslado de Oriente a Occidente y las disputas en torno a su autenticidad y propiedad son un asunto que ha sido repetidas veces estudiado en el pasado. De hecho, Alphonse Dupront, gran maestro e inspirador de los directores de esta obra, ya lo había hecho. La variación consiste en no remitir el problema al campo de las cruzadas y al funcionamiento de las reliquias en el Medioevo, sino traerlo a otro tiempo histórico.

Esa "pequeña" variación -de ahí el título de Reliques modernes- le da toda su fuerza a la primera pregunta-guía de los autores: ¿Cómo se inventan las reliquias? Según los trabajos que componen la obra, las reliquias no son cosas del pasado; no constituyen una especie de depósito canónico para siempre establecido. Por el contrario, se inventan y reinventan a cada momento, más allá de su aparente estabilidad. Como lo señala la introducción del libro, las reliquias no sólo se veneran, sino que también son objeto de disputa y oportunidad de descalificación. Además, en ciertos casos son objeto de reafirmación: sobre ellas corre un frondoso discurso, hecho de saberes complejos. Sus aceptaciones o rechazos -la reliquia buena y la reliquia mala- se incrustan a veces en polémicas mayores, como la que tiene que ver con la imagen y con las formas de representación.

Aquí es necesario precisar el sentido de la palabra "inventar", para que no se piense que se trata de un término utilizado en la acepción más reciente y popular en las ciencias sociales. Invención quiere decir aquí simplemente creación histórica, inclusión de un hecho en un sistema de representaciones, sin anular la materialidad de los procesos y sin reducir la "invención social" al discurso que inexorablemente acompaña y condiciona a todo hecho social. Invención quiere decir inclusión de todo acontecimiento en un marco institucional y en un sistema de prácticas que pone en conexión múltiples actores2.

Lo que en ciencias sociales se designa como invención, como cuando decimos "la invención del Nuevo Mundo", es un proceso complejo que sintetiza múltiples fuerzas, aunque tales fuerzas permanezcan ocultas a los agentes del proceso. La idea de reducir tales fuerzas al discurso de un sujeto particular o a un "hecho de discurso", refleja una simplificación que luego se paga en el análisis. Esto sucede cuando se piensa que el "ardid" de invocar la palabra -"invención", "construcción"- resulta suficiente para que el investigador se sienta liberado de mostrar de manera empírica las condiciones y circunstancias que han permitido esa amalgama inseparable de hechos y representaciones -de acontecimiento y fantasma- que designamos como invención.

Hay que agregar además que los autores de la obra no han cedido a la tentación de tantos trabajos recientes de la historia y de la antropología, que asumen el análisis de los "objetos" como si se tratara de una historia autónoma, como si los objetos pudieran ser pensados al margen de los sistemas de relaciones que los especifican y los constituyen en una configuración particular -que no es, por otro lado, simplemente una configuración de "sentido asignado libremente por los sujetos"-, dando lugar a una forma de análisis de la que cuando menos podría sospecharse su inclinación al "tecnologismo", o aun peor, al fetichismo, como lo había observado Marx y luego de él autores que van desde Walter hasta Jean Baudrillard.

Utilizando de manera no simplemente analógica la palabra, hay que decir que las reliquias participan de un mercado que tiene sus propias "leyes de oferta y demanda", tal como lo demostró Michel Vovelle en un trabajo célebre -Piedad barroca y descristianización. Vovelle estudió el culto de los santos en un período más que secular de la historia francesa, aunque con una recarga no siempre útil de historia cuantitativa. Ofrecer pistas y luces sobre las condiciones de ese mercado, sobre la existencia del hit-parade de los santos y de las reliquias, en función de elementos externos a ellos (por ejemplo, las relaciones entre las órdenes religiosas o entre el clero secular y las órdenes, o entre el conjunto de los actores -incluidos los fieles- y el vaticano, es decir el Papa y el cuerpo de los obispos que encarna el poder legítimo), resulta una tarea de investigación importante, porque los actores del proceso son los "reguladores del mercado", y lo que aparece en principio como "cultos de devoción" puramente aleatorios, por el camino del análisis resultan ser productos de relaciones de fuerza y de estrategias que el análisis debe hacer visibles.

De la invención pues a la circulación de las reliquias y a sus formas de apropiación. Aquí las exigencias empíricas siguen siendo grandes para el analista y los autores de la presente obra parecen salir bien librados del desafío, no sólo por la pluralidad de fuentes y su tratamiento con enfoques y métodos diversos, sino porque la circulación de las reliquias da lugar al mismo tiempo a una extensa reflexión sobre el hilo de continuidad que la reliquia extiende sobre la propia historia del cristianismo, sin importar que ella sea falsa o verdadera. El efecto imaginario sobre los creyentes de la existencia de partes de los cuerpos de santos y mártires, de la propia cruz en donde el Nazareno fue crucificado, de todo lo que ofrezca testimonio de la existencia histórica del cristianismo y además la vigencia a través de tales testimonios, de las verdades reveladas, no puede ser más que un motivo de fe y una forma de ligarse a una historia desde hace siglos presente. Los misterios y la fuerza de la fe se anudan en las reliquias -los testigos sobrevivientes de un pasado que constituye el cristianismo en historia viva, y que acerca las verdades reveladas a una forma de arqueología abierta a la contemplación del creyente-. Todo eso no puede ser más que un nuevo motivo de expansión de la creencia religiosa.

Circular, ser vista, recorrer el mundo, no importa que lo sea como lugar de tránsito, asegurar nuevos peregrinajes -hoy en día en el marco del turismo religioso de masas-, instalarse en tipos particulares de museos que son al mismo tiempo lugares de fe y de recogimiento, nos ayudan a recordar el carácter eficaz y siempre actualizado del uso (la exposición) de la reliquia.

Los traslados de reliquias, la discusión sobre su propiedad, las polémicas sobre su autenticidad y las formas que pueden asumir éstas en la "época de su reproductibilidad técnica" -de la fotografía a las actuales formas de la imagen sobre la Internet-, todas son elementos claves de apropiación, formas nuevas de contacto con el testimonio vivo de una historia que reafirma la fe y modos de existencia de las relaciones entre el mundo de los vivos y el mundo del más allá. Es un verdadero laboratorio de observación para el estudioso interesado en las formas como este mundo se reproduce y sigue su curso.

Más allá de lo que la obra enseña de manera concreta sobre ésta o aquella forma de invención de una creencia, sobre la forma como un objeto se desplaza y viaja, o lo que enseña sobre la manera como los creyentes la instalan en el centro de sus devociones, invita a una reflexión más general en el campo de la antropología de la creencia, con la ventaja de que se trata de una reflexión anclada en una inmensa encuesta empírica, lo que en principio debe impedir las generalizaciones que apoyadas en tres o cuatros pequeños estudios de caso tratan de presentarse como conclusiones definitivas sobre la "religiosidad".

Un punto que resultaría importante de ampliar en el análisis, pues me parece que no encuentra un lugar suficiente en la obra que comentamos, es el que tiene que ver con el lugar de los fieles en la "invención" de las reliquias. Desde hace tiempo sabemos, con Durkheim, que la religión es un hecho social, un asunto de prácticas y de creencias colectivas. Sabemos asimismo que de manera más activa de lo que se piensa, los fieles son productores y reguladores de las creencias a las que se adhieren en cada una de las religiones de las que participan. Dicho de manera escueta y bajo forma prosaica: hay una oferta de fe que no puede ser comprendida por fuera de una demanda de fe y de las regulaciones que imponen los jefes de Iglesia no se pueden separar tanto como se piensa de lo que es aceptable para los fieles (los consumidores de fe).

Un ejemplo sencillo puede ilustrar la situación: cuando hace poco el Vaticano se desprendió de la creencia en las ánimas del purgatorio, nadie dentro de la feligresía, ni popular ni de élite, ni fanática o ilustrada, parece haberse sentido muy molesto. Hay un estado de fe colectivo al que las ánimas del purgatorio lo traen sin cuidado. Hace dos siglos, por decir una fecha, no sólo el cristianismo europeo, sino también el hispanoamericano hubieran encontrado esa posición de abandono como un hecho escandaloso.

En el campo de la investigación de las reliquias -como en el de los milagros- los jefes del rebaño deben contar, de lejos o de cerca, con las creencias de los fieles. De hecho, muchas de las decisiones de la Iglesia católica sobre las reliquias han dependido menos de la doctrina y más de la fe de la mayoría de fieles; además, en muchas ocasiones la Iglesia católica ha tenido que entrar en negociaciones complejas con sus fieles, como de hecho lo hace hoy el Vaticano con las "iglesias" del África, y como en el pasado, entre los siglos xvi y xviii lo hizo en Hispanoamérica con su trabajo de evangelización. A su manera, esta historia de la invención, de la circulación y de los usos de las reliquias, recuerda esas formas complejas de relaciones de fuerza entre Iglesia y sociedad.

Esta "geografía de lo sagrado", que constituye a su manera Reliques modernes no se agota en la consideración puramente europea del problema. Como casi todo problema de investigación histórica que tome como punto de partida el siglo xvi, desprenderlo de una perspectiva de "historias conectadas" resulta muy difícil. En este caso más que el África y el Asia se trata de América hispana (Norteamérica es sociedad de cristianismo reformado), porque esa parte del Nuevo Mundo, por sus raíces colonizadoras cristianas, ha quedado enganchada a la historia de las reliquias modernas.

Las disputas y las doctrinas sobre reliquias, el culto de ellas, sus traslados, su parte en la "actualidad noticiosa" del cristianismo, tal como la inventa el sermón cotidiano, eran formas de creencia y de alimento permanente de la imaginación de colonos españoles, pero no menos de indígenas, de negros y de mestizos, a los que el descubrimiento de América no sólo vinculó a la historia europea y a la historia de una monarquía, sino además a la historia de una de las grandes religiones históricas (universales). Las reliquias modernas, como lo muestra esta obra, comenzaron a tener una historia propia y conectada, singular y común, con esa manera de relacionar el pasado y el presente, el mundo de los vivos y de los muertos, que constituyen las reliquias.


Comentarios

1. Según recuerdan los editores del libro, Boutry, Fabre y Julia son autores en conjunto de tres obras de las que sabemos su importancia para los investigadores de la historia de las religiones, los cultos religiosos y los movimientos sociales en torno a la religión: Reine au Mont Auxois: le culte et le pèlerinage de sainte Reine des origines à nos jours (1997), Pèlerins et pèlerinages dans l'Europe moderne (2000), Rendre ses voeux: les identités pèlerines dans l'Europe moderne (2000) y Alphonse Dupront. Genèse des temps modernes (2001).

2. No hay que olvidar que uno de los primeros historiadores que puso a funcionar la noción de invención (invención de la tradición) fue un historiador de fuertes creencias marxistas, sin que el uso de tal noción lo convirtiera a una de las "religiones del discurso" y la "construcción social de...". Véase Eric Hobsbawm y Terence Ranger eds. The Invention of Tradition (Cambridge: University of Cambridge, 1983).

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons