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Historia Crítica

versión impresa ISSN 0121-1617

hist.crit.  n.46 Bogotá ene./abr. 2012

 

PRESENTACIÓN DEL DOSSIER "CUERPO, ENFERMEDAD, SALUD Y MEDICINA EN LA HISTORIA"

Jorge Márquez Valderrama

Profesor asociado del Departamento de Estudios Filosóficos de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (Medellín, Colombia). Historiador de la misma universidad, Magíster y Doctor en Enseñanza y difusión de las ciencias y las técnicas de la Universidad Paris XI (París, Francia). Director del grupo de investigación Producción, Circulación y Apropiación de Saberes (pRociRCAs) (Categoría A en Colciencias) Recientemente publicó en coautoría con Óscar Gallo, "La mortalidad infantil y la medicalización de la infancia. El caso de Titiribí, Antioquia, 1910-1950", Historia y Sociedad 20 (2011): 57-89; y, "La enfermedad oculta: una historia de las enfermedades profesionales en Colombia, el caso de la silicosis (1910-1950)", Historia Crítica 45 (2011): 114-143. jmarquez@unal.edu.co


Ante todo, ¿por qué estudiar la historia del cuerpo, la medicina, la enfermedad y la salud? La confianza actual y muy expandida en las promesas de bienestar y salud de los progresos biomédicos hace que desviemos nuestra mirada de la posibilidad de comprender cómo, en épocas anteriores o en sociedades diferentes de las occidentales y occidentalizadas, se resuelve la apuesta por la salud, individual y colectivamente. Esto a su vez hace que perdamos oportunidades de comprender la evolución de las prácticas, discursivas y no discursivas, de los diversos ofertantes y demandantes de productos de salud, así como J su influencia en la vida y los hábitos cotidianos, en las comunidades, en los procesos de individuación, en las instituciones y en las estrategias políticas de una sociedad en determinado período.

Al mismo tiempo, esta confianza en la oferta médica está en crisis, en parte por promesas incumplidas o esperanzas que superaban las posibilidades reales del sistema médico occidental, pero también porque desde finales del siglo pasado se comenzó a cuestionar el derecho a la salud que apenas había empezado a conquistarse justo después de la Segunda Guerra Mundial, y porque hoy se intenta, por diversas vías políticas y económicas, convertir la salud en un servicio comercializable.

La idea de hacer un número especial de Historia Crítica dedicado al tema "Cuerpo, enfermedad, salud y medicina en la historia", surgió en el comité editorial de la revista en el 2010. Tuve entonces el honor de ser invitado para convocar la presentación de trabajos relacionados con estos temas y para coordinar el dossier. Acepté gustoso, entre muchas razones porque en nuestro país no existen revistas dedicadas a estos temas, y porque la única especializada en América Latina, Historia, Ciencias, Saúde-Manguinhos, no alcanza a publicar oportunamente tan inmensa producción.

Convoqué a partir de un abanico muy amplio de posibilidades, por varias razones. La primera tiene ver con que los estudios de historia sobre estos aspectos de las sociedades se han multiplicado últimamente, a la vez que sus orientaciones conceptuales, sus preguntas, su espectro de objetos y sus métodos se han ampliado, diversificado y enriquecido enormemente. La segunda, muy relacionada con la primera, era no limitar la propuesta a un tema, a un problema o a una manera de investigar. Era más bien lanzar el mensaje a flotar en un océano y trabajar luego a partir de la respuesta.

La recepción que tuvo la convocatoria fue excelente. Recibimos docenas de propuestas de las cuales descartamos, en un primer filtro, las no especializadas en historia. El segundo filtro se basó en la calidad de los trabajos, juzgada por una comunidad amplia de expertos. Durante esta segunda fase mi trabajo consistió en proponer los nombres y datos de contacto de personas expertas en estos temas, provenientes de muy diversos horizontes. Comento esto porque en esa tarea me hice más consciente de la riqueza, el dinamismo y la constante renovación de estos campos de la investigación histórica contemporánea. Finalmente, mediante un arduo trabajo de comunicación y cooperación entre los expertos y el Comité Editorial, se seleccionaron y editaron los trabajos que se presentan a continuación. El resultado de este proceso es una muestra rica y heterogénea de la producción actual; hay que intentar explicar su riqueza, pero también hay que señalar los puntos comunes, las tendencias y los problemas transversales que hacen de éste un conjunto coherente.

Como el momento álgido de los procesos de medicalización y de instauración de la salud pública en América Latina ha sido el período comprendido entre la segunda mitad del siglo xix y la primera del xx, en las últimas tres décadas se han publicado numerosos trabajos circunscritos a este lapso de tiempo, elaborados a partir de estudios de caso en los que se leen las transformaciones políticas, culturales, económicas, sociales y subjetivas debidas a esos procesos. Este auge ha contribuido a que el período prerrepublicano se haya estudiado mucho menos, en cuanto a la historia del cuerpo, la medicina, la enfermedad y la salud. Sin embargo, lo primero que salta a la vista en los artículos que presentamos a los lectores es un interés renovado por la Colonia. Y no de una manera tradicional, los autores que nos entregan estudios dedicados al período prerre-publicano han puesto el acento en actores sociales casi siempre olvidados por los historiadores.

Es el caso del artículo de Adriana María Alzate Echeverry, "Comer en el hospital colonial: apuntes sobre la alimentación en tres hospitales neogranadinos a finales del siglo xviii", que resalta las prácticas alimentarias, dietéticas e higiénicas de los religiosos, empleados y "enfermos pobres" de tres hospitales neogranadinos a finales del siglo xviii, y sus relaciones con los contextos económico, cultural, religioso e higiénico de la época. Uno de los aportes novedosos de este artículo es su lectura creativa de fuentes aparentemente mudas o grises, pero con las cuales la autora es capaz de mostrarnos aspectos fundamentales de prácticas corporales reguladas y rutinarias, e inscritas en la cultura material y simbólica de la época.

Otros actores sociales poco estudiados constituyen el objeto principal del artículo de Jaime Andrés Peralta, "Los cuna y sus saberes médicos. La 'ciencia' de los 'bárbaros' bajo la mirada del mundo ilustrado". El autor lee entre líneas las fuentes de archivo y sus versiones oficiales para mostrarnos las prácticas curativas y corporales de un sistema médico completamente extraño al de los españoles y europeos del siglo xviii. Innovador desde todo punto de vista, este artículo tiene la ventaja de adentrarnos en las prácticas y los saberes de sanadores tradicionales basados en una cosmogonía precolombina y ancestral.

Por su parte, Piedad Amparo Peláez, en su artículo "El cuerpo, la salud y la enfermedad en los esclavos del Nuevo Reino de Granada, siglo xviii", analiza las enfermedades y sufrimientos de los esclavos del Nuevo Reino de Granada a partir de una encuesta enfocada en la especificidad social, política, económica y cultural del trabajo esclavo, de sus condiciones de vida, del trato que recibían de sus amos y amas, y del impacto de estos fenómenos sobre sus cuerpos y su salud-enfermedad. Nos muestra una sociedad escindida entre la práctica de las virtudes cristianas y la explotación desmesurada de la mano de obra esclava. La lectura de fuentes pone en evidencia otros dramas e incertidumbres: crisis de la sociedad de castas, en plena emergencia de la población como objeto del gobierno basado en el fomento "científico" de la vida, y posibilidades de ascenso social, ya no basadas en la cuna, el linaje y la posesión de tierras, sino en la pericia intelectual o técnica, en el prestigio social adquirido y en la apropiación de nuevos valores como los de la Ilustración.

Estos tres artículos tienen en común el estudio original de fuentes del siglo xviii, pero también que sus resultados cuestionan lugares comunes del debate en la historia de la medicina que heredamos del siglo xx, pues obligan al historiador actual a plantearse, entre otras, la pregunta: ¿desde y hasta dónde es pertinente interrogar los procesos de medicalización en América, sobre todo en la América pre-rrepublicana? Porque los tres muestran que se puede hacer historia de las prácticas de la salud de sociedades y de grupos sociales, y de momentos y de prácticas no medicalizados.

El problema de la medicalización de la vida y de las sociedades ha sido un objeto de estudio frecuentado por investigadores de muy diversos horizontes desde los años setenta 1. De esa época, el concepto de "medicalización" es un sobreviviente muy rendidor y exitoso, muy frecuentado global y localmente por los investigadores en historia social de la medicina y, más recientemente, en estudios socio-antropológicos sobre el impacto y la apropiación de la biomedicina actual. Por un lado, han producido conocimientos valiosos sobre el impacto de la medicina occidental en las transformaciones materiales de las sociedades, en la expansión del proceso de civilización, y en el mejoramiento de las condiciones de vida. En otra tendencia, han mostrado el papel normalizador de esa misma medicina y la expansión de un promisorio mercado de cuidados, no siempre virtuoso, y a veces aliado de empresas poco escrupulosas en la acumulación y el manejo de diversos poderes. Sin embargo, concentrarnos solamente en los procesos de medicalización nos pone en riesgo de alimentar una visión muy etnocentrista de la historia, cuyo parámetro principal de observación y de interrogación serían las sociedades occidentales, transformadas por el nacimiento y la expansión de la biopolítica, tal y como la planteó el historiador Michel Foucault en 1976, cuando la señaló como un "umbral de modernidad biológica" o "el momento en que la especie entra como apuesta del juego en sus propias estrategias políticas" 2.

De todas maneras, estos tres autores nos muestran una vez más que el problema de la alteridad se hace evidente tanto en antropología como en historia, cuando la mirada occidental se cuestiona a sí misma, cuando vacila y trata de comprenderse al intentar entender o traducir las diferencias, quizás inconmensurables, si no se hace un esfuerzo por superar el propio sistema de pensamiento.

Los otros cuatro artículos son muestras de una nueva historia de la medicina que se cultiva en América Latina, sobre todo a partir de la década de 1980. Cada vez es más difícil encasillarla bajo alguna categoría, porque las vacilaciones acerca de sus métodos, preguntas y objetos fueron superadas. Además, su creativo manejo de fuentes marca una gran originalidad frente a las crónicas conmemorativas de tiempo atrás. Por otra parte, la nueva generación de historiadores ya no se detiene a debatir sobre si en esta historia se trata de un problema de saber, de poder o de contextos sociales y culturales. Más bien, utiliza con inteligencia los distintos tipos de archivos y huellas, así como las herramientas de las diversas ciencias sociales y humanas para mostrar, a través de problemas concretos, relacionados con el cuerpo, la medicina, la salud y la enfermedad, un perfil histórico de determinada sociedad, cómo ella reacciona ante lo contingente, por qué mecanismos normaliza a los sujetos, cómo elabora teorías explicativas de la enfermedad, en qué luchas y por qué vías tramita los juegos entre el poder y el saber, así como los escenarios y pugnas de la administración de la verdad y de la legitimación de los sujetos susceptibles de detentarla en cada coyuntura.

En este sentido, el artículo de Claudia Mónica García, "Geografía médica, bacteriología y el caso de las fiebres en Colombia en el siglo xix", nos adentra en la historia de la medicina a secas.Vuelve a esta disciplina con nuevas herramientas de análisis para revisar ciertos lugares comunes ya establecidos acerca de la medicina colombiana del siglo xix, en pleno auge y ruptura de diversas teorías médicas. La autora no pone el énfasis en rupturas ya estudiadas o en la pretensión de leer en nuestro contexto las etapas de la evolución de la medicina occidental delimitadas por Pedro Laín Entralgo 3, según las cuales se transita linealmente de una medicina a otra. Más bien nos muestra posturas médicas locales en las que se mezclan lo antiguo y lo nuevo para formar sinergias heurísticas muy originales.

Con el artículo de María José Correa-Gómez, "Cuerpo y demencia. La fisonomía de la incapacidad en Santiago de Chile (1855-1900)", tenemos la oportunidad de comprender, para la sociedad chilena decimonónica, los mecanismos y las fuentes de tecnologías de normalización de los individuos basados en los discursos médico-legal y psiquiátrico, así como el papel del peritaje médico en la clasificación de los sujetos y en las idealizaciones del sujeto normal y del sujeto sano. Su punto de vista es renovador, porque analiza las fuentes para mostrar las relaciones fehacientes entre el examen pericial del cuerpo, la medicalización de los sujetos mediante su objetivación como "enfermos", la normalización de la profesión médica y la construcción política de un ideal de salud pública.

El problema del surgimiento de la higiene industrial y de la medicina del trabajo en el contexto de la emergencia del aparato sanitario estatal en Chile es estudiado en el artículo de Diana Antonia Veneros, "Aspectos médicos, legales y culturales tras el trabajo industrial de obreros y obreras en un contexto de modernización. Chile (1900-1930)". Por un lado, la autora muestra los comienzos de nuevas sensibilidades sociales frente al desgaste laboral, el trabajo infantil y femenino, el derecho a enfermarse y el derecho a la atención médica y, por otro, los procesos de medicalización de los cuerpos de los trabajadores inscritos a su vez en procesos de normalización de los individuos para el mejoramiento de la fuerza laboral. Estos procesos no se dieron sin conflictos y resistencias, y llevaron al establecimiento de una seguridad social y de un sistema de salud que mucho les deben a las organizaciones obreras y a sus luchas.

El artículo de Víctor García, "Accidentes terapéuticos y nuevas prácticas de salud. La medicina colombiana frente a la catástrofe de la vacunación antidiftérica en Medellín, 1930", estudia el contexto médico, político, social y mediático de la primera catástrofe iatrogénica ocurrida en Colombia. El autor aprovecha el acontecimiento y las huellas que dejó para revelar un momento estelar de la medicina y de la terapéutica experimentales colombianas. La ciencia pasteuriana y las prácticas con terapias biológicas que se ejercían en Colombia y en Europa eran casi las mismas en ese momento. Es decir, no había desfases técnicos, teóricos ni metodológicos. Los riesgos en que incurría una ciencia de vanguardia mundializada podían ser los mismos en diversos países. Y el drama colombiano, guardadas las proporciones y atendiendo a sus singularidades, podía ocurrir también en un país europeo, como de hecho ocurrió en Lübeck, Alemania, en febrero de 1930.

La convocatoria fue amplia y el resultado fue exitoso, lo que es evidente en la diversidad de trabajos que se ponen a disposición de la comunidad de investigadores y del público en general. El cruce transdisciplinar enriquece aún más esta muestra, donde se ejercitan y se ponen a prueba —difuminando fronteras absurdas— los estudios sociales de las ciencias y las técnicas, la historia epistemológica de las ciencias, la historia de las prácticas de salud y de las terapéuticas y la nueva historia social y cultural. Los trabajos de grandes historiadores, como Roy Porter y Michel Foucault, por citar sólo dos de los más esclarecedores, no se ven aquí traicionados, pues estas historias no dejaron de lado las prácticas, los gestos, las ciencias, los saberes, las instituciones y los sujetos.


Comentarios

1. Ha habido diversas reuniones internacionales en las que se ha debatido la vigencia y la pertinencia del concepto de medicalización en historia y, en general, en las ciencias sociales y humanas. Por citar solo algunas: Sandra Caponi et al., Medicaliza-çâo da Vida: Ética, Saúde Pública e Industria Farmacéutica (Floria-nópolis: Universidade do Sul de Santa Catarina, Unisul, 2010); Luc Berlivet, "Médicalisation", Genèses 1: 82 (2011) : 2-6; Faure, Olivier, "Les voies multiples de la médicalisation", Revue d'Histoire moderne et contemporaine 43: 4 (1996): 571-577.

2. Míchel Foucault, Historia de la sexaalidad.1: La voluntad de saber (México: Siglo xxi, 1977), 173.

3. Pedro Lain Entralgo, Historia universal de la medicina (Barcelona: Salvat, 1972), vol. i, 4-5 y vol. vi, xvii-xviii.


Referencias

Berlivet, Luc. "Médicalisation", Genèses i: 82 (2011): 2-6.        [ Links ]

Caponi, Sandra, Marta Verdi, Fabíola Stolf Brzozowski y Fernando Hellmann. Medicalizaçâo da Vida: Ética, Saúde Pública e Indústria Farmacéutica. Florianópolis: Universidade do Sul de Santa Catarina, unisul, 2010.        [ Links ]

Faure, Olivier. "Les voies multiples de la médicalisation", Revue d'Histoire moderne et Contemporaine 43: 4 (1996): 571-577.        [ Links ]

Foucault, Michel. Historia de la sexualidad. i. La voluntad de saber. México: Siglo xxi, 1977.        [ Links ]

Laín Entralgo, Pedro. Historia universal de la medicina, volúmenes i y vi. Barcelona: Salvat, 1972.        [ Links ]

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