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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.52 Bogotá jan./apr. 2014

 

Fernández de Miguel, Daniel. El enemigo yanqui. Las raíces conservadoras del antiamericanismo español. Madrid: Genueve Ediciones, 2012, 442 pp.

Francisco J. Rodríguez Jiménez

Visiting Scholar del Program on Transatlantic Relations en la Harvard University (Estados Unidos). Doctor en Historia por la Universidad de Salamanca (España). Entre sus intereses investigativos se encuentran: diplomacia pública, poder blando, relaciones culturales hispano-estadounidenses, antiamericanismo y relaciones internacionales de Estados Unidos, España, Italia, Brasil y Portugal. frodriguez@wcfia.harvard.edu

DOI: dx.doi.org/10.7440/histcrit52.2014.12


No es sencillo encontrar una definición teórica precisa de lo que habitualmente se señala como "antiamericanismo". Para algunos autores dicho fenómeno respondería a un patrón general de poderes e influencias en la arena internacional -top dog nations1- que también afectó previamente a otros países. En otras palabras, Estados Unidos suscita ahora atención y críticas como antes las recibieron el Imperio británico, el francés o el español. Un razonamiento que serviría a su vez para explicar los primeros síntomas "antichinos" que se están produciendo desde hace algún tiempo2. Además, Estados Unidos es una sociedad compleja y llena de matices. Una realidad que ha generado frecuentemente sentimientos contradictorios entre los ciudadanos de otros países, con el ejemplo clásico de jóvenes que se manifiestan por la tarde contra el odioso Imperio yanqui y por la noche consumen con fruición comidas, bebidas, películas o música made in usa3.

Más allá de estas dificultades para definirlo, lo cierto es que el "antiamericanismo" cuenta ya con una dilatada trayectoria, con caras e intensidades diferentes, con momentos de aparente disolución y otros de súbito resurgir. La mayor parte de la literatura ha centrado su atención en sus manifestaciones recientes, sobre todo las ocurridas a partir de la Guerra de Vietnam. Últimamente, la producción científica ha comenzado también a buscar sus raíces más profundas. La obra de Daniel Fernández forma parte de esa renovación historiográfica. Y ahí precisamente radica uno de sus primeros aciertos: en documentar exhaustivamente cómo el antiamericanismo español no se originó tras la guerra de 1898 -lugar común hasta ahora-sino que fue fraguándose, lentamente, desde el mismo momento de la Independencia estadounidense, en 1776. Los monarcas españoles temían que la emancipación americana sirviese, como así ocurrió, de modelo para las colonias españolas en Latinoamérica (pp. 29-30). El enemigo yanqui demuestra, con una sólida apoyatura documental, que la herida por la pérdida de Cuba no tardó demasiado en cicatrizar en la sociedad española, siendo el ritmo de curación algo más lento en los sectores conservadores que en los progresistas. Resulta significativo en ese sentido que Manuel Azaña calificase el enfrentamiento hispano-estadounidense como "una gran quijotada" (pp. 70, 80 y 92).

Buen conocedor de la bibliografía circundante a su objeto de estudio, Fernández parte de la idea de que el antiamericanismo no ha sido un fenómeno "unívoco, perenne y universal", sino que ha oscilado de unos grupos sociales a otros y de unas coyunturas históricas a otras. La elección de esta perspectiva supone otro gran acierto, sobre todo en comparación con trabajos anteriores que asumieron categorizaciones más rígidas4. Los dos primeros capítulos analizan las raíces decimonónicas y del primer tercio del siglo XX del antiamericanismo conservador español. Se explica que predominó entonces una animadversión generalizada entre los sectores más escorados a la derecha, mientras que la izquierda miraba con entusiasmo a un país con un modelo político republicano y democrático. Entre las excepciones, el escritor Azorín, conservador pero entusiasta aliadófilo en la Primera Guerra Mundial, posicionamiento que le acarreó el calificativo de "limpiabotas de Wilson" (pp. 88 y 91); o Ramiro de Maeztu, quien mostró una abierta admiración hacia Estados Unidos. En el lado opuesto, algunos de los intelectuales izquierdistas más críticos con la nación estadounidense fueron Luis Araquistáin y Rafael Alberti.

El tercer capítulo, que ocupa el grueso principal de la obra, examina el antiamericanismo existente en la Iglesia, el Ejército y la Falange. El autor describe minuciosamente cómo dicha animadversión varió al son del contexto geopolítico. Hasta 1942-43, cuando la victoria del Eje parecía asegurada, la intensidad de las diatribas contra Estados Unidos fue elevada. Posteriormente comenzó un repliegue retórico y subrepticio, con el objetivo de persuadir a los norteamericanos de la conveniencia de estrechar lazos con España. Los imperativos de la Guerra Fría sacaron a Franco del aislamiento internacional que sufría como consecuencia de sus amistades peligrosas con Hitler y Mussolini. En septiembre de 1953 se firmaron los Pactos de Madrid, que autorizaban la instalación de bases militares estadounidenses. Un acontecimiento que actuó en las décadas siguientes como punto de inflexión del antiamericanismo español. Progresivamente, los sectores conservadores fueron plegando velas en torno al nuevo "amigo americano", mientras que la oposición antifranquista entendió aquel cambalache como una muestra más de la hipocresía de Estados Unidos: supuestos paladines de la democracia, pero que pactaban con un sanguinario dictador. La evolución posterior no fue lineal, ni rápida, y escapa a los límites cronológicos fijados por el autor.

Aparte de esas censuras temporales, la narración se articula en torno a una serie de imágenes sobre Estados Unidos que el autor ha recopilado, hábil y pacientemente, en hemerotecas y archivos. Instantáneas que cruzaron el Atlántico de la mano de escritores, artistas, políticos o comerciantes europeos y/o españoles que viajaron por el país americano: 1) Liberalismo político-Democracia; 2) Vulgaridad-Falta de Cultura e Historia; 3) Sociedad de masas-Individualismo-Materialismo; 4) Libertad religiosa-Peligro expansión protestante en América Latina; 5) Sociedad multicultural-Racismo; 6) Emancipación de la mujer-Familia. El enemigo yanqui explica cómo los estereotipos antedichos se repiten una y otra vez, a veces con mínimas variaciones, pese al paso del tiempo. Así, por ejemplo, en 1896, el diario católico español El Siglo Futuro denunciaba con un tono racista apenas disimulado que Estados Unidos era el "arrabal de Europa al que generalmente afluyen los elementos infectantes" (p. 71). Medio siglo después, el teniente general franquista Alfredo Kindelán difamaba: "Estados Unidos cuenta con millones de negros, de chinos y otros detritus humanos, desarraigados y delincuentes" (p. 177).

Sin duda, el reto asumido por Daniel Fernández fue grande, ya que era un tema prácticamente sin explorar. Fue una apuesta arriesgada y meritoria. Su trabajo es ya obra de referencia para especialistas y lectura enriquecedora para el gran público. Pese a ello, se echa en falta una mayor claridad o profundidad en los siguientes aspectos. Primero, una selección más exhaustiva de las citas en el capítulo final hubiera evitado algunas reiteraciones innecesarias, aligerado el texto y permitido explotarlas en obras sucesivas. Segundo, en algunos fragmentos los términos "Modernización" y "Americanización" aparecen como sinónimos, incluso el propio prologuista también incurre en ese error. Es ciertamente complicado distinguirlos5. Pero es conveniente intentarlo, cuando se tiene en cuenta que era precisamente aquello lo que no hacían los actores de esta obra, para quienes la modernización era igual a americanización. En realidad, el proceso primero arranca antes en el tiempo y se nutre no sólo de los avances estadounidenses, sino también de los desarrollados en otras latitudes. Es justo señalar, no obstante, que a veces el autor sí traza correctamente la delgada línea de separación entre ambos conceptos (p. 363).

Tercero, se citan adecuadamente las obras de autores franceses o alemanes sobre el antiamericanismo para contextualizar, pero quizás hubiese sido más interesante cotejar lo sucedido en el caso italiano. No fueron pocas las analogías entre los movimientos fascistas y el peso de la Iglesia en Italia y España6. Cuarto, en la recta final del franquismo emergió con fuerza una derecha católica pro americana que debió tener sus precursores, pese al clima adverso adyacente. Se mencionan los ejemplos de Azorín o Maeztu, como conservadores "colaboracionistas" con Estados Unidos. Algunos casos interesantes que no figuran son el del periodista Manuel Aznar y el del intelectual Julian Marías7. También hubiera sido enriquecedor rastrear cómo la diplomacia pública estadounidense trató de forjar aliados para su causa, en la tentativa de disminuir los síntomas del antiamericanismo español.

Estas sugerencias no desmerecen en absoluto un libro de investigación robusto y cuidadoso en el fondo y en la forma, que cumple ampliamente los objetivos de partida, aportando abundante documentación inédita, un enfoque novedoso y numerosas pistas para nuevas líneas de trabajo.


Comentarios

1 Marcus Cunliffe, "The Anatomy of Anti-Americanism", en Anti-Americanism in Europe, eds. Rob Kroes y Maarten van Rossem (Amsterdam: Free University Press, 1986), 31; Max Paul Friedman, Rethinking Anti-Americanism: History of an Exceptional Concept in American Foreign Relations (Cambridge: Cambridge University Press, 2012), 233.

2 David Shambaugh, "Falling Out of Love With China", The New York Times, Nueva York, 18 de marzo, 2013, http:// www.nytimes.com/2013/03/19/opinion/falling-out-of-love-with-china.html?_r=0; Joshua Kurlantzick, Charm Offensive. How China Soft Power is Transforming the World (Nueva Haven: Yale University Press, 2007).

3 Alexander Stephan, ed., The Américanisation of Europe. Culture, Diplomacy, and Anti-Americanism after 1945 (Nueva York: Berghahn Books, 2006), 81.

4 Antonio Niño Rodríguez, "Alessandro Seregni, El antiamericanismo español", Mélanges de la Casa de Velázquez 38: 2 (2008): 276-278.

5 Charles Maier, "Guerra fredda e modernizzazione", en Nuove tendenze nella storia contemporanea: Incontro internazionale in ricordo di Pier Paolo D'Attorre, eds. Dante Bolognesi y Mariuccia Salvati (Rávena: Longo, 2000), 15-22.

6 B. Wanrooij, “Dollars and Decency: Italian Catholics and Hollywood, 1945-60”, en Hollywood in Europe: Experiences of a Cultural Hegemony, eds. David W. Ellwood y Rob Kroes (Ámsterdam: VU University Press, 1994), 247-265.

7 Julián Marías, “Spanish and American Images”, Foreign Affairs 39: 1 (1960): 95.