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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.53 Bogotá maio/ago. 2014

 

Lasso, Marixa. Mitos de armonía racial. Raza y republicanismo durante la era de la revolución, Colombia 1795-1831. Bogotá: Universidad de los Andes/Banco de la República, 2013, 200 pp.

Daniel Esteban Bedoya Betancur*

* Historiador de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, y estudiante de maestría en Historia de la Universidad de los Andes (Colombia). Miembro del grupo de investigación Etnohistoria y estudios sobre Américas negras (Categoría A en Colciencias). debedoya09@gmail.com

DOI: dx.doi.org/10.7440/histcrit53.2014.11


El estudio histórico de la participación política de los sectores subalternos durante el proceso de consolidación de la nación colombiana en el siglo XIX ha sido un campo ampliamente trabajado en las últimas décadas por investigadores nacionales y extranjeros1. Investigaciones de historiadores como Alfonso Múnera y Aline Helg han cuestionado las tradicionales perspectivas historiográficas que asimilaban el papel de los afrodescendientes en el Caribe colombiano a acciones pasivas y ligadas de un modo directo a los proyectos políticos de la élite criolla2. Según esta "historiografía tradicional", encabezada por José Manuel Restrepo en el siglo XIX, la participación de estos sectores en los procesos de indepdfsdfsdfendencia estuvo determinada por las acciones de los patriotas blancos, y el rol de negros y mulatos libres en las dinámicas políticas de la "revolución" fue circunstancial y, de cierta manera, apolítico3.

Esta "prisión historiográfica", como lo expresó Germán Colmenares4, edificada por historiadores del siglo XIX y parte del XX, ha impedido la comprensión del proceso de construcción nacional desde una perspectiva que reconozca la participación política de las clases populares y cuestione ciertas tendencias que han silenciado y deslegitimado el papel activo y autónomo de los afrodescendientes libres en la llamada "revolución de independencia". En contra de esta "prisión", el estudio de la historiadora Marixa Lasso —traducido al español bajo el título Mitos de armonía racial. Raza y republicanismo durante la era de la revolución, Colombia 1795-1831— cuestiona la formación de las retóricas nacionalistas de igualdad racial basadas en discursos de unidad nacional y fraternidad, en contraposición a las dinámicas de exclusión social y política que sufrieron los llamados pardos (descendientes libres de africanos) en las primeras décadas de gobierno republicano.

Desde esta perspectiva, Lasso establece que las circunstancias sociales y económicas previas a la crisis del Imperio español y a las guerras de independencia en el contexto caribeño habían propiciado la "americanización de la élite cartagenera" y el "crecimiento de una populosa clase de artesanos y militares pardos" (p. 20), permitiendo a algunos descendientes de africanos un cierto grado de movilidad social y participación política a finales del siglo XVIII. Luego, en las primeras décadas del siglo XIX, las jerarquías raciales establecidas durante la época colonial empezarían a ser cuestionadas en medio de las luchas independentistas, y las narrativas nacionalistas de igualdad y armonía racial se asimilarían rápidamente a las retóricas patrióticas y antiespañolas.

Según la autora, "el consenso sobre la igualdad racial fue alcanzado en los primeros años de esfuerzo independentista" como consecuencia de las necesidades políticas coyunturales de las élites criollas americanas (p. 38). En el caso cartagenero, por ejemplo, el peso demográfico de los pardos tuvo gran incidencia en la constitución de alianzas políticas entre las élites cartageneras y los artesanos "de color", en medio de los debates sobre la representación política de los americanos en las Cortes de Cádiz. Las tensiones políticas de este contexto llevaron a los criollos a "constituir una imagen de diversidad racial que no se opusiese al ideal contemporáneo de nación" (p. 44) y a expresar su molestia ante los prejuicios raciales que expresaban algunos diputados peninsulares. De esta manera, la apelación a la armonía entre los diversos grupos raciales representaba una estrategia política definitiva para las élites americanas; paulatinamente, "la igualdad racial [...] se había convertido en una poderosa construcción nacionalista" (p. 54).

Sin embargo, ¿qué consecuencias sociales y políticas —incluso culturales— tuvo este ideal de nación —basado en la "unidad y la homogeneidad"— en la constitución de un mito de armonía racial? Partiendo de un vasto acervo documental de carácter público, la autora demuestra de modo sistemático que las retóricas patrióticas y nacionalistas de igualdad racial eran una especie de velo que pretendía difuminar profundos problemas y tensiones de la sociedad colombiana en los primeros años de vida republicana. El miedo a los esclavos fugados y a las acciones políticas de los negros después de los acontecimientos de la revolución haitiana había generado un ambiente de hostilidad hacia las manifestaciones autónomas de los pardos en toda la república. Paradójicamente las élites blanco-mestizas necesitaban representarse a sí mismas como defensoras de la igualdad racial, pero a la vez se encontraban atemorizadas ante difundidos rumores de guerra racial y ante los reclamos de igualdad real por parte de los afrodescendientes libres.

Uno de los aportes centrales del texto de Marixa Lasso es precisamente el estudio de la formación de una ideología nacionalista, donde las reclamaciones por discriminación racial pasaron a catalogarse públicamente como actitudes antipatrióticas, antirrepublicanas y sediciosas. A través del análisis de varios casos específicos, esta historiadora plantea que, una vez los pardos empezaron a hacer parte de las dinámicas sociopolíticas de la nación, sus legítimos reclamos como ciudadanos o miembros del gobierno fueron entendidos y deslegitimados como abusos de autoridad, conspiraciones en contra de las élites blanco-mestizas y provocaciones de estos sectores respecto a la "guerra de colores" (pp. 129-150). Con esta estrategia de silenciamiento y omisión, las élites criollas lograron la despolitización de las acciones autónomas de lo pardos tanto en el período independentista como en las primeras décadas republicanas, estableciendo unas narrativas oficiales donde las clases bajas quedaron fuera del panorama político.

La constitución de este mito de armonía racial promovió entonces un aparente estado de bienestar social en términos raciales, donde "gentes de todos los colores" convivían en una especie de paz republicana. A pesar de ello, las declaraciones públicas y filantrópicas a favor de la manumisión gradual de los esclavos, y la inserción paulatina de los negros y mulatos libres a la sociedad republicana, ocultaban difundidos descontentos y temores de las élites republicanas. La inestabilidad política de la naciente república provocó entonces un particular miedo a la llamada pardocracia (p. 134) y el establecimiento de un discurso oficial donde "desorden social" se asoció directamente a "guerra de castas". Según James Scott, la formación de estos discursos públicos homogeneizantes responde, en últimas, a la necesidad de las clases altas de "ofrecer pruebas convincentes de la hegemonía de los valores dominantes" y de la eficacia social de dicho discurso5.

En este sentido, concluye Lasso, "los rumores sobre la posibilidad de una guerra de colores ayudaron a silenciar el uso del lenguaje racial como lenguaje de la denuncia, y a acallar el debate público sobre si las relaciones raciales en la república verdaderamente estaban caracterizadas por la igualdad" (p. 132). Así, la participación política autónoma de los pardos fue comprendida desde el lenguaje oficial de la sedición y el antirrepublicanismo, mientras que los pardos interpretaban la igualdad en términos alternativos a los imaginados por los gobiernos republicanos.

A pesar de la afirmación de Marixa Lasso sobre la eliminación de expresiones racistas del discurso público y oficial de las élites republicanas (p. 150), muchos miembros de la sociedad neogranadina siguieron manifestando en órganos públicos como la prensa periódica su aversión a la inclusión de los afrodescendientes a la nación republicana y su acceso a la ciudadanía6. Si bien el racismo institucional no se concretó directamente en políticas de Estado, los prejuicios raciales siguieron latentes en el ámbito social y cultural, aun después de la abolición de la esclavitud, en 1851. En tal sentido, este estudio, más allá de sintetizar y concluir el debate sobre la inclusión y exclusión de los sectores subalternos —iniciado hace algunas décadas— en las dinámicas homogeneizantes de la formación de la nación, permite repensar la permanencia de expresiones discriminatorias en los discursos oficiales y el silenciamiento tácito de las reclamaciones legítimas, no sólo de las comunidades negras en Colombia, sino de los sectores populares en general.


Comentarios

1 Ver, entre otros, los estudios de Óscar Almario García, Castas y razas en la Independencia neogranadina, 1810-1830. Identidad y alteridad en los orígenes de la nación colombiana (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2012); Alfonso Múnera, Fronteras imaginadas. La construcción de las razas y de la geografía en el siglo XIX (Bogotá: Planeta, 2005); Nancy Appelbaum et al., eds., Race and Nation in Modern Latin America (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2003); y James Sanders, Contentious Republicans. Popular Politics, Race, and Class in Nineteenth Century Southwestern Colombia (Durham: Duke University Press, 2004).

2 Alfonso Múnera, El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano: 1717-1810 (Bogotá: Banco de la República/El Áncora, 1998), y Aline Helg, Libertad e igualdad en el Caribe colombiano 1770-1835 (Medellín: Universidad EAFIT/Banco de la República, 2011).

3 Incluso, José Manuel Restrepo llega a afirmar que las élites criollas sedujeron a las "gentes de color" a través de "dinero y licores". Historia de la Revolución de la República de Colombia, vol. 3 (París: Librería Americana, 1827), 44.

4 Germán Colmenares, "La Historia de la Revolución de José Manuel Restrepo: una prisión historiográfica", Revista de Extensión Cultural 19 (1985): 6-13.

5 James Scott, Los dominados y el arte de la resistencia. Discursos ocultos (México: Era, 2000), 27.

6 En periódicos doctrinarios del Cauca como El Misóforo, El Payanés y El Granadino pueden leerse las declaraciones públicas en contra del proceso de abolición de la esclavitud de miembros de la élite caucana, tales como las de Sergio Arboleda y José Joaquín Mosquera. Sus expresiones racistas y discriminatorias en la prensa periódica pueden considerarse parte del discurso hegemónico de las élites blanco-mestizas a mediados del siglo XIX.