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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.49 Bogotá jan./abr. 2013

 

Pérez Benavides, Amada Carolina y Max S. Hering Torres, editores. Historia cultural desde Colombia. Categorías y debates. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia/ Pontificia Universidad Javeriana/Universidad de los Andes, 2012, 520 pp.

Lucía Duque Muñoz*

* Profesora Asistente del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia). Doctora en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Toulouse II-Le Mirail (Toulouse, Francia) y miembro del grupo de investigación Estudios sobre la problemática urbano-regional de Colombia (Categoría C en Colciencias). lduquemu@unal.edu.co

Doi:7440/histcrit49.2013.13


Hace quince años un reconocido investigador colombiano presentó una ponencia bastante polémica en el Congreso Nacional de Historia, en la cual hizo referencia a las que él llamó las profundas perplejidades e inquietudes de la disciplina en ese momento: desde su perspectiva, la irrupción para entonces reciente de perspectivas como las de la nueva historia cultural conducía, a manera de fuerza centrífuga, a un extravío o fragmentación del conocimiento histórico en el país. Según la opinión de Jesús Antonio Bejarano, autor de dicha comunicación, los intereses de la historiografía estaban yendo del sótano —metáfora de las grandes y sólidas estructuras socioeconómicas de la larga duración— al desván de las sutilezas y las trivialidades.

Había algo que conspiraba contra la matriz de la historiografía colombiana en el cultivo de las corrientes que se basaban en conceptos como imaginarios, mentalidades y representaciones. En sus palabras, "la sustitución de paradigmas ha implicado como consecuencia la fragmentación y la dispersión de los estudios históricos, la disolución del núcleo de la historiografía, es decir la disolución del propósito de la reconstrucción del pasado cuyo resultado principal es la pérdida de identidad de la historia como disciplina"1. Con su artículo, se planteaba una especie de dualidad casi irreconciliable entre las corrientes socioeconómicas y las vertientes culturales de la historiografía, asociando estas últimas a algo que por entonces empezó a llamarse "posmodernismo", categoría que, por cierto, no es predominante en el libro editado por los profesores Amada Carolina Pérez y Max S. Hering, y sobre la cual se hacen apenas cuatro menciones en sus más de 500 páginas.

Las afirmaciones de Bejarano dieron origen a uno de los debates historiográficos de mayor relieve en la coyuntura del cambio del siglo XX al XXI en el país, un debate necesario que generó varias respuestas, mucho más analíticas y matizadas, por parte de historiadores como el profesor Mauricio Archila, quien escribió un artículo titulado "¿Es aún posible la búsqueda de la verdad? Notas sobre la (nueva) historia cultural"2. O bien, otro conocido ensayo de Jorge Orlando Melo llamado "De la Nueva Historia a la historia fragmentada: la producción histórica colombiana en la última década del siglo", dentro de cuyas conclusiones se señalaba, así mismo, que "el estudio de las 'mentalidades' y los 'imaginarios' (preferibles a ideas o representaciones), las maneras de la mesa o el vestido, de los rituales, las imágenes y las formas del discurso, invita en cierto modo a la atomización de los textos históricos"3.

Si es importante hacer referencia a ésta, que fue una apasionada discusión, es porque, en buena medida, los artículos propuestos en el trabajo Historia cultural desde Colombia, y los criterios de fondo que lo orientan, son una interesante respuesta que quizá despejará numerosas dudas para muchos de quienes en ese entonces, o desde entonces, se sintieron "perplejos" ante las in-certidumbres de una historia "en migajas", y que, a su vez, muestra que no han pasado en vano los años transcurridos desde que tuvo lugar dicho debate hasta hoy.

Es así como en este volumen encontramos una postura hacia el conocimiento histórico que, en lugar de crear deslindes tajantes, se propone abrir diálogos con diferentes enfoques historio-gráficos, tanto con algunos que podríamos llamar paralelos o simultáneos a la historia cultural —caso de la historia de la ciencia, la historia ambiental o los estudios subalternos— como con aquellos de mayor tradición —como la historia social, económica y política—. Esta actitud que, de manera inversa a la segmentación, tiende a la articulación, es uno de los aportes que pueden considerarse más valiosos de este libro.

A quienes se sitúan en las más diversas orillas del oficio de historiador, esta aproximación les dará herramientas para pensar que tal vez no se encuentran tan lejos de las perspectivas allí planteadas; ello les permitirá acercarse a sus métodos y a las categorías propuestas, lo que, en palabras de Renzo Ramírez, quien escribe uno de los capítulos del libro, tampoco "significa que la historia cultural absorba otras disciplinas y especialidades" (p. 373). En este mismo sentido, el objetivo general de este trabajo es "reflexionar sobre la historia cultural producida en Colombia y sobre algunas de sus categorías analíticas, fijando su discusión en su contexto historiográfico" (p. 19), y manifiesta así mismo que "la cultura no lo es todo, ni lo explica todo".

La vocación de articulación que expresa este libro no sólo se manifiesta en la discusión historiográfica, también podemos verla en la construcción de una red institucional que congrega profesores e investigadores de varias universidades e institutos, en un sistemático grupo de investigación y tres universidades como parte del sello editorial. Otro aspecto significativo es el hecho de que al leer las páginas de este trabajo, en particular aquellas relativas a la definición de sus objetivos y las dedicadas al debate historiográfico, no se encuentra una postura paradigmática, o bien, fundacional por parte de los autores y editores. Al menos explícitamente, no se está queriendo afirmar o consolidar la existencia de una nueva etapa historiográfica marcada por el giro cultural —ni a escala regional ni nacional—, lo que es bastante original y poco habitual entre los historiadores, que muchas veces somos aficionados a crear rupturas, a señalar finales y comienzos, no sólo al explicar los procesos de la humanidad, sino particularmente cuando se trata de hacer el balance de la disciplina o al construir propuestas de investigación. Puede pensarse, por ejemplo, en numerosas corrientes como la llamada New Economic History; o bien, la Nueva Historia Francesa, por citar algunas de las más conocidas, o bien, obras clásicas como Hacer la historia: nuevos enfoques, nuevos problemas, nuevos objetos, editada por Pierre Nora en 1974.

De esta forma, y ante el claro desgaste de lo llamado "nuevo", es refrescante y sensato lo que encontramos aquí: más que un nuevo paradigma, algo más difuso y penetrante, como un puntillismo en el cual no parece haber una búsqueda de reconfigurar la historia total desde un ángulo distintivo, pero sí una mirada sobre múltiples reciprocidades e interdependencias, que sigue permitiendo la articulación de lo social como conjunto, en la cual, lo privado nos remite a lo público, lo material a lo inmaterial, y lo cultural y artístico, a lo político y socioeconómico.

En efecto, en medio de una aparente heterogeneidad temática y temporal que deja a un lado cualquier criterio de organización y estructura cronológica y diacrónica, puede percibirse un vínculo entre los diversos artículos: la cultura no como objeto sino como problema, como forma de reproducción y persistencia de poderes políticos y económicos, pero también como forma de resistencia y subversión; con lo cual se abre la posibilidad de que este enfoque contribuya a desenmarañar no sólo los modos más evidentes de dominación, sino los más sutiles, en diferentes coyunturas históricas, tarea que apenas está empezando a llevarse a cabo y puede considerarse fundamental en un país como el nuestro.

Resulta inevitable que la sistematicidad y profundidad con que se ha hecho este trabajo permitan encontrar en sus páginas algunas tendencias actuales de la investigación histórica que empiezan a mostrar crecimiento, entre las cuales podrían señalarse: una óptica que ya no se conforma con la interdisciplinariedad, sino que tiende de manera abierta a una transdisciplinariedad, en particular con ámbitos como los estudios subalternos, poscoloniales y culturales; a lo que se suma un análisis sofisticado de fuentes visuales e iconográficas, así como de relatos e historias de vida; quizá, así mismo, un menor énfasis en la diacronía y mayor profundidad en problemas puntuales.

Por último, es oportuno celebrar el título de esta obra, que seguramente dice mucho sobre el concepto que la guió: Historia cultural desde Colombia. Para quienes hemos estado largo tiempo familiarizados con proyectos colectivos que dieron como resultado obras de la envergadura del Manual de Historia de Colombia o la Nueva Historia de Colombia, dirigida por Jaime Jaramillo Uribe, no deja de llamar poderosamente la atención el cambio de la preposición "de" por "desde", variación en apariencia sutil que no sólo puede generar un impacto editorial sino que probablemente implica, así mismo, una postura geopolítica por parte de los autores, que podríamos llamar descentrada.

Con ello, nos anuncian que lo importante allí deja de ser continuar completando el mapa de los conocimientos, e incorporar al país como objeto de estudio para llenar grandes vacíos en la explicación de sus procesos sociales, económicos o culturales. En este caso, más bien se está dando relevancia al lugar de enunciación y afirmando así la posibilidad de generar perspectivas originales y reflexionar cuidadosamente acerca de categorías que permitan comprender realidades situadas no sólo dentro, sino también más allá de nuestras propias fronteras, de lo cual este libro es un excelente ejemplo.


Comentarios

1 Jesús Antonio Bejarano, "Guía de perplejos: una mirada a la historiografía colombiana", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 24 (1997): 25.

2 Mauricio Archila, "¿Es aún posible la búsqueda de la verdad? Notas sobre la (nueva) historia cultural", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 26 (1999): 251-283.

3 Jorge Orlando Melo, "De la Nueva Historia a la historia fragmentada: la producción histórica colombiana en la última década del siglo", Boletín Cultural y Bibliográfico 36: 50-51 (1999): 183.