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Historia Crítica

Print version ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.45 Bogotá Sept./Dec. 2011

 

Acevedo Puello, Rafael Enrique.Memorias, lecciones y representaciones históricas, la celebración del primer centenario de la Independencia en las escuelas de la provincia de Cartagena (1900-1920). Bogotá: Ediciones Uniandes, 2011, 257 pp.

Carlos Rojas Cocoma

Estudiante del Doctorado en Historia de la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia) y miembro del grupo Prácticas culturales, imaginarios y representaciones (Categoría A1 en Colciencias). c.rojas242@uniandes.edu.co


Parte del desconocimiento de la producción historiográfica de las investigaciones de postgrado radica en su poca impresión y su escasa difusión y en que los límites temáticos o regionales de sus estudios, —en su obvia especificidad— carecen de interés para una edición de proyección nacional. Eso dificulta conocer excelentes investigaciones que sobre ciertos temas se ha producido desde miradas locales o regionales en el país. Por ello es importante que la Universidad de los Andes haya impreso el texto Memorias, lecciones y representaciones históricas de Rafael Acevedo, pues aun  que se trate de un estudio de caso de la celebración de la independencia de Cartagena en 1911, la interpretación está articulada a lo que el autor ha denominado los "usos públicos de la historia", que resulta valiosa para poder conectar las historias de construcción de identidad del país a partir de sus episodios singulares, en una relación menos centralista y unitaria.

El libro, como su título lo indica, se acerca al resurgimiento de la celebración de la independencia de Cartagena en el año de 1911, y tiene como "espacio" de recreación la escuela. Para que esta idea no resulte vaga ni se quede tan sólo en el discurso, el autor aprovecha todos los ángulos posibles para dar una idea de escuela particular, integrada a la idea de progreso de la región, profundamente política y en la cual se articulaban la necesidad de producir individuos capaces con las ideas morales de la época alrededor de la religiosidad y la familia. Resulta interesante ver cómo integra la articulación del discurso político de la historia con la forma como se desarrollaban las clases en las aulas.

Esa articulación enriquece y le da peso a la apuesta de vincular la educación básica con la conformación del discurso nacional. En este caso, el autor es preciso en afirmar la escuela como un escenario esencial para los usos públicos de la historia.

El texto está dividido en tres capítulos. En el primero Acevedo expone la relación de la ciudad con la escuela, a partir de las referencias estadísticas que señalan su importancia, pero también con la interpretación del discurso público que, a través de la prensa y del proselitismo político, hizo referencia de la escuela como el espacio del progreso cartagenero: "Las escuelas [...] terminaban siendo un espacio público destinado a la invención y puesta en escena de esos modos de pensar, hacer y rehacer el pasado" (p. 11). Esta lectura de fuentes le permite al autor ir construyendo el concepto de ciudadanía, las categorías morales que definen al ciudadano y la manera como se accede a ella.

El segundo capítulo es el más crítico hacia la génesis de la celebración, pues pone en evidencia cómo la independencia de Cartagena fue una fiesta rescatada de una historiografía centralista que, además de desconocerla, la consideraba un error: "[...] había un interés marcado por conceptualizar, presentar y leer la libertad de las localidades, [...] como preámbulo del nacimiento de las guerras civiles, el atraso y la inestabilidad política del país, lo que se refería como 'errores nacionales'" (p. 102). Acá cobra un valor fundamental el hecho de que el problema no es historiográfico, es decir, no se sostiene sobre la cuestión de cómo fue interpretada la historia de Cartagena, sino que gira alrededor de las prácticas culturales de dicho discurso: cómo se apropió, cómo se interpretó y cómo se dio a conocer.

Esa lectura permite que su ensayo no se quede únicamente en entender la "invención" o la "representación", sino que se aproxime a la esfera de la apropiación. Justamente de aquí se extrae la definición de lo que él ha llamado "usos públicos de la historia". Una de las fuentes que Acevedo usa con frecuencia son los catecismos, que a la vez que servían como mecanismos de divulgación de la instrucción pública, se soportaban en la base de una fuerte moral católica. Sin pretender trascender el análisis de los límites entre el escenario religioso y el pedagógico, el autor enriquece el matiz de su lectura exponiendo el evento católico dentro de los márgenes políticos, lo que resulta ser uno de los aspectos más enriquecedores de su libro.

El tercer capítulo se enfoca en la descripción de la celebración; aunque no tiene una propuesta crítica de fondo, la articulación de fuentes visuales y escritas y sobre todo los detalles de la festividad proporcionan una documentación valiosa y consolidan la abstracta idea del "uso público de la historia" en la fiesta. En esta parte sobre todo, la investigación a veces peca por específica, y eso lleva a que, salvo en un par de referencias, la integración de esta festividad con la celebración del centenario nacional de independencia (1910), o el marco de los usos de la historiografía nacional en Cartagena, quedara pendiente. Esa relación cobra importancia en la medida en que es justamente en esa relación entre un poder central y uno regional que la fiesta de Cartagena empieza a ser relevante, pues no se trata únicamente de elogiar los méritos de los próceres cartageneros, sino de la importancia de hacer del proceso independentista local un cimiento de la historia nacional.

Esa distinción se debilita en una diferencia que Acevedo no establece claramente entre historia y memoria. Tratándose de un acto simbólico que usa el pasado como instrumento regionalista, los "usos" de la historia se quedan en las representaciones escolares, sin trascender la  importancia de la génesis de una celebración que hoy hace parte de las festividades nacionales. Esta observación no opaca, en todo caso, los méritos de este trabajo en la lectura de las fuentes, la riqueza crítica y, en especial, la apuesta por interpretar los "lugares de la memoria" a los que se refería Pierre Nora1.

En conclusión, el texto se destaca porque, siendo una historia regional, establece marcos de interpretación y preguntas que relacionan y enriquecen la historia cultural que se está produciendo alrededor de la construcción de identidad y nación en Colombia a comienzos del siglo xx, y que permite enriquecer, a manera de contrapunto, la forma como entendemos la nación "imaginada" de la época.


Comentarios

1. Pierre Nora, Les lieux de mémoire, tomo I (Paris:Gallimard,1997).

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