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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.54 Bogotá set./dez. 2014

 

Rappaport, Joanne. The Disappearing Mestizo. Configuring Difference in the Colonial New Kingdom of Granada. Durham/Londres: Duke University Press, 2014, 352 pp.

Daniel Cano*

* Historiador y magíster en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile y candidato a doctor en Historia por Georgetown University(Estados Unidos). dac239@georgetown.edu

DOI: dx.doi.org/10.7440/histcrit54.2014.12


Una de las grandes diferencias entre las academias norteamericana y latinoamericana dedicadas al estudio de la historia colonial de las Américas, es el análisis de la producción y reproducción de categorías sociorraciales. En el hemisferio norte la tendencia ha estado marcada por observar la construcción de estas categorías desde un prisma cargado por la aplicación/imposición de modelos interpretativos contemporáneos, donde la pregunta sobre la raza es fundamental. La contraparte latinoamericana, por el contrario, ha enfatizado su análisis desde una perspectiva de clase con matices, donde predominan la historia social, en algunos casos, y la visión culturalista, en otros. Cuando no lo ha hecho, es porque ha reproducido superficialmente los métodos de análisis anglosajones centrados en categorías actuales sobre raza, encontrando en los sistemas de castas coloniales evidencia suficiente para concluir mecanismos de identificación sociológica funcionales a presupuestos teóricos contemporáneos. The Disappearing Mestizo es una obra que logra superar esta dicotomía epistemológica, penetrando en un espacio intermedio poco explorado y, por lo mismo, considerablemente revelador.

En su investigación, Joanne Rappaport logra desafiar los supuestos teóricos tanto del Norte como del Sur, incorporando críticamente teoría antropológica sobre documentos históricos referidos a sujetos coloniales periféricos del Nuevo Reino de Granada. Mediante un método etnohistórico explora las redes de relaciones sociales de veintiún individuos de los siglos XVI y XVII. La autora fue más allá de la pregunta sobre quién era calificado o se autodeterminaba como mestizo, buscando responder los interrogantes sobre qué es un mestizo, cuándo se origina un mestizo y cómo un individuo que experimenta dicha marca identitaria resolvía dejarla, para ocupar un conjunto de atribuciones sociorraciales pertinentes a un sujeto distinto. El resultado fue la composición y el análisis de un corpus documental único de personajes, cuyas vidas develaron mecanismos de identificación sociorracial en constante adaptación en función de los diferentes contextos en los que operaron como marcadores de identidad. Como resultado, se muestra como argumento central que la categoría mestizo fue una categoría que, a medida que aumentó en términos demográficos, desapareció como identificador identitario eficaz en términos sociológicos. Dicha contradicción revela la precariedad de este concepto, así como la complejidad de la realidad colonial en su ordenamiento social, legal y simbólico.

En el primer capítulo, se explora entonces la función social del mestizo, entendida como una categoría sociorracial contextual y transitoria, la cual no sólo se define por marcadores fenotípicos sino también por identificadores religiosos y de clase. En este sentido, Rappaport decide utilizar el término calidad(p. 7) como sistema social clasificatorio, para analizar las formas en que los sujetos históricos que estudia consiguieron transitar de una categoría a otra sin dejar de pertenecer a ambas. A partir de este concepto, esta antropóloga logra decodificar los múltiples dispositivos de camuflaje identitario que sus sujetos de estudio practicaron, consiguiendo explicar aquellos mecanismos que en el lenguaje contemporáneo serían calificados simplemente como racial passing. Asimismo, concluye que la "calidad", más allá de constituir una etiqueta sociorracial situacional, fue un tipo de performance social cuya naturaleza estaba definida por el cambio constante.

En el capítulo dos, a través del estudio de cuatro "etnografías fragmentarias"(p. 87), se explica la ausencia del grupo mestizo, cuando es entendido como concepto sociológico inmerso en la actualidad. Por el contrario, se muestra que su volatilidad conceptual lo convirtió en una categoría social estrictamente situacional. De ahí que la metodología de investigación empleada aquí resulte innovadora y provocativa, aunque, dada la naturaleza del estilo narrativo utilizado para contar la historia de estos personajes, en ocasiones se elaboran párrafos demasiado extensos y cargados de detalles biográficos, que podrían haber sido estructurados de manera distinta con el fin de facilitar al lector la mejor comprensión de los múltiples procesos descritos.

En el capítulo tres, la autora se hace cargo de responder la pregunta sobre género pero desde un ángulo que podría considerarse poco ortodoxo, es decir, a través del estudio etnohistórico de la masculinidad mestiza. En esta sección, se propone la categoría mestiza como un significante vacío, por cuanto el mestizo podía representar y ser representado como indio, español, cristiano o moro, sin dejar por eso de serlo. Aplicando lo que la antropóloga denomina ethnographic imagination, se logra recrear también escenarios etnográficos en los cuales las texturas de las relaciones sociales de sus actores se revelaban con mayor profundidad. Esto con el objetivo de superar la ya agotada interpretación de la fluidez identitaria, que cumplió una función clave durante el giro cultural experimentado por las humanidades y ciencias sociales en el último tercio del siglo XX. Este paso, adicional en el alcance teórico-metodológico de esta obra, constituye una de sus principales contribuciones.

El capítulo cuatro se concentra en las historias de don Alonso de Silva y don Diego de Torres, dos caciques mestizos, urbanos, letrados y cristianos; sujetos biculturales que con facilidad lograron representar y ser representados con elementos de hispanidad e indianidad. A su vez, los documentos históricos trabajados develaron que ambos individuos buscaron estratégicamente legitimación social, a través del reconocimiento de sus antepasados precoloniales ligados a la nobleza Muisca. El hecho de que ambos personajes fueron a la vez mestizos, cosmopolitas, bilingües y alfabetos generó una serie de tensiones dentro de las comunidades de Tunja y Santafé. La preocupación que estos individuos presentaron a los grupos españoles circulaba en torno a la incapacidad de fijar en el mapa social a este nuevo tipo de liderazgos, nacidos de la mezcla entre indios nobles y conquistadores españoles, cristianos-mestizos e indígenas-idólatras.

El capítulo quinto, desde una mirada ampliamente crítica, analiza las clásicas aproximaciones epistemológicas respecto a la construcción de identidad por medio de elementos fisionómicos, teniendo en cuenta el color de piel como factor central de estudio. En tal sentido, Rappaport intenta superar la categoría de "pigmentocracia" por considerarla limitada a la hora de explicar la construcción de identificadores físicos mutables y, por ende, interpretables situacionalmente. Practicando técnicas etnográficas de "descripción densa"(p. 172) sobre documentos históricos coloniales, se demuestra que las prácticas clasificatorias basadas en marcadores físicos fueron mucho más complejas de lo que sistemas de castas o modelos de ordenamiento pigmentocráticos lograron construir. Por lo mismo, categorías como español, indio o mestizo escaparon a la definición puramente fenotípica, dada su naturaleza contextual y dinámica como elementos de identificación y autorrepresentación sociorracial.

Finalmente, esta investigación concluye con un análisis crítico sobre la categoría casta, reemplazándola por la de calidad. En esta sustitución, la autora demuestra la rigidez que el sistema de casta imponía sobre las identidades de los sujetos coloniales que comprenden su estudio; al mismo tiempo demuestra cómo el concepto de calidad ofrece mayores alternativas de interpretación, al considerar factores espaciales y temporales que afectaban la constitución de las representaciones y autorrepresentaciones que los sujetos coloniales construían transitoriamente a lo largo de sus vidas. En estos procesos se superponían no sólo factores fenotípicos y de clase, sino también legales, simbólicos, biológicos y de género. De ese modo, la calidad termina estableciendo un sistema performático de representaciones y autorrepresentaciones dentro de las sociedades coloniales hispanoamericanas. Como resultado de esto, Rappaport consigue desafiar con argumentos histórico/antropológicos las relaciones mecánicas entre casta y raza, así como los modelos interpretativos anclados en definiciones estáticas -y en algunos casos anacrónicas- respecto a la construcción de las identidades de los sujetos coloniales en Hispanoamérica.

Al final del libro, la autora incluye un valioso apéndice con breves biografías de los personajes estudiados, separados por capítulos, así como un glosario con los términos coloniales de la época. Este último contribuye a la comprensión de los escenarios etnográficos que se recrean en su narración, haciendo más evidente su interpretación, sobre todo para lectores neófitos en el idioma español y la historia latinoamericana. Por último, las fuentes consultadas varían desde el Archivo General de la Compañía de Jesús(Roma), pasando por el Archivo General de Indias(Sevilla), el Archivo Histórico Nacional(Madrid) hasta el Archivo General de la Nación(Bogotá). Con base en este corpus documental extenso y de naturaleza transnacional, Rappaport fue capaz de tejer entramados etnográficos de actores históricos coloniales periféricos. En el proceso logró desafiar además sistemas de clasificación identitarios contemporáneos penetrando en los espacios intermedios, en aquellos silencios que la historia muchas veces intenta aprehender infructuosamente. El resultado fue este libro de gran riqueza analítica que propone nuevas miradas respecto al tema de la identidad en su dimensión amplia, a la vez que abre preguntas específicas que seguramente antropólogos e historiadores dedicados al estudio del pasado colonial hispanoamericano se deleitarán en intentar responder.