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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.54 Bogotá set./dez. 2014

 

Alzate Piedrahíta, María Victoria, Miguel Ángel Gómez Mendoza y Fernando Romero Loaiza. G. M. Bruño. La edición escolar en Colombia 1900-1930. Bogotá: ECOE, 2012, 220 pp.

Patricia Cardona Z.*

* Profesora asociada al Departamento de Humanidades de la Universidad EAFIT(Colombia). Doctora en Historia por la Universidad de los Andes(Colombia). Miembro del Grupo de Investigación Estudios Culturales(Categoría B en Colciencias). azuluaga@eafit.edu.co

DOI: dx.doi.org/10.7440/histcrit54.2014.13


Los libros escolares en Colombia se han convertido en los últimos años en un terreno fértil de producción académica. Abordados desde diversos enfoques y metodologías, así como en un espectro temporal amplio, su estudio empieza a visibilizar procesos que generalmente pasan desapercibidos por los historiadores. Estudiar los libros de texto permite confrontar "verdades historiográficas" que a menudo son sometidas a la crítica a partir de un análisis minucioso de estas producciones, que facilitan ver el detalle y el funcionamiento de elementos sociales y culturales concretos. Éste es el caso del período político conocido en Colombia como la Regeneración, caracterizado como ultraconservador y retardatario de la modernidad, aspectos que son claramente cuestionables cuando se analizan los libros de textos utilizados, la política editorial y la circulación de libros, que pueden ser a partir de los inventarios escolares, las colecciones privadas y los catálogos de librerías, bibliotecas y editoriales, al igual que en la legislación sobre propiedad intelectual y el registro de la misma en las oficinas del gobierno.

Tradicionalmente se vieron los libros de texto como producciones académicas menores, que, en la mayoría de los casos, fueron consideradas vectores ideológicos con rudimentarios contenidos académicos y disciplinares, responsables, en gran medida, del adoctrinamiento político de las juventudes, como también de la inculcación de modelos educativos, políticos y culturales tradicionales y hasta caducos. Esta mirada, aunque interesante e innovadora en un principio, ha terminado por reducir los análisis de los libros de texto a una condición puramente ideológica, que, en ocasiones, ni siquiera tiene relación alguna con las condiciones de su producción y de su uso. Esta perspectiva, a su vez, ha redundado en una visión reduccionista de los libros escolares, pues se consideran depositarios de unos poderes que deliberadamente modelan el pensamiento, las acciones y las decisiones políticas de los sujetos, quienes inermes se someten al control que condensan sus páginas. No obstante, el estudio cuidadoso de esos libros tiende a contradecir muchos de los lugares comunes que se generalizan en la historiografía colombiana.

En este sentido, el libro que se reseña, G. M. Bruño. La edición escolar en Colombia 1900-1930, del grupo de investigación en Educación y Pedagogía de la Universidad Tecnológica de Pereira, uno de los de mayor trayectoria en el país en el estudio de los libros escolares, consigue debatir algunos de los asuntos más álgidos sobre el presunto carácter retardatario de los libros en cuanto a la formación científica de la Regeneración en Colombia. Evidentemente, el hecho de que el Concordato firmado con la Santa Sede en 1887 favoreciera la llegada de comunidades religiosas al país y el control cultural por parte de la Iglesia católica debe ser tomado con cortapisas y estudiado cuidadosamente para no caer en falsas "verdades", que en realidad poca relación tienen con lo que efectivamente pudo pasar.

La tesis central del texto sostiene que, en contravía de la historiografía tradicional, existió un catolicismo ilustrado en el que los Hermanos Cristianos desempeñaron un papel protagónico, gracias a la enseñanza científica a través de los libros de escolares producidos por los Hermanos Lasallistas, bajo la rúbrica de G.M Bruño. El hermano cristiano G. M Bruño(1834-1916) había sido uno de los más emblemáticos miembros de esta comunidad, reputado por su gran conocimiento de las matemáticas y, especialmente, por su inclinación a enseñarlas de modo didáctico y comprensible; para lograrlo dedicó gran parte de sus esfuerzos a escribir textos destinados a sus cursos, que posteriormente fueron usados en todos los colegios de la comunidad. También fue director general de los Hermanos Cristianos, y quien debió enfrentar el proceso de secularización que en Francia sometió a estas comunidades religiosas al control del Estado.

Los autores, para demostrar su tesis, recurren a la bibliometría y a la descripción de los principales textos de formación científica que llegaron de la mano de los Hermanos Cristianos a los colegios, que crearon y regentaron en el país en un período comprendido entre 1900 y 1930. Esta investigación resulta especialmente enriquecedora, pues, mientras que la mayor parte de los eruditos en libros escolares(manualística, como se le ha llamado) se centran en el estudio de un texto, que se analiza, por lo general, al margen de un conjunto mayor y de condiciones de producción, circulación y uso, este trabajo procura rescatar la importancia de un conjunto de textos que tuvieron como función la incorporación de los elementos fundamentales del saber racional y la formación científica entre las jóvenes generaciones del país. Más allá de destacar el papel de los libros de matemática, biología, física o aritmética, los investigadores procuraron desentrañar todo el sistema de producción, es decir, el complejo circuito que da vida a un libro y que pasa por su escritura, su edición, su impresión y su circulación.

Así, pues, gracias a la pesquisa de archivos franceses, españoles, canadienses y colombianos, los investigadores pudieron reconstruir la intrincada red de producción de textos que logró articular la comunidad de los Hermanos Cristianos, una multinacional que iba de Francia a España, de España a Latinoamérica, y que organizaba su producción en torno a las denominadas "procuradurías", que cumplían la función de sello editorial, allí donde los Hermanos se veían abocados a contratar con editoriales la impresión de los textos para sus colegios. Se trató entonces de una verdadera multinacional con una efectiva dinámica de distribución de los textos, en primera instancia hechos en París y, posteriormente, adoptados o hechos de manera específica para las necesidades educativas de cada uno de los países en los que tenían presencia. Señalan entonces los autores que Bruño no era una editorial en estricto sentido, sino más bien una empresa que dependía de la estructura organizacional de la comunidad de los Hermanos.

La importancia del hermano G. M. Bruño es notable en este texto, no sólo por sus dotes intelectuales y su gran capacidad para verter en textos aparentemente sencillos las más complejas elaboraciones matemáticas, sino también por su influencia en la formación científica impartida en los colegios de los Hermanos Cristianos; puesto que, gracias a su abundante y constante producción, organizó en dicha comunidad un sistema de edición de los libros que habrían de circular en todos sus centros de enseñanza. Nada hay que decir en contra de G. M Bruño, cuya importancia está todavía por ser justipreciada en los países hasta donde llegaron los Hermanos Cristianos; sin embargo, en este aspecto el libro de María Victoria Alzate y el grupo de investigadores que dirige es apologético y carente de una documentación que permita ir más allá de la visión que ha construido la propia Comunidad.

Asimismo, el volumen de información que soporta esta investigación no logra verterse de manera eficiente en el escrito, la bibliometría termina siendo subutilizada, en la medida en que queda reducida a tablas que poca explicación brindan sobre la distribución, la circulación y el uso; de igual manera, poca importancia da a las subsecuentes ediciones, que deberían ser más que una cifra; la comprobación de un sistema de distribución que, seguramente, influyó en la apropiación de la ciencia y la transformación cultural de sectores muy importantes de la sociedad. Y es que no puede ignorarse el papel central que tuvieron los libros de texto en la circulación de saberes y lenguajes "modernos", su papel de mediadores entre el saber producido en el seno de la ciencia y su impartición en las aulas de clase, en donde se formaban alumnos no sólo para la producción y la técnica, sino también para la ciencia.

Lastimosamente, esta investigación, cuidadosa en cuanto a documentación, se queda corta en algunos análisis, probablemente por una razón metodológica, y es que las definiciones y elaboraciones conceptuales se hacen desde afuera o, explicado de manera más clara, se hacen por fuera de los contextos de uso y apropiación. En consecuencia, no se reconstruye el papel real del texto escolar en su contexto de circulación, sino bajo la mirada que de ellos han hecho posteriormente los estudiosos; con lo cual este estudio queda sometido a una suerte de lugar común en relación con una definición como la de libro escolar, texto escolar o manual, además de las diversas tipologías de textos didácticos advertidos por la retórica, la misma que estipulaba espacios, usos y propósitos de cualquier discurso enunciado, fuera este oral o escrito, para doctos o para el vulgo.

Pese a las anotaciones señaladas, se quiere destacar la importancia de investigaciones de este tipo en la historiografía colombiana, la exploración sobre los libros que están en la base de la "memoria colectiva", no sólo por su contenido político, sino porque ellos sentaron las bases para la formación de la ciencia y la tecnología en el país. Se quiere llamar entonces la atención sobre la novedad que proporciona este trabajo, en la medida en que ahonda en un sistema de producción y circulación de libros producidos en el seno de una comunidad religiosa, pero no por ello retardatarios ni en contravía de la formación moderna; incluso, como lo señalan los autores, fueron abanderados en la "conducción de grupos científicos y en la creación de una tradición científica nacional", gracias a la divulgación del saber disciplinar en la educación a través de las ediciones de Bruño y la Editorial Bruño. Trabajos de este tipo ayudan a desembrollar piezas confusas del pasado, haciendo de la aparente simpleza de un texto escolar, un objeto de investigación que abre inmensos horizontes para explicar lo que somos, comprendiendo lo que fuimos.