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Historia Crítica

versão impressa ISSN 0121-1617

hist.crit.  no.60 Bogotá abr./jun. 2016

https://doi.org/10.7440/histcrit60.2016.09 

Anónimo. La catástrofe del Itata. Memorias de un sobreviviente. Coquimbo: Ediciones Universitarias Universidad Católica del Norte, 2014, 127 pp.

Andrés Bianchetti Saavedra, Universidad San Sebastián, Chile*

* Profesor asistente de la Universidad San Sebastián (Chile). Antropólogo de la Universidad Austral de Chile y Magíster en Educación (mención en Pedagogía y Gestión Universitaria) de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Chile). Autor de las reseñas de libros: Javiera Cornejo Rojas, Pablo Gaete Villegas y Luis Aguirre España, Feria de Lota: memoria viva de un mercado popular. Concepción, 2014, 183 pp. Alpha n.° 41 (2015): 305-310, doi: dx.doi.org/10.4067/S0718-22012015000200021, y Marta Silva, La ciencia de maravillarse. Valdivia: Ediciones Kultrun, 2008, 77 pp. Revista de Humanidades n.° 27 (2013): 251-255. abianchettis@docente.uss.cl

DOI: http:// dx.doi.org/10.7440/histcrit60.2016.09


Las catástrofes han sido temáticas recurrentes en los estudios de memoria colectiva desde la historia oral. Pareciera que la nitidez con que se expresan los recuerdos transforma estas situaciones en fenómenos atractivos para los investigadores que han abordado su estudio. Más aún cuando la significancia que han tenido tales sucesos en las vidas de los protagonistas parece haber quedado fijada para siempre en sus recuerdos1. Es así como muchas veces las catástrofes pasan a ser parte de un fenómeno identitario común para quienes directa o indirectamente vivenciaron los acontecimientos. Y desde allí también se suma otra razón para convertirlas en una temática atractiva para los antropólogos, historiadores, sociólogos, entre otros investigadores, que busquen constatar de qué manera la memoria colectiva es una aproximación válida hacia la reconstitución de la historia reciente o del tiempo presente2.

La catástrofe del Itata. Memorias de un sobreviviente es un libro escrito en 1922 por un periodista anónimo en Chile. De su relato sólo era posible encontrar algunos escasos ejemplares en algunos museos, sin embargo un proyecto financiado por el Consejo de la Cultura y las Artes del Gobierno de Chile, a través del Fondo Nacional del Fomento del Libro y la Lectura, permitió la reedición del texto en 2014, con el fin de conservar y difundir parte del patrimonio inmaterial de la región de Coquimbo y del país. Así, pues, como lo señala el profesor y Magíster en Educación Pedro Álvarez Pavez, en el prólogo de la segunda edición del libro, el vapor Itata era un barco mercante que se usaba de manera especial para el transporte de municiones, tropas y animales, que utilizó el Ejército chileno durante la Guerra del Pacífico, un conflicto bélico que involucró a Chile y sus países vecinos de Perú y Bolivia entre 1879 y 1883 (p. 7). Sin embargo, no sería ésta la única trascendencia histórica de aquel buque, por cuanto tuvo un papel importante en la Guerra Civil de 1891 en Chile, al intentar llevar a cabo el transporte de armas desde Estados Unidos para ser puestas a disposición de los revolucionarios contrarios al presidente Balmaceda; un intento que finalmente resultaría frustrado (p. 9). Posteriormente, el buque fue destinado a cumplir funciones de vapor caletero, llegando así al fatídico lunes 22 de agosto de 1922, cuando naufraga en mar chileno, donde fallecieron cerca de 375 personas y sólo 26 lograron finalmente salvar sus vidas (pp. 9-10). Uno de aquellos sobrevivientes que plasmó la historia de aquel naufragio es entonces el autor anónimo del escrito reseñado aquí.

El relato de la reedición del libro conserva el lenguaje original del autor. Aunque fueron agregadas algunas ilustraciones realizadas por el dibujante coquimbano Carlos Carvajal, como también los prólogos del Dr. Jaime Meruane Zumelzu, vicerrector de la sede de Coquimbo de la Universidad Católica del Norte, y del profesor Pedro Álvarez. El resto del libro rescata varios elementos de la primera edición, donde destaca el estilo narrativo del anónimo autor, tanto por el dinamismo como por la variedad que expresa en el lenguaje de la narración. Sin embargo, muchas palabras del español -debido a los cambios culturales y de contexto histórico- han caído en desuso, y en la actualidad no es posible encontrarlas en las conversaciones cotidianas ni tampoco en las tertulias académicas. En el libro se narra la historia del naufragio en detalle, logrando cautivar al lector, por cuanto su texto es dinámico y, más que narrar una tragedia, rescata detalles de reacciones humanas, sucesos e imágenes que convierten su libro en una etnografía del acontecimiento. La capacidad de observación del autor queda expresada de manera clara en sus descripciones: realiza interpretaciones del comportamiento de los pasajeros, marineros, y, sobre todo, es capaz de exponer sensaciones y emociones tanto por la cercanía de quien vive la tragedia como por la distancia necesaria para que un lector externo logre comprenderlas.

La segunda parte del libro expone una serie de entrevistas realizadas en los días posteriores al naufragio, que fueron publicadas tanto en el diario La Unión, que circulaba en la época, como en periódicos locales de la ciudad de Coquimbo (Chile). Estos últimos no son identificados por el autor en su obra. Pero los testimonios de Froilán Vásquez; Bernardo Águila; del sobrecargo Arriagada; del contramaestre Rufino Jordán; del fogonero Ernesto Cancino; de Ismael Ojeda; Zenón Cerda, y Miguel Obrega sí quedan plasmados en esta parte del texto, en la que el lector puede "triangular" las experiencias de los sobrevivientes y comprender las diferentes emociones desde la subjetividad con que cada uno vivenció este drama humano, desde el rol que a cada quien le correspondió asumir en el momento del naufragio. Un tercer apartado expone el modo en que se vivió el duelo en el país. El autor narra cómo en las ciudades de Valparaíso, La Serena y Coquimbo hubo un especial recogimiento fúnebre ante la tragedia y la posterior recepción de los cuerpos que fue posible rescatar.

Por último, en el libro se exponen los documentos oficiales de las comunicaciones que sostuvieron autoridades de la época, principalmente en cuanto a las órdenes que se impartieron durante la tragedia; en este apartado se destaca la polémica en relación con la tardía reacción de auxilio del crucero Chacabuco respecto a los posibles sobrevivientes del naufragio. Por último, el autor reflexiona sobre la importancia histórica del Itata en el contexto de la Guerra Civil de 1891; después de lo cual el lector podría suponer que la historia del buque en sí es también muy interesante de conocer e investigar, por más que el texto profundice y desarrolle, principalmente, el episodio de la tragedia.

Lo anterior, dado el activo rol que tuvo el vapor Itata en el intento de internación de armas desde Estados Unidos, para ser puestas a disposición del grupo opositor al expresidente Balmaceda; operación que finalmente resultó frustrada, debido a las gestiones realizadas por el Gobierno chileno ante las autoridades norteamericanas destinadas a que el Itata fuera obligado a retornar a Estados Unidos, y a desembarcar en este último país las armas que conformaban su carga, con las que había fondeado en el puerto chileno de Iquique. El lector puede apreciar además en la publicación un cablegrama de Balmaceda dirigido al ministro Lazcano, en el que exige la detención del buque, que en ese momento había sido tomado por los revolucionarios y que logró llegar con armas hasta las costas chilenas. También es posible contar con algunos datos del itinerario del buque en esta travesía y de la composición del cargamento de armas y municiones con el que zarpó desde Norteamérica.

Es necesario advertir que a lo largo del libro el lector se encuentra con un relato en el que su autor no expone demasiadas cifras. Curiosamente, son escasas las descripciones de la estructura y composición física del buque en sí. El autor se concentra más bien en las características "medioambientales" del momento, que en detalles físicos significativos del buque o de sus tripulantes, y en algunos pasajes de la narración, el foco de la temática narrada se vuelve difuso. El uso de algunos chilenismos podría desconcertar en ciertos momentos al lector extranjero, aun cuando en términos generales es posible que durante la lectura logre una comprensión global del texto. Más que datos, cifras o detalles -que para más de un investigador pueden resultar importantes-, el texto aporta vivencias y sensaciones del momento de un tiempo pasado revivenciándolas para el lector del presente.

Por otro lado,La catástrofe del Itata. Memorias de un sobreviviente puede considerarse un texto etnográfico de importante valor histórico. Sobre todo si se tiene en cuenta que el año en que fue escrito transforma al anónimo autor en una fuente única. En este sentido, es necesario destacarlo como una referencia relevante para quienes se encuentren interesados en lo que se ha denominado "etnografía retrospectiva", método en el que convergen la Historia y la Antropología Cultural en una relación estrecha y recíproca3. Según las propuestas teóricas de Charles Tilly4, la etnografía retrospectiva supone reconstruir un espacio de vida en el pasado, buscando las mejores equivalencias históricas con respecto a las observaciones que realiza un etnógrafo, para luego utilizar este espacio reconstruido de vida como un contexto para la explicación de una acción colectiva. En el caso de La catástrofe del Itata. Memorias de un sobreviviente estas equivalencias están dadas tanto por el relato del anónimo sobreviviente autor del libro como por las entrevistas que se publican en el texto, convirtiéndolos así en fuentes históricas y etnográficas interesantes, si se considera que los testimonios del pasado no sólo remiten a documentos formales u oficiales, sino también a vivencias cercanas y directas que por uno u otro motivo quedaron escritas para dejar testimonio y nutrir a la investigación académica de información valiosa y confiable.


Comentarios

1 Sobre este tema, puede consultarse: Jaime Hernández, 1960: memorias de un desastre (Valdivia: Imprenta América, 2011), y Alejandro Retamal, "A 50 años del terremoto y tsunami de 1960: testimonios de sucesos, sensaciones y experiencias vividas en la localidad de Maullín, región de Los Lagos, Chile". Nadir: rev.Electron. geogr. austral 3, n. º 2 (2011): 1-12.

2 Véase: Andrea Aravena, "El rol de la memoria colectiva y de la memoria individual en la conversión identitaria mapuche". Estudios Atacameños 26 (2003): 89-96, doi: dx.doi.org/10.4067/S0718-10432003002600010; Nilda Bermudez y Marisol Rodríguez, "La fuente oral en la reconstrucción de la memoria histórica: aporte al documental Memorias del Zulia Petrolero". Revista de Ciencias Sociales 15, n.º 2 (2009): 317-328; Raúl Molina, "Marcas memorables en los relatos Collas de Atacama". Chungará 46, n.º 4 (2014): 669-680, doi: dx.doi.org/10.4067/S0717-73562014000400009

3 Daniel Quiroz. "Balleneros en la niebla: una mirada para etnográfica de la caza de ballenas en Chile". Chungará47,n.° 2(2015): 319-330, doi: dx.doi.org/10.4067/S0717-73562015005000025

4 Charles Tilly, "Anthropology, History and the Annales". Review n.° 1 (1978): 207-213.