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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.45 Bogotá set./dez. 2011

 

Caicedo Osorio, Amanda.Construyendo la Hegemonía religiosa. Los curas como agentes hegemónicos y mediadores socioculturales (diócesis de Popayán, siglo XVIII). Bogotá: Ediciones Uniandes, 2008, 274 pp.

Jhon Janer Vega R.

Historiador de la Universidad Industrial de Santander (Bucaramanga, Colombia). Miembro del Grupo Interdisciplinario de Estudios sobre Religión, Sociedad y Política (GIERSP) de la misma universidad, (Categoría D en Colciencias). deuteafat@yahoo.com


Esta obra, de Amanda Caicedo Osorio, publicada por la Universidad de los Andes, resulta de gran interés para el investigador y el público interesado en la situación del clero durante la Colonia, y especialmente durante el siglo xvm. Su originalidad radica en que toma como objeto de estudio al cura, a quien la mayor parte de la historiografía colombiana le reconoce un lugar central en la conformación de procesos políticos y culturales, pero que muy pocas veces ha recibido una atención particular para comprender su incidencia en la vida del país. Para la autora, el cura constituye un punto de acceso clave para entender la religión local, por su papel de mediador cultural y como mantenedor del orden social hispánico.

Para desarrollar su propuesta, se fundamenta en un rico trabajo documental, que incluye desde la consulta de documentos eclesiásticos publicados, hasta la exploración de varios fondos del Archivo General de la Nación, particularmente el Archivo Arzobispal de Popayán; y documentos del Archivo Central del Cauca y el Archivo Histórico de Cali, con los que se encontraba familiarizada desde sus estudios de pregrado.

En cuanto a la estructura del texto, Caicedo Osorio construye dos capítulos que se abren como dos grandes páginas. El primero pretende mostrar quién era el cura en la sociedad de la época, a través de tres preguntas implícitas en su estudio: qué significaba ser cura, cómo se llegaba a esta condición y, por último, qué significaba vivir como cura. En cuanto al significado otorgado a su oficio, el cura era un personaje con amplias responsabilidades no sólo religiosas, sino también sociales y políticas. Era un intermediario entre Dios y el pueblo, pues conectaba lo terreno y divino, un hijo espiritual de sus superiores a los que les debía estricta obediencia, un "padre espiritual" de los fieles, un guía del pueblo, un médico espiritual que mantenía la salud mediante su labor sacramental y un maestro de la doctrina cristiana.

Llegar a ser cura (con los estrictos requisitos que la Iglesia católica había establecido) no era nada fácil; no obstante, el dinamismo de la realidad colonial de finales del siglo xvm disipó ciertas exigencias y permitió, por ejemplo, que personas de "dudosa" pureza de sangre, como mestizos e indígenas, ingresaran a la vida clerical; hay que tener en cuenta que ellos eran quienes conocían las lenguas nativas y asumían los curatos de más difícil acceso geográfico. La imagen de un cura rico y satisfecho, que gozaba de prestigio en su parroquia, queda desdibujada: vivir como cura de almas en los lugares más apartados y de geografías difíciles fue un reto, sobre todo cuando éste enfrentaba dificultades para el pago de sus "servicios religiosos".

El segundo capítulo va más allá de una visión lineal del poder hegemónico de la Iglesia católica durante la Colonia. Si bien los curas favorecieron un determinado tipo de orden social hispánico, el ejercicio del poder eclesiástico no era tan sencillo. Es decir, el sacerdote podía ejercer control sobre los fieles, sólo en tanto estimulaba la aceptación y la conformidad y los convocaba al consenso, para lo cual utilizaba tres caminos principales: el control sociocultural, la aglutinación religiosa y la armonización de las experiencias religiosas locales.

Si se hace referencia al control social y cultural, el cura puede ser visto como un "gendarme" que poseía cuatro herramientas: la confesión, la excomunión, la contención de los pecados públicos y la inspección de la veneración de imágenes, armas de las que si no hacía un adecuado uso, podían más bien generar conflicto en las parroquias. El cura "aglutinador" debía actuar como orientador de las actividades religiosas, encauzando la creatividad colectiva hacia actos comunitarios como la construcción de los templos, las procesiones y rogativas y las fiestas del calendario religioso. Lo anterior llevaba a un mundo de relaciones locales, en las que el cura no era el único que cimentaba la vivencia del catolicismo ni podía imponer sin más, su visión: los fieles estaban dispuestos desde su experiencia social a aportar algunos rasgos y matices en la religión local, así estuvieran al margen del catolicismo más dogmático. Por último, el cura "armonizador" muestra para la autora que, durante los siglos xvn y xvm los sacerdotes se aproximaron a la religión local a través del consenso con sus fieles y a nivel parroquial. Era posiblemente un símbolo de unión e integración que acercaba diferentes culturas, aunque terminara imponiendo el predominio el catolicismo siempre de forma relativa e inestable.

Así, Amanda Caicedo ha contribuido a la comprensión de la lógica negociada del poder eclesiástico durante el siglo xvm en la diócesis de Popayán. Sin embargo, no queda del todo clara la utilidad de incluir a los sacerdotes estudiados dentro de la categoría de "curas de almas", que no existe como noción canónica para el clero y que además hace referencia más bien a la de cura animarum, es decir, a un oficio, a un encargo que los curas reciben de su obispo —y que se reglamentó durante el Concilio de Trento en el siglo xvi— para ofrecer la instrucción a los fieles e impartir los sacramentos.

Debe decirse también que para entender el poder local hay que revisar la noción de fieles como una categoría que engloba pero que termina excluyendo su diversidad, tan pregonada en este estudio. Por lo demás, Caicedo Osorio abona un campo de trabajo que invita a adentrarse, repensar y reevaluar muchas 'verdades' y lugares comunes sobre la Iglesia católica en Colombia a finales de la Colonia.

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