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Historia Crítica

Print version ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.54 Bogotá Sept./Dec. 2014

 

"Chile es bandera y juventud". Efebolatría y gremialismo durante la primera etapa de la dictadura de Pinochet(1973-1979)*

Víctor Muñoz Tamayo**

** Historiador, investigador y docente de la Universidad de Chile. Maestro en Ciencias Sociales de la Universidad ARCIS(Chile), licenciado en Historia por la Universidad de Chile y doctor en Estudios Latinoamericanos de la UNAM(México). Investigador del "Proyecto Anillo en Ciencias Sociales:transformaciones socioeconómicas, sociopolíticas y socioculturales de las y los jóvenes en el Chile contemporáneo", financiado por CONICYT. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: Generaciones. Juventud universitaria e izquierdas políticas en Chile y México(Santiago: LOM, 2011); y "Juventud y política en Chile. Hacia un enfoque generacional", Última Década 35(2011): 113-141. vmtamayo@u.uchile.cl


RESUMEN:

Este artículo aborda la relación entre dos aspectos de la historia política chilena durante los inicios de la dictadura de Augusto Pinochet. Por un lado, los contenidos simbólicos proyectados por el régimen, que destacaban a la juventud como metáfora del nuevo orden -culto a lo joven: "efebolatría"-, y, por otro, la articulación que en aquel contexto tuvo una red política de jóvenes que logró posicionarse al más alto nivel del Gobierno, los denominados "gremialistas". Así, desde una investigación que recurre a documentación y testimonios orales, se concluye que tal relación fue fundamental en la producción del sustento político y doctrinario de la propia dictadura.

PALABRAS CLAVE:

Chile, participación política, dictadura, juventud, ideología, doctrina política.


"Chile is Flag and Youth." The Cult of Youth and "Gremialismo" during the First Stage of the Dictatorship of Pinochet(1973-1979)

ABSTRACT:

This article deals with the relation between two aspects of the political history of Chile during the early years of the dictatorship of Augusto Pinochet. On the one hand, the symbolic contents projected by the regime, which highlighted youth as a metaphor of the new order -a cult of youth: "efebolatría"-, and, on the other hand, the articulation in said context of a political network of youths who managed to position themselves in the highest level of government, the so-called "gremialistas". Thus, a study based on documents and oral testimony led to the conclusion that said relationship was fundamental in producing the political and doctrinal support for the dictatorship itself.

KEYWORDS:

Chile, political participation, dictatorship, youth, ideology, political doctrine.


"Chile é bandeira e juventude". Efebolatria e "gremialismo" durante a primeira etapa da ditadura de Pinochet(1973-1979)

RESUMO:

Este artigo aborda a relação entre dois aspectos da história política chilena durante o início da ditadora de Augusto Pinochet. Por um lado, os conteúdos simbólicos projetados pelo regime, que destacavam a juventude como metáfora da nova ordem -culto ao jovem: "efebolatria"-, e, por outro, a articulação que naquele contexto teve uma rede política de jovens que conseguiu se posicionar no mais alto nível do Governo, os denominados "gremialistas". Assim, a partir de uma pesquisa que recorre à documentação e depoimentos orais, conclui-se que essa relação foi fundamental na produção do sustento político e doutrinário da própria ditadura.

PALAVRAS-CHAVE:

Chile, participação política, ditadura, juventude, ideologia, doutrina política.

Artículo recibido: 07 de marzo de 2013 Aprobado: 30 de agosto de 2013 Modificado: 09 de septiembre de 2013

DOI: dx.doi.org/10.7440/histcrit54.2014.10


Introducción

"Chile eres tú, Chile es bandera y juventud".

"Jóvenes: deseo que la juventud chilena día a día

vaya formando un solo bloque monolítico [...]

Ustedes tienen que ser un solo bloque.

Pensando en cinco letras:

CHILE, Chile. Eso es lo único que tiene valor"1

Tras el golpe militar que la llevó al poder el 11 de septiembre de 1973, la dictadura chilena sostuvo un discurso que planteaba que, luego del derrocamiento del gobierno izquierdista de Salvador Allende, los principales protagonistas del acontecer nacional serían aquellos jóvenes que se formaban en nuevas condiciones de "unidad nacional" y ajenos a las lógicas políticas de confrontación(es decir, lo que el régimen llamó "la politiquería") que habrían causado la crisis2. En esa línea, Augusto Pinochet, jefe de la Junta Militar, dijo en 1975: "Cuando hay políticos que salen a la palestra... a ellos les digo: Ustedes se acabaron señores; Ustedes no son el futuro de Chile. Si quieren saber dónde están los futuros gobernantes de Chile, miren a la juventud... la juventud no está contaminada como lo han estado los políticos"3. Por su parte, los líderes oficialistas de las llamadas "organizaciones de la juventud" que promovió el régimen fueron entusiastas pregoneros de este mensaje. Por ejemplo, Javier Leturia, presidente del Frente Juvenil de Unidad Nacional, dijo ese mismo año: "Nos dirigimos a los políticos chilenos del pasado, para decirles justamente eso: que pertenecen al pasado... deben entender que su misión ya terminó, y que la juventud está ahora construyendo el futuro que legítimamente le pertenece"4. Se trataba de imágenes ideológicas que enaltecían lo juvenil como metáfora de una determinada apuesta sociopolítica, en la línea de otras experiencias históricas que en el siglo XX habían recurrido al "culto a lo joven" para expresar una síntesis simbólica de sus pretensiones renovadoras, como fue el caso paradigmático del fascismo italiano5. Mediante una determinada construcción ideológica de la juventud6, se ilustraba la imagen del país que se deseaba construir.

En este caso, se buscaba que los jóvenes se asimilaran a una patria llena de vitalidad, sueños y posibilidades; a una sociedad unida y "sana" -metáfora médica recurrente: el país estaba enfermo del "cáncer marxista" y el golpe de Estado permitiría que sanara-, sin "la contaminación" de la política, que desvirtuaría la sociedad dividiéndola y llenándola de odio7. Este discurso acompañó la creación de la institución gubernamental Secretaría Nacional de la Juventud(SNJ) y de la organización cívica Frente Juvenil de Unidad Nacional(FJUN), organismos que dieron lugar a la producción de todo un arsenal simbólico que contenía desde himnos hasta actos públicos centrados en la juventud, todo orientado a presentar la imagen de un gobierno que miraba el futuro con un "espíritu joven", liberado de las prácticas "viejas" de la política que habrían "destruido al país".

Con este escenario ideológico incursionó en el Gobierno una élite política emergente que nacía de la conexión entre dos identidades no excluyentes: por un lado, la de los miembros y exmiembros del movimiento universitario autodenominado "gremialista", con origen en la Universidad Católica(UC) durante la década de los sesenta, y liderados por el joven abogado Jaime Guzmán8; y, por otro, la de los cuadros técnicos jóvenes formados profesionalmente en los principios económicos neoliberales de la Escuela de Chicago(los "Chicago Boys"), también con origen en la UC -que desde la década de los cincuenta tenía convenio con la Universidad de Chicago, para que estudiantes desarrollaran posgrados en ella-, y que se concentrarían en el equipo económico de la Oficina de Planificación Nacional(ODEPLAN), instancia desde donde se diseñaron las reformas estructurales de corte neoliberal.

Así, este artículo se centra en cómo las proyecciones ideológicas cargadas de efebolatría fueron la escenografía simbólica que acompañó la presencia en el Gobierno de la red "Chicago-gremialista" dirigida por Jaime Guzmán. Para ello, se tratarán fundamentalmente dos aspectos: caracterizar a la red política liderada por Guzmán -red que en 1983 derivará en el movimiento, y luego partido de derecha, Unión Demócrata Independiente(UDI)- y describir su rol en dos instancias que fueron activas en movilizar apoyos al régimen y en apelar a "la juventud" como símbolo de un nuevo Chile: la SNJ y el FJUN.

1. "Organizar la juventud". Guzmán, los gremialistas y el proyecto

"Personalmente estoy trabajando full-time con

el gobierno, manteniendo aparte únicamente

mis clases en la Universidad. Colaboro en una

comisión destinada a redactar una nueva

constitución, y también en la organización de la

propaganda y de la juventud, en la Secretaría

General de Gobierno"9.

A mediados de la década de 1960, agrupaciones de universitarios identificados con la izquierda y el centro político impulsaban reformas universitarias que juzgaban necesarias para proyectar una transformación de carácter estructural en el país, potenciar un desarrollo económico independiente y establecer una profunda democratización social. Hubo entonces una identidad organizada de estudiantes que rechazó tal intencionalidad, acusándola de politizar indebidamente la actividad universitaria. Esta postura se llamó a sí misma "gremialista", y basaba su rechazo contra la "politización de la organización estudiantil" en que esta última, como gremio, constituiría un cuerpo social intermedio entre el hombre y el Estado; por lo que su finalidad en sociedad estaría estrictamente acotada a la realidad que lo unía como particularidad social -en el caso de la universidad, la búsqueda del conocimiento y la verdad-, y no podía pretender actuar en la disputa por la conducción del Estado(ámbito de la política). Este movimiento apareció primero en la Escuela de Derecho de la UC, donde ganó la conducción del centro de alumnos a fines de 1965. Desde ahí, se opuso a la reforma universitaria y al movimiento que la impulsaba, encabezando una corriente que conquistó la Federación Estudiantil de la Universidad Católica(FEUC) en 1968.

En 1970, el triunfo de la izquierda en las elecciones presidenciales con Salvador Allende, y el fracaso de la derecha en su intento por recobrar el gobierno con la candidatura del expresidente Jorge Alessandri(mandato 1958-1964), confirmaron un sentimiento de desazón en los jóvenes del movimiento gremialista que habían sido activos en la campaña del candidato derechista. Desazón tanto con la institucionalidad política que permitió el triunfo de la izquierda como con la derecha histórica que se había adaptado a tal institucionalidad. A sus ojos, un viejo sistema político y una vieja derecha habían permitido, primero, la redefinición constitucional del derecho de propiedad que posibilitó la reforma agraria durante el gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei Montalva(1964-1970), y segundo, el acceso al gobierno en 1970 de un presidente marxista apoyado por una coalición de izquierda -la Unidad Popular(UP)-, lo que acentuaría aún más la presión sobre la propiedad privada en la perspectiva de materializar la "vía chilena al socialismo".

Fue así como, a lo largo de los gobiernos de Frei Montalva y Allende, los gremialistas apostaron a despolitizar la sociedad, por cuanto percibían que la política y sus antagonismos por la construcción de orden estaban produciendo un daño profundo al cuestionar valores que se juzgaban esenciales a lo humano, tales como la propiedad, la familia, las libertades económicas. A su juicio, tal política estaba desbordando su ámbito específico, al punto que todas las manifestaciones humanas se volvían tema de su incumbencia, desde lo cotidiano y privado hasta lo general y esencial, en un esquema cada vez más centralizado en el Estado y, por tanto, cada vez más totalitario10. Por ello, los gremialistas repetían una y otra vez que su movimiento no era político y que luchaban por erradicar la política de la actividad gremial. Posteriormente, sin embargo, y ya durante el gobierno de Allende, su activismo y propuesta pasaron a la ofensiva, para generar un nuevo orden que garantizara aquellos valores que se juzgaban de origen natural y espiritual.

Como parte de ese proceso, el gremialismo desarrolló una activa oposición a Allende, actuar que seguía calificando como apolítico, pues, a su juicio, sería expresión pura de un movimiento ciudadano que defendía las libertades y el orden mínimo necesario para que los propios cuerpos intermedios pudiesen desarrollar las funciones que les eran naturales. Es ése el momento en que los documentos de FEUC, junto con la exigencia de la renuncia de Allende, plantearon la necesidad de una nueva institucionalidad post-UP, pues, a su entender, el orden político de la Constitución de 1925 había demostrado ser ineficiente para conservar la libertad social, económica y política11. Se incubaba entonces el germen de un proyecto de nueva derecha: una derecha conservadora, es decir, que fuese capaz de mantener un principio de autoridad respetuoso de las jerarquías y de la propiedad, al mismo tiempo que una derecha revolucionaria, en cuanto transformadora del orden político democrático liberal y del modelo de desarrollo basado, desde la década del 1930, en un Estado desarrollista, industrializador y de inspiración keynesiana.

Esta nueva derecha se constituirá generacionalmente desde la socialización del mencionado diagnóstico de crisis del sistema político, compartiendo una misma decepción frente a la derecha partidista, a la que juzga como pusilánime e impotente12. Desde este lugar es que vieron el golpe militar de 1973 como una oportunidad. Y no se equivocaron al respecto. Efectivamente, fue el 11 de septiembre una oportunidad para influir en un anhelado proyecto de "nueva institucionalidad". A un mes de esa fecha, el 15 de octubre de 1973, Jaime Guzmán escribió la carta a su madre citada al inicio de este punto, en donde relataba cómo fue convocado a una comisión para el estudio de una "nueva constitución", a encargarse de la propaganda(asesorando a la Secretaría General de Gobierno) y a organizar a los jóvenes. Desde aquel momento, cuando Guzmán tenía tan sólo 27 años, se convierte en el principal redactor de todos los documentos fundacionales de la Junta Militar, desde la Declaración de Principios hasta los discursos de Pinochet13. Sobre la Declaración de Principios, ésta presenta los fundamentos doctrinarios que los gremialistas venían promoviendo, y que Guzmán sistematiza para la ocasión. El historiador Gonzalo Rojas, exactivista gremialista, exfundador de la UDI y en la actualidad destacado militante de ese partido, recuerda: "Diciembre del 73 en una salita de reuniones, en [Calle] Suecia, ahí, Jaime Guzmán nos junta a 5 o 6 personas y dice: los militares quieren que hagamos una declaración de principios. Vamos a hacerla"14.

En términos generales, la citada declaración, junto con definir al Gobierno como "autoritario, impersonal y justo", de "inspiración portaliana"15, establece las bases de la concepción de "Hombre", "Estado" y "Sociedad", que fundamentarán su acción. En esto, se plantea que el Estado tiene como fin el bien común de permitir "a todos y cada uno de los chilenos alcanzar su realización". No obstante, tal tarea no es exclusiva del Estado, pues hay un principio de subsidiariedad que supone que "ninguna sociedad superior puede arrogarse el campo que respecto de su propio fin específico pueden satisfacer las entidades menores"16. Lo anterior implica que el hombre(ser sustancial) y la familia, en cuanto entidades "menores" anteriores al Estado, no pueden ser reemplazados en sus campos de acción y fines específicos por entidades mayores y superiores -no sustanciales, sino "accidentales de relación"- como son los cuerpos intermedios(gremios) y la entidad superior a estos últimos: el Estado -fundamentación que sirve para velar porque el Estado y su ámbito de acción, la política, no se introduzcan en el ámbito de los cuerpos intermedios-.

En esta línea, se plantea el carácter subsidiario del Estado dentro de lo que se define como una concepción "cristiana occidental" del hombre y la sociedad. De acuerdo con ello, los derechos naturales anteriores a tal Estado, y que derivan de la espiritualidad humana(con su origen en "el propio Creador")17, no pueden ser alterados por éste, como habría ocurrido con el Derecho de Propiedad antes del golpe militar. Junto con esta imposibilidad de alterar los derechos naturales, se establece que el Estado no debe intervenir en la práctica concreta de ellos por parte de la sociedad y sus individuos, es decir, sólo debe asumir las funciones que los particulares y los cuerpos intermedios, por su naturaleza, no puedan abordar. De tal modo, el principio de subsidiariedad aplicado a la economía implicaría que el Estado debe resguardar el derecho de propiedad individual, permitiendo y garantizando la libre iniciativa y competencia, evitando asumir un rol de propietario. Desde esta base doctrinaria se propone favorecer un desarrollo económico acelerado con un efectivo progreso social, facilitando las inversiones nacionales y extranjeras, y reorientando la producción en función de sus ventajas comparativas en el mercado exterior -lo que se presenta como cuestionamiento de la vieja política de industrialización por sustitución de importaciones, aspecto que quedará más claro en el desarrollo del régimen y sus reformas cada vez más decididamente neoliberales-.

Como modo de salvaguardar la libertad y los derechos anteriores al Estado, se sostiene que se deben poner límites al pluralismo, lo que implica prohibir, por ejemplo, la expresión política marxista. De este modo, se va explicitando el fundamento refundacional del régimen, manifestándose que éste no será un paréntesis tras el cual el poder se entregaría a los "mismos políticos" que tuvieron responsabilidad en "la virtual destrucción del país", sino que surgirá una "nueva institucionalidad", en donde "nuevas generaciones de chilenos" se formarán en una escuela de "sanos hábitos cívicos"18. En el esbozo de la "nueva institucionalidad" se vuelven nítidas las ideas fuertes que había levantado el gremialismo de la FEUC durante el gobierno de la UP. En tal sentido, se plantea que el nuevo orden debe distinguir el poder político del poder social, generando una descentralización funcional en que quedará "expresamente prohibida toda intervención partidista, directa o indirecta en la generación y actividad de las directivas gremiales". Por último, un aspecto importante de la Declaración de Principios es que deja trazado el carácter de las movilizaciones de apoyo social al régimen, ámbito en el que serán particularmente activos los gremialistas. Aquí se plantea que el Gobierno asumirá la labor de promover un movimiento "cívico-militar" y de "unidad nacional", que proyecte las transformaciones del régimen y colabore con materializar el objetivo nacional fijado en la Declaración de Principios: "Hacer de Chile una gran nación".

En concordancia con esta orientación, los gremialistas habían tenido el cuidado de mantener y fortalecer sus ámbitos sociales de influencia, aprovechando en su beneficio la intervención de los espacios sectoriales por parte de la dictadura. Fue así que, mientras la mayoría de las organizaciones estudiantiles fueron prohibidas, como ocurrió con la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile(FECH), la FEUC, en cambio, sí fue autorizada y permaneció con una conducción gremialista que año a año se ratificaba. Esto último, no mediante elecciones, sino por medio de un sistema de designaciones: la rectoría delegada por la dictadura designaba a los presidentes de centros de alumnos, y éstos, a su vez, proponían una directiva FEUC que era confirmada por el rector. Entonces, teniendo libres posibilidades de reunión y expresión, sin competencia política y con relaciones estrechas con las autoridades universitarias(pues, además, el gremialismo académico ocupó puestos de dirección), el movimiento gremial tuvo en FEUC un espacio base de sus influencias en el ámbito nacional.

Paralelamente, y como parte de la tarea encargada de "organizar a la juventud", Guzmán y su círculo cercano trabajaron directamente con la Dirección de Organizaciones Civiles de la recién creada Secretaría General de Gobierno. En este marco, fueron encomendadas a los gremialistas la organización y dirección de una de las secretarías dependientes de tales organismos: la SNJ. En este momento la organización gremialista se estructura desde FEUC, el gremialismo académico, el gremialismo universitario, que se hace cargo de los centros de alumnos de la directiva designada en otras universidades -como en la Universidad de Chile, donde crean el Consejo Superior Estudiantil, y luego, la semidesignada Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad de Chile(FECECH)-, y las redes que se crean con el Gobierno, especialmente desde la SNJ, que permiten el vínculo, a su vez, con sectores vecinales y estudiantiles. En 1975 se suman como enclaves de activismo y formación, el FJUN y el Instituto de Estudios y Capacitación Diego Portales. En 1979 aparece el grupo Nueva Democracia, nace la revista Realidad y, ya por entonces, se empiezan a multiplicar las alcaldías designadas con cuadros del gremialismo.

Todas esas instancias, desde la segunda mitad de los setenta, se interconectan y dan lugar a una red de identidad, a un "nosotros" de una cultura política en estado germinal y que tiene su eje en un proyecto al que convoca su líder y principal articulador: Jaime Guzmán. Se habla tanto de "nuestro proyecto" como del "proyecto de Jaime"; tanto de las "cosas nuestras" como de "las cosas de Jaime", un "nosotros" con eje en aquel que tiene indiscutido protagonismo en reunir, planificar y orientar, promoviendo redes e identidades en función de los objetivos compartidos que él promueve. Así lo recuerdan Gonzalo Rojas e Ignacio Astete, este último excoordinador del FJUN, fundador de la UDI y actual miembro del Tribunal Supremo de ese partido:

    "Al nacer la Secretaría de la Juventud, el Frente Juvenil de Unidad Nacional, más adelante la revista Realidad, Nueva Democracia... esa idea inicial que uno tenía de que había varias especies que configuraban un género llamado 'las cosas nuestras' se confirmaba [...] Se van configurando estas pequeñas redes de instituciones que uno sigue llamando 'el proyecto de Jaime', 'las cosas nuestras', 'la gente nuestra'"19.

    "Jaime [...] siempre hablaba con uno acá, después hablaba con otro allá, y eso lo hacía articular muy bien las lealtades [...] Jaime me llama, me empieza a buscar y rápidamente me dice que tenemos que organizarnos, que armar el proyecto, aglutinar en torno a algo más, y no sólo en torno a las organizaciones estudiantiles, porque la gente entra, sale, se va de la Universidad y tiene que quedar algo más. Entonces ahí formamos nosotros una cosa que se llamó el Frente Juvenil de Unidad Nacional [...] Yo te diría que eso era una decisión que la tomaba Jaime con dos o tres personas más... Claramente las decisiones importantes las tomaba Jaime"20.

A medida que se despliegan los mencionados espacios de conducción gremialista, se establecen coordinaciones entre cada uno de ellos mediante reuniones periódicas con los principales liderazgos. En tales encuentros se realizan actividades de formación doctrinaria y se planifica un trabajo en conjunto apuntando en una doble dirección: influir en el Gobierno y movilizar apoyos sociales en su favor. Lo anterior, sumado a las responsabilidades asignadas por Guzmán a su círculo más cercano, va produciendo una organización con jerarquías no formalizadas pero sí asumidas dentro de la identidad política en proceso de organización. Junto con las reuniones periódicas se generan encuentros del tipo tertulia, en donde se comparten impresiones y se producen y reproducen lealtades y compromisos.

Guzmán será quien tome las principales decisiones en relación con qué espacios sociales e institucionales generar y vincular, así como en torno a qué cuadros comprometer y contactar para producir una corriente de funcionarios influyentes en el Gobierno. Sabiendo que su principal base orgánica estaba en estudiantes y profesionales jóvenes, Guzmán se toma particularmente en serio la tarea asignada de "organizar la juventud". Nunca pierde la cercanía con el gremialismo estudiantil, se encarga personalmente de formar dirigentes y orienta, en el sentido de aprovechar la plataforma de la SNJ para llegar a otros jóvenes no universitarios. Mientras tanto, facilita la llegada de profesionales jóvenes gremialistas al Gobierno, apoyado en el discurso cargado de efebolatría que exaltaba a los jóvenes técnicos socializados en el rechazo a la "vieja política".

No fue extraño, entonces, que los gremialistas vinculados al régimen se identificaran a sí mismos como "la gente joven" que el Gobierno convocaba. Así lo recuerda Juan Antonio Coloma, exsecretario general del FJUN, expresidente de FEUC, consejero de Estado durante la dictadura, fundador de la UDI en 1983 y, tras el retorno de la democracia, diputado, senador y presidente del partido entre 2008 y 2012:

    "En esa época, era una identidad política, éramos la gente joven [...] Había mucha más confianza en la gente joven [...] no solamente los ministros de Hacienda o Trabajo tenían menos de 30 años [...] no solamente el gran inspirador de la Constitución que fue Jaime Guzmán que tenía menos de 30 años, sino que además quienes teníamos 20 años o 21 años asumíamos roles. A mí me tocó el Consejo de Estado"21.

Uno de los espacios de gobierno en que fue particularmente notoria la llegada de cuadros jóvenes del gremialismo, fue el equipo económico. Entonces, la revista Qué Pasa, cercana a la identidad gremialista, sugirió que en Chile se estaría instalando una "lolocracia", pues se estaría llenando de "lolos"(jóvenes) la gestión económica22. Qué Pasa se refería a la Oficina de Planificación Nacional, órgano cuya labor, de manera paradójica, fue organizar la desplanificación estatal de la economía23, preparando las reformas estructurales de corte neoliberal. Paralelamente, ODEPLAN fue la cara social del régimen al desarrollar una política de diagnóstico y ayuda focalizada en la extrema pobreza, que debía ser implementada por municipios con nuevas atribuciones. También cumpliría un papel importante en la formación de recursos humanos para la administración del gobierno mediante becas en el extranjero y programas de capacitación gestionados por el instituto de economía de la UC, controlando con ello un verdadero semillero de reclutamiento de funcionarios. ODEPLAN estuvo a cargo de los Chicago Boys más jóvenes, es decir, aquellos que antes de cursar sus posgrados fueron alumnos de los primeros "Chicago" que hacia fines de los sesenta ya estaban instalados como profesores de la UC24.

Mientras que estos últimos habían egresado de la UC y realizado sus posgrados por convenio con la universidad norteamericana a mediados de la década de los cincuenta, esta "segunda generación" de economistas neoliberales formados en Chicago se socializó como alumna de la UC en la década de los sesenta, conectándose con el gremialismo estudiantil de modo activo. Tras el golpe de Estado, esta segunda generación mantuvo su cercanía con la red política que coordinaba Guzmán y fue activa en el involucramiento colectivo con el régimen mediante la fusión, en una sola propuesta, de los proyectos de nueva institucionalidad política(obsesión original de Guzmán y su círculo cercano) y nuevo modelo económico(obsesión de los Chicago), dando lugar a lo que fue integralmente la apuesta de refundación nacional de los gremialistas. Pero para que ello sucediera, fue necesario un lugar determinado de involucramiento participativo en las políticas del régimen, y ese lugar fue ODEPLAN, en donde el articulador encargado de reunir a los Chicago-gremialistas, sumarlos al Gobierno y facilitar su capacitación en Chile y el extranjero, fue un economista de la UC con posgrado en Chicago, expresidente del centro de alumnos de economía en la UC y exsecretario general de la FEUC gremialista: Miguel Kast, quien asumió como subdirector de ODEPLAN entre 1973 y 1978, para luego ser el director del organismo con cargo de ministro, entre 1978 y 1980.

Esta convergencia de gremialistas con "chicagos" fue un proceso complejo que requirió una tarea cohesionadora desde la política, ya que, independientemente del origen gremialista común que facilitaba la unidad de criterios, ocurría que la obsesión por el cambio institucional, elemento central en los perfiles más "políticos" -círculo cercano de Guzmán y sus redes en el FJUN, la SNJ y los referentes estudiantiles-, no necesariamente tenía el mismo peso en la percepción de los cuadros "técnicos" de ODEPLAN, cuya preocupación prioritaria era la transformación económica. Respecto a esa diferencia de énfasis, los gremialistas debieron hacer esfuerzos por unificar los criterios dentro de la identidad política emergente, produciendo espacios concretos donde la cohesión tuviese un sostén doctrinario integral. En definitiva, debieron producir una cultura militante cuyo relato recalcara que no había transformación económica sin transformación política, y viceversa. Al respecto, el siguiente testimonio de Ignacio Astete es particularmente ilustrativo:

    "Los Chicago Boys, eran gremialistas, pero gremialistas que habían salido fuera del país a estudiar a Chicago y que volvían, ya no como gremialistas, sino que eran Chicago... Nosotros hablábamos de ellos como los Chicago, y ellos hablaban de nosotros como los 'políticos', había dos almas adentro. [...] Pero Jaime se da cuenta de esto, de que los Chicago no son disciplinados con nosotros. Y [...] para nosotros era muy importante aparecer muy monolíticos. [...] Miguel (Kast) [...] en algún minuto, planteó que a él le daba lo mismo lo que pasaba en política. [Dijo]: 'Si a mí me dejan hacer las transformaciones (económicas) yo voy a seguir pa' delante', y esto a nosotros nos generó pánico. Pero, Jaime se da cuenta, y entonces [...] constituimos una Mesa de trabajo sistemático, conversábamos una vez a la semana, para intercambiar opiniones, pero en definitiva para limar las asperezas e ir construyendo una suerte de consenso y en pos de que lo más importante era que nos mantuviésemos unidos. Y eso se logró"25.

Es decir, de acuerdo con el testimonio de Astete, fueron las reuniones, los documentos por difundir y discutir, el establecimiento de confianzas y alianzas con personajes claves -todo ello como parte de una estrategia con miras a obtener poder, en cuanto influencia en la conducción de la dictadura-, los que facilitaron la cohesión gremialista-Chicago en un accionar y proyecto coherentes26. La insistencia en estas prácticas por parte de los cuadros gremialistas más "políticos" fue lo que permitió que se consolidaran una sola visión integral de transformación y una red que, sin ser un partido político formal, se organizaba para hacer política y actuar prácticamente como partido único del régimen27, no sólo por el hecho de la represión a las fuerzas políticas opositoras, sino porque, en la práctica, el gremialismo fue el principal grupo de poder que apoyaba al Gobierno, con hegemonía indiscutida en el oficialismo entre 1979 y 1980.

2. La SNJ y el FJUN

La creación de la Secretaría General de Gobierno y su Dirección de Organizaciones Civiles, en 1973, implicó la inmediata conformación de tres secretarías preocupadas de promover un vínculo con organizaciones sociales: la Secretaría Nacional de la Mujer, la Secretaría Nacional de los Gremios y la Secretaría Nacional de la Juventud(SNJ). A fines de octubre, la SNJ se articuló con el abogado gremialista Sergio Gutiérrez como director, anunciándose que su carácter sería el de una institución financiada por el Estado, con labores descentralizadas en una red de centros coordinadores de juventud en todas las comunas, y que trabajaría de cerca con las "organizaciones naturales de la juventud", como serían "las agrupaciones parroquiales, deportivas, culturales y sociales"28. Para Gutiérrez, la SNJ sería el organismo encargado de canalizar la "auténtica expresión de las inquietudes de los jóvenes"(adjetivación muy gremialista: lo "auténtico", lo "verdadero"), y su "papel activo en la vida nacional"29.

Los activistas juveniles, convocados por la Secretaría, en cuanto "dirigentes", eran quienes se vinculaban con las sedes territoriales de la institución, o participaban en los centros de alumnos designados de colegios y universidades. El discurso que se promovía desde la SNJ era de despolitización de los cuerpos intermedios, al mismo tiempo que de unidad nacional en torno al proyecto refundacional del Gobierno. Se argumentaba que los partidos políticos habían dividido al país de modo desastroso, ante lo cual cabía reforzar los lazos que cohesionaban a la nación, labor en la que la juventud estaba destinada a ser vanguardia al desarrollarse de modo sano en el nuevo Chile de la unidad, teniendo a Pinochet como guía y al régimen como referente. Así se lo hizo saber al dictador quien fuera secretario nacional de la Juventud en 1975, Jorge Fernández: "La juventud siente en usted a un guía, que le da fortaleza en el presente y confianza en el futuro [...] Puede usted tener la plena certeza que la juventud chilena ha relegado a los partidos políticos que nos dividieron hasta el 11 de septiembre, a un definitivo recuerdo del pasado, y tiene puesta su fe en el Nuevo Régimen que nace, y que le ha devuelto el horizonte"30.

Entre las iniciativas de la SNJ hubo actividades recreativas, artístico-culturales, deportivas, de solidaridad social, de formación de dirigentes y de capacitación laboral. En lo que respecta a las actividades recreacionales y artístico-culturales, la SNJ desarrolló iniciativas como bicicletadas, campeonatos deportivos, torneos de atletismo, paseos y concursos artísticos por ramas. Dos de las actividades más difundidas de los primeros años fueron las fiestas de la primavera, con sus candidaturas de reinas y los festivales Primavera: Una Canción. Años más tarde, la Secretaría justificaría tales actividades como la necesidad de devolver a los jóvenes los "valores típicos de la juventud chilena", luego de que durante la UP se hubiesen cambiado la "alegría y la espontaneidad" juvenil por las "rencillas, el odio y el rencor" de las pugnas ideológicas. Es decir, se fundamentaban tales actividades en la misión general de la entidad, que era "procurar la unidad de la juventud chilena"31; de ahí que se buscara conectar la creación artística con valores patrióticos centrados en el recuerdo de gestas militares.

Fueron también constantes las actividades de solidaridad social como la recolección, por municipios, de ropa y alimentos para los más pobres, iniciativas que se intensificaban en los inviernos para asistir a los damnificados en temporales. Se planteaba que "solidaridad" debía ser "organización" y "cohesión", pues era la "unidad nacional" lo que estaba en juego: unidad ante las dificultades económicas producto del "desastre de la UP"; unidad ante la soledad del Chile libre en un mundo atrapado entre la violencia comunista y el "silencio cómplice" de algunos países democráticos("Chile en la gran cruzada de rectificación moral que ha emprendido está solo y por eso fingen no entendernos"32); unidad ante la "campaña internacional contra nuestra patria", esa que denunciaba violaciones a los derechos humanos; unidad como superación de los odios de clase mediante el "apoyo de los más fuertes a los más débiles y desposeídos"33; unidad en el apoyo activo al Gobierno que habría dejado atrás el Chile de los conflictos políticos y hecho posible el "Chile unido".

Otra línea de trabajo de la SNJ era la formación y capacitación. En ella, junto con las capacitaciones laborales(gasfitería, sastrería, peluquería y jardinería) e iniciativas de talleres de orientación vocacional, hubo una intensa labor de formación de liderazgos para los propios dirigentes de la SNJ que desarrollaban su actividad desde los centros comunales(principalmente jóvenes vinculados a centros de alumnos y juntas vecinales de directiva designada). Esto era algo que los dirigentes gremialistas de la SNJ venían percibiendo como una necesidad: introducir la doctrina, formar cuadros de apoyo al Gobierno, y construir un movimiento que velara por la proyección del ideario refundacional del régimen. En esta línea, se otorgaba capacitación en técnicas de manejo grupal y en aquellos contenidos doctrinarios que promovían el régimen y, de modo particular, el gremialismo. Entre las actividades de este carácter estaban los campamentos, que si bien en un inicio incluyeron actividades de ayuda social(reforestación, construcción de escuelas, entre otros), luego fueron íntegramente destinados a la formación de liderazgos.

Como un modo de dar constancia a la formación doctrinaria, la Secretaría creó en 1975 el Instituto de Estudios y Capacitación Diego Portales, que organizó cursos en todo Chile y difundió documentos en torno a cuatro líneas de trabajo: a) "conceptos fundamentales", que se describía como el conjunto de "valores y principios cristianos", b) "Chile dentro del marco global", con la que se buscaba promover la idea de un país vanguardista en la lucha por la libertad y contra el marxismo, c) "pensamiento que anima la acción de este gobierno", que ahondaba en los principios de la nueva institucionalidad y d) "herramientas de acción contingente", que abarcaba desde el funcionamiento de la SNJ hasta la política económica del régimen34. En palabras de su primer director, Edmundo Crespo, el Instituto tenía como fin "entregar una formación y capacitación doctrinaria con el objetivo de ir creando las bases de un pensamiento unitario, de ir creando una identidad de criterios que inspire la acción futura de la juventud"35.

De tal modo, se era explícito en el objetivo de conseguir una homogeneidad de pensamiento en los jóvenes, tal como lo planteó el propio Pinochet al pedir a la juventud conformar "un solo bloque monolítico"(ver epígrafe de este artículo), cuestión que Crespo vinculaba con la necesidad de movilizar esa homogeneidad en apoyo al régimen: "que de Arica a Punta Arenas los jóvenes tengan una visión similar de los distintos tópicos que hemos analizado, lo que nos permitirá ser la base de constitución de un gran movimiento juvenil, sostén de la gestión del gobierno que preside el general Augusto Pinochet"36. La puesta en escena de ese apoyo joven fue una prioridad para la SNJ, de modo que el organismo fue activo convocante de cada acto de masas celebrado en esos años, como las conmemoraciones del "día de la juventud" y los aniversarios del golpe militar.

Si bien la SNJ desarrollaba labores de formación, organización juvenil y movilización de masas pro dictatorial, había claridad en la red política gremialista respecto a que el formato de órgano de gobierno no era suficientemente útil para la formación de un movimiento autónomo y con proyecciones políticas que defendiera el proyecto social, económico e institucional del régimen, más allá del tiempo que estuviera Pinochet como cabeza del poder ejecutivo. Ello implicaba la necesidad de contar, por un lado, con élites preparadas para gobernar, y por el otro, con referentes sociopolíticos organizados que apoyaran a la dictadura y su herencia. Ello explica en parte la voluntad de la red política gremialista de impulsar en 1975 el FJUN. No obstante, en su momento el FJUN rechazó cualquier carácter de grupo o partido político, definiéndose, en cambio, como el lugar natural de organización de una juventud con sensibilidad patriótica y deseosa de paz y unidad nacional, por lo que se presenta al Frente en los siguientes términos: es "un movimiento para servir a Chile y apoyar a su gobierno, pero no es un movimiento de gobierno", y sus tareas fundamentales serían: "defender a Chile de una agresión internacional que pone en peligro la liberación alcanzada el 11 de septiembre" y "proyectar el 11 de septiembre en la historia de Chile"37. En este último sentido, la organización asumía como propia la apuesta gremialista de crear una institucionalidad, que materializara una "nueva democracia" y un nuevo y armónico modelo de desarrollo "económico, social y espiritual".

El FJUN tenía en su base a núcleos de entre 10 y 20 jóvenes, cada cual con su coordinador, e insertos en estructuras comunales, provinciales y regionales que respondían como entidad superior a un Consejo Nacional de 18 personas. Había además núcleos universitarios, de profesionales jóvenes, de estudiantes secundarios y comunales. Para incorporarse a ellos, se debía primero ser simpatizante, y luego, previa recomendación de un militante activo -tanto los documentos como los dirigentes hablan explícitamente de "militancia" en el FJUN-, y la aprobación del Consejo, se accedía a firmar los correspondientes registros. En 1976, el Consejo Nacional estaba integrado, entre otros, por Jaime Guzmán, Miguel Kast(entonces subdirector de ODEPLAN) y Manfredo Mayol(gerente general de Televisión Nacional); todos eran de sexo masculino, aunque el Frente era mixto. Para llegar a ser dirigente del FJUN se debía ser designado por las jerarquías superiores, lo que entonces era descrito y argumentado por Javier Leturia, primer coordinador de la organización, en los siguientes términos: "No queremos que esto se convierta en un movimiento de asamblea, donde muchas veces se elige a los menos idóneos. Se selecciona al más capaz, al que sirve y quiere trabajar. El consejo baraja los nombres y todo el proceso podría compararse con la elección del Papa"38.

El militante hacía un juramento de compromiso con los ideales del FJUN, el que se realizaba en actos solemnes y de masas que contaban con la presencia de Pinochet, como los celebrados en 1976 y 1977, con una asistencia de entre setecientos y mil personas, según cifras difundidas por la prensa39. Ante los símbolos de la bandera y la cruz, los jóvenes hacían la siguiente promesa:

    "Ante Dios y nuestra bandera, y en presencia del señor presidente de la república formulamos nuestro compromiso de jóvenes chilenos con nuestro futuro y la patria. Prometemos servir los ideales humanistas, nacionalistas y cristianos. Prometemos ser fieles a los principios que inspiraron el 11 de septiembre [...] Prometemos entregar nuestro esfuerzo para unir a todos los chilenos, y para que jamás vuelva a reinar el odio en nuestra tierra"40.

Es el gremialismo el que asume la dirección del FJUN, lo promueve desde la SNJ y lo instaura como una dirección orgánica de activismo y formación en torno a las ideas y propuestas de Jaime Guzmán y su red política, proyectándose en él la cohesión y continuidad orgánica que hasta entonces venía generando tal red. De algún modo, el FJUN se estructuraba como uno de los primeros ensayos orgánicos de características partidistas afín al gremialismo, aunque ello se hacía desde el apoyo al receso político, y planteando que el respaldo al Gobierno no se realizaba con afán de alcanzar el poder político compitiendo por él al modo de un partido, sino sólo como reconocimiento de la legitimidad gubernamental ante "los ataques del exterior", y como compromiso con las transformaciones "patrióticas" de carácter refundacional que ejecutaría el régimen. Es decir, el FJUN era enfático en declarar que no buscaba pugnar políticamente con "otros", sino sumarse al destino de grandeza nacional que tenía Chile: "El frente juvenil no excluye a nadie. Se autoexcluyen de él aquellos jóvenes que persistan en preferir el concepto marxista de la lucha de clases, frente a la noción integradora de la Unidad Nacional, o que por cualquier causa se sustraigan voluntariamente de la defensa de Chile y de su régimen ante la conjura extranjera"41.

Si bien hay compromiso con determinado proyecto de construcción de sociedad, en el discurso se pone acento en el carácter de "unidad nacional" de tal proyecto, con lo que la política, en cuanto campo en pugna(que en la propaganda gubernamental se presentaba como "lo que divide al país"), pierde lugar al lado de la patria y el "nacionalismo" que "unen a los chilenos"42. Pero hay una aclaración importante de hacer: el apoliticismo expuesto acá no tenía que ver con sustraerse de actuar en la realidad pública, sino con incidir en ella en un nivel tan fundamental que iría "más allá del problema político" de conducir un Estado, y actuaría directamente en salvaguardar un vínculo "sano" entre el Estado, la sociedad y el hombre; aspectos anclados en una realidad esencial(el hombre, la naturaleza, la nación, lo cristiano occidental) sobre la que no cabían las oposiciones propias de la política. Al respecto, Guzmán declaró: "nos hemos planteado un ideal mucho más allá del problema del poder político. Estamos luchando por algo esencial, raíz de una sociedad libre, que es la defensa de la autonomía de los cuerpos intermedios, no postulada en forma ciega y dogmática, sino fundada en una doctrina del hombre y de la sociedad [...]"43.

De ahí que el Gobierno gestiona que el lanzamiento del FJUN coincida con la celebración del recién instaurado "Día Nacional de la Juventud", el 10 de julio, efeméride de la muerte de 77 soldados chilenos, entre ellos, el subteniente de 17 años Luis Cruz Martínez, en la batalla conocida como "de La Concepción", durante la Guerra del Pacífico, en 1882. Todo esto, acompañado de una efebolatría discursiva que, como se ha visto, el propio Pinochet se encarga de transmitir y el FJUN de replicar, en el sentido de señalar que la juventud tiene una pureza patriótica no contaminada por la política del pasado, lo que la sitúa como vanguardia del porvenir. En ese primer acto del "Día de la Juventud", en 1975, se organizó una ceremonia nocturna que se repitió en los años siguientes, y que consistía en que una multitud acompañara a 77 jóvenes escogidos por destacarse en diversas áreas, quienes, en representación de los 77 caídos en la batalla de La Concepción, portaban antorchas mientras subían hasta la cumbre del cerro Chacarillas, en Santiago.

Allí, Pinochet los saludaba y pronunciaba un discurso en que destacaba la importancia de la juventud para la patria. Fue ése el momento en que se lanzó el nuevo movimiento que debía cumplir un rol de conducción y "vanguardia juvenil", como lo señaló una editorial del boletín de la SNJ: "miles de jóvenes le dieron vida al Frente Juvenil de Unidad Nacional [...] Ellos deben ser la vanguardia juvenil [...] A ellos corresponde la gran tarea de conducir a la juventud chilena"44. Sobre la ceremonia de Chacarillas, no pocos han visto en ella notables similitudes con los actos del fascismo italiano y el nazismo alemán. Es probable que ello se deba, en parte, a que su diseño fue propuesto por alguien que vivió de cerca la experiencia del fascismo y que, tras ella, continuó reivindicando su nexo existencial y estético con aquel movimiento político y cultural: el arquitecto Vittorio Di Girólamo, descendiente de una familia italiana partidaria de Mussolini que emigró a Chile en 1948 tras el fin de la guerra45. Para Di Girólamo, la actividad era una "liturgia", pues cumplía con ser un acto que hacía de cada participante un protagonista, escenificando un compromiso trascendente por parte de los jóvenes46.

Desde ese año en adelante, el FJUN fue la entidad convocante de cada celebración del 10 de julio en el cerro Chacarillas. Fue tal la imbricación entre las actividades del FJUN y los intereses del Gobierno, que durante la ceremonia de 1977 Pinochet pronunció el recordado discurso en que se establecía por primera vez con cierto detalle una inicial propuesta de itinerario hacia la nueva institucionalidad. En aquel ascenso a Chacarillas, los gremialistas sintieron que lo que transmitía Pinochet era un triunfo de sus propuestas. Esto no era para menos, pues era el proyecto de Guzmán el que se transmitía por medio de un discurso que, según el consenso de investigadores y analistas de este tema, el propio Jaime Guzmán redactó.

El año siguiente estuvo marcado por la condena emitida por la Asamblea General de las Naciones Unidas a la "continua e inadmisible violación a los derechos humanos" en Chile. Tras este evento, ocurrido el 5 de diciembre de 1977, se intensificó el discurso oficialista que hablaba de una necesaria unidad nacional ante un mundo hostil. El FJUN fue entonces activo convocante a votar en la "consulta" plebiscitaria que el régimen desarrolló el 4 de enero de 1978, con el fin de enfrentar tal presión internacional. El texto del voto entregado en aquella oportunidad indicaba: "Frente a la agresión internacional desatada en contra de nuestra patria respaldo al presidente Pinochet en su defensa de la dignidad de Chile y reafirmo la legitimidad del gobierno de la República para encabezar soberanamente el proceso de institucionalidad del país". Sobre la opción había una bandera chilena y sobre la opción No una bandera negra. La votación no tuvo ningún tipo de control de transparencia, y el resultado fue un abrumador apoyo del 75% a la opción , noticia que la prensa resaltó como un triunfo de la unidad nacional ante los ataques del mundo47.

A mediados de ese año, los actos de conmemoración del Día de la Juventud fueron marcados por referencias patrióticas como las que emitió el entonces secretario general del FJUN, Juan Antonio Coloma -presidente de FEUC en 1977-, quien dijo en su discurso: "a semejanza de los héroes que hoy recordamos, Chile afronta en estos días una lucha desigual. Pero de esa misma conciencia surge nuestra confianza que, igual que en el pasado, volveremos a salir siempre victoriosos, y así como el 11 de septiembre derrotamos al comunismo internacional, hoy venceremos la agresión foránea"48. Al mismo tiempo, Coloma recordaba que a partir del acto del año anterior, Chacarillas ya no sólo se asociaría a la conmemoración del Día de la Juventud, sino también al trazado institucional que el Gobierno había presentado en 1977, construyendo una relación entre juventud, refundación y unidad nacional.

En el mismo contexto conmemorativo, pero al día siguiente, en la ciudad de La Serena, el coordinador del FJUN, Ignacio Astete, declaró que ante los ataques del exterior había que fortalecer un movimiento cívico de carácter "pinochetista":

    "[...] frente a la realidad de que todo lo que hemos esbozado tiene como sustento intransable a S.E el Presidente de la República y ante la evidencia de que él constituya el blanco central al cual apuntan nuestros adversarios, nos declaramos hoy pública y explícitamente pinochetistas y llamamos a todos los chilenos a estrechar filas en torno a una movilización cívica que convierta al pinochetismo en la fuerza arrolladora que consolidará la nueva institucionalidad democrática"49.

De algún modo, los gremialistas consideraban que tenían que unir fuerzas tras Pinochet en un momento en que el régimen recibía condenas del exterior y las Fuerzas Armadas presentaban tensiones, que desencadenarían a fines de julio de 1978 la salida del general Gustavo Leigh de la Junta de Gobierno, quien ostentaba tal cargo por ser comandante en jefe de la Fuerza Aérea. En la actualidad, Astete recuerda: "El general Leigh empezó a hacer declaraciones, y nosotros veíamos cómo aquí se podía empezar a dividir la cosa. Entonces, nosotros tomamos la decisión fundamental de darle un espaldarazo a Pinochet, en tanto cabeza del Gobierno"50. Tal "espaldarazo" se creía necesario porque, no obstante las dificultades vividas, era el momento en que se materializaba buena parte de lo que los gremialistas habían promovido: la idea de una nueva institucionalidad autoritaria con pluralismo limitado y el cambio del modelo de desarrollo vigente hasta 1973 por uno de Estado subsidiario respecto al libre mercado. El triunfo del proyecto propio, pensaban los gremialistas, estaba contenido en las apuestas que había hecho Pinochet, y sólo sería posible concretar y consolidar tales apuestas si las Fuerzas Armadas permanecían ordenadas tras el dictador.

En definitiva, el apoyo activo y militante al régimen, sus fundamentos -la declaración de principios como piso intransable de la futura democracia- y su proyección económica e institucional, según las apuestas gremialistas, eran los principales objetivos del FJUN. Ello se hacía desde un activismo estudiantil y barrial que apelaba a una imbricación cultural con lo militar. Esto último se manifestaba en una particular devoción por los símbolos, los personajes y las efemérides castrenses, así como por los valores militares de la reciedumbre ante el trabajo duro y firmeza ante los "enemigos de la patria"(el marxismo). De ahí que en los campamentos juveniles pusieran acento en que la voluntad y el espíritu permitían afrontar las incomodidades, el trabajo físico agotador, e incluso la comida de mal sabor, voluntad que se juramentaba ante la bandera y la cruz en una ceremonia sumamente similar a las efectuadas por el Ejército.

De tal modo, no caben dudas de que el FJUN, desde su fundación en 1975 hasta sus últimas actividades en las celebraciones del Día de la Juventud de 1982, fue un espacio de militancia al servicio de la red política de identidad gremialista, una militancia que en aquel momento despreció la política como espacio de pugna entre antagonismos y se presentó como activismo despolitizado de una juventud unida("como bloque monolítico") tras la defensa de los principios del régimen, de la nueva institucionalidad autoritaria(que quedó expresada en la Constitución de 198051), del nuevo modelo de desarrollo y del líder que encabezaba tales transformaciones: Pinochet. Fue, en este último sentido, un movimiento pinochetista, aunque declaraba su lealtad fundamental con los principios redactados por Guzmán, más que con una persona en particular. Fue un movimiento político, al tiempo que un movimiento contra la política, paradoja que se debe entender en cuanto el principal motor de las inquietudes del gremialismo era el generar bases incuestionables de las relaciones entre el Estado, el mercado y la sociedad, determinando, con ello, los límites de la política. Más precisamente, fue un movimiento contra una política de libres antagonismos disputando la construcción de orden, y a favor de una política restringida, separada de lo social y sujeta a una autoridad fuerte destinada a conservar las reformas estructurales que la dictadura materializaba.

Entretanto, la SNJ y el FJUN fueron insumos para la organización de un movimiento político que, tras el fin de la dictadura, actuó en la defensa de las transformaciones realizadas por ella. Se trataba del movimiento político que en los setenta surgió del gremialismo y que hacia 1983 conformó una estructura formal: la UDI, institución orgánica que, como se ha dicho, se transformó en partido político y hoy constituye el conglomerado con mayor representación parlamentaria de la derecha chilena.

Conclusiones

En este artículo se sostiene que para el estudio de la militancia UDI-gremialista resulta vital la comprensión del contexto cultural en que se gestó la socialización política de la generación fundadora de ese partido, pues el protagonismo concreto con que emerge aquella élite juvenil es en gran parte explicable en el marco de aquella atmósfera simbólica con que el régimen quiso representar a "lo joven": el "bloque monolítico" antimarxista de respaldo al Gobierno, el sostén vital, renovador y patriótico de la refundación nacional. Desde esa perspectiva, se buscó ilustrar ese aspecto fundamental para el estudio de la generación UDI formada por Guzmán, la misma que luego le dio continuidad al proyecto político conduciendo al partido tras la muerte de su líder.

Por todo lo anterior, recordar y estudiar aquellos discursos, actos y juramentos de estilo militar de la segunda mitad de los setenta permiten entender la trayectoria de esa generación política que aún hoy detenta la conducción de la UDI, mostrándonos el momento fundante de una cultura militante que, si bien ha experimentado cambios, no ha dejado de apelar a buena parte de los tópicos que articularon su origen dictatorial: patriotismo, unidad nacional, despolitización, protección de los "fundamentos de la sociedad libre", que consideran arraigados en el modelo económico y la Constitución de 1980. En definitiva, este texto pretende aportar a la comprensión del Chile presente a partir del conocimiento histórico de una generación de militantes de derecha que fue protagonista de la instalación de aquel modelo económico e institucionalidad política que en gran medida permanecen vigentes.

Una generación que asumió, construyó y aprovechó una atmósfera ideológica en la que se le señaló como símbolo de una juventud renovadora, sana, que valoraba el autoritarismo como paz, esa paz como unidad y esa unidad como patriotismo. Una generación que invocando esos atributos conferidos por la propaganda pinochetista conoció tempranamente el poder, y en una dimensión tan radical, que se atribuyó la capacidad de deslindar el terreno de una "nueva política", ello sin necesidad de disputar apoyos ni votos con aquellas otredades en receso o definitivamente prohibidas de lo que llamaban la "vieja política". Era, sin duda, un gran poder, suficiente para montar la pregonada refundación nacional. El contexto descrito explica en buena parte las estrategias simbólicas de legitimación de ese poder, el modo en que se redefine "la juventud" en función de un proyecto, y cómo mediante ello se relata un futuro, ese que no podía sino ser el de una "gran nación", siempre joven, siempre unida. Eso era lo que se transmitía por cadena nacional cada mes de julio, cuando esta élite emergente marchaba portando antorchas y cantando que el Chile por construir sería a su imagen y semejanza: "bandera y juventud".


Comentarios

* El presente trabajo se enmarca en el proyecto posdoctoral número 3110075 del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Chile FONDECYT: "Imaginarios generacionales, culturas políticas y cambios en las prácticas militantes. Un estudio de subjetividad política en la militancia PS y UDI", Departamento de Sociología, Universidad de Chile.

1 La primera nota corresponde al himno del régimen de Pinochet difundido en los años setenta, mientras que la segunda aluden a las palabras de Augusto Pinochet que anunciaban la instauración del Día Nacional de la Juventud en 1975: "Juventud", Boletín SNJ, Santiago, primera quincena de julio, 1975, s/p.

2 Como se verá en el desarrollo del artículo, los sujetos tratados aquí pugnan por definir de determinado modo la política, sus ámbitos y sus límites. En ese sentido, se entenderá por "política" una conflictiva e inacabada lucha por la construcción del orden deseado, que tiene entre sus objetivos la propia definición de la política y su relación con la sociedad. Al respecto, consultar: Norbert Lechner, "La conflictiva e inacabada construcción del orden deseado", en Obras escogidas de Norbert Lechner, eds. Paulina Gutiérrez y Tomás Moulián (Santiago: LOM, 2006), 137-333.

3 Augusto Pinochet, "Juventud", s/p.

4 Javier Leturia, "Discurso del Día de la Juventud", Boletín SNJ, Santiago, primera quincena de agosto, 1975, s/p.

5 Laura Malvano, "El mito de la juventud a través de la imagen: el fascismo italiano", en Historia de los jóvenes, t. 2, dirs. Giovanni Levi y Jean Claude Schimitt(Madrid: Taurus, 1996), 313-346.

6 Se entenderá la juventud como una categoría heterogénea, plural -"juventudes"- e histórica, que ilustra dimensiones sociales, biológicas y vitales que permanecen interrelacionadas y en tensión respecto a la definición de una edad señalada como intermedia entre una niñez y una adultez(también definidas según esos aspectos). Dentro de ese campo, las representaciones simbólicas de juventud son parte activa de su constante construcción en sociedad. Consultar: Mario Margulis y Marcelo Urresti, "La juventud es más que una palabra", en La juventud es más que una palabra. Ensayos sobre cultura y juventud, ed. Mario Margulis(Buenos Aires: Biblos, 1996), 13-30.

7 Esta representación aparece en el texto propagandístico del régimen Chile ayer y hoy: "Ayer los estudiantes no estudiaban, eran vagos portadores de banderas y gritos de politiqueros que los azuzaban [...] Hoy los estudiantes estudian [...] Hoy Chile, bajo el mando austero de las fuerzas armadas, sin otro compromiso que la reconstrucción del país y el regreso a una vida ciudadana normal, está encaminando sus pasos hacia la reconciliación, hacia la paz y la unidad nacional, abstrayéndose totalmente de la actividad política que tanto daño le hiciera a nuestra patria". Ver: Chile ayer y hoy(Santiago: Editorial Gabriela Mistral, 1975).

8 Jaime Guzmán es considerado el político e intelectual más influyente en la dictadura militar, sobre todo durante su etapa inicial, que concluye con la instauración de la Constitución de 1980, de la que se le considera el principal redactor. En 1983 creó un movimiento que buscó defender las transformaciones políticas y económicas de la dictadura, que luego se transformaría en partido político: la Unión Demócrata Independiente(UDI). En 1991, a un año de establecida la democracia, durante el gobierno de Patricio Aylwin, Guzmán, siendo senador de la UDI, fue asesinado por una fracción del grupo armado de izquierda "Frente Patriótico Manuel Rodríguez".

9 Jaime Guzmán Errázuriz, Escritos personales (Santiago: Fundación Jaime Guzmán, 2008), 91.

10 Jaime Guzmán Errázuriz, Escritos personales, 51.

11 Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile y la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso. "Hacia una nueva institucionalidad a través de la renuncia de Allende", Santiago, 29 de agosto de 1973, en Archivo Fundación Jaime Guzmán(AFJG), Santiago-Chile, Sección FEUC, Fondo Jaime Guzmán, s/f.

12 Verónica Valdivia, Nacionales y Gremialistas. El parto de la nueva derecha política chilena, 1964, 1973(Santiago: LOM, 2008); Verónica Valdivia, "Lecciones de una revolución: Jaime Guzmán y los Gremialistas, 1973-1980", en Su revolución contra nuestra revolución, vol. I, eds. Verónica Valdivia, Julio Pinto y Rolando Álvarez(Santiago: LOM, 2006), 49-100.

13 Así lo sostiene Renato Cristi en: El pensamiento político de Jaime Guzmán. Autoridad y libertad (Santiago: LOM, 2000). Para Belén Moncada, si bien el texto de la Declaración de Principios fue encargado al Departamento de Asuntos Públicos de la Presidencia y a asesores políticos del Gobierno, tal trabajo fue sobre la base de lo redactado por Guzmán. Jaime Guzmán. El político de 1964 a 1980. Una democracia contrarevolucionaria(Santiago: UST/RIL, 2006).

14 Entrevista a Gonzalo Rojas Sánchez, Santiago, 19 de abril de 2011.

15 Un referente histórico al que apeló el Gobierno fue la figura de Diego Portales, político conservador del siglo XIX que promovió el autoritarismo característico del orden regido por la Constitución de 1833.

16 Junta de Gobierno, Declaración de Principios del Gobierno de Chile(Santiago: Editorial Gabriela Mistral, 1974), 7.

17 Junta de Gobierno, Declaración de Principios, 5.

18 Junta de Gobierno, Declaración de Principios, 15.

19 Entrevista a Gonzalo Rojas Sánchez, Santiago, 19 de abril de 2011.

20 Entrevista a Ignacio Astete, Santiago, 2 de noviembre de 2011.

21 Entrevista a Juan Antonio Coloma, Valparaíso, 14 de diciembre de 2011.

22 "La influencia de la patrulla juvenil", Qué Pasa, Santiago, 9 de diciembre, 1976, 34-39.

23 Manuel Gárate Chateau, La revolución capitalista de Chile(1973-2003) (Santiago: Universidad Alberto Hurtado, 2012).

24 Entre estos "primeros Chicago" estaban, por ejemplo, Sergio de Castro y Ernesto Fontaine.

25 Entrevista a Ignacio Astete, Santiago, 2 de noviembre de 2011.

26 Hunneus diría al respecto: "La cohesión, en consecuencia, proviene principalmente de la política y, en menor medida, de la economía". Carlos Hunneus, "Tecnócratas y políticos en un régimen autoritario. Los 'ODEPLAN Boys' y los 'Gremialistas' en el Chile de Pinochet", Ciencia Política XIX: 2(1998): 125-158.

27 Carlos Hunneus, El régimen de Pinochet (Santiago: Sudamericana, 2000).

28 Entrevista a Sergio Gutiérrez en: "Promoverá Secretaría nacional activa participación de los jóvenes", El Mercurio, Santiago, 30 de octubre, 1973, 1.

29 "Promoverá Secretaría nacional", 1.

30 "Discurso de Jorge Fernández Parra Secretario Nacional de la Juventud", Boletín SNJ, Santiago, noviembre, 1975, s/p.

31 Secretaría Nacional de la Juventud, "Misión general de la Secretaría Nacional de la Juventud", en Recuento 1973-1983(Santiago: s/e., 1983).

32 "Editorial", Boletín SNJ, Santiago, segunda quincena de junio, 1975, s/p.

33 "Editorial", Boletín SNJ, Santiago, segunda quincena de junio 1975, s/p.

34 "En marcha instituto de estudios", Boletín SNJ, Santiago, mayo, 1975, s/p.

35 "En marcha instituto de estudios", s/p.

36 "En marcha instituto de estudios", s/p.

37 "Frente Juvenil de Unidad Nacional", Santiago, 10 de julio de 1976, en Biblioteca Nacional de Chile(BNCH), Santiago-Chile, Sala Gabriela Mistral, Sección Chilena, 11(88-23), 24.

38 "Frente juvenil. Un respaldo cívico al gobierno", Qué Pasa, Santiago, 9 de septiembre, 1976, 6-8.

39 "Promesas en el Campamento Juvenil", Qué Pasa, Santiago, 4 de marzo, 1976 ; "Ampollas en las manos, Chile en el corazón", Boletín SNJ, Santiago, febrero, 1977, s/p.

40 "Ampollas en las manos", s/p.

41 "Frente Juvenil de Unidad Nacional", 24.

42 En esto, sin embargo, hay un especial cuidado en deslindarse de aquel nacionalismo estatista con tintes corporativistas y presente en los grupos que los gremialistas llamaban: "los duros".

43 "Jaime Guzmán habla del Frente Juvenil", Qué Pasa, Santiago, 9 de septiembre, 1976, 9.

44 "Editorial", Boletín SNJ, Santiago, agosto, 1975, s/p.

45 Vittorio Di Girólamo, Hijo de la loba. Mis recuerdos del fascismo (Santiago: Litografía Marinetti, 1990).

46 Ver la entrevista a Vittorio Di Girólamo en: "La patria que ellos soñaron será nuestra obra", Boletín SNJ, Santiago, 1 de agosto, 1975, s/p.

47"Chile ganó por paliza a las Naciones Unidas", La Tercera, Santiago, 5 de enero, 1978, 1.

48 "Juan Antonio Coloma: Queremos seguir afianzando una sociedad libre para Chile", El Mercurio, Santiago, 9 de julio, 1978, 16.

49 "Juventud reafirma la defensa territorial y de recursos chilenos", El Mercurio, Santiago, 11 de julio, 1978, 1.

50 Entrevista a Ignacio Astete, Santiago, 2 de noviembre de 2011.

51 La Constitución fue promulgada en 1980 por medio de un plebiscito que la oposición criticó por falta de garantías democráticas y transparencia. Ésta contenía los fundamentos que Guzmán y los gremialistas venían promoviendo, como el Estado subsidiario, el pluralismo limitado, el presidencialismo fuerte y los enclaves de poder con origen no democrático -la existencia de senadores designados que fueran exmiembros de las Fuerzas Armadas y la Corte Suprema, entre otras instancias-. Posteriormente, la Constitución de 1980, que sigue rigiendo en Chile, fue sometida a varias reformas, que alteraron algunos de sus aspectos más cuestionados como los senadores designados y el pluralismo limitado. En la actualidad, su legitimidad sigue siendo un tema en discusión.


Bibliografía

Fuentes primarias

Archivos:

Archivo Fundación Jaime Guzmán Errázuriz(AFJG), Santiago-Chile. Sección FEUC, Fondo Jaime Guzmán.         [ Links ]

Biblioteca Nacional de Chile(BNCH), Santiago-Chile. Sala Gabriela Mistral, Sección Chilena.         [ Links ]

Publicaciones periódicas:

Boletín SNJ. Santiago, 1975-1977.         [ Links ]

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La Tercera. Santiago, 1978.         [ Links ]

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Entrevista a Coloma, Juan Antonio. Valparaíso, 14 de diciembre de 2011.         [ Links ]

Entrevista a Rojas Sánchez, Gonzalo. Santiago, 19 de abril del 2011.         [ Links ]

Fuentes secundarias

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